Pasado
I
En la aldea de Konoha, más concretamente en la mansión Uzumaki-Elric, hogar del Hokage y del Capitán Anbu, como ha sido dese hace cinco años… no hay un solo momento de paz. ¿La razón?... cuatro pequeños diablillos haciendo de las suyas. Pese a sus tiernos cuatro años, los herederos Uzumaki-Elric son niños que siempre se dan a notar, inteligencia, vitalidad, fuerza, y sabiduría son lo que muestran muy seguido. Por supuesto, como en todas las familias, a veces hay momentos de malos entendidos o de berrinches hechos por alguno para llamar la atención, o para distraer al padre o papi para que funcionen sus bromas. Luego, al desatarse la bomba, no falta un grito que resuena en toda Konoha por alguno de sus padres.
Por las calles apenas se pueden distinguir cuatro borrones recorriendo rutas de 'escape' planeadas: un borrón rojizo, sin duda pertenecía a Katy Hime, Katy prefiere que la llamen, la primera niña del Hokage y el Capitán Anbu, una niña vivaz de hermosas hebras rojas como pelo y un par de ojos zafiro al igual que su papá; Tiffany Joshira, Joshi-chanes el nombre al que responde la segunda hija del Héroe de Konoha y del chico de Oro, su pelo castaño armoniza con sus ojos igualmente zafiros, es bastante sabia a pesar de su edad, seguramente más parecida a su papi en ese aspecto; Marcus Ritsu, Ritsu es como pide que lo llamen, el tercer hijo y primer varón del matrimonio Uzumaki-Elric, una pequeña copia de su papá con todo y macas en las mejillas pero con los ojos de oro líquido al igual que su papi, bastante avanzado en el aprendizaje shinobi y más fuerte de lo que su papá soñó con ser a la edad de Ritsu; y, Raiden Alexander, responde al nombre de Railex, cuarto hijo del Dúo Amarillo y segundo varón, una pequeña copia al carbón de su papi, con el cabello y ojos de oro, bastante inteligente, casi un genio al igual que su papi.
Luego de escuchar el lío que los niños han hecho, al sumarse una persecución de parte de sus padres: el mismo Hokage y el Capitan Anbu; los aldeanos de Konoha más antiguos suelen evocar el recuerdo de un pequeño niño travieso que hacía desastre y medio en la aldea para llamar la atención de todos, prometerles un día convertiste en Hokage y ver su rostro tallado en piedra. Sonríen y se dan el lujo de observar 'la persecución', piensan que al fin el que fue un torbellino ahora tenga que lidiar con cuatro tifones, una cucharada de su propia medicina.
Sin embargo, los aldeanos también recuerdan lo miserable que su ahora Hokage fue en su infancia y, que con el tiempo, construyó todos sus sueños, encontró el amor y ha olvidado su tormentoso pasado.
Un olvido estratégico.
Para ahorrarle a su ahora Hokage todo el dolor, decidieron votar por jamás recordarle a una persona, una sola persona que le hizo tanto daño. Hicieron bien, el Hokage ahora es feliz, y ellos son felices también. Jamás se arrepentirían de la decisión que tomaron.
No después del estado en el que su Hokage regresó a la aldea tras otro encuentro con 'él': llegó medio muerto, a penas salvado por otro chico con pelo y ojos dorados que también entró a Konoha; luego se dio a conocer el estado de Amnesia en el rubio nativo de la aldea, así que no hubo duda, 'él' dejaría de existir para Uzumaki Naruto. A partir de ese momento, los rubios que ingresaron al hospital se hicieron inseparables, se hicieron amigos, rivales, novios... ahora están casados, son padres de los cuatro niños que ahora están temblando al tener frente a ellos al Capitán Anbu. El Hokage intenta animarlos pero con una mirada del capitán –pese a la máscara– el Hokage calla y parece palidecer... no hay duda de quién es el encargado de la disciplina en el matrimonio Uzumaki-Elric.
Los aldeanos, shinobis, o cualquier ser humano que valore su vida jamás se reiría de este hecho. El Capitán Anbu es alguien a quien respetar-temer, una mirada suya y ya se siente la necesidad de cantar cualquier secreto… provocar su furia, es una súplica a muerte en la que solo quedaba rogar que fuera rápida e indolora. En la aldea aún existen las huella del embarazo del Capitán, aún hay personas que no han logrado superar su ‘encuentro’ con un Elric hormonal. Además, todavía están esas personas que esparcieron un rumor sobre ‘el padre’ de las niñas Uzumaki-Elric, involucraba al Kazekage en el caso de Katy, y al joven Hyuga o el Inozuka en el caso de Joshi-chan… el Capitán rastreó a quienes iniciaron el rumor luego que sus niñas llegaran llorando a casa, digamos que desde esa ocasión no ha habido rumor alguno de la familia Uzumaki-Elric.
Mientras el Hokage es amable, comprensivo, fácil de hablar con él, además que siempre busca la manera que todos salgan ganando y bastante protector con su aldea, el Capitán Anbu es alguien temido, es analítico, tiene esa mentalidad de nunca fallar, también se le atribuye una excelente fuente de conocimientos y gran estratega, bajo su mando no ha habido bajas ni atentados en contra de Konoha… pareciera que viera venir cada peligro. Aunque claro, lo que nadie sabe más que los seres cercanos a su familia, es que el Capitán Anbu es alguien benévolo, cálido, alguien que disfruta enseñar ‘su ciencia’.
Algo que sólo sus hijos saben, es que el temible Capitán Anbu no deja pasar un solo día en que les diga cuánto los ama, no hay día en que les pida le cuenten lo sucedido en el corto tiempo que no se vieron, les pregunta sus logros, sus deseos, sus decepciones, sus tristezas; no hay día en que el Capitán Anbu no les asfixie con abrazos, ni los persiga para darles un beso en la frente, no hay día en que no revise el closet de los cuartos que comparten los gemelos ni olvide mirar debajo de las camas o que no lo escuchen amenazar a cualquier creatura que intente acercase a su casa y dañarlos mientras duermen.
Mucho menos, nadie más que el mismo Hokage sabe lo que hay tras esas miradas que el Capitán dedica al cielo, ese velo de melancolía que cubre los ojos dorados; la pasión que el Capitán no muestra a nadie más, la entrega en cada beso, el anhelo en cada caricia, el ruego en cada mirada llena de amor de jamás abandonarle.
Tan solo el Hokage recibe esas sonrisas que le roban el aliento, esas miradas pícaras que le prometen el paraíso, esa voz suave y suplicante que por seguir escuchándola recorrería el mundo entero y más allá.
Nadie más que el mismo Hokage sabe de los miedos que su rubio esposo guarda y de los que busca consuelo aferrándose a su pecho cada noche, solamente el Hokage es el privilegiado de envolver entre sus brazos al rubio de ojos dorados y sostenerlo tanto como le plazca y, escuchar de sus finos labios un ‘te amo’ que sigue desbordando su alma al escucharlo.
El Hokage y nadie más que él, sabe que su esposo sigue sonrojándose como la primera vez que le habló de ser algo más que amigos cada que le dice o susurra palabras dulces, palabras de cariño, palabras llenas de amor.
Todo esto, es un secreto que nadie quiere compartir… mucho menos el Hokage.
Lo puedes adivinar cada que él se pasea por las calles de Konoha sonriendo, de esa manera en que piensas ‘yo sé algo que tú no… y no pienso contártelo’. Cada tanto, se vuelve y sonríe a alguien que tú no puedes ver, y entonces comprendes que le sonríe a alguien de su escolta… a un Anbu que le sigue como su propia sombra, su Capitán Anbu.
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>>Continuará...