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Polos opuestos por gorgobina

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen a mí sino a la serie Saint Seiya y al maestro Masami Kurumada. 

Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Ya vuelvo a molestar por aquí con un nuevo fic XD. Esta vez de Shura y Aioros. Realmente no sé si ha quedado bien el primer capítulo pero espero que sí, así que deseo que disfrutéis de la lectura y que os guste :D. 

 

Los dos eran perfectos polos opuestos. ¿Quién podría imaginar que algún día esos dos se juntarían? Era algo impensable, desde luego. Por un lado teníamos al apuesto Aioros Kafkis, una estrella en el instituto, sin duda. El alumno modelo, adorado por todos los profesores, envidiado por algunos, admirado por otros, el hijo que cualquier padre querría tener, el yerno que cualquier suegra desearía, el chico perfecto para las chicas... Ah, sin duda cualquiera que pensara en la perfección se acordaría de este joven griego.

Y por otro lado, teníamos a la oveja negra. Shura García, el macarra del instituto. Era el jefe de una pandilla de gamberros que iban ahuyentando a todo el personal por pura diversión. Admirado por sus amigos, temido por los profesores y demás alumnos. Quizá pudiera causarle morbo a las chicas, pero sin duda no sería el novio que cualquiera querría tener, nada recomendable.

Llegados a este punto os preguntaréis: ¿Cómo dos polos totalmente opuestos pueden llegar a tener algo? Bueno, si queréis descubrirlo os invito que leáis mi historia y descubriréis que puede ser cierto el dicho de que los polos opuestos se atraen :).

~~

 

CAPÍTULO 1: Sentimientos cautivos.

Una nueva mañana se levantaba en el horizonte de la bonita ciudad de Tokyo. Se podría decir que era un día como cualquier otro. Los estudiantes iban a sus respectivos colegios, los adultos a trabajar y la gente mayor a pasear por los parques.

- Aioria, date prisa, no quiero llegar tarde por tener que esperarte a ti.

- ¡Ya voy!

El castaño mayor esperaba fuera de la casa ya vestido con su uniforme escolar y con su mochila colgada en los hombros, mientras miraba impaciente su reloj de muñeca.

- Son las 7:51, ya llevamos un minuto de retraso. Como tardes más me voy solo.

El castaño menor salió de la casa acabando de colocarse los mocasines y se reunió con su hermano.

- Eres un obseso, el instituto está a cinco minutos - masculló mientras comenzaban a caminar.

- Lo sé, por eso siempre salgo a menos diez, para ir con más tiempo, poder tomármelo con calma y no llegar tarde.

- Estás obsesionado.

- Di lo que quieras, pero nunca he llegado tarde a una clase.

- No me extraña... - masculló Aioria por lo bajo.

Los dos hermanos, caminaron hacia el instituto en silencio y sin decir nada más, pues Aioria estaba medio dormido y Aioros aprovechaba para ir repasando sus apuntes, pero en cuanto llegaron a la institución, los guardó para recibir a todo el mundo.

- Oye mira, Aioros ya ha llegado - le dijo una chica a otra, pegándole codazos insinuantes.

- Es cierto...

El castaño pasó al lado de ellas y esbozó una encantadora sonrisa.

- ¡Buenos días!

Las dos chicas se emocionaron mucho al ver que las había saludado y sonrieron de oreja a oreja.

- ¡Buenos días, Aioros!

- ¡Chicos! ¡Aioros ya ha llegado! ¡Aioros, ven! ¡Hay algo que quiero enseñarte! - exclamó uno de los chicos.

- ¡Voy! - gritó el castaño sonriente, y se giró inmediatamente hacia su hermano - Te dejo hermanito, nos veremos más tarde por ahí.

- Sí, sí, vete ya... - le rogó Aioria, que estaba negro después de tal escenita.

El castaño mayor se fue con sus amigos y entró en el edificio mientras que el leonino se quedaba mirándole de brazos cruzados.

- Cada día la misma escenita, ¿eh? - le preguntó alguien rodeándole los hombros con un brazo.

- Tienes mucha razón, Milo...

Milo, ese atractivo griego de cabello azulado y ojos turquesa era el mejor amigo del castaño menor.

- ¿Qué se siente al ser el hermano pequeño de una celebridad en el instituto?

- No es como que mi hermano sea una súper estrella en el instituto... - masculló el leonino - Tan solo es popular.

- Pero lo es tanto entre los chicos como entre las chicas, y hasta con los profesores. Te compadezco amigo, no debe ser fácil ser su hermano.

- Y que lo digas... - dijo Aioria mientras los dos entraban.

En ese momento, alguien que había estado observando la escena apoyado en un árbol chistó, y lanzó la colilla del cigarro que se había estado fumando al suelo para chafarla con el pie.

- En verdad ese "Don Perfecto" es odioso...

- Y que lo digas. Me gustaría pegarle unos cuantos azotes para que aprendiera lo que es bueno... - masculló uno que estaba al lado. Era bastante grandote, muy musculado y portaba una sonrisa maléfica en los labios.

- No Aldebarán - le pidió el primero colocando una mano en su brazo - No hagas nada imprudente... Si hiciéramos eso se nos echaría todo el instituto encima.

- ¿Estás queriendo decir que ese pelota tiene más poder que nosotros? - preguntó un tercero que estaba junto a ellos de brazos cruzados.

- No Kanon, no lo tiene, pero he de admitir que es un rival fuerte... Todo a su tiempo, algún día, cuando encontremos el momento adecuado, quizá nos podamos divertir un poco con él.

- Espero que estés en lo cierto, Shura... Porque tengo muchas ganas de pillar a ese payaso y enseñarle lo que es bueno.

En ese momento, sonó el timbre del instituto y los pocos alumnos que quedaban fuera comenzaron a entrar.

- Shura, ¿vas a entrar a clase? - le preguntó Kanon.

- ¿No es obvio que no? - dijo el español con una sonrisa - Entrar a primera hora es para frikis, vayamos a dar una vuelta y ya vendremos luego.

- Bien dicho - respondió Aldebarán, y los tres se alejaron del instituto.

Mientras, dentro...

- ¡Buenos días a todos! - saludó Aioros sonriente, y mientras los demás le respondían al saludo con la misma sonrisa se sentó en su mesa y comenzó a sacar sus libros de texto.

- Esto... Buenos días Aioros - saludó una tímida voz a su lado.

- Buenos días Saori - respondió el castaño muy feliz, mientras veía a la tímida chica sentarse en el escritorio de al lado - ¿Has dormido bien?

- No mucho... Me quedé estudiando hasta tarde... - respondió con timidez y las mejillas levemente sonrojadas.

- Ah, es cierto, la semana que viene tenemos un examen. Pero seguro que te saldrá muy bien, eres muy aplicada en los estudios así que trata de no agobiarte y descansa más por las noches, ¿vale?

Saori se giró levemente para ver la maravillosa sonrisa del castaño y asintió rápidamente para girarse corriendo y que el sagitariano no notara su sonrojo.

- ¡Aioros! - gritó alguien pegando un manotazo a su mesa.

Era Shaina, la delegada de la clase. Todos la temían por su mal genio y por eso nadie se atrevía nunca a levantarle la voz o llevarle la contraria.

- Hola Shaina, ¿qué te ocurre? - preguntó Aioros sin inmutarse.

- El profesor me ha pedido que recoja las redacciones que teníamos para hoy antes de que él venga, así que quiero la tuya ya - respondió con una mirada asesina.

- Está bien, espera un momento.

El castaño rebuscó en su cartera y cuando la encontró se la entregó a la ariana.

- Aquí la tienes.

Shaina la recogió y se dio media vuelta para seguir con los demás compañeros, pero el sagitariano la tomó por el brazo inesperadamente.

- ¿Y ahora qué quieres?

- Personalmente Shaina creo que deberías tratar de ser un poco más amable con tus compañeros, sino todos creerán que los odias - respondió Aioros sonriente - Además seguro que estás más guapa cuando sonríes - añadió dándole un toquecito cariñoso en la frente.

Shaina quedó muy sorprendida e inmediatamente sin darse cuenta comenzó a sonrojarse por el acto del castaño. La gente de la clase también quedó muy impactada con eso y comenzaron a cuchichear.

- ¿Has visto eso?

- ¡Shaina se ha sonrojado!

- ¿Será que le gusta Aioros?

- No lo sé, pero es el único que ha conseguido que se sonroje!

- ¿Qué estará pasando?

La delegada apretó sus puños y sus dientes fuertemente, claramente molesta.

- ¡Dejad de cuchichear de una vez, aquí no está pasando nada! - protestó, y le pegó un fuerte golpe a Aioros en la cabeza con su carpeta  - ¡Y tú deja  de hacer cosas extrañas y de decirme lo que tengo que hacer!

Acto seguido se fue a recoger las demás redacciones mientras que todos los que habían estado cuchicheando se quedaron con los ojos abiertos como platos, sobretodo Aioros que sobaba su cabeza muy sorprendido.

- ¡Aioros! ¿Estás bien? - preguntó inmediatamente Saori, acudiendo a su lado y revisando su cabeza.

- Sí... Parece que la delegada es un hueso duro de roer... - respondió con una sonrisa entrecortada.

- Esa loca... - masculló uno de los compañeros que se acercó a Aioros - No trates de ser amable con ella Aioros, tan solo es una amargada.

- No, no digas eso - respondió el castaño - Creo que en el fondo solo le cuesta socializar pero estoy seguro de que es simpática.

- Pff... En serio, ella no merece tu amabilidad - respondió su compañero, y se fue inmediatamente a su sitio.

- Estoy bien Saori, no te preocupes - le dijo el castaño para tranquilizarla, pues la virginiana seguía mirándole la cabeza.

- ¿Estás seguro?

- Sí, vuelve a tu sitio. Está a punto de llegar el profesor - respondió el sagitariano con una gran sonrisa.

En cuestión de minutos, el docente llegó, saludó a todos sus alumnos y se miró un poco por encima las redacciones que tenía encima de la mesa.

- Señorita Rossetti, muchas gracias por recoger las redacciones de toda la clase. En fin... ¿Alguien quiere deslumbrarnos con su asombrosa sabiduría y se ofrece voluntario para salir a la pizarra y corregir los deberes que teníamos para hoy?

Nadie levantó la mano, todo el mundo se dedicó a agachar la cabeza o a mirar a los otros.

- Bien, ya veo por dónde va el panorama. Por favor, señor Kafkis, enséñales a tus compañeros qué es ser un alumno responsable.

El castaño asintió y se levantó de su asiento para ir a la pizarra y comenzar a escribir todos los ejercicios que les había mandado el profesor el día anterior. Finalmente resultaron estar bien y el sagitariano se fue muy satisfecho a su sitio.

Cuando sonó el timbre, entre el cambio de clase, Aioros estaba sentado encima de su mesa mientras charlaba con los demás compañeros y reían fuertemente.

- ¡Aioros, tu hermano te reclama! - le gritó uno desde la puerta.

- ¿Eh? Vale, ahora vuelvo chicos.

El castaño se bajó de su mesa y salió al pasillo donde Aioria le esperaba junto a la puerta.

- ¿Qué ocurre, Aioria?

- ¿Puedes prestarme un poco de agua? Me he dejado mi botella y me muero de sed.

- Vale.

Aioros volvió a entrar en su clase para coger la botella y al salir se la entregó a su hermano que comenzó a beber enseguida.

- Gracias, sentí que me estaba deshidratando - respondió mientras se la devolvía.

- De nada. ¿Qué tal la clase hermanito?

- Pff... Normal. Milo se la ha pasado durmiendo y Camus le ha echado bronca. ¿Y a ti qué tal?

- Pues...Antes la delegada me ha pegado un golpe en la cabeza - contó el castaño mientras reía y señalaba la zona afectada de su cabeza.

- Genial, ya era hora de que una chica te golpease. Todas te van detrás como tontitas - dijo Aioria de brazos cruzados.

En ese momento, Aioros sintió que había dejado de escuchar la voz de su hermano pues toda su atención se acababa de centrar en el trío de chicos que cruzaban el pasillo en ese instante, concretamente en el que iba en medio de los tres: Shura García.

- Qué decepción se llevarían todas si descubrieran quién te gusta en realidad - añadió el leonino con una sonrisilla.

- Por eso prefiero no decir nada al respecto - respondió Aioros agachando su cabeza para ocultar sus mejillas sonrojadas - Aparte de que se crearía mucho revuelo decepcionaría a muchas chicas y no quiero hacerles daño.

- Ya les haces daño creándoles falsas esperanzas.

- No se las creo, tampoco es como si hubiera aceptado a alguna de las confesiones que me hacen. Así que tampoco pasa nada.

- ¿Y qué ocurriría si algún día consiguieras salir con él?

- Eso...Es imposible. ¿Cómo voy a gustarle a Shura García? - preguntó con una sonrisa triste - Ni siquiera me mira cuando nos cruzamos por el pasillo. Tal y como ha ocurrido hace un instante.

- Lo sé, solo lo decía como un suponer. Si eso ocurriera sí que harías daño a las chicas.

- Soy consciente, pero como no va a ocurrir todo estará bien.

- Cielos... - susurró Aioria apoyándose en la pared del pasillo, y giró la cabeza para mirar a su hermano - ¿Le has contado a alguien más que te gusta el macarra del instituto?

- Claro que no, solo lo sabes tú. Así que guárdame el secreto, ¿vale? - dijo Aioros, guiñándole un ojo cómplice.

- Realmente eres odioso, pero como eres mi hermano te guardaré el secreto. Aunque todavía no me has contado cómo es que pudiste enamorarte de una persona así.

- Ocurrió hace unos meses... Era bien entrada la tarde ya, y yo volvía de estudiar en la biblioteca y pasé por la taquilla para dejar algunos libros...

Flashback:

Realmente, nunca he sido ni soy el chico perfecto que todos creen, en el fondo soy bastante torpe, y mientras dejaba todo el montón de libros en la taquilla conseguí que se cayeran, golpeándome en la cara y los pies hasta caer al suelo.

- Dios... Qué daño... - mascullé mientras tocaba mi nariz y me agachaba para recogerlos.

- Cielos... Nunca pensé que el chico al que todos creen tan perfecto en el fondo pudiera ser tan torpe.

Shura estaba a unos metros, apoyado de lado de una de las taquillas con los brazos cruzados y observándome con una sonrisilla.

- Claro que no soy perfecto, soy una persona normal como cualquier otra, solo que la gente tiende a exagerar mucho las cosas.

- Entonces si no eres perfecto... Aceptarás un poco de ayuda, ¿no...chico popular?

Me lo quedé mirando sin saber muy bien qué decir, y él simplemente se agachó a mi lado y comenzó a recoger todos los libros. Después se levantó y los colocó perfectamente en mi taquilla, así que yo también me levanté.

- Muchas...gracias - respondí, sorprendido por tal gesto de amabilidad.

- Ha sido curioso ver al chico perfecto en apuros, no estaría mal que volviera a suceder - respondió con una sonrisilla.

Le miré a los ojos, y no pude evitar sonrojarme al observar esa mirada tan cautivadora, que sin explicar muy bien por qué logró acelerar mi corazón.

Fin flashback.

- Desde ese día ese sentimiento se ha ido agravando cada vez que le veo... - respondió avergonzado.

- En serio Aioros, es la historia más ridícula del mundo. ¿En serio me estás diciendo que te enamoraste así, sin más?

- No lo sé, supongo que su gesto de amabilidad me cautivó pues nunca había visto esa faceta de él, y además su mirada en aquél momento era... Cielos - suspiró Aioros tapando sus ojos y sus pómulos sonrojados con un brazo - Bueno, ya te lo he contado así que no me pidas más, por favor.

- Ja, sabía que eras patético pero acabo de descubrir hasta qué punto - se burló Aioria, y se despegó de la pared donde estaba apoyado - Nos vemos después, gracias por el agua hermanito - añadió pícaramente y se fue hacia su clase mientras agitaba la mano a modo de despedida.

El castaño mayor se quedó mirando como su hermano se esfumaba por el pasillo.

- Qué poco agradable... - masculló - Tú espera, que el día que tú te enamores de alguien yo también me burlaré de ti. A todo cerdo le llega su San Martín.

~~

 

Algunas horas más tarde, llegó la hora del recreo y las clases finalizaron. Algunos alumnos se quedaban en clase para comer su almuerzo y charlar, y otros salían al patio para dar un paseo o jugar al futbol. Shura y su grupito estaban sentados junto a la valla del instituto mientras fumaban y se contaban sus aventuras del fin de semana anterior.

- Joder tío, el otro día conocí a una tía en un bar que estaba de escándalo. Poco me faltó para tirármela.

- Aldebarán, eres demasiado gentil - dijo Kanon pegándole un puñetazo amistoso en el brazo - Yo el sábado me monté un trío con una rubia y una morena.

- ¡Joder! ¿Pero cómo consigues siempre lo mejor? - se quejó Aldebarán.

- Porque yo sé cómo tratar y conversar con mujeres, amigo - alardeó el geminiano - Si quieres, el próximo finde vente conmigo y te consigo a alguna.

- Trato hecho tío.

- ¿Y tú Shura, quieres venirte?

El español parecía estar absorto en sus pensamientos. Fumaba un cigarrillo mientras observaba detenidamente a la gente del patio.

- ¿Shura? - insistió Kanon, posándole la mano en el hombro.

- ¿Eh? - preguntó el español girándose hacia ellos, pues no se había enterado de nada de la conversación.

- Que si quieres venirte el próximo finde con nosotros a buscar tías.

- Ah... No, gracias. No me apetece.

- ¿Te ocurre algo? Últimamente no has salido mucho por ahí.

- No, tranquilos, no me ocurre nada, simplemente no me apetece. Otro día quizá.

- De acuerdo.

- Voy al lavabo un momento - dijo mientras se retiraba del lugar.

En ese momento, en otra parte del patio...

Aioros sorbía de la pajita de su zumo mientras escuchaba a sus compañeros hablar sobre temas diversos.

- ¿Creéis que el examen del profesor Tanaka será difícil? - preguntó uno de ellos.

- Seguro. Los de la clase B lo tuvieron la semana pasada y dicen que era muy chungo.

- ¿Tú qué crees, Aioros? - le preguntaron.

El castaño reflexionó un poco y dejó de beber de su zumo.

- No lo sé, pero sea como sea daremos nuestro mejor esfuerzo - respondió muy sonriente.

- Tú siempre tan optimista... - comentó uno de ellos.

- Así es Aioros, supongo que por eso todo le sale bien siempre.

- Claro, la clave está en ser positivo y esforzarse - les animó el sagitariano.

- Ojalá tengas razón.

Aioros sonrió de nuevo y cuando terminó su zumo se levantó y lo lanzó a la basura.

- Voy al baño un momento, ahora vuelvo.

El castaño se dirigió al lavabo y cuando terminó y salió, comenzó a escuchar unas voces no muy lejanas.

- ¡Corre! ¡Hazlo ahora!

- ¿Estás segura? Estoy muy nerviosa.

- ¡Échale valor, es tu oportunidad! ¡Ahora no puedes echarte atrás, venga!

Vio como una chica era empujada fuera de unos arbustos y se quedó un poco sorprendido ante eso. La chica al ver que estaba ahí comenzó a sonrojarse.

- ¿Estabas aquí? Dios mío...Qué vergüenza - se lamentó.

- N-No te preocupes... ¿Pero...estás bien?

- Sí, gracias por preocuparte.

- No es nada - sonrió el castaño, y se dio media vuelta para volver con sus amigos, pero sintió como la chica le cogía de la chaqueta, así que volvió a girarse hacia ella - ...¿Ocurre algo?

- Esto... - dijo la chica con la cabeza gacha y sonrojada - ¿Podemos hablar un momento?

- Claro, dime - respondió el castaño amablemente.

- Bueno... La verdad es que llevo mucho tiempo queriendo decirte esto y...bueno...lo cierto es que no sabía cómo hacerlo pero... Me gustas Aioros - confesó muy avergonzada.

Un silencio incómodo se creó entre los dos mientras que Aioros la observaba y ella miraba al suelo muy avergonzada.

- Sé que seguramente yo no te gusto pero aun así necesitaba decírtelo...

- De veras que lo siento pero... No, no siento lo mismo por ti - respondió el castaño apenado.

- Bueno...Creo que era algo que ya sabía así que...No pasa nada - respondió decepcionada.

- Aun así...Muchas gracias por decírmelo - dijo Aioros con una sonrisa - Me ha hecho muy feliz conocer tus sentimientos. Aunque siento no poder corresponderte.

- No te preocupes, estas cosas pasan... - sonrió la chica por la amabilidad del castaño - Gracias por escucharme y comprender mis sentimientos, pero...ahora será mejor que me vaya.

La chica se fue corriendo y Aioros se quedó contemplando con tristeza cómo se iba avergonzada.

- ¿Otra rechazada más a la lista?

El castaño se giró sorprendido y vio como Shura le observaba divertido. Enseguida su corazón se aceleró y sus pómulos comenzaron a sonrojarse.

- Yo... Bueno, no quería hacerle daño...

El español chistó con su lengua y se acercó a Aioros para cogerle de la camisa y empotrarle contra la fachada del edificio.

- En verdad eres odioso... - masculló - Siempre tan perfecto, siempre tan maravilloso. Tienes a todo el instituto comiendo de la palma de tu mano... Puedes hacer con la gente lo que se te antoje. Ganarte a los profesores, tener de tu parte a los alumnos, enamorar a las chicas...

- Pero... Yo no he hecho nada... - admitió el castaño, sorprendido por la reacción y la cercanía del español - No es mi culpa, ni siquiera sé por qué todos me tienen aprecio.

- Claro, claro, y te crees que me voy a creer eso. Tan solo eres un pelota y un bastardo.

- ¿Acaso tú...me odias? - preguntó el castaño muy triste.

- Ja, de verdad que eres muy gracioso... - dijo Shura soltándole y alejándose de él - ¿Tú qué crees, "Don Perfecto"?

Aioros vio como Shura se alejaba poco a poco y acabó por esfumarse en alguno de los rincones del patio, mientras que él se quedaba ahí de pie con el semblante triste, dejando que el viento balanceara su cabello y arrastrara las hojas del patio. Su corazón acababa de ser destrozado.

- Shura me odia... - pensó - Entonces... Ahora ya nada tiene sentido. Mis sentimientos no carecen de lógica alguna... Siempre supe que no me tenía aprecio, no es como si fuéramos grandes amigos, tan solo compañeros de instituto, pero después de aquella vez... Creí que al menos no me odiaba, pero...parece que sí... Ahora el rechazado acabo de ser yo. Cielos... - pensó mientras arrugaba su camisa en la zona del pecho y agachaba la cabeza - ¿Por qué ni siquiera puedo llorar?

Justo en ese momento sonó el timbre del instituto e inconscientemente comenzó a dirigirse hacia la entrada del edificio, aunque en el fondo estaba con el ánimo por los suelos.

~~

 

Varias horas después, las clases de después del recreo finalizaron y todo el mundo comenzó a marcharse del instituto. Aioros estaba recogiendo sus libros y guardándolos en su cartera lentamente mientras veía a los demás irse, pues estaba sin ánimos.

- ¡Hasta mañana Aioros!

- Ah... Hasta mañana... - se despidió vagamente de uno de sus compañeros. Suerte que al querer irse todos rápidamente nadie notó su extraña tristeza, pues entre todos se caracterizaba por ser siempre muy alegre.

- Aioros... - le dijo el profesor mientras se acercaba a su pupitre- El director me ha pedido antes que te diga que vayas a verle ahora. Quiere hablar contigo.

- Hum... ¿Sobre qué? - preguntó extrañado.

- No lo sé, pero pásate por su despacho antes de irte.

- De acuerdo, ahora iré.

El sagitariano terminó de recoger sus cosas, se despidió del profesor y al salir de clase se encontró con su hermano y sus dos amigos, Milo y Camus.

- Qué lento, normalmente siempre sales de los primeros - masculló Aioria.

- ¡Hola Aioros! - le saludaron felizmente Camus y Milo.

- Hola chicos - respondió el castaño con una sonrisa, y acto seguido se dirigió a su hermano - Lo siento Aioria, el director quiere que vaya a verle y desconozco la razón así que no sé cuánto tiempo estaré ahí. Será mejor que vayas tirando a casa sin mí.

- Pff... Joder, vaya lata. Pues nos vemos en casa - dijo el leonino, que se alejó por el pasillo con sus amigos.

Aioros se despidió de ellos con la mano hasta que desaparecieron y fue corriendo hasta el despacho del director. Picó a la puerta, y cuando le dieron permiso entró.

- Buenas tardes señor director, el profesor Tanaka me ha dicho que quería verme.

- Sí, gracias por venir, siéntate Aioros - le rogó el director.

El castaño así lo hizo, dejando su cartera en el suelo junto a la silla.

- ¿De qué quiere hablar?

- Verás, últimamente hemos estado comentando entre los profesores que hay muchos estudiantes que incumplen las normas y es algo que no podemos tolerar. Por eso se me ha ocurrido la idea de que quizá podríamos poner a alguien que haga cumplir la disciplina en el instituto.

Aioros asintió sin comprender muy bien qué tenía que ver eso con él.

- ¿Qué opinas?

- Pues...Me parece bien, si eso ayuda a que los estudiantes cumplan mejor las normas... - respondió el castaño sin saber muy bien qué decir.

- Sabía que tú lo entenderías. Es por eso que te propuse como alumno para cumplir ese cargo - dijo el director sonriente.

- ¡¿Qué?! - exclamó Aioros sin poder creerlo, con los ojos como platos.

- Bueno, si tú quieres, claro... Pero todos los profesores estaban de acuerdo en que tú serías perfecto para eso.

- Pero, yo...

- Harías un gran favor a la escuela Aioros. Eres perfecto para eso. Nadie mejor que tú para dar un ejemplo a seguir a los demás alumnos: eres educado y correcto, nunca faltas a clase ni llegas tarde, vistes bien el uniforme, no eres problemático con tus compañeros...

- Bueno, no sé... Tan solo trato de cumplir las normas.

- Por eso eres perfecto para esto - dijo el director emocionado - Tú puedes ser una guía para esos alumnos que siempre faltan a clase, que no visten el uniforme, que crean conflictos en el instituto... En serio que te necesitamos, Aioros.

- Gracias señor director, su confianza en mí me halaga.

- ¿Entonces qué? ¿Aceptas? - preguntó el director muy feliz.

El sagitariano se quedó meditando aquella propuesta unos segundos. En esos momentos no se veía como encargado de la disciplina, pero... Todos los profesores, incluido el director, estaban depositando su confianza en él, y visto eso no podía fallarles, así que no le quedaba más remedio que aceptar.

- Acepto.

- Sabía que podía confiar en ti, muchas gracias Aioros - le agradeció el director.

Minutos más tarde, el castaño salía del despacho un poco desconcertado.

- Encargado de la disciplina... ¿De verdad seré capaz de hacerlo?

Cuando estaba llegando a las taquillas, escuchó unas risas bastante fuertes, y al llegar observó que eran Shura, Aldebarán y Kanon. Su corazón se aceleró de nuevo al ver al español, una sensación un tanto que extraña que se mezcló con su tristeza por lo ocurrido en la hora del recreo, pero entonces recordó todo lo que le acababa de decir el director y cayó en la cuenta de que su cargo como disciplinario ya había comenzado, así que debía dejar a un lado su angustia y actuar profesionalmente, ya tendría tiempo de lamentarse por eso cuando llegara a casa.

- ¿Qué hacéis? - preguntó fríamente.

- Anda, pero mira a quién tenemos aquí - dijo Kanon con una sonrisa pícara - Pero si es "Don Perfecto", en el que hace suspirar a todos.

- Es verdad, creí que ya se habría ido a casa con su hermanito - dijo Aldebarán en tono burlón.

- ¿Qué haces todavía por aquí? - le preguntó Shura.

El castaño trató de ignorar su pregunta mientras apretaba sus puños fuertemente, recordándose que debía dejar a un lado sus sentimientos por Shura.

- Os he hecho una pregunta. ¿Qué estabais haciendo?

- ¿Y a ti qué más te da? ¿Ahora también necesitas saber lo que hacemos todos a cada momento? - dijo Kanon.

Aioros volvió a ignorarles y se acercó hasta donde estaban para ver la pintada que acababan de hacer en una de las taquillas.

- Mañana a la hora del patio os quedaréis para limpiar lo que acabáis de ensuciar - ordenó - Y a partir de mañana os quiero ver llevando el uniforme al instituto.

- Pero bueno, ¿tú quién te has creído ahora para darnos órdenes? Si habrase visto... - dijo Aldebarán - Ahora no solo quiere regodearse ante todos sino que también nos da órdenes.

- Os las doy como nuevo encargado de la disciplina de este instituto.

- ¿Qué...? - preguntó Shura sin creérselo.

- El director me acaba de dejar este cargo.

Aldebarán y Kanon comenzaron a descojonarse sin parar mientras que Shura se quedaba mirando a Aioros muy sorprendido.

- ¡Como si no se pudiera ser más perrito faldero! - exclamó Kanon mientras reía.

- ¿Qué coño estás haciendo...? - susurró Shura sin poder creerlo.

- Reíros lo que queráis, pero el director ha depositado su confianza en mí y no voy a fallarle. Así que mañana vestiréis el uniforme del instituto y limpiaréis esta taquilla.

- Sí, sí... Tú espera sentado... - se burló Aldebarán, y él y Kanon comenzaron a dirigirse hacia la salida - Vámonos Shura.

- Id tirando sin mí, enseguida os alcanzo - dijo el español.

Sus dos amigos se quedaron extrañados ante eso, pero se encogieron de hombros y marcharon sin más, dejándolos solos.

- ¿Qué estás haciendo, Aioros...?

- Solo cumplo con mi deber.

- Ya te lo he dicho antes, y si encima ahora haces esto te vas a volver todavía más odioso...

- Ya sé que me odias... - dijo el castaño apenado - Pero no quiero defraudar al director ni a los profesores. Así que me mantengo en mi postura, no voy a ceder por mucho que os burléis de mí.

- ¿Cuándo he dicho yo que te odie?

- ¿Eh? - preguntó Aioros sorprendido - Bueno... Me dices todo el rato que soy odioso y antes me lo has dado a entender...

- Pues has entendido mal. Sí, es cierto que eres odioso, pero con eso me refiero a que eres molesto. Aun así tampoco es como que te odie de verdad, al fin y al cabo no me has hecho nada, y también he visto tu lado no tan perfecto que los demás desconocen.

Aioros flipaba con cada palabra que le estaba diciendo el español. Entonces...¡¿Realmente no le odiaba?!

- Pero te diré una cosa... Si ahora haces esto y me obligas a ir por un camino que no quiero...entonces sí que te odiaré - dijo Shura con una sonrisilla.

- Lo siento, pero... - dijo el castaño apretando sus puños fuertemente - Aunque me odies no voy a desistir, debo cumplir con mi deber. Así que te pido que mañana vistas tu uniforme como es debido y no ropas cotidianas.

- Hm... Ya lo veremos... ¿Aparte de pelota sabes hacer un rol de sirviente? 

- ¿Qué...? - preguntó el castaño sin comprender.

- Lo que has escuchado. Te propongo un trato, si me haces de sirviente te haré caso con respecto a las normas del instituto.

Aioros estaba alucinando con lo que le estaba proponiendo Shura. ¿Lo decía en serio? Bueno, a juzgar por la cara que ponía sí, el español iba muy en serio.

- ¿A qué te refieres con...ser tu sirviente?

- Pues a lo que se entiende con tal palabra. Harás todo lo que te pida. Si aceptas bien, sino...mañana no iré con uniforme y tampoco cumpliré ninguna norma más.

- ...Está bien... - suspiró el castaño - Acepto.

- Ja, de verdad que eres muy gracioso. Te acabas de meter en una cadena de roles tú solo. Ayudas al director en la disciplina para quedar bien con él y a la vez me haces a mí de sirviente para poder ayudar al director en la disciplina. Veremos cuánto aguantas..."Don Perfecto".

Acto seguido, el español se giró para dirigirse hacia la salida del instituto, pero justo antes de atravesarla volvió a girarse hacia Aioros.

- Nos vemos mañana. Vete preparando para tu rol, sirviente.

Después de eso, Shura desapareció definitivamente y el castaño se quedó mirando hacia el lugar por el que se había alejado.

- Cielos...Creo que me he enamorado de un sádico. 

Notas finales:

Espero que os haya gustado el primer capítulo. Me encantaría poder recibir vuestros comentarios y que me digáis que os ha aparecido, de verdad que me haría muy feliz :D. 

¡Nos vemos en el próximo capítulo, muchos besos y abrazos a todos!


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