“Me encantaría decir, que al comienzo de la relación, todo era sumamente normal. Lamentablemente no lo puedo decir porque estaría mintiendo como los mejores… La relación al inicio fue un total desastre, un… Extraño y lindo desastre, para ser más sutiles.
Aún lo recuerdo como si hubiese sido hace un par de días — y eso que ya han pasado dos años —. Genos estaba desesperado con eso de saber cómo debería ser el trato de pareja a pareja…Él pobre era tan primerizo como yo.”
Esa mañana no se habían presentado ningún tipo de alarma. Una de sus primeras y más calmadas mañanas. Iba a descansar como si no hubiese un próximo día, hasta que el reloj sonase por su cuenta y sea la hora de la típica, y muy aburrida, rutina.
Aunque él tenía que admitir algo, y era que desde que conoció a Genos, nada era tan igual como el día anterior. Bueno, seguía derribando a sus adversos con un solo puñetazo, pero su patética rutina ya no era la misma, o por lo menos gran parte de ella había sido cambiada.
Saitama, quien yacía en el suelo bajo un profundo sueño, no se había percatado del llamado de su discípulo. Su sueño era tan fantástico que hasta daba una que otra patada al aire. Sin embargo, todo sueño tenía un despertar, y el de él había llegado tras escuchar la palabra “¡Sensei!” a tan alta intensidad de volumen.
— Diablos Genos… Estaba soñando algo genial — Bufaba el recién despertado, apretando con su dedo mayor e índice el entrecejo. No estaba molesto, ciertamente le daba igual, después de todo era un sueño. Aun así… eso era lo más allegado a una digna pelea que podía tener.
— Me disculpo, Sensei… — El cyborg realizó una muy breve y ligera reverencia como disculpas, estaba más respetuoso que de costumbre. Acto seguido, tomó asiento en el suelo y se enderezó. Todo listo para una muy seria conversación.
Por otra parte, el calvo estaba en las suyas. Miraba al rubio de forma desinteresada, por no decir que no lo estaba ni mirando, y bostezaba a cada momento. Era entendible, recién acababa de despertar, pero para el menor era realmente importante que su Sensei le prestase suma atención.
— Sensei, le agradecería su atención, por favor — Lo dijo de la forma más respetuosa posible. Esperando a que el otro comprendiese, y así, argumentar de una vez por todas. No estaba apurado, de hecho, tenía todo el tiempo del mundo pero sabía que Saitama no.
— Uh… Vale, ¿qué tanto traes por ahí? — Se dignó a preguntar y a esperar a que Genos abriese la boca. Y así fue como lo hizo.
— Seré directo, o por lo menos, trataré de ser breve en tan sólo unas veinte palabras… Sensei — Absorbió una gran bocanada de aire, estaba algo nervioso. Luego, armándose de valor, continuó con sus palabras—: He estado sintiendo sensaciones extrañas, pero no lo suficientes como para no darme cuenta de qué se trataba. Usted… me gusta.
¿Había escuchado bien? El maldito era bueno haciendo resúmenes, pues cumplió con eso de responder en tan sólo unas veinte palabras. Así es, fue eso en lo primero que Saitama se fijó. Permaneció en un absurdo silencio, viendo al rubio a los ojos, como queriendo preguntarle con la mirada “¿Qué querías decirme?”, cuando era Genos quien esperaba una respuesta.
Al darse cuenta de lo sucedido y, procesando con más detenimiento las palabras pronunciadas del otro, supo reaccionar. Y no de una manera muy sutil que digamos, más bien todo lo contrario.
— Genos, eso es patético… — Respondió ante las importantes palabras de Genos. No, no era que no le importase los supuestos sentimientos de su discípulo, al contrario. Sólo que era imposible que llegase a sentir tal cosa por él. Un hombre, viejo y calvo, desinteresado y hasta algo vago como lo era él. Simplemente no tenía sentido.
Sin embargo, Genos no pensaba lo mismo. Él estaba extremadamente seguro de lo que sentía era amor, y amor hacia su Sensei. Tranquilamente podría tratarse de un error y confusión, pero no. Desde hace bastantes días que el cyborgse había planteado esa duda, y no paró de investigar hasta llegar a una respuesta concreta: estaba enamorado.
Sorprendentemente, pese a los años que pasó siendo simple chatarra, sintió un sentimiento que lo volvieron a hacer sentir como un humano más. La humanidad que parecía perdida había regresado, y no sólo por estar “enamorado” sino por todo lo que había descubierto al lado de su Sensei. Lo cual era irónico, puesto que Saitama era una persona que se auto consideraba “sin humanidad”, pero Genos se había percatado de lo contrario en ambos.
Retomando la realidad del asunto… No se trataba de ninguna equivocación. Todo tenía sentido si ambos se ponían a analizar un poco, pero estaba más que seguro que, Sensei, no iba a andar perdiendo su tiempo en indagar los recuerdos. Por lo que dejó escapar un breve suspiro, estando bastante… entristecido tal vez.
El silencio en el ambiente volvió a ser abrumador, y está vez, era más incómodo que el anterior. Saitama estaba con la mirada fija, y también bastante seria. Estaba correcto eso de que no iba a perder el tiempo en cosas así, pero trató de ser más comprensible con el menor, esperando a que este volviese a hablar; a dar como mínimo una nueva argumentación lógica.
— Sensei… No es patético. He estado muchas semanas para asegurarme de todo, y créame, es tal y como lo estoy diciendo — Estaba más apático de lo normal, posible signo de alarmarse. Sin mencionar de que tomaba muy a pecho lo de “tan sólo unas veinte palabras” —. Quisiera que pudiera entenderme, aunque sea un poco. De verdad creo que estoy enamorado de usted.
Maldición. El héroe no sabía qué más hacer, ¿dónde estaban los villanos cuando de los necesitaba? Tenía que pensar sabiamente en algunas palabras para despistar a Genos, por más cruel que eso llegase a sonar, tenía qué.
Aunque… tenía que recordar que Genos era un simple muchacho de apenas unos diecinueve años. Sentimientos, dudas, o estímulos así eran normales a una edad así. A pesar del aspecto, él aún conservaba un cerebro humano. No. Para Saitama, Genos era un humano por completo.
Suspiró resignado. No podía ser tan desconsiderado con su discípulo, mucho menos con algo tan delicado para este. Así que tomó cartas sobre el asunto y pensó seriamente. Cruzados de brazos, ojos cerrados, y cabizbajo, decidió hablar.
— Mira, Genos… No diré nada acerca de eso que acabas de decir. Si realmente crees que estas… bueno, ya sabes. Entonces no tengo nada más que hacer, quiero decir, ¿qué esperas que diga? Ah… — Realizó una nueva pausa, esta vez para ver a su compañero de reojo —. Eres libre de sentir lo que quieras, ¿sabes?
Pero esa no era la respuesta que el cyborg quería obtener. Aunque tampoco le extrañó que le haya dicho eso… No se sentía ofendido.
— En ese caso… Haré que usted corresponda mis sentimientos, Sensei — Dijo aquello muy decidido, y seriamente.
Ahora que por fin podía experimentar un sentimiento que creía muerto, no iba a desperdiciarlo.
By Azuraki.