Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más allá de lo mortal. por darkness la reyna siniestra

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, buenos días, tardes o noches. Esta idea me comenzó a rondar por la cabeza luego de ver un video en Facebook sobre algo similar, yo espero que en verdad les guste y si no pues. Los reviews son bien recibidos.

Como saben Saint Seiya no me pertenece, ni ninguno de sus personajes. Ni la canción que aparece entre medio del fic. Ya que es de una banda mexicana llamada Fortaleza y la canción lleva por título Ángel Eterno, la banda esta genial, les recomiendo que la escuchen. La trama… emmm en parte es mía, la otra mitad está inspirada en el video…

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

                                      ::::::::::

Cuando Mu habla estará entre medio de estos puntos.

                                      ::::::::::

Los tipo flashback estarán cuando aparezca este divisor: {+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

Cuando sea un cambio de escena en la actualidad, se verá este divisor [+][+][+][+][+][+][+][+][+]

(En la conversación telefónica se verá entre paréntesis.)

el texto en negritas es la cancion.

Creo que es todo. Así que a leer.

 

 

 

      La soledad mantenía la humilde casa sumida en el silencio de los secretos acontecidos y que solo las viejas paredes sabían. Y de los que muchos sacaban su propia versión.

      Hacía mucho que la vivienda se mantenía en las sombras del rechazo ¿la razón? Pues digamos que… su antiguo morador, murió de amor en el encierro de su desilusión asesina.

 

 

Como poder escapar al tiempo
que jamás termina,
porque un momento es un suspiro
del viento.

 

 

      –Debes dejar de sufrir por ese tipo… él no valía la pena, quizás es lo mejor.  –consolaba su padre sentado en una de las orillas de la cama donde su hermoso hijo moría minuto a minuto.

      –Yo… lo amo… ¿Por qué me hizo esto? Porque me dejo justo el día de la boda… –su voz era rota y susurrante. Shion no encontraba la manera de darle paz a su pequeño, y le dolía su dolor.

 



{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      –¿Este es el lugar que elegiste? –sus ojos viajaban despectivos por el lugar. Era muy poco a su critico parecer.

      –Afrodita… no empieces. –le suplicó su voz, con facciones cansadas. –Mejor ayúdame a instalarme. Después de todo, pasaremos muy buenos momentos aquí. –fue hasta el peli celeste que se mantenía aun en el marco de la puerta de entrada, y estrechándolo en sus brazos, lo besó con sobrada pasión.

::::::::::

      –Hay alguien en mi casa…– despertó de golpe sintiendo movimiento en la que desde hace mucho seria su casa… tuvo miedo.

::::::::::

      –Shaka… me encanta cuando te apasionas así. –sonreía.

      El rubio iba a aportar algo pero el sonido insistente del celular del sueco le interrumpió de manera abrupta. Afrodita salió al exterior y respondió.   

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      –Hijo ¿Estás listo para ir ya a la ceremonia? –Shion entraba a la recamara del peli lila quien sonreía al espejo luciendo radiante mientras su madre Saori le ayudaba a acomodarse el moño en el cuello de la elegante camisa.

      –Claro que si papá. Me siento tan feliz, al fin Shura y yo estaremos juntos. –el menor una vez ya listo, abrazó a sus padres, sintiendo felicidad por unir su vida con el hombre que amaba, pero a la vez triste de dejar a su querida familia.

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      –Amor, debo irme. –comunicaba entrando de nuevo a la casa. Shaka acomodaba unas cajas.

      –¿Quién te llamo?

      –Mi jefa…– resopló. –Ya sabes cómo es Pandora, siempre me llama aun en mis días de descanso.

::::::::::::

      –¿Pandora? Yo escuche Saga…

:::::::::::

      –No interferiré en tu trabajo entonces amor. –lo abrazó como despedida y finalmente lo besó.

      –Te lo agradezco. Vendré mañana en la tarde si puedo.

      –Está bien. También, ve con cuidado. 

      –Así lo hare.

      Shaka vio partir a su prometido en el fino auto azul. Sin percatarse que estaba siendo observado desde su sala.

      –Creo que será mejor que termine de acomodar las cosas en la habitación antes de que se haga de noche.

::::::::::

      –Es muy guapo… –sus ojos se abrieron ante sus pensamientos, sus labios se curvaron en una cálida sonrisa, y sus transparentes mejillas se tiñeron de carmín… que lastima que el rubio no lo pudiera ver.

::::::::::

      Shaka se dedicó a llevar cajas de todos los tamaños a la que sería su habitación en el segundo piso. Había silencio, mucho silencio. Pero a ambos les gustaba así.

      El rubio pasó en ese ritmo por el resto de la tarde, llevando sus pertenencias y subiendo escalones. Pero aquello estaba a punto de pasarle factura; su corazón no estaba bien, y el cansancio había terminado por acrecentar su malestar. Sentía que el aire le faltaba.

     Como pudo llego hasta una pequeña caja blanca, misma que contenía sus medicamentos. Extrajo de ella un pequeño frasco marrón y atropelladamente saco un par de píldoras las que se tragó con aflicción.

::::::::::

      –Su corazón late muy lento. Parece como si poco a poco estuviera muriendo.

::::::::::

      El hindú se relajó sentado en el suelo, regulando su respiración. Apoyó su cabeza en el filo del único sofá en el lugar, cubrió su cara con su antebrazo y sin saber cómo, termino dormido…

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      –Joven, no puedo esperar mucho más. Tengo más parejas a las que unir en matrimonio. –el juez se desesperaba, el novio no llegaba y el novio presente sentía que las lágrimas desbordarían de sus hermosos ojos verdes.

      –Por favor señor juez… yo sé que él vendrá ¡Yo lo sé!

      Las personas invitadas hablaban angustiadas formando un bullicio inentendible. Unos se preguntaban por el español, otros se compadecían del bello peli lila que quería creer que había un motivo ante el retraso de su amado por el que luego todos se reirían con humor… pero eso nunca paso.

      Shion entonces se acercó al pequeño altar con arco de flores donde se encontraba su amado hijo tratando de no romperse en pedazos. Con un extraño sobre en la mano.

      –Hijo…– llamó al borde del llanto. –Shura no vendrá.  –susurro dándole el sobre a Mu que cayó de rodillas ya rendido ante el dolor.

 

 

.{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      –Creo que me quede dormido… –lentamente se ponía de pie del sofá donde el otro yacía sentado acariciándole el largo cabello rubio mientras dormía. Mas ahora solo lo miraba estirarse frente a él.

      Mu sabía que Shaka estaba enfermo del corazón. Sabía que era delicado, y probablemente una emoción fuerte le bastaría a ese hermosos oji azul para morir sin culpa o intención alguna. Pero aunque Mu lo sabía, no bastaba porque Afrodita desconocía aquel estado de su pareja.

 

 

Soy testigo mudo del mundo entero
¿de qué sirve ángel eterno?
si ya no te tengo.

 

 

[][][][][][][][][][]

 

      La ropa en la habitación salía volando sin un destino certero para finalmente terminar sin valor sobre la alfombra color durazno. El calor aumentaba y la lujuria cegaba mordaz.

      –Entonces… ¿te creyó…? Vaya si es iluso.  –besó la blanca piel del cuello contrario mientras sus manos aferraban la estrecha cintura para postrarle sobre la cama.

      –S-si… ¡Ahh Saga! No me muerdas o s-se dará cuent-ahh. –gemía en descontrol antes las caricias recibidas. Bruscas pero excitantes. 

      –Que se dé cuenta… que se dé cuenta de que es un fracasado y que alguien como tú solo puede estar con alguien como yo. –una nueva mordida, una lamida impropia y muchos gemidos más. Ese era el precio que Afrodita tenía a pagar ante la mentira de la que el rubio era víctima, y solo por reputación.

      El rubio era un as en los negocios. Y Afrodita lo sabía, pero a pesar de esto Shaka era una persona sencilla y austera a la que le gustaba lo modesto y lo simple, pues decía que eso lo hacía sentir como en el hogar que nunca tuvo. A pesar de haber vivido con su padre y madre; estos nunca se encontraban en la mansión fría en la que solía aparentar felicidad… como una jaula de oro en la que no podía volar.  

 

 

[+][+][+][+][+][+][+][+][+][+][+]

 

      El tiempo no se molestaba en detenerse en sus pasos marcados. Shaka había trabajado duro en aquella solitaria casa donde nadie quería vivir; pero él se atrevió y no lo lamentaba.

      Mu miraba su hogar maravillado, hace muchos años que no miraba esa casa tan llena de vida como lo estaba ahora y todo gracias a Shaka… Shaka, el bello peli lila había aprendido a compartir su espacio con aquel vivo, incluso había llegado a quererlo tanto que… se había enamorado.

      Él no quería enamorarse, pero no pudo evitarlo. Y Shaka había notado que algo pasaba en su casa ya que en las ventanas que él abría con frecuencia y en los espejos donde solía arreglarse antes de irse a trabajar. Aparecían dibujados corazones o caritas sonrientes. En una ocasión llegó a pensar que se trataba de Afrodita el que hacia aquello cuando se quedaba a dormir con él. Pero eso ocurría aunque el sueco no estuviera.

      Pero a pesar de que el rubio se sintiera tranquilo por su actual modo de vida. Le preocupaba sobremanera el hecho de su enfermedad, misma que comenzaba a complicarse con el correr de los días. Amaba a Afrodita, pero no sabía cómo sería la reacción de este ante su estado de salud.

      Ahora Mu estaba llorando. Mirando la luna llena de la noche desde la ventana del ático. Se sentía triste ante la felicidad que estaba teniendo su amado en el interior de su habitación. No sabía que el peli celeste se encontraba en la casa al estar tan distraído buscando flores en los alrededores para ponerle a Shaka en el pórtico para que las tomara por la mañana al salir.

     Por eso, al terminar de poner cuidadosamente el pequeño ramo de tulipanes rojos sobre la alfombra de la entrada, fue bailando en cada paso que daba hacia el segundo piso, hacia la habitación del rubio para hacerle compañía como en las últimas noches en que se sentaba a su lado en la cama y le sobaba el cabello.

      Pero no contó con lo que vería…

      Shaka, su adorado Shaka estaba sobre Afrodita haciéndole el amor de una manera indescriptible. El sueco gemía sin ataduras, y Shaka daba gemidos más profundos y guturales mientras entraba y salía de ese cuerpo que le hacía perder cualquier ápice de decencia.   

      Mu nunca creyó ver a su amado de esa manera.

      Pero sabía que no podía hacer nada. Él ya estaba muerto, no podía competir con ese hermoso peli celeste que podía dar y sentir calor.

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

Las gotas caían torrenciales desde el cielo gris, golpeando las ventanas y los truenos rompían la calma de los seres. Castigando los nervios de quien estuviera al borde de la locura más abrumadora. La de amar…

      –¿Ya se durmió? –Saori fue al encuentro de su esposo que salía silencioso de la recamara del peli lila.

      –Si… tomo los calmantes y se quedó dormido. –el mayor suspiró con pesadez. –No sé cómo saldrá de esto… nuestro hijo está sufriendo por ese mal hombre que lo ilusionó y lo abandonó sin importarle nada.

      –¿Qué decía esa carta, Shion?

      El peli verde le tendió el sobre ya abierto y arrugado a su esposa. Ella lo tomo en sus manos, saco la carta y  empezó a leer.

 

      Para: Mu Aries.

      De: Shura Capricornio.

      “Quizás te estés preguntando donde estoy. Solo te escribo esto para decirte que solo te utilice para que el verdadero amor de mi vida volviera a mi lado. Yo amo a mi novio Aioria, él es todo lo que siempre quise en una persona. Lamento  decírtelo todo de esta manera pero esto es así. Lamento todo lo que puedas pasar a partir de esto, pero no podía casarme con alguien a quien no amo y nunca amaría. Nunca abríamos sido felices, me hubiera gustado decírtelo antes del día de la boda, pero no tuve tiempo; estoy en otro país ahora y recién hemos llegado con Aioria. Aunque quizá mi forma de actuar y confesar todo este asunto no fue la correcta… yo, lo siento Mu, y espero algún día me perdones.”

       –No… no puedo creerlo… solo utilizo a nuestro pequeño… -sollozó la mujer agobiada por tan acto de egoísmo.

       –Es un chico fuerte, esto no representara nada para él. –sentencio serio el hombre, arrebatando la carta de las manos de su mujer y apretándola con ira.

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      Mu caminaba cabizbajo por los oscuros pasillos de la casa. Las nubes habían tapado la luna, ya no podía verla. Iba en dirección a la entrada de la casa para ver si los tulipanes seguían frescos. Pero al pasar por la cocina algo llamo su atención: Afrodita hablaba por teléfono con su celular.

      –Si… estoy seguro de esto Saga, ya me canse de este tipo. No te negare que es guapo pero es demasiado simple, merezco vivir en un sitio mejor que este. –abrió con desaire la alacena.

      Mu se acercó a Afrodita hasta quedar tras su espalda.

      –(¿Entonces lo dejaras plantado el día de la boda?) –hablaba el griego al otro lado de la línea.

     –Exactamente, no pienso casarme con alguien tan miserable como Shaka Virgo. Y entonces tú y yo estaremos juntos. –rio descaradamente.

      Mu estaba enojado. Ese hombre sin escrúpulos le haría a su amado rubio lo mismo que aquel español le hizo a él hace muchos años atrás. No iba a permitirlo. Con su poder espectral hizo levitar una taza que descansaba sobre la mesa para arrojarla contra la pared cerca del sueco, estrellándose en el acto y haciendo que el peli celeste se girara asustado.

      –(¿Qué fue eso?)

      –N-no lo sé… te llamo mañana, puede ser que Shaka haya despertado.

      –(Esta bien… cuídate.) –y la llamada fue finalizada.

      Afrodita temblaba en las sombras de la cocina, y Mu había cambiado su apariencia a una por demás escalofriante. Su hermoso rostro había sido sustituido por facciones cadavéricas, sus ojos verdes habían desaparecido de sus cuencas y sus carnosos y pálidos labios ahora solo eran una enorme boca de profunda negrura, misma que mostraba unos grandes y aterradores colmillos.

      Sus manos, transformadas ahora en una especie de garras, iban hacia el cuello del sueco que buscaba algún rastro del rubio pero no lo había…

      Tan cerca, un poco más y le quebraría el cuello…

      ¡Click!

      El interruptor de la luz de la cocina fue presionado por el rubio que había bajado al escuchar el rompimiento de la taza en la cocina. Mu desapareció en el acto.   

      –¿Dita? Amor ¿Qué haces aquí? –sonreía el rubio al ver a su pareja. Pero dejo de hacerlo al ver la preocupación en el bello rostro. –¿Qué te ocurre?

      –B-baje a buscar un poco de agua, no prendí la luz, no lo considere necesario… y esa taza voló y choco contra la pared. –narró mirando el objeto hecho añicos en el suelo.

      –Quizá solo se cayó. No te preocupes, mejor vamos a dormir.

      –Está bien…

      Ambos se fueron de la cocina, Shaka apago la luz y fueron en dirección a las escaleras. Afrodita iba tras el rubio aun temeroso, lo que el peli lila aprovecho.

      El pasillo estaba oscuro y Mu saco su brazo desde un cuadro en la pared justo después de que el sueco pasara y con su mano, le halo el cabello fuertemente.

      –¡¡¡Ahhhh!!! –gritó asustando a Shaka en el proceso. Lo que hizo que se exaltara y eso para su corazón no era bueno.

      El hindú empezó a hiperventilar poniendo más nervioso al peli celeste.

      –¡¡¡Shaka!!! ¡Shaka que te pasa! Llamare al hospital… –estaba por marcar el numero en su celular pero el rubio se lo impidió.

      –N-no… mi-mis medi-cinas…

      Mu viendo lo que había provocado se sintió sumamente culpable. Por lo que optó por ir hasta donde el rubio tenía los medicamentos y con rapidez se los llevo al Piscis, arrojándolos a sus pies.

      Afrodita actuó rápido al ver el frasco tirado. Lo tomó y se lo pasó a Shaka ya abierto, este sacó apurado dos píldoras que engulló sin perder tiempo. 

 

 

  [+][+][+][+][+][+][+][+][+][+][+]

      –¿Porque no me habías dicho que estas enfermo?

      Las luces de la sala y de algunos pasillos estaban encendidas. Afrodita estaba sentado en un sofá individual, a su derecha. Shaka en el sillón para tres y a su lado Mu recostado sobre uno de sus hombros mirando al sueco con rabia y recelo.

      –No quería posponer nuestra boda por esto… no me parecía justo para ti.

      –Shaka escúchame…–suspiró. –No creo que sea buena idea unirnos estando tú enfermo.

      –¿¡Por qué dices eso!? –se alteró el rubio. Mu sintió su angustia y su tristeza y su odio por el sueco aumentó.

      –Escucha. Si dices pensar en mí y en lo que sería justo. Entonces creo que esto es lo más justo que puedes hacer por mi Shaka. Lo mejor es que terminemos nuestro compromiso. –fingió pesar el peli celeste.

::::::::::

      –¡Eres una vil alimaña mentirosa y traidora! –vociferó el espíritu iracundo poniéndose de pie frente al sueco.

::::::::::

      –¡Pero si yo te amo Afrodita! –Shaka se desesperó. No quería perderle, aunque pareciera egoísta, no quería estar solo.

      –¡Piensa en mí Shaka! Si me amas, no me vas a condenar a que este contigo cuando estés moribundo. Soy un hombre de mundo y lo sabes.

      Esas palabras le dolieron y calaron profundo tanto en Mu como en Shaka. ¿Por qué las personas eran tan crueles al verse amadas por otros? Ninguno de los dos entendía aquello. Pero era triste ser testigo de tanta maldad.

      Shaka suspiro derrotado, bajo la mirada y en débil voz contesto.

      –Está bien… sé que estás conmigo solo por la posición que puedes tener a mi lado siendo lo que soy: un gran empresario de la más conocida multinacional de este lado del mundo. –Shaka levanto la vista, y con los ojos llorosos miro al sueco visiblemente sorprendido por lo que le estaba diciendo.

       –Shaka yo… –intentó hablar, explicar, mentir. Pero el mayor se lo impidió.

       –Déjame terminar. –se puso de pie. –También sé que te revuelcas con Saga… Camus me lo dijo, porque el mismo Saga se lo hecho en cara cuando lo abandono… destruiste esa relación. Al menos Camus ahora esta con Milo, y creo que es mejor.

      –¡Como es que…!

      –¿Cómo lo supo Camus? Encontró uno de tus estúpidos mensajes en el celular de Saga, por eso él se fue de la casa donde vivían… yo si te amo Afrodita, no te dije nada porque esperaba que al casarnos cambiaras, pero con lo que me dijiste me queda más que claro que nunca vas a cambiar…   

 



Hay tanta belleza en este mundo
hay tanto que admirar
para el fuiste un instante
para mí la eternidad.

 

 

      –Me alegra que ya lo sepas, porque de una vez te aviso que no pienso amarrarme con un tipo tan simple como tú. Saga es el hombre con el que ansió estar, él lo tiene todo, y si traiciono a Camus es porque ese tipo es un ¡tempano sin alma!

      –¡Ya cállate! ¡plash! –el fuerte golpe resonó por la sala. Afrodita cayó sentada en el sofá de modo brusco.

      Se tomó la mejilla lastimada y miro a Shaka con rabia.

       –¡Quiero que te vayas de mi casa maldito vividor! ¡Largo! –gritaba molesto el rubio, Mu había pensado que el la capacidad de temer había muerto con su cuerpo pero cuan equivocado estaba. Tenía miedo, miedo de lo que le pudiera pasar a su amado ahora que se había alterado de esa forma.

       La alteración del de la India había sido tanta que su corazón latía descontrolado hasta el punto del dolor. Cayo de rodillas mientras sentía que el aire se le escapaba de los pulmones. Los medicamentos habían quedado sobre un estante al lado de la puerta de entrada desde donde Afrodita miraba aquello.

       El sueco miraba con altives como Shaka se intentaba levantar para llegar hasta el frasco. Afrodita aun molesto por el golpe recibido tomó el frasco ante la mirada angustiada del rubio. Este estiraba su mano tratando de rogar por ayuda a su ex pareja pero este parecía gozar con su sufrimiento.

      Mu estaba hincado al lado de Shaka llorando descontroladamente. Sentía los latidos de ese aún vivo corazón apagarse con cada minuto. El sufrimiento del dueño de su eternidad era algo que no iba a tolerar…

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      El medico salía de la habitación de Mu con una cara sumamente larga. Shion fue el primero en notarlo, sabía lo que el peli rojo iba a decirles.

      –Señor Shion, señora Saori… el joven Mu… –el hombre de blanco bajo la cabeza apenado ante los acontecimientos. Y apretó los ojos al escuchar el desgarrador grito de la peli morada.

      –¡¡¡Noooooo!!! ¡¡Mi hijo noooojojojo!! –cayó de rodillas al piso la mujer completamente destrozada. Shion se hinco a su lado también llorando por la pérdida de su único hijo.  –Shioooon ¡¡¡mi bebe no puede estar muertoooo!!!

       –Lo siento… en verdad lo lamento… la tristeza y el no comer lo fueron matando por dentro…

      Mu tenía 22 años cuando Shura se marchó dejándolo solo con las ilusiones de un futuro incumplido. Paso un año, cumplió sus 23 años y a un mes de haberlos cumplido, se marchó a la eternidad. Más nunca abandono su hogar, sus padres se marcharon a Japón por la salud mental de Saori, pero el, se quedó cuidando la casa donde se enamoró por primera vez…  

 

 

{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}{+}

 

      El oji verde no espero más. Tomo de nuevo la forma que había adoptado en la cocina y con su poder acrecentado por la furia. Manipulo las luces del lugar, Afrodita al ver esto, se giró tratando de abrir la puerta. Pero esta no cedió, el sueco se estaba desesperando y Mu se estaba acercando.

      Y así como comenzó todo, el que las cortinas se movieran, los papeles volaran por la sala, las luces parpadearan enloquecidas y un desconocido viento frio recorriera el lugar. Así todo acabo, las luces se apagaron; Shaka no se movía, había quedado inconsciente por elección de Mu. Afrodita totalmente asustado, camino unos pasos adelante para tratar de encontrar una fuente lumínica pero nada… no se escuchaba nada, ni se veía nada.

Pensó que Shaka había muerto y eso lo asusto más todavía.

       –¿S-Shaka…? –llamó pero nadie le contesto. –Maldición… seguramente está muerto, debo salir de aquí.

      Dio la vuelta el sueco para ir hasta la puerta y largarse. Pero al hacerlo, quedo frente a frente con un rostro que ni siquiera en sus peores pesadillas había visto nunca.

      Mu se había pues tras de él, y al girar lo pesco de lleno. La cara del peli celeste era de profundo terror.

      –Tú no te iras de aquí… –susurró con una voz de ultratumba el ahora espectro. Afrodita comenzó a gritar como un desquiciado, y Mu comenzó a atacarlo.

      Arañó el rostro del sueco, sus brazos, sus piernas, la ropa. Le arrojaba objetos con su poder y afrodita solo podía gritar. Pero algo hizo que el espíritu se detuviera… debía ayudar a Shaka, era verdad que lo amaba pero no quería que muriera, debía ayudarlo o sería demasiado tarde.

      Mu hizo levitar al peli celeste, abrió la puerta con violencia y lo arrojó con fuerza a la calle, haciendo que se estrellara con el pavimento aun consiente.

      Afrodita torpemente se puso de pie y pudo observar como la entidad terrorífica que había visto, se internaba de nuevo dentro de la casa para finalmente, cerrar la puerta con fuerza.  

       –¡Oh por los dioses! –inicio a correr lejos de la casa, no le importaba nada lo que ahí dejaba, llevaba su celular de igual forma. Podría llamar a Saga para que pasara por él y no tendría que volver a esa casa con esa extraña y diabólica entidad.

 


Como yo hay pocos seres
solo el sol puede matar
¿de qué sirve ser eterno?
si tu no lo eres

 

       Mu había vuelto a su apariencia pacífica. Había ido a prisa donde Shaka aún estaba tirado en medio de la sala. Lo miro con la mirada nublada por la tristeza y haciendo uso de todo su poder espiritual, logró tomarlo en brazos y recostarlo en sus piernas. Shaka lentamente abría los ojos, lo primero que divisaron sus hermosos ojos azules fue a un bello ángel de ojos verdes que lo miraba angustiado y genuinamente triste.

      –¿Q-quien eres tú? –le preguntó con suavidad, el peli lila sonrió feliz de verle reaccionar.

      –Me alegra que estés bien. –respondió en un sollozo.  –Mi nombre es Mu…

      –Mu… es hermoso, pareces un ángel, eres muy bello. –sonrió haciendo sonrojar al menor.

      Shaka lentamente comenzó a incorporarse. Pero algo extraño a mu completamente, y al ver que lo que pensaba era cierto, lloro con mucho sentimiento.

      –Por los dioses… no pude ayudarte… -se dejó vencer por el llanto de su angustia. No había podido salvar a su amado.

      Quien se había sentado frente a él, no era Shaka, era su espíritu, su cuerpo físico yacía aun recostado en sus piernas con los ojos cerrados y los labios pálidos y fríos.

       –No ha sido tu culpa hermoso ángel… no debes llorar. –llevo una mano a la mejilla del oji verde,  sintiéndola húmeda y tibia. –No sé quién seas, pero me alegra que estés aquí. –sonrió. –Entonces ¿tú eras quien me dibujaba corazones en las ventanas y en los espejos?

       Mu abrió grades los ojos y se sonrojo furiosamente.  

       –Y-yo…

       –Me gustaron mucho…– Shaka, se acercó a Mu de rodillas para abrazarle. Acto que sorprendió al pequeño fantasma, haciéndolo responder el contacto.

       Ya no estaremos solos, ni tú en la vida, ni yo en la muerte…

 

     

Vi nacer y morir el dolor
pero contigo fue especial
pasare toda mi vida
para buscarte... para imaginarte.

 

 

        Habían pasado un par de años desde que se dio a conocer la muerte del hijo del magnate Asmita Virgo por una insuficiencia cardiaca. El hombre no se había quedado conforme con lo encontrado por la policía y el departamento forense. Por ello, había exigido se hiciera una investigación a fondo, encontrando como evidencia las huellas digitales de Afrodita Piscis en distintos objetos que estuvieron en contacto con el fallecido. Por lo cual se le fue acusado de homicidio culposo y a diez años de cárcel sin derecho a multa.

       Ahora la acogedora casa ya tenía dos leyendas de fallecidos y había pasado mucho tiempo antes de que alguien decidiera comprarla. Las personas decían que estaba embrujada, pero eso no les importo a un simpático grupo de cuatro universitarios a quienes les gusto el ambiente del lugar.

       No hace falta decir que Mu y Shaka se quedaron para cuidar la casa y para hacerse mutua compañía. Pues sí, el rubio había decidido quedarse con el peli lila, al menos hasta que cada uno dejara de pagar por cada sentimiento de culpa que cargaban: Mu llevaba a cuestas como cadena el dolor que le causo a sus padres por su partida, y el rubio, por no valorar lo que sus amigos le aconsejaban para su bienestar. Aunque ninguno se lamentaba, pues de haber sido de esa manera, nunca se hubieran conocido.   

      Ambos ahora se encontraban viendo la luna llena sentados encima del tejado de la casa. Shaka abrazaba a Mu quien estaba de espaldas a él entre sus piernas.

      –Entonces ¿Nunca supiste más de ese tal Shura?

      –No… lo último que recibí de él fue su carta de abandono.

      –¿Le guardas rencor?

      –No, no lo culpo por querer ser feliz… a pesar de todo, fue muy bueno conmigo a pesar de que todo fuera una mentira.

      –definitivamente eres un ángel Mu. Me alegra haber muerto, para poder estar contigo… te amo.

      –Y yo a ti Shaka, y lo hare más allá de lo mortal.

       Mu se dio la vuelta para sonreírle al rubio y este a su vez busco los labios de su ángel para besarlo suavemente, disfrutando de la calidez que mejor un difunto supo darle.

 


Vi nacer y morir el dolor
pero contigo fue especial
pasare toda mi vida
para buscarte... para imaginarte.

 

Notas finales:

Bien hemos llegado al final de este derroche de locura que se me atravesó por la cabeza como una flecha a una sandía xD ok no.

Para los que tienen duda sobre los cuatro universitarios. Si, son Hyoga de pareja con Shun e Ikki de pareja con Seiya.

Bueno a los que leyeron, muchas gracias por dedicar un tiempo a mi historia. Espero sinceramente que les haya gustado. Y si quieren darme una sugerencia o una crítica constructiva, yo les estaré agradeciendo en los reviews.

Hasta la próxima historia. Sigan bellos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).