Adoraba el poder volar por el cielo libremente, dejarse llevar por la suave brisa de cada mañana mientras sus delicadas alas se balanceaban de arriba abajo para no caer.
La vida de un ángel era difícil, siempre el ocultarse, el vivir y no vivir a la vez, el tener una vida y a la vez no tenerla, jamás poder conocer el sentimiento del amor, de la verdadera amistad ni el de la familia.
Un ángel nacía cada que uno desfallecía, era elegido después de su muerte para proteger la vida de los demás, de guiarla y cuidarla hasta su muerte, así fue como un pequeño castaño de ojos enormes y color café carmesí nació, siendo un pequeño bulto blanco recostado sobre una blanca nube, abriendo delicadamente sus ojos para ver su nueva vida.
-Bienvenido- responde un hombre con apariencia amable mientras le sede su mano para ayudarlo a levantarse.
El joven la tomo e intento ponerse de pie pero tropezó en el intento, pues sus largas piernas aún no se acostumbraban al peso de sus hermosas alas.
-Tranquilo, te acostumbraras- le regala una enorme sonrisa mientras lo tomaba de ambas manos y lo levanta sin problemas.
-Que soy?- pregunta con un ligero tono de temor.
-Eres un ángel- sus palabras salieron tan sinceras.
-Cuál es mi nombre?- la confusión llegaba con preocupación.
-Tu nombre solo tú lo puedes elegir, antes tenías una vida, una familia y una identidad, pero ahora al convertirte en un ángel perdiste todos tus recuerdos, tu nombre es solo si tu deseas tenerlo.
El castaño asintió mientras levemente miraba hacia atrás, girando un poco su cuello para poder divisar sus alas.
-Te fueron otorgadas, ellas te permitirán moverte sin problema sobre el mundo sin ser visto, como ángel tu misión es proteger a las personas de no cometer errores, salvar sus vidas si eso depende de ti, sentirás el impulso de salvarla de la muerte cuando la persona lo merezca.
-Como sabré si lo merece o no?
-Lo harás, al ser uno de nosotros te fueron otorgados ciertos dones que iras visualizando.
Lentamente abre y expande sus alas para verlas con mejor claridad.
-Son hermosas!- la alegría que mostraba por tenerlas era emocionante para la persona que tenía delante, pues no todos estaban felices por lo que sería su nueva vida a partir de ese momento.
-Me llamo Deaton, de ahora en adelante seré tu cuidador, te enseñare todo lo que debes saber y lo que puedes hacer.
El chico lo observo curioso.
-Yo elegí tener un nombre- le responde con simpleza.
-Entonces yo quiero tener uno- le responde con una suave sonrisa.
-Como decidas, la mayoría prefiere no tenerlo pues es una muestra de que algún día fueron humanos y quieren olvidar lo que eso les provoca.
-No recuerdo nada de lo que antes era, y no tengo deseos de saberlo puesto que ahora gozo de unas hermosas alas- comienza a moverlas con rapidez mientras estas se comienzan a elevar.
-Tranquilo, aún es muy pronto para que comiences a volar- sosteniendo su muñeca.
-Mi nombre será Stiles- responde de inmediato el chico una vez estando de nuevo en el suelo.
El hombre se quedó paralizado mientras aun sostenía su muñeca, incrédulo por lo que había escuchado, pues era imposible que siquiera recordara algo de su pasado.
-Porque ese nombre?- pregunta soltándolo.
-Creo que sería un buen nombre para mí- ladea un poco su rostro y sonríe inocentemente.
-De acuerdo, es hora de que conozcas a los demás- señala más hacia arriba donde un enorme castillo se divisaba, donde los rayos del sol eran aún más hermosos y las nubes podían ocultarlo con facilidad.