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Eres perfecto por dark kirito

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Notas del fanfic:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Escrito en el móvil, errores son sin querer jajaj >///< Gracias por su apoyo a Yayoi y todos los que leen¡¡¡¡¡¡

 

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Escrito en el móvil, errores son sin querer jajaj >///< Gracias por su apoyo a Yayoi y todos los que leen¡¡¡¡¡¡

 

El cuarto príncipe da un pequeño paseo nocturno, pues a últimas fechas el oráculo no deja de hacerle vistas fastidiosas que ya le han sacado un poco de quisio, no es que no le estime, pero extraña un poco su privacidad.

Camina sin tener en mente una dirección en particular, lo único que busca es tranquilizar un poco sus sentimientos para la larga noche que se le viene por delante, pues a pesar de todo entiende que el chico en cuestión no tiene del todo la culpa de su mal humor, en realidad ha estado confundido, sus pensamientos están colmados de una sola persona, su primo, pero no logra entender la razón, tal vez esa obsesión que tiene de acabar con su vida le ha hecho mal, aunque cada vez que piensa en matarlo, siente un ligero malestar en el pecho.

El rechinar de una puerta le saca de sus pensamientos, esta muy oscuro por lo que sería extraño que alguien lograra percatarse de su presencia, aún así, se esconde detrás de un pilar, como si temiera ser descubierto, pues sin notarlo, se ha dirigido a la habitación de esa persona.

Asoma un poco la cabeza para ver a la visita del pelirrojo, y se sorprende cuando se da cuenta de que es una hermosa mujer, en verdad es bellísima, y su primo le invita  a entrar en su cuarto para cerrar la puerta tras de si.

Siente una furia y desilusión enorme, esta decidido a irrumpir en el lugar para reclamar el hecho, aunque sabe que no es asunto suyo, pero en lugar de eso, termina corriendo en la dirección contraria al tiempo que llora, tiene miedo de enfrentar la realidad, pronto se encuentra en sus aposentos, da un portazo y en la seguridad de ellos se tira al suelo de rodillas, ha despertado al sol negro con el escándalo, este iba a reclamar, pues le había despertado, pero al darse cuenta de que lloraba, decidió permanecer en silencio unos momentos, tenía mucho que no le veía así, por lo que debía de haberle pasado algo muy malo.

-¿Por qué estas de lloron? Te vez patético.

Pero el menor se negó a emitir una sola palabra, estaba confundido con respecto a sus sentimientos por Kouen, y se entero de la forma más cruel que le ama.

Sabe que no será correspondido, el mayor tiene miles de razones para no hacerlo, desde que el menor sea hostil con su persona y haya declarado en múltiples ocasiones que le odia, hasta su cuerpo, que comparado con la hermosa mujer que le ha visitado es nada, tiene cicatrices ocasionadas por el fuego por todos lados, es natural que no le elija a él.

Por eso no puede detener su llanto, duele tanto estar enamorado, pero el oráculo no es la persona más paciente de la creación, por lo que camina hasta quedar a unos centímetros de su candidato, le mira con una intensidad casi asesina, que asusta a Hakuryuu, pero al menos ahora tiene su atención.

-¿Y bien? ¿Me vas a decir que rayos te pasa?

-Vi a Kouen con una mujer.

-Eso no tiene nada de raro, es el primer príncipe, debe asegurarse de tener descendencia para el imperio, pero eso ya lo sabes.

-¡Tú no entiendes!

-¡No voy a entender si no me explicas desgraciado!

-¡Me duele verlo con ella! ¡Me enamoré!

-¿De la vieja esa?-¡De Kouen!

El mayor le miro sorprendido, al parecer se había perdido las últimas noticias, hasta donde el sabía, tenían planes para matarle, y ahora ¿su candidato estaba enamorado? ¡Y de su enemigo! ¿En dónde dejaba eso los proyectos que tenían a futuro? Aunque debía admitir que esta nueva posibilidad le tenía interesado, a lo mejor terminaba siendo algo divertido, por lo que sonrió con maldad.

-¿Y por qué no le declaras la guerra a esa zorra?

-No quiero matarla.

-No digo que la mates imbécil.

-¿Entonces?

-En una semana es el cumpleaños de Kouen ¿por qué no eres su regalo?

-¿Qué yo sea su regalo?

-Sí, como sabes el espectáculo principal son las bailarinas ¿por qué no te animas?

-Pero jamás en mi vida lo he hecho.

-Por eso no te preocupes- ladeo una sonrisa- tengo la solución.

El resto de la semana permanecieron encerrados en la habitación del oji celeste, solo salían para comer o tomar un baño, por lo que había varios curiosos, pero bastó con un incauto que casi terminó hecho brocheta por una lanza de hielo, para que nadie más se atreviera a molestar.

Lo único que salía de ese lugar eran gritos, insultos y maldiciones, lo que solo acrecentaba la duda, pero tenías que ser suicida para abrir esa puerta, por lo que naturalmente, nadie se atrevió.

Y sin más, el día de la celebración llegó, todos estaban sentados en sus respectivas mesas, el festejado, los príncipes y el sacerdote del imperio en la principal, pero faltaba que se presentará el oji celeste.

-Hermano debemos comenzar, la gente comienza a desesperarse- decía el segundo príncipe.

El pelirrojo frunció el ceño, estaba molesto, es su fiesta después de todo, si a él se le pega la gana de no iniciarla hasta que llegue su hermanastro, tiene todo el derecho de hacerlo, y no tienen porque quejarse, pero el azabache comenzó a reír un poco.

-Ya vendrá Hakuryuu, deberían dar comienzo, a lo mejor ven algo interesante.

El primer príncipe sabía que el chico se traía algo entre manos, como si no lo conociera, pero eso aplica también al sol negro que ha picado su curiosidad y ha terminado por ceder, todos los invitados se disponen a comer y beber, en tanto el, no toca su plato esperando al chico, solo toma un poco de vino para no ser descortés, pero el líquido parece ser eterno, en ese momento da inicio la música, todos dirigen sus miradas al escenario, incluso el, que esta aburrido, pero se sorprenden al ver que la primera bailarina es en realidad el cuarto príncipe, fue tal su sorpresa, que casi se atraganta con la bebida, pero lo supo disimular muy bien, el joven caminaba con un poco de timidez, tenía un hermoso traje azul cielo con detalles en dorado, muy parecido al que usan las odaliscas, que muy a su pesar deja su abdomen al descubierto, razón que le causa malestar, pues sabe que su cuerpo es imperfecto, y tal vez para muchos grotesco,  dio un par de pasos hacia atrás con la intención de huir, sospechando que el asunto era mala idea, pero pronto unos silbidos y palabras vulgares del tercer príncipe le dieron la seguridad que necesitaba.

Se paro en el escenario con aplomo mientras miraba al primer príncipe, que se veía más serio de lo normal. ¿Estaría enojado acaso? Con esa cara imposible de saber.Se armó de valor, se había esforzado demasiado como para rendirse así de fácil.

Alzó los brazos en un elegante movimiento que por su delicadeza dejó sin aliento a todos, luego dirigió de forma sensual una de sus piernas hacia adelante, tocando suavemente el suelo, que se dio cuenta estaba muy frío, pues estaba descalzo, pero esto solo le hacia ver más sensual, giró su cuerpo y extendió ambos brazos al frente, provocando que muchos de los presentes casi sufrieran un infarto, su mirada se poso en su primo que continuaba tan impacible como al principio, el se limito a sonreír de forma coqueta y continuó su bella danza con movimientos tan perfectos y maravillosos mientras el oráculo le miraba orgulloso, le había enseñado bien...demasiado bien.

Su rostro complementaba de manera angelical la escena, por el esfuerzo se había sonrojado, dándole una apariencia dulce e inocente, pero por sus movimientos también sensual, incitando al pecado.

Cada que daba algún giro en dirección al pelirrojo, le miraba directo a los ojos, de forma tan retadora, y a la vez como si implorara su amor, pero este continuaba con la misma expresión, por lo que el chico comenzaba a ponerse nervioso.

<<¿Por qué me mira así? ¿No le gustó? Como lo pensé era mucho pedir.>>

Continuó con su danza al tiempo que unas lágrimas resbalaban por sus mejillas, todos las confundieron con sudor, pero no el primer príncipe que sabía a la perfección lo que eran, aún así el joven siguió, ya no le importaba si su regalo le había gustado al mayor, se había esforzado por dárselo y no lo iba a hechar a perder por su torpeza, finalizó y el príncipe se quedó de pie con la mente en blanco, no sabía como tomar el abrumador silencio que reinaba el lugar, pero bastaron unos segundos para que se diera cuenta de que la gran mayoría de los invitados había tenido una congestión etílica y estaban tirados en el piso por borrachos, a excepción del sacerdote del imperio que se retiró para darles privacidad y el primer príncipe que se acercaba con una expresión perturbadora, decir que se veía furioso era quedarse corto.

-Feliz cumpleaños Kouen-dono, espero le haya gustado mi regalo.

-Gracias, es el mejor que me hayan hecho.

En ese momento se acercó la mujer de la otra noche, quedando muy cerca, el pelirrojo se giró para mirarla a la cara, mientras el azabache le tomó por la ropa, pues pensaba que este se iría con ella.

-Muchas gracias por dejar que me vaya del palacio, al fin podré casarme con el hombre que amo.

Y se marchó sin más, solo había ido a despedirse.

-¿Qué sucede Hakuryuu?- preguntó al notar que el menor no le soltaba.

-Yo...no...es que...tú...

-Habla bien, no te entiendo.

-Yo...se que eres el primer príncipe y que... Necesitas dejar descendencia pero- se sonroja- ¡No quiero que te vayas con nadie!

El mayor le abrazo con fuerza entre sus brazos.

-No me provoques más Hakuryuu...por favor...ya me es difícil contenerme...estoy enamorado de ti...no juegues más conmigo.

-P-pero...¿cómo puedes amarme? Te he tratado muy mal, y mi cuerpo...¡Esta lleno de cicatrices!El mayor le tomó por la cintura y le dió un dulce beso en los labios.

-Te dije que no me provocaras, ya no puedo ocultar más lo que siento, para mi eres perfecto.

El menor enrojeció completamente.

-T-también te amo Kouen-dono.

Y volvieron a darse un beso que fue interrumpido por un estornudo del cuarto príncipe, pues hace frío y no acostumbra vestir de esa manera, el pelirrojo se quita la capa y se la coloca en los hombros, el joven por su parte la acerca a su rostro, tiene el delicioso aroma de su primo.

-¿Te parece si vamos a tú habitación? Hoy quiero dormir abrazandote.

-¿Kouen-dono?

-Oh- sonríe de manera perversa- no creeras que ahora que se que me correspondes te dejare ir ¿verdad?

El menor oculto su rostro en la prenda que cubría su cuerpo, temblaba debido a la vergüenza y emoción de saber que el mayor le amaba tanto como el.

-No me dejes ir nunca Kouen-dono.

-De eso puedes estar seguro.

Y una vez más unieron sus labios en un dulce beso, para proseguir con su camino tomados de la mano, gracias al oráculo han tenido la oportunidad de conocer los sentimientos del otro, y por nada del mundo piensan desaprovecharlo.

 

Notas finales:

Hasta la próxima y una vez mas gracias por leer¡¡¡¡¡¡ >///<


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