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DULCE LOCURA por Eiri_Shuichi

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Notas del capitulo:

Mi primer fic d Loveless y no m termina d convencer...

Igual espero sea d su agrado y cualquier sugerencia, critica, amenaza, bomba, queja o lo q se les ocurra son bien recibidos (Favor de abstenerse de virus)

La historia y los personajes de Loveless no m pertenecen, los hizo alguien más q vive en Japon pero no tengo idea d como se llama x_x. La cancion es Dulce locura de la Oreja de Van Gogh ^-^

DULCE LOCURA

 

 

Un castaño de hermosos ojos celestes caminaba cabizbajo ante aquel ocaso, en el ambiente se sentía el verano caluroso y húmedo mientras el cruzaba nuevamente aquel puente que le trajera tan buenos recuerdos, solo eso, fugaces y etéreos fragmentos del pasado que le asaltaban en medio de su tristeza en son de burla torturándole mentalmente  como si el dolor de su corazón roto no fuera suficiente; pero, ¿qué podía el hacer?, durante toda su vida le enseñaron que el dolor no se expresa, se ahoga en nuestra garganta sin dejarle ser libre nunca, nunca…
Se acerco hasta la baranda viendo el cause del pequeño río bajo sus pies, aquel que fuera testigo de su más sincera confesión, de su secreto a voces, ese donde hizo una promesa sobre otra, sobre sangre y muerte… pero eso causa el amor, desbarata la delicada estructura de nuestras vidas reacomodando los sueños y las ilusiones sobre la amarga realidad; borra las huellas que existen en nuestra piel dejando entonces un papel en blanco para escribir una nueva y maravillosa historia.
¿Cuántos cuentos sin final?, ¿Cuántos romances que se vienen abajo a la primera ventisca?... ¿Cuántas palabras no dichas que se ahogan en nuestra garganta sin permitirnos siquiera desahogarnos?... ¿Cuánto tiempo dura el amor?
Y siguió caminando, siguió cerrando los dientes como cada día…

 

Vendo el inventario de recuerdos de la historia
Más bonita que en la vida escuche

 

Miro por el cristal de la puerta corrediza la perla flotante en medio de toda aquella oscuridad, miro y se pregunto por esa persona especial; hacía más de dos semanas que no sabía nada de él, pero se sabía culpable de aquella circunstancia por demás desagradable, sí, como siempre él y su carácter, sus exigencias, sus dudas, sus miedos… sus sentimientos confusos…

 

Vendo el guión de la película
Más triste y la más bella
Que en la vida pude ver

 

Se dejó caer en la cama sin ánimos, viendo de reojo ese aparato que no sonaba ya, esa pequeña luz extinta en medió de gritos y reclamos sin razón; era tan difícil, se moría por dentro preguntándose siempre lo mismo, ¿estaría pensando en él?

 

Vendo los acordes, la brillante melodía
Y la letra que en la vida compondré

 

Saco sus llaves de la gabardina y las coloco en el cerrojo abriendo de a poco la puerta con movimientos agónicos y cerrándola tras de si, se dejo ir ahí mismo hasta el suelo, con una pierna flexionada a medias y un brazo dejado al azar. Sus orbes se perdieron en el aire vacío, en la nada que era de ahora en adelante su compañera de andanzas… y dolía mucho, demasiado.  

 

Vendo hasta el cartel donde se anuncia
El estreno del momento que en la vida viviré

 

Se levanto más por inercia que por otra cosa y observo a detalle la estancia, hacía ya cerca de tres meses que se había mudado del viejo departamento que compartía con su amigo Kio por sus constantes quejas sobre “esa persona”: “estas muy cambiado”, “no piensas en otra cosa”, “terminara lastimándote”, “no es la persona para ti”, aquella y otras tantas eran las frases que repetía constantemente hasta que no lo soporto más y termino por irse donde no tuviera que escuchar aquello; un mes transcurrió hasta que su amigo le dirigiera nuevamente la palabra y, sin embargo, no le importaba con tal de estar a su lado…
Sí, otro pequeño trozo de su corazón se fracturo entonces abriendo accidentalmente la herida con una sensación incomoda… aún sangraba  

 

Entiendo que te fueras
Y ahora pago mi condena
Pero no me pidas que quiera vivir

 

Despertó repentinamente por décima vez en la noche creyendo escuchar el tono del móvil para chocar con el silencio de su alcoba y se su propia esencia…
Se dirigió a la pequeña pizarra de la pared y la observo meticulosamente topándose con la foto de la feria, ese día que el castaño le había seguido contra su voluntad, aquella tarde que compartió con sus amigos, esa imagen donde sus rostros capturados mostraban alegría, todos… incluso él mismo.

 

Sin tu luna, sin tu sol sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda
La noche te sueña y se burla

 

Quería gritar, mal decir, llorar de rabia e impotencia, quería sacar todo ese fuego asesino que crecía en su interior y justo cuando la llama comenzará a cesar un poco, sentir esos brazos rodeándole, sentirse pequeño a su lado, protegido… quería escuchar esas palabras para decirle que no continuará fingiendo y terminar sintiendo sobre sus labios los ajenos tomándoles con ternura…

 

Te intento abrazar y te esfumas

 

Y su vida le pareció entonces una pequeña jaula de cristal, siempre herido, siempre al borde de la desesperación, siempre hermoso…
La Luna bañada en plata seguía como fiel testigo y confidente de tantos iguales a él, agonizantes y aún así amando con locura; no hacía falta un virus, una cortada ni nada similar, él sentía morir la única vela de fe, valor, salvación… que bello sonaba el amor cuando uno se siente poeta, pero ellos mejor que nadie saben de su terrible contraparte que te acosa y lleva con él hasta los rincones de la oscuridad y la ausencia.
Sí, que importante aliado, que temible enemigo…

 

Vendo una cámara gastada que captaba la mirada
Que en la vida grabaré

 

Si tan solo… si tan solo… no, no podría soportar eso nuevamente; una vez casi salva su hermano, ahora no se quedaría a un paso de seguir adelante o caer al abismo de la desesperanza.

Vendo dos entradas caducadas
Que eran de segunda fila
Que el la vida romperé

 

Dejó a un lado sus tortuosas cavilaciones y fue a dar a su estudio, se sintió rodeado de aquellas pequeñas criaturas a escalas que llaman la atención de cualquier ser humano, esas pequeñas flores que viajan de casa en casa disfrutando de su corta existencia; tan frágiles, tan simples… tan él.

 

Vendo dos butacas reservadas hace siglos
Y ahora caigo que en la vida me senté

 

Escucho su corazón detenerse junto con las estridentes manecillas del reloj segundo con segundo, eternidad con perpetuo… y dolía, y mataba, y carcomía, y quemaba, ahogaba, asfixiaba, todo, lo absoluto tenia nombre y cuatro letras.
Sus venas se saturaron de adrenalina y sus ojos de pequeñas esferas de sal recorriendo su rostro, no cesaba… continúo tan lentamente sobre su alma que no pudo defenderse y cayo preso de todo y de nada… remembrando sus ojos, su voz… y no se olvida aunque uno quiera porque en el fondo lo que se desea es recordar con cada poro y cada célula hasta que el cáncer de ese sentimiento se lleve nuestra conciencia, pero si se la lleva se olvida…
Como es algo tan simple la mayor de las paradojas…

 

Vendo hasta el cartel donde se anuncia
El estreno del momento que en la vida viviré

 

Escucho el timbre y salió abriendo con la manija la madera y encontrando frente de si a un joven de casi diez y siente años, alto pero no demasiado, de esbelta y atrayente figura, sus negros cabellos un poco largos ensombreciendo sus dos hermosos ojos violetas enmarcados en las finas facciones de su rostro. Aún las orejas y la larga cola gatuna permanecían intactas en su lugar original pero el tiempo transcurre impasible y ya dejaba estragos en el menor que alguna vez conociera como un dulce niño de doce años.

 

Entiendo que te fueras
Y ahora pago mi condena
Pero no me pidas que quiera vivir

 

-Soubi, necesitamos hablar…
-Claro, pasa- el castaño se movió un poco cediendo paso al menor sin terminar de creer la circunstancia; el pelinegro se limito tan solo a sentarse en un sofá con los brazos sobre las rodillas y el rostro caído.
-Se… que le prometiste a mi hermano que jamás me dirías sobre las Siete Lunas y su muerte, aún así he insistido todo este tiempo y ese día… simplemente no pude aguantar más y dije cosas de más
-Comprendo
-Se que te grite que no quería verte más, que te fueras y todo eso pero… creo que me confíe de más, supuse que terminarías llamando, un mensaje, buscarme, algo pero nada… simplemente te fuiste, ¿por qué?
-Nos conocimos hace más de cuatro años Ritsuka, supuse que con el tiempo olvidarías lo de Seimei pero me equivoque
-Yo solo… quería saber, ¿por qué?
-…
-Otra vez… ¡otra vez te quedas callado importándote más él que yo!
-Ritsuka, eso no…
-¡Callate!... no quiero, no puedo escuchar más…
-Por favor, entiende
-¿Por qué?... al principio era mi hermano, por eso ya no pedí más explicación pero… todos lo decían, todos lo llamaban, me comparaban y tú… tú seguías manteniendo tus promesas
-Ritsuka…
-Soubi, por favor, por lo que más quieras, ¿qué es esto?, ¿lo haces por qué él te dijo o por qué lo deseas?
-…
-Responde… ¡Te ordeno que respondas!
-Ai shiteru Ritsuka

 

Sin tu luna, sin tu sol sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda
La noche te sueña y se burla
Te intento abrazar

 

-¿Por qué no me respondes Soubi?
-¿Qué quieres saber?
-Lo que sientes, si todo esto ha sido solo por que él lo deseaba o por qué en verdad existe algo
-Ritsuka, ai shiteru
-¡Deja de decir eso!
-No puedo, esa es la única verdad aquí
-Tengo miedo de que su recuerdo pueda más que yo
-No podría, ni su recuerdo, ni él, ni nada

 

Sin tu luna, sin tu sol sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda

 

El mayor tomo entre sus manos en rostro del pelinegro y lo beso, como aquella primera vez tiempo atrás, como en aquel parque, aquella banca, aquellas fotos… como en toda la vida junta.

 

Llorando como un día de lluvia

 

Lo abrazo como en aquel puente, como cuando el sueño le hizo ver más de lo que creyó jamás posible, como cuando por primera vez pregunto y casi muere por una respuesta incompleta… como cuando decidió corresponder libremente

 

Mi alma despega y te busca
En un viaje del que no vuelve nunca

 

¿Por qué tantas dudas entonces?, porque las comparaciones pesan demasiado con la constancia hasta que no aguatamos más el peso sobre nuestros hombros; porque eso le ocasionaba inseguridad, confusión, pánico a sus sentimientos, porque al final estaba perdidamente enamorado y eso da paso a algo peligroso, sutil y mercenario: los celos.

 

Subiré cada noche a buscar
A tu luna en mi tejado

 

Sintió como solicitaban permiso para viajar por su boca y el lo concedió rodeando con sus brazos el cuello del castaño y rodeando con su cola la cintura de este.
Se levanto del sillón y caminaron hasta parar en la alcoba principal donde se tendieron sobre las sabanas, las manos del de ojos azules viajaban apenas perceptibles por los hombros y brazos del otro delineando su silueta con cientos de escalofríos crueles y placenteros.

 

El recuerdo de un abrazo
Que aún me hace tiritar

 

Lamió con ansias el lóbulo de su oreja y repartió besos por su cuello llegando al hombro que degusto sin inhibiciones mientras la ropa desparecía como por arte de magia.

-Quédate- le susurro apenas audible en el oído recibiendo un asentimiento de cabeza por respuesta y sabiendo ambos que se refería a algo más que aquella noche de entrega; a la vida.

 

Sin tu luna, sin tu sol sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda
La noche te sueña y se burla
Te intento abrazar

 

Retomo su labor suspendida en el pequeño dialogo y con sus manos torturo un poco los dos botones rosas que frente a él se dibujaban sin dejar de besar cada centímetro de piel bajo de su cuerpo.
El menor intentaba sacar el mar de sensaciones que se acumulaba dejando que sus manos se perdieran entre la larga cabellera clara y sin saber que hacer.

 

Sin tu luna, sin tu sol sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda
Llorando como un día de lluvia

 

Continuo con su ronda hasta llegar al miembro del menor el cual probo hasta saciarse y lo preparo con toda delicadeza para terminar colocándose sobre sus piernas e iniciar oficialmente la unión como amantes terminando ambos satisfechos más que con el placer carnal con la del alma.

 

Mi alma despega y te busca
En un viaje del que no vuelve nunca

 

 

Como duele este veneno dulce…
Esta inexplicable enfermedad que todos padecemos en alguna ocasión
Como duele…
Pero como puede hacernos feliz…

 

 

 

FIN


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