Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Muerte a los traidores por SzSuzuZs

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pueden ir a mí página y regalarme un laick, también subo memes :v

https://www.facebook.com/Suzu-159612244416220/?ref=hl

 

 

Notas del capitulo:

Buenas~ Soy "Karikarija Suzuki", pueden ir a mi otra cuenta si quieren.

 

Tardé meses en traer este One shot, espero que haya valido la pena tanto esfuerzo que puse en el.

 

Sin más, a leer...

 

 

 

Suzu.

 

Muerte a los traidores.

by: SzSuzuZs.

 

 

La forma de tus brazos, la alegría con la que tocas tu preciada guitarra. Cierras los ojos y te dejas llevar, mientras yo te sigo la corriente en todas tus acciones, y al igual que tú; cierro los ojos.

Me despido mentalmente de todos los deseos que les dejo, y de las esperanzas que nacen muertas en mí. Las gotas derramadas por un amor ansiado y desesperante, asfixia mi mente.

Mis relaciones no dadas, tantos corazones rotos por el codiciado amor. Los fluidos que nunca terminaron, las sensaciones gratas a mi cuerpo y tú tan tranquilo.

Ustedes no pueden pensar en nada, viven muertos por sus propios ojos.  

Mi mentalidad se ha vuelto loca, me ha dicho unas palabras que ahuyentan mis buenos recuerdos. Respiro pesadamente y un estruendoso ruido hace que todos nos detengamos, nos miramos los unos a los otros, empiezan a hablar mientras mi corazón se encoge con cada abrazo.

Más ruidos extraños se escuchan hasta que todo queda negro. "Se fue la luz" escucho como te quejas y trato de caminar, logrando tropezar con los cables de mi instrumento eléctrico hasta caer al suelo, las risas invaden mi espacio y yo rio con ustedes, de todas formas, todo quedará en algo borroso.

Me pongo de pie con dificultad, parece que me he roto el tobillo. Me quejo en voz alta, "¿Qué te pasa?" escucho como me hablabas preocupado, Yutaka. "Me he lastimado el tobillo", es lo último que escucho de mi propia voz antes de que la luz regrese.

Me siento con algo de dificultad antes de volver a lamentarme, logrando captar la suma atención de todos ustedes, y río algo avergonzado.

"Ten más cuidado, idiota" me dices con cariño y bajo mi mirada tímida. Con algo de tiempo puedo recuperar mi postura original. Esto quita tiempo de los ensayos, ¡Soy idiota!, ahora todos estarán molestos conmigo por algo muy estúpido.

Ladeo mi cara, logrando que me mires fijamente y me escabullo de tu astuta mirada. Algo de pánico se apodera de mí; quiero llorar.

Me abrazo con mis propios brazos, eso ha sonado tan estúpido, es más que obvio.

Pequeños espasmos me invaden a la vez que escucho sus voces susurrándome preguntas llenas de preocupación, las miradas posadas en mí. Tanta estupidez junta en una persona, sus voces cálidas llenas de mentiras, tanta maldad junta.

No salgo del estudio, en cambio me quedo para que aprecien lo estúpido y débil que soy.

Unos minutos después me recuesto en el sillón, lastimando  mi tobillo izquierdo.

Me pides que fuera a ver al doctor del estudio, cosa que ignoro para sumirme en un sueño lejano, uno de los pocos que tendré.

 

* Despierto luego de un largo rato, o lo que creo que era. Me siento más cómodo que la última vez, pues ahora me estoy en la camilla de la enfermería, miro hacia todos lados, encuentro contigo Takanori o "Ruki" sentado, me miras fijamente.

—¿Ya estás mejor? —me preguntas algo adormilado.

—Estaría mejor si él... —callé.

—No te preocupes, deja de pensar en eso, te hace daño. —Siempre te preocupas más de lo habitual, por eso eres mi mejor amigo.

—Yo... yo realmente estoy loco.

—No, no lo estás, si pensaras más las cosas... —Bajas la mirada, y supe que algo malo te ocurre.

—Dilo, no te sientas culpable. —Sé que no quieres causarme más daño.

—No puedo, te voy a dañar. —Me miras a los ojos, —yo no quiero hacer eso—. Nos quedamos en silencio.

—Me voy —te levantas para irte.

— ¡No! Dime qué tienes, porqué te sientes así.

—Hace un rato peleé con Yutaka, es todo —sigues sin darte vuelta.

— ¿Te dañó? ¿Te golpeó? ¿Te hizo algo? ¡Dime! Por favor —te suplico.

—No lo soporto. Él se comporta cada vez como una total bestia, sus abrumadores insultos... —suspiras, aún sin mirarme a los ojos, eso me preocupa de sobremanera, —me lastiman como no tienes idea.

—No sé qué más decirte, siempre te dije que él no era para ti. —No deseo sonar duro, pero de alguna manera sale de forma natural.

—Así como "Aoi" no lo es para ti. Akira, deja en paz a Yuu y deja que él sea feliz con alguien que de verdad lo merezca.

—No te comprendo —te digo confundido.

—Digo que tú eres una mierda para Yuu. "Aoi" no lo mereces así que deja de joder con él, hartas hasta cierto punto. En ocasiones te comportas como alguien débil, cosa que eres por imbécil. Adiós. —Azotas la puerta antes de irte todo molesto.

 

* "Eres una mierda para Yuu" ese pequeño fragmento lleva en mi cabeza durante toda una semana, lo que he llegado a la conclusión de que es cierto, hasta un punto soy una completa mierda.

 

* —¿¡Pero qué rayos tienes en la cabeza Akira!? ¿¡Mierda acaso!?

Estoy en un momento algo incómodo. Hacía unos segundos estaba hablando con "Uruha" y ahora estoy arriba de la batería de "Kai" con varias partes de la misma, rotas y esparcidas por el suelo.

—No sé cómo es que llegué aquí arriba. —Trato de cubrirme.

—¡Ahora te haces el inocente!, Siempre quieres jugarme bromas pesadas. ¡Pero esta vez si te pasaste! ¿Cómo está eso de andarle rompiendo los instrumentos a tus compañeros? —De verdad que estás enfadado.

—¡Que te digo que no sé! —¿Por qué no me crees? Me limpio la saliva que ha salido de mi boca, no recuerdo porqué está ahí.

—¡No te creo ni media palabra! —No apartas la vista de mí—. ¡Quítate de mí batería!

—Yo lo empujé Kai. —Me defiendes, Shima, aunque la verdad es que no recuerdo que lo hubieras hecho.

—L-lo siento —mi voz se quiebra.

—Bueno, Shima y yo iremos a arreglar esto y tú. Deja de llorar —me mandas. Salen por la puerta. Tallo mis ojos con fuerza. "En ocasiones te comportas como alguien débil, cosa que eres por imbécil" recuerdo las palabras de mi querido amigo, que en estos momentos odio.

Tal vez lo dijo porque se molestó conmigo, y me arrepiento de no haberme quedado callado. Realmente soy un estúpido. Golpeo con fuerza mi cabeza y mis puños retumban en esta.

—¡Hey amigo! ¿¡Qué rayos haces!? —Gritas, Yuu— vamos, deja de hacer eso. —Tomas mis manos y las detienes. Solo tu pequeño tacto me hace suspirar —¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Me miras directo a los ojos— ¿Qué sucede?

—No p-pasa nada —froto de nuevo mis ojos.

—Últimamente andas muy llorón, algo debe de pasarte para que te encuentres así.

—De verdad que no me pasa nada, sólo unas cositas que me dijo Takanori, pero debió de haber estado enojado —respondo simple, muevo la cabeza de forma negativa.

—Pues hablaré con él, eso que te dijo debe de estar dañándote mucho —te levantas, —ya que estás de cuclillas—, decidido a hablar con "Ruki", pero te jalo del brazo deteniendo tu andar.

—Ya, creo que mejor lo olvido, aparte de que tiene razón.

—Pero tal vez debió de ser más sensible.

—Ya sabes cómo es —con mi mano limpio los mocos que se escurren por mis fosas nasales.

—¿Quieres papel?— me cuestionas preocupado.

—Por favor.

 

* Despierto con un fuerte dolor de cabeza, estaba tan seguro que ya no volvería, pero parece que fui engañado. Bajo las escaleras, en dirección a la cocina. Me encuentro algo asustado al ver que mi mano izquierda tiembla sin control, casi caigo al suelo por pisar mal un escalón. No sé cómo, pero termino en el suelo de la sala, y de inmediato agarro con fuerza mi mano para tratar de calmar el movimiento que esta hace.

Respiro fuertemente, tanto que en todo el piso se puede escuchar con facilidad, mis ojos lagrimean sin control y pequeños gemidos salen de mi boca. Hay demasiado pánico en mi cabeza.

 

* Me levanto atontado.

—Hasta que despiertas —ignoro todo a mí alrededor y decaigo profundamente ¿muerto?

 

* —Me duele la cabeza —susurro antes de despabilarme con el sol. Fijo la vista en la mesita de noche que está a lado del Morfeo, me doy cuenta de que este no es mi hogar y tampoco mi cama. Desacomodo las sabanas, y al hacerlo puedo apreciar que me encuentro en ropa interior. Algo avergonzado trato de recordar lo que ha pasado antes de llegar aquí, pero no recuerdo nada.

—¿Qué rayos? Maldita sea —me quejo levemente.

El dolor de cabeza ha regresado y no era menor que los anteriores, era peor y venía acompañado de pequeños temblores en todo mi cuerpo. Mi miedo aumenta al ver que comienzo a temblar, cierro los ojos fuertemente.

—¡Akira! —a lo lejos escucho un grito. Me siento aturdido.

—¿Qué sucede? —pregunto confuso.

—Estabas temblando, ¿Te sientes mal?

—Algo mareado, veo "estrellitas". Shima, no me siento bien —expreso asustado.

—Tranquilo, acuéstate —me sujetas por los hombros y lentamente me depositas en la cama—, ya regreso.

Comienzo a sentirme húmedo de la entrepierna, mi boca produce mucha saliva cosa que hace que empiece a babear. Cierro los ojos, no dejo de ver esos destellos y me encuentro... ¿Mojado? ¿Qué rayos?

—¡Maldita sea! —¿Cuándo me hice del baño? —¡Qué vergüenza! —susurro.

—¿Aki? ¿Qué tienes?

—Shima —intento tragar saliva, pero esta se escapa de mi boca de forma involuntaria.

—Ven, te ayudaré a cambiarte, le diré a Yuu que cambie la cama. —Estoy avergonzado, y no logro enfocar la vista en ninguna parte pues todo está terriblemente borroso, me siento desorientado. Me ayudas a levantarme y me percato de que mis piernas siguen temblando.

—¿Quieres que vayamos al doctor? —con dificultad logras sentarme en la taza del baño.

—S-sí —la baba no deja de caer por mí boca. Colocas algo en ella y lo dejas un buen rato, estaba frío. Muevo mi cabeza al sentirme asfixiado.

Espero unos cuantos segundos.

—¡Ya! —. Grito desesperado —Shima, sigo mojándome. ¡No lo comprendo!, ¿Qué pasa?, ¡DIME!, ¡SHIMA! —me enfado, doy torpes golpes al aire hasta lograr golpearte.

—Basta, me lastimas Akira —. Tomas mis brazos, me haces sentir culpable.

—No sé qué sucede —pequeños espasmos me invaden —l-lo siento.

—Tranquilo. —Me abrazas— ¡Yuu!

Unos cálidos murmullos y movimientos se logran escuchar hasta el baño.

—¡Voy, déjame termino de cambiar la cama! —se logra apreciar tu lejano grito, mi amor no correspondido.

—¡Después la terminas, necesito tu ayuda!

Unos segundos pasan hasta que tus pasos resuenan en la habitación.

—¿Me ocupas? —¿Qué haces en la casa de Shima?

—Ayúdame a meterlo en la ducha, por favor —ninguno de ustedes dos contesta—, y te amo más que ayer.

—Me estás confirmando que no me quieres lo suficiente. —Mi corazón se paraliza, así que ya son pareja.

—Me encanta cuando haces pucheritos, pero ahora no tengo tiempo de co...

—¡Ya entendí, dámelo! —Me tomas por los brazos.

—Quiero vomitar —digo antes de perder la conciencia.

 

* Despacio, despacio. Respira, respira. Llora, llora.

—¡Ah! —mis manos van a parar a mi cráneo, lo aprieto sin cuidado alguno hasta que este mismo duela.

Parece que adentro de mi cabeza están taladrando mi cerebro sin control alguno, sin piedad. Friego con fuerza mis brazos, encajo desesperado mis uñas en estos, una cadena fina de sangre resbala por el mismo, lloro y grito hasta desgarrar mí garganta.

—Por favor —susurro a la nada— ¿Por qué?

Salgo de la cama, me tambaleo de un lugar a otro mientras pongo mis manos en mi cabeza, dejo de hacer eso para prestar atención al lugar en que me encuentro. Jadeo al darme cuenta de que era mi amado hogar, pequeños revoloteos me sacan de ese fuerte dolor de cabeza y corro hasta mis ninfas. Sonrío levemente al verlas destapadas.

—¿Qué tienes?

—Shima, tengo mucho miedo. —Mis ojos siguen lagrimeando— gracias por cuidar de mí.

—Vamos a ir al hospital.

—No te preocupes, yo iré después.

Me tiro en el sillón, prendo la dichosa televisión que se localiza pegada a la pared, lentamente paso mis antebrazos por detrás del cuello para acomodarme mejor, siempre tengo un canal favorito que se coloca al encenderla, este es de música y alguna que otra "caricatura" o anime. En este caso hay un programa de música ochentera, lo dejo en ese y cierro los ojos para descansar.

 

* ¿Un tumor en el cerebro? En realidad, estoy muriendo cada segundo, sin darme cuenta, no escuché cómo se llama el tumor y tampoco en dónde se encuentra. Dejo de estar en carne viva para pasar a mis lejanos sueños, que me matan de igual forma, la belleza que es destruida sin dejar huella me asfixia sin pensarlo dos veces.

Mis manos están sucias, no podré soportar todo ese dolor que se acumula en mi corazón, quiero y deseo que todo esto termine, yo que lo amo tanto y él que me ignora.

Percibo un tremendo vacío y las palabras del doctor regresan a mi mente.

"—Usted— hizo una breve pausa, me miró con pena en los ojos— tiene un tumor en su… parte del cerebro—no logré entender lo que decía, seguido de eso recuerdo otro pequeño fragmento—, no se preocupe... —a partir de ahí dejé de escucharlo."

No es grave, pero aun así tengo un jodido tumor en el cerebro ¿Qué tipo de tumor? Debí prestar atención.

Paso mi mano derecha por mi parpado del mismo lado y hago lo mismo con el otro.

—¡NO! —No acepto esas palabras, él debe estar confundido, no puedo soportar tanto solo. Quiero a alguien a mi lado, lo quiero a él, pero de seguro está revolcándose con el imbécil de Kouyou. Yo estoy consciente de que "Uruha" sabe de mi amor por Yuu. En estos momentos me arrepiento de no haber confesado mis sentimientos, llevo más de cuatro años guardándolos. Hubiese querido que me amara.

 

* A lo lejos pude apreciar la silueta de Yuu acorralado por los brazos de Shima, este último se lo está tragando a besos mientras las piernas de "Aoi" tiemblan de excitación al sentir la mano de "Uruha" colarse por su pantalón de cuero negro y ajustado, dejo de mirarlos antes de que rompa en llanto por tan asquerosa escena.

—Es asqueroso ¿Verdad? —me cuestionas al pasar por mi lado izquierdo.

—Es algo que no nos corresponde—te respondo restándole importancia aunque por dentro estoy llorando de tristeza.

—Qué sentido —susurras apenas audible, aunque llego a escucharte. Te dirijo la mirada a tus ojos retándote a decir otra cosa.

—Ya no sé quién te gusta, pensé que era Taka-chan, pero ahora siento que está entre "Aoi" y "Uruha". —Sostienes la mirada, mantienes una postura inquietante—, sólo digo que no te frustres por algo como eso, busca a otra persona y ya.

—¿¡Tú qué sabes!? —salgo corriendo hacia la, no tan pequeña y algo desordenada, sala de ensayo.

—¡No era para que te enojaras! —gritas detrás de mí, mientras entras haciendo algo de ruido, te miro a los ojos de nueva cuenta, pero ahora sin fuerzas.

—"Kai" —te llamo— quiero vomitar.

—Y ahora ¿Por qué? ¿Te duele el estómago? —Te acercas lentamente, y yo me agacho para vomitar— vamos al baño.

—A... —Aguanto la arcada que tengo al abrir la boca, la tapo con las dos manos. Me siento a desmayar.

Sigue esa palabra en mi cabeza, de tan solo pensarla me dan ganas de llorar. De llorar en tus brazos.

—Deberíamos ir a la enfermería —continuas hablando.

—Ya he ido muchas veces —comento con dificultad, pues no quiero regresar.

—Pero no te ha funcionado, ¿Te sientes muy mal? Si es así, vamos al hospital —sigues insistiendo, cosa que trato de ignorar.

—Ya sé qué es lo que tengo. Bueno, solo sé un poco —digo para ver si te callas.

—¿Qué tienes? —Pero no es así y sigues cuestionándome.

—Yutaka, ¿Qué parte de que no te quiero decir, no comprendes?

—¡Ay! Lo siento.

Caminas hasta tu batería para practicar un poco, me sonríes desde ahí.

—Ya llegué —dijiste Taka, para tirarte encima de "Kai".

Sonríes por la acción de Taka, Kai te dice algo al oído y te hechas a reír, Takanori.

 

Mi estado de ánimo baja considerablemente, me lamento como ya se me es costumbre, agacho la mirada y dirijo mis pasos rápidamente hasta el sillón más alejado que está en una esquina del estudio, fue puesto ahí por mí. Es tranquilizante.

Tarareo unas cuantas notas que se me vienen de forma "random" y las guardo en una nota de voz, hoy no quiero hacer nada productivo. Tal vez salgo del estudio y me pongo a dar vueltas como un reverendo imbécil, con el corazón roto y un tumor extraño en el cerebro. Al doctor no le escuché decir que moriría por eso, lo más probable es que no sea grave. ¿Y si lo dejo pasar? No creo que fuese a ocurrir algo anormal de lo que ya me ha ocurrido, pero esos pequeños temblores que ya más de una vez me han dejado inconsciente —que yo recuerdo—, me da miedo ignorarlos como si no fueran nada. Ustedes en algún momento se van preocupar y yo ya quedo oficialmente como un completo idiota —cosa que ya soy pero falta que ustedes lo admitan—.

 

* —Debes dejarlo —te digo enojado.

—¡Tú no sabes nada! ¡Nunca has amado y nadie te ha amado! No seas idiota y déjame en paz de una maldita vez ¡¿Escuchaste Akira?! —estas absolutamente eufórico, Yutaka te ha dejado un fuerte moretón en el cuello.

—¡El que no comprende eres tú! ¡Yo estoy tratando de ayudarte!

—¡No ayudas en una mierda Akira! —Te tomo por los hombros y ejerzo un poco de fuerza en ellos, te quejas— M-me lastimas. —Tus ojos se vuelven lagrimosos.

—No estoy ejerciendo fuerza.

Me molesta tanto tu actitud de "niño" frágil, que dejo caer todo mi odio en ese apretón. Me vuelves a mirar a los ojos, esta vez solo lloras, no comprendo de qué te quejas, se supone que eres un hombre, eres un maldito marica.

—¿No eres hombre? —te digo, para encajar lo que puedo de mis dedos en tus hombros.

—"K-Kai" me lastimó ahí. —Tu vista llena de lágrimas me da una idea, »podría apoderarme de tú cuerpo«.

—Qué pena —aprieto todavía más fuerte, hasta que tú pegas un pequeño grito y te suelto tirándote al suelo.

Estás demasiado débil, no sé qué ha ocurrido contigo, ya no eres el mismo de siempre y eso me enfurece.

Quiero subir un rato a la azotea, por lo que decido saltarme el ensayo e ir a ahí. Llego de unos pocos minutos, me siento en la orilla del edificio, bien que puedo empujarme hacia adelante y caer los casi cuarenta metros de alto para estrellarme con el pavimento gris. No es mala idea, pero tampoco voy a dejar mi amado trabajo por cosas que ahora no van a funcionar, debo dejar eso para después.

 

* — ¡No debes saltarte un ensayo! ¡Estamos a punto de comenzar un tour y tú fregando* con pendejadas como estas! —Cuando te enojas, no hay ni quién te baje de tu porte de "líder responsable", al menos que se te ignore.

Paso por tu lado ignorando tus gritos —cosa que siempre hago— vulgares y me pongo en "posición" de defensa por si me atacas con algo. Al no recibir nada de tu parte, voy directamente a un sillón.

—¡Has caso! ¡Akira!

Entrecierro los ojos, trato de respirar, rechino los dientes hasta que estos duelen. Me levanto del sillón pero al momento de hacerlo caigo fuertemente contra el suelo estrellando mi frente.

—¡Akira!

 

* No recuerdo cómo es que llegué a la enfermería, estoy sentado mirando hacia la pared blanca con machas azules —o creo que son azules— distraído pensando en nada, un mareo me hace cerrar los ojos y dormitar un rato.

—Akira, ¿me oyes?

—Si Yuu. —Me sonrojo.

—¿Qué sucedió? ¿Por qué te desmayaste? —Te miro a los ojos, niego con movimientos cortos de mi cabeza.

—No recuerdo haber hecho algo de eso.

—¡Por favor, qué te hemos visto! —Me sobresalto un poco ante tu grito— Lo siento —te disculpas mirando hacia el suelo, avergonzado un poco por tu mala actitud.

—N-no hay problema. Volviendo a lo otro; te juro que no recuerdo nada...

—¿No recuerda? —me pregunta una enfermera que entra a la habitación.

—Se lo juro —digo completamente seguro, que no estoy loco.

—Debió de ser demasiado traumático entonces —susurra un poco para anotar en una pizarra los datos que ha venido a recolectar— ¿Se siente mal?

—Estoy enfadado sin alguna razón... ahora que lo he dicho me siento calmado y hasta feliz.

—¿Te hicieron análisis?— me pongo nervioso después de que termina de formular la pregunta. Claro que me han hecho análisis y claro que tengo el resultado, pero no estoy muy seguro de lo que me ha dicho el medico al haber perdido el hilo de la conversación y entrar en mi agujero negro.

—Cla-claro, aunque en estos momentos no me gustaría hablar de ello. —Recuerdo de nueva cuenta la razón de mi comportamiento, eso dolía.

—Necesitaré que me des los resultados— me hablas mostrando una cara seria— Akira, esto es grave y más si ya sabes qué es lo que tienes.

—Yutaka. —Intento calmarte— no es nada grave, lo juro. Creo que sólo debo descansar un poco.

—Si es solo descanso, podemos tomarnos uno de una semana y hasta sería mucho por las apresuraciones que están encima de nosotros. —Te miro.

—Yutaka, solo dame un día y veré si con eso es suficiente. Suspiras, y sé que te va a costar.

 

* Este día es aburrido, estoy acostado en la cama boca abajo. Yutaka, has conseguido darme una semana de descanso, me parece bien ya que sólo te pedí un día.

En mi cuarto todo se encuentra cerrado y con las luces apagadas dándome ese sentimiento de pánico, odio y tristeza a la vez. La oscuridad que el cuarto emana me hace sentir como un completo idiota.

 

* Es mi segundo día de descanso, me la he pasado más de treinta y dos horas sin levantarme de mi cama y sin comer algún alimento o tomar alguna bebida. El simple hecho de recordar que no he comido nada, me tienta a levantarme para probar algo, pero estoy tan deprimido por la escena que me encontré en la compañía. Puedo recordar claramente el rostro de Yuu sumergido en la excitación que la vulgar mano de Takashima hacía en su entrepierna. Haciéndolo temblar y gemir bajo, como un desquiciado sin pudor al hacerlo en pleno pasillo.

Me golpeo con la almohada por la cabeza, entierro bien mi cara en esta, para callar mis sollozos que se escabullen de mi boca, avergonzándome a solas. La puerta resuena con golpes seguidos y ajetreos que hacen que me sobresalte y limpie mis estúpidas lágrimas para ir a ver quién es el que insiste a la entrada de mi morada.

—¿Qué haces aquí? —pregunto apenado por mi vestimenta.

—Shima me dijo; "Ve a ver a 'Ue-chan' o sino, me enojaré." Y yo le dije; "¿Por qué no vas tú?" a lo que me dijo; "Tengo que ir a la compañía a ayudar a "Ruki y Kai" y no podré ir a verlo". Así que eso hago aquí —me miras a los ojos, tiemblo un poco— ¿Puedo pasar?

—Cla-claro, lo siento. —Seré idiota por no darme cuenta de eso.

—¿Estabas llorando? —me cuestionas al mismo tiempo en que te sientas en el sillón para dos personas que se encuentra pegado a pared café.

—N-no ¿A qué viene eso? —Me pongo nervioso y me siento a tu lado.

—Tus ojos están rojos al igual que tu pequeña nariz de puerco.

—¡Oh! Es que me acabo de levantar y me tallé los ojos. —Levantas una ceja, incrédulo de lo que dije, curvo mis labios con los dientes juntos formando una sonrisa fingida.

—No sabes mentir. Dime, prometo no decir nada. —Si tan solo supieras qué me estoy muriendo por ti.

—Sólo estoy triste, eso... —callo unos momentos. —No sé ni qué estoy diciendo, olvida lo que dije.

—Pero, ¿qué forma de dejar la plática? No te preocupes, que soy de palabra. —Te miro a los ojos, los entrecierro y los volteo con gracia.

—Tanto que cuando Uruha te molesta, dices los secretos que te cuenta. —Me echo a reír con ganas.

—E-eso es mentira. —Te sonrojas, pierdo mis fuerza al verte así.

Deprimido, bajo la cabeza, de verdad que es difícil mirarte como si no te amara, cada día voy perdiendo fuerzas de vivir.

—¿Tú crees que Shima y yo somos una fea pareja? —Me preguntas avergonzado, al momento de levantar mi cabeza vi como miras al suelo con rabia y tristeza mezclada.

—¿Eh? —No quiero responder a eso tan doloroso.

—Solo respóndeme. —Sigues sin apartar la mirada de ahí, me resulta tan doloroso el verte así.

—No —es la respuesta más fría que he dado en mi vida, pero me duele la manera en que me pides que responda eso.

—¿Estás molesto?

—Para nada —digo irónico— sólo no me quiero meter tanto en la relación que mantienes con mi mejor amigo—. Vaya mentira que te estoy diciendo.

—Es que, bueno. Shima me dijo que no somos tan bonita pareja, pensé que tú opinarías otra cosa.

¿Shima hizo qué? Jamás, Shima no es de esas personas al menos que le hicieran enojar.

—¿Pelearon? —te pregunto por alguna posibilidad.

—Algo así, yo sólo le dije que no quería tener sexo porque... porque sería el “pasivo” —. Cada vez bajas la voz hasta llegar a un susurro casi inentendible, aunque llego a escucharte y mi corazón reaccionó de una forma horrenda.

—Hablaré con Shima si es lo que quieres —digo en un hilo de voz.

—No, se enojará porque...

—¿Por qué? —Esta conversación cada vez me pone más indefenso.

—Siento que empeoraré las cosas —Ladeas tu cabeza y lentamente elevas tu mirada hasta atrapar la mía—, yo no deseo eso —. La vuelves a bajar— Moriría, lo amo como no tienes idea, perdería mi vida —. Así es como yo me siento al verte feliz a su lado.

Minutos en silencio es lo que nos embarca, quiero llorar y por esa razón te levantas y me dices un "Nos vemos", sales por la puerta con el alma por el suelo.

Me tiro en todo el sillón y por consecuencia estoy en una posición nada cómoda, pero eso qué importa en un momento como este. No me interesa si despierto con un fuerte dolor de espalda. Hoy será el peor día de mi vida.

 

* Me despierto por unos fuertes movimientos involuntarios en mi cuerpo, sobresaltado caigo al suelo estampándome contra él sin dejarme poner mis manos temblorosas. ¿Qué es lo que me sucede? Me da mucho miedo.

Después de unos treinta o cuarenta segundos mi cuerpo se relaja, cierro mis ojos fuertemente aguantando el llanto, va a ser demasiado difícil para mí solo, no me cansaré de decirlo.

Pero si el resto de mi vida me la pasaré así, yo prefiero simplemente dejar todo de lado.

No es una salida difícil, pero es todo lo que puedo hacer sin meter a nadie en mi asquerosa vida, que tan lentamente moría. Dejando esa luz embriagante del placer que es vivir por sí solo, que es ser feliz.

Me pregunto si ellos han notado algún cambio fuerte en mí, si se han dado cuenta antes de que ya nada aguanto. O tal vez lo comenzaron a notar cuando empezó todo esto. Es como si fuera invisible... maldito infierno.

Mi semblante se vuelve frío y desolado, se mezcla con un ardor en el estómago y un dolor en la cabeza. Recuerdo que estoy en el piso pero no saco las suficientes fuerzas para levantarme.

 

* Despierto en mi cama, aunque que no recuerdo haberme levantado del suelo para venir a acostarme en mi amada cama. Varios murmullos me nublan, entrecierro los ojos unas cuantas veces y logro captar "¡Cállate Aoi!" y un grito. ¿No están teniendo sexo en mi casa, o sí? Eso sería tan desolador de su parte. Pelé el oído —que técnicamente era estar en silencio para captar todos los sonidos—, y logro percibir un vidrio romperse y un nuevo grito; "Yuu ¿pero qué has hecho?" preguntas preocupado. Esto me está dando un mal presentimiento, me levanto de la cama como puedo y camino a pasos rápidos.

—¡¿Qué está pasando?! —los miro algo asustado.

—¡Aoi! Te dije que no gritaras ni hicieras ruido. —Me miras— lo siento Ue-chan, Aoi hace rato rompió un vaso, se cortó la mano y ahora se le cayó otro, se encajó otro vidrio pero en el pie. —Te dirijo la mirada, Aoi. Y es verdad, estás en el suelo tirado sosteniendo tu pie.

—¿Por qué andas descalzo? Deberías de ir a sentarte en el sillón en lo que Uru y yo vamos por algo para curarte ¿Necesitas ayuda para levantarte? —Me acerco a ti Yuu y te toco levemente el hombro.

—Sí, Uru ¿Me ayudas? —Yo quiero ayudarte Yuu. Me alejo.

—Iré, iré por el botiquín —digo algo nervioso.

Subo las escaleras apresurado, llego al baño me encierro con candado, quiero llorar.

—¿Akira? —. Tocas la puerta— soy Shima, ¿Qué sucede?

—Na-nada, sólo que me dio algo de vergüenza estar enfrente de ustedes, ya sabes— rio angustiado, me rasco la nuca—, dos enamorados, jajaja— sostengo el botiquín, lo aprieto entre mis brazos y pecho.

—¿Qué te sucede? —Intentas abrir la puerta— Akira. Abre la puerta.

—Vete —medio hablo— quiero que se vayan.

—Akira, abre la jodida puerta. —Golpeas la madera.

—¡Que se larguen de mí casa! Shima ¡Vete con "Aoi"! ¡Déjame sólo, como lo has hecho siempre! —Me agarro* a gritar como un completo loco, odio a todos en este momento, ¿Por qué yo no puedo estar a tu lado?

—¡Abre la jodida puerta y deja de decir estupideces! — sigues golpeando, hasta que logras romper la perilla.

—Tú, tú sabias que me gustaba él— susurro muy quedo.

—¿Qué dices? Habla más fuerte— te acercas.

— ¡Tú lo sabías! ¡Eres un pésimo amigo! —Me tiro de rodillas al suelo, dejando caer el botiquín que se riega por todas partes—. Te odio ¡Te odio maldito Kouyou! —Me levanto del suelo dispuesto a romperte la cara, pero llegaste Aoi.

—Akira, amigo, ¿Qué pasa? —Sostienes mis brazos con fuerza, me quejo grave.

—¡Suéltame maldito idiota! ¡Lárguense de mi jodida casa, no los quiero volver a ver en mi puta vida! ¡Eres un maldito mal nacido Kouyou, eso no se les hace a los amigos! ¡Los odio! —No soporto más.

Todos ustedes son unos malditos hijos de puta, siempre quieren dañarme.

—¡Aaaaah! —desgarro mi garganta.

—Vamos Yuu, hay que dejarlo. —No me doy cuenta en el momento que dejan la casa.

Golpeo el suelo con descaro, con rabia y tristeza que se acumula cada vez más en mi marchito corazón, ese pequeño bote de basura que todos se empeñan en romper. Ese pulcro sueño que también deseo cumplir, las odiosas lágrimas me acompañan hasta meditar en otra solución... ¡No hay otra solución! todo debe terminar ahora, dejar palabras impresas por mi propia mano es lo único que necesito para degollar mi cuello y vivir feliz de este desquiciado mundo asqueroso, que en las noches de batallas no sabe rendirse para maltratar el siguiente camino de cada persona, ordenar el futuro de cada quien, matar o dejar vivir como si fuese divertido y desordenar a su gana.

El futuro no existe sin ir a él y yo haré eso ya sé como será mi futuro y ese es el fin más bonito que siempre deseo, espero que entre mi mar de lágrimas aprendan a no dejar nunca a un amigo solo, jamás sabrás lo que pensamos porque los pensamientos no salen de la mente, no salen a dar a luz al menos que hiciéramos una demostración de ellos aunque todos ustedes estén tranquilos, que yo cumpliré lo que todos desean. Mi mente como la de todo loco, sabe lo que hay que hacer en casos como este. Tan loca está que puedo imaginar mi muerte junto a todos, tantos recuerdos que fueron desapareciendo por ustedes, eso buenos momentos que odio.

Comienzo a respirar con dificultad y ver luces centelleantes. Me levanto del suelo, corro hacia la puerta y la estrello entre mis manos, entre tanto ajetreo que hago con ella la abro, comienzo a reír como un desquiciado enfermo. Mi cuerpo no para de temblar y es que esta risa no es más que una muestra de pánico que se ha apoderado de mi cuerpo. Tengo miedo, mucho en este caso. Llego hasta un parque en donde me tiro en el pasto hasta disfrutar cada roce que hace con mi convulsionado cuerpo, mis ojos se ponen en blanco, pierdo la noción del tiempo en cuestión de segundos. No caigo desmayado, sigo sintiendo esos temblores que hacen rodar mi mundo en cuestión de minutos, respiro el polvo que se está esparciendo de poco en poco al movimiento de mi cuerpo, que sin cesar obstruye mis pensamientos realistas de esta vida. Quisiera poder correr por esta hasta atrapar al ser más inmune, pero jamás lo lograré, ese ser, está atrapado en mí, en la mente alejada de cada quien.

Qué todos esos pensamientos pulcros también deseo amarlos, pero no llego al límite que hace que vuelva a la fantasía que vivimos. Quiero conocer al verdadero Akira, no deseo perderme entre el camino de la vida sin pasar por el “temeroso” descenso, anhelo huir de esta afectuosa sensación como si todo dependiese de eso.

En escasos segundos, mi cuerpo empieza recuperar sus fuerzas. Un mendigo se me acerca a “olerme” al ver que lo miro fijamente se va riendo. Malditas amadas desgracias, si pudiera definirlas en una palabra no podría, es que simplemente son perfectas y apasionadas, con un carisma que supera mi límite de “vida”… de creencia en mí mismo.

Me levanto sin tranquilidad, ahora todas esas radiantes ideas de cómo perderte entre el fruto de la humanidad dejando todo atrás me interesan cada vez más, anhelando hasta tal punto a ya cumplir esos pensamientos lejanos que van abriendo paso hacia la verdad. Comienzo a reír sin sentido alguno, mis ojos lloran por la alegría que estoy sintiendo, sin embargo no hay razón para hacerlo de esta forma.

Mi mente se ve cegada por una idea grandiosa; ir a visitarlos y decirte precisamente que  me muero por ti —cosa que es cierta—. Vuelvo a reír sin razonar lo que estoy diciendo, no me interesa si tiene sentido o no, yo solo quiero fallecer entre la hermosa tranquilidad de la vida. Quiero madre —quien fuiste la que me trajo al mundo— que te sientas orgullosa de la magnífica idea que voy a realizar en tan solo unos pocos días, hoy te digo cuanto te amo y en unos días descansaré por tu amor y olvidaré toda la hermosura que he sufrido.

—Hola, vengo a decirte que te amo —hablo conmigo mismo pensando en lo que te diré en unos minutos.

Sueno tan idiota que me agarro* a reír a carcajadas que son tan escandalosas y vulgares, camino hasta su casa, que queda extremadamente lejos del lugar donde estoy, pero qué importa, hay que disfrutar.

Toco la puerta como un desquiciado, arremeto también con patadas y una que otra grosería, no sé lo que estoy haciendo, creo estar cegado por amor o por odio. “¿¡Quién mierda es!? ¡Deje de golpear la maldita puerta!”

—¡Abre maldito imbécil! —golpeo de nueva cuenta. Se abre antes de que golpee otra vez.

— ¿Akira?

—Mueve a un lado, quiero ver a Yuu. —Te miro directamente, sonrío de medio lado.

—Está dormido, no se siente bien después de lo que pasó hace rato. —Te posas en medio de la puerta, no quieres dejarme pasar.

—¿No vas a dejarme verlo? ¿Me prohíbes hacer algo? ¡Déjame verlo!

—Espera un momento, ¿Por qué andas todo sucio? ¿Qué te pasó? —Tocaste mis hombros levemente tratando de alejar el polvo que estaba escondido ahí.

—Quiero verlo. —Soy firme y aparto tus manos de mi ropa— quiero decirle algo, pero necesito estar a solas con él, no me molestes.

—Ve al cuarto, sólo no hagas nada, después quiero hablar contigo sobre todas estas cosas que han sucedido.

Ni yo sé qué me está sucediendo, si te lo digo será difícil el contarlo. Niego, me niego a decírtelo. Mis movimientos negándote esa entrada hacia la verdad te dañan, lo sé, eres mi mejor amigo pero no puedo hacer algo tan desastroso para mí.

—¿No confías ya en mí? ¿Acaso hice algo malo? —Tu voz sale dolida.

—Lo siento, pero después lo vas a descubrir, no te preocupes.

Entro despacio, viendo todo a mí alrededor. Había nuevas cosas en la sala, cosas que me imagino son tuyas, amor mío. Subo las escaleras directo al cuarto en donde te encuentras, mis manos sudan un poco por los nervios. Toco la puerta, al saber con certeza de que en verdad estás dormido. Entro haciendo algo de ruido, cosa que hizo que te movieras cambiando un poco de posición a la que te encontrabas antes. Un cálido susurro sale de mi boca.

—Yuu. —Espero unos segundos para que me contestes, cosa que es imposible al saber más bien que sigues dormido e ignoras todo lo sucede a tu alrededor. Me acerco lentamente hasta recostarme a tú lado sin tirarme encima de ti. —Yuu— vuelvo a susurrar, toco tu frente y quito pequeños pelos que caen de tu cuero cabelludo — Yuu— continúo llamándote, te mezo un poco para despertarte y lo logro.

—¿Shima? Déjame dormir. —Aprieto mi mandíbula.

—Yuu, soy Akira —Te sobresaltas y volteas a verme asustado.

—A-Akira, ¡pero que sorpresa! —Estás temblando.

—Quiero hablar contigo, sobre algo que me ha tenido sufriendo un poco. —Guardo silencio, el suficiente para saber que no vas a decir nada— Yuu yo…

—No lo digas, vete por favor —Parece ser que ya sabes a lo quiero ir.

—Quiero que me escuches, Yuu, yo…

—¡No! —De nueva cuenta me callas, colocas tus manos a los costados de tus orejas.

—Te amo Yuu, sé que no me vas a corresponder puesto que andas con el imbécil de Shima, pero no te he dejado de amar desde hace cuatro años…

—Akira —me interrumpes de nueva cuenta— yo no te amo, debes buscar a alguien que te quiera…

—Pronto terminará, no te preocupes, después estarás feliz de que por fin dejé de amarte, aunque es imposible. —Me levanto bajo tu atenta mirada—, te amo —repito para salir de una vez.

Mi cabeza y corazón son todo un lío, me palpitan demasiado fuertes, tengo miedo de ser lastimado en un futuro por esas palabras, que no me dejen  liberarme como quiero. Me recargo un poco en la puerta para seguir mi camino e irme de ahí antes de que regrese y te agarre a golpes, Kouyou.

—¿Ya has terminado de hablar con Yuu? Eso fue rápido.

—Sí, hasta luego Kouyou.

* Mi semana se ha acabado. Ir al trabajo es la razón por la cual estoy despierto, en este tiempo he perdido el interés en “hacer música” o  “tocar el bajo” o simplemente ir al trabajo. Mis ganas de dejar mis asuntos en orden se aumentan conforme el tiempo avanza, me siento cansado ante todo. Reviso que todo esté en orden antes de irme al dichoso estudio que tengo por empleo, se supone que estamos viendo lo de un futuro tour por gran parte de Japón, pero es que a mí no me interesa ni quinta parte de lo que vamos a hacer, para ese entonces yo ya no voy a estar y no sé para qué desperdiciar mi tiempo en algo inservible.

Me subo a la moto y en cuestión de minutos llego a mi lugar de destino.

* —¿Te sientes mejor? —me preguntas con tus baquetas en mano.

—Supongo que sentir que mueres es estar bien —te contesto secamente y de lenta bajas las baquetas, no quiero hacer nada.

—Alguien anda con un humor por los pelos. —Entras a la sala de ensayo, sacando esas gafas que casi cubren medio rostro y me miras de forma retadora.

—No te contesto por qué no estoy para bromitas del cantante. —Me levanto del sillón bajo sus atentas miradas, normalmente te seguiría el juego, pero hoy lo único que quiero es ir a casa y dormir.

—Ya que Akira quiere retirase de forma rápida para hacer no-sé-que-cosas… —Te interrumpo y de nueva cuenta tienes las baquetas arriba.

—Ese “no-sé-qué-cosas” es igual a planear mi muerte —me agarro* a reí como loco, logro asustarlos un poco— ¡Ay, que risa! Jajaja.

—A partir de ahora, como tú mejor amigo —según—, no voy a dejarte solo ni un segundo.

—No aguantan ni una broma.

— ¡Eso no es un juego! —tomo asiento de nuevo, presiento que esto terminará mal.

—Es divertido planear su muerte. —Molesto, me cruzo de brazos.

—¡¿Qué tienes en el cerebro?! ¡No seas imbécil! —Sigo todos tus movimientos, me miras completamente molesto, es gracioso.

—¡Takanori! Sí a él le gustan esas cosas sólo déjalo —te reprocha tu “amada” pareja.

—¡Es un enfermo!  —gritas colérico tomando como arma tus gigantescos lentes.

* La marea hace que mis recuerdos despeguen y se alejen sin dejar rastro. Estoy inmóvil viendo como ustedes me traicionan sin importar el daño que hacen, eso, sigan disfrutando de una corta vida.

—¿¡Pueden guardar silencio!? —Ya ha paso más de una hora en lo que ustedes discuten “qué está bien” y “qué está mal”, para mí todo lo que dicen es estúpido.

—A-Akira. —Deben de estar sorprendidos por mi cambio de actitud y más si todos pronunciaron mi nombre.

—Es suficiente, yo me voy a casa.

No quiero hacer que mi cabeza estalle ante tanto estrés acumulado, mejor dicho, como odio. El día en que mi libertad sea liberada, nuestros momentos de locura serán sin nombres con un fin sin sentido vagueando entre la razón, la vida de mentira que se encadena al nacer, como todo ser repugnante y al final terminan siendo una basura sin lugar en el mundo.

—¡No! Vamos a ensayar un rato, después podrás irte —me apuntas con esos gruesos palos de madera.

Malditas giras, espero que para el tour ya no me encuentre, mejor dicho; espero que para la siguiente semana ya no me encuentre.

* No he podido dormir bien desde hace dos días, cada vez tengo menos energía, muchas ideas han pasado por mi mente y en un arrebato de sueño fui a una tienda a comprar seis metros de mecate, ideé una estrategia; colgarme de la punta del edifico donde trabajamos. Sé que asfixiarme es una idea que la mayoría hace y es caer bajo, pero si le agrego otra cosa cambiaría por completo, pensaba en algo filoso, tal vez un vidrio que se encaje en mi garganta al momento en que la cuerda abraza mi cuello y así lentamente la sangre se resbale hasta una parte inexacta de mi cuerpo. Esto lo debo de tener preparado para exactamente el primer día antes de iniciar nuestro primer concierto del tour que exactamente inicia aquí y sería el miércoles que viene. Será una tristeza que los deje antes de comenzar algo grande, pero es que ustedes solo me hartan y me hacen sufrir, exactamente ya no sé ni lo que digo. También mi cuerpo a tenido pequeñas convulsiones que son cada vez más seguidas, he estado tirado en el suelo por más de tres horas y no quiero levantarme para ir al estudio, solo quedan cinco días para que yo pueda flotar.

Mi teléfono local comienza a hacer el típico sonido de que alguien me llama. Mi cabeza gira lentamente hasta dar con este, entrecierro mis ojos y dejo que se escape un suspiro antes de cerrar por completo los ojos, estoy lo suficientemente cansado como para contestar, dejo que siga sonando hasta que tu voz se hace presente por la grabadora automática.

“Akira, soy Yutaka, estamos esperándote desde hace un buen rato. ¿Vendrás a trabajar? Empezaremos sin ti, si es que deseas presentarte. Hasta luego”

Y termina todo, ustedes se dieron cuenta que algo anda mal conmigo. Ayer —para ser exactos— comencé a murmurar cosas sin sentido hasta que mi cuerpo tembló sin control, me aferré a Shima en ese momento y estaba llorando de miedo. Después de que me calmé, la sala de ensayos se volvió incómoda, me pediste que durmiera un poco y eso hice, aunque tardé más de lo normal en hacerlo. Al despertar me preguntaron sutilmente si eso era normal y si me sentía bien en el sentido de mi vista y cabeza, por si esta dolía. Comenté que me palpitaba y veía un poco borroso, que sufría muy seguido de esos temblores, que el doctor me había dicho que era lo que tenía, pero ya no recordaba que era.

Y es verdad que no recuerdo nada de lo que me había dicho y por más que trato no recuerdo ni un poco. Esto se sale más de control, quiero dejar de sufrir tan solo un poco.

Me levanto de poco en poco hasta llegar a mi límite, decaigo de nuevo al suelo sin tomar en cuenta el vómito a un lado, machándome parte del brazo, pecho y cara. ¿De dónde salió? Trato de levantarme de nueva cuenta, una incómoda humedad entre mis piernas y algo en mi trasero, hace que pare de mi labor. “Maldición” pienso rápidamente antes de levantarme y correr a mi cuarto para darme un buen baño.

A media ducha, me detengo para tomar mi cabeza entre mis manos, un agudo dolor se hace presente y las lágrimas comienzan a fluir sin mi permiso, cierro los ojos apretándolos por el fuerte dolor. » ¡Qué dolor! Mierda. «, de forma lenta me siento en el piso aunque parece que estoy flotando. Abro los ojos y trato de distinguir los lugares, todo se ve borroso y da vueltas ¿Qué está pasando? ¿Por qué pasa esto? » ¡Cómo duele! «. Es todo diferente a como estaba antes.

* —Espero no molestarte, quise venir a verte.

—Es extraño verte sin Matsumoto.

—¿Has peleado con él? Últimamente ya no se hablan. —Pasas sin que yo te dé permiso.

—Necesito que te vayas —te digo con un notable nerviosismo. Desde lo que pasó en el baño, todo se mueve de su lugar.

—¿Sucede algo como para que me eches de tu casa? —me dices molesto.

—¿Por qué mierda vienes a mi casa a molestar?  —te contesto igual de molesto.

—Vamos Akira, sal de tu casa, ven con nosotros a tomar al bar de siempre.

—No gracias, iré a dormir si no te importa —subo las escaleras con parsimonia.

—Akira…

—Hoy no quiero sermones del líder —no paro mis paso. Sigo caminando con una incomodidad al sentirme observado.

—¡Akira! —tomas mi brazo para después jalar sin cuidado alguno. Ambos caímos al suelo no sin antes golpearme levemente la cabeza con el barandal de las escaleras— lo-lo siento tanto, no medí mi fuerza.

—¡Lárgate! ¡Déjame por un momento en paz! ¡Estoy harto de este jodido mundo, no sabes lo que es tener que lidiar con todo esto. Nadie comprende, creen que estaré siempre a su disposición! ¡Pero no! ¡Estoy harto, harto! —Con la respiración agitada, me levanto del suelo para dirigirme a zancadas a mi cuarto, no sin antes bufarte.

—Akira, perdóname, yo lo siento tanto. Sé que no estás en el mejor momento pero simplemente la preocupación nos está atacando a toda la banda. No tocas bien, has perdido el interés en la música, no te importa si tu bajo se raya. A nada de lo que te gusta le prestas atención. ¿Qué sucede? Por favor, te lo pido, cuéntame que te sucede, todos queremos serte de ayuda, deja que te ayudemos —mis pasos se hacen lentos y pesados con forme avanzas en tus palabras.

—No pueden hacer ya nada, no lograrán nada.

Escucho como te quejas para después decir algo que no logro entender, algo despistado abro la puerta. La cierro de manera mansa mientras decaigo en un sueño profundo.

* —¡Akira, abre la puerta en este mismo momento! —mi cuerpo era movido de forma lenta por los golpes propinados en el pedazo de madera que me alejaba de todos ustedes.

—¡Akira! —ahora eres tú el que me gritas, Takanori.

Después de Takashima —que fue el primer grito que escuché— y Matsumoto, siguieron ustedes; Yuu y Yutaka.

—¡Déjenme en paz por una vez, quiero terminar bien todo con ustedes y no enojado como lo están haciendo ahora! —»solo tres días más y todo esto acabará « pienso en lo que me levanto del suelo para poder abrir la puerta de mi habitación. Me quejo con un suspiro al notar que mi espalda apenas y se puede mover por la incómoda posición había sufrido durante las horas anteriores.

—Te lo pedimos, todos estamos preocupados. Yutaka ya está planeando cancelar todo, no hemos ensayado nada y ya es en tres días. El director está hecho un manojo de nervios. Entiende de una vez que sin ti no podemos continuar, haz todo el esfuerzo por salir adelante. Necesitas tratamiento —continuas hablando.

—Takashima —te hablo al momento que abro la puerta para encararte— ¿¡Qué parte de que quiero terminar todo bien no entienden!? En este momento deseo nunca haber vivido.

Mis pasos resuenan por todo el pasillo hasta llegar a la planta baja para ir por un vaso de agua helada. Sus miradas congeladas por la tan repentina confesión me siguen paso a paso conforme se da mi avanzar. 

—Dejen de mirar como si nunca hubieran escuchado eso.

—Aki, ¿¡Cómo puedes decir eso!?

Me volteo para darte la cara. —Takashima, ¿Quieres que lo repita? Tengo suficiente con decírselos a todos ustedes, bola de idiotas. No puedo creer que esté con ustedes, no me había dado cuenta de lo malditos que son. Debí imaginarlo, ustedes solo quieren verme sufrir y después preocuparse como si nunca hubieran tenido malas intenciones contra mí, pero todo acabará y ustedes se van a reír en mi cara como siempre quisieron hacerlo. Malditos traidores.

—¿¡Qué cosas dices Akira!? ¡Son tonterías. No piensas lo que dices! —eras el único que me hacia frente.

—No quiero repetir las cosas Kouyou, haz el favor de guardar silencio, no quiero enojarme.

Los dos nos mirábamos como si en pelea estuviésemos. Tu boca se movió para maldecirme por lo bajo, te acercas lentamente hacia mí, por miedo retrocedo unos cuantos pasos pero es imposible, me tomas por los hombros para empujarme contra la pared que a nuestro costado estaba.

—Tú —tu voz tiembla para dejar escapar unas lágrimas.

—¡Ja! No puedo creerlo —ruedo los ojos. En unos segundos mi cara estaba ladeada mirando el lado izquierdo— ¿¡Qué te sucede!?

—¡Me estoy preocupando por ti y lo que recibo es una burla de tu parte! ¿Dónde quedó el Ue-chan que conozco?

—Ya no existe, dalo por muerto si es necesario.

—¿Cuándo ocurrió todo esto? ¿Por qué Akira, dime por qué?

—¿Por qué no le preguntas a tu querido Yuu? ¡Tú sabías que me gustaba él! ¡Yo confié en ti, y me pagas con esto! —Intento soltarme de tu agarre para así poder salir de este escondite — ¡Suéltame! 

—Yo… lo siento, nunca me di cuenta. No sé qué decirte, no sé qué hacer.

—Podrías empezar por soltarme y después irte con todos esos —obedeciste, y dejaste de apretar tus palmas en mis descuidados hombros.

Escucho como suspiras, Yutaka.

—Voy a cancelar todo, no vamos a trabajar así — me miras directamente a los ojos.

—No creo que sea necesario, ya se sabrá después como estaré.

Toda “discusión” termina ahí, me siento cansado y se los hago saber. Sin chistar más de la cuenta me dejan subir al cuarto pero sin cerrar la puerta ya sea por cualquier cosa. Molesto acepto.

* Despierto por unos insistentes golpes en mis hombros. Trato de levantarme aunque no lo consigo. Más voces truenan en mi cabeza, las llamadas me hacen querer girar por todo el mundo de los sueños. Mi cuerpo se siente sacudido y pesado, siento como mi lengua sufre de unos pequeños piquetes ¿Qué pasa? Parece que me quieren arrancar mi pedazo de musculo imparable. “Akira…” y más murmullos susurrando a mi oído aparecen para darme unos grandes mareos. “Los dedos”, no logro conocer quiénes son los que hablan, “No, otra cosa, algo… funciona… para…es bueno”  Siento como cargan mi cuerpo, como si pudiera volar. Sufro pequeños espasmos ¿Estoy llorando? ¿Hay algo que me mueve de mi lugar? ¿Qué está pasando? ¿Por qué no puedo despertar de esta pesadilla? “Akira… Akira, Akira, Akira.” ¿Quién me llama? ¿Qué necesitan de mí? Todo se siente tan confuso que se me hacen irreconocibles los sucesos que ocurren a mi alrededor. Pasan unos cuantos segundos, mi aura se vuelve tranquila, despejo mi mente para tranquilizarme.

—Akira… —mi cuerpo se encuentra acostado de lado izquierdo, me logró despertar por completo. Hay un líquido saliendo de mi boca y mi lengua palpita un poco, también siento dolor.

—Yuu… —todo es borroso.

—Vamos, tenemos que ir a urgencias.

No identifico cuáles son tus movimientos. Más murmullos se hacen presentes, no comprendo nada.

* Hay algo que está mal en todo esto, ustedes se están comportando de manera extraña. No me dejan solo ni un minuto, es como si presintieran mi muerte, como si supieran que solo faltan dos amados días si mis planes no son afectados por ustedes. Aun así hay algo mal. Todo este presentimiento está mal, algo en mi plan va a fallar.

—Akira, hora de comer.

Mis ojos siguen cerrados, no planeo levantarme de aquí, quiero que todo fluya rápido.

—Mañana tenemos reunión, debemos de aclarar algunas cosas con el director general.

Mi mundo, mis hermosas voces no diferencian el mundo distorsionado por la tranquilidad a las que pertenecen. Todo es borroso ante los brillos de la futura vista, con esos sentimientos flotando entre los árboles que disfrutan hacerme sufrir sin importa qué. Tal vez el poder dormir por siempre me hará disfrutar del hermoso mundo en el que las pesadillas me atacan día y noche los trecientos sesenta y cinco días de este año.

Han pasado unos seis minutos en los que ese intruso llegó a molestarme, no he podido dormir otra vez, aunque deseo hacerlo. Me levanto de la cama un poco cansado, volteo para ver todo mí alrededor, tomo el celular con cautela y veo la fecha… ¡15 de marzo! Nuestro concierto debió de haber sido ayer, ¿Qué ha pasado? En verdad lo cancelaron, que decepción, ni modo, será en otra ocasión cercana. ¡Qué otra ocasión cercana ni que ocho cuartos!* ¡Será hoy! ¡Tiene que ser hoy! Todos mis planes no se pueden desperdiciar solo por esos inhumanos de mierda. La puerta emite un chirrido.

—Ya has estado mucho tiempo en cama, es hora de que comas. Vamos, levántate.

—No tengo ganas de verle la jeta a ni uno de ustedes — te miro desafiante.

—No voy a pelear. Ahora, levántate de una vez y ven a comer — sales del cuarto— y si no bajas, iré a por ti.

—¡Maldita seas Takashima! —murmuro.

 * Se da por finalizada la “reunión”. Solo vine a perder el tiempo, hablaron sobre como “mejorar mi salud”, como si fuera posible.

Mis ojos pasan por todo el pasillo hasta dar a las escaleras que suben a la azotea, una nueva idea cruza mi cabeza. Son diez pisos de alto y no sé qué tantos metros de altura, es algo perfecto. Mide lo que se desea, de ahí nadie sale con vida —rio un poco en voz baja—. Siento sus miradas clavándose en mí espalda y rápido camino a la sala de ensayos, mi último día en esta asquerosa sala, mi último día respirando, mi último día con ustedes, mi último día en la compañía. Nada se sintió tan excitante como esto, no puedo esperar más, todo va a mi favor. Por fin se cumplirá ese anhelado sueño que lleva meses siendo pedido. Dar luz a la verdad.

Debo matar mi pasado para que esta oscura sombra deje de seguir mis rastros. Todo está mal, si tan solo la luz se apagara creo que sería mejor vivir de otra forma. El pasado, ese que atormenta a todos, nos dejas con una tristeza que supera límites, haciendo que la vida sea una completa mierda, pero yo te digo para, esta vez yo soy el que va a ganar esta guerra de dolor. Todo acaba de manera divertida, un mundo sin fin —vuelvo a reír—. Me dirijo con parsimonia al sillón, mientras cada uno se sienta en un sitio diferente, pero de cara a mí. Takashima, vas a sentarte en el espléndido sofá para dos personas, junto contigo; Yuu. En lo que resta de ustedes dos, Takanori, tomas asiento en el suelo sin apartar tu dolida mirada de mis ojos muertos, Yutaka, quedas parado a un lado de tu maltratada pareja.

—Bien, ya escuchaste…— te interrumpo.

—No actúes como “líder responsable”, que lo seas en a banda no significa que lo seas en mi vida privada. ¡Es mi problema! ¡Es mi salud! ¡Es mi jodida vida! —tomo un pequeño respiro para dirigir mi mirada hasta la tuya, Kai— ¡Si yo no quiero que ustedes, bola de imbéciles, se meta en mi vida, es mi razón! No pueden venir y actuar como “buenos amigos” después de causar tanto daño— siento esa vergüenza que nunca termina.

—¡No te hemos causado daño! ¡Nadie ha hecho algo como para que actúes de esa forma! ¡Lo que tú quieres es pudrirte en la muerte! —mi vista baja hasta volver a clavarse en la tuya Ruki, recorro todo tu rostro, hay más moretones que tratas de ocultar con ese maquillaje mal puesto.

—Y es que tienes razón.

Toda la sala queda en un silencio sepulcral. Todos sus ojos se tornan vidriosos, ¿Tanto miedo a la muerte? No se dan cuenta que viven acompañados de traidores.

—¡NO! ¡No dejaré que hagas una tontería como esa! ¡Los veinte tantos años de amistad, no quiero perderlos! No te quiero perder —rompes en llanto. Yuu trata de calmarte sin lograr ningún resultado.

Tus horrorosos gritos ahogados en llanto molestan mis oídos, mi cabeza duele. Estamos en silencio completo. Nadie dice nada, no es necesario como para entender que la hora ha llegado. Me levanto del sillón, los miro a todos y camino fuera de la sala.

—¡¿A dónde vas?! ¡No te vayas! —quitas a Aoi de encima para abrazar todo mi cuerpo.

—¡Suéltame! —logro salir de tu agarre, corro hacia las escaleras que hace unos minutos me dieron la luz.

—¡AKIRA!

Todos sus pasos pisaban los míos, tenía miedo de que todo saliera mal. Visualizo la puerta, tiro de ella para subir los escalones de dos en dos. Mi cuerpo se cansa a los minutos y antes de llegar al último piso, se deja caer un poco al suelo. Miro hacia atrás y hasta ahora el único que me sigue eres tú. El que te haces proclamar “mi mejor amigo” por tantos años.

—¡Basta, para, no subas más! —tiras de mi pantalón hasta que mi cuerpo choca con el tuyo, este por el repentino jaloneo se baja un poco. Trato de alejarme de tus brazos, pero las molestas escaleras pegan en mi espalda sin cuidado, me quejo en voz baja— ¡Akira, te lo ruego!

—¡Déjame en paz, quiero… quiero ser feliz! —mis ojos derramaban ese odiado fluido.

—¡Eso no es ser feliz, es escapar de la manera más fácil que hay en el mundo! ¡Yo sé que tú eres fuerte, saldrás adelante, solo tienes que desistir de todas esas tontas ideas que están taladrando tu cerebro! ¡No te quiero dejar solo, no quiero que nada malo te vuelva a pasar! ¡Y lo siento, por ser un idiota que nunca se dio cuenta que estabas perdidamente enamorado de Aoi. Yo también lo estaba, por eso no me di cuenta de tus amables sentimientos. Si eso es lo que te daña, yo lo puedo dejar, prefiero que mi mejor amigo sea feliz antes que yo y antes que cualquier otra persona en la faz de este planeta! ¡No quiero nunca más sufrir por amor! ¡Perdoname! —lloras y gritas en mi hombro ya mojado por tantas lágrimas que has derramado por mí.

—Suéltame por favor —no me interesaría jalar a tus sobras.

—¡No! ¡Vamos Aki, yo sé que saldrías adelante!

—Sigue pensándolo. Ahora, déjame cumplir nuestro sueño —con dificultad me quito de ti. Tomo un poco de aire y me levanto para correr los pocos metros que faltan para salir al aire libre.

—¡No Akira! ¡¿Cuál sueño?! ¡Mi sueño no es que te mates, mi sueño es que salgas adelante! —empujo la puerta y toda esa luz se dispara a mi cara. Visualizo el borde del edificio, pero de nueva cuenta me atrapas entre tus brazos.

“Maldita sea” pienso mientras voy tirando de ti. Al llegar al borde e intentar saltar por primera vez, tu peso gana sobre el mío y caemos al suelo. Tortuosamente las voces se llenan de esperanzas caídas en ese pozo. Miro hacia la puerta y veo como ustedes tres están congelados mirando la escena, estoy a unos cuantos centímetros a caer, pero no hacen nada por mí. Takanori, te encuentras tirado en el suelo mientras tus lágrimas salen de forma silenciosa. Yutaka, te empiezas a acercar lentamente. Mi cuerpo entra en pánico, otra vez no podré cumplir mi meta.

A los segundos me veo aventándote lejos de mí. Tus ojos se hacen grandes por la impresión y a lo lejos escucho como me gritas. Siento un fuerte ráfaga, todo se pone en cámara lenta. Estiras tu brazo para tratar de jalarme dentro de la terraza, pero ya es imposible. Mi cuerpo ha salido por completo, al momento en que tocas mi pierna y te aferras a ella, el peso gana y terminas fuera como yo. Los dos volamos y caemos de forma pausada. Un nudo se hace en mi garganta, yo no quería que tú dejaras también tu vida, ahora por tratar de salvarme te has venido conmigo.

—Shima —mi voz rota hace presencia.

—Aki.

No pasa mucho tiempo en lo que los recuerdos vienen a mí. Mi odiosa familia, mis odiosos amigos, esas ex parejas que jugaron siempre conmigo, las personas que nunca me tomaron en cuenta y por supuesto “los traidores” que es nada más y nada menos que yo. Drásticamente todo cambia y me veo ahí, con todos ustedes, sonriendo y tocando como la gran banda que éramos, disfrutando de la vida, olvidándome de toda soledad, esos momentos que se esfumaron por el abandono. ¿Por qué mi vida tenía que ser así? En esos días lo que quería es estar muerto y ahora que estoy a milésimas de segundos de serlo el miedo me invade. Tu abrazo hace que salga de mi trance, tratas de que el golpe no me llegue por completo, pero fue tarde. Un fuerte dolor en todo mi cuerpo hace que todo se ponga en blanco. Escucho varios gritos de la gente que estaba viendo, tu cuerpo cae sobre el mío y escucho un leve quejido de tu parte y por la mía, simplemente creo que me estoy desconectando.

—¡SHIMA, AKIRA! ¡Noooo! ¡¿Por qué, por qué!? — lo he logrado.

 

~    F    I    N    ~

 

 

Notas finales:

1.- fregando* Es igual a joder, molestar, etc.

2.- agarro* no sé si también se utilice en otros lugares. Es como “Me pongo a gritar”. "Me pongo a hacer berrinche." ¿Se comprende? :’v

3.- . ¡Qué otra ocasión cercana ni que ocho cuartos!* Es como “¡Que otra ocasión ni que nada!” Se refiere a que tiene que ser ya. No sé si me explique bien :'v soy malo XD  

*~

Bueno ¿Qué les pareció? ¿Fue pesado? ¿Fue relax? ¿Ni pesado ni relajado? 

Lamento si hay errores por alguna babosada mía~

Si gustan pueden dejarme un RW es compleamente gratis :'v :3

Bueno, quiero aprovechar a darle las gracias a mi beta, que fue la que me ayudó en correciones. Lo siento si puse algo que me dijiste que no, no recuerdo haber visto nada más :v  Un infinito de gracias Chisami, sabes que te reamo por la mil puta *------* ¡Te amo!

 

Eso fue todo~

Pronto un Rukeita y actualizaciones en mi otra cuenta, por si aguien esperaba que actualice algo allá :'v

 

—Error de dedo, Reita le dijo a Yuu que desde hace "cinco años" lo correcto era "cuatro" disculpen, unos pequeños "dedazos", disculpen las molestias :'v

 

 

Adiós~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).