Pequeños, suaves y de rozagante color son los labios que su pulgar roza con una devoción y amor que solamente una persona verdaderamente enamorada tiene. La caricia es tierna, suave, tan delicada, que parece estar tocando al objeto más frágil del universo. Y ciertamente, para JaeJoong, YooChun es el ser más frágil del universo.
Él es su universo entero. Desde que chocó con él una ajetreada tarde de trabajo. Ser el hijo del presidente de una compañía de renombre no era sencillo, se esperaba mucho de él. Se le exigía el triple y su padre jamás se mostraba satisfecho. "¿Así piensas ser mi sucesor?" Cada cosa que hiciera, por más buena que fuera, su padre siempre la desacreditaba. "Al menos lo lograste, pero no era lo que esperaba. Sigues dándome resultados mediocres" Su padre humillaba no solo sus logros sino también su esfuerzo, y cuando terminaba de humillarlo, el hombre se iba de la oficina seguido por su séquito de guardias. Y él, movido por el enojo y la impotencia, lanzaba todo al suelo, todo aquello que estuviera a su paso. Incluidas, como esa primera vez, a personas.
"Fíjate por donde vas" Había salido del edificio y caminaba por una banqueta poco transitada extrañamente para la hora que era, aunque eso a él poco le importaba. Cuando colisionó contra un cuerpo que salía de uno de los establecimientos. Su voz fue cruel, su tono severo, su mirada fría. Ni viendo al joven tirado frente a él le conmovió el corazón. Y el único culpable de ese pequeño altercado ahí era él mismo. "Para eso están los ojos" Siguió unos cuantos pasos más sin pretensiones de detenerse a ayudarlo. Sin embargo fue la voz del afectado, de manera suave con un tono tranquilo y cálido, y sin ninguna recriminación en ella, lo que lo hizo detenerse sin proponérselo.
"Lo lamento mucho señor, si pudiera ver lo habría evitado" JaeJoong se giró, viendo como el hombre tanteaba el suelo con ambas manos en busca de un bastón que encontró a unos centímetros de él. ¿Cómo no se dio cuenta? Removido por una repentina culpa, se acercó de nuevo para tenderle una mano, "Idiota" se dijo, puesto era claro que el hombre de rodillas en el suelo no podía verlo. Se inclinó hacia él, y tomándolo por una delgada cintura para tratarse de un hombre, lo ayudó a que terminará de ponerse de pie. El asombro en el rostro ajeno, le pareció de lo más tierno. Tal vez fue porque no esperaba que regresara a ayudarlo. Pero cuando su mirada se encontró con la ida de aquel, la respiración le falló.
Enmarcados por unas rizadas y bonitas pestañas, estaban esos, los ojos más puros, limpios que hubiera visto nunca. Parecían desenfocados. Idos. Distraídos. Como si el ser frente a él permaneciera en una nube de pensamientos distraídos, viviendo en un mundo de ensueño. Le gustó la ternura que pudo vislumbrar en esa apagada mirada por imposible que fuera.
Y su rostro, su rostro era encantador, aun cuando se trataba de un hombre, poseía un rostro encantador; con una nariz pequeña y unos labios de dulce apariencia.
"Soy Kim JaeJoong"
"Yo soy Park YooChun. Gracias por regresar a ayudarme" Pero su sonrisa, fue el toque final para que desde ese momento no pudiera dejar de pensar en él.
Los recuerdos de aquella tarde vinieron como flashes a la mente de JaeJoong. Recordando con vergüenza como lo había tirado al suelo y lo había hecho culpable de haberse caído. Con cariño como YooChun no pareció herido ni resentido con él ante su primer tono brusco y como le perdonó con una amable sonrisa que guarda como a un tesoro en sus memorias. Desde aquella vez habían empezado a crear infinidad de buenos recuerdos juntos, y todos estos asistieron a su mente en forma de película.
Desde entonces, JaeJoong lo había buscado y YooChun siempre lo esperó con una tierna sonrisa en el rostro y una adorable mirada distraída.
Parpadeando, JaeJoong acerca su rostro al hombro del menor que duerme, su placido sueño se ve reflejado en una suave respiración acompasada, acompañada de suaves suspiros escapando por entre sus rosados labios entreabiertos. Ríe un poco, su índice y dedo medio rozan esos labios que se pasa probando a menudo, porque sus arrebatos en contra de ellos son constantes e imposibles de controlar. Los ha de gustado ya tantas mañanas, tantas tardes y tantas noches, y sabe que jamás se conformará. Siempre ansiando palparlos, acariciarlos, amarlos. Su dulce néctar lo revive y le da la fuerza para seguir adelante. Ambos dedos sienten el tibio aliento de vida que emana de ellos. Luego un suspiro envolviéndolos. JaeJoong sonríe al ver como el cuerpo de YooChun se acurruca hacia el calor que desprende el suyo. El menor empieza a respirar por la boca. Y a él le encanta la imagen que proyecta.
Arrimándose más hacia YooChun junta sus labios con los de él. Así sin más. Solo los pega y permanece de esa manera, con los ojos abiertos y mirando el rostro pacifico del menor hasta que, un ronroneo, un bostezo y un tierno movimiento de labios se da a lugar.
"¿Ya amaneció? ¿Qué hora es?" El murmullo choca contra sus cosquilleantes labios. Sus ojos notan pese a la oscuridad de la habitación el abrir de aquellos preciosos ojos de sentimiento distraído y adormilado.
"Es de madrugada. El sol no va a asomarse hasta dentro de cuatro horas" Contesta en medio de uno de sus arrebatos. Sus labios acarician cariñosamente los de YooChun, que reciben a los suyos perezosa y distraídamente. Quizás era ese un mutuo saludo madrugador. Aunque posiblemente son los suyos más enérgicos y activos.
"¿Por qué estás despierto? ¿Has tenido alguna pesadilla con tu padre? ¿Tienes insomnio?" El tono preocupado de YooChun lo derrite y el tacto delicado de sus manos sobre sus mejillas le conmueve hasta lo más hondo de su corazón. YooChun palpa su rostro, lo toca con delicadeza y cariño. Con paciencia delinea con sus yemas cada línea que define su atractiva faz. YooChun sabe que JaeJoong es sumamente atractivo aunque no sea capaz de verlo. Pero su alma, esa que ve más allá... Ha visto lo maravilloso y hermoso que es JaeJoong. Sus dedos bajan a la boca de JaeJoong y acaricia sus labios con la suavidad de un pétalo de rosa. JaeJoong los mueve contra estos, envolviéndolos con su tibio aliento al respirar.
"Estoy despierto porque velaba tu sueño, ese que me robaron tus pequeños ronquidos al no dejarme otra cosa que hacer" Bromea, sonriendo y estrechando su mirada. Una sonrisa que llega hasta sus ojos y que YooChun puede sentir. Sus dedos, de toque tímido y delicado, la delinean.
“Yo no ronco, no mientas” Pasado el momento, un golpe y un leve fruncir de labios por parte del menor, lo hace darle miles de besos mariposas sobre los labios. “¡Yah! ¡No me beses!” Pero él no hace caso a las quejas de YooChun. “¡Yah! ¡Respétame!” JaeJoong se detiene entonces con la mitad de una sonrisa iluminando su rostro.
“Te amo”
YooChun sonríe suavemente, depositando un suave beso sobre sus labios.
“Yo también te amo. Mucho, mucho, muchísimo te amo”
“Y en este momento muero muchísimo por hacerte el amor, Chunnie”
Sigue amando el rubor que adquieren las mejillas de YooChun cada que dice algo como aquello. Su timidez y su vergüenza.
“Pero tengo sueño” Y sus miles de excusas para postergar el encuentro intimo de sus cuerpos.
...