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Ojos de Cielo por Camuscita de Aquario

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Notas del capitulo:

Bien, este fic no es como otros...lleno de sentmientos xD lo hice con algo de gusto y espero les guste también está inspirado en una canción y si desean la letras pueden pedirla ^^

disfruten ese´trocito de fic *O*

 



Ensimismado se encontraba, ya que no supo dar cuenta cuando hubo impactado su rostro contra el esternón de un muchacho.

Se alejo apenado, entremetió su mano en su cerviz masajeando sus cortos cabellos azules y con los parpados adueñados de sus orbes pronuncio:-“disculpe”-letamente abrió sus retinas de un similar color al de sus cabellos.

Y aquellas pupilas se abrieron como platos al haberse encontrado con un chico de lacios cabellos rubios y retinas celestinas-“no te disculpes”-sonrió el rubio-“también fue mi culpa, estaba viendo las nubes”-y dicho esto subió esa celeste mirada al cielo.

Los nubarrones lentamente se movían por obra del eje terrestre y eso parecía agradarle al chico de nívea piel.
Suspiro anonadado, por la persona que yacía a su frente admirando las inexplicables pero cautivantes formas de las nubes-“parecen algodones de azúcar”-comento el pelilacio, su compañero sonrío ante lo proferido.

-“yo les veo como almohadas”-agrego con una fonación jocosa.

-“algodones, almohadas al fin de acabo son hermosas”-prorrumpio bajando su rostro y encarando al chico de cortos cabellos azules.-“¿cómo te llamas?”-gesticulo en un cuestión.

-“Ikki”-respondió el acanelado muchacho.

-“mucho gusto, soy Hyoga”-y dicho esto, estrecho su brazo para así con ello quizá inaugurar una grata conversación.

No tardo mucho en corresponder ese afable gesto. Y cuando hubo agarrado su tersa y albina palma, sintió a sus mofletes colorarse de un color semejante al rojo carmín.
Aunque Hyoga no logro ver aquel tiznen, sonrió ante la febril sonrisa que en los labios del japonés se habían formado.

El silencio que en el parquecillo ya era de por si habitual, se acomodo en su instancia haciendo que la misma se tornara algo incomoda.
Además que, ambos aun seguían estrechados de manos; mas sin embargo cuando el crepitar de las hojas se hubo escuchado el rubio de ojos celestes soltó vehemente la palma de Ikki.

-“el viento esta muy fuerte”-comento Hyoga-“¿te parece ir a un café y platicar sobre las entretenidas nubes?”-sugirió optimista. El acanelado chico por su parte, limito a asentir con su rostro sin pronunciar vocablo alguno.

Tal vez le hubiera gustado contestar a esa simple preguntar, un si, no le costaba mucho; sin embargo su garganta tenía un nudo casi indestructible para su saliva o hasta para su ánimo de hablar.
Quizá esas retinas de un color similar al cielo, le habían provocado aquello…

Esas esferas visuales, emanaban dulzura…

Y en cambio las suyas, solo mostraban frustración. Él, se había caracterizado en humillar a tantos que jamás creyó lo que el mismo hacía.
Con creces caminaba, a lado de un chico de innata belleza y sobre todo unas pupilas de un aspecto semejante al cielo.

-“¿qué hacías en el parque?”-dijo en voz queda-“no me malinterpretes, solo que soy curioso y ansió saber los pensamientos de los demás”-ladeo su rostro para lograr ver el perfil acanelado de Ikki.

-“buscaba relajarme, la universidad el trabajo, todo aquello me trae exhausto”-musito mas para si, aunque el ruso logro escuchar cada palabra con exactitud.

-“ya veo”-profirio Hyoga, aun mirando el perfil de su compañero.

-“tengo un hermano, aun es muy pequeño siempre voy a su escuela a protegerle de ahí me pusieron un sobre nombre”-dijo por lo bajo, virando su rostro para por fin admirar una vez mas esas celestinas pupilas.

Frenaron su caminar para contemplarse…-“¿cuál?”-prorrumpio en una cuestión. Las cuencas de Ikki tildaban aunque el dueño de dichas orbes, no deseaba que aquello ocurriese.

-“para que nombrarlos”-empero notablemente alterado-“al fin de acabo, no soy así. Simplemente trato de que no lastimen a mi hermano…eso se llama hermandad”-agrego dejando escapar de su cuenca derecha, una minúscula y cristalina gotilla.

El dorso de una nívea palma, impidió que aquella lágrima terminara su camino. Sus mofletes, se tiznaron automáticamente al rojo carmesí a la par de las blancas mejillas de Hyoga.
Tanto como el ruso como el peliazul, se sintieron atraídos…

-“pequeño, tu no eres así”-susurro en un tono suave-“tu hermano debe aprender a cuidarse, debe entender que tu no serás eterno…”-articulo en un hilillo de voz, pero sin dejar de lado aquel afable tono en su fonación.

-“gracias”-pronuncio en voz casi quebrada-“alguien por fin, dejo de ver el exterior”-y dicho esto se perfilo para nuevamente empezar un andar.

Sus pasos de por sí se notaron mas vehemente, como si estuviera huyendo de aquel muchacho. Quizá lo hacía. Tal vez solo buscaba una manera para entretener al rubio de cuencas celestes, de todas formas lo había logrado, Hyoga estaba embelezado no solo con su belleza exterior si no también, con aquella índole tan fuera de la pedante y arrogante.

Aquellas zancadas que en un principio parecían levemente rápidas, ahora eran sumamente veloces. Ikki corría y detrás de el…detrás suyo yacía el rubicundo soltando carcajadas…

El acanelado chico, sentía algo nuevo…una vibración diferente; una emoción disímil a la que sentía cuando estaba a punto de pelear.-“son las tan llamadas mariposas”-carcajeo. Ciertamente eran aquellas alas de variados colores cuales en su estómago revoloteaban contentas…

El ruso por su parte, perseguía con creces a su compañero; mas sin embargo sus pulmones clamaron auxilio haciendo por ende que Hyoga parara en su andar y se limitara a observar cuan lejos se iba su amigo.

Su diestra palma se deslizó a su cuello para frotarlo y proporcionarse satisfacción, aquella mano bajó un poco más hasta tocar su omoplato y sentir algo pomposo…
Palpaba una contextura tan fina, tan parecida a las plumas de alguna golondrina y eso era; Hyoga arrugo su entrecejo a la vez que de alguna manera quitaba un poco de aquella tersa textura.

El peliazul como él, estaba petrificado pero este no pudo percatar la pluma que Hyoga ahora observaba.
Era blanca, parecía destilar dulzura y paz…
Quizá, el rubio había llegado para proporcionar dichas emociones al japonés, no obstante de sus celestinas retinas salieron cristalinas gotas; Como una vez hubo pasado con Ikki.

Las lágrimas salían de sus retinas una tras otra, como un caudal...-“¡Hyoga!”-escucho el chillido del peliazul.

Utilizó el torso de su nívea mano para quitar esas pequeñas pero inoportunas gotillas y por último correr hasta alcanzar al chico de naturalidad asiática.
Sus pasos nuevamente tomaron un ritmo apresurado, sin percatar que por su detrás caían algunas plumas.

Quizá lo sabía y opto por no darle importancia. Ikki tampoco noto aquello.-“te alcance”-articulo cansado, colocando una de sus manos sobre su rodilla y la otra en su dorso, arqueando levemente al último.

-“Hyoga corres peor que yo”-mofo el peliazul. El aludido limito a rodar sus zarcas pupilas en sus confines.

-“la maleza es corta y parece estar algo húmeda”-comento el rubio, el japonés arrugo sus cejuelas-“sentémonos”-sugirió dibujando en su risueño rostro, una sonrisa.

Aquella facción nuevamente intimido al joven de piel acanelada, no obstante obedeció sin chistar ni objetar alguna palabra.-“pareces ser un ángel”-cuchicheo Ikki, el rubio sintió a sus mejillas encenderse.

-“para nada”-profirio por lo bajo.

-“Ojos de cielo…”-murmuro, Hyoga limito a fruncir sus labios formando un puchero.-“si, tienes unos ojos tan parecido al cielo”-y aunque no lo hubiera deseado, de las retinas de Hyoga comenzaron nuevamente a salir gotillas.

Parpadeo un sin fin de veces, no comprendía la faena que los ojos de Hyoga ejercían. Opto por cuestionar, quizá “ojos de cielo” como le había llamado, necesitaba desahogarse…-“¿qué te sucede?”-prorrumpio quedamente.

-“No quiero irme”-murmuró. El peliazul arrugo un poco más su ceño-“No quiero irme y dejarte aquí…te quiero”-las retinas de Ikki, se abrieron hasta donde sus confines sugerían.

A lo mejor, había escuchado mal; mas sin embargo Hyoga le miraba con aquella dulzura inigualable descartando cualquier opción de una errónea audición.

No supo por que, pero sus fornidas manos enmarcaron el níveo rostro del ruso-“gracias…”-acerco su rostro lenta y parsimoniosamente.

Su faz tiritaba de nervios, exactamente a la par del cuerpo de Hyoga.
Sus carnosidades se despegaron para por último fundirse con las rosáceas prominencias del rubio. Quizá aquel contacto no era tan apasionado, pero, fue exquisito.

Tal vez, no era el hecho de jugar con su lengua simplemente de disfrutar de ese almíbar como labios y esa compota como saliva.
Quizá no era un juego, donde solo él llegaría a disfrutar, era un saboreo de parte de ambos. Por primera vez sintieron aquello llamado amor.

Sus acanelados mofletes estaban tornados al color carmesí aunque en su acompañante ese color fuese más notorio.
La brisa sin duda, arremetió contra sus cabellos…el viento invitaba a cada mechón a un suculento baile, donde no solo las hebras de sus melenas disfrutarían si no también sus entidades.

Aquel roce termino por el grito mudo de sus pulmones. Sus respiraciones se habían tornado apresuradas, y sus pómulos claramente estaban tiznados.
Las gotillas aun rodaban por las mejillas de “ojos de cielo”, aun aquellas cristalinas lágrimas caminaban por sus pómulos.

No obstante en su rostro se había pintado la sonrisa mas dulce y cándida que un ser humano pudiese ofrecer.-“te iras”-confirmo su propia especulación, Hyoga asintió con pena.

-“Simplemente me hubiera limitado a hablarte por los sueños”-comento con ironía.

Las castañas manos del japonés cayeron ante aquel absurdo comentario-“hubieras hecho que te busque por todo el mundo o al menos, por toda mi cabeza”-ambas entidades botaron algunas carcajadas para por último, cruzar miradas.

Las celestinas del ruso penetraban en las azuladas del peliazul. La brisa aun continuaba en su danza con sus cabellos.
Percataron que el ocaso acaecía; viraron sus rostros para notar ese matiz de rojos y naranjas colores…

Y un par de alas rompieron la vestimenta superior del rubio. El muchacho adyacente miro anonadado aquellas imponentes alas.-“soy un ángel”-murmuró.

Aquellas blancas y perfectas alas emanaban paz, aquella que jamás pudo sentir.
Quizá por algo había llegado, tal vez era una forma de darle a conocer que él también podía amar.
De todas formas, estaba enamorado de ese chico apodado: “ojos de cielo”

-“debo irme”-susurró-“cumplí con mi deber”-bajo su rostro para así con ello, evitar a esas retinas azuladas llenas de turbación, aquellas pupilas cuales pedían a chillidos su atención.

Sin embargo unos dedos le impidieron aquella faena; tanto índice como dedo pulgar se habían adueñado de la quijada del ruso, obligando al mismo un encaro.
Por una última vez, se enfrentaban las azulinas contra celestinas…-“gracias”-y dicho esto Ikki, soltó el mentón del rubio para en un susurro agregar:-“perdón”

El rubicundo frunció su ceño, mas sin embargo aquellas alas empezaron a batirse y mas pronto de lo que imaginaba Hyoga, yacía en los cielos…
Sus albinas alas destilaban la paz que en Ikki había dejado…
Se Alejaba, sin siquiera mirar a su eterno amor mortal.



.o.o.o.o.o.



-“La única forma”-se dijo así mismo-“para ir contigo y darte todo”-sus blancas alas se sacudían. Declino su cara para notar la profundidad de aquel risco.

Lo había decidido, saltaría dicho peñasco para convertirse en un mortal...-“uno...”-musitó para si; viro su rostro para notar la hermosura de su cielo.

Era tan parecido al mundo humano, rocas, ríos la naturaleza estaba ahí y sin embargo con toda aquella belleza prefirió saltar y convertirse en un ser emífero.

-“dos…”-cerró sus orbes, para solo mirar un abstracto lugar-“tres…”-y como se hubo propuesto, el rubio se lanzó en ese oscuro y lúgubre risco.



.o..o..o.



Sus manos instantáneamente subieron a restregar sus orbes, era en sí el paraíso pero se sentía como un mundo humano.
Con difusión logro distinguir a un ser de blanca investidura y alas…-“¿soy humano?”-gesticulo en una pregunta.

-“no”-su voz era tan auténtica…tan similar a la de Ikki-“no has terminado tu labor como ángel”-y sin embargo aquellos rojizos cabellos traicionaron a esa fonación similar a la del peliazul.-“Ikki, aun te espera y ruega por ti”-sonrió a la vez que se sintió el ser mas desgraciado.

Que mas daba, tenía aun mucho que recorrer e Ikki, quizá aun lo esperaría por eso en su rostro, se formo una grata facción, dándose quizá el ánimo para seguir con aquella tediosa faena.



Fin n_nU


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