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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Weeeeeno…. Aquí está la conti n_n jejejeej… espero les guste gente bonita, porque fueron varias madrugadas sin dormir. Todo por los jodidos exámenes del colegio que no me dejan vivir. Pero bueno, yo quería una carrera no? Ahora me jodo ¬¬… no me hagan caso, deben estar conscientes que a mí me falta un tornillo. Disfruten el capítulo.

PD: Como es una putada poner Disclaimer, pues no lo haré, de todas formas ya aclaré los derechos en el primer capítulo así que me lavo las manos n_n Jajajaja

 

Naruto estaba consciente que debía darse prisa y volver con su manada. Él era un ser especial que indiscutiblemente sería cazado por los cambia-formas renegados en cuanto se enterasen de su desaparición. Además, no quería preocupar ni a sus padres ni a sus hermanos. Naruko y Menma eran bastantes sobreprotectores y perdían la cabeza por cualquier nimiedad que le pasara.

Menma era el mayor de los tres hermanos, tan alto y tan parecido a su padre, tanto en habilidades como en físico. Los mismos ojos rasgados, el mismo malhumor y sentido de la responsabilidad, a excepción de sus pupilas, que eran una mezcla entre los ojos cárdenos de su madre y los zafiros de su padre. Naruto siempre envidió la heterocromía de su hermano, era tan místico y tan raro que inevitablemente llamaba la atención.

Naruko era definitivamente, el miembro de la familia que más adoraba. Ella era hermosa, su pelo era de un rubio cenizo y largo hasta las caderas, con los mismos ojos redondos y cárdenos de su madre, aunque tenía la misma lengua afilada de su hermano mayor. No obstante, debía admitir que siempre estaba ahí para apoyarlo, siempre haciendo competiciones por todo para al final de la riña reír a carcajadas y perdonarse el uno al otro mientras bebían chocolate caliente bajo las mantas.

No quería sufrir, al igual que hizo con la muerte de un mimebro de su familia, Deidara.

No había pasado mucho tiempo desde su ausencia, pero ya los extrañaba. Quería reñir con su hermana y después tomar un rico chocolate, también deseaba fastidiar un poco a Menma y sacarlo de quicio hasta que el mayor saliera a perseguirlo por todos los terrenos de la manada.

Y sus padres, si bien no tenía una muy buena relación con su padre, Minato, lo quería bastante, solo que él era demasiado estricto, tal vez esa era su forma de demostrar cuanto lo amaba. En cambio, su madre, Kushina, ella era un encanto. Refunfuñaba cuando Naruko se burlaba diciendo que se estaba volviendo vieja, o cuando Menma la ignoraba para salir con sus amigos, entonces se refugiaba con su hijo menor y maullaba en su regazo como si los papeles estuvieran invertidos.

El felino suspiró agotado, pensar en su familia de esa forma tan melancólica no servirá de nada, tampoco era que no los volvería a ver, solo debía apresurarse y ya estaría de nuevo en casa. Llevaba caminando, más o menos, durante cinco horas, sin rumbo y sin la más mínima idea de a dónde dirigirse.

Sacó la lengua para refrescarla un poco y no resentir tanto la sequedad de su boca. Tal vez si descansaba un segundo, no se deshidrataría tan rápido. Se detuvo unos minutos para olisquear a su alrededor, era muy posible que pudiera reconocer algún aroma en la distancia, aunque estando tan lejos del territorio de los gatos monteses, lo dudaba.

El viento cambió de dirección repentinamente, trayendo consigo un olor conocido. Pasó sus ojazos azules a un soslayo por encima de su hombro, se sentó sobre sus cuartos traseros y resopló con fastidio. Esa era señal suficiente para el maldito pulgoso de que había sido descubierto. La noche ya estaba muy avanzada, caminar solo en territorio desconocido no era inteligente, por lo que decidió aceptar a regañadientes la “compañía” del canino.

No tardó mucho en escuchar unos pasos livianos sobre las hojas secas, antes de poder reaccionar, una lengua húmeda comenzó a lamer su cara peluda, saludando animadamente. Confundido, Naruto saltó hacia atrás, con el pelaje erizado y las garritas desnudadas mientras un sonido seseante salía de su garganta; sabía que para aquel gesto solo había una opción posible, y era que el chucho le estaba pidiendo disculpas, pero aún no se fiaba de él.

Necesitando aclarar algunas cosas, Naruto regresó a su forma humana- ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo, pulgoso-teme?

Ignorando olímpicamente el insulto del minino, Sasuke se encogió de hombros y contestó- Primero, me llamo Sasuke, no “pulgoso-teme” y segundo, estaba tratando de contentar a un gatito-dobe malagradecido- se explicó apenas estuvo en su piel de hombre; solo para recalcar el punto, dejó una descarada lamida en los labios fuertemente cerrados del rubio.

-¡Miau!- chilló el minino con otro salto hacia atrás mientras se restregaba los labios con su antebrazo- ¡Deja de jugar conmigo! ¡Y yo no soy “gatito-dobe”, me llamo Naruto!- suplicó al sentir el fuerte calor en sus mejillas y el constante burbujeo en su estómago- Te perdono, solo deja de hacer el tonto- se apresuró a decir al ver la constante cercanía del moreno hacia su cuerpo.

Por toda respuesta, el lobo soltó un monosílabo algo prepotente- Hmp…- y se irguió en sus dos patas para observar su alrededor con más detalle, usando su mano de visera y entrecerrando los ojos.

Naruto dio otro paso atrás cuando una punzada en su ingle le provocó un temblor en las rodillas al ver nuevamente el imponente cuerpo del moreno, tan bien marcado y tan alto. Ciertamente la cercanía de la luna y su segundo celo lo estaba afectando bastante si se estaba fijando de esa forma en un maldito pulgoso gruñón, aunque no podía negar que era bastante tentador.

Permaneció callado unos minutos, al ver los ojos plateados de Sasuke, supo que éste aún no estaba bajo el encanto de la luna- ¿Cuándo alcanzas la mayoría de edad?- preguntó con repentina curiosidad felina, aunque un tanto temeroso.

Sasuke había estado apreciando de reojo todos los temblorosos y algo tímidos movimientos del gatito, no podía negar que le gustaba bastante lo que veía. Sin saberlo, tenía una enorme necesidad de someterlo a su antojo, una ladina sonrisa surcó sus labios al imaginarlo; pero al escuchar la pregunta del áureo su sonrisa se transformó en un mohín de molestia- ¿Para qué quieres saber?- caminó con pasos intimidantes al minino y frunció el ceño notablemente- ¿O es que me vas a presentar a tu hermana?

-Jamás te dejaría acercarte a mi hermana- gruñó Naruto con enfado, apretando los puños y parándose de puntitas para parecer más alto. Después resopló y relajó sus hombros, encogiéndose un poco de ellos para restar importancia- Solo quería saber- se rascó el brazo izquierdo con nerviosismo- en unos días será luna llena y nos perderemos la carrera de apareamiento. En esta luna nos visitará una manada de coyotes- lo último dicho como si fuera el último vaso del desierto, perdiendo un poco de volumen en la voz al recordar algo desagradable.

Si antes Sasuke estaba serio, ahora estaba furioso, una extraña sensación de cólera invadió su pecho en un gruñido por lo bajo al imaginar al gatito rubio con otro- Yo ya he pasado por tres celos- respondió de forma recta y sin emoción- sin embargo no me he revolcado con nadie, no estoy tan desesperado- sus dientes rechinaron cuando apretó la mandíbula- no soy como ustedes los gatos que son unas completas putas. En mi manada primero se firma un contrato y después a joder.

-¡Pues no!- Naruto chilló con fastidio, dando un pisotón en el suelo para marcar su punto- Y si somos o no, unas jodidas putas, ¿a ti que mierda te importa?- respiró de forma agitada y bajando la cabeza algo desanimado, agregó- …esta será mi segunda luna…

Antes de que Naruto se encogiera de esa forma tan lastimera, Sasuke supo que el minino estaba asustado, muy asustado. Los bellos de la nuca se le erizaron de repente y levantando la nariz, se concentró en apreciar con los ojos cerrados del agradable aroma que traía la brisa de la noche.

Era dulce, como a pasteles de vainilla, mezclado con un toque de mandarinas y uvas frescas, tan sutil que apenas pudo percibirlo, pero descubrió de dónde provenía, lo emanaba el cuerpo del pequeño felino. Antes le habría pasado desapercibido, pero con la cercanía de la luna llena, sus sentidos se intensificaban para el apareamiento.

-Eres… un doncel, como los chicos de la leyenda- aseguró sin que le cupiera la menor duda- hueles dulce y fresco, como las hembras de mi manada cuando entran en celo- inmediatamente se arrepintió de sus palabras al ver como al gatito se le doblaban las rodillas entre temblores, cayendo sin remedio al suelo recubierto de hojas secas. Sin saber por qué, el azabache gruñó profundo ante la visión tan desvalida del áureo minino. Normalmente la debilidad lo fastidiaba bastante, pero en el caso de Naruto, era diferente.

-Tengo que regresar a mi manada antes que la luna llena esté en lo alto- habló contra el pecho amplio de Sasuke, ya que el joven lobo se había sentado a su lado y lo llevó a acomodarse sobre su regazo- si algún renegado me huele, podría darme caza. Necesito al resto de mi manada para que me proteja- sus hombros temblaron ante un mal pensamiento- no quiero que alguien robe algo que tengo derecho a dar voluntariamente.

Sasuke entendió cuál era el gran problema que tenía entre manos. Naruto necesitaba tanta protección o más, que las hembras de una manada. No solo porque era uno de los chicos de las leyendas, capaces de oler como las féminas y además concebir, eso no era todo; siendo chicos con una gran fortaleza, eran capaces de aguantar la potencia de un alfa en todo su esplendor, por lo que nacían siendo destinados para ser exclusivamente las parejas de los líderes de las manadas de cambia-formas. Cierto era, que si un renegado lo encontrase, no dudaría en forzarlo a estar con él para demostrar que podía formar su propio territorio y ser un alfa.

Cerrando más los brazos alrededor del dorso del pequeño felino, le dejó un beso en los dorados cabellos, tan claros que casi eran blancos- No soy un alfa, pero me aseguraré de protegerte cueste lo que cueste- sonrió con un deje de soberbia e infló el pecho de ego- en mi manada puedo vencer fácilmente a los lobos más adultos. Mi padre asegura que lo de “patea culos” me viene de familia.

Dejando de lado sus preocupaciones, Naruto no tuvo más que darle gusto al gusto y soltar una carcajada con todas las de la ley- ¡Miau!- exclamó divertido- estás loco- logró decir entre risas.

El pecho de Sasuke se llenó de un vapor tibiecito y reconfortante. Estar desnudo con el cuerpo del rubio minino sobre su regazo, piel a piel, lo hizo sentir capaz de subir al monte más alto a trote ligero y bajar a la misma velocidad, solo para demostrarle al felino que era fuerte y grande, capaz de protegerlo a él y a las crías de lo que fuera. Se sintió un poco extraño al pensar que estaba viendo a Naruto como una pareja y que incluso quería tener cachorros.

Tal pensamiento heló la sangre y los huesos del lobo, tensando todo su cuerpo, se dijo a sí mismo que estaba confundiendo las cosas, que solo era un simple sentido del deber. Con su reciente adultez, sus instintos animales estaban más sensibles, así que naturalmente se pondría sobre protector con algo que era más pequeño, justo como lo era Naruto, eso era todo.

-Lo siento- se disculpaba Naruto mientras trataba de apartarse del abrazo de Sasuke al sentir como el cuerpo de éste se tensó como cuerda de guitarra.- Creo que me puse demasiado cómodo.

-¡No!- ladró el lobo negro, apretando el agarre alrededor de la fina cintura bronceada, agregó- te quedas justo dónde estás.

-Pero…- Naruto enarcó ambas cejas en un gesto de sorpresa, más confundido que Adán en el día de la madre- no te entiendo.

Sasuke recordó en ese momento a sus padres. Mikoto era muy dulce y refinada, pero su padre siempre intentaba hacerla rabiar con una frase característica, algo de que se veía sexy enojada o algo así, no lo comprendió hasta este momento y dejó escapar las mismas palabras de Fugaku, incluso con la misma sonrisa ladina- Tu preocúpate por ser lindo- picó la nariz de Naruto con su dedo- mientras yo me ocupo de pensar.

La reacción eufórica del minino no tardó en aparecer. Naruto apoyó su peso con las manos en los hombros anchos de Sasuke, empujándolo de espaldas contra el suelo de hojas cecas, pretendiendo retenerlo ahí con su molestia. Él no era un debilucho, era un gatito rudo y se lo haría saber al lobo gruñón a como diera lugar.

Contrario a cualquier idea preconcebida que pudo haber tenido acerca de la reacción del moreno, éste comenzó a reír sin recato, mostrando sus largos y afilados caninos con las carcajadas guturales- No tienes idea de lo adorable que eres cuando te enfadas- ladeó una sonrisa de sorna y levantó su mano para rozar los labios del blondo- me gusta cuando tratas de verte “feroz” con tus colmillitos sanguinarios.

Naruto lo miró estupefacto y se dejó caer sobre el vientre fuerte y plano del lobo, con los brazos en la cadera, en jarra, se le quedó mirando con el ceño fruncido- ¡Estás demente, teme!

-Hmp… dobe- respondió Sasuke, haciendo un esfuerzo sobre humano por dejar de reír- es que nunca había conocido a alguien tan adorablemente malcriado y revoltoso, todo en un pequeño paquete. Tienes la fuerza de un dragón en un cuerpo de cristal.

Naruto lo miró fijamente, sin saber si darle las gracias o cortarle las pelotas al lobo sexy.- Deja de burlarte de mí- dijo enfadado mientras se ponía de pie, un escalofrío le inundó los huesos al separarse del cuerpo tibio de Sasuke.

El lobo supo que estar en esa forma era un inconveniente, permanecer sin ropa mientras la noche comenzaba a refrescar, no era una buena idea. Poniéndose de pie, caminó hasta donde Naruto le daba la espalda mientras se abrazaba a sí mismo- Debemos buscar un refugio para pasar el resto de la noche- propuso mientras sacudía su mano en los mechones rubios, usando un gesto amistoso- o al menos, construir uno.

Naruto se volteó hacia él con una sonrisa- Es una buena idea, ya empezaba a tener frío.

-¡Bien!- exclamó después de ponerse en cuclillas- sígueme- fue lo último que dijo antes de caer en cuatro patas en su forma animal.

Si había algo que caracterizaba el carácter de Naruto, era que para nada se consideraba un cachorro obediente. Cuando sus padres le dijeron que no podía corretear por ahí en su primera luna como adulto, tuvieron que encerrarlo en una jaula para asegurarse de que no se escaparía. Rió en un gesto irónico, ahora se encontraba siguiendo gustosamente al lobo sin importarle a dónde lo llevase, cuando hace solo algunos segundos quería arrancarle la cabeza. Extraño, era la mejor palabra para describir la situación.

Naruto iba tan distraído en sus pensamientos, que no notó cuando el lobo paró de repente frente a él. En consecuencia por el impacto de su cara contra la parte trasera del animal, terminó mordiendo la peluda cola. El aullido de dolor del canino azabache no tuvo precio.

Si hubo alguna vez un sujeto que dijo que los gatos no podían reírse, tenía que haber visto al felino revolcándose en el suelo, con las cuatro patitas al aire y la cola revoloteando hacia los lados; al parecer el perrito era muy sensible en esa parte de su anatomía y eso le causaba gracia.

Un gruñido profundo hizo que el felino dejara de revolcarse sobre su espalda, acostándose de lado, levantó la cabeza para observar la mirada furibunda y penetrante que el canino le enviaba. Fue en ese momento que Naruto se dio cuenta de lo que había hecho, le había mostrado la panza a un lobo que era jodidamente dominante y que exudaba testosterona desde todos sus poros, “¡diablos!”. Fue el triste pensamiento del gatito al ponerse de pie de un salto apresurado.

El lobo entrecerró los ojos, aseverando la mirada antes de resoplar y voltear fastidiado para seguir con su camino. Extrañamente nervioso por la bastante clara advertencia, Naruto se incorporó con la cabeza gacha y lo siguió, ahora convencido de que no debía hacer más monadas si no quería que el maldito chucho lo sometiera de una vez.

Cruzaron por una amplia pradera de flores que se cerraban en la noche, la vista era hermosa, pero el paisaje en sí resultaba ser un inconveniente. Con los capullos de aquel campo, no podrían rastrear olores ajenos a aquellas plantas, por lo que lo más sensato era cruzar el campo lo más pronto posible antes de que sus existencias fueran descubiertas, lo mismo por otros cambia-formas que por humanos.

Por suerte para ambos, la pradera no era más que un claro en medio del bosque, así que no tardaron en estar rodeados de árboles nuevamente. Naruto soltó un maullido asustado cuando percibió un peligro del cual el lobo había pasado desapercibido. A unos escasos metros, una víbora los esperaba de forma amenazante, lista para atacar y convertir a uno de ellos en su presa.

El gatito pensó que Sasuke no se había percatado de la presencia del reptil, pero cuando estuvo a punto de cambiar a su forma humana para advertirle, vio como el enorme can se lanzaba hacia los arbustos donde la víbora seseaba por lo bajo. Todo pasó tan rápido que se detuvo en un parpadeo, cuando un característico “miau” se escapó de la boca del minino, de una manera algo interrogante, el canino azabache salió de los matorrales con el cadáver del molesto reptil entre sus fauces.

Algo parecido a un suspiro de alivio salió de la boca de Naruto. Sasuke hizo un movimiento de cabeza cuando soltó la serpiente, meneando un poco sus orejas hacia adelante y atrás, entonces se dio la vuelta y siguió caminando. Naruto entendió el gesto y lo siguió nuevamente, sabiendo que tenía que permanecer alerta y sin moverse de la retaguardia de su compañero de desgracia, así él podría protegerlo como lo hizo antes.

El resto del camino se tornó en un tenue silencio, solo el fru-fru de sus patas al rozar la hierba irrumpía la afonía. Llevaban un buen rato buscando, pero nada realmente útil habían podido encontrar para poder descansar y pasar la noche, ninguna poza abandonada o una cueva. Al final, un árbol bastante grande con un hueco en la base fue lo que terminó por darles refugio durante el resto de la madrugada.

Sasuke insistió varias veces en que no debían dormir en el campo abierto. Esas tierras debían pertenecer a alguna manada, y aunque no habían sentido ninguna marca de olor o de propiedad sobre el terreno, no podían arriesgarse. No es que tuviera miedo de un enfrentamiento ni nada por el estilo, él podría arreglárselas como pudiera, pero ahora tenía una rubia responsabilidad y no podía irse por lo riesgoso.

Sasuke se acomodó en el agujero, optando una pose de media luna con su cuerpo; cuando el gatito se acurrucó entre sus patas, preparándose para dormir, el lobo lo envolvió con su cola y agachó la cabeza, apoyándola entre sus garras para descansar como era debido.

Por el momento dormirían allí, a la mañana siguiente seguirían con su recorrido de vuelta a sus hogares. Naruto seguiría tratando de no molestar más al joven lobo negro y controlando su celo de luna llena. Mientras, Sasuke se haría valer de todo el auto control que le fuera posible para no saltar encima del minino y someterlo de más de una forma.

 

Continuará…

Notas finales:

Yyyyyy…. Hasta aquí llegó el capítulo n_n. En serio, no sé cómo en esta historia los capítulos me quedan tan jodidamente cortos, tal vez por el estrés que “Twin Uchiha” me provoca de vez en cuando ¬¬... esa novela ya me tiene sin neuronas, y lo más gracioso de todo es que me gusta escribirla… debo ser una masoquista de las buenas  -_-U… Veré si el próximo queda un poco más largo, me esforzaré, ahora… que tal un rew? o_O?


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