La aldea de Konoha, tan pintoresca como antaño, se llena cada vez más de casas nuevas, incluso las murallas alrededor han sido recorridas unos metros para abastecer el espacio, han pasado alrededor de diez años desde la última guerra, las naciones se encuentran en una paz casi inquebrantable, no es de extrañar que las generaciones jóvenes holgazaneen un poco, era bien conocido que desde el jueves de cada semana hasta el domingo en la madrugada se abarrotaran de shinobi los bares y cantinas de la aldea, cosa que si fuera sabida por otras aldeas y se encontraran en tiempos difíciles, sería blanco perfecto para una invasión, no es como si todo el mundo llenara esos lugares, pero gran parte de los ninja entre los 20 a 40 años se encontraban disfrutando de las bebidas embriagantes, algo de vergüenza debería provocar, pero después de todo era época de paz.
Como todos los viernes una generación en particular se reunía, destacados como los héroes de la más reciente guerra, ya no eran unos adolescentes, en sus semblantes se hacían notar los años y la experiencia, incluso algunos ya eran maestros de equipos de Gennin, sus edades oscilaban entre los 25 a los 27 años, rentaban siempre la misma área privada para comentar acerca de sus nuevas misiones y su vida en general, todo un ritual para mantenerse unidos después de tanto tiempo, después de la segunda copa el ambiente recreaba la sensación de regreso a la adolescencia en donde no importaba nada más que divertirse.
-Nee, ya vamos casi por la segunda ronda y Shikamaru y Naruto aún no llegan –mencionó un castaño con marcas rojas en sus mejillas.
-No tardarán –habló una rubia de coleta alta- Shikamaru tenía una junta con la Hokage y Naruto algo debía ver con una misión –le restó importancia con la mano.
-Siempre tan informada –alzó una ceja mirándola con ironía.
-Cállate Sakura –se sonrojó.
-¿Quién lo diría? –seguía molestando a su amiga.
-¡Si dices algo más te mataré! –se le fue enzima.
-¡Guarden silencio, escandalosas! –exclamó ya arto de la situación.
-Sasuke-kun, lo que tú tienes se llama abstinencia –le señaló la rubia acusadoramente- no es mi problema que no puedas tomar una sola gota de alcohol sin Naruto cerca –se encogió de hombros, mientras una vena se saltaba en la frente del otro.
Durante un tiempo, era bien sabido entre las kunoichi que si había una fiesta se debían sentar a un lado del Uchiha si querían un ligue seguro, ya que después de unas copas se comportaba extremadamente meloso, llevándose a la cama a quien se dejara, varias habían pasado por sus sabanas, hasta que entre todos los chicos llegaron a una solución, no podían permitirle al de cabellera negra quedarse con todas las chicas, por lo que comenzaron a sentarse a su alrededor para impedirle a las féminas que se le acercaran, cosa que en su momento molestó al aludido, provocando hablara de manera impertinente queriendo ocasionar problemas, lo que nadie contaba es que al final Naruto resultara ser su “santo remedio”, puesto que cuando este se sentaba a un lado de él, el fiero Uchiha pasaba a ser un mimado cachorro, todos ignoraban esta extraña situación con tal de que Sasuke se comportara dentro de lo normal, por lo que tenía estrictamente prohibido tomar alcohol sino fuera en su presencia.
-¡Ino! –le reclamó la de cabello rosa.
-Es la verdad –aseguró ya un poco pasada de copas.
-Chicas ya dejen a Sasuke en paz, hay mucha comida aun en la mesa –invitó el más corpulento del grupo, llevándose un bocado de barbacoa a la boca.
-¡Es verdad! ¡No deberían desperdiciar su…! -Pero el de cejas pobladas es interrumpido.
-Solo lo dicen porque no beben –les mira de manera inquisidora una castaña con peinado oriental, llevando a sus labios un poco de Sake.
-Disculpen la tardanza –sonríe pasando por debajo de las banderas de la entrada.
-¡Llegaste tarde idiota! –gruñe.
-Está bien, está bien –intercede a una mesera- por favor traiga dos botellas de sake más.
-Qué bueno que llegaste –suspira Inuzuka- tu noviecito estaba insoportable…
-¿Noviecito?... –una gota baja por su sien debido al comentario a la vez que se sentaba.
-Sí, ya sabes, intimidando a todo el mundo con su rinnegan….
-¡Teme! –voltea a verlo- no deberías malgastar tu chakra –frunce el ceño, ignorando la cara de Kiba que decía “¿Ósea que no te importa que nos pase con tal de que el príncipe no se malgaste?”.
-Tú tienes la culpa –murmuró encaprichado con las mejillas sonrojadas.
-Espera… -le quita la botella de sake- ¡Pero si apenas la han traído! ¡¿Es que acaso te la tomaste a pecho?!
-De hecho tomó la mía… -soltó Shino siendo ignorado.
Todos en el lugar suspiraron con una gota en sus cabezas, ese dúo ya empezaba otra épica pelea por una tontería, Naruto era toda rectitud ante temas morales (mientras no se metieran con sus jutsus y el placer de las aguas termales), por otra parte a Sasuke le importaba poco lo que pensaran los demás ante su recientemente descubierta promiscuidad, además de su gusto por la bebida y el tabaco, a pesar de ser siempre responsable, durante las reuniones el Uchiha era otra cosa, pero había un secreto, algo que esa generación sospechaba, al parecer desde que Sasuke había sido interceptado por el rubio en cualquier lugar que mezclara noche y alcohol, el dueño del Sharingan no se había acostado con nadie, el Uzumaki negaba saber al respecto, mientras que preguntarle al aludido era casi un suicidio, las kunoichi no sabían nada, ni siquiera Sakura tan cercana a ellos podía descifrar aquello (aunque parecía encubrir muy bien la situación), quizás había algo que Naruto no quería decir, el fiel guardián que controlaba la correa de la bestia Uchiha.
-Naruto… eres un idiota… -se recarga en su hombro ya bastante ebrio, restregándose cual gato en sus ropas.
-¿Sabes? No ha pasado ni una hora desde que llegué –suspiró decepcionado.
-Quiero un cigarro… -balbuceó buscando algo en su chaqueta.
-En tu estado podrías quemarte con él… -le regañó.
-Tks… -chasqueó la lengua- no tengo… -intenta pararse.
-¡Espera! –lo detiene- ni siquiera puedes ponerte de pie, por dios, no me he terminado mi trago y ya estas así… -vio a sus compañeros pidiendo ayuda, en ese momento sintió una lengua detrás de su oreja que lo hizo estremecer- idiota –murmuró sonrojado.
-Vamos por cigarros –le sonrió con una mirada difícil de descifrar para los demás, pero muy directa para él.
-Tch… -le regresó una mirada de advertencia- chicos, creo que Sasuke se está poniendo impertinente más temprano de lo común –mencionó lo suficientemente alto para que todos escucharan- creo que lo llevaré a su casa…
-Vamos Naruto, quédate más tiempo –animó Kiba.
-Es verdad, hace tiempo no estábamos todos libres –sonrió una despreocupada Hyuuga.
-Lo sé, pero este bastardo no me dejará en paz –sonrió nervioso cuando una mano por debajo de la mesa le apretó el muslo, la apartó- así que nos vamos yendo… -se incorporó con cuidado cargando al otro de un costado.
El camino había sido un martirio ¿La casa de Sasuke tenía que estar tan lejos? ¿Quizás parecía más alejada que de costumbre?¿Tal vez Sasuke lo fastidiaba con un genjutsu? Había muchas razones para llegar pronto a ese lugar, no había vuelta atrás, no podía seguir ignorando esas miradas y toques (a pesar que sólo habían sido cuarenta minutos, pero unos muy intensos), aquel extraño olor a colonia, alcohol y tabaco, este verano era muy caluroso, aún más que el del año pasado, comenzaba a sudar, debía llegar inmediatamente, casi brincaba por los techos de la desesperación.
La puerta se cerró tras ellos en cuanto llegaron, pisadas desordenadas se escucharon resonar en el piso de madera, el desequilibrio les atacó debido al alcohol cuando quitaban sus sandalias, golpes en la pared al acorralarse el uno al otro intentando fundirse, respiración cortada mezclándose, un camino de ropa tirada en el suelo guiaba a la habitación, una banda ninja resplandeciendo por la luna en el buró, una lengua con sabor a sake, unos labios con olor a cigarrillo, sudor dejando su halo de luz en marcados músculos por la luz que entraba por la ventana, el sonido de una cama crujir con un marcado ritmo, gemidos, suspiros, arañazos en la espalda, marcas en el cuello, en las caderas, en el pecho, sabanas revueltas, maldiciones, temblores, sacudidas, palabras bonitas, palabras tontas, mordidas, movimientos bruscos, gritos agudos, fluidos.
*.*.*.*
¿Cómo habían terminado así? Bien, pues al principio todo había sido un mal entendido, un accidente, Naruto se había sentado a su lado solo porque era a quien le tocaba custodiarlo esa vez, pero después de unas copas de sake, Sasuke se preguntó cómo sería hacerlo con un hombre, ya tenía poco más de un mes sin sexo, no porque no hubiese querido, ¡No había tenido tiempo! Entre las misiones y sus soldados a cada costado impidiéndole divertirse un poco, no es que el rubio le pareciera atractivo o llevara años enamorado de él, solo sabía que si se le insinuaba lo suficiente este no se negaría ¿Cómo lo sabía? Simple intuición, pero realmente nunca pensó hacerlo, solo había sido una idea volátil en su mente por culpa del alcohol, eso había pensado. En la mañana siguiente, como era costumbre había un bulto en sus sabanas, suspiró desganado esperando que no fuera otra de las tipas que querían matrimonio a como diera lugar, volteó encontrándose una cabellera rubia otra vez, quizás estar tanto tiempo expuesto al patético jutsu de su amigo le había provocado estragos en su mente, especialmente en sus gustos por las mujeres, comenzó a vestirse pensando cual sería la mejor frase para terminar con las ilusiones de la chica, quizás dándole la mínima importancia al asunto como siempre, sí, eso haría, podría ser algo genérico, pero funcionaba.
-Será mejor que te vayas –sugirió lo suficientemente alto para que la otra persona despertara.
-Mmm… -se revolvió- buenos días Sasuke…
-¡!... –un escalofrío recorrió su cuerpo erizándole la piel, volteó lentamente cual muñeca de cuerda- ¡¿Queeee?! –se resbaló cayendo de sentón- ¡Agh! –Dolía horrores, palideció temblando ligeramente- no me digas que…
-Incluso me dijiste que me amabas –mencionó con exagerados ojos de borrego a medio morir, fingió sentirse ofendido porque no recordara los hechos, rio divertido ante la expresión traumatizada del Uchiha- estabas moviéndote demasiado cuando te llevaba en la espalda y caíste casi en la entrada de tu casa –se encogió de hombros.
-L-la ropa… -insistió desesperadamente por una explicación.
-¿Hubieras preferido que te dejara la ropa apestosa a licor y tabaco?
-La cama… -Buscaba una salida a lo que su mente malpensaba la situación.
-Estaba exhausto como para ir a mi casa desde aquí –le restó importancia- será mejor que tomes un baño, apestas –le vio con desagrado.
-V-ve tu primero… -se tomó la cabeza intentando asimilar la situación.
-Está bien… -se incorporó yendo hacia la puerta para tomar un baño.
-Solo ten cuidado con… -pero al levantar su rostro se topó con la espalda del ojiazul llena de marcas y aruñazos, tapó su boca conmocionado.
-¿Qué me decías?... –se volteó como el que no sabe nada.
-Me… me mentiste… -el color de su cara terminó por abandonarlo.