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Lo mejor para ti. por estheyaoista

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-¡Ricchan! ¡Felicidades!

Onodera Ritsu, veintiséis años de edad y actual trabajador de Marukawa Shoten no podía contener la felicidad que se plasmaba en su pecho. Tomar entre sus manos el fruto de sus esfuerzos le hacía recorrer por su piel una descarga eléctrica tan potente capaz de enviarlo al suelo. Nunca imaginó poder ver sus desvelos y sacrificios con aquellos brillantes ojos llenos de dicha y gloria. Al fin había llegado a la meta.

Limpió las lágrimas que surcaban sus mejillas sin quitar de su vista el libro que retozaba en su mano derecha, pensaba que con solo pestañear aquella ilusión se volvería un sueño y despertaría como un niño pequeño llorando por alcanzar lo anhelado. Sintió unas manos tomar su hombro y apretarlo con empatía, brindándole las fuerzas necesarias para descubrir que aquello no era un sueño.

-Lo conseguiste, Onodera.

Y fue entonces cuando dejó que sus emociones se liberaran con mayor facilidad. Abrazó el cuerpo tras suyo sin importarle que sus lágrimas mojaran la camiseta negra en la que se perdía, repetía incontables veces las palabras de felicidad que se le venían en ese momento a la mente acompañadas de leves hipidos provocados por el llanto.

Los que en la zona se encontraban decidieron tomar sus cosas y retirarse para dejar a la pareja del año en un ambiente más íntimo. Nadie desconocía de la relación que aquellos, subordinado y jefe, llevaban tras salir de la oficina, eran conscientes de las escasas muestras de cariño que se entregaban en horarios de descanso, y más por parte del azabache que lo abrazaba.

Takano Masamune, el pañuelo de lágrimas del emocionado Ritsu, notó la salida de todo el personal de “Emerald” y agradeció mentalmente a cada uno de ellos por su comprensión. Pudo entonces apresar las mejillas de su tormento y depositar un casto beso sobre sus humedecidos labios, salinos y suaves, los amaba más que nada en esa vida.

Ritsu liberó un nuevo hipido y se sonrojó ante la vergonzosa escena que había levantado en la oficina, se iba a alejar de su jefe dispuesto a pedir disculpas por las inoportunas acciones del azabache pero unas manos le impidieron alejarse tomándolo de la cintura y apresándolo a un abrazo más demandante.

-T-Takano-san, suélteme.

-No hay nadie en la sala, todos se han ido.

Ritsu se quedó callado, era verdad, el ambiente tenía más soledad que de costumbre por lo que comprendió que sus amigos y compañeros de trabajo se había retirado hace un tiempo desconocido, sus mejillas no bajaron el nivel de sonrojo que poseían y se dejó apresar por los brazos de su compañero.

-Dime que esto no es un sueño.

-No lo es, Ritsu. En verdad lo has conseguido.

Sintió cómo el aliento de Takano chocaba con su cuello y parte de su oreja, un escalofrío le recorrió toda la columbra vertebral estremeciéndolo completo. El aroma que emanaba la piel de su jefe lo embriagaba como siempre hasta perder el hilo de sus pensamientos. Sus ojos vagaron por la zona hasta toparse con el cartel que minutos atrás habían pegado en la pared de su área de trabajo y una nueva dicha se posó en su pecho, felicidad plena.

Un premio, la autora que había estado a su cargo por todo un año y que había sacado de las oscuridades del olvido con sus esfuerzos había sido galardonada con el premio más importante entre los mangakas, la emoción se sentía en cada palpitar, no creía que aquel “desperdicio” de tinta como le llamaban los que habían visto el trabajo antes de que él lo tomara a cargo fuera el que más ventas obtuvo en el lapso de once meses, tiempo en el cual Ritsu la tomó a cargo.

Al fin podría sentirse digno de ser llamado “Heredero de editoriales Onodera” ver a sus padres de frente a la cara y no despegar su vista de los ojos de ambos, podría decirles que desde momento todos sus esfuerzos valdrían la pena. Aunque no estaba listo para tomar las riendas de la editorial aún podía educarse para seguir el linaje de su padre, sus raíces.

Sabía perfectamente por qué no abandonaba Marukawa y regresaba con la frente en alto hasta ¡Su! Empresa  Y se podría decir que incluso tenía nombre y apellido.

-Onodera, tu padre debe estar al tanto de esto.

Y como si fuera una clase de conjuro las palabras dichas por el muchacho de ojos avellana, su celular empezó a sonar en la parte trasera de su pantalón. Alejándose lo suficiente para poder contestar presionó el botón verde y escuchó la voz de la persona que ahora si podría ser digno de ver a la cara.

-Ritsu, necesitamos hablar.

Pero más de provocarle emoción y felicidad, aquella apagada voz que provenía de su madre le enviaba emociones contradictorias que no sabía cómo expresarlas ¿Por qué llamaba desde el celular de su padre? ¿Qué había sucedido?

Indicó que se encontraría en la editorial pasada la hora de trabajo y cerró la llamada mirando un poco preocupado la pantalla ¿Ahora con sus méritos le obligarían a dejar Marukawa y hacerse cargo de Onodera? No quería eso, aún después de ser galardonado, él y su mangaka, con tan importante premio podía sentirse insatisfecha y temeroso de tomar por todo lo alto ese triunfo y caer desde el pedestal con un simple error.

Sus piernas temblaban y fue suficiente para que Takano se acercara y depositara un suave beso en sus cabellos mediando una sonrisa en sus labios.

-Tranquilo, todo va a estar bien.

Y eso esperaba.

Llegada la hora de enfrentarse a su familia, Takano amablemente le ofreció llevarlo sin que este se opusiera, en ese momento necesitaba de tanto apoyo fuera posible, y el que le brindaba su jefe era más que suficiente. Cuando llegaron a la editorial de los Onodera, Ritsu le indicó que se podía retirar pero a cambio recibió un “Te esperaré” con un gesto de seriedad que no lo dejó refutar.

Bajaron del auto y Ritsu siguió de largo por el ascensor mientras que Takano se quedaba en el lobby en espera del muchacho de ojos verdes.

Ritsu tragaba amarga saliva por su garganta, le preocupaba que lo obligaran a hacer algo que no quisiera, su madre era de temer y no dudaba que le impusiera una vez más un matrimonio arreglado como el que tuvo con Ann.

Abrió la puerta de la oficina de su padre siendo anunciado por la secretaria del lugar y al fijar su mirada en el escritorio pudo encontrarse con su padre mirándolo fijamente y su madre sentada esquivando la mirada de los dos Onodera.

El silencio familia que se formó en la sala era excesivamente incómodo, Ritsu quería salir corriendo y pedirles que le informe de lo que querían por teléfono, después de todo era lo mejor.

-B-buenas noches—Indicó Ritsu caminando con cautela para acercarse al escritorio de su padre y mirarlo detenidamente, en todo ese pequeño tiempo su madre no había dado señales de quererle ver.

Era una mujer estricta  conservadora, su cabellera castaña le llegaba muy por encima de los hombros y reposaban sobre sus mejillas, sus ojos castaños presentaban un brillo calculador y dominante, de esos que con solo una mirada conseguía lo que se proponía.

Su padre muy por el contrario a su madre le mantenía la mirada, esa verde mirada que le había heredado, sus cabellos castaños veteados por finas hebras de color plateado no perdían su sedosidad y brillo, si alguien los viera en un mismo lugar definitivamente dejaría escapar el pensamiento de “Como dos gotas de agua” ya que siempre le habían dicho que aquel hombre era la imagen de Ritsu en el futuro.

Escuchó el suspiro de su madre cortando la tensión, por primera vez hace mucho tiempo pudo verla dirigirle una mirada y no era una de completa satisfacción como esperaba. Esos ojos demostraban derrota, resignación y algo de fastidio, no comprendía lo que estaba pasando en ese momento.

-Lo intenté—Murmuró intentando dibujar una sonrisa en sus labios sin conseguirlo—Hice todo lo que pude, pero perdí.

Ritsu se descolocó ante las palabras de su madre ¿A qué se refería con aquello? Se acercó y dejó que la mano que una vez lo acunó acariciara su mejilla para depositarla en sus labios.

-Madre.

-Ritsu, espero que esta vez si sea lo correcto.

Se levantó y con una mirada de gentileza se alejó de la oficina cerrando la puerta con pestillo antes de salir. Ritsu no comprendía absolutamente nada de lo que le pasaba por la cabeza a su madre, siempre había sido un misterio aquella actitud que tenía con él y ese gesto de resignación ante algo que desconocía le era demasiado perturbador para su cabeza que siempre se había visto repleta de recuerdos en los que su madre siempre tenía la razón y obtenía lo que quería.

Su padre le indicó con una mano que tomara asiento y haciendo caso a su pedido quedaron frente a frente, en un ambiente de seriedad y firmeza.

-Padre ¿Qué sucede?

-Ritsu, primero que todo, felicidades por ese gran logro. He escuchado pestes de esa mangaka, y el que la hayas sacado adelante con tus esfuerzos deja un buen sabor de boca ante ti como editor. Por hoy varias veces he recibido saludos y felicitaciones para ti de parte de mis empleados ¿Eso no es bueno? Tu meta era hacerte digno del apellido y lo has conseguido.

-Pero aun así no me siento satisfecho.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de su padre, se levantó de su acolchonado sillón y caminó hasta donde se encontraba Ritsu para sentarse en la silla contigua, una aura de intimidad se formó entre padre e hijo.

-Eso, mi querido hijo, es superación. No quieres quedarte con un solo logro, tu espíritu ansía demostrar que eres capaz de eso y mucho más y por ello te sientes insatisfecho ante este primer premio. Quieres seguir superándote día a día, y sobre todo con tu carácter…sé que lo conseguirás.

Ritsu sintió el amor de su padre en cada palabra, apreciaba la desesperación que mostraba al querer entregarle sus sentimientos disfrazados de bellas palabras.

-Padre ¿Qué le pasaba a mi madre? La vi resignada, no es común en ella.

El mayor de los Onodera cerró sus ojos y elevó una traviesa risa a los cielos, cuando los abrió demostró más seriedad en el asunto y tomando una pose recta miró fijo a las orbes de su hijo.

-Ritsu, creo que eres consciente que nunca te obligué a nada, siempre tomaste tus propias decisiones—Tomó la mano de su unigénito mientras la acariciaba con la yema de sus dedos—Cuando quisiste estudiar en el extranjero, a pesar de no darnos explicaciones, lo acepté. Cuando te quisiste cambiar de editorial, lo acepté y todo lo que has decidido en tu vida, lo he aceptado sin refutar porque conozco tus capacidades y sé que puedo confiar plenamente en ti y tus decisiones.

-Y-yo pensé que—Ritsu miró atónito a su padre—Pensé que usted hizo todo eso porque no me iba a heredar la editorial.

-¿Y a quién más se la daría? Este negocio es familiar, Ritsu. No la dejaría en manos poco capaces, solo quería que aprendas a tomar decisiones por tu cuenta sin importar lo que los demás digan. Si te retenía a estudiar aquí cuando eras joven, créeme que no hubieras conseguido aprender a independizarte, si te hubiera prohibido trabajar para Marukawa, te hubieras desmoronado con cada comentario malintencionado que te rodeaba. Por eso dejé que te fueras, para que seas una persona capaz.

-Me estaba educando para seguir tus pasos.

Ritsu en ese momento lo comprendió, su padre no refutó ante ninguna situación porque sabía y confiaba en sus capacidades, ni cuando el compromiso con Ann se disolvió a pesar de que él necesitaba casarse y seguir con el linaje Onodera, a pesar de los reclamos de su madre, a pesar de todo él lo dejó hacer lo que le parecía conveniente.

-Ritsu, no necesitas más educación, eres ahora todo un hombre capaz de todo.

-¿E-entonces está de acuerdo a pesar de que mis logros fueron en un área diferente a la que trataba aquí en la editorial? Porque recuerde que desde un principio fui asignado a editar manga Shojo y no a literatura como lo acordamos.

Onodera Tetsuya, el padre de Ritsu, esquivó la mirada escondiendo un leve sonrojo ante lo mencionado, pero esto no evitó que los ojos de Ritsu se percataran de aquello. Lo vio apretar el puño sobre su pantalón y terminó más confundido que antes.

-Ritsu, sobre eso—Rio levemente—Eso no fue un accidente, Isaka y yo lo planeamos.

-¿Qué?

Ritsu no cabía en la duda ¿Su padre y el padre de su jefe habían planeado colocarlo en manga shojo? ¿Con qué fin? ¿Dudaban de sus cualidades en el área de literatura? La ira se pasó a su pecho provocándole indignación, pensó que había sido un juego del destino, pero se equivocó.

-Ritsu.

-¿Por qué? ¿Era tan malo en esa área que ni el señor Isaka se quiso arriesgar? ¡Es eso!

-¡No! Ritsu, te pareces a tu madre—Murmuró Tetsuya restregando su mano sobre su frente en un intento de tranquilizarse—Lo hice con otro fin.

-¿Con cuál?

-Para que te devolvieran la felicidad.

Tetsuya colocó un gesto de comprensión mientras tomaba ambas manos de su hijo y lo obligaba a mirarlo a la cara.

-¿Qué? ¿A qué te refieres?

-A Takano Masamune—Los colores en las mejillas de Ritsu pasaron de un tono pálido a un encendido carmín ¿Cómo sabía su padre de Takano? ¿A qué se refería con todo eso? Quiso alejar sus manos del agarre de su padre pero este le impedía apresándolas con más intensidad—Ritsu ¿Qué dirías si te dijera que conocía la razón por la que te fuiste de Japón hace once años?

Flash back 

Un nuevo día, nuevas expectativas se plasmaban en la mente del dueño de la editorial más conocida de Japón. Con un airado rostro de felicidad abrió las cortinas de su habitación deleitándose del hermoso amanecer que empezaba a hacerse presente. Miró por encima de su hombro topándose con la imagen de su esposa, la tierna imagen de aquella mujer dominante que nadie más que él podía apreciar en la intimidad.

Se acercó al filo de la cama y depositó un casto beso en los castaños cabellos de su amada para luego tomar una merecida ducha, aún podía sentir partes de su cuerpo calientes por la intensa noche de amor que se habían profesado hace unas horas.

Salió con ropas frescas y una sonrisa que no parecía borrarse de su rostro, amaba la forma de vida que tenían y eso era porque su familia era feliz. Tenía un hijo, su amado Ritsu, quien lo hacía sentir orgulloso con sus excelentes calificaciones y comportamiento. Una esposa que, aunque imponía más respeto que él mismo, le sabía llenar de amor en cada momento que le era posible.

No se quejaba de su vida.

Esa mañana, al sentirse más vigoroso que nunca, decidió ir a llamar a su hijo para el desayuno. Caminó por los largos pasillos de su casi mansión hasta llegar a una puerta blanca con finos toques dorados por los bordes, iba a tocar para ver si se encontraba despierto pero al escuchar una voz dentro se detuvo.

Acercó su oído a la puerta, parecía que su hijo hablaba con alguien ¿Pero con quién?

“Listo, todo está en mi maleta”—Lo escuchó caminar un poco y luego correr regresándose—“¡Wa! Casi me olvido de la revista para sempai”

No escuchó nada por unos minutos, Tetsuya creyó conveniente alejarse pero algo le llamó la atención.

“¿Sempai será feliz conmigo a su lado? ¡¿Pero que pienso tan de mañana?! Sino me doy prisa llegaré tarde”

Tetsuya, algo desconcertado por lo que había escuchado se alejó fingiendo que iba llegando cuando su hijo abrió la puerta.

-P-padre, buenos días.

-Ritsu, el desayuno está listo, bajemos.

-C-claro.

Un sonrojo adornaba las mejillas de su hijo, una idea pasó por su cabeza ¿Será que?

“¿Sé habrá enamorado?”

Desde ese momento se concentró en estudiar los movimientos de su hijo, cuando su madre le hablaba sobre Ann, su amiga de infancia y su prometida, parecía alterarse un poco y deprimirse. Sin duda para los ojos de Tetsuya, Ritsu se había enamorado.

Con ese nuevo descubrimiento de su hijo, Tetsuya decidió hablar con su pequeño sobre aquella chica y sus sentimientos puesto que al parecer ambos estaban saliendo. Tendría que hablar con su esposa para decirle sobre el tema y que disuelva el compromiso con Ann para que Ritsu pueda ser feliz.

Aquel día por la tarde una torrencial lluvia se hizo presente, encontrándose en su día no laboral, Tetsuya pudo ver a su hijo tomar dos de las sombrillas de repuesto que tenían en la entrada y salir corriendo sin saber su rumbo.

-Quizás le lleva una a su novia—Murmuró con una sonrisa de felicidad,  su pequeño era todo un casanova.

Decidió seguirlo, saber quién había usurpado el corazón de su niño y si era posible invitarla a la casa para poderla conocer a fondo. Le pidió al chofer seguir a su hijo sin ser descubiertos, paso a paso iba llegando al instituto en el que Ritsu estudiaba, lo pudo ver ingresar a la instalación por unos minutos para luego salir con el rostro bajo, tras de él le seguía un muchacho, la lluvia no le permitía ver con claridad al muchacho pero parecía tener el cabello negro.

Estuvieron unos minutos en la entrada del instituto sin hacer o decir nada, ambos mirando hacia otro lado. En la cabeza de Tetsuya pasaba la posible idea de lo que acontecía, quizás su amada se había marchado y aquel muchacho necesitaba de un paraguas, claro, su hijo era demasiado bondadoso como para negarlo.

Pero todo aquel mundo creado en su cabeza bajo una expectativa se derrumbó cuando vio al muchacho de cabellos negros tomar de la mano a su hijo por unos segundo para que luego Ritsu salga corriendo con el rostro evidentemente sonrojado bajo la lluvia, sin importarle si se mojaba o no.

Tetsuya se mantuvo en el lugar viendo al muchacho, parecía confundido pero una sonrisa esbozada en sus labios le dejó en claro algo, estaba equivocado.

Regresó a casa, siempre pensando en lo ocurrido ¿Cuándo había pasado eso? ¿Tan mala comunicación tenía con su hijo para no haberse dado cuenta? Aunque tal vez todo era un malentendido pero, no quedaba mucho en duda, aquel que le había robado el corazón a su hijo era ese muchacho.

Subió por las escaleras dirigiéndose a la habitación de su hijo, tenía que hablar respecto al tema y dejarle en claro ciertas cosas. Cuando estuvo cerca pudo escuchar los alaridos de felicidad que profesaban a su hijo dichoso, palabras como “Creo que moriré de felicidad” o “Saga-sempai” le deshicieron las palabras que tenía para decirle.

-Está perdidamente enamorado.

Desde ese día notó la tardanza de su hijo al llegar a casa, siempre decía que se debía a que se encontraba en la biblioteca del vecindario haciendo deberes cuando él sobre todos sabía la verdad. Fue duro admitir que su hijo tenía esa clase de gustos, al principio debía admitir que le molestaba la idea pero, cuando miraba esas sonrisas acompañadas de sonrojos simplemente no podía decirle lo que pensaba.

-Qué se le puede hacer—Fue su respuesta como resignación.

Su hijo había crecido, se había enamorado ¿Y quién era él para destruir sus primeras ilusiones? Nadie.

Debía admitir que le enfureció toparse con una que otra marca sobre la piel de su pequeño pero ¿Qué podía hacer? Así era el amor.

Pero una tarde entrada la noche recibió las palabras que lo descolocaron completamente.

-¡Quiero irme a estudiar al extranjero!

-¡¿Qué?!—Fue la respuesta de su esposa.

No se podía apreciar correctamente, pero estaba presente, un brillo de dolor y angustia ante sus propias palabras se alzaba en su rostro. Algo malo había pasado, quería preguntarle, saber qué lo aquejaba, pero como siempre se mantuvo callado ante todo. Su hijo debía aprender a expresarse un poco más.

Dejó que se marchara y como un buen padre investigó lo que acontecía en la vida del azabache Saga Masamune.

Lo tenía investigado, sus padres se divorciaron tiempo después de la partida de Ritsu, se mudó a un pueblo lejano en donde terminó sus estudios y empezó a prepararse para la carrera de editor. Sus primeros pasos empezaron su en la editorial Earth para luego trasladarse a Marukawa en donde tomó el puesto de “Editor en Jefe” del área de Manga Shojo. 

Era una persona muy capaz por lo que le decía su amigo Isaka. Diez años eran de la separación de sus padres y sin embargo él no se alteró por nada en el mundo, continuó con su forma de vida sin importarle nada.

Cuando Ritsu regresó de sus estudios por Inglaterra tomo un puesto como editor en su compañía. Estaba feliz de tener a su hijo una vez más con él, pero a la vez le provocaba depresión.

Ya no veía esos ingenuos sonrojos ni esa mirada brillosa por el amor como antes, se sentía impotente al no conseguir la felicidad de su propio hijo. Notaba su actitud más retorcida y cuando unos rumores se alzaron sobre su nombre pudo comprender que de aquel ingenuo muchacho solo quedaban vagos recuerdos.

-Padre, me cambiaré de editorial, no regresaré hasta tener un logro hecho con mis propias manos.

Esas fueron las palabras que su hijo le dedicó con un aire de coraje y desprecio por las miradas que le regalaban los envidiosos. Su esposa quiso refutar pero le indicó que podía hacer lo que él le parezca conveniente.

-¿A caso estás loco? Ritsu no tiene que andar jugando por ahí cuando la empresa está en sus manos.

-Mujer, el muchacho es capaz de lo que se proponga, no le cortemos sus alas.

-¡No lo digas así! Él tiene que hacerse cargo de la empresa y…

-¿Qué no te das cuenta? ¿A caso poco conoces a tu hijo?—Tetsuya había explotado, no pudo contener más las iras que sentía al ver que su esposa no se daba cuenta de la desdicha que demostraban las orbes de su hijo—Ritsu está enamorado y destrozado.

-¿Qué? ¿De qué hablas? Ann-chan no me ha dicho nada.

-También he demorado en decirte que ese compromiso debe ser disuelto.

-¡¿Qué?! Tetsuya ¿De qué demonios hablas?

-Hablo de que Ritsu, nuestro hijo, el que se fue a estudiar lejos por mucho tiempo, está enamorado y no hemos hecho nada para apoyarlo—Su esposa se sentó en una silla cercana, no asimilaba lo que le decía—Cariño, nuestro niño se había enamorado mucho antes de irse a estudiar a Inglaterra y al parecer tuvo alguna clase de discusión con su pareja en ese entonces y se vio obligado a retirarse del juego.

-¿Cómo sabes todo eso? ¿La conoces?

-Digamos que me enteré por casualidad, y sí, si lo conozco.

Una estentórea risa salió de los labios de la mujer de cabellos castaños mientras tomaba del hombro a su esposo.

-Cariño, creo que estás confundido, es ella.

-No, la que está confundida eres tú.

-¡No me digas tonterías!

-Cariño, Ritsu se enamoró de un chico tres años mayor a él, Takano Masamune.

-¡Mientes! No puede ser eso posible.

Tetsuya sujetó los hombros de su esposa y la miró a los ojos tan decidido a lo que iba a decir.

-No sé que fue lo que pasó, pero desde que Ritsu se alejó de ese chico ha perdido el brillo de sus ojos y su actitud se ha vuelto algo detonante. Es por eso que estoy decidido a meter mis manos en todo este asunto.

-¿Qué demonios piensas hacer?

-Solo les daré una mano.

-¡No te atrevas a eso Onodera Tetsuya! Nuestro hijo no puede salir con un hombre ¿Qué pasará con la descendencia de los Onodera? ¿Crees que puedan ser aceptados por la sociedad? ¡No juegues con algo importante!

-Lo único que quiero es la felicidad de mi hijo.

-No te lo voy a permitir, moveré cielo, mar y tierra para que no te salgas con la tuya.

-¿Y qué harás? ¿Le meterás por los ojos el compromiso que tiene con Ann?

-¡Si es necesario sí!

-Pues veremos quién termina ganando.

Con esas palabras ambos esposo se alejaron forjando una guerra: Tetsuya uniría a su hijo con Takano para devolverle la felicidad mientras su esposa intentaría que su hijo tome las riendas adecuadas.

El Onodera mayor tomó prontamente cartas en el asunto y apenas escuchó que su hijo se había trasladado a Marukawa contactó con Isaka y le contó todo el asunto, sin omitir nada al respecto, después de todo Isaka era su amigo desde hace muchos años. Con su ayuda pudo conseguir que Ritsu terminara en el área de Shojo bajo la tutela de Takano Masamune.

-Solo espero no equivocarme al entregarte a mi hijo, Takano.

Fin Flash Back 

Ritsu no contuvo los gestos de sorpresa que en su rostro se empezaban a hacer presentes ¿Su padre sabía sobre la relación que tuvo con Takano desde un comienzo? Podía sentir la vergüenza plasmarse en sus mejillas con una tonalidad rosáceas quemarle. No podía mirarlo a los ojos ¡Incluso las marcas! Moría de vergüenza.

-Mi pregunta para usted es ¿Por qué?

-Porque un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos.

Ritsu contuvo las lágrimas ante sus palabras ¿Su padre aceptaba su relación con Takano? Era más que obvio, había incluso puesto sus sentimientos por encima de su matrimonio, eso daba mucho que decir.

-Hijo, lamento haberte metido en una pelea con tu madre inconscientemente. Pero me alegra no haberme equivocado. Cientos de veces le repetí que dejara de lado los rencores y que aceptara lo que eras, pero se negaba, yo sabía que Takano podía devolverte la felicidad y que era una persona capaz como para hacerte salir adelante. Y no me equivoqué.

-P-papá.

Su padre, su propio padre lo había enviado a la cueva del lobo, había marcado sentencia a su vida entera con ese pequeño detalle, pero le estaba agradecido.

-Dime ¿No me equivoqué completamente? ¿Pude salvar sus sentimientos?

Ritsu se abalanzó sobre su padre en un abrazo de agradecimiento, gruesas lágrimas de felicidad se plasmaban en sus mejillas sin querer dejar de hacerlo.

-Gracias, muchas gracias.

Su padre acarició con cariño la espalda de su unigénito depositando un suave beso en sus cabellos.

-Ritsu, solo quiero que seas feliz. Y espero que esos sentimientos saquen a flote la editorial Onodera.

Ritsu se paralizó por un momento, claro, la editorial, se había olvidado por completo sobre ese detalle. Si él tomaba el puesto como presidente ¿Dónde quedaría Takano-san después de todo? ¡¿En qué demonios pensaba su padre?! Salvando su relación para después quebrajarla ¿Qué clase de juego era ese?

-Padre yo…no puedo...no puedo tomar el cargo como presidente. No puedo dejar Marukawa.

Tetsuya sonrió comprendiendo el porqué de las palabras de su hijo, acarició sus cabellos dedicándole la mejor de sus sonrisas.

-Hijo, no te estoy pidiendo que dejes tu trabajo, no por el momento—Se levantó del asiento para regresar al sillón—Por ahora puedes seguir en Marukawa, un solo esfuerzo creo que no te será satisfactorio ¿Verdad?  Sigue adelante y cuando ya no pueda liderar la empresa como se debe, tu tomarás el puesto de presidente.

-¡Pero si yo hago eso entonces!

-No, no habrá entonces ni excusas, tú podrás seguir con tu relación tranquilamente ¿O hay alguna norma que impida aceptar empleado con apellido Takano?

Ritsu abrió sus ojos sorprendido, su padre era un ángel custodio de sus sentimientos, amaba a ese hombre y lo pudo expresar en el fuerte abrazo que le dedicó.

-Muchas gracias.

Tetsuya le sonrió y dejó que se marchara. Su hijo había crecido, el sentimiento de nostalgia se impregnaba en su pecho, pero se sentía feliz al saberse vencedor, al menos había quitado un peso de encima a los cansados hombros de su adoración.

-Ritsu, se feliz.

_______________

Ritsu bajó del ascensor con una sonrisa tatuada en sus labios, miró al hombre que lo esperaba de pie en el lobby y se acercó intentando disipar un poco de su emoción, sin duda ese día había sido el mejor de todos.

-T-Takano-san ¿Demoré mucho?

Takano se dio la vuelta para mirar al castaño de ojos verdes con una sonrisa, lo tomó de la mano y aprisionó su cuerpo en un abrazo.

-No, lo necesario.

-¿Q-qué haces? Alguien podría vernos y…

-Eso ya no importa—Murmuró acariciando la mejilla de su acompañante— ¿Sabes una cosa? Tus gestos son similares a los de tu madre.

Ritsu miró confundido al azabache ¿A qué se refería con eso? Un escalofrío le recorrió la columna ante la idea de que Takano haya conocido a su madre en el lapso que estuvo conversando con su padre.

-Takano-san ¿Podría ser qué?

-Sí, conocí a tu madre. Es una señora algo, interesante.

-¿Qué te dijo? ¿Te dijo algo grosero?

-Nada de eso, dijo algo como “Si tú te encargas de lastimar a mi hijo, yo me encargo de que no respires” Pero tranquilo, le dejé en claro que no tenía de qué preocuparse—Ritsu se sonrojó de sobremanera, su madre después de todo era una sobreprotectora mujer con instinto dominante. Pero así le agradecía haber aceptado, indirectamente, su relación con Takano—Y ahora que tenemos la bendición de tu madre ¿Qué sugieres?

-¿Eh? ¿Bendición?—Ritsu miró nervioso a todos lados—N-no es como si estuviéramos saliendo o algo así.

-Ritsu—Takano tomó de las mejillas al castaño apretándolas hasta colorearlas de rojo—Si sigues así me veré obligado a besarte en medio de tus futuros trabajadores ¿Eso es lo que quieres?

Ritsu negó con vehemencia, después de todo no quería rumores en su nombre una vez más. Sintió un alivio al ser liberadas sus mejillas y las acarició sutilmente.

-Eres un grosero—Indicó molesto.

-Y tú un fastidioso, pero así me amas.

-Es verdad, y tú también.

.

.

.

.

Fin. 

Notas finales:

Siempre me he preguntado ¿Qué hizo que Ritsu terminara en manga Shojo? ¿Por qué su padre nunca le dijo nada al respecto? Y muy aparte de la idea de que su padre no le iba a heredar la compañía se me vino a la mente esto...quizás su padre tuvo algo que ver. 

Muchas gracias por leer. 


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