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Illness por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Shingeki no Kyojin pertenecen a Hajime Isayama.

 

 


Capítulo único.

 


 


Illness


 


 


 


Este mocoso cada día está más extraño. Concuerdo en que mi presencia es algo… ‘imponente’ para algunos reclutas, sobre todo para los novatos, y es cierto que llegué a verlo en él algunas veces pero esto es diferente. A penas me ve y sale corriendo, en los pasillos se da la vuelta y se aleja, si estamos en el campo de entrenamiento él me evade con tal precisión que me ha llegado a asombrar; en el comedor él se coloca en una mesa donde siempre está rodeado de sus molestos amigos, evita mis miradas y hasta parece ignorarme.


Tsk, me estoy cansando.


Primero parece como un tonto perro abandonado que me sigue a sol y a sombra, dedicaba su tiempo libre tan solo a esperar fuera de mi oficina o de las reuniones que mantenía con Erwin, la loca cuatro ojos u otros, apenas y me dejaba respirar. Y así como así para de repente. Admito que me desconcierta. Y si mis observaciones son correctas, los demás soldados también se preguntan por el extraño comportamiento del mocoso.


Para aclarar mis ideas me dirijo al bosque, un paseo de práctica para el equipo tridimensional me ayudará a pensar mejor… me ayudará a encontrar la razón por la que me inquieta el comportamiento de este molesto recluta. No debería darle tanta importancia. Con el viento en mi cara espero que mi confusión se desvanezca, y para mi mala suerte, llego a un claro donde el maldito mocoso está sentado, mira la nada, se ve tan concentrado. Desciendo un par de metros alejado de él, me acerco con cuidado de no advertirle de mi presencia, no sé si asombrarme o preocuparme del hecho que no me ha escuchado todavía.


De pie frente a él, con mi sombra cubriéndole, al fin me ve. Se sorprende, dudas invaden sus ojos verde azulados pero luego temor es el que irradia, está a punto de marcharse. Por instinto le detengo con una patada que lo envía al suelo, coloco mi pie en su pecho para evitar que se levante. Suelta un par de ruidos dolorosos y luego se queda quieto, sabe que si intenta moverse no dudaré en golpearlo de nuevo.


Es ahora o nunca.


--¿Por qué estás evitándome? –demando sin rodeos.


El mocoso abre la boca para negarlo, sus facciones lo delatan, presiono mi pie en su pecho para advertirle de decir mentiras. Él parece entender, suspira lo más que la presión en su diafragma le permite y empieza a contar.


--Lo siento Heichou, es solo que descubrí que estoy enfermo y no quiero contagiarlo. –dice sin mirarme a los ojos.


--¿Enfermo? ¿A caso no has ido por tratamiento con la cuatro ojos? ¿Por qué no lo ha mencionado? –insisto.


--Según me informaron, no es una enfermedad exactamente. –dijo con confusión.


--Habla claro, estás o no enfermo? –su titubeo me molesta, cómo es que no está seguro de algo como su propia salud.


--Los chequeo físicos no muestran nada, no hay algo en lo que pueda basar ‘mi enfermedad’, sin embargo, algunas veces siento algo muy extraño en mí. –ante mi mirada fija y silencio, continúa –Es solo que, mi corazón late con intensidad, siento fiebre, se me entumecen las manos, se me seca la garganta y mi estómago hormiguea. Algunas veces, solo suceden algunos de estos síntomas, otras veces se presentan todos juntos y no sé cómo reaccionar.


>>Temo forzar mi transformación en titán cada que me siento así. Además, si contagio a Heichou… no me sentiría nada bien. –terminó de contar.


--¿Cómo puedes decir que tienes todos esos síntomas y al mismo tiempo no tener ninguna enfermedad según la cuatro ojos? –cuestioné con sospecha, esa loca me tendrá que escuchar.


--Hanji dijo que mis ‘síntomas’ eran algo común a mi edad, dijo que no debía preocuparme ya que no es contagiosa. Al menos no para todas esas personas que me rodean y que no las provocan. –dijo tratando de recordar las palabras exactas de la loca.


--¿’Personas que los provocan’? –algo no encaja.


--Hai. Mis síntomas tan solo se manifiestan con una sola persona por lo que he descubierto. –mencionó algo apenado.


--¿Quién? –había que corregir esto.


--Bueno, Heichou… es… usted. –su voz se volvió susurro casi se me escapan sus palaras.


--¿Qué? –no pude evitar preguntar.


--Desde que me di cuenta de estos síntomas y que comprobé que tan solo se manifiestan al estar cerca de usted… he estado tratando de mantener distancia para no contagiarlo… he estado esperando que disminuyan pero, tan solo ha aumentado la intensidad. –suspiró –Ya no sé qué hacer.


--…¿Cuáles dijiste que eran los ‘síntomas’? –si es lo que estoy pensando… ¿cómo es posible que el mocoso no se dé cuenta?… ¿cómo es que yo no me di cuenta?


--Presión alta, fiebre, entumecimiento, hormigueo y garganta reseca. –contestó con la esperanza que yo conociera su ‘enfermedad’.


Rayos, me siento patético. Me siento apenado. Me siento… feliz.


--Si lo dices de esa manera, en verdad parecen síntomas de una enfermedad. Eren, responde ¿Alguna vez habías experimentado esos ‘síntomas’ antes? ¿Con alguna amiga o amigo? Quizá no todos al mismo tiempo, tan solo uno o dos. –debía asegurarme que no me estaba tomando el pelo.


Eren se quedó en silencio, miraba las nubes pasar, estaba perdido en sus memorias. Fruncía el ceño de vez en cuando, su mirada se entristecía algunas veces… y ahí está, parece que ya recordó algo similar pues por su mirada parece que ha ‘descubierto’ algo. Sus mejillas se encienden y parece decidido a no apartar su mirada del cielo.


--¿Y bien? –demando.


--Es… he, bueno, verá… en realidad… Heichou… –volví a presionar mi pie en su pecho para recordarle que estoy esperando una respuesta –… una vez, cuando era niño, Mikasa preguntó a mamá que cómo una persona sabía que quería pasar el resto de su vida con otra persona, así como mis padres y como los suyos, mamá dijo que eso no se sabía en un solo instante… dijo que conoceríamos a muchas personas, dijo que con algunas nos sentiríamos seguros, con otros inquietos y con otros un poco de todo… dijo que con el tiempo que conozcamos a una persona, empezaríamos a actuar diferente, dijo que algunas veces sentiríamos mariposas en el estómago, que sentiríamos que nos faltara la respiración o que el corazón aceleraría su palpitar, dijo que las manos nos sudarían o que se sentirían frías por la necesidad de tocar a esa persona. Dijo que nos sucedería todo tipo de cosas… al encontrar algo tan bello como el amor. –terminó de decir.


Permanecimos en silencio por algún tiempo. Controlando nuestras respiraciones, colocando en orden los pensamientos, cayendo en cuenta que Eren acaba de declarar sus sentimientos por mí. Maldito chiquillo, siempre complicando mi vida… dándole sentido.


--Vamos Eren, tienes mucho que aprender de ‘tu enfermedad’. –dije mientras le ayudaba a levantarse.


De una certera patada, le hice quedar de rodillas, callé sus protestas y cualquier otra expresión de dolor al sellar sus labios con los míos.


 


 


 


Fin.


 

Notas finales:

Gracias por leer.


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