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CLOSE YOUR EYES por LILITH_HIWATARI

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Epilogo

 

“Las flores ya no llegan

el poema se acabó

lo que un día fue amor

en amargura se volvió”

 

Ocho años.

 

Ocho largos años después de aquella fatídica tragedia amenazo con destruir el mundo donde ahora vivían nuevamente en paz, claro que el camino no fue fácil, tardo mucho esfuerzo y tiempo volver a ser aquel hermoso reino, con ayuda de muchos, Auradon regreso a su esplendor en poco tiempo.

 

La limpieza de todos los cuerpos, de todas aquellas víctimas fue lo más difícil, muchos voluntarios tuvieron que ver a familiares, amigos, seres amados todos ellos muertos, muchos de los cuales ellos mismos habían atacado en un intento de protegerse, todos ellos arrepentidos por atacar de gravedad a aquellos seres malditos con tal de escapar destruyendo así la oportunidad de verse curados nuevamente.

 

Aquellos que se negaron  a ayudar no fueron repudiados, todos entendían el dolor, el propio rey Ben se negó rotundamente a entrar a su castillo por semanas posteriores, los sepulcros fueron hechos, los  entierros tratados y el luto guardado,  una tragedia que todos esperaban olvidar y nunca recordar.

 

Tras la maldición los habitantes de todos los reinos bajaron considerablemente, traerlos de vuelta con magia era imposible, no desde que la única que sabia el hechizo para hacer era la hada madrina, no hace falta recordar el momento en el que Jane descubrió la verdad sobre su madre y su cuerpo su encontrado en aquella oficina cayó en un estado de total dolor que duro días, al parecer fue encontrada por lo gemelos Gastón mucho antes que Carlos.

 

Claro que la isla también tuvo numerosas bajas pero al ser esto ladrones se creyó que no se les tomaría importancia, mas el rey sorprendió a todos nuevamente al dar a aquellos habitantes sobrevivientes una segunda oportunidad.

 

Por decreto del rey nuevamente todo aquel ser de la isla que hubiera ayudado en momentos de necesidad al pueblo de Auradon le fue concedida su libertad, así fue como aquellos que ya no tenían esperanza gracias a un pequeño gesto de amabilidad fueron recompensados, muchos de ellos  tomaron esa oportunidad para rehacer su vida, los que solo la vieron como otra para volver a su antiguo comportamiento fueron regresado de inmediato, la tolerancia era cero de nueva cuenta.

 

La reina  malvada incluso pudo salir de aquel agujero de inmundicia, como solía llamarle, todos tuvieron que aceptarla a regañadientes ya que gracias a ella muchas vidas se salvaron, claro que hubieron condiciones como tener prohibidamente usar magia, además de ser completamente seguida por dos guardias de total confianza, mas esta no le dio importancia pues al final una gran ala en un enorme castillo llena de espejos fue suficiente para ella, Evie había tomado el título que Blanca nieves tras su muerte  y recuperado el castillo por lo que su madre le miro satisfecha ante esto dejándole tranquila incluso después de Ethan, puede que el que fuera un príncipe ayudo mucho.

 

Ethan el hijo menor de la princesa Ariel se convirtió en el nuevo mundo de aquella princesa, la Atlántida y todo su pueblo habían tenido mucho que ver en la reconstrucción de Auradon, pues ellos permanecieron intactos gracias a que el mar les protegía, pues ante el menor signo de aquel brote, el príncipe Eric tomo a su familia y pidió asilo con su otra patria, aquel rey de los mares fue muy amable al ayudarles y los lazos de amistad  se fortalecieron con aquel matrimonio, pues aun que no lo pareciera Evie era parte fundamental de la familia real, ella era después de todo la hermana de Mal.

 

La hija de maléfica, ella tomo una decisión audaz, al ver al pueblo totalmente devastado, la moral tan baja tras la maldición de su madre y la gran devoción que la gente le mostraba decidió hacer lo correcto una vez más, en cuanto el reino de Auradon se restauro, el rey Ben obtuvo una reina, la boda fue magnifica, todo el reino celebro por días aquel acontecimiento y cuando 9 meses más tarde nació el príncipe heredero la moral del reino estaba en lo más alto.

 

Aquellos jóvenes tuvieron que madurar a paso agigantados, dejaron de pensar en cuentos de hadas y sus felices para siempre por ver por los demás.

 

Evie se convirtió en la embajadora entre el ahora reino más poderoso de todos, la atlántica y Auradon.

 

Mal en la reina y madre que todos necesitaban.

 

Ben en el rey justo y benevolente que Auradon exigía.

 

Audrey dejo atrás su egoísmo ególatra aprendiendo a trabajar junto a aquella gente que desprecio por mucho tiempo.

 

Lonnie regreso a su tierra a  tomar el lugar de sus padres y ayudar al emperador a poner todo en orden.

 

Jane, ella tuvo que empujar sus límites y ser lo sufrientemente fuerte para levantar la escuela nuevamente, porque había demasiados  niños sobrevivientes, muchos huérfanos pero pocos adultos para cuidarles.

 

Claro que no estuvieron solos además de contar con la ayudad de la Atlántida otros reinos lejanos, aquellos que no estaban bajo aquella alianza mandaron ayuda y muchas otras criaturas que habían decidido dormir tras esa paz momentánea despertaron, tal es el caso de las tres hadas buenas quienes se encargaron de ayudar a Jane en la escuela, y a todos los demás con su magia, aquella que poco a poco sano la tierra.

 

Fueron ocho años después que el pequeño secreto de aquella familia fue revelado.

 

Ocho años después cuando sus pequeños hijos abrieron la caja de pandora que ellos se empeñaban en mantener cerrada.

 

Cuando Evie observo como aquel chico, su amigo, su familia tomaba a su bebé en brazos y desaparecía en el bosque no pudo hacer nada para evitarlo, pues aun cuando los gritos incesantes de Mal le mandaban a detenerle mientras sostenía el cuerpo ensangrentado de su  hijo que se aferraba a la vida,  ella solo lloro al verle partir.

 

Porque ella estaba segura que aquello era amor, un amor tan puro que incluso había traspasado la frontera del tiempo, lo supo como tuvo a su pequeño niño entre sus brazos, cuando aquellos marrones ojos le recordaban tanto a su hermanito perdido, lo supo al ver como Jay se aferraba al niño para no dejarle ir, ella no sabía que estaba viendo el principio del fin.

 

*******************

 

-          Cariño estoy en casa -  saludo emocionado aquel chico entrando de inmediato a aquella cabaña en el bosque, una apartada de la ciudad pero aun dentro de los terrenos de aquel castillo – ¿Jay?.... ¿hey Bebé dónde estás? – pregunto confundido al no ser recibido como de costumbre, y más aún al notar  como aquella habitación estaba vacía, sus dudas no pudieron seguir por mucho pues de inmediato con un fuerte golpe fue de inmediato inmovilizado contra una pared.

 

Una fría nariz inhalo de inmediato el aroma entre su cuello causándole un escalofrió, el miedo mezclado con el placer, aquellas dos fuertes manos que le habían empujado por la espalda se deslizando lentamente hasta sus caderas donde le sostuvieron con firmeza,  aquella nariz siguió olfateándole hasta el punto dulce que se oculta detrás su oreja durando ahí por un minuto más que en otras partes, aspirando firmantemente, deleitándose con el embriagador perfume de su piel, y el miedo se hizo mucho más grande cuando aquellos afilados dientes rosaron suavemente su cuello, cuando una lengua saboreo con tortuosa lentitud su carótida.

 

-          ¿Jay? – jadeo el chico  tal vez un poco mas temeroso que nunca.

-          Llegas tarde – susurro el ante su oído abandonado su cuello al  mismo tiempo que dejaba de ejercer presión contra él, para alejarse unos pasos y dejarle darse vuelta.

-          Madre quería hablar conmigo hoy – murmuro molesto suspirando un poco por la falta de aquel cuerpo sobre el – pero te he traído la cena – mostro entonces orgullo la bolsa que traía consigo, mas aquel otro joven simplemente se limito a mirarle levantando una ceja  ante sus palabras – es venado recién cazado, vamos cariño es cerebro tu favorito ¡¡yomi!! – termino con mucha emoción mas aquel otro chico se limito a cruzar los brazos sobre su pecho  negándose a tomar el paquete – como quieras – suspiro frustrado alejándose de el para colocar la bolsa sobre una mesa – ya te dará hambre.

-          ¿Qué quería ella C? – mas aquel chico ignoro su comentario aun cuando no pudo emitir un pequeño gruñido  ante aquellas palabras

-          Ya sabes, lo mismo de siempre… que regrese a casa,  aun llorando la muerte de mi padre – suspiro dejándose caer en una silla  - ella insiste en que eres peligroso.

-          Es por que lo soy – respondió el árabe mientras caminaba hasta una de las ventanas y observaba por ella en dirección al castillo, no es que pudiera verlo desde ahí pero el sabia realmente, podía olerle, el aroma de su familia, el aroma de todas esas otras personas, de carne fresca – tu padre lo sabia… todos lo saben  y sin embargo dejan que regreses cada día.

-          Tiene miedo de que escape como la primera vez  – rio suavemente el chico recordando aquel momento, el cómo durante un mes Jay le había mantenido con él en lo más profundo del bosque, en como ese chico al que todos consideraban peligroso le cuido como lo mas preciado del mundo, si no fuera porque enfermo y la cara de Jay se lleno de horro cuando la fiebre fue demasiado para un niño de 6 años que regresaron inmediatamente al castillo.

 

El no lo recuerda pero para el mayor ver a ese pequeño niño en sus brazos hirviendo en fiebre fue horrible, memorias terribles y pasadas llegaron a su mente, recuerdo al verle morir a él, a Carlos, por eso en cuanto ese chiquillo cayo desmayado por la enfermedad Jay no lo pensó mas y de inmediato se dirigió al palacio, no le importo ser empujado por los guardias de vuelta al calabozo, ni las cadenas que nuevamente le apresaron, el volvería a soportar estar nuevamente una eternidad en esa oscuridad si ese pequeño se mantenía a salvo.

 

Evie pudo a ver dejado que se fueran, ella realmente no pudo detener lo que ella vio como el reencuentro de dos almas que después de tanto dolor volvían a reunirse, mas el dolor y desesperación de una madre durante ese mes se hizo presente en poco tiempo, cuando Jay apareció frente a la puerta rodeado de guardias por que no permitió que ninguno se acercara para tomar al pequeño príncipe el miedo dentro ella era desgarrador, pues la palidez en la piel de su hijo le hizo temer lo peor, pensó que tal vez nuevamente Jay asesinaría a lo mas preciado que poseía.

 

El alivio tras descubrir que solo se trataba de un  simple resfriado trajo el alma de vuelta a su cuerpo, sin embargo su esposo molesto mando a encerrar a Jay  nuevamente en las mazmorras donde nunca volvería a verlo, el cumpliría con las ordenes de la reina y no dar muerte a aquel que caminaba entre vivos pero nunca volvería a dejar que se acercara a su pequeño.

 

Pero aquel pequeño era muy terco, tal vez demasiado para su propio bien y encontró la manera nuevamente de colarse a seguir visitando a tan extraño personaje y aquello se extendió por años, donde su buen amigo Damien  le cubrió siempre la espalda, decir que  cuando sus padres al fin se enteraron se desato el caos.

 

En un momento Cameron reía y  charlaba animadamente  con Jay en medio del bosque, porque si el había encontrado la manera de sacarlo de ahí y al siguiente su padre forcejeaba con él para alejarlo del peligro, fue una total desfortuna que Jay lo percibiera como una amenaza, una entre él y ese precioso niño.

 

Cameron tenía 12 años de edad cuando Jay desgarro la garganta de su padre frente a él, cuando el realmente observo lo que aquel joven era capaz de hacer, la razón por la que le tenían tanto miedo,  mas el no corrió, aquella mirada chocolate observo con firmeza como su mejor amigo perdía la razón ante el contacto de sangre y se dedicaba a devorar a su padre, más un pequeño desliz, un pequeño ruido alerto de inmediato a la “bestia”  que saboreando la carne de su víctima en sus dientes  le miro como una presa.

 

Mas aquello finos ojos como de serpiente pronto le reconocieron y aquellas curtidas manos sostuvieron su rostro para obligarle a mirarle con firmeza, pronto aquella frente  se recargo contra la suya mientras susurra palabras de amor para él, mientras le aseguraba que todo estaba bien y que jamás sería capaz de dañarle, mientras en su mente se perdía por aquel recuerdo lejano del ser que más amo.

 

Oficialmente el padre de Cameron murió en un  accidente de cacería, dos guardias atestiguaron que cayó de su caballo y se rompió el cuello, el funeral fue hermoso, miles lloraron la pérdida de un miembro de la realeza, extra oficialmente cuando Evie busco desesperadamente a su pequeño que nuevamente escapo como era costumbre, le encontró entre los brazos de Jay bañando en sangre de su esposo, no lejos de ahí el cadáver de aquel a quien amo totalmente destrozado. El recuerda como su madre con lagrimas en los ojos se acerco a Jay suplicante por no lastimarle, como ella rogaba por que no le hiciera lo mismo más de pues de notar que estaba en perfecto estado ella procedió a revisar el cuerpo inerte de su esposo.

 

Evie lo amaba, amaba a Ethan con todo el corazón, sin embargo ella aun mantenía sus nervios de acero, aquellos que le permitían pensar con los pies en la tierra, por eso cuando vio como el cuerpo de aquel comenzaba a moverse ella no lo dudo y con ayuda de una gran roca destruyo la cabeza de su amante.

 

Años más tarde mientras Jay abrazaba a Cameron  entre mantas mirando las estrellas, mientras aquel inerte y frio cuerpo intentaba darle calor a un pequeño recién cumplido los 15 años, cuando el chico recordó aquel momento preguntando por que su madre no había dejado que su padre volviera como Jay, este se limitaría a abrazarle con más fuerza y susurrar a su oído “por qué nadie quiere ver al ser amado convertido en esto” y puede que aquel niño quedara mas confundido  que antes, pues el amaba a Jay y estaba realmente agradecido de que el regresara, de que le tuviera ahí para él.

 

Mal sabia que lo que sucedió estaba mal, que si alguien se enteraba podían tener problemas, ellos mantenían oculto un gran peligro potencial para todo Auradon mas nadie tenía la voluntad para hacer  algo al respecto, Mal no podía simplemente matar a su mejor amigo, no cuando sacrifico tanto para ellos, Ben no podía simplemente ordenar ningún ataque contra él, no contra el que ayudo a destruir aquella horrible maldición y Evie, ella simplemente no podía, ni siquiera podía  odiarle por lo que le hizo a Ethan, no cuando miraba lo feliz y el amor con el que miraba a Cameron.

 

Así que encontraron una nueva solución, tal vez no era tan buena ni la más cuerda, pero al menos traería algo de paz para todos ellos, Evie y  Cameron se mudaron de inmediato al castillo de aquellos reyes o más bien solo fue Evie, pues aquel jovencito se le permitió ir con él, con Jay, alejado del castillo en una parte remota del bosque en los límites de  sus dominios una pequeña cabaña se edifico, solo dos habitación, justo para dos personas, donde Jay y Cameron podían vivir sin causar alboroto en los ciudadanos, claro que el pequeño tenía pensado abandonar la escuela, pero al menos Jay sabía que eso era un error y Evie pudo respirar aliviada nuevamente cuando días más tarde un mal humorado  pequeño de rizos negros regreso diciendo que Jay no hablaría con el si no regresaba a la escuela.

 

Un patrón entonces se acordó el seguiría en la escuela aburrido aprendiendo a ser útil, mientras que los fines de semana correría sin mirar a tras para pasarla en brazos de Jay quien le recibía gustoso, había veces en los que él le llevaba pequeños regalos, simples conejos que los cazadores del castillo atrapaban del otro lado del bosque, quedo prohibido para cualquier persona ajena entrar a aquella parte del bosque, no necesitaban repetir el incidente de su padre. A veces Jay cazaba por si mismo animales para mantener su hambre a raya  evitando así que algún guardia o algún extraño que se extraviaba en el bosque fuera dañado, él estaba seguro de poder controlarse con Camero incluso con Evie y Mal pero un extraño  seria confundido por una presa con ayuda del hambre.

 

Claro que la seguridad de el pequeño príncipe estaba bien cuidado, Evie mantenía un ojo en el gracias a su espejo mágico, aun que mentiría si no ella lo usara a veces solo para observar a Jay, para mirar a aquel chico completamente solitario que aún se torturaba por la muerte de Carlos, por lo que cada vez que su razón le hacía dudar por enviar a su pequeño ante aquel ser tan peligroso bastaba con una simplemente mirada a que que aun en silencio lloraba la muerte de un ser amado.

 

 A veces, solo a veces Evie se preguntaba si hacia lo correcto, si acaso Jay se daba cuenta que sin importar cuan parecidos eran Cameron y Carlos estos eran tan diferentes entre sí. Si estaba en lo correcto por alimenta una ilusión falsa.

 

*******************

 

-          Mi madre me hablo de el – susurro bajito aquel chico luego de que Jay comiera el regalo que había traído horas más tarde  - de Carlos – siguió hablando cuando noto que el otro simplemente no iba a responder nada – yo sé que me parezco demasiado pero… nunca había visto realmente una foto… supongo que es porque les trae tantos malos recuerdos pero… encontré esta – saco entonces de entre su chaqueta un pequeño marco con un cristal – ella me dijo que no estaban muy acostumbrados a las fotos solo el parcia tomarse fotos a cada momento – siguió hablando ignorando como aquel chico dejaba de inmediato lo que estaba haciendo mientras escuchaba sus palabras – dijo que su teléfono estaba lleno de fotos de todos ustedes, algunas tomados sin permiso pero no pudo encontrarlo, entonces mientras limpiaban la escuela dieron con tu celular – contuvo el aliento cuando al fin noto como Jay se había trasladado hasta su lugar para tomar aquella foto de entre sus manos – a diferencia de él, tu tenías fotos de chicas al azar pero que esta fotografía estaba entre todas, ella  había la habida tomado la noche de la coronación del tío Ben y tu aun la mantenías… la enmarque para ti – termino en un susurro aun sin saber por qué había hecho algo tan estúpido.

 

***********************

 

El frio viento nocturno golpeaba contra sus pálidas mejillas, había corrido desde su casa en cuanto su familia al fin le habían dado el visto bueno partir, 15 años, esa noche Cameron cumplía 15 años y solo había un único deseo en su mente.

 

Un beso.

 

Aquello que hasta ahora le había sido negado tendría que ser para él, tenía 15 años ya no era un niño y prácticamente lo había anhelado desde los 11, encontró a su amante casi de inmediato en medio de aquella suave manta esperando por él, aquel joven se hundió de inmediato en aquel firme pecho, sus brazos fríos y rígidos le rodearon con dulzura mientras acariciaban su  espalda.

 

-          Feliz cumpleaños C – murmuro sonriente Jay mirándole a los ojos, pues al fin había salido de entre su pecho.

-          15 años Jay – sonrió en respuesta el pequeño, su corazón golpeteando a mil por hora siendo escuchado con claridad por aquel joven que los sostenía – 15 años recién cumplidos- volvió a repetir como si aquello se le fuera a olvidar.

-          Lo sé – Jay acaricia su mejilla con dulzura intentado tranquilizar aquel golpeteo en su corazón – has crecido demasiado.

-          ¿Sabes lo que deseo? – pregunto ansioso – ¿cómo deseo de cumpleaños? – más aquel joven se limitó a negar con la cabeza confundido  por la duda en sus palabras – un beso… bésame Jay – pido susurrante cerrando los ojos esperando al fin su ansiado deseo.

-          No puedo – más aquella fría frente contra la suya fue lo único que recibió – no puedo, podía infectarte  -  comenzó a explicar luego de usar por años la excusa de ser demasiado joven para algo así – entonces morirás y no puedo permitir eso – siguió acariciando aquel pómulo con delicadeza.

-          No me importa, por favor Jay – le miro suplicante con aquellos enormes marrones ojos tan parecidos a los de su amado niño.

-          NO –  esta vez su voz salió firme sin dar cavidad a ninguna  discusión y cuando aquel niño intento zafarse de su cuerpo con molestia, Jay le sostuvo con fuerza contra si  para evitar su escape.

-          Bien – suspiro frustrado aquel niño al notar que no sería soltado y mucho menos complacido ni siquiera hoy en su cumpleaños – al menos podemos acostarnos creo que se me acalambra una pierna – murmuro aun medio molesto causando una risa por parte de mayor que dejándose caer sobre su espalda le llevo consigo.

 

Minutos más tarde mientras Cameron trazaba patrones invisibles sobre el pecho de Jay con sus dedos, luego de forcejear un poco ante su mal humor y tras aceptar el hecho de que no sería besado esa noche, él se preguntaba si acaso era tan malo regresar como uno de ellos, ¿Por qué razón su padre nunca volvió como Jay para hacer feliz a su madre?

 

-          Suéltalo – rompió aquel agradable silencio al fin el árabe, cuya mano acariciaba el cuello de su amante con suavidad mientras la otra se doblaba bajo su cabeza como una almohada.

-          No eh dicho nada – frunció la nariz ante aquello levantándose sobre el pecho de Jay para poder mirarle.

-          Puedo oírte pensar ¿qué pasa? – suspiro el dejando de masajear el cuello del menor – habla.

-          Me preguntaba por qué mi padre no regreso – pronuncio con incertidumbre mientras mordía su labio distrayendo tal vez un poco a Jay – Cuando Damien fue mordido todos hablaron sobre la posibilidad de que el muriera y regresara como tú – susurro omitiendo el hecho de que Jay fue el atacante – pero padre no regreso – sus ojos le miraron con confusión.

-          Él no podía hacerlo – suspiro Jay preguntándose porque Evie no había compartido esa información con él, porque no había sido clara en cómo podían desasirse de Jay – Evie destruyo su cabeza, era imposible que regresara.

-          ¿Por qué? – la confusión en aquel niño fue aún más - ¿Por qué Madre no quiso que padre regresara con ella, con nosotros?... si su muerte le hace tan infeliz debió dejarle volver – aquella mano que había dejado de dibujar sobre su pecho pronto se aferró a su camisa apretándole con fuerza ante aquella revelación.

-          Por qué nadie quiere ver al ser amado convertido en esto – señalo a si mismo Jay  y para hacer más fuerte su punto, abrió la boca para mostrar sus blancos dientes  babeantes de hedor a muerte, presiono sus uñas contra la suave piel del cuello del pequeño estremeciéndole.

-          Jay – jadeo suavemente cuando aquellas uñas dejaron de empujar contra su carne y acariciaron suavemente en su lugar – ¿así es como tu mueres? – respiro profundamente Cameron  para intentar controlarse pues aquella pequeña caricia tuvo un gran efecto en el - ¿tendrían que destrozar tu cabeza para detenerte? – pregunto ansioso por saber más de él.

-          No necesariamente – Jay continuo acariciando su  cuello con sus uñas bajando cada vez más por su espalda sonriente ante las reacciones de aquel niño por su toque – si destruyes la columna vertebral – susurro suavemente levantándose para poder llegar hasta su cuello  poniéndose a la altura de su oído susurrando – también funciona – y aquellos dedos llegaron hasta su espalda baja donde buscaron de inmediato colarse bajo las ropas para poder deslizarse contra la cálida piel – decapitarme también serviría  - soltó con un ronco gruñido contra su oído causándole más reacciones al joven.

 

Y lo que le debió dar miedo le estremecía de placer, pues imaginar a Jay en su estado más salvaje contra él le llevo por otros pensamientos que ninguna persona cuerda llegaría a tener, menos aun cuando aquella criatura tan peligrosa pasaba sus dientes peligrosamente sobre su garganta, mas Camero inclino su cuello para darle más espacio, exponiendo más piel mientras sus manos aferradas a la chaqueta de Jay le pedían con ansia continuar.

 

-          Asegúrate de usar algo filoso – volvió a gruñir contra su piel tentado a tomar un bocado de aquel niño – joder C hueles delicioso – aquello ocasiono un jadeo  en el pequeño que se estremecía por sus atenciones – un hacha tal vez serviría – roso suavemente sus labios contra aquel punto, mas tan repentino como llego aquel toque así se esfumo.

-          ¿Jay? – se quejó el niño, pues nuevamente aquel joven se dejó caer contra la manta  colocando esta vez ambos brazos bajo su cabeza – Jay – suspiro frustrado aquel niño ya acostumbrado a sus burlas dejándose caer contra el pecho de su amante – te odio  tanto.

-          No, no lo haces – se burló el sonriente cerrando los ojos satisfecho por su acción.

-          Iré a traer e hacha – amenazo mientras su amante volvía a reír por sus palabras envolviendo  su cintura con un brazo carente de calor en aquella fría noche.

 

***********************

 

Jay tomo aquel cuadro como si fuera algo muy frágil pues ahí en aquella fotografía, Carlos, su amado Carlos miraba sonriente a Jay mientras este  pasaba un brazo por los hombros atrayéndole más el al posar para la cámara, la brillante sonrisa del niño y aquellos ojos llenos de lo que ahora notaba con verdadero anhelo le hicieron estremecerse, pues aquel pequeño ser ya le adoraba incluso desde aquel entonces.

 

-          ¿Aún lo amas verdad? – murmuro inseguro aquel chico, notando como Jay pasaba suavemente las yemas de sus dedos sobre el rostro tras el cristal.

-          C – Jay demoro demasiado en hablar soltando un profundo suspiro mientras mantenía aquellos sentimientos que se arremolinaban dentro de su pecho bajo control – yo…

-          No… no me mientas yo sé que aún lo haces – aquel niño dio un paso atrás con miedo, alejándose lo más posible como si aquello le pudiera ahorrar del dolor que esas palabras le causaban -  lo sé  por qué no dejas de llamarme C – Y Jay al fin levanto la mirada del dulce rostro de Carlos para observar como aquel niño le evitaba con dolo - mi nombre es Cameron maldita sea, pero no me has llamado así desde que nos conocimos – sus ojos se cerraron con fuerza buscando fuerzas para seguir hablando, para continuar con aquella dolorosa conversación - desde que yo tenía 7 años y te saque encontré en aquella mazmorra, siempre es C… ¿Es porque soy idéntica a él? – y ahí estaba lo había dicho, Camero al fin expreso aquel miedo en voz alta, aquel enorme dolor que se negó al reconocer al saber de la existencia de Carlos De Vil.

-          Tú no eres Carlos  - respondió con suavidad el árabe, colocando lentamente aquel preciado cuadro sobre la mesa más cercana para poder acercarse un paso más al chico que parecía romperse a cada segundo.

-          Lo se… yo sé que no soy el pero tú no… - retrocedió aún más al notar como el otro joven se acercaba, huyendo del causante de su dolor - lo sigues amando y yo no soy más que ¡un maldito reemplazo! – exploto al fin gritando aquel secreto a voces, aquello que todos sabían dentro del castillo, que su madre y tíos murmuraban a sus espaldas - y no me importa – suspiro derrotado -  no me importa porque te amo… - y su cuerpo empezó a temblar de miedo, el preludio a un ataque de pánico - te amo Jay y no me importaría convertirme en lo que tú eres si con eso estoy contigo.

***********************

 

-          ¿Por qué tenía que venir?  - murmuro molesto el chico

-          ¿Por qué es mi cumpleaños y quiero venir al algo encantado? – golpeó con suavidad su espalda el chico de cabellos morados.

-          Debimos traer a Jay… a Damien la agrada – aquel chico se giró para ver a su madre que se recostaba en una silla de playa – ¿verdad Damien?

-          Si lo que digas – aquel chico se limitó a colocarse bloqueador no es que hubiera mucho sol pero su piel sensible exigía ser cuidada.

-          El no vendría – murmuro su madre.

-          Si Tío Ben permitiera – siguió insistiendo el joven más fue interrumpido por su madre.

-          No, el no vendrá aun que se lo pidieras.

-          ¿Por qué? – pregunto curioso - ¿él no le teme al agua?...

-          Es complicado – respondió su madre con una gran sonrisa – ve a nadar.

-          Quiero saber – más aquel terco chico se cruzó de brazos haciendo un mohín adorable.

-          El no vendrá por que le prometió a Carlos traerle aquí Cameron, seria doloroso para el venir sin él, recordarle que no cumplió su promesa – Mal respondió en su lugar fastidiada por la insistencia del joven mientras colocaba bloqueador en la espalda de su hijo.

-          ¡Mal! – le reprendió Evie escandalizada.

-          Él quiere saberlo – giro sus ojos ignorándole por completo – el murió mientas lo hacia fin de la historia – más antes de que alguno más pudiera decir algo más, de que Evie volviera a gritarle, el que ahora era Rey les llamaba desde una rocas lejanas para llamar su atención - ¿enserio Ben Coronas? – grito la reina causando una risa en todos los del lugar, solo aquel pequeño se quedó en silencio preguntándose si alguna vez sería lo suficientemente bueno para Jay.

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-          No sabes lo que dices – fue el turno de Jay para retroceder, para alejarse de aquel tierno niño que al igual que Carlos era capaz de morir por Jay por alguien que no valía la pena.

-          Si lo sé, madre me dijo todo, yo no soy el Jay, no voy a morir y dejarte… pero… pero… quisiera que dijeras mi nombre por lo menos una vez – y Cameron le vio retroceder causándole mucho más dolor aun, le vio rechazarle pero se mantuvo firme en su oferta, en su decisión.

-          Tú no eres un reemplazo – tras un largo minuto de silencio Jay al fin hablo, tras darse cuenta de lo ruin que era por tomar nuevamente algo puro y hermoso en un arrebato de egoísmo puro.

-          Mírame a los ojos y di mi nombre – pido con mas firmeza en su voz de lo que pensaba, pues por dentro aquel chico se derrumbaba entre sus inseguridades -hazlo Jay.

 

***********************

 

-          ¡Cameron sal de ahí en este instante jovencito! – golpeo aquella puerta aquella mujer – la tirare abajo si no lo haces – comenzó a amenazar sin efecto alguno, fue entonces cuando lo escucho el ruido de agua correr y el tintinear de algo metálico caer con fuerza contra el suelo - ¿Cameron?... ¿Camero que  haces ahí? – y en aquel momento Evie deseo jamás contarle sobre él, sobre su hermano pequeño Carlos.

-          Mamá – el susurro casi inaudible lleno de dolor estremeció el corazón de aquella princesa – ¡Mamá!… - ella tuvo suficiente suspirando con fuerza golpeo la puerta una, dos veces hasta que esta cedió lo suficiente para entrar - ¡Oh por Dios!... ¿Qué eh hecho mamá? – gimió su niño tirado entre las baldosas de aquel cuarto de baño a su alrededor mechones de cabello le cubrían.

-          Oh mi hermoso Bebé – suspiro con un poco de alivio al notar como solamente su cabeza resulto afectada por un mal corte de cabello, pues al parecer tras su arrebato de ira luego de observar aquella fotografía y tras encerrarse en el baño procedió a mutilar sus rizos.

-          ¿Qué hare mamá? – su pequeño le miraba con pánico, ella se dedico a abrazarle con fuerza y consolarle en su regazo – Jay ama mi cabello… ¿Qué hare ahora mamá? – y el verdadero pánico en su voz le hizo sentir mucho más dolor – el adora mis rizos – soltó sollozante para enterrar su rostro en el pecho de su madre.

-          Lo solucionaremos amor – trato de tranquilizarle – hare una poción y mañana tus rizos serán tan hermosos como siempre.

-          ¿Y si no funciona? – pregunto dudoso aun cuando sabia que las pociones de su madre eran las mejores.

-          Llamare a Mal y ella te hará el mejor corte en segundos – sonrió amablemente mientras su hijo se limitaba a llorar entre sus brazos.

-           

Esa noche tras beber aquella poción hecha especialmente para él los hermosos rizos negros de aquel príncipe crecieron mientras dormía, Mal no tuvo que intervenir pero solo por si acaso conjuro un hechizo para que aquellos mechones crecieran siempre que fueran cortados.

 

***********************

 

-          Tú no eres un reemplazo Cameron, tú no eres el – Jay le sorprendió, pues ahora le mira, se lo debía, tenía que hacerlo por él, porque había tomado a otro inocente y causado tanto dolor que simplemente no pudo negarle esto - Carlos está muerto y nunca serás él … siento que te sientas así pero…

-          Pero tú no me amas – Jay había fallado, Cameron había visto detrás de su cubierta, el había notado la vacilación  en sus palabras, el dolor al mencionar la muerte de Carlos, el deseo de tener nuevamente lo que había perdido hace años.

 

***********************

-          ¡Te odio, maldita sea te odio! – grito molesto el chico  ante aquella tumba, frente a aquel gran mausoleo dedicado a ese pequeño ser.

-          Cameron – llamo aquel otro joven – Es suficiente vámonos, sabes que tu madre se enfadara si vandalizas de nuevo este lugar – suspiro frustrado el  chico mientras intentaba retirarle del lugar tomándole del brazo.

-          Tu no lo entiendes Damien – respondió con brusquedad soltándose de su agarre – siempre has sido el centro de atención, lo has tenido todo – mordió su labio en frustración – cada vez que estamos juntos te miran a ti, el gran Damien, heredero de Auradon, soy un príncipe también y solo me ven como el compañero de juegos del príncipe heredero – escupió las palabras con ira – Jay me mira como si yo fuera todo su universo, como algo valioso – cerro los ojos apretando son fuerza sus manos – creí que al fin tenía algo que solo era mío… alguien que me viera solamente a mi…

-          ¿Cameron? – Y aquel otro príncipe aun no entendía bien porque su mejor amigo había pasado de honrar aquella tumba que desde pequeños fueron educados para celebrar a destrozarla en un arranque de ira rompiendo jarrones, destrozando aquellos ángeles que adornaban la entrada, Damien no entendía la razón del odio de su primo hacia aquella persona que descansaba en ella.

-          Soy su reemplazo – susurro luego un largo silencio – de él – jadeo con angustia mezclada con ira – Jay no me mira a mi… si no a su ex – volvió entonces su mirada nuevamente a aquel nombre que estaba tallado en oro en el umbral a la cripta – te odio tanto Carlos de Vil – termino para ceder a las lagrimas al fin, para ser consolado por su mejor amigo, por su familia, el único que le comprendía un poco en aquel momento.

 

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-          Cameron… - más el no quería hacerle sufrir, no a ese pequeño que tanto años le dio de felicidad, no cuando nuevamente tenía algo por lo que existir y no perderse en su mente.

-          No… está bien yo lo sabía – susurro suavemente al momento que aquellas curtidas manos con las que tan familiarizado estaba tomaban su rostro con dulzura -  siempre lo supe solo tenía la esperanza de que cambiara – continuo pues aquellos pulgares suavemente limpiaban aquel par de lágrimas que no había notado dejar caer – bésame – suplico  con los ojos cerrados -solo bésame – volvió a repetir esta vez mirándole a los ojos, tratado de transmitirle todo aquel amor que siempre le demostró.

-          No puedo hacer eso y lo sabes – suspiro Jay cerrando los ojos para colocar su frente contra la de aquel pequeño niño -  quiero que vivas, que sientas – Cameron pudo sentir aquel aliento de muerte sobre sus labios causándole un placer inexplicable  -tú no puedes ser como yo.

-          ¿Lo extrañas? – cuestiono el pequeño colocando ambas manos sobre las de Jay para llamar su atención, para hacerle abrir los ojos nuevamente.

-          Cada día de mi vida – fue en ese entonces, cuando al fin aquellas palabras salieron de su boca que aquel niño lo comprendió, observo todo aquel dolor, toda aquella soledad con la que aquel ser cargaba en su interior.

 

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Jay suspiro mirando mas allá de la ventana  donde  los rayos azules de la luna entraban para iluminar la habitación, más allá de esta,  en una pequeña cama un pequeño ser se mantenía dormido, su respiración bajaba y subía en un ritmo calmado, apacible, casi melodioso para él. Jay volvió a mirar en dirección a aquel chico y nuevamente a la ventana, a aquel castillo donde un cementerio celebraba a su gran amor, lo conocía muy bien, la ruta para llegar a aquel mausoleo donde su pequeño niño descansaba eternamente, pues lo visitaba a menudo siempre en las noches para que nadie fuera participe de aquel reencuentro, para que nadie viera el dolor en su ser, para que nadie viera a aquel joven llorar abrazado a una tumba fría.    

 

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-           Cameron – y el sonido de su nombre en los fríos labios de su amante le sacaron de sus pensamientos le trajeron tanto placer así como dolor, pues ahora que sabía cuándo le extrañaba no podía simplemente olvidarlo -  te llevare al lago encantado – termino Jay con una pequeña sonrisa, una tan falsa y llena de dolor que le hizo estremecer.

-          Mi madre no lo aprobará, y tía Mal fue muy específica sobre no salir de los límites del – respondió rebatiendo aquella invitación, pues el vacío de aquella sonrisa aún se enterraba en su corazón como una fría daga de hielo - ¿quieres ir al lago? – y entonces algo hizo clic dentro de él, algo que había enterrado en su memoria al negar aquel sentimiento de soledad.

-          Creo que es el momento perfecto – volvió a sonreír de aquella manera tan vacía, tan derrotada sin dejar de acariciar sus mejillas en un gesto que en lugar de transmitir amor le causaba más dolor a cada segundo, pues ante él se encontraba un hombre totalmente derrotado, el había perdido las esperanzas, Jay solo le llevaría para hacerlo feliz, para mantenerle contento y aun que aquello debió darle mucha felicidad le odio.

 

Odio a Jay por renunciar a si mismo por hacerle feliz.

 

Odio a Carlos De Vil por tomar el corazón del hombre que amaba.

 

Se odio a si mismo al darse cuenta de que el había anhelado esto todo el tiempo.

 

-          Me encantaría – respondió con una sonrisa -  ¿podrías pasarme mi chaqueta? – y por primera vez di gracias a cualquier deidad por estar emparejado con la reina malvada pues la naturalidad con la que aquellas palabras salieron de su boca le sorprendieron ante su mentira, la sonrisa de Jay volvió a enmarcar su rostro para darle la espalda y así tomar la chaqueta olvidad en aquella silla - Tal vez mañana podríamos ir  a ver a Mamá – Jay le escucho sugerir detrás de su espalda confundiéndole un poco, pues en todos esos años aquel niño le  mantenía alejado del castillo por miedo a que fuera encerrado nuevamente – Estoy seguro que tía  Mal se alegrara de verte – y el movimiento detrás de él era tan claro para sus oídos, mas Jay se mantuvo firme dándole la espalda fingiendo no escucharle.

-           creo que aún no me perdona por morder a su hijo – suspiro cerrando los ojos preparándose, manteniendo a raya sus instintos al reconocer la intención de aquel niño - pero si, mañana estará bien – y Jay se demoró demasiado tiempo en tomar aquella chaqueta pues nuevamente se quedó observando en  aquel retrato el rostro de su hermoso niño.

-          ¿Jay? – Escucho la inseguridad, el titubeo en aquel llamado dispuesto a brindarle lo que tanto miedo se negaba a realizar, mas nuevamente el enderezo su espalda  moviendo suavemente su cabeza para darle permiso, para hacerle entender que el también quería esto - Te amo...

-          También te amo – respondió él joven pasando suavemente sus dedos sobre el rostro sonriente de la fotografía, fue una fortuna para el que no pudiera llorar, o posiblemente una lagrima se deslizaría por su mejilla en aquel instante -  C – termino dándole el ultimo empujón que aquel chico necesitaba entonces lo sintió, el frio metal incrustándose en su espalda, en su columna vertebral con tal fuerza que casi logra su comido.

 

La sangre que inexplicablemente aun liquida se mantenía en sus venas llenas de magia, aquella que le permitía mantenerse cuerdo aun tras aquella maldición broto de sus labios y aquella herida, su cuerpo pronto cedió contra aquella mesa, sus manos instintivamente trataron de mantenerle aferrado a ella más fue inútil por lo que cayo con brusquedad al suelo, la sangre salpicada en aquella madera ahora esparcida por sus manos manchaba el contorno de aquella fotografía.

 

Su cuerpo convulsionante ahora de espaldas al suelo hacia casi imposible un segundo golpe en aquella herida, aquel niño se acercó lentamente a su costado levantando en el aire aquella pesada hacha con la que solía cortar la leña que les mantenía calientes en las noches, Jay levanto su mano ensangrentada en su dirección pues aun cuando no sentía dolor alguno empezaba a debilitarse.

 

-          Car….Carlos – escupió las palabras junto aquella sangre que luchaba por salir de su sistema, pues entre la bruma de la muerte, entre aquella borrosa visión, la sombra de Carlos levantando una pesada hacha para matarle le recibió y no pudo evitar aquella pequeña sonrisa que escapo de sus labios al sentir que por fin seria libre.

 

Cameron dejo caer su arma contra el cuello de Jay.

 

Una vez…

 

Dos veces…

 

Tres veces con fuerza hasta asegurarse de que aquella cabeza había sido desprendida totalmente de su cuerpo, la sangre sal picante manchaba ahora sus finas ropas celestes, sus zapatos favoritos pisaban aquel charco que formándose le había rodeado, la visión de Jay decapitado en el suelo revolvió su estómago, sin poder evitarlo vomito de inmediato sobre el cuerpo ahora si inerte de su ser amado, sus manos aun aferradas a su arma se negaban a soltarla, el sonido de pasos marchando a la cabaña le hizo recuperar algo de compostura salió entonces por la puerta justo a tiempo  para ver marchar a los guardias del castillo llamándole por su nombre alarmados por aquella cantidad de sangre, empujándole fuera de ella mientras buscaban dentro de esta al supuesto atacante, mientras dispuestos iban a detener a Jay de hacerle daño.

 

Pero el daño no fue físico esta vez, y aquellos no podían protegerle de esto.

 

En cuanto la realización del dolor de Jay fue obvio para Cameron este de inmediato  le mando a buscar su chaqueta, el realmente no quería hacerlo, matar al ser amado no debería estar entre las formas de mostrar su amor verdadero, pero él sabía que Jay no era feliz, que quería ser libre y reunirse con Carlos tal vez, por eso les llamo, apretó el pequeño botón en el dispositivo que el Rey Ben le dio haciéndole prometer que lo accionaria si se sentía amenazado, pues aquello enviaría una señal para que los guardias vinieran a buscarle, aquellos mismos guardias que se aseguraban de que Jay realmente estuviera muerto.

 

Jay estaba muerto.

 

Él le había matado, aquel peso al fin cayo en su cabeza, levantar el hacha había sido fácil, dejarla caer aquellas tres veces extra fueron sin pensar, pero ahora que todo había terminado, que en sus manos aún se aferraba el arma homicida, que su madre le llamaba buscando heridas alarmada por la cantidad de sangre manchando su cuerpo fue que la realización de sus actos toco fondo.

 

Soltó entonces el hacha manchada de sangre y dolor, sus manos temblorosas se aferraron a su cabeza con horror  y el grito más desgarrador  de todos emano de su garganta.

 

Y aquel joven chico lloro aferrándose a las faldas de su madre, lloro porque su corazón se rompió al hacer aquello que ninguno otro tuvo el valor, lloro porque supo al fin que le había dado paz al ser que mas amaba, lloro porque ahora lo había perdido todo, lloro porque nunca fue lo suficiente para  lograr que aquel chico le amara.

 

No hubo funeral para aquel chico, pues oficialmente Jay murió el día en que la maldición termino junto a todas aquellas víctimas, aun así Cameron no pudo haber asistido pues de inmediato fue puesto en cuarentena, había estado expuesto a aquella maldición por mucho tiempo por suerte no estaba infectado.

 

La cabaña fue quemad hasta los cimientos junto a todas aquellas pertenencias, entre las llamas ardientes aquella fotografía manchada de sangre se consumió lentamente sin que nadie pudiera evitado, el perímetro alrededor de la cabaña también fue incendiado, Mal tuvo que utilizar mucho magia pues la mitad de aquel bosque junto con sus animales fueron sacrificados para evitar una propagación, aquellos que no podían salir del campo mágico coloco cuando la cabaña fue construida y se consumieron entre las llamas, su magia ayudo a reverdecer el bosque pues sin su ayuda tardaría años en reponerlo.

 

El cuerpo de Jay aun cuando Ben deseaba quemarlo de igual manera fue colocado junto al de Carlos ante la insistencia de Cameron, entre ruegos y suplicas con ayuda de Damien aquello fue permitido.

 

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-          Tu maldición fue tan mortífera, que causo mucho dolor…  abuela – susurro aquel joven de cabellos morados, mirando desde la ventana de aquella  altísima torre donde un enorme terrario guardaba a su pequeño habitante – es una lástima que nunca aprendas a amar, seria interesarte tenerte aquí para responder a mis charlas – suspiro molesto el chico mirando como a lo lejos aquella hoguera ardía – incluso ahora sigue causando dolor – el ruido de un aleteo le saco de sus cavilaciones pues pronto un viejo cuervo negro  se posaba en la ventana junto a el – gracias diablo – murmuro mientras aquel dejaba un pequeño conejo, una cría tal vez en sus manos aun viva, y aquel chico se limito a tomarla entre sus manos acariciando con dulzura su pequeña cabeza – estoy seguro que tu serias capaz de enseñarme mejor sobre la magia a esas tres viejas hadas – murmuro molesto  levantando el pequeño conejo hasta su rostro para mirarle fijamente – aun cuando Auradon será mío siempre es bueno tener opciones – sonrió al pequeño animal que le miraba con miedo – ¿no es así abuela? – y entonces aquel joven procedió a morder con fuerza la cabeza de aquel animal para devorarlo de inmediato manchando sus hermosos dientes de sangre mientras aquellos brillantes ojos verdes se tornaban rojos por un instante – bueno debo irme.. alguien debe consolar a Cameron, esta inconsolable y  sigue siendo mi mejor amigo, nos vemos después abuela, Diablo – y así sin más el chico salió de la torre donde había sido confinada aquella salamandra luego de varios años, donde un cuervo se posaba todo el tiempo a la espera de su señora, donde una gran hada era prisionera de su propia magia.

 

En una tumba en el cementerio real, entre príncipes y duquesas, entre reinas  y reyes, en la cripta mas hermosa de todas se alzaban dos pequeñas tumbas, una al lado de la otra en una de ellas yacía los restos de un joven dulce y adorable, de mirada soñadora y alegre, al otro lado  se levantaba otra donde descansaba un chico malicioso, uno que cargaba sangre entre sus manos, un chico leal con tal de todo para proteger a los que amaba.

 

Era la cripta de los amantes una que fue sellada de inmediato pues nunca más se abriría, Cameron no fue a visitarla más que una sola vez, el día en que se limitó a colocar una simple rosa carmín para el que nunca fue su amante, dejo de ir aun cuando paso parte de su vida gritándole con ira a los restos cuyo dueño nunca dejarían la memoria de Jay, pues aun cuando paso odiando al residente de aquélla tumba por mucho tiempo por tomar el corazón de Jay para sí, ahora simplemente no tenía intención de acercarse, porque ahora estaban juntos, y nadie tenía el derecho de molestarles.

 

 

FIN

 

Notas finales:

 

Notas:

 

Note que en varios Fics los chicos villanos se llaman solo por su inicial como apodo no recuerdo que esto pasara en el libro, pero tal vez si en la versión en inglés o solo sea algo que hace el fandom en ingles  sin embargo ya que me funcionaba decidí utilizarlo por eso el hijo de Evie se llama Cameron yey!!

 

Damien  es Francés significa aquel que Doma o somete.

 

Damien tiene 7 cuando Jay le muerde, Cameron tiene 6 años cuando esto pasa.

 

Damien fue afectado por la maldición debido a su sangre humana pero al igual que su madre es heredero de una gran magia, se podría decir que a diferencia de Jay el tiene pleno control de esta, si el muerde o besa a alguien no lo infectaría a menos que quisiera hacerlo.

 

La barrera alrededor de la cabaña de Jay se encuentra para contener la infección, ósea a Jay el no puede salir de esa parte del bosque al igual si algún pequeño animalito se infecta no podría salir de esta, nadie se infecto pero aun así  cuando quemaron esa parte del bosque Mal cerro a un mas esa barrera por lo que cualquiera dentro no podía salir, infectado o no, el sacrificio de animales inocentes fue un precio pagado por Ben si es evitaba la infección.

 

Cameron  visitando la cripta de Carlos y reclamándole mientras Damien le detenía de vandalizarla tenía que escribirlo simplemente.  

 

La canción es Un ángel llora de Anette MORENO,  la escuche durante todo el tiempo que escribí este epilogo me hizo llorar horrible sobre todo por la última parte creo que todos la conocen y saben que es hermosa.

 

Y bien les gusto?

 

Merezco una galleta no creen?

 

Oh vamos fue genial si no lo vieron así no sé qué hacen leyendo mis fic si ya saben cómo me gusta matar a todos ¬¬… en ese caso aléjense de futuros fics porque esto se pondrá bueno…

 

Próximamente…  mucha más muerte y dolor viene no se pierdan mi próximo fic ¡¡Yey!!

 

He hecho unos dibujos para este trabajo favor de pasar a mi Deviant art http://lilithdarkdaughter.deviantart.com/art/CLOSE-YOUR-EYES-1-605788043

 

Nadie comento sobre mis opciones de fic, asi que subiré el que se me pegue la gana primero lol.


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