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forNever because of you (YOONMIN) por Sou-Tan

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Objetivo fijado.

Yoongi botó el cigarrillo a un lado y exhaló el humo de la última calada antes de volver adentro, el chico cantaba en el escenario, arrancando suspiros de una que otra fémina en el público. Todos en el casino murmuraban que Jimin era transparente al cantar y demostrar todas sus emociones.

Pero Yoongi sabía que no. Min Yoongi era el mayor timador y mentiroso tal vez del país, su cabeza maquinando excusas y engaños 24/7. La verdad,  en sus labios, era un valor de sabor extraño.

Park Jimin tenía el pelo teñido, perforaciones en las orejas, piel pálida, una cara bonita, una dulce voz y su chaqueta de cuero azul que era su favorita. Eso no evidenciaba nada, no lo definía. Y Yoongi podía distinguir el titubeo antes de hablar, lo dilatado de sus pupilas y un pequeño temblar de cejas cuando mentía.

Yoongi reconocía mentiras desde kilometros.

Y Park Jimin era alguien que escondía muchos secretos.

Yoongi no tenía problema con descubrir qué se escondía tras esa faceta de cantante de casino.

Y Jimin no tenía problemas en seguir mintiendole al maestro de la mentira, ignorante de que Min Yoongi sabía que había algo detrás de sus pupilas dilatadas.

Ignorante de que Yoongi repetía todos los días la misma mentira vacía.

Porque Park Jimin no tiene nada que pueda ser admirado.

          Cap 1  

"Se despierta con miedo

A envejecer.

Él no tiene vergüenza

de nada...

...Si somos lo que sabemos

Entonces

Él lo es todo..."

Jet-She's a genius.

 

La señorita Kwon miró atentamente a todos los niños a través de la ventana, ellos jugaban en el patio y ella mejor que nadie sabía de lo que eran capaces los niños. Tenía treinta y dos años recién cumplidos y, aunque no tenía ningún hijo, había crecido en el hogar de niños y cuando fue mayor de edad decidió quedarse y trabajar allí.

Cuando Hyukmin, el niño de seis años de cabello rizado, le dió un puntapié a Sohee, una niña de siete; la señorita Kwon concluyó que era mejor salir y vigilar desde afuera. Minutos después una pequeña mano le estaba jalando la manga de su camisa con bastante ahínco, ella bajó su mirada y Taesung le sonrió tímido, el niño tenía cinco años y lo adoraba porque era tranquilo, alegre, terminaba sus deberes a tiempo y se las arreglaba todos los días para intentar hacer su cama.

-Ajumma, por favor, ayudeme a subir - pidió el niño mientras señalaba hacia los columpios.

Le tomó la mano y caminó con él sin despegar el ojo de los demás, y una vez le ayudó a subir al columpio se alejó de nuevo porque debía preparar las cosas para el almuerzo; sin confiar mucho en regresar sin encontrar otro problema.

Niños.

En la cocina todo estaba en orden, ese día tendrían guiso de pollo, sopa de algas y arroz blanco. Y como en muy pocas ocasiones, podrían probar postre, un gran pastel de chocolate puro que abríria el apetito a cualquiera, menos a la señorita Kwon, porque ella era insulsa y aburrida y no se emocionaba por casi nada y eso incluía postres. Excepto cuando tenía que regañar a alguien o cuando te descubría haciendo cosas malas y las mejillas se le coloreaban por la emoción.

Un grito se escuchó a lo lejos, nadie más que ella lo escuchó, pero de todas formas salió al trote anticipandose a cualquier regaño y maquinando un castigo para el hubiese armado jaleo.

Taesung estaba en el suelo con los ojos llorosos y las rodillas sangrantes, el columpio siguió su curso y golpeó suavemente su cabeza, ocasionando que el niño estallara en llanto.

-¿Qué ha pasado? - cuestionó con evidente molestia, mirando a los tres niños rodeando a Taesung. Seol se encogió de hombros y se alejó, Minsuk miró al niño en el suelo con confusión y a la señorita Kwon con miedo, a su lado, sentado en el columpio y muy alegre, Min Yoongi le sonrió candidamente y señaló a Minsuk en un gesto muy confiado y puso de nuevo atención en mecerse en el columpio. A la señorita Kwon se le crispaban los nervios siempre que veía a Yoongi, esta vez no fue la excepción. Minsuk negó, pero dado que estaba detrás del columpio donde antes estaba Taesung, la señorita Kwon dedujo que sí, Minsuk empujó al niño.

Aunque dentro de ella siempre había una alarma encendida que le señalaba a Min Yoongi como el culpable de todo. Porque Yoongi era un niño adorable, pero su cabello rubio natural y sus ojos con heterocromía y su brillante sonrisa le producían escalofríos. Nada podría sacarle a la señorita Kwon de la cabeza que algo de cruel tenía ese niño.

Como un pequeño lobo feroz disfrazado de obeja.

Ese día Minsuk recibió un castigo.

 

 

La señorita Kwon se despertó en medio de la noche con la respiración agitada, afuera se escucharon unos cuantos ruidos que la alarmaron. Tomó su camisón y se lo puso encima del pijama, era una noche ni tan caliente ni tan fría en medio de la primavera. Se apresuró al pasillo, pero se detuvo a medio camino con el corazón martilleandole en el pecho. La imagen frente a sus ojos la dejó boquiabierta y asqueada. Min Yoongi, entró silenciosamente al baño con un cuchillo manchado de rojo en la mano, las comisuras de sus labios también estaban manchadas, y la señorita Kwon pensó que sus ojos grises moteados de azul marino se veían genuinamente diabólicos a la luz de la luna que se entrometía por la ventana.

Ahogó un grito de horror y trato de convencerse a sí misma de que era un sueño, tomando valor para cruzar el pasillo e ir escaleras abajo. En la cocina escuchó voces y se dirigió hasta ahí.

La cocinera, la señora Woo, de unos cincuenta años; estaba roja de ira al maldecir a toda voz.

-Alguien se ha comido la mitad del pastel de fresa de mañana - dijo por fin Yoon Ah, la otra mujer que trabajaba al cuidado de los niños ya más grandes.

Algo hizo click dentro de su cabeza. Lo tenía.

Con paso firme volvió a subir y se internó en el dormitorio de los niños; encendió las luces ganandose quejas de los que se despertaron al instante, otros ni siquiera notaron su llegada. Entre esos otros se encontraba Yoongi, quien dormía placidamente abrazado a un feo conejo de peluche con ojos de botón.

Era horrible.

Si, eso era. Min Yoongi era un niño horrible.

Fue hasta él y lo zarandeó bruscamente. Ella lo había visto, sabía que era él quien comió el pastel de fresa.

El niño la miró con ojos entrecerrados, y Yoon Ah suspiró diciendo en un susurro que era un niño adorable. La señorita Kwon tenía el rostro coloreado porque atrapar a alguien era la única cosa que causaba algo en ella.

-¿Qué pasa? - preguntó un aturdido Yoongi, aún medio dormido.

-¿Dónde estabas hace unos momentos?

-Pues aquí, durmiendo con Ludy - aclaró el pequeño refiriéndose a su peluche.

La señorita Kwon se dió cuenta de que los niños y las otra dos mujeres la miraban atenta, y se dió cuenta también de que Yoongi era un niño que nunca antes dió problemas y que sólo ella había visto cómo entraba en el baño manchado de mermelada de fresa y queso crema. No tenía pruebas y nadie iba a creerle.

Kwon dejó a Yoongi en paz y salió de allí seguida de las otras mujeres. Apagó la luz y se asomó por la mirilla de la puerta, a los niños no les costó mucho dormirse de nuevo, pero un extraño brillo llamó su atención. La luna llena detrás en la ventana y los grandes ojos de Yoongi se iluminaron con la tenue luz y una macabra sonrisa adornó su rostro. El niño no la miraba, pero sintió que así fue.

Min Yoongi era como un pequeño demonio camuflado entre un centenar de angeles.

Un demonio de cuatro años.

 

Desde que tenía uso de razón, Yoongi tatuó en su mente una filosofía de vida.
"Nunca decir una mentira que no se puede mantener."

 

 

 

El tipo de traje gris llevaba una hora entera sentado en la máquina que Yoongi quería usar, pero no estaba desesperado ni ansioso. Lo único que sentía era aburrimiento y la paleta roja, sumandole el hecho de que había ganado cincuenta mil wons, eran dos cosas que ayudaban a contrarrestarlo.

Cinco minutos más, y está listo.

Como si de una fuerza exterior y omnipresente se tratase, cinco minutos después el tipo de traje gris ya se estaba levantando irritado, dandole un golpe a la maquina antes de irse hacia una de las mesas de póquer.

Zopencos.

Una de las actividades favoritas de Yoongi era burlarse silenciosamente de los apostadores idiotas que creían poder ganar algo de dinero a punta de suerte. A él, personalmente, no le interesaba dejar nada al azar y sin importar que fuese un experto; lograba ganar con sus perfectamentes pulidas habilidades de cálculo de las situaciones y, a quién mentirle, muchas trampas. Sonriendo ladinamente se echó el cabello rubio hacia atrás, con el tiempo se le había oscurecido un poco; y mordió la paleta que se rompió en finos pedazos dentro de su boca. Fue y se sentó cómodamente en la máquina, esta era suya, un rápido movimiento de manos a escondidas de la cámara de seguridad, un botón aquí y un jalón a la palanca y listo.

Todos alrededor miraron a Yoongi, no tan sorprendidos pero sí frustrados porque ese rubio teñido veinteañero parecía tener una estrella de la fortuna sobre su cabeza y el signo de dolar en sus ojos. Las monedas cayendo como lluvia en el depósito de la máquina. El chico llamó a uno de los encargados para que lo ayudase con las monedas y se fue con expresión satisfecha hasta el bar.

Inconscientemente movió el pie al son de la música en vivo al caminar, y miró de reojo hacia el escenario, a la banda del casino. Tomó asiento en el bar y le dió el billete de más alta denominación que conocía a Taehyung, el bartender con cara de niño al que había encontrado robando el primer día en que puso un pie en el casino.

Taehyung lo miró aterrado aquella vez, pero Yoongi sólo se echó a reír y se burló de su incompetencia. Ambos llegaron a un acuerdo: Taehyung mantendría su boca sellada acerca de la edad de Yoongi (apenas tenía 17 cuando se conocieron) y Yoongi haría como que no vió nada.

-Dame un vodka, ya sabes, como siempre - pidió.

-Un jugo de naranja con cinco mililitros de vodka sigue siendo un jugo de naranja - se burló el moreno detrás de la barra, agitando fuertemente el mezclador y encandilando a todos cuando derramó el líquido desde un metro de altura hasta dos copas sin derramar ni una gota.

Las dos chicas a su lado tomaron sus bebidas emocionadas, y Yoongi rió porque Taehyung había llevado tantas chicas a la cama con ese truco como él mismo lo había hecho con sus mentiras.

-Mierda - masculló sintiendo una gota de sudor en su cuello.

Se quitó el blazer y lo dejó en el respaldar de la silla justo cuando la conocida voz de Park Jimin llegó a todos los rincones del lugar. Bebió de su jugo, sin poder evitar sonreírle con picardía a Mei Wang cuando se sentó a su lado; ella era una china de piel tostada y curvas que harían babear hasta al hombre más homosexual en el planeta.

-Lo quiero - dijo Mei con convicción, mirando hacia algún punto en específico.

Yoongi siguió su mirada hasta toparse con el cantante-pelirrojo-teñido-Park-Jimin.

-No creo que sea un reto para ti, preciosa - alentó el sin mirarla, concentrado en revolver su jugo con el tallo de la cereza - pero yo que tú, andaría con cuidado con ese chico - advirtió.

-Sabes que siempre voy por el lado seguro, cariño - Afirmó la de pelo negro giñandole el ojo - Aunque por ti, podría correr algunos riesgos - susurró insinuante sobre su oreja haciéndole cosquillas.

Yoongi rió fuerte, sus ojos moteados desapareciendo detrás de sus pálidos pómulos. Estaba acostumbrado a las constantes insinuasiones de Mei, y más de una vez se vió tentado a seguirle la corriente; pero Yoongi utilizaba el sexo como un medio para alcanzar sus metas, y Mei le caía mejor que la mayoría como para considerar estafarla.

-En serio, así vestido de negro y con tus ojos luces como una leyenda griega. ¿Tu cabello es realmente rubio? Esas raices se ven bastante reales.

-Es porque lo son.

Era algo irónico que los pocos aspectos reales en Yoongi lucieran como una falsedad, en su vida había visto a un asiático de pelo rubio natural y que además tuviese heterocromía. Sus ojos grises con toques de azul le daban un aspecto gatuno que le había traído problemas al camuflarse.

-Yoongi es todo un espécimen, ¿no lo crees? - Mei habló a alguien detrás de Yoongi, y él se giró para encontrarse con Jimin, el cantante del casino.

Park Jimin es todo un espécimen.

No es que el chico le atrayese física ni sentimentalmente, Yoongi lo consideraba a Jimin como un individuo divertido de estudiar por cortos lapsos de tiempo. Traía locas a las mujeres del casino; incluso muchas venían sólo para verlo y hasta Taehyung dijo muchas veces que Jimin era tan atractivo como un idol. Esa noche Jimin llevaba los vaqueros rasgados en las rodillas, unas botas militares y una camisa a cuadros sobre una camiseta blanca. Todo un chico tumblr, pero poco apropiado para el casino. Sus venas sobresalientes atraían a Mei, pero Yoongi reconocía a un mentiroso sin mucho esfuerzo; y aunque era un actor decente no podría engañarlo a él ni en un millón de años cuando el apocalipsis tuviese lugar y Jesús bajase sobre un unicornio lila.

Si habí algo que Yoongi disfrutase tanto como mentir, robar o engañar; eso era descubrir a otros mentirosos. Eso lo hacía sentir que era bueno en lo suyo ya que nadie lo había descubierto directamente hasta ahora.

-Si, Yoongi es un tipo muy interesante, Mei-noona - respondió cortesmente Jimin, tomando el trago que ella le ofrecía y dejandose hacer cuando ella lo jaló cerca.

Yoongi lo miró atentamente, bastante interesado esta vez, si fuese un gato sus orejas se hubieran movido ante el sonido. Mei lo besó en la comisura de sus labios y el chico la tomó de la nuca y le susurró algo en el oido de lo que ella se rió a carcajadas pero Jimin no. Yoongi seguía mirandolo con los labios pegados en el borde del vaso: Jimin era guapo, eso era verdad, pero aparte de ese físico de muerte todo lo demás, a ojos de Yoongi, denotaba faldedad.

Uno de los principios de su vida era creéte a ti mismo si quieres engañar a otros.

Park Jimin no creía del todo en sí mismo.

Y cuando Mei Wang metió su cabeza en el hueco de su cuello y él sonrió hacia Yoongi rn un gesto de camaradería; supo que como casi siempre, no estaba equivocado en no creerle.

Y iba a descubrirlo por mero placer.

Porque, vamos, él era Min Yoongi, quien con sólo cuatro años puso el horfanato de cabeza sin darle ni una sola prueba a la única persona que dudó de su inocencia.

Señorita Kwon, que te jodan.








Siento si hay errores. Lo edite. Wattpad no lo guardó y me da weba volver corregir. Ahora leo y arrrglo.

Gracias si lo leyeron ♥♥

Notas finales:

Esperen lo inesperado


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