Pink Nebulous [Especial HunHan/PLANETARY]
I
—¿Quieres ser mi novio?
En el patio trasero de una escuela, dos chicos uniformados permanecen estáticos ante un especial suceso. Ambos rodeados de flores rosas y un cielo despejado con aves formando una y mil figuras, se desvanecen en sombras y fulgores rosáceos de una romántica confesión. Luhan espera unos segundos con las manos dentro de sus bolsillos, están entumecidas de nervios y su frente suda más que cuando corre para alcanzarlo. Su mente grita una y mil veces: ¡por favor di que sí, di que sí, sí, sí, sí!
Y el momento crucial llega…
—Sí—responde el otro chico mientras apenado, se cubre la boca.
LuHan está feliz, empieza a derrochar alegría en saltos y festejos.
—¡Basta! —Luhan detiene su juguetona celebración cuando Sehun pone su dedo índice sobre sus delgados labios. Puede sentir la suavidad del tacto sobre su piel, Sehun es muy suave—. Vayamos a clase, música es una materia algo complicada y no deseo perderla.
El más bajo, por apenas unos centímetros, asiente sin borrar una tontita sonrisa de su blanquecino rostro. Sehun se adelanta, dejando a Luhan por dos pasos; éste, un poco confundido pero sin dejar de sonreír, le toma de la mano y se aferra al estudiante de facciones serias.
—Ehm… Si ya somos novios, ¿no tendrías que darme un beso?
Sehun se suelta del agarre, y de sus mejillas destellan rubores, tan parecidos a los ventiscos de primavera con sus resplandecientes cerezos, los cuales son más hermosos cuando Luhan se sienta bajo su floreada sombra.
—N-no es fácil que yo le dé besos a cualquiera.
—Pero no soy cualquiera, soy tu novio—musita Luhan regalando una breve carcajada.
—Pues debes hacer más cosas, ser mi novio no es suficiente.
SeHun se aleja, dejando a Luhan solo. Piensa que su ahora novio está triste, por eso echa un vistazo detrás, y se sorprende en demasía cuando Luhan le muestra una sonrisa amplia y brillante entre una lluvia de rosas cayendo sobre su delicada silueta.
¡Tan hermoso!
—¡Entonces voy a esforzarme! —exclama con unos ojos llenos de una fulgurante confianza, parecidos a dos luceros, brillando con luz propia—. Y será muy pronto.
II
El primer día de novios, ambos tomados de las manos, suben las escaleras, unas en espiral con azulejos blancos y pulcros. Por suerte de Luhan, uno de los libros de Sehun cae rodando nuevamente al primer piso. Luhan baja contento a velocidad rápida y constante, saltando de escalón a escalón para llegar a tan apreciado objeto. Parece un niño emocionado para recibir su codiciada recompensa.
—¿Ya puedo recibir mi premio? —dice dándole el libro, alzando un poco su boca para tomar ese tierno agradecimiento.
—No lo creo—Aleja el rostro con toda la palma de su mano. Toma el libro y sigue subiendo hasta llegar al tercer nivel. Cuando ya ha llegado, se asoma por el barandal con una actitud traviesa e infantil. Y Luhan solo se cruza de brazos, molesto, enojado; pero muy enamorado.
Luhan debe hacer algo más.
III
Durante un descanso por la mañana, Sehun se recuesta sobre los muslos de Luhan, mientras disfrutan de la sombra debajo de unas nubes y un árbol de cerezo sin flores; pero que sin duda alguna, será sublime con el pasar de los días, tal vez segundos. Unos minutos después, Luhan acaricia los cabellos de Sehun brindándole una sensación reconfortante y cálida.
Sehun se siente inmensamente bien, y no desea otra cosa más que sentir el cariño de Luhan en forma de mimos y caricias. Siente de sus manos el amor brotar, y entonces ese sentimiento se introduce a su cuerpo, el cual lo recibe gustoso.
—Eres muy suave —confiesa con los ojos cerrados, sin dejar de percibir la delicada fragancia emanada de Luhan.
—¿Ya puedo recibirlo? —reprocha con una indescifrable seducción de infantilismo; los pucheros son un hechizo más ante Sehun.
Pero éste se levanta al instante, y sin cortesía alguna, responde seco en son de negación.
—No.
Se aleja tímido, negándose a sí mismo la tersa piel en los labios del chico de cabellera negra. Porque Luhan no es el único que anhela un beso sutil y lleno de fulgores novelescos. Sehun se sueña besándolo cuando lo ve platicar, cuando lo ve reír, cuando lo ve gritar, y lo adora más cuando Luhan hace pucheros en medio de dos mejillas con luminiscencia teñida de rosa pastel.
Sehun debe dejar de lado su timidez.
IV
Por dos semanas Luhan ha estado cargando la mochila de su novio. También le comparte sus deliciosos alimentos, unos en donde él se esmera preparándolos; inclusive confía en sus habilidades gastronómicas dentro de la cocina, al rebanar un pan o al cortar un semidulce durazno. En varias ocasiones se levanta temprano para poderle cocinar un tipo de almuerzo que consta de pastel de fresas adornado con frutas de temporada y chantilly, también vierte bebida sabor cereza en un vaso con el dibujo de una rutilante galaxia; menú exclusivo para su amor.
—¡Está delicioso! —exclama Sehun llevando las fresas a su sentido del gusto. La crema queda sobre sus comisuras, y Luhan siente ganas de probar el dulce debajo de la crema batida, ¿a qué sabrán los labios de su pareja?
—¿A-ahora puedo recibir mi beso?
Sehun se queda atónito, pensando qué hacer o qué decir, pero inconscientemente se acerca al rostro de su novio. Por mala suerte, algunas dudas le atormentan porque él no es un experto en una situación romántica y ver a Luhan cerrar sus ojos, esperando por el roce, le asusta de un dulce y cobarde modo. Entonces, Sehun frena, y el ansiado roce desaparece entre una nube apenas visible. Aun cuando Luhan baja la mirada entristecido, Sehun lo aprisiona con sus brazos, porque sabe muy bien que ese día llegará.
—No, todavía no.
V
Luhan se ha cansado de las negaciones que obtiene cada que ruega por un beso. Ayuda a su novio estudiando por horas en una biblioteca estricta donde le prohíben emitir ruido alguno, sigue cocinándole y dándole vastas muestras de afecto y apoyo en palabras y sonrisas; y pese a ello, no piensa en romper con Sehun, pues también se esforzó para que lo amara. Fue difícil, revive los momentos del pasado, como cuando Sehun se alejaba huyendo de él, o cuando, en una fracción de segundo apartaba un tierno cruce de miradas, ¡tan tímido! Ahora, sinceramente no sabe qué más hacer. Respira expulsando toda la pesadez de su alma, y alegre, o al menos hace el intento, entra al salón de música.
El instructor comienza a dar explicaciones para tocar la flauta, Luhan se sienta a un lado de su pareja, quien hace el intento de no fallar en las notas. Sin embargo, tiene muchos errores y eso le hace enojarse.
—Te compraste una nueva flauta, ¿verdad? —Sehun asiente bajando el rostro, tiene tanta vergüenza por mostrarse de esa manera; tan tonto para soplar un flautín. Su rostro de pocos amigos le traiciona cuando Luhan está cerca de él, y su respiración choca sobre sus pálidas mejillas; un aliento mágico y adictivo; su piel no se ha acostumbrado a tenerlo cerca — ¿Te ayudo?
Sehun no se niega por vez primera, y antes de que Luhan le explique con su flauta, su novio le hace una seña para que tome su instrumento de música. Luhan la coge y con una sonrisa cálida empieza a explicar. Sopla una y otra vez con sus labios, deslizando sus dedos hacia arriba y abajo.
Hermoso.
En ese efímero periodo, el joven de cabellos rosáceos le mira embobado, Sehun solo puede disfrutar de la melodía mientras su novio se muestra sereno. Si tuviera que describirlo, Sehun lo compararía con un ángel, uno de los más bellos, mencionados en los cuentos de hadas o en lo más fantásticos mitos griegos, aquellos con alas blancas sobre una nube blanca destellando celestialmente.
Cuando ha terminado de tocar la canción, devuelve el objeto a su dueño. Sehun llega a la parada final de sus sueños, al distinguir la silueta de Luhan cerca de él, piensa inequívocamente, que la realidad es mil veces mejor que la fantasía de su recóndito mundo.
—Y-ya te di un beso—afirma Sehun sin voltear a ver a Luhan.
—¿Cómo? —alega confundido.
—Fue un beso indirecto —riñe tímido en tanto que su flautín baila tembloroso al ritmo de sus dedos.
—Fue muy dulce —corresponde mirando el piano situado frente a él. Ha desviado su mirada; Sehun le hace sentir un ligero dolor en su pecho.
¿Debería hacer algo más?
VI
Cuando salen del salón, Luhan camina desilusionado hasta el jardín de rosas y cerezos. Su corazón late a un ritmo apacible, porque deseaba ser besado de otra manera. Recibir un verdadero beso de Sehun, uno en donde se encontrasen en un sosiego de piel a piel; íntima demostración de afecto.
—Bueno, no importa, está bien porque estoy con él.
Comienza a pensar de manera positiva hacia el inocente beso de Sehun, porque después de todo, no es malo; esa acción es un beso, indirecto o no, es un beso en toda la extensión romántica de la palabra. Contento, posa su cuerpo sobre uno de los árboles, y sigue disfrutando del sabor regalado por Sehun.
—¡Luhan!
Le gritan, y se detiene porque quién le ha gritado es Sehun, un novio único y especial. Justo cuando voltea siente unos labios suaves apresando los suyos, son dulces y lo lleva volando sobre unas nebulosas rosas, tan utópicas e iridiscentes como sus mismos sueños; tan real y verdadero, así lo había imaginado.
—Este es mi segundo beso del día, te prometo que habrán más, te amo —revela Sehun mientras le acaricia una de sus mejillas.
—Yo también te amo… Este es el tercero —culmina Luhan atrayéndolo hacia sí.
Y así empieza el conteo de besos que van ascendiendo a números pares e impares, besos de distintas formas, tonos y sabores, pero que indudablemente los hace sentir vivos, y los lleva al espacio estrellado, volando dentro de aquellos paisajes cósmicos y románticos entre nebulosas rosas y destellantes, donde la llave del amor tiene boletos para el romántico viaje.
FIN