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Mi Nueva Familia por Pucca

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Notas del fanfic:

kuroko no basket no me pertenece

Notas del capitulo:

disfruten ;D

Era extraño, incluso inaudito como su padre se atrevía a darle semejante noticia, estaba enfadado y decepcionado de su progenitor, como se atreva a decirle que había conocido a alguien y quería casarse con esa persona ¿que acaso ya había olvidado a su madre? Pero si apenas dos años que ella se fue para jamás volver.

-no lo acepto padre ¿acaso ya olvidaste a madre tan pronto? ¿Acaso no la querías?- dijo el pequeño pelirrojo de apenas 6 años a su padre.

-no digas eso seijuro, sabes muy bien que yo amaba a tu madre- contesto el hombre de cabellos castaño oscuro y ojos rojos iguales a los de su hijo.

-si enserio dijeras amarla no estarías buscando alguien con quien remplazarla- dijo el niño con su pequeño ceño fruncido.

El hombre le lanzó una mirada de enojo a su hijo, le dolía, el amo y amara siempre a su esposa, su hermosa shiori, maldecía a esa enfermedad por habérsela llevado.

Shiori Akashi, una hermosa mujer de lacios cabellos pelirrojos y hermosos ojos dorados, la cual desgraciadamente dejo este mundo con apenas 25 años cuando no pudo ganar la batalla contra el cáncer de pulmón, los tratamientos no pudieron hacer nada por ella; dejando solos a su esposo e hijo el cual apenas contaba con 4 años.

Masaomi se sentía devastado, tanto, que se refugió en el trabajo  para olvidar su dolor, dejando desamparado a su hijo el cual necesitaba el apoyo de su padre ahora más que nunca, pero solo recibía palabras duras de su padre, que tenía que esforzarse más en la escuela, que tenía que ser el mejor, diciéndole con palabras y miradas frías que un Akashi siempre tiene que ser mejor que los demás.

-quiero que lo conozcas- el pequeño se confundió ¿acaso su padre se refería a un hombre?

-¿conocerlo? ¿Acaso es un hombre?-

-es un doncel-

-eso no quiere decir que deja de ser hombre padre- dijo el niño aún más enfadado que antes, su padre aparte de remplazar a su madre quería hacerlo no con una mujer si no con un hombre, ¡esto era el colmo!

-¡basta seijuro! Sigo siendo tu padre así que tienes que respetarme- dijo el hombre llegando a su límite con su hijo, el cual se encogió un poco en el sillón donde se encontraba sentado por el grito de su progenitor.

-su nombre es Furihata Kouki y vendrá a la mansión en dos semanas a conocerte, más vale que te comportes.- el hombre salió de la grande y hermosa sala dejando a su hijo solo.

-mama… te extraño.- dijo subiendo sus piernitas a su pecho y apretándolas con su cabeza sobre estas, dejando salir unas cuantas lágrimas.


Ya habían pasado las dos semanas y seijuro no estaba muy feliz que digamos, le pregunto a su padre como era el doncel y su padre le describió con una pequeña sonrisa que era una persona encantadora. El pequeño estaba sorprendido, jamás había vuelto a ver aparecer esa sonrisa en el rostro de su padre desde que su madre murió, pare ser que ese chico se había ganado una parte en el corazón de su padre muy rápido.

Su padre le conto que el doncel tenía 19 años y estaba estudiando la carrera de veterinario, eso le sorprendió y le agrado un poco, a él le gustaba los animales sobre todo los caballos, de echo su familia tenía un establo donde tenían a varios caballos de sangre pura, un día le comento a su padre que le enseñara a montar a caballo alguna vez, pero masaomi solo le dijo que dejara de pedir tonterías y que mejorara en sus clases de violín dejando al niño entristecido. Se estaba preparando en su habitación para conocer a la pareja de su padre, se puso unos pantaloncitos color gris oscuro que le quedaba hasta las rodillas, una camisa blanca manga larga con un suéter sin mangas enzima color gris claro y por ultimo unos zapatitos color negro con calcetas azul marino.

-adelante- respondió al toque de la puerta.

-amo seijuro, su padre quiere su presencia en el jardín-

-ahora bajo tanaka-san gracias- el mayordomo asintió y salió serrando la puerta tras de sí.

El pequeño suspiro y se preparó mentalmente para lo que venía, no podía hacer nada en contra de todo esto y lo sabía perfectamente, aunque aun así le dejaría bien en claro a esa persona que sería el esposo y todo de su padre, pero que nunca ocuparía el lugar de su madre.

Salió de su habitación y se encamino al jardín de la mansión, el jardín era grande con un hermoso campo de flores de diferentes especies y grandes árboles de sakura adornabas dando un hermoso contraste con el pequeño lago que tenían.

Paso la puerta de cristal para salir al jardín y debajo de un árbol de flores amarillas pudo distinguir la pequeña mesa para tomar él te, en donde su madre siempre se sentaba para leer un libro o tan solo relajarse.

La mesa era hermosa, estaba hecha de cristal y se podían sentar cuatro personas a comer pastel y café a platicar o tan solo relajarse. Cuando llego en donde se encontraba la pareja, solo pudo ver la ancha espalda de su padre la cual cubría al doncel de que pudiera vero.

El varón se dio cuenta de su hijo y rápidamente se levantó para presentarlo.

-seijuro, quiero presentarte a kouki me prometido- Masaomi se quitó delante de su hijo y dejo ver a un doncel muy lindo pero algo simple, tenía el cabello castaño más claro que su padre, era de cuerpo pequeño y se veía delicado, sus ojos eran color chocolate y tenía las pestañas espesas y largas dándole una vista adorable a sus ojos, pero lo que le llamo más la atención, es que parecía nervioso y su cuerpo  tiritaba un poco, como si tuviera frio.

“parece un perrito” pensó el niño divertido.

-mu-mucho gu-gusto- dijo el castaño con nerviosismo.

-mucho gusto- contesto el saludo de vuelta de manera simple y fría.

En el transcurso del almuerzo seijuro no dijo ni comento nada, solo hablaba cuando su padre le preguntaba cosas, el pelirrojo estaba más interesado en saber más cosas de su madrasta, el cual contestaba a cada cosa que su padre le contaba, platicaban como si se conocieran de toda la vida.

El teléfono de masaomi sonó y se disculpó para ir a contestar.

-tengo que disculparme por no pasar el resto de la tarde con ustedes, pero surgió un problema en la oficina y tengo que irme. Kouki si llego tarde la servidumbre les avisara cuando la cena este lista y si no llego a la hora de dormir dile a tanaka que te guie a mi habitación.-

El doncel solo asintió, se paró de su asiento colocándose enfrente de su novio con las mejillas coloradas cerrando los ojos y parando los labios en pico en busca de un beso, el cual no tardo mucho el llegar, dejándolo con un sonrojo hasta las orejas, realmente estaba enamorado de ese hombre.

-por favor no te excedas en el trabajo-

-no lo are, nos vemos más tarde-

-¿sabes que aunque te cases con el nunca ocuparas el lugar de mi madre?-

El castaño volteo a ver al niño y solo suspiro bajando la mirada, lo sabía perfectamente y dolía recordarlo.

 

Conoció a masaomi cuando casi lo atropella con su auto último modelo, había salido de la universidad una hora antes porque les avisaron de que se aproximaba una tormenta eléctrica, así que decidieron enviar a todos los estudiantes a sus casa, desgraciadamente cuando el castaño salió de la escuela ya estaba empezando a lloviznar, salió corriendo para no mojarse tanto y no mojar sus libros, pero al momento de cruzar una calle no se fijó que la señal estaba en verde y apenas puso tres pasos en la calles, un auto freno justo a 10 centímetros de él asiendo que del susto callera de culo al piso cayendo en charco.

-¡¿Qué acaso eres imbécil para no fijarte al cruzar la calle mocoso?!-

El castaño entre la lluvia pudo ver a un hombre de no más de 28 años, alto, de cabello café y unos bonitos ojos color rojo cereza, su cuerpo era fornido y entre el traje el cual no tenía ni una gota de agua ya que el hombre tenía un paraguas, se notaba que estaba bien trabajo, se sonrojo de solo pensarlo. Intento levantarse pero al momento en que lo hiso, sus piernas flaquearon y cayó al piso nuevamente asiendo un chillido de dolor.

El hombre al verlo que no podía parar frunció el ceño, ahora tenía que ocuparse de un mocoso estúpido que no sabía cruzar la calle. Miro de nuevo al muchacho, si quisiera lo hubiera dejado hay en la lluvia e irse sin remordimiento alguno, pero cuando vio esos ojos chocolates, la idea de llevarlo a un hospital y saber que estaba bien no le parecía tan malo.

-¿eres un doncel?-

-s-si-

-bien, eso facilitara las cosas- tomo al doncel de las piernas y de su espalda cargándolo al estilo nupcial.

-disculpe, p-pero no tiene que hacer esto-

-guarda silencio mocoso- dije el varón subiendo al doncel en la parte trasera de su auto, le sorprendía lo ligero que era.

Llegaron al hospital y les dijeron que el castaño tenía el tobillo falseado y que por el susto que avía pasado sus piernas no querían responder, pero que en lo general está perfectamente.

-l-le pagare todo los gastos del hospital-

-no te preocupes por eso-

El varón enserio estaba intrigado por ese doncel, y viéndolo bien… era lindo, tenían un toque adorable que te hacia que te lo quedaran viendo un buen rato sin pestañar.

-te llevare a tu casa-

El castaño iba a protestar pero se calló al sentirse cargado de nuevo por el de mayor tamaño.

Masaomi lo dejo en un complejo de apartamentos de la zona “pobre” o de bajos recursos como él les llamaba, justo cuando el castaño estaba a punto de bajar, fue sujetado del brazo y una tarjetita apareció enfrente de el con un número de teléfono y un nombre.

-por alguna razón me intrigas, este es mi número de teléfono quiero que me llames para que tomemos un café-

Después de eso, pasaron tres semanas y el castaño por fin se decidió a invitarlo, realmente le había gustado ese hombre, lo sito en una cafetería sencilla justo cuando masaomi entro por la puerta se llevó las miradas de todos los comensales, después de todo, quien no voltearía a ver a un varón con ese atractivo y ese traje caro que le quedaba justo a la medida. Platicaron de trivialidades, al principio fue algo incómodo, pero por suerte el ambiente se iba relajando y tenían más confianza en la plática.

Fue ocho meses después que el castaño se declaró a masaomi mientras se encontraban almorzando en un restaurante familiar cerca de su universidad. Kouki se sorprendió cuando masaomi tomo suavemente su mano y besándole los nudillos, diciéndole que el sentía lo mismo. No cabía de felicidad, la persona que amaba le decía que lo quería y que si quería ser su pareja.

Ese día el castaño había invitado a su novio a su departamento, y primero eran unos besos inocentes que pasaron a unos más salvajes terminando con un castaño en la posición de cuatro recibiendo las salvajes envestidas de su novio en el sofá de su pequeña sala.

-ah… ¡AH! Mmm si-sigue ah Masaomi-

Kouki se balanceaba adelante y hacia atrás con las fuertes penetraciones que le daba el mayor.

El mayor volteo a kouki poniéndolo en la posición del misionero abriéndole más  las piernas arremetiendo con fuerza, hace tiempo que no se sentía tan bien, había tenido amantes para desahogarse de tanto trabajo, pero ninguna le había satisfecho como lo estaba haciendo ese pequeño doncel debajo de él.

-s-se siente t-tan b-bien…mmm ¡ah!-

Se la habían pasado todo el día haciendo el amor, prácticamente se recorrieron el departamento entero en cada posición que podían. El castaño sabía que masaomi era ya una persona experimentada en todo lo que a sexo se refería, pero no pensó que tanto, dios había acabado agitado.

Transcurrió un año y masaomi le había propuesto matrimonio, por supuesto que el castaño acepto después de todo amaba a ese hombre con toda su alma. Kouki sabía que masaomi había estado casado y que tenía un hijo, él no tenía problema con ello adoraría ese niño como si fuera suyo, claro que cuando le dijo que lo iba a conocer, se puso nervioso que tal y si el niño no lo quería, no, él iba a hacer un esfuerzo por masaomi  y aria que el niño lo quisiese tal vez no como a su difunta madre pero si como a su papi, se encargaría de darle todo el amor que el pequeño perdió cuando su madre se fue. Estaba decidido.

 

 

El pelirrojo seguía viendo al castaño, serio y frio.

-lo sé, pero yo enserio lo amo. Seijuro, yo no quiero remplazar a tu madre, sé que ella fue y siempre sea la señora de esta casa y sé que tu padre aun la ama y por supuesto tú también, pero quiero que me des una oportunidad, déjame darte todo el amor que tu madre no pudo darte, déjame que los tres nos convirtamos en una familia feliz. Amo a tu padre y sé que él no me amara como amo a tu madre y estoy de acuerdo con ello… así que por favor ¿me darás una oportunidad?-

El niño se estaba impresionado, el doncel prácticamente le estaba pidiendo que le diera la oportunidad de que se convirtieran en una familia feliz. Seijuro pensó que kouki seria de esas personas superficiales que solo se había metido con su padre por dinero, pero resulto ser todo lo contrario, podía ver en esos ojos chocolate toda la sinceridad de sus palabras, lo medito y tal vez no sería tan malo  darle una oportunidad al castaño.

-está bien, te daré una oportunidad y espero y no la desperdicies-

El castaño estaba tan feliz que sin pensarlo, cargo al niño y lo apretó contra su pecho suavemente.

-No te arrepentirás- le dijo con una gran y enorme sonrisa, mientras que unas pequeñas lagrimas rodaban por sus mejillas.

El pelirrojo se sobre exalto cuando lo cargo y lo pego a su pecho, pero por alguna razón el escuchar el latido del corazón del doncel lo tranquilizaba.

 

En un pestañeo habían pasado ya cuatro meses y la boda seria esa noche, la boda se realizaría en la mansión la cual fue decorada con rosas blancas, rojas y tulipanes (las flores favoritas de kouki), todo se veía muy bello y sobre todo elegante. Seijuro salió de la habitación en donde su padre se estaba arreglando, traía puesto un traje negro con una camisa roja que combinaba  con sus ojos, no llevaba corbata y traía el cabello revuelto, dándole un aire salvaje y atractivo.

Llego a la habitación en donde kouki se estaba arreglando, toco la puerta y cuando escucho el “adelante”, paso serrando tras de sí.

Kouki se veía realmente hermoso con su traje blanco, el cual asentaba mucho sus curvas, su pelo normalmente era lacio, pero ahora lo traía entre ondulado dándole un aspecto sensual a los ojos de cualquiera.

-seijuro, te vez muy lindo- dijo mirando al que sería su hijastro el cual llevaba puesto unos pantaloncitos hasta la rodilla color negro, una camisa blanca de abotonas y su chaleco abotonado.

-tú también te vez bonito-

-gracias cariño-

-en diez minutos tienes que estar bajar ya-

-lo sé, estoy nervioso-

-no tienes que estarlo, después de todo papa te quiere-

-corrección nos quiere a ambos- dijo regalándole una hermosa sonrisa, haciendo avergonzar al niño.

La ceremonia se llevó a cabo en el jardín, seijuro estaba feliz por fin tendría a alguien que le aprecia como hacia su madre, el castaño en esos meses se había ganado el corazón del pequeño pelirrojo.

Kouki estaba tan feliz, se había casado con el amor de su vida, y tenía un hijastro maravilloso no podía pedir más, era realmente feliz.

-¿estás bien kouki?- pregunto el varón a su ahora esposo, abrazándolo por la cintura.

-¡mejor que bien amor!- dijo regalándole una hermosa sonrisa.

-seijuro ven aquí cielo- dijo el doncel a un ahora hijo, cargándolo y dándole un beso en la mejilla.

-nos tomaremos la foto familiar-

La familia Akashi sonrió y salieron perfectamente en la foto, los tres con una gran sonrisa.

Masaomi abrazando a kouki por la cintura y kouki cargando a seijuro, los tres sonriendo.

Sip ahora eran una familia feliz

 

 

 

Notas finales:

Arena ven ami >:v

gracias por leer :D


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