Tetsuya abrió los ojos, se estiro como gatito retozante y bostezó con pereza. La cama estaba vacía otra vez, fría, el sol comenzaba a abrirse paso en el cielo para dar inicio a un nuevo día.
Taiga llegaría a eso de las 8 de la mañana, tenía un par de horas para alistar su hogar y preparar las cosas para el desayuno.
Se sentó en la cama, cubriendo con la sabana su desnudez, agradecido de que Taiga le limpiara después de hacer el amor, se puso de pie, un poco adolorido y tomo la nota que estaba en su mesa de noche “nos vemos por la mañana, te amo”.
Tetsuya sonrió bobamente, abrió su cajón de ropa interior y de ahí saco una caja de madera que tenía con candado, la abrió y puso la nota justo en frente de las demás, 863 notitas archivadas que guardaba con todo su amor, todas de Taiga, en ellas se describía prácticamente toda su relación, sus mejores momentos, los bochornosos, los cómicos, los de camaradería.
El primero lo había robado, rememoro con anhelo el día que sin querer había descubierto que Taiga garabateaba su nombre en la última hoja de su cuaderno y seguido a este un i <3 u.
Tetsuya no era muy bueno en ingles pero no tenía que ser muy inteligente para saber que significaba aquello, aquel día y varias semanas después a este no pudo dormir, ¿podría ser cierto?
¿Realmente Taiga albergaba en su corazón sentimientos románticos hacia el?... ¿o ese era el anhelo de Tetsuya?
Esa duda rondo en su cabeza todo el resto de segundo año de preparatoria y todo tercero, durante todo ese tiempo Taiga le enviaba varias notitas, sobre todo durante los exámenes.
“¿12? B o C help me!!”
“”después me acompañas al magi?”
¿Estas ocupado hoy?
Todas las notitas, por mínimo que dijera, aunque fueran absurdas, Tetsuya las atesoraba como lo más sagrado.
Cerro su cajita, tomo su ropa y entro a asearse. Ya casi eran las 7.
Cuando el reloj marco 8:45 y Taiga no había llegado, ni le había escrito o marcado. Tetsuya supo que había pasado algo malo, por más tonto y supersticioso que sonara su corazón lo sabía.
Marco un par de veces y su celular mando a buzón. El mal presentimiento que tenía aguijo en su corazón de manera dolorosa.
Un par de minutos después el teléfono de su casa sonó, con la mano temblorosa contesto. Era Kiyoshi Teppei, su anterior sempai de preparatoria y jefe de bomberos, superior de Taiga.
-hola Kuroko… buenos días… -
La suavidad de la voz del mayor con intenciones claras de tranquilizarlo solo provoco que los nervios de Tetsuya se alteraran.
Trago fuertemente y tomo asiento al sentir que sus piernas se doblaban perdiendo fuerza.
-¿está bien?- nunca pensó que algún día en su vida preguntaría eso. Apretó los labios fuertemente, conteniendo un grito.
-está herido, pero está bien, me dijo que te hablara para que no te preocuparas, en cuanto le den el alta le llevare a tu casa.
Las lágrimas brotaron como una cascada de sus ojos azules, estaba vivo, estaba bien, le vería en un momento.
Respiro profundamente tratando de controlar los latidos de su cansado corazón. -¿están con Midorima-kun?
-sí, le está curando, no te preocupes, no tarda mucho y partimos.
Tetsuya se debatía entre ir al consultorio o esperar, la entrada bonachona de Nigou hizo que optara por lo segundo, si Taiga estuviera herido de gravedad y fuera a tardar más Teppei se lo hubiera dicho.
45 minutos después Tetsuya vio por la ventana que Teppei aparcaba su auto y ayudaba a su esposo a bajar del carro, tenía un gran yeso en su brazo.
Tetsu nunca había corrido tan rápido en su vida, llego desde el tercer piso hasta la planta baja en cuestión de segundos.
Taiga se veía cansado, tenía un par de arañazos en el rostro, mucho hollín en la cara y su brazo fijado y resguardado por un cabestrillo.
-listo chico malo… en tu casa sano y salvo.- canto Teppei con su tono suave y amistoso.
Taiga sonrió agradecido, abrazo a Tetsuya para darle el consuelo que ambos necesitaban y caminaron juntos al departamento.
Un ladrido les hizo pararse en seco, Teppei regreso a su auto, subió en su totalidad los vidrios traseros del carro y de la misma parte bajo una pequeña cachorra Alaska, sorprendentemente con tantas similitudes a Nigou que parecían ser el mismo.
-¡aleja esa bestia del demonio de mí! –chillo Taiga y se le acerco a Tetsuya con la intención de que le cargara como bebe.
-vamos Taiga, shiro no tuvo la culpa…- Teppei acaricio la cabeza del can, que también estaba sucia de hollín y la puso en el suelo para que el pequeño animal reconociera el lugar. De inmediato Nigou se le acerco con cierta precaución, la olfateo un poco y después movió la cola con empatía.
-¿vez? A Nigou le cayó muy bien- dijo en tono cantarín como si hubiera hecho la obra buena del día al conseguirle novia al cachorro de la pareja.
Muy renuente a hacerlo Taiga permitió que la perra entrara también a su departamento, Tetsuya puso un vaso con jugo frente a Teppei y otro frente a Taiga.
-¿y que paso?... – la ansiedad de saber por qué su esposo estaba herido lo estaba consumiendo, pese a que no era aún muy expresivo enserio, si no sabía los detalles iba a salir volando.
-pues resulta que tu tigre y yo fuimos a apagar un pequeño incendio en una bodega, era en un sótano, todo estaba bajo control hasta que Taiga escucho a shiro. Tu caballero en armadura oxidada fue por ella pero oh sorpresa… Shiro-chan era una de tantos perros que estaban encerrados en esa bodega. Taiga abrió la reja donde estaban y los lindos canes que emocionados por ser puestos en libertad saltaron sobre nuestro tigre y le tumbaron contra unas cajas, que cayeron dolorosamente en el.-
Las mejillas de Taiga estaban rojas como amapola, en toda su carrera laboral este había sido su accidente más estúpido, todos sus compañeros le habían hecho burla porque había llorado como nena cuando la jauría de canes se le habían lanzado agradecidos a lametazos.
Taiga pensó que se lo iban a comer vivo.
-los chicos del escuadrón adoptaron algunos canes, Shiro es la única que esta sin hogar, Hyuga desarrollo una alergia hacia los canes con el embarazo y Midorima nos dijo que el podría acogerla siempre y cuando sea después de las horas de consulta, sale del trabajo hoy a las 7, entonces…-
Una sonrisa malvada e inocente al mismo tiempo apareció en la bonita cara de Teppei.
-ustedes serán las niñeras de esta linda cachorra si fueran tan amables.-
Como la can ya estaba bien dormidita en la camita de Nigou con este a su lado la pareja no se pudo negar.
Tetsuya ayudo a Taiga a quitarse la ropa y a bañarse, una fractura de brazo no era muy grave pero el peliazul quería verificar que no hubiera más daño en el cuerpo de su amado esposo.
Después de dejarlo limpiecito y bien desayunado le ayudo a acostarse y se metió en la cama a su lado, bien abrazadito a él.
-perdón por espantarte…-
Tetsuya se resguardo en su pecho y le rodeo con una pierna, como un muégano.
-es tu trabajo, tú me toleras mucho cuando llego oliendo a vomito de niño o manchado de pinturas, colores y lleno de confeti, yo me tengo que preocupar por ti cuando sales a trabajar-
Taiga comenzó a respirar acompasadamente indicando que comenzaba a quedarse dormido. Le amaba tanto, habían terminado la preparatoria sin ningún avance, su relación no era de una amistad normal, ellos lo sabían, pero ninguno había tenido el valor para dar “el siguiente paso”. Fue varios años después, cuando Taiga ya trabajaba con los bomberos y había tenido un feo accidente durante un incendio que la relación había tomado un rumbo romántico.
Tetsuya era su contacto de emergencia, ni él lo sabía, pero cuando había llegado al hospital y ver que Taiga tenía un feo par de quemaduras y no podía hablar debido a la intoxicación con el humo Tetsuya supo que ya no podía alejarse de él, le había cuidado todo el tiempo, cada que taiga quería decirle algo lo escribía en un pizarrón, le decía todo, le escribía divertidos gestos en sus mensajitos hasta que un día, sin pensárselo mucho y sin aviso previo había escrito
“cásate conmigo”.
Tetsuya no había puesto mucha resistencia en dar respuesta, eso era lo que faltaba en su relación, eso era lo que deseaba. Por más raro que pudiera haberle sonado a varias personas para él había sido más que normal, se amaban, eran mejores amigos, siempre estaban el uno para el otro y solo falta eso en sus vidas.
Taiga le había tomado gentilmente en un beso, en cuanto salió del hospital compro un bonito anillo y ahí estaba Tetsuya, 5 años después. En sus brazos, amándose y cuidándose con todo su ser.
Varios días después Taiga estaba como león enjaulado en el departamento. Tetsuya se había ido a trabajar, y como Taiga estaba con la incapacidad por accidente laboral estaría encerrado ahí por lo menos un mes. Shit.
Sin mucho que poder hacer con una sola mano opto por depurar cajones, seria bonito que desechara la ropa que había tenido sus buenos días y comprar mas. A Tetsuya le gustaba salir de compras.
Cuando llego a la cajita oculta en el cajón de Tetsuya la curiosidad pudo mas que la prudencia y abrió con un clip el candado de utilería.
Sus mejillas ardieron al rojo vivo cuando reconocio su letra en todos los papelitos, remotaban desde la preparatoria, muchos de ellos le recordaron momentos ya olvidados, la añoranza embargo su alma. Desde ese entonces el ya amaba a Tetsuya, pero había tenido miedo de confesar unos sentimientos que bien podrían no ser aceptados en un país tan conservador.
Cuando había tenido su primer accidente de trabajo la sugerencia a que se casaran habían sido seria, pero en el fondo tenia preparado el plan de que si Tetsu le rechazaba reiría y diría “¡vaya caíste!. Afortunadamente Tetsuya había correspondido.
-¿estas viendo mis cosas?-
La sorpresiva llegada de Tetsuya casi le provoco un infarto. Taiga con la caja en la mano no podía decir algo a su favor.
-¿las has conservado todo este tiempo? –
Fue el turno de Tetsuya de ponerse rojo como amapola, asintió nervioso, como niño chiquito expuesto y después sonrió emocionado.
-te he amado desde siempre, desde que vi que coincidimos en la preparatoria después de ese encuentro en las canchas, siempre me gustaste, tu luz me atraía con fuerza y siempre quise estar a tu lado, todos mis momentos contigo son mi más grande tesoro, eres mi persona más amada-
Taiga sintió que sacaba humo de las orejas, Tetsuya siempre tenía ese efecto en él.
Miro el reloj extrañado que Tetsuya estuviera ahí tan temprano.
-hoy tampoco fui a trabajar, se lo notifique al director y fui a ver a Midorima-kun…-
Taiga sintió un lapso de preocupación que fue rápidamente desestimado al ver la bonita sonrisa de Tetsuya y la emoción en sus ojos, abrió su bolso de trabajo y saco un sobre.
-tengo 14 semanas, me había sentido raro últimamente pero quería confirmarlo con estudios. Midorima nos manda a felicitar.-
Taiga se lanzó contra Tetsuya y le beso con infinito amor, su maldito brazo le impedía rodearlo como él quería pero su pequeño ojiazul parecía complacido por la respuesta tan positiva de Taiga.
-tenemos que comprar todas las cosas, ir buscando padrinos, la cuna, ropita, ¿Qué quieres que sea? ¿Tendrá el color de tu cabello? Espero que sí, en América me decían cerillo prendido cada que me veían, ¿tienes hambre? ¿Mareos? ¿Antojos? ¿Qué quieres hacer?-
Tetsuya limpio un par de gruesas lagrimas que rebozaron de sus ojos, Taiga estaba tan feliz que burbujeaba. Tomo el sobre con el resultado, lo doblo con infinito amor y lo resguardo en la cajita donde atesoraba sus más bellos recuerdos.
-quiero mi malteada de vainilla…- sonrió con ternura al ver que Taiga también tenía sus ojos acuosos, tontos sentimentales, este era un nuevo y maravilloso inicio para su felicidad.