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Encuentros de chocolate. por niky-cham

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Notas del capitulo:

Bueno. Aqui con el especial prometido :)

Espero que les encante. Me esforce mucho, pero es todo gracias a ustedes. Que siguen mis historias y me apoyan dia a dia.

Feliz Pascua a todos.

Disfruten.

Por cierto. Este capitulo no fue incluido en la historia de Torre de marfil, pues esta espacialmente desfazado de la historia, entonces no quise que cortara la linea del fic.

 

Encuentros de chocolate.

Pascua de resurrección es una gran fecha, de esas esperadas por toda la familia. Y es que grandes y pequeños disfrutan por igual. La resurrección de Cristo es una cosa, pero tener una buena excusa para llenar el alma de chocolates, es otra muy diferente. Los niños disfrutan persiguiendo al esquivo conejo, que esconde huevitos a diestra y siniestra.

-¡Has comprado demasiado! –Christopher se veía orgulloso. Castiel estaba asombrado, en su cocina debía haber unos doscientos huevos de chocolate, de todos los portes y colores.

-Está bien. Es mejor que sobre –Expuso el mayor con una gran sonrisa en el rostro.

Y es que esa era su primera pascua desde que él se había vuelto mayor. Y la ocasión estaba preparada a lo grande, invito a sus hermanos y sobrinos, pretendía esconder los chocolates en el jardín, ellos pasarían un buen rato, mientras los niños buscaban sus dulces.

-La primera pascua de Theo debe ser memorable –Soltó entusiasta.

-Eres un consumista –Castiel sonreía. Beso los labios de su amante, alzando un poco sus pies para acortar la diferencia de estatura –Vamos a guardar todo esto. –

Ese fin de semana seria la gran fiesta. A penas quedaban unas horas, y Christopher no cabía de emoción. A Castiel aquello le pareció adorable. Su pareja había preparado todo con mucha dedicación, y es que Chris no solo estaba enamorado de su hermoso doncel. Theodore, su primogénito, era sin duda el amado consentido de papá.

La mañana del día siguiente comenzó con ajetreo. Theodore, para empezar, y como si presintiera las actividades de ese día, había despertado temprano, se metió en entre sus padres y comenzó a molestar a ambos en busca de atención. Castiel fue el primero en reaccionar.

-Hijo, es muy temprano –Se quejó un poco, agarrando al nene entre los brazos, metiéndolo bajo las cobijas, por si el niño se animaba a dormir un poquito más junto a ellos. Lamentablemente Theo no estaba muy feliz con la idea.

-Papi, no papi –Rezongaba picando los ojos de su doncel padre –Papi, ya –Insistió, hasta conseguir levantar a Castiel.

-¿Qué quieres amor? –Pregunto quieto.

-No duerma –Soltó el niño, aferrando sus manitas al pijama de papi. Cristopher en tanto comenzaba a removerse por tanto ajetreo.

-Pero es muy temprano hijo –Argumento el doncel.

-No, sol –Apunto la ventana. Si hay sol, es de día, si es de día entonces comienza la diversión. Castiel de todos modos terminaría cediendo a los caprichos de su bebé. Siempre era igual.

-Ya, ya. Vamos a tomar un baño ¿Esta bien? –La sonrisa del niño se ensancho con la respuesta, y asintió emocionado, viendo como su papi dejaba la cama y comenzaba a buscar algunas cosas en el armario.

En silencio, para no molestar demás a Christopher, Castiel y nene abandonaron la habitación, y se metieron en el cuarto de baño. Theo jugo largo rato en el agua, con unos botes  plásticos, y un par de patos de hule, estuvo así hasta que se enfrió el agua, y Castiel decidió sacarlo antes de que enfermara.

No regresaron a la habitación principal. Castiel cruzo la puerta, entrando al cuarto de su hijo. El pequeño quedo envuelto en toallas sobre su cama, mientras el doncel revolvía su armario en busca de la ropa para su bebé. Una jardinera de un celeste muy sobrio, con pintas en verde agua, y una camiseta manga larga por debajo. Llevaría unos calcetines antideslizantes, pues aun no era estable al caminar, y los zapatos se le hacían incomodos, duros y difíciles de usar.

-Estas muy guapo, mi cielo –Theo sonreía antes las palabras de su padre. Mientras Castiel le quitaba algunas rebeldes hebras del rostro –Papi también tomara un baño -¿Te quedarías con papá sin molestar? –Pregunto alzando al nene entre sus brazos. Theo arrugo la nariz en una sonrisa, y se pegó al pecho de su papi, dejándose cargar hasta la habitación.

Castiel encendió el televisor, y le hizo una señal a Theo, para que guardara silencio. El niño pareció entender, y se quedó tranquilo sobre la cama, viendo un programa infantil. Mientras su padre dormía plácidamente. Aunque eso duraría poco.

Salió envuelto en una toalla de baño, había intentado no hacer ruido, pero sus intentos fueron en vano, pues el sueño de Christopher ya había sido perturbado, por nada más y nada menos, que el travieso de Theo.

-Buenos dias –Soltó el pelinegro. Theo estaba acostado sobre su pecho, jugando con los botones de su pijama.

-Buenos dias amor. Theo te ha despertado –Aseguro acercándose para besar al varón. Quien acariciaba la cabeza de su hijo. No le molestaba despertar temprano, una de las mejores cosas de ser padre, era despertar en compañía de su hermosa familia.

Y así partió su día. El desayuno fue preparado por su mejor amigo. Daniel lo tenía todo listo, y preparo panqueques con forma de  conejo, fruta picada y jugo de zanahorias. Comió con ellos, al fin y al cabo, Daniel ya era parte de la familia.

-¿Van a llegar temprano? –Pregunto recogiendo los platos utilizados en el desayuno.

-En un par de horas ¿Cuidarías a Theo, mientras nosotros escondemos “tú ya sabes que”? –

-Eso no se pregunta. Por supuesto que me  quedo con esta lindura –Pico la nariz del nene. Theo se removió en una suave carcajada.

Recorrieron el jardín entero. A medio camino se vieron obligados a anotar donde escondían cada cosa, pues eran tantas que se les hacía difícil recordarlo.

Clarissa fue la primera en llegar. Mateo traía unas esponjosas orejas de conejo, y saltaba emocionado de un lugar a otro, ansioso por comenzar su búsqueda.

-Vamos a esperar que tío Arthur llegue ¿Esta bien? –Castiel trataba de calmar al niño. Pero Mateo había arrugado su nariz, no muy contento con la idea. Gracias a Dios, Arthur y su familia, llego solo quince minutos después.

-Vamos al jardín familia –todos se encontraban reunidos en la sala de estar. Christopher les insto a levantarse. Y el primero en salir corriendo fue Mateo, Theodore tras de él dando cómicos brinquitos. Tía Clarissa también le había puesto orejas de conejo y una peluda cola al final de su espalda.

Christopher Tomo los canastos, puso uno en manos de su sobrino, Theo envidioso también extendió las manitas para recibir lo suyo, y Christopher le hizo sufrir un poco, entregándole primero un hermoso canasto rosado a su pequeña sobrina Elizabeth, la nena no se dio por enterada, siguió jugueteando con su chupón.

-¡Papá! –Reprocho Theo tirando el pantalón de su padre.

-¡Hijo, me estaba olvidando de ti! –Molesto un poco más, y luego saco un canasto de mimbre y lo puso en las manitas de su retoño.

El niño sonrió al instante y comenzó a buscar en el fondo del canasto. Estaba un poco anonadado. El canasto no tenía nada.

-Es para que guardes los huevitos que encuentras –Explico Castiel. El nene, sin entender, arrugo su nariz. – ¿Vamos a buscar? –Pregunto tomando la mano de su bebé, animándolo un poco para que llenara su canasto.

-Espera –Detuvo Christopher –Tu también buscas –Expuso, al tiempo que colocaba uno de los canastos en las manos de Giulian. El joven abrió sus ojos y se sonrojo notable mente. Qué vergüenza, buscar huevitos de pascua a su edad. Clarissa emocionaba busco en su bolsa otro par de orejas, y puso el cintillo en la cabeza del adolescente.

-¡Castiel! –Reprocho a su hermano mayor.

-¡Ya los oíste! –Soltó por respuesta el doncel. Y Giulian quiso cavar un oyó en la tierra para esconderse, pues Chris tomo una foto de todos ellos, con orejas de conejo y canastos en las manos.

-¡Comiencen la búsqueda! –Anuncio el jefe del hogar. Y los niños comenzaron a recorrer el jardín en busca de sus tesoros. Chris no demoro nada, y también comenzó a correr. Inmortalizando en videos toda la búsqueda de su hijo.

Terminaron exhaustos. Pero finalmente felices. A media búsqueda, Clarissa cogió un canasto para ella y otro para Daniel, finalmente también se unieron a la búsqueda, armándose con un pequeño botín cada uno. Mientras que los niños, se llevaban el tesoro máximo, pues cada canasto rebosaba de brillantes y coloridos huevos.

-¡Pelotita! –Theo intentaba hacerlos rebotar contra el piso, pero al perecer no estaba dando resultado. Sus padres, risueños le grababan desde un costado. Atraído por los colores, y por instinto de bebé, llevo uno de los huevos a su boca, pero la combinación del papel metálico con sus pequeños dientecitos, fue por lo menos, desagradable. Enojado alejo el huevo de su boca, lanzándolos a los pies de su tío Giulian.

-¡Así no, amor! –El nene gimoteaba, pues no le hallaba gracia a sus nuevas “pelotas”. Castiel desenvolvió uno de los huevos y acerco el dulce a la boca de su nene, este por reflejo junto los labios y se negó a probar –Es rico, Theo. Mira a papi –Y le dio un mordisco al pequeño huevo, que tenía salsa de fresa en el centro. El líquido comenzó a escurrir por sus dejos, y Theo atraído, abrió la boca.

-“Nomi” –Imito el bebé, los ruidos que siempre hacia su tío Daniel cuando le daba de comer: “¡Rico, Theo, ñomi, nomi!”.

-Mira allá –Christopher codeo a Castiel, apuntando a Giulian. Quien a pesar de haberse negado, ahora miraba su canasta con emoción, y cogía de a pares los huevos de chocolate, echándoselos a la boca.

El día culmino como una real maravilla. Y aunque toda su familia y amigos se habían marchado antes de lo esperado. La joven pareja seguía muy feliz con los resultados de su primera pascua de resurrección.

Theo, aun con todo el chocolate comido. Cayó inconsciente a eso de las nueve de la noche. Dormía con un conejo de peluche a un lado, y el oso de su tío Daniel a otro. La canasta descansaba junto a unos cubos de juguete.

Y con los niños dormidos. La pascua es de los más grandes.

Acariciaban nariz con nariz. Christopher estaba encantado, y compartida chocolates de boca a boca con su amado Castiel.

-Te quiero comer a ti –Admitió tras un pedazo de chocolate, compartido en un ardiente beso. Castiel dio por respuesta otro beso acalorado.

Poco a poco se deshicieron de las prendas, hasta queda finalmente desnudos. Christopher disfrutaba lamer el cuello de su doncel. Sabor a chocolate, todo le sabía a chocolate.

Chris era delicado, siempre lo había sido. Le conquistaba con besos rápidos y caricias suaves. Movía sus manos exactamente por las zonas más sensibles de su piel, y le erizaba los vellos de placer y gozo.

Castiel no debía hacer mucho, la simple respuesta del doncel, era suficiente para encender a su amante. Sin embargo el menor se esforzaba en corresponder, y repartís besos por la extensión del cuello contrario, sus manitas agiles recorrían la espalda fuerte y desnuda, erizando a Chris, cuando conseguía pasar cerca de sus nalgas.

-Vas a enloquecerme –Quejo el varón, compartiendo su respiración con la contraria.

Chris formo un camino, derritiendo el chocolate sobre la piel de su amado. Poco a poco hasta trazar un mapa. Sensual comenzó a lamer, obteniendo gemidos y jadeos por respuesta. Al final del camino, un huevo pequeñito le esperaba en el ombligo del su doncel.

-¡Encontré uno! –Exclamo quedando el chocolate con sus dientes, acercándolo a la boca de su amante. Compartiendo el chocolate en un nuevo y ardiente beso.

El primer dedo fue rápido, Castiel apenas pudo sentirlo, dio un respingo y gimió con suavidad, pronto fue acompañado por otro, ese causo un poco más de dolor, pero pronto decreció, dejando placer en su lugar. Christopher era un experto, movía sus dígitos ampliando la zona. Castiel no dejo de gozar en ningún momento. Ni siquiera cuando los dedos  fueron reemplazados por el palpitante miembro del mayor.

-Estrecho –Como siempre. Soltó al ingresar en el cuerpo contrario. Castiel dio un respingo de placer,  encorvo la espalda, comenzando a mover sus caderas –Ansioso –Le soltó el varón, dando su primera estocada.

Empujaba contra el cuerpo más pequeño, recibiendo jadeos y gemidos en el borde de su oído. Castiel se le aferraba a la espalda. Conseguía sacar gruñidos de Chris, cada vez que las uñas se enterraban un poco en la piel contraria, y su entrada daba pequeños apretones al miembro del mayor.

-Castiel ya estoy. –

-Yo igual. –Gimió el doncel, tras unos veinte minutos de ajetreo y cambios de posiciones.

Dos estocadas fueron el límite para llegar al cielo. Christopher se dejó caer sobre el cuerpo contrario. Castiel re recibió con los brazos abiertos, acariciando suavemente las pocas heridas que el mismo había causado en ese acalorado amor. Suspiraron cómplices, volvieron a unir sus labios en un beso tierno.

Un encuentro con sabor a chocolates…

Notas finales:

Listo cariños mios. Eso fue todo.

Espero que me dejen comentarios en este extra. Y les recuerdo que el capitulo de Torre de marfil estara mañana, pues esta semana tuve algunos problemas para cumplir la fecha :S

¿Que les parecio?

Espero que les haya encantado. Dejenme alguito aqui abajo ;)

Muchas gracias, nos leemos mañana en Torre de marfil.


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