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Siempre a tu lado por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Buenoooooo… aquí está la conti n_n jejejeje. Me siento feliz, la historia les gustó kyaaa!!! Me esforzaré, la reeditaré y la haré un poquito más larga. Los que leen mis otras novelas, no se preocupen queridos, no serán abandonadas lo prometo por mi camino del ninja!! Ahora a leer dattebayo!!

Disclaimer: Naruto no me pertenece ni ninguno de sus personajes, son de un tipo que vive en Japón (Naruto: Eso es obvio ¬_¬)

Habían pasado siete días desde que llegó a la frontera; Sasuke se dispuso a levantarse temprano y observar cuidadosamente,– como ya marcaba su rutina – y en persona, todas las operaciones de la casa. Desde el movimiento de los empleados, los trabajos que realizan cada uno, hasta el comportamiento diario de su “misión”, Uzumaki Naruto.

Se sentó en el techo de una de las secciones de la mansión y observó como Naruto caminaba por el pasillo exterior,cerca del arenal, mientras platicaba con Hinata. Entonces algo llamó su atención, el chico estaba riendo. Trataba de disimularlo mientras se tapaba la cara con la manga de su yukata lila con adornos de sakuras en la parte inferior, pero sus ojos brillantes delataban su felicidad.

Se sintió celoso.

Hinata era capaz de hacer algo que él no logró, hacerlo reír. Desde el mismo momento en que se vieron, no habían parado de pelear, de reñir. Era algo realmente estúpido si se tiene en cuenta el tiempo que llevan de conocerse. Pero no podía hacer nada al respecto, porque Naruto no confiaba en él.  Apenas se dirigían la palabra y cada vez que Sasuke intentaba hablarle, Naruto pasaba de él como si estuviera pintado al óleo.

Sintió unas tímidas carcajadas, ésta vez Hinata se encontraba haciéndole cosquillas en el vientre. El rubio no paraba de reír y decirle a la chica que se detuviera. Sasuke se puso de pie en aquel tejado que lo mantenía tan aislado y se bajó de un salto en el extremo contrario para que su presencia no fuera descubierta. No podía seguir mirando. ¿Qué eran esos sentimientos? ¿Por qué le importaba en primer lugar?

Se suponía que él solo debía cuidar que el rubio se mantuviera a salvo, nada más. Aun así, sus puños se apretaron con notable fuerza y sus zancadas sonaban con eco hasta que logró alejarse. Llevaba la mandíbula contraída, de repente sentía un potente instinto asesino contra cierta Hyuuga. No lo entendía, no había forma. Hinata no le había hecho nada que alimentara su cólera…, salvo hacer reír a Naruto.

Fue hasta el mirador donde platicó con el menor la tarde en que llegó y volvió a quedarse embobado por la hermosa vista. Era una pena que la fobia de Naruto no le permitiera verla, pero era entendible. Tal vez había presenciado la caída de su madre y la escena le dejó un trauma. Quería acercarse a él, intentar ayudarlo, pero la situación se le hacía complicada.

Esa noche escuchó como lloraba, como la ojiperla lo consolaba, y él era el culpable. Estaba cien por ciento seguro de que fue él mismo quien revivió sus miedos. Naruto no querría recordar la muerte de su madre, el balcón era posiblemente el incentivo para que lo hiciera, por eso no se acercaba; sin embargo fue hasta dónde estaba y lo advirtió del peligro, tratando de controlar sus temores para salvarlo.

Eso era absurdo, Sasuke era un ninja después de todo, no necesitaba que lo salvaran o que le advirtieran de la altura. Si hubiera caído de la pendiente, lo más probable sería que no se hiciera ni un rasguño. Naruto debía saberlo y aun así quiso advertirle.

Decir que se sentía culpable, miserable y estúpido era bien poco; Sasuke era en estos momentos el ser más despreciable de todo el planeta. Aunque lo sacara de quicio, fuera frío, indiferente y soberbio, quería ayudar a Naruto…, no, eso solo era una excusa. Sasuke quería acercarse, tratar de ser su amigo y en última instancia, enamorarlo. ¿Y por qué quería enamorarlo si lo conoció hace apenas unos días? Sencillo. Ya él lo había hecho.

De repente sintió unos chillidos y unos ruidos que venían de fuera. Saltó hacia el tejado y siguió el rastro de los gritos hasta llegar al jardín dónde se encontró a casi todas las mucamas de la casa haciendo un círculo. Se abrió paso entre ellas; en el centro se encontró a Hinata y a Naruto con expresiones serias. Hinata tenía un kunai en la mano y estaba en posición defensiva, mirando a todos lados con recelo, Naruto estaba detrás, con un porte erguido pero reservado.

-¿Qué pasó aquí?- preguntó el pelinegro, deslumbrándose frente a los presentes.

Hinata lo miró aliviada- Sasuke-kun, que bueno que llegaste. ¿Podrías quedarte con Naruto?- Sasuke asintió en ademán y la chica de un salto desapareció del jardín.

Se acercó al rubio y notó que su bella yukata estaba rota en la pierna, se le podía ver el muslo completo y un hilo de sangre que bajaba hasta los pies- ¿Qué te pasó?- preguntó preocupado.

Naruto le dedicó una miradagélida- Que no estabas haciendo tu trabajo, eso fue lo que pasó- dijo con el ceño fruncido.

-¿Qué quieres decir?

-Veo que no lo captas. Fui atacado y si no fuera por Hinata, tu misión habría sido un fracaso total…, porque estaría muerto.

-¿Atacado? ¡Así de tranquilo me dices que casi te matan!- oficialmente, Sasuke estaba cabreado. No por la actitud del chico, bueno en parte sí; pero la verdadera razón era que tenía razón. Mientras él estaba divagando en sus cursis y estúpidos pensamientos, Naruto había sido atacado, su vida estuvo en peligro de muerte y todo por su culpa. De repente ya no sentía odio hacia la Hyuuga, eso había quedado atrás cuando la vio protegiendo a su rubio… un momento… ¿Su Rubio? ¿Por qué había pensado así?

Sacudió la cabeza enérgicamente, de nada servía divagar estupideces otra vez.

-No es una novedad- respondió Naruto con simpleza- deberías ir tras Hinata. Ha ido a capturar a mis atacantes. Está haciendo tú trabajo, otra vez.

Sasuke arrugó el entrecejo. Podía gustarle Naruto, pero esa personalidad era algo que definitivamente no le pegaba. Eso sería lo primero que cambiaría cuando lo hiciera suyo, lo volvería más sumiso y… no, no, no… ¿cómo que cuando lo hiciera suyo? ¿En qué demonios estaba pensando? Se dio cuarenta patadas mentales por ser tan idiota y volvió a su semblante de seriedad- No tienes que decírmelo- se volteó algo “molesto” para ir por dónde se había ido la ojiperla pero otro grito de una de las mucamas lo hizo girar- ¿Ahora que sucede?

-¡Naruto-sama!

Sasuke corrió a dónde estaba el rubio y lo cargó en brazos, había perdido el conocimiento, tal vez por la pérdida de sangre. ¿Había estado conteniendo el dolor todo ese tiempo? Seguro fue por eso que lo instó a que se marchara, para que no descubriera su debilidad.

Se sorprendió por lo poco que pesaba, menos que una chica. ¿Comía bien? Si no era así, ya tenía otra cosa que corregir cuando… sacudió la cabeza alejando esos pensamientos, debía llevarlo adentro. Siguiendo las indicaciones de las mucamas, llegó hasta la sala donde siempre lo atendían cuando era herido. Al parecer era cierto eso de que no era una novedad.

Lo dejó en la cama y rasgó la tela de la yukata para dejar sus piernas completamente descubiertas. Tragó saliva, la situación le estaba llevando sangre a las mejillas. La piel de Naruto era acanelada con ligeros tonos sonrosados, suave al tacto, tan delicada. Su expresión era una mezcla entre tranquila y adolorida, sus párpados estaban fuertemente cerrados y respiraba agitadamente. Los carrillos de Naruto se tiñeron de carmín; Sasuke se preocupó, sería malo si le subía la fiebre.

Lavó la herida en el muslo y después lo vendó. De nuevo tragó saliva, ya que para poder hacerlo tuvo que levantar su pierna y al tocar su suave piel;sintió una punzada bajo la pelvis. Las mejillas de Naruto seguían rojas, estaba semidesnudo sobre la cama, él encima con las manos en sus piernas…, una situación que le era bastante familiar, bastante comprometedora, morbosa y aun así no tenía nada que ver con lo que su imaginación le mostró.

Solo unos días y ya pensaba que ese rubio definitivamente lo volvería loco.¿Cómo era posible? Resopló fastidiado. Él. Uchiha Sasuke. Era orgulloso, altanero, indiferente, frío, incapaz de sentir nada; sus sentimientos bajo control, sin lazos que fortalecer o proteger, sin deseos hacia nada en especial… ahora se sentía excitado, acalorado, todo lo contrario a como era realmente. Los deseos bajos le martillaban el cerebro y el cuerpo de aquel jodido rubio era una invitación al placer.

Salió de la habitación resoplando. ¿Cómo la resolución de una persona podía cambiar tanto en apenas unasemana? Solo de conocerlo, Naruto hizo que sus propios ideales se frustraran en su mente, sabiéndose ignorados por Sasuke al conectar su mirada con los bellos ojos azules.

Dio un pequeño salto cuando se encontró con Hinata en el pasillo, creyó que iría a reprocharle, pero no, se veía aliviada de verlo. Estaba sucia y cubierta de sangre, aunque su expresión seguía siendo angelical.

-¿Cómo está Naruto?- preguntó la ojiperla, aún agitada por el reciente ejercicio.

-Tranquila, él está bien- la alentó el moreno, le dio una palmada en el hombro para que se calmara- ¿Te encargaste de los responsables?

La ojiperla asintió- Pero eso no será suficiente- frunció el ceño, debatiendo internamente sobre las posibilidades de Naruto por sobrevivir… eran pocas- Siempre vendrá alguien para hacerle daño- dijo mirando el suelo- cada vez vienen más.

-Hinata- la chica lo miró expectante cuando escuchó su nombre- cámbiate y después reúnete conmigo. Quiero hablar contigo.

-Vale- hizo una reverencia a forma de despedida cuando el azabache le pasó de largo, perdiéndose en la longitud del pasillo. Suspiró con agotamiento y entró en la habitación de Naruto, debía cerciorar con sus propios ojos que se encontraba bien.

 

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Sasuke caminó con paso fuerte por la casa, agudizando sus sentidos en caso de que hubiera alguien infiltrado con deseos hostiles. Aparentemente, su trabajo de guardaespaldas no era tan sencillo como había esperado. Solo estuvo un minuto sin custodiar al rubio y casi lo matan.Tendría que mantenerlo vigilado en todo momento a partir de ahora, dormir con los ojos abiertos de ser necesario. No dejaría que le volvieran a hacer daño.

Pensó en los ojos de Naruto llenos de miedo el día que se conocieron, ¿sería por los constantes atentados que sufría? No estaba muy seguro. Sus dudas se hicieron más grandes cuando lo vio tan tranquilo en el momento del ataque, indiferente a lo que pudiera pasarle. Parecía estar más preocupado por Hinata que por él mismo.

Sasuke chasqueó la lengua. Ya no odiaba a la Hyuuga, pero la preferencia de Naruto para con ella lo hacía enfurecer. Era lógico, puesto que llevan juntos mucho tiempo y Sasuke apenas había empezado a ser “relevante” en su vida, pero seguía molesto. No estaba acostumbrado a que lo rechazaran, normalmente siempre estaba envuelto entre personas que lo glorificaban por esto o por lo otro, con millones de fanáticas besando sus pies. Y sin embargo el jodido rubio pasaba de él olímpicamente. Se sentía frustrado en demasía.

Media hora después, Sasuke estaba leyendo en su habitación, tratando por todos los medios de relajar su cuerpo y sus pensamientos homicidas con todo el mundo. Hasta la ardilla que le pasó de largo en el jardín sufriría su ira si no lograba controlarse. Sintió dos toquecitos en la puerta y se levantó para abrir. Era Hinata, ya estaba limpia y cambiada. Entró con la cabeza gacha y se sentó en el suelo de manera formal. Sasuke la imitó, sentándose frente a ella.

-¿Qué quieres saber?

Sasuke la observó con seriedad, leyendo sus expresiones. Ella se mantenía apacible, con la misma sonrisa estúpida que tenía ganas de borrar…, aunque ella no le hubiera hecho nada para ganarse ese resentimiento…… ¡Que la Hyuuga lo tenía celoso, coño! Ya está, lo había admitido- Naruto, ¿por qué quieren matarlo?- preguntó entrecerrando los ojos.

La ojiperla lo meditó por un momento, no sabía si responder o no, pero la intensa mirada delazabache la hizo hablar- Es por varias razones- Sasuke levantó una ceja, quería una respuesta mejor elaborada- Una de ellas es porque es doncel.

-¿Por ser doncel?- Sasuke estaba sorprendido con la afirmación- ¿Hay discriminación contra ellos o algo?

-No, claro que no.-se apresuró a decir- Los donceles son codiciados en todo el mundo. Porque son raros y hermosos, pero eso mismo fue lo que abrió la tumba de Naruto.

-¿Qué quieres decir?

Hinata jugó con sus dedos sobre su regazo, indecisa de continuar, al final suspiró una vez más y confesó lo que sabía- Hace cinco años, vino un hombre a esta casa. Era un ninja renegado de Konoha. Se enteró de la situación de Naruto y le propuso que se uniera a él. Después de todo, su misma aldea había decidido encerrarlo en el exilio antes de que aprendiera a caminar. En ese entonces, Naruto tenía once años, era un crío, pero a pesar de todo amaba a Konoha y se negó a la propuesta del hombre.

-¿Naruto es de Konoha?- esa información no se la habían acreditado. Creía que lo habían capturado de pequeño y lo encerraron allí con su familia por algún crimen de sus padres, no esperaba que fueran de la misma aldea.

-Sí. Su madre era la heredera del clan Uzumaki, pero murió hace años.

-Entiendo- el azabache agachó la mirada, recordando el motivo del trauma del menor.

-Después de eso, aquel hombre volvió y le propuso a Naruto que contrajeran matrimonio, que le diera un hijo.- Sasuke aseveró la mirada. El hecho de que un jodido desconocido lo haya pretendido… chistó molesto. Aunque había otro asunto que lo dejaba desvelado, Naruto podía concebir una vida, seguía siendo algo descabellado a su parecer, sin embargo no incierto. Quería saber más, así que guardó silencio- Obviamente Naruto volvió a negarse, quería a ese hombre lo más lejos posible, pero lo que ganó con su respuesta…, fue una amenaza: “Te arrepentirás de esto, debiste haberme escogido a mí en vez de a ellos” fue lo que dijo antes de marcharse. Después de eso ha sido víctima de constante atentados contra su vida…

Sasuke apretó los puños, no lo conocía y ya había declarado a aquel hombre como el objetivo de su ira. Debía desquitarse con alguien de que Naruto no le prestara atención y se sentía mal por sentir tanto recelo hacia Hinata, entonces, ¿quién mejor que un enemigo para desquitarse y además vengarse? Aunque no sabía la razón de la venganza, pero ya la averiguaría después.

-Por eso me ordenaronmatar a quien se le acerque- dijo algo pensativo, aunanalizando la situación.

-Exacto. Yo sola no podría protegerlo contra tantos enemigos.

-¿Quién era ese imbécil? Quiero decir… el renegado.

Hinata desvió su vista al suelo, apenada por lo que diría- Lo siento, Sasuke. No sé quién es. En esa época yo no trabajaba aquí. Lo poco que sé fue lo que me contó Naruto, pero nunca me quiso hablar con exactitud de quién se trataba.

Sasuke se sintió abatido- Pero…- hizo una pausa, quería saber más. El relato de Hinata no era suficiente. Si no sabía quién era el enemigo las cosas serían mucho más complicadas. Quiso preguntar de nuevo, pero la mirada de la chica le advirtió que eso era todo lo que sabía. Suspiró y cambió mentalmente la pregunta- ¿cuál es la otra razón por la que quieren asesinarlo?

-… No puedo responder a eso, es la ley, Sasuke.- especificóantes de que el moreno sacara sus propias conclusiones- Solo diré, que es por la misma razón que permanece en el exilio.

-Ya veo- suspiró-. No te preocupes, lo que sucedió hoy no volverá a pasar. Me convertiré en su sombra.

-Gracias- se puso de pie y se dirigió a la puerta- Sé que te llevaste una idea equivocada de él,pero Naruto es más frágil de lo que parece, porque le cuesta confiar en la gente.

-Entiendo- recordó las palabras de Iruka y las conectó con las de Hinata, al parecer el rubio lo tenía muy bien engañado a través de un velo de indiferencia. Se sentía más atraído hacia él y mucho más intrigado. ¿Por qué tanto recelo? Ya lo averiguaría.

La ojiperla se fue y lo dejó divagar en suscavilaciones, tenía mucho en qué pensar.

Hoy pudo saber una de las razones de los ataques hacia el rubio, aunque al parecer había más. La razón por la que estaba exiliado aún era un secreto, pero no descansaría hasta descubrirlo. Se acostó en su cama con los brazos detrás de la cabeza, admirando el interesante techo mientras un par de ojos azules se colaban en su cerebro.

Chasqueó la lengua.

Ya estaba harto. Su fijación con Naruto no tenía sentido. Por más lindo que fuera, ese encaprichamiento había sido muy rápido. No solo era eso, sino que ya lo catalogaba como suyo, de su propiedad, cualquier otra persona que se acercara al rubio recibía su ira… ¿por qué joder? Si nunca se había fijado en nada que no fuera su clan, su hermano, su venganza no realizada y su preciada espada… la cual quería como si fuera su mujer. Naruto simplemente no podía salir de su cabeza y le jode acostumbrarse a la idea del rechazo.

 

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Algunas horas después, Sasuke se dirigió a la habitación donde descansaba el rubio para comprobar que todo estuviera en orden. Ese día Naruto no despertó, tal vez por el jutsu de curación que habrá usado Hinata. Mejor. Así podría vigilarlo sin que le tirara piedras. Estando tan cerca, sabría rápidamente si algo pasaba. Se tomó la libertad de crear varios sellos alrededor de las dos habitaciones,los cuales le alertarían en cuanto hubiera algún movimiento de chakra en ese perímetro.

Volvió al jardín dónde se dio lugar el atentado. Necesitaba encontrar alguna pista, el más mínimo detalle que le permitiera saber quién era el perseguidor de Naruto. Nada. Horas y horas buscando y lo único que encontró fue un pedazo de tela de la yukata de Naruto, tal vez era la parte del muslo que se desgarró. Se sintió un imbécil cuando se percató de lo que había hecho, la había amarrado a la funda de su mujer, su preciada Kusanagi. ¿Para qué? ¿Para torturarse, recordándose en todo momento lo mucho que lo odiaba el jodido rubio?

Dejó escapar el aire de los pulmones con fastidio y resignación. Era oficial, Naruto lo había vuelto un idiota en el lapsus de tiempo de unas escasas horas. Volvió a su habitación arrastrando los pies, de nada servía auto-compadecerse. Si quería ganarse su corazón, debía hacer algo al respecto, no andar suspirando como si fuera…; la piel se le puso de gallina cuando se dio cuenta con quien estuvo a punto de compararse… sus fanáticas.

Se acostó una vez más, dispuesto a dormir aunque fuera un poco, necesitaba descansar.

 

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Durante la noche sintió los sellos activarse, pero no sintió hostilidad ninguna. Pensó que podría tratarse de Hinata que habría ido a ver cómo estaba Naruto. Volvió a incorporarse en su cama, pero no durmió. Se quedaría en vela hasta que el movimiento de chakra desapareciera, pero el tiempo pasaba y el chakra seguía ahí.

Decidió levantarse de su lecho e ir a ver en persona qué estaba sucediendo. Abrió silenciosamente la puerta de la habitación de Naruto;ojeó alrededor, pero no había nadie allí a excepción del mismo Naruto, que permanecía profundamente dormido en su futón.

Caminó con parsimonia en su dirección, tratando de no despertarlo de su sueño. Se arrodilló a su lado, observando las relajadas facciones, la respiración acompasada y los carnosos labios semiabiertos. Su mano se aventuró sola por la rayada mejilla, disfrutando de la suavidad en la piel.

Una lágrima rodó por la comisura del parpado cerrado del menor y la apartó con su pulgar, para que la escena siguiera siendo privada. No sabía cómo su cuerpo se había movido tanto sin su consentimiento, pero sin siquiera percatarse, su rostro estaba a escasos centímetros del contrario, absorbiendo los suspiros nocturnos que soltaba.

Sasuke hizo lo que un ninja no debía hacer jamás durante una misión, dejar sus sentimientos al descubierto.Pero ya no podía evitarlo, tampoco podía detenerse. Sus labios, estaban probando el pecado, probando lo que en su posición, no debería ser probado…, la boca de Naruto.

Apenas fue un roce imperceptible, una caricia de dos pieles, una humedad irrelevante y un calor que sabía a delirio. Justo cuando sentía que no podía separarse, que quedaría pegado a ese cuerpo para siempre, se apartó. Se sobó la nuca sin poderse creer lo que acababa de hacer.

Le había robado un beso a su “joven amo”.

Suspiró, definitivamente ese rubio lo estaba trastornando. Sonrió a medias al percatarse que las mejillas del menor se habían vuelto de un tono carmín, como respondiendo al acto secreto que completaron los dos. Sin embargo el blondo seguía dormido, así que solo había sido una idea banal y utópica.

Se acercó hasta el oído del chico y le susurró una silenciosa confesión. Las palabras le salían del alma, sin embargo no las diría en otro momento, porque sabía que Naruto no le creería, que no confiaría en él. Así que desde ese momento, Sasuke decidió no sacar sus sentimientos a flote y se comportaría como un verdadero ninja debía ser. Distante.

Salió como mismo había entrado, en completo silencio. Asombrándose un poco porque desde el momento que entró en la habitación dejó de sentir el chakra ajeno. Debía ser más cuidadoso, se había centrado tanto en la presencia del durmiente Naruto que se olvidó de cuál era su misión en ese lugar. Asesinar a cualquiera que se le acerque, sin piedad.

 

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Al amanecer fue directamente a la habitación dónde descansaba el áureo. Necesitaba saber si ya estaba mejor, pero no lo encontró allí. Lo buscó por toda la casa, pero ni pista de él. Fue al jardín interior; estaba vacío, entonces se dirigió al principal y allí estaba, sentado junto al lago y observando la distancia con la mirada perdida.Se le acercó en silencio, Naruto lo sintió y rápidamente se puso de pie, arreglándose la ropa,mientras se pasaba los puños por la cara, secando lo que seguramente eran lágrimas.

-¿Qué quieres?- dijo en tono agrio.

-Hago mi trabajo- Sasuke se sentó en el césped como si nada y el ojiazul lo miró con recelo- puedes relajarte, no muerdo.

-Hump, como si pudieras hacerme algo- también se sentó, ignorando la mirada atónita del Uchiha.

Sasuke lo miró con un tic en la ceja- ¿Qué insinúas?

-Que eres más débil de lo que pareces. Si yo quisiera, te derrotaría en un duelo amistoso- soltó con toquecito de burla hacia el pelinegro.

-¿Estás seguro de eso? Recuerda que soy un ninja.

-Y yo un demonio de nueve colas, ¿no te jode?- Naruto rió de lado al ver la expresión desencajada del azabache- era broma, solo digo que eres un ninja muyfrágil.

Sasuke, bastante enojado, se abalanzó sobre el rubio en un movimiento tan rápido que apenas se notó.Naruto se sorprendió cuando sintió su espalda tocar la hierba. El azabache lo inmovilizó en el suelo debajo de su cuerpo, sujetándole las muñecas por encima de la cabeza y colocando una pierna a cada lado de su cadera- ¿Decías?- sonrió con sorna.

-Suéltame, esto no es gracioso- se removía sin éxito- ¡suéltame te digo!

El moreno quedó inmóvil. Naruto estaba debajo de él, con los carrillos sonrojados y ojos llorosos. La yukata celeste que tenía puesta era una invitación a arrancarla y destrozarla para dejar al descubierto su piel acanelada. Sasuke se acercó hasta los labios,ansiando probarlos una vez más y estuvo a punto de hacerlo, pero una última súplica lo hizo detenerse.

-Por favor- rogó Naruto.

El azabache sacudió la cabeza y soltó el aprehende, volviéndose a sentar a su lado. Su misión era protegerlo,¡no atacarlo! Pero es que el chico era una tentación andante. Naruto se incorporó arreglándose la ropa, puesto que se había desordenado con el forcejeo. Sasuke pudo notar sus piernas descubiertas y un sonrojo lo invadió.

-Tu herida…- decía entrecortadamente- ¿ya está mejor?

Naruto lo miró sorprendido- Hinata me curó ayer, no le gusta que me queden cicatrices, usó ninjutsu médico- levantó un poco la tela que lo cubría y enseñó su muslo curado- ¿Ves? Ni un rasguño.

Al moreno casi le da una hemorragia, desvió la vista avergonzado  y Naruto rió, sabía que lo estaba provocando- Ya veo- tartamudeó un poco.

-Escuché de las sirvientas… que fuiste tú quien me ayudó cuando me desmayé.Quería agradecértelo.

El pelinegro se encogió de hombros- Es mi trabajo después de todo.

Naruto abrió los ojos, una capa de líquido salino le nubló la vista, no se permitió llorar, no de nuevo, parpadeó y las lágrimas que habían amenazado con salir desaparecieron- Si… es tu trabajo- reafirmó con la cabeza gacha.

Sasuke lo miró extrañado. Naruto se veía tan solo y tan triste que sintió que el pecho se le partiría en dos.

El blondo súbitamente se puso de pie dándole la espalda- La próxima vez hazlo bien. Si no fueras tan incompetente no me habrían herido en primer lugar- y diciendo esose marchó, nunca miró a Sasuke, por lo que este no se pudo dar cuenta del enorme sonrojo que enmarcaba su rostro y la molestia de su semblante.

Se sintió un estúpido al malinterpretar las palabras que le dedicó Sasuke la noche anterior,creyendo de forma errónea que estaba inconsciente: “Yo estaré siempre a tu lado”.El sonrojo se elevó hasta las orejas cuando recordó cierto incidente. Se acarició con las yemas de los dedos sus labios, tratando de imitar el suave toque que sintió en la madrugada. Un beso que había sido robado en sus sueños, o en la realidad… ya no estaba seguro. Creyó que había sido de verdad, pero al escuchar las palabras del Uchiha, sus utópicas cavilaciones quedaron atrás.

El azabache lo observó mientras se alejaba, completamente desentendido. ¿Qué pasa con ese cambio tan brusco? Primero se ve tan sumiso y lindo que quería follárselo ahí mismo, incluso le agradeció por ayudarlo, y al siguiente segundo era una persona completamente diferente, orgullosa y prepotente. Él no había hecho nada para que actuara así. Lo meditó un segundo y al rato llegó una seria conclusión…

Definitivamente,¡el maldito rubio!, lo volvería loco.

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno mis amores, aquí termina este cortito capítulo n_n… Actualizaré la próxima semana junto a mis otros fics. Déjenme sus opiniones en un rew para saber qué les pareció… sus comentarios son la tinta de mis historias. Un beso, un abrazo y hasta la semana que viene n_n/


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