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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del fanfic:

Todos los derechos para Milagro Gabriel quién es la escritora de la novela: “Cuando el lobo atrapó a su gato”. Los personajes son de Masashi Kishimoto. Yo solo los he tomado prestado para que participen en tan maravillosa historia. No lucro con esto, solo lo hago por pura diversión.n

Notas del capitulo:

Bueno chicos, aquí les traigo una maravillosa historia para el proyecto de “Había una vez…SasuNaru”. Espero les guste, me he esforzado un montón para poder adaptarla. Déjenme sus opiniones en un rew, vale? Ahora pues… a leer!

El viento se elevaba por la pradera, las flores se abrían en una exhalación, las nubes viajaban lentamente por el cielo, la naturaleza se estaba preparando para la época del amor, la época en que las manadas corrían para el apareamiento.

Solo el joven lobo aguafiestas se dejaba caer sobre las flores, sin importarle si las aplastaba con su acto irresponsable, dejando que su negro pelaje se impregnara con el fresco olor de la primavera, mezclándose con el aroma de lobo grande que comenzaba a desarrollarse, a madurez y testosterona pura.

Faltaba poco para la luna llena, dónde correría con el resto de la manada para aparearse con una posible desconocida y formar una familia. A Sasuke no le hacía mucha gracia, él prefería seguir con su rutina diariamente, sin la intervención de una lapa que su padre seguro acreditaría como “su esposa”. Él prefería seguir pasando los días en solitario, retando a los jóvenes de su edad para demostrar cuan fuerte era y que debían respetarlo como el hijo del alfa. Prefería galopar por las praderas a todo lo que daban sus patas a revolcarse con una de sus seguidoras.

Soltó un bufido de esa forma característica que hacen los lobos, los ojos parecían tener dos ascuas en la profundidad de sus iris plateados, ojos brillantes y que parecían ver a través de la anatomía.

Sacando la lengua, disfrutó del sabor del viento en medio de su carrera, tan veloz que parecía que el mismo alfa lo perseguía; como en esas ocasiones que lo encontró molestando a los gatos monteses, los cuales habían firmado un tratado de paz hacía unos años, con eso, Sasuke había perdido uno de sus más preciados hobbies, morderle la cola a los felinos más jóvenes.Molestarlos era su morbosa diversión, solo por el placer de verlos correr despavoridos al notar la enorme diferencia de tamaño y sus hambrientas fauces.

Sacando las garras, Sasuke corrió más rápido, disfrutando de la forma en que sus patas se hundían en la hierba, humedeciéndose con el rocío mañanero, como el sol calentaba el bruno pelaje de su lomo y algo parecido a una sonrisa surcó su hocico.

La excitante carrera quedó detenida cuando el lobo escuchó a lo lejos el chillido de un felino. Todos los músculos de su cuerpo se tensaron, alguien había osado de invadir su territorio. Su pelaje se erizó de pies a cabeza, estiró la espalda y elevó la nariz al viento para captar todos los olores de su alrededor. ¡Allí estaba! Hacia el este se encontraba el característico aroma de los felinos, mezclado sutilmente con el dulzón aroma del más profundo miedo.

Doblando un poco las patas y relajando su erizado pelaje, Sasuke caminó con sigilo entre las no muy altas hierbas de la orilla del río. Era un depredador con todas las de la ley, sorprender a su presa era esencial, asomó la cabeza entre un par de espesos arbustos y pudo ver desde su escondite cuál era el problema.

Un “lindo minino” había hecho la misma estupidez que hacían los de su especie al menos dos o tres veces durante su vida…, subir a un árbol del cual no podría bajar luego. Sasuke pensó que eso debía ser algo así como la primera regla para ser un gato.

Al ver que era el problema de un minino estúpido, decidió salir de su escondite, mostrando toda la extensión de su intimidante cuerpo desde la parte despejada del río. ¿Cómo es posible que ese gatito se haya subido a un árbol tan alto? ¿Era tonto o qué? Eso se había convertido en todo un enigma para su mente calculadora, y más cuando el pequeño animalillo había caminado hasta una rama delgada que se extendía hasta la mitad de medio río. Sumando a los dos anteriores requisitos para acrecentar el desastre, el caudal estaba aumentando por los deshielos de la montaña.

Definitivo. Los felinos tenían bolitas de pelo en vez de cerebro de tanto lamerse el culo. El lobo rió de su propia ocurrencia, soltando un bufido bastante sonoro y nada elegante que ofendió al pequeño gato.

El felino pudo escuchar la burla del maldito chucho que lo observaba como si fuera un espectáculo de circo, lástima que tuviera que ajustar cuentas con el jodido cuervo que había robado el collar que una vez le regaló su madre, si no, ya habría bajado a darle al pulgoso sus buenos arañazos en la cara y sus buenas ostias en el culo.

Por su parte, el ave negra estaba disfrutando al ver al felino tan asustado en aquella rama, así que se apoyó en la punta con sus patas y lo observó con prepotencia para provocarlo, el brillo esmeralda del collar tentaba al gatito a que actuara.

Maldiciendo su suerte y mandando al diablo todo símbolo de prudencia, Naruto enterró las uñas en la rama, pegando el pecho y el estómago a la madera, empezó a caminar despacio, tratando por todos los medios de no perder el equilibrio. Ya una vez había resbalado y casi cae al atemorizante río que parecía rugirle desde abajo, esta vez iría con más cuidado.

A Sasuke no podía importarle menos lo que le pasara al estúpido gato, así que sentándose sobre los cuartos traseros, quedó quieto para ver desde primera fila cómo terminaría la aventura, con suerte y podría ver todo un espectáculo de gato mojado. Conociendo lo delicaditos que eran los felinos, Sasuke estaba seguro que tendría la diversión del día cuando viera el chapuzón y al estúpido minino arrugando la naricita chata por el asco.

La rama crujió y algo parecido a una media sonrisa apreció en las fauces del lobo negro, algo le decía que después de todo si habría chapuzón al estilo libre. El animalillo abrió mucho los expresivos ojos azules y se aferró a la rama con todas sus fuerzas, clavando más las uñas y chillando como alma en pena. Como una visión en cámara lenta, el canino pudo apreciar como el cuervo dejaba la rama para sostenerse en el aire con un aleteo mientras el pobre minino caía hacia el centro del río clavado aún en el pedazo de madera.

Definitivamente ese gato era un estúpido. Pensó Sasuke con el entrecejo fruncido. El felino había tomado la peor de las decisiones cuando cayó presa del pánico, cambiando a su forma humana en cuanto su cuerpo tuvo contacto con el agua. El fuerte impacto más el repentino cambio, dieron como resultado que perdiera el conocimiento encima de la rama, la cual fue arrastrada por la corriente hasta la desembocadura, que además era una enorme cascada de más de setenta metros.

Sasuke tensó los músculos de sus patas y ladró con fuerza, sacando el rugido desde su pecho; una cosa era divertirse a costa de la desgracia de otro, pero dejar que el causante de  sus burlas se muriera era ir demasiado lejos. Dudaba que pudiera encontrar a alguien tan estúpido como ese minino en toda su perruna vida.

Sacó las garras y las clavó en el suelo cuando dio un par de pasos hacia atrás para tomar impulso, corrió hasta el borde y saltó lo más cerca del centro que pudo. Una vez estuvo en el agua, invocó a sus extremidades humanas, las cuales le darían mayor velocidad en el nado. Se hundió para evitar un pedazo de tronco y volvió a sacar la cabeza, buscando desesperadamente a la rama que tenía al chico rubio atrapado. Agradecía tener brazos fuertes, pues la corriente era bastante potente y con el hecho de que tenía que evitar algunas piedras se le poníacomplicada la proeza.

El chico lobo sacó la cabeza del agua una vez más y lo que vio adelante le congeló los huesos, la rama se acercaba cada vez más rápido al límite del río donde estaba la cascada, si no actuaba pronto, ambos tendrían un final bastante doloroso. Tomó más aire y exigió a sus músculos mayor velocidad para llegar hasta el inconsciente felino. Ya estaba a un escaso metro de él y con un poco más de esfuerzo pudo sostener la rama con una mano mientras con la otra agarraba al chico por la cintura para desprenderlo de la trampa.

Solo para confirmar que el rubio era, o muy estúpido o muy desafortunado, despertó de repente y entrando en pánico al saberse en peligro, se agarró a Sasuke en un acto de histeria que podría costarle la vida a los dos.

El lobo trató de quitarse de encima al áureo, sus finos brazos lo inmovilizaban de tal forma que se le hacía imposible nadar de regreso. Solo podía sostenerse por el momento con el pataleo de sus piernas y rezaba internamente porque un calambre no empeorara su situación.

La corriente se volvió más rápida, feroz y más potente, Sasuke supo en ese momento que se habían parado en un punto de no retorno. No quedaba más opción, apretó el agarre en la cintura del chico y lo pegó a su cuerpo, con una mano le enrolló la espalda y la otra la puso sobre su cabeza cuando la caída libre inmovilizó sus músculos. Ni siquiera sabía por qué no lo había soltado para salvarse él mismo, para colmo lo estaba protegiendo mientras caían para evitar que se lastimara, su cuerpo simplemente… se movió solo.

 

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Naruto despertó cuando empezó a sentir los temblores en sus huesos, tenía frío, mucho. Reaccionó rápidamente y se sentó tan rápido que su estómago se quejó y comenzó a vomitar litros de agua, se había tragado por lo menos la mitad del maldito río. Dejando escapar un aire de alivio cuando dejó de sentir las contracciones en su vientre, se puso de pie a inspeccionar el lugar, no tenía la menor idea de donde se encontraba. Cuando persiguió al jodido cuervo que robó su collar, el cual había podido recuperar a pesar de todo, el sol se encontraba en el este, cerca del horizonte, ahora estaba justo en el centro del cielo. Debía ser más o menos el medio día.

Levantó la cabeza para olisquear en derredor y buscar algún símbolo de hostilidad o compañía no deseada. La piel se le puso chinita cuando encontró el olor distintivo de un depredador más grande que él. Giró como autómata, solo para encontrar al mismo lobo de antes, pero en el cuerpo de un chico alto de piel tersa, nívea y el cabello tan negro como el ala de un cuervo; acostado boca abajo sobre la arena de la ribera. El lobo estaba tan desnudo como él mismo lo estaba, a diferencia de que Naruto al menos tenía un collar en su cuello, aunque no era mucha diferencia ya que no cubría nada.

Naruto caminó con parsimonia, con cuidado de no marearse por el repentino movimiento. En un afán de no acercarse demasiado, se agachó junto al chucho con las rodillas flexionadas y tocó su hombro con la punta de su dedo, estaba preparado para salir corriendo en caso de que no fuera de buen despertar.

Ladeó la cabeza en un gesto de felina curiosidad, olisqueó un poco, buscando el mínimo atisbo de peligro. No es que Naruto fuera un cobarde, solo era auto preservación. No era idiota, se sabía muy pequeño aun para ser un gato montés, los demás chicos de su edad eran mucho más fuertes y altos, él en cambio era tan frágil como un lápiz y más pequeño que su hermana; imagina allado de ese lobo en su piel de hombre, que además era un espécimen bastante grande.

Su nariz se arrugó cuando un característico olor a óxido y metálico invadió su sentido del olfato, era sangre. Tardó más en darse cuenta, pues en su forma humana sus sentidos disminuían. Dejando de lado las cavilaciones y el miedo inicial, Naruto dejó caer las rodillas sobre la arenilla para revisar mejor al pelinegro.

Con sumo cuidado, le dio la vuelta a su compañero de desgracias y su azul mirada quedó paralizada cuando lo pudo apreciar de frente. Si el cuerpo del chucho era llamativo, pues su cara lo era más. Naruto apenas había pasado por su primer celo durante la luna del mes pasado, por lo que ahora sus sentidos podían advertirle cuando algo atractivo se le ponía delante. El cabello negro se había pegado a la frente y las mejillas de formas simétricas, la nariz recta, mandíbula fuerte y una ligera arruguita entre las cejas que le advirtió a Naruto que ese lobo era de los “patea culos”.

Dejando escapar el aire de los pulmones, pensó en por qué su madre no lo dejó salir en la pasada luna; algo de que si era muy joven, o no estaba preparado y no sé cuántas chorradas. Si hubiera sido un gatito común, no hubiera habido problema, pero Naruto era diferente. Según unos viejos libros que tenía su padre, cada cierto tiempo nacía un barón con olor a hembra que podía concebir. Decía la leyenda, que esos chicos nacían para ser la pareja de un alfa, podían darle hijos y aguantar la fuerza de su pareja, por eso eran especiales.

Se abrazó así mismo; estaba a unos escasos días de su segunda luna llena y además estaba acompañado por un lobo que de seguro le mordería el pescuezo en cuanto despertara. Debía llegar pronto a su aldea y resguardarse con su familia, siendo un chico elegido para un alfa, si un cambia-formas renegado lo encontraba, podría reclamarlo a la fuerza para darse a respetar y querer formar su propia manada. La idea de que su primera vez fuese de esa forma no le gustaba para nada.

Con sigilo gatuno, Naruto le retiró algunos mechones de pelo mojado que se le habían pegado en la cara al lobo, era bastante atractivo el muy maldito. Lo escaneó a cuerpo completo, poniéndose rojo como farola de carnaval cuando sus ojos pasaron por el sexo del chucho, subió la vista, recorrió el vientre dotados de definidos six pack, que además parecían estar esculpidos a propósito para hacerlo babear.

En verdad estaba grave, faltaba poco para la luna de su segundo celo y ya estaba que se abriría de piernas sin titubear a un lobo que además apestaba a perro mojado, bueno, no apestaba, pero seguía siendo un maldito pulgoso.

Cuando terminó de quitar los cabellos mojados de la frente del chico, descubrió un fuerte golpe sobre su ceja derecha, dejando escapar un hilo de sangre. De seguro la herida había sido mucho peor, el charco que se había formado era la prueba. Una suerte que las habilidades curativas de los cambia-formas fueran tan eficientes.Dejando salir un suspiro de puro alivio, Naruto se dio cuenta de que esa parecía ser la peor de las heridas del moreno.

Con mucho cuidado de no despertar al enorme chico-lobo, Naruto se puso de pie, dándole la espalda se dispuso a intentar averiguar dónde diablos estaba. Miró a ambos lados, elevó la cabeza buscando olores, nada le era familiar. Se puso ambas manos en las caderas en un gesto de cansancio y resopló. De repente sintió como un sólido cuerpo se estrellaba sobre él, empujándolo contra la arena del suelo.

-¡Miau!- fue lo que atinó a decir antes de encontrarse con la furibunda mirada lobuna y unos colmillos sobresalientes.

-¡Todo esto es tu maldita culpa!- ladró Sasuke en vez de hablar- por poco nos matas a los dos.

Naruto era un niño obstinado, debía admitirlo. Si alguien le hablaba bonito, era capaz de llevarlo al averno caminando, pero si alguien le hablaba de la forma en que lo hizo el jodido chucho, no movería ni in músculo y le sacaría la lengua para marcar el punto- Nadie pidió tu ayuda- gruñó mostrando sus propios colmillitos.

-Eres un culo malagradecido- reclamó el moreno. Aumentando la presión en las manos que tenía entre las suyas hizo que el felino chillara nuevamente.- Y para colmo eres un llorón.

El comentario hizo que Naruto se removiera desesperado debajo de su captor- ¡No soy un llorón!- gritó a todo pulmón con la esperanza de que algún miembro de su manada anduviera cerca- el problema eres tú, que eres todo un pulgoso grosero.

Sasuke desnudó sus dientes, gruñendo con rabia al felino en un tono bajo; si el proyecto de hombre que tenía debajo no le mostraba el cuello en señal de sumisión y sometimiento, se lo arrancaría de un solo mordisco.

Asustado en demasía, Naruto levantó la vista, los ojos plateados del lobo echaban chispas; los gatos podían tener nueve vidas pero no estaba dispuesto a empezar a hacer una cuenta regresiva con ellas, pudiendo evitarlo además. Por puro instinto de conservación, sabía lo que tenía que hacer, su gato supo que ese enorme lobo no se tomaba las rebeldías como juego, así que se mordió el labio inferior y mostró su cuello.

-Veo que no eres tan idiota- se burló Sasuke mientras se sentaba junto a un jadeante Naruto, fingiendo ignorar las miradas retadoras de asesinato que éste le enviaba. Ladeó una sonrisa burlesca, como un niño que se había salido con la suya.

-¡Estúpido!- chilló el rubio mientras se ponía de pie, sacudiendo la arena que se le pegó en el sonrosado trasero.

El lobo le dedicó un guiño de burla- ¡Llorón!

Naruto lo ignoró y se dio la vuelta hacia el río, luchando por no voltear y cachetear al maldito lobo majadero, que además ya estaba bastante grandecito para andar con payasadas. Entró al agua fría para lavar su cuerpo, sacarse las manchas de lodo y sangre seca. Buscó heridas por su piel, pero no tenía ni un rasguño, quizá si los había tenido, de ahí la sangre, pero su habilidad recuperativa ya se había hecho cargo.

Los bellos de la nuca se le pusieron de punta cuando sintió el peso de una mirada, se dio la vuelta solo para descubrir al chico-lobo mirándolo fijamente. No era que la desnudez fuera un problema, para los cambia-formas esto era algo bastante normal; pero la forma en que el pulgoso le miraba el trasero realmente le estaba irritando.

-¿Se te perdió algo?- picó el blondo, dejándose llevar por el mal genio que comenzaba a burbujearle.

El aludido enarcó una ceja sin la más mínima timidez, dejando escapar una sonrisa que ni él mismo supo que estaba componiendo- No…, en realidad lo que me preocupa es cuánto de tu culo dejaste pegado en las piedras, porque no te queda mucho.

Naruto sintió que la sangre le llenó la cabeza de pura furia y chilló como solo un gatito puede hacer. Sin dar tiempo a que el maldito chucho se pusiera de pie, se lanzó sobre él con las garritas desnudadas.

Por suerte el lobo tenía suficiente experiencia de combate como para poder defenderse del repentino ataque, rodando sobre el estómago logró hacerse a un lado a tiempo. Lástima que el gatito no se calmara, al contrario, se enfadó más. Lazándose contra Sasuke nuevamente logró clavarle los colmillitos en el hombro mientras lo empujaba contra el duro suelo.

Al comienzo el lobo se lo tomó como un juego, pero al notar las orejas felinas que se empezaban a formar a partir de las humanas, supo que su contrincante estaba por transformarse y esa no era una buena señal. Sacó parte de su forma de lobo, las orejas y la cola, entonces, valiéndose de su fuerza lobuna esquivó una segunda mordida cuando empujó al gatito con sus piernas, haciendo que volara por el aire hasta caer de nuevo en el río.

Por fortuna, el contacto con el frío líquido hizo que el felino entrara en razón. Naruto se puso de pie algo confundido mientras varias gotas de agua se escurrían por su dorado cabello y rodaban por su piel sonrosada como si de lágrimas se tratasen.

Al no querer ser tomado por sorpresa nuevamente, Sasuke se lanzó contra Naruto, haciendo que callera de espaldas en el agua. El gato no sabía nadar y empezó a entrar en pánico cuando intentó pararse varias veces y seguía resbalando hasta el fondo, además de que empezó a tragar agua sin control, terminaría ahogándose.

Sasuke se dio cuenta que el “juego” podría quedaren consecuencias mayores y pudo firmarlo cuando vio como la corriente se llevaba al gatito. Decidido, se lanzó a por el rubio que se estaba hundiendo otra vez. Con cuidado de no quedar atrapado en la histeria de Naruto nuevamente, lo agarró por la espalda, impidiendo de esa forma que se prensara a él con sus finos brazos. Después de unos minutos de lucha, pudo salir junto al felino sin daños mayores, solo unos moretones y rasguños como resultado.

-¡Estúpido gato!- ladró entre jadeos.- Mantente alejado del agua, ni te bañes de ser posible. ¡Es la última maldita vez que salvo tu pendejo culo!

Naruto tuvo ataque de tos mientras vomitaba medio litro de río, respondió apenas pudo coger un poco de aire- Vete a la mierda- soltó con voz ronca por el esfuerzo. Por pura fuerza de voluntad, se puso de pie e invocó su forma de gato, alejándose de allí con un tambaleante caminar y la cola al viento mientras se perdía entre la maleza.

Sasuke se irguió sobre sus dos piernas, enarcando una ceja ante la dramática salida del minino- ¡Maldito gato!- fue lo último que dijo antes de caer en cuatro patas,envuelto en su piel de lobo, siguiendo sigilosamente al estúpido gatito.

Ni siquiera sabía por qué lo hacía, pero por una razón o por la otra, el felino dueño de esos expresivos ojazos azules le había cautivado, era interesante a su modo. Parecía pequeñito y frágil, pero joder, sus mordidas y zarpazos dolían un montón. De no ser porque estaba acostumbrado a andarse peleando y demostrando su fuerza en diferentes duelos de la manada, ya habría salido con alguna que otra herida que lo dejaría en cama por lo menos por una semana.

Ni siquiera supo la razón, pero se propuso internamente domar al maldito gato travieso, ya pensaría luego en qué métodos usar, por el momento solo lo vigilaría en la distancia.

 

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno que? Les gustó? Espero que sí, díganme sus opiniones en un rew, de acuerdo? De esa forma podré saber si voy por buen camino y si no, pues ayúdenme a mejorar. Nos vemos la próxima semana n_n//


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