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La Ley de la Atracción por MikaShier

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Éste es un fanfic original basado en Free! Iwatobi Swim Club, Free! Eternal Summer y High Speed!

Los personajes no son de mi autoría. Pertenecen a las series anime y la novela anteriormente mencionada.

 

Advertencias: Este fanfic es de temática Yaoi (homosexual). Si no te gusta este género, te recomiendo que no leas e insinúa Yuri (lésbico).

Toca temas como el Incesto. Tiene contenido sexual y lenguaje explícito.

 

Título: La Ley de la Atracción.

 

Autor: MikaShier

 

Personajes principales: Matsuoka Rin; 

Notas del capitulo:

Nota de autor:


¡Hola! Como lo prometido es deuda, éste Fanfic es una celebración por mis 100 seguidores c: Que, aunque sean poquitos, me hace muy feliz tenerlo. Todo aquél que me ha leído antes, sabe que Shippeo a Rin con todo lo que se mueve y, en honor a ello, me he escrito este fanfic que trata sobre un Harem, o algo así. PUEDE contener incesto, pero eso no es algo que yo apoye, así que aseguro de antemano, que Rin no se queda con Gou. Viva el yaoi, maldita sea c: Espero que esta historia sea de su agrado. A continuación dejaré los disclaimers e información de la historia, luego el primer capítulo que considero una introducción. 


Como verán, me importa poco el estrés que me llevo manejando tantos fanfics a la vez y procurar publicarlos en fecha xD Así que... Bueno, esto lo actualizaré una vez por semana hasta que Bajo la Luna termine, a menos de que este termine antes._. Bien, bien.


¡Ciao!


~MikaShier~

La Ley de la atracción

Capítulo 1

 

En ocasiones, la vida es tan aburrida que comienzas a ser consciente de lo que ocurre a tu alrededor. Tu ambiente, el lugar en el que estás. Las personas que te rodean. Una risa, quizá dos. Voces. Silencio...

 

Y entonces, en un intento de entretenerte a ti mismo, todo se vuelve más presente que nunca. Hojas cayendo, el ruido de una fuente, el cantar de los pájaros, las alas de un insecto, el viento contra tus mejillas, la respiración de alguien que pasa junto a ti. Incluso el sonido del silencio. Un irritante pitido en los oídos que llena tu cabeza.

 

Sí, definitivamente, estaba aburrido.

 

Nadar... Lo llenaba, no lo negaría. Pero no era algo que podía pasar haciendo todo el día. El cuerpo humano no estaba hecho para vivir en el agua, la piel se sobre humedecía, el aire se escapaba de sus pulmones... E incluso si nadara todo el tiempo, la vida seguiría siendo aburrida. Porque era una rutina. Una estúpida, estúpida rutina.

 

Levantarse antes del amanecer, vestirse con ropa deportiva, salir a correr por una o dos horas, regresar al edificio de residencia, darse una ducha, ponerse el uniforme, ir a alrededor de ocho horas de estudio con un almuerzo intermedio, salir de clases, comer algo, cambiarse, esperar media hora más, ir al club, dar órdenes, nadar por dos horas, quizá tres, bañarse, regresar a la habitación, tarea, acostarse para fingir reflexionar sobre lo que había sucedido en el día, y dormir para a la mañana siguiente despertar y hacer lo mismo.

 

Sí, la vida en la Academia Samezuka, para Rin Matsuoka, era una rutina.

 

Claro, a veces salía con sus amigos, sin embargo, sentía que algo le faltaba... Algo que lo hiciera sentir más vivo.

 

Y fue así como sucedió.

 

Con la reciente petición de Rei para que Rin le instruyera en los demás estilos de natación, fuera del de mariposa, la vida del pelirrojo había dado un leve giro. Y es que, después del descontento que había sucedido el año anterior, él y el ojimorado se llevaban realmente bien. Hablaban casi de cualquier cosa y discutían por las mismas, pero era más entretenido que hacer nada.

 

Sí, compartía habitación con Sousuke, su mejor amigo de toda la jodida vida. Pero por lo mismo, aunque las peleas de cada día fuesen siempre diferentes, ya se sentía rutina.

 

En una ocasión, Rei mencionó algo sobre lo ilógico que era cierta "ley" que se había vuelto popular en los últimos meses. Declaró que era completamente incierta e imposible, diciendo que la vida claramente no funcionaba de esa forma.

 

─Ley de la atracción, ¿no? ─murmuró Rin aquella vez. Sonaba a una estupidez, pero de todas formas...

 

─Sí, Rin-san. Se dice que la ley de la atracción trata sobre la energía positiva y negativa, o algo parecido. Si deseas algo con toda tu fuerza, lo atraerás hacia ti. Y obviamente eso es imposible ─murmuraba el peliazul mientras se inclinaba hacia adelante hasta tocar las puntas de sus pies, haciendo calentamiento antes de entrar a la piscina.

 

─Sí... Increíble.

 

Sin embargo, la sonrisa en el rostro del pelirrojo fue un pequeño aviso de tormenta, uno que Rei ignoró. Aquél día, Rin llegó a su habitación, sacó su computadora portátil de un cajón e investigó en internet.

 

Desear algo, ¿eh?

 

Bien, eso era muy tonto. Los deseos... cumpliéndose... Pero sus días eran tan aburridos que quizá aquello sería realmente divertido. Así que, cerrando los ojos con fuerza, recordando cosas que le trajesen una energía positiva, deseó aquello que en realidad siempre deseaba en silencio. Eso que jamás confió a sus amigos. Eso que escondía con toda su fuerza.

 

Amar y ser amado.

 

El amor era un campo minado, así que eso bastaría para sacarlo de su solitaria rutina. Aún así, un simple deseo no cambiaría las cosas. Rin lo sabía. Ser amado era algo que siempre había querido, pero nunca se había visto dispuesto a admitirlo, y no por estirar la mano sus deseos se harían órdenes. Siempre lo calló, incluso ante sí mismo. Hasta ese día.

 

Aquella noche, el pelirrojo durmió envuelto en sus sábanas, riñéndose por creer semejante estupidez y jurando que olvidaría tal tontería.

 

____

 

Los rayos solares se filtraban por la ventana y hubiese sido bueno que fuese aquello lo que despertara a Rin, como una linda princesa. O un jodido príncipe perfecto, pero no. Un líquido frío cayó en su rostro junto a algunas flores aromáticas -que había comprado su hermana, quejándose del olor a chico-, provocando así que el pelirrojo despertara enojado... y húmedo.

 

Sousuke lo observaba con una sonrisa de diversión en la cara. Rin echó las sábanas a un lado, furioso, y se levantó para tomar al pelinegro por la camisa.

 

─ ¿¡Qué demonios te sucede!? ─bramó. Sousuke rió, enarcando una ceja.

 

─Te quedaste dormido. No has salido a correr y en diez minutos inician las clases ─los rubíes en ojos de Rin brillaron con incredulidad mientras empujaba al ojician y corría al armario.

 

─ ¿¡Por qué no me despertaste antes!? ─musitó mientras la camisa de dormir era arrojada a la cama y sus pantalones caían al piso. Sousuke soltó un bufido observando aquella acción. Que poco pudor.

 

─Dormido eres agradable.

 

─ ¡Una mierda con eso! ─se puso el uniforme con rapidez y buscó su cepillo en los cajones de su escritorio─ ¿Dónde mierda está? ─El pelinegro suspiró, dejando una pequeña risa de fastidio salir de su garganta.

 

─Está sobre la mesa, idiota.

 

Rin no contestó, no podía debatir aquello. Con un suspiro de cansancio, acomodó su cabello y fue a lavarse los dientes. El pelinegro se llevó una mano a la cabeza y la golpeó ligeramente, frunciendo el ceño, ¿era él o Rin parecía radiante? Negó levemente y decidió salir de la habitación antes de volver a ser víctima del torbellino de groserías que era un Rin Matsuoka molesto.

 

Por su parte, el pelirrojo se arregló creando un nuevo récord personal, -quizá retaría a Haru a vestirse y desvestirse, para ver quien lo hacía más rápido- y salió corriendo por el pasillo que conectaba todas las habitaciones del internado, al menos los cuartos de ese piso. Por un momento se sintió observado, pero aquella sensación se desvaneció en cuanto observó el reloj de las escaleras.

 

¡Le enviarían una advertencia!

 

Ya tenía suficientes advertencias y, si seguía permitiendo que le llegasen, su expediente académico terminaría por mancharse. No iba a permitirlo. Rin Matsuoka no tenía ni una sola mancha en su expediente.

 

Su respiración era notoriamente irregular cuando al fin terminó de bajar las escaleras para descubrir que el elevador, que había estado en mantenimiento toda la semana, ya funcionaba. Refunfuñar no lo haría más rápido, así que se guardó las réplicas a su estupidez para más tarde y siguió avanzando a zancadas hacia el edificio de estudios. Definitivamente no era su día.

 

¡Al diablo que no!

 

Se había mordido la lengua con esos dientes afilados suyos y podía saborear el gusto metálico de su propia sangre, su peinado era prácticamente un nido de cabello y casi tropezaba trece veces, ¡trece! ¡El número maldito! Aunque quizá solo había casi tropezado una vez, pero era lo mismo.

 

Al final, llegó a su clase sano y salvo. Internamente, claro. Seguía distinguiendo el sabor de la sangre en su paladar, lo cual significaba que sus mordeduras si eran letales, además de que enredado en su cabello había algunas hojas de árboles y estaba casi seguro de haber pisado un chicle en el recorrido por su bienestar académico.

 

Sousuke se levantó de su asiento y se dirigió a él, dándole una palmada en el hombro y sonriendo con burla. Y bueno, no era el único al que le causaba gracia el desastre que era Rin. Si nadie reía en voz alta, era porque escuchar el humor negro de Matsuoka por las mañanas no hacía bien a la digestión.

 

─Ayer mandaron un circular mientras estabas con Ryugazaki. El profesor se enfermó y el suplente llegará en media hora ─Rin echó una ojeada al salón semi vacío─. Anda y entra, que vas a ser la burla de todos los demás si llegan a verte así.

 

Rin se tragó su orgullo y fue a sentarse en el pupitre mientras el pelinegro comenzaba a sacar las hojas de su enmarañado cabello, sintiéndose un poco culpable. El día había comenzado como una total mierda. Solo esperaba que el arcoíris le aguardara al atardecer.

 

__________

 

Con el paso de las horas, su día mejoró, aunque solo lo hizo después de empeorar un poco más. Rin se dejó caer en el piso, incapaz de llegar a la cama. Una sonrisa surcaba su rostro. Sousuke puso un pie entre sus piernas y lo miró desde arriba con un aire de burla.

 

─ ¿Por qué pareces más idiota que otros días? ─Rin cambió la palabra idiota por “feliz” en su mente y amplió su sonrisa.

 

─Lo logré. Pasé el record personal de Haru en estilo libre. Iré mañana y lo venceré.

 

─ Y estas en el piso porque...

 

─Estoy muy cansado y esto es reconfortante ─terminó por él. Sousuke asintió y caminó hacia su escritorio para sentarse en la silla y sacar sus cuadernos.

 

─Solo no olvides los deberes ─Rin rotó los ojos, cruzando los brazos bajo su cabeza y cerrando los ojos.

 

─Será solo un rato.

 

Sousuke soltó el lápiz tres horas después, quitando los audífonos de sus orejas y estirándose sobre la silla mientras un bostezo se escapaba por sus labios. No era como si le hubiesen encargado muchas cosas, pero había sido un trabajo en equipo y una parte de él quiso quitarle el peso de encima a Rin, quien yacía dormido en el piso, a quien, por más patadas que le dio, no pudo despertar. Los ojos cian del mayor se clavaron en el chico que yacía en el suelo.

 

¿Por qué su corazón latía tan rápido?

 

Tragó en seco. La camisa de Rin estaba levemente descolocada, dejándole ver parte de su abdomen. Ese pelirrojo... ¿Cuánto había trabajado para pasar de tener aspecto de niña a poseer un cuerpo tan... formado? Sonrió levemente antes de levantarse e inclinarse sobre su amigo. Pasó una mano por debajo de sus piernas y la otra por detrás de sus hombros. Lo alzó en brazos, su corazón latiendo extrañamente rápido, y lo colocó sobre la cama. La sonrisa se borró.

 

¿Por qué tenía tantas ganas de besarlo? Los jodidos labios de Rin parecían estar llamándolo.

 

Nunca en su vida había tenido sentimientos ajenos a la amistad respecto a él. Entonces, ¿por qué ahora quería tirarlo todo por la borda? No lo sabía. Pese a que se reñía mentalmente, Sousuke se inclinó sobre el rostro de Rin. Besó su frente suavemente, suspirando de manera discreta y cerrando los ojos en el proceso.

 

¿Por qué se sentía así de repente? 


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