Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Impredecible. por Hikari Namikase

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes utilizados en este fic son creacion de Fujimaki Tadatoshi, no mios.

Notas del capitulo:

Este fic fue creado para el AoKagaDay, lo subo este día por que probablemente ese día no pueda hacerlo, y como ya lo tenía listo pues lo publico de una vez c:

Espero que sea de su agrado y que lo disfruten tanto como yo :D

¡Viva el AoKaga! Amo a esta pareja y no me arrepiento de nada ewe

Sin mas, a leer c:

Un fuerte pitido era lo único que inundaba mis oídos en esos momentos. Todo lo demás, los gritos, el dolor, la desesperación, el llanto... La guerra, todo parecía desaparecer lentamente.

¿Hasta aquí iba a llegar?

Después de haber soportado tanto, ¿ese era mi fin? ¿Tan débil era?

Podía sentir la sangre escurrir lentamente por un costado de mi cabeza. Dolía y se sentía caliente. Inhalar y exhalar con calma, ese siempre era mi método para no perder los estribos. Pero ahora era tan difícil hacerlo, el estallido de aquella bomba hace unos minutos me había dañado más de lo esperado.

Cerré los ojos unos instantes tratando de eliminar ese molesto sonido, logrando disiparlo lentamente. Me senté más recto detrás de aquella pared que apenas y se sostenía a mis espaldas, recuperando lentamente mis sentidos.

¡Por supuesto que no iba a morir aquí! ¡Me niego rotundamente a perder a estas alturas! ¡Yo... Definitivamente voy a cumplir mi deber!

Sacando fuerza que simplemente me parece imposible tener, me levanto lo más rápido que puedo y comienzo a correr en buscar de un lugar para obtener una mejor vista de todo lo que está pasando.

Mientras más corro, más cuerpos de mis compañeros, inocentes y enemigos veo desechos. Todos completamente perforados un sin fin de veces por las balas. Maldición...

Enfrente de mi puedo ver cómo un edificio se encuentra medianamente en buen estado y es lo suficientemente alto como para tener una vista de lo que está sucediendo y poder ayudar.

Pero antes de poder dar otro paso hacia el edificio un enemigo se atraviesa en mi camino y me golpea directo en el rostro mandándome al suelo.

-¡Hijo de perra!-Escupí la sangre que resbalaba de mi labio y me levante justo a tiempo para detener el cuchillo que estaba a punto de enterrarme en el pecho.

-¡No vas a ganar! ¡Somos mejores que ustedes!-Me patea en el pecho y trata de volver a enterrar su cuchillo en mi cuerpo, pero me muevo más rápido hacia su lado izquierdo y le doy un fuerte golpe en la quijada, escuchando cómo está truena al ser desencajada de su posición.

Un grito bastante lastimero sale de su garganta y trata desesperadamente de hacerme algún corte pero no lo logra.

-¡No tengo tiempo para esto!-Me agacho y rápidamente giró sobre mi pie izquierdo, pateando sus piernas con mi pie derecho, haciendo que se vaya al suelo y se queje por el golpe.-Muere, basura.

Me levanto y apuntó directo a su cráneo, jaló del gatillo y su cabeza explota en mil pedazos.

Aferro con fuerza mi fusil y comienzo a correr de nuevo al edificio, subo hasta el techo, colocándome en posición al instante.

4... 8... 12... 20.

No estamos tan mal como creía. Solo 20 enemigos y suficientes soldados del ejército para acabar con esto de una vez por todas.

Gracias al lente de mi arma puedo ver que a lo lejos uno de esos bastardos trata de correr a un tanque. ¡Ja! Lo siento bastardo, pero supongo que sus estrategias acaban aquí.

Mala idea haber explotado aquella bomba, ya que lo único que lograron fue cabrearme y matar a muchos de los suyos. Esto se acabo.

Sin ninguna pizca de piedad o duda jaló el gatillo tras haber fijado el blanco. El sujeto cae directo a la tierra muerto.

Nadie se a percatado de ello y eso me da una gran ventaja. Sin perder el tiempo fijo mi siguiente objetivo y vuelvo a jalar del gatillo, repito todo aquello hasta que todos esos imbéciles caen al suelo sin vida.

Mis compañeros comienzan a ver a los alrededores tratando de encontrar una explicación, hasta que me ven en lo alto de aquel edificio. Levanto la mano y todos retroceden. Nuestra misión por el momento a terminado.

Retrocedo unos pasos y caigo de rodillas al suelo, tosiendo y escupiendo sangre. Bueno, creo que no solo mi cabeza fue la afectada. Llevo mi mano a mi abdomen y siento la humedad de la sangre, genial, simplemente perfecto. Tal vez... No lo logre después de todo.

-¡¡TENIENTE!!

Por cierto, no lo he dicho pero, mi nombre es Kagami Taiga, sirvo para el ejército de los Estados Unidos (soy el teniente de mi unidad, ¿genial no?), tengo 27 años y me encuentro en medio de una guerra en Irak. Por qué no hay mejor manera de pasar un sábado soleado, ¿verdad?

-¡¡Teniente resista!! ¡Lo llevaremos de inmediato al cuartel!-Un chico alto y azabache se acerca corriendo y pasa uno de sus brazos por debajo de los míos y me levanta, prácticamente cargándome.-¡Necesito ayuda! ¡El teniente Kagami está herido!-El habla fuerte y claro por el radio y yo siento que cada vez lo escucho y siento menos.

-Cálmate Max, voy a estar bien...-Probablemente sea mentira y este sea mi último momento, pero al menos ellos están a salvo y eso me hace sentir bien. Tal vez por eso simplemente ignoro sus gritos y me dejó ir a la inconsciencia.

-¡¡KAGAMI!!

...

 
El dolor y el cansancio me hacen darme cuenta de que milagrosamente... Sigo vivo.

No puedo abrir los ojos pero puedo escuchar perfectamente cómo algunas cosas y una persona se mueve a mi alrededor.

Seguramente es ella. Siempre cuidando de mi, aunque no lo admita, sé que se preocupa. 

Un fuerte ruido me hace mover inconscientemente el cuerpo en un ligero brinco. Alguien acaba de entrar a la habitación.

-¿Por qué aún no despierta? Han pasado 4 días...-Tenía que ser él.

-Max como no dejes de venir a joder todos los malditos días, voy a pedir que te prohiban la entrada. -La dulce y a la vez ruda voz de la doctora de nuestra unidad llena completamente la habitación.

-Lo siento... Pero, es que él siempre recupera la conciencia pronto.-Max suspira y ella solo gruñe, ahí van de nuevo.

-Una bomba estalló aún lado de su cuerpo, ¿no crees que es una razón suficiente como para que aún esté inconsciente? ¡Gracias deberías de dar por qué aún siga vivo!-Está vez definitivamente le doy la razón a ella.-No sé cómo se las arregla este cabezon para siempre salir con vida de las más peligrosas situaciones. Tsk... Seguramente es por qué tiene la cabeza dura.-Eso era totalmente innecesario.

-Jaja dices eso... Pero en realidad tú eres la que más se preocupa por él, ¿no es así?-¿Por qué a este chico le encanta provocar a la gente?

Un breve silencio inunda la habitación, para después dar paso al perfecto golpe que seguramente ella acaba de darle en la cara a Max. Este chico no aprende nunca.

-¡Duele! ¡Duele! ¡Alessa!

Un agudo dolor atraviesa mi cabeza, me hace fruncir el ceño en exceso, pero también me hace que al fin abra los ojos. Para encontrarme con la imagen de siempre que acabó en enfermería.

Alessa Evans una extravagante castaña, que es nada más ni nada menos, la doctora de nuestra unidad y si puedo presumir, una de las mejores en todo el ejército. Ya que siempre me salva la vida de mis constantes estupideces "heroicas". Se encuentra sujetando fuertemente la cabeza de mi más leal subordinado, Max Slade. Un completo cabeza hueca, dispuesto a hacer lo que sea con tal de salvar a sus compañeros, lo cual siempre me hace estar orgulloso de él.

Ambos tienen mi absoluta confianza y cariño, tal vez sean los únicos amigos reales que tengo en este lugar. Y debo decir que no los cambiaría por nada ni nadie. Hemos estado juntos desde el primer momento y hemos avanzado hasta llegar a lo que somos ahora, son como mi segunda familia, y al igual que ellos, yo doy todo por qué siempre estén a salvo en cada nueva misión.

Trató de levantarme pero simplemente no puedo, así que solo acomodo mejor la cabeza y observó con una sonrisa divertida a esos dos, viendo cómo tratan de golpearse, mientras siguen su estupida discusión. En serio a veces me pregunto cómo demonios llegaron a estar aquí si son tan idiotas.

-Joder... Seguramente siempre regreso a la vida por sus estupidas peleas y constantes gritos. Denme un respiro.-Trato de que mi voz salga lo más normal posible, pero está solo sale rasposa y muy baja.

Ambos se detienen,  giran sus cabezas para verme con ojos asombrados y llorosos, aquí viene lo peor de todo.

-¡Teniente!-Los dos se tiran encima de mí y unas cuantas lágrimas salen de sus ojos. Dios, estos no tienen remedio.

-Me están haciendo daño...-Mi voz sale aún más rasposa, aunque un poco más fuerte y divertida, siempre es lo mismo.

-¡¡¿Y cómo no te vamos a hacer daño si llegaste casi muerto?!!-Alessa es la primera en levantarse y dedicarme su mirada más fría.-¡¿Cuándo vas a aprender Kagami?!

-¿En serio vas a regañar a un soldado moribundo?-Frunzo el ceño mientras Max me ayuda a sentarme en la camilla, gimo de dolor y me encorvo un poco tocando mi abdomen que está totalmente cubierto por vendas, al igual que mi brazo izquierdo.

-¡Ya quisiera yo que estuvieras moribundo! ¡Pero eres más difícil de matar que una maldita cucaracha!-Se cruza de brazos y yo solo la observó con un ojo, entre divertido y enojado. Me gusta sacarla de quicio. Ella siempre es tan... Fría.-¡¡No te atrevas a darme esa mirada Taiga!! ¡Me estuve matando 12 horas para salvar tu trasero! ¡Al menos agradéceme! ¡¡Bastardo infeliz!!

No puedo evitarlo y suelto una risa llena de felicidad, en serio, me encanta hacerla enojar. Me recuerda tanto a él, seguramente es por sus chispeantes y enfurecidos ojos azules.

-¡¡¿Y todavía te atreves a reírte?!! ¡Yo te mato!

-¡¿O sea que solo le salvaste la vida para poder matarlo tu?!-Max se sienta en la camilla a mis pies y gira su cabeza, viendo entre divertido y agobiado como la castaña frunce su ceño y aprieta más los brazos alrededor de su cuerpo. A todos nos gusta hacerla enojar.

Lo cual es algo realmente peligroso, es decir, ella es la que nos salva la vida. Tal vez un día de estos la hagamos enojar en exceso y nos deje morir, quién sabe, como ya lo dije, ella es muy fría.

-¡¡Cállate Max!! ¡Que tú tampoco llegaste en las mejores condiciones!-Sus brazos bajan de golpe y se gira para tomar unos papeles del escritorio. Miro todo a mi alrededor y me doy cuenta de que es la unidad médica del campamento. Así que aún no hemos regresado a casa.

-¿Cómo se siente teniente?

-De mierda...-Los dos reímos y Alessa gruñe, haciéndonos reír más.-Ese golpe estuvo fuerte, pero... Sigo vivo, es lo que importa.

-Y vaya que fue un buen golpe... Tu cabeza recibió un grave daño cuando saliste volando por la explosión, tal parece que te golpeaste con una pared y eso ocasionó que tú cabeza y abdomen salieran lastimados.-Se acerca y sigue leyendo.-Tal vez había una varilla o algo por el estilo, pero algo perforó superficialmente tu abdomen. Más el gran impacto, te rompiste dos costillas y el brazo izquierdo. Además, te dispararon dos veces.

-Vaya si fue un golpe duro... Aunque no me siento tan mal como suena.-Bajo la cabeza y miro como las vendas de mi cuerpo están levemente manchadas por la sangre. Supongo que las heridas no han sanado del todo.

-Lo que me sorprende es que haya sido capaz de salir corriendo para apoyar al equipo. El golpe en tu cráneo fue duro y aún así tuviste la fuerza para levantarte...-Ella suspira y cierra los ojos, para después sonreír de lado y verme con burla.-Eso solo afirma mi teoría de que eres una cabeza hueca.

-¡¿Qué?!-Frunzo el ceño y cierro los puños, gimiendo nuevamente de dolor por haber tratado de hacer fuerza con mi brazo izquierdo. Demonios, odio cuando esto sucede.

-No hagas fuerzas innecesarias, necesitas descansar.-Se acerca con una pequeña lámpara y revisa mis ojos.-No parece haber daño ocular o trauma, ya he mandado a hacer otros análisis, todo parece estar bien. Pero por si las dudas, vamos a hacer la rutina de siempre, ¿de acuerdo?

-Tsk... Bien.-Bufo cual toro ya que odio las preguntas de rutina.

-¿Sabes donde estás?

-En la base militar del equipo de infantería, del ejército de los Estados Unidos.

-¿Sabes por qué estás aquí?-Ella anota todas mis palabras en su libreta.

-Fui herido en combate por una bomba enemiga.-Respondo entre dientes, esa es la pregunta que más me fastidia. No me gusta perder.

-¿Cuál es tu nombre, edad y rango?

-Kagami Taiga, 27 años, teniente coronel.

-¿Recuerdas si hay alguien esperándote en casa?

-Mi familia. Todos los recuerdos siguen Alessa.

-Y por último, pero no menos importante...-La miro confundido, se supone que esas son todas las preguntas. Ella simplemente mueve su mano a la libreta y levanta una fotografía hasta ponerla frente a mí mientras sonríe de manera perversa.-¿Sabes quién es esta persona?

Siento como mi cara arde y mi corazón empieza a bombear más rápido de lo normal. ¡Esta mujer!

-¡¿Cuantas veces te he dicho que no toques mis cosas?!-Estiro el brazo hasta tomar con mi mano su muñeca donde tiene dicha fotografía, pero ella lucha y me hace quejarme del dolor. Para después darme un golpe en la frente con su libreta y hacerme acostar de nuevo. La foto se va al piso.

-Eres tan adorable cuando te avergüenzas que no puedo evitarlo, además, teníamos que revisar tus pertenencias y eso lo sabes.-Su sonrisa se ensancha y me mira con los ojos entrecerrados, como le gusta joderme la vida.-¿Y bien? ¿Sabes quién es?

Yo giró el rostro huyendo de las miradas acusadoras de esos dos.

-Claro que sé quién es.-Respondo con vergüenza y los dos se acercan más, riéndose de mi. ¿Acaso se les olvida que soy su superior?

-¿A si? ¿Cuál es su nombre?-Comienzo a sudar frío, seguramente si no les digo van a molestarme aún más. Suspiro de manera ruidosa y la miro de reojo.

-Aomine... Daiki.

-Mire que tener una foto de su mejor amigo en lugar de una linda chica, eso es para dudar teniente.-Dice con burla Max mientras se topa la boca y actúa como un completo idiota.

-Dice que es su mejor amigo, pero para tenerlo tan cerca de él cada vez que sale a una misión, debe ser por algo más, ¿no crees?-Una vena comienza a palpitar en mi cien y yo quiero poder descuartizar a estos dos ahora mismo.

-¿Qué diría él si supiera sobre eso?

-¡¡Silencio!!-Gritó demandando orden y Max se para inmediatamente de la camilla y se pone recto mientras Alessa se muerde de risa.-¡Cállate! ¡Y tú!-Apuntó a Max y puedo casi jurar que está sudando frío. La reputación de no tener piedad ni misericordia con nadie, mas ser el más violento del equipo sirve de algo de vez en cuando. Y claro, ser el superior.-Mejor dame un reporte de nuestra situación actual. No estamos de vacaciones aquí, ¿entendiste?

-¡Si señor!-El realiza un perfecto saludo y luego me mira a los ojos para sonreír con gracia. Definitivamente este chico no me respeta.

...

Han pasado tres semanas en las cuales he estado recuperándome de aquel golpe. Para mi agrado, nuestra misión fue todo un éxito y ahora podemos volver a casa de forma indefinida. Al parecer los altos mandos están bastante conformes con nuestro trabajo y podremos tener un merecido descanso de todo este desastre.

Decir que estoy feliz es poco, mi principal motivo es que después de 3 años puedo regresar a casa y ver a mi familia, descansar y relajarme de toda esta locura en la cual me vi envuelto tras aceptar servir a América por tercera vez.

El segundo es que se a corrido el rumor de que recibiré un reconocimiento por esta misión, ya que mi desempeño fue mejor del esperado y las bajas en nuestra unidad fueron mínimas, lo cual es casi un milagro, teniendo en cuenta todas las fuerzas que estaban en nuestra contra. Así que eso me tiene bastante emocionado.

Y por último, pero no menos importante... Al fin voy a poder ver a Aomine. Él es mi mejor amigo desde hace unos 4 años y tal vez... Yo, sienta algo más que amistad por él. Y bueno, estoy emocionado por volverlo a ver después de tanto tiempo.

El y yo nos conocimos unos meses antes de que recibiera la noticia de que volvería a servir en el ejército. Fue en una vieja cancha de basquetbol de nuestro vecindario, nos hicimos rivales desde el momento en que empezamos a jugar, ya que él es demasiado bueno en el deporte y a mí no me gusta perder.

Desde ese primer encuentro, decidimos que nos juntaríamos nuevamente para tener una revancha, ya que obviamente yo había perdido, y  lo moleste hasta el cansancio para obtenerla.

La segunda vez que nos enfrentamos estuve a solo un poco de vencerlo, y volví a pedirle que quedáramos de vernos para tener un nuevo partido. Él aceptó ya que dijo que era una de las pocas personas que lograba entretenerlo en el juego.

Aquello solo hizo que me cabreara en una escala exageradamente alta y me propuse a derrotarlo a como dé lugar. Cabe mencionar que eso sucedió como en nuestro décimo encuentro. Es que él es jodidamente increíble en el juego. Le tengo cierta admiración, pero es algo que jamás diré en voz alta. Aunque estoy bastante seguro de que lo sabe.

Después de esos juegos, simplemente comenzamos a salir como amigos a cualquier lugar. Era tan divertido salir con él ya que todo se volvía una competencia, por qué si, a Aomine tampoco le gusta perder en nada.

No sé en qué momento él comenzó a gustarme de una manera diferente, ya que realmente no pasamos mucho tiempo juntos, pero simplemente pasó, y no me di cuenta de ello hasta un año después de haberme separado de él cuando estaba ya en mi misión aquí en Irak.

Su foto había salido entre mis cosas y me quedé observando su imagen por mucho tiempo aquella noche.

Todos los recuerdos de nuestras salidas y estupidas peleas acecharon mi mente esa noche y fue que me di cuenta, muerto de vergüenza, que él me gustaba del modo romántico.

Casi me pego un tiro en ese momento. ¿Qué tan cliché es que te guste tu mejor amigo?

Tal vez se estén preguntando que lo más lógico es que lo que me shokeara en ese momento fuera el hecho de que la persona que me gusta era un hombre, siendo yo uno. Pero la verdad es que a mi jamás me han gustado realmente las mujeres.

Son demasiado delicadas y yo soy la persona con menos tacto en el mundo. Una vez trate de salir con una chica y en nuestra primer cita la hice llorar por un comentario demasiado sincero.

Creo que fue por ese motivo, y otros tantos percances con mujeres lloronas y sentimentales, que me di cuenta de que me gustaban los hombres.

Y bueno, si puedo presumir un poco, Aomine no es cualquier hombre. Él es el hombre más terco, estupido y cabeza hueca que he conocido. Además de mi.

Pero, es tan apasionado, sincero y cálido que simplemente no pude evitar caer enamorado de él. Aunque él no lo sepa.

Y tal vez nunca lo haga. Por qué para mi desgracia, Aomine tiene novia.


...

Dos semanas más pasaron después de aquello y al fin me encuentro aterrizando en tierras americanas. La sonrisa en mi rostro es prácticamente imborrable.

-¿Tan feliz está de regresar para poder ver a ese chico, teniente?-Max me codea y yo solo quiero estrangularlo.

-Aunque no estemos en una misión ya, sigo siendo tu superior Slade. No me hagas enojar.-Lo fulminó con mi mirada, pero el solo sonríe tiernamente. Es la única persona que sabe que me gusta Aomine. Si, así de tanto confió en este idiota.

-Relájate, deberías estar feliz. Van a darte una medalla y al fin puedes quedarte en casa, ¿no es eso genial?-No puedo evitarlo y sonreí con él, para después revolver sus cabellos. Es como mi hermano menor, no puedo estar enojado con él, ni hacerme el duro.

-Si, es genial.-Ambos quitamos el cinturón de seguridad y tomando nuestra maleta salimos del avión a la pista del aeropuerto. Hay muchas personas moviéndose al rededor.

-¡Teniente Kagami!-Ambos nos detenemos al escuchar el grito y nos ponemos derechos y saludamos al hombre que se acerca a nosotros con una sonrisa.-Descansen soldados.-Bajamos la mano y el extiende su brazo y yo el mío para saludarnos. Para mi sorpresa él me acerca y palmea fuerte mi espalda.-¡Es un gusto tenerlos de vuelta chicos, hicieron un gran trabajo! ¡Felicidades Kagami, lo hiciste bien!

-Gracias mayor. Es un honor servir a mi país.-Las personas tras el sonríen al escuchar mis palabras, todos nos saludamos y caminamos al interior del aeropuerto.

-El honor lo tenemos nosotros por tener a tan buenos soldados al cuidado de nuestro país.-Enciende un cigarrillo y después de expulsar el humo me mira fijamente.-Tal parece que el rumor se esparció, pero déjame darte la noticia personalmente. La semana entrante habrá una ceremonia en memoria de nuestros compañeros caídos, y ese día se te hará entrega de la medalla de honor por haber salvado a tu equipo en el último día de batalla. Felicidades Kagami.

Todos a mi alrededor sonríen y escucho como vitorean y gritan felicitaciones. Yo sonrío de la manera más genuina y estrechó nuevamente la mano que me ofrece.

-Bienvenido a casa hijo.

-Gracias mayor, es un alivio estar en casa de nuevo.-Se ríe ligeramente y palmea mi espalda.

-Puedes relajarte ahora muchacho, te veré la semana entrante. Los detalles se te enviaran mañana. Por ahora, ve a descansar. Te lo mereces.

-Si señor, hasta pronto.-Hago un último saludo hacia él y sigo mi camino a la sala de espera del lugar.

-¡El valiente Kagami Taiga, recibe la medalla de honor tras salvar a su escuadrón de un ataque terrorista en la guerra de Irak!-Me ruborizo tras escuchar la alegre voz de Max a mis espaldas y giró para taparle la boca. Pero él me da un manotazo y se ríe en mi cara.-Es tan fácil provocarte.

-Déjame en paz Max, mira... ¿Esa chica llorona no es tu novia?-El gira demasiado rápido su cuello y yo temo por qué se rompa, pero en cuanto mira hacia atrás y observa a su novia, lo único que rompe es su llanto silencioso.

Él está jodidamente enamorado de esa chica y me alegra darme cuenta de que ella lo estuvo esperando hasta ahora después de tanto tiempo.

-Te veo después Slade, pórtate bien.-Palmeo su espalda, dándole un ligero empujón y el sale corriendo para abrazar y alzar a su novia en el aire, llenándola de besos. Sonrío un poco enternecido por la escena al igual que muchos a mi alrededor y me giró para buscar a mi familia.

Cuando levantó la mirada soy incapaz de dar otro paso, frente a mí, están esos ojos azules con los que he soñado cada día durante dos años.

Está más musculoso y tal vez más alto de lo que recuerdo. Tiene los ojos vidriosos y su respiración está completamente acelerada. ¿Acaso estaba buscándome?

Su ropa es casual y pareciera que acaba de bañarse. Tras él puedo ver cómo mi pequeña familia camina un poco rápido acercándose.

-¿Tan desesperado estabas por verme Ahomine?-Sonrío de manera arrogante y espero que él me conteste igual. Pero para mi sorpresa él solo frunce el ceño fuertemente, camina a grandes zancadas hacia mi y se lanza a abrazarme demasiado fuerte, lastimando mi brazo en el proceso.

-Estas vivo...-Mi corazón estalla en felicidad y tristeza al escuchar su voz quebrada y sentir como su cuerpo tiembla levemente. No lo puedo creer. Está llorando.-¡Grandísimo cabrón, ¿por qué dejaste de escribir?!

Levanto mi mano derecha y acaricio su cabeza, mientras respondo al abrazo con mi brazo lastimado.

-Lo siento, la situación se complicó y no pude seguir escribiendo.-Hundo mi cara en su cuello y sin poder evitarlo todo mi ser se llena de su olor, diablos, como deseo besarlo.-Lamento haberte preocupado.

-Al menos... Estás aquí.-Para mi desdicha me aleja de su cuerpo y veo cómo se seca rápidamente las lágrimas y sonríe de esa manera tan Espectacular y seductora que posee.-Bienvenido, BaKagami.

Alza su puño y yo el mío, chocando levemente estos como siempre lo hacemos.

-¡Taiga!-Rápidamente me veo envuelto en los pequeños y delgados brazos de mi madre, a pesar de ser tan pequeña me aferra a ella con una fuerza tremenda. Yo correspondo a su abrazo y beso su cabeza con cariño mientras ella solo rompe en llanto y me repetí lo orgullosa que está de mi, lo mucho que me ama y lo que se alegra de que este de regreso.

-Bienvenido hijo.-Sin soltar a mamá, levantó la vista para encontrarme con los ojos llorosos de mi padre, que solo levanta la mano y me revuelve el cabello, igual que como lo hacía cuando tenía 5 años. Él no es de muchas palabras, pero solo con ese gesto me da a entender que también está feliz de que regrese a casa.

Sonrío hacia él y siento como una pequeña fiera se aferra a mi cadera y llora inconsolablemente mientras me dice lo estupido y grosero que soy por no contestar las cartas.

Suelto despacio a mi madre y me giró para poder encarar a esa mocosa de 16 años que me mira como si fuera lo mejor en el universo. Mi preciosa hermana menor, Mitsuki.

-Si lloras tanto te vas a poner fea y nadie te va a querer.-Ella solo llora más fuerte y me da un golpe en el abdomen que me hace cerrar los ojos por el dolor y maldecir entre dientes.-¡Demonios Mitsuki!

Ella se lleva las manos a la boca y si es posible llora aún más al darse cuenta de que estoy herido. Dios... Esta familia.

-Deja de llorar mocosa, estoy aquí y estoy bien. No voy a ir a ningún lado.-La abrazo por los hombros y ella aferra sus delicados brazos a mi cadera en un cariñoso abrazo, haciéndome sentir nuevamente querido.

-¡Ni si quiera pienses en regresar a allá Taiga! ¡Está fue tu última misión!-Ella restriega su cara en mi pecho y yo sonrío acariciando su cabeza y besándola.

-Tranquila princesa, esta fue la última vez.-Mitsuki brinca de la felicidad y sin dejar de abrazarme camina hacia nuestros padres para unirlos al abrazo mientras celebra su "victoria" de mantenerme aquí.-Bueno, ahora que ya pasó el drama y los saludos. ¡Por favor vamos a comer! ¡Me muero por unas hamburguesas con queso!

-¡Tú solo piensas en la comida hermano!-Ella hace un puchero y aprieta los puños, viéndome de manera reprobatoria.

-En eso estoy de acuerdo con la pequeña diabla, BaKagami. Tu estómago es más grande que un pozo.-Aomine se recarga en mi hombro izquierdo y yo frunzo el ceño en señal de dolor.

-¡Ten cuidado idiota! ¡¿Qué no vez que tengo vendado el brazo?!-Frunzo el ceño y quitó su brazo de un manotazo. La verdad es que no duele tanto, pero su cercanía me tiene algo histérico después de ese abrazo.

-¡¿A quién le dices idiota?! ¡Estupido!

-¡¿Ah?!-Los dos nos miramos a los ojos sacando chispas por los insultos y cuando estamos a punto de irnos encima él uno del otro, mi hermana se pone en medio y nos separa poniendo cada mano en el pecho de los dos.

-¡Dejen de armar escándalo! ¡Dios qué vergüenza, todo el mundo los está viendo!-Miro de reojo a mi alrededor y veo cómo la gente se ríe y señala a donde estoy. Diablos, qué pena.

-¡Solo vámonos ya!

Aomine mete las manos en sus bolsillos y camina unos pasos hasta quedar aún lado de mis padres para caminar junto con ellos.

Por cierto, olvide mencionarlo. Aomine es un chico un par de centímetros más alto que yo o tal vez más, debe medir al rededor de 1 metro 95, tiene 27 años igual que yo, su piel es de un exótico color chocolate para alguien que es de Japón, pero no por ello luce mal. en realidad es todo lo contrario, creo que es lo que más atractivo lo hace, aparte de su trabajado y musculoso cuerpo. Su cabello es corto y de un azul eléctrico al igual que sus ojos.

Los cuales son los que más me gustan de él. Son como un profundo y turbulento océano que solo me invitan a ahogarme en él.

Joder... Seguramente si alguien leyera mis pensamientos me moriría de vergüenza. Pero, es que al verlo nuevamente solo confirmó que él en verdad me gusta. Y, que realmente lo quiero. Aunque no pueda ser.

-¡Hermano vamos!-Mitsuki me traer de regreso a la realidad, colgándose de mi brazo derecho y jalándome con los demás para salir del aeropuerto.

Es bueno estar de regreso.

...

-Uff... Hace tanto que no comía de esta manera. ¡Las hamburguesas de América son las mejores!-Abro la puerta de mi departamento y dejó pasar a Aomine primero.

-En serio que no puedo creer que hayas comido al rededor de 30 hamburguesas. ¿Cómo es posible que puedas comer así?-Como si fuera el dueño del lugar se mete a la cocina y se recarga en la barra de esta mirándome de brazos cruzados.

-Supongo que el hacer tanto ejercicio y el no haber comido una buena hamburguesa hace tanto tiempo me ayudó.-Respondo con humor, dejando mi maleta aún lado del sillón y caminando a la cocina para tomar un poco de agua.

-Hey... Kagami.

-¿Mm?-Giró sobre mis talones y mis ojos se abren con sorpresa al ver que el está demasiado cerca de mi.-¿Q-qué quieres?-Trato de alejarlo, empujándolo por el pecho pero solo hago que el tome mi mano entre la suya y me jale para dejarme aún más cerca.-Aomine, que...

No puedo decir nada más por qué el simplemente no me dejo. Jalándome de la nuca y acercándose completamente a mi, junto sus labios con los míos, dejándome en completo shock.

No puedo mover ni un músculo, parece como si mi cerebro se hubiera fundido en ese momento.

Ni la más terrible de las situaciones cuando estaba en la guerra me había dejado tan congelado como esto.

No reaccione hasta el momento en que el movió su cabeza y su lengua paso lentamente sobre mis labios.

-¡¿Qué demonios crees que haces?!-Por acto reflejo me aleje de él, estrellándome contra el mueble mandando al suelo el vaso en el cual estaba bebiendo agua.-¡Demonios!

Iba a moverme para buscar la escoba y recoger el desastre, pero los brazos a mis costados no me dejaron salir. Levante la vista y ese océano turbulento me atrapo inmediatamente. Arrastrándome y llevándome a lo más profundo de él.

-¿Qué crees que haces?-Mi voz salió baja y un tanto sumisa, su mirada siempre a logrado cohibirme, y ahora que siento que realmente me está viendo, me pone mil veces peor.

-Lo que quise hacer desde el momento en que supe que te irías.-Vuelve a acercarse y roza sus labios con los míos haciéndome temblar y jadear muy despacio.-No me digas que no sientes nada por mí... Por qué no voy a creerte.

-Aomine yo...

-Solo cállate y déjame besarte, idiota.-Sus manos se mueven directo a mi cadera y me acerca a su cuerpo, transmitiéndome su calor y haciéndome sentir su deseo.-Taiga...

Diablos... Este hombre va a matarme. Levanto mis manos hasta ponerlas en su nuca y lo jalo hacia mí para poder besarlo. ¿A quién quiero engañar? Podría brincar en un pie en este momento. El quiere estar conmigo, así que no me detengo a pensar en las consecuencias y estampo mis labios en los suyos para besarlo de una manera demasiado necesitada.

Por qué lo necesito, por qué lo deseo... Por qué lo quiero más de lo que me gustaría admitir.

Su mano se mueve lentamente hacia arriba y me pega más a su cuerpo, besándome con fuerza y metiendo su lengua en mi boca me hace jadear. Me hace desear más y me complace al instante bajando su mano apretando con demasiado deseo y fuerza mi trasero, juntando nuestras erecciones por encima de la ropa, haciéndome gemir en medio del beso.

Siento que el corazón se me va a salir por la garganta, late tan rápido que me da vergüenza pensar que él lo pueda sentir. Pero todas mis preocupaciones se van en el momento en que el muerde mi labio y baja sus manos hasta mis muslos y me alza hasta ponerme encima del mueble a mi espalda.

-Joder... Tus jadeos me van a volver loco...-Siento como mis mejillas arden por la vergüenza y él me mira fascinado y divertido.

-Cállate y continúa antes de que me arrepienta.

Aomine sonríe y se acerca para besarme de manera salvaje nuevamente, moviendo sus manos encima de mi ropa, desabrochando la y mandándola lejos al instante.

Me mira con un brillo demasiado potente en sus ojos, pero frunce el ceño al ver las múltiples heridas en mi cuerpo. Con mucha delicadeza toca cada una de ellas y me mira a los ojos preocupado.

-¿No duele?-Su dedo índice se mueve lentamente por una de las heridas más marcadas, provocándome puro deseo en vez de dolor.

-No... Estoy bien, tranquilo.-Me acerco despacio a su rostro y junto mis labios de manera dulce a los de él. Me corresponde con más fuerza y acaricia con más confianza mi cuerpo.

Sus labios bajan con una lentitud que me hace desesperar por mi cuello, el cual se encarga de dejar lleno de besos húmedos y una que otra mordida, claramente dejando una marca.

Es un imbécil.

Cuando sus labios atrapan uno de mis pezones yo pierdo la cordura inmediatamente, todo pensamiento lógico desaparece y simplemente me entrego al placer, disfrutando de su muy experta lengua y sus manos que se encargan de quitarme el pantalón y tocar mi pene por sobre la ropa interior.

-Si vamos a hacer esto hasta el final... Vamos a la habitación...-Digo en medio de jadeos y gemidos. Definitivamente no tengo ganas de tener sexo en medio de la cocina, es demasiado incómodo. 

-Si señor...-Dice en mi oreja en un tono bajo e insinuante. Demonios, este hombre solo logra excitarme más y más.

Enredo mis piernas en su cadera y mis brazos en su cuello besándolo nuevamente y mordiéndolo un poco, emocionándome al escucharlo gruñir.

Él me toma por el trasero y me baja lentamente haciéndome sentir lo muy excitado que está. No puedo evitarlo y jadeo fuertemente separándome de su boca, dejando que sus labios se muevan nuevamente por mi cuello. El camina sin siquiera ver por dónde va hasta mi habitación, entra demasiado rápido y se tira conmigo a la cama, dejándome debajo de su cuerpo y con la espalda pegada al colchón.

-No tienes idea de cuantas noches he soñado con esto...-Se hinca en la cama y se quita la camisa y se desabrocha los pantalones, dándome una excelente vista de su cuerpo. Yo me muerdo el labio y me siento en la cama para poder besar su pecho y su abdomen, mientras bajo mi mano con algo de vergüenza y lo toco por encima de su ropa.

-Supongo que las mismas que yo lo he hecho... Así que deja de hablar y mejor sigue con tu trabajo.

Estoy muerto de vergüenza pero eso no me hace detenerme a pensar demasiado mis palabras ni mis actos. Por qué me muero por tocarlo, por qué me toque, por hacerlo con él.

Por qué me encanta este hombre y por qué es demasiado sensual para poder poner resistencia.

-Taiga...-Mi nombre sale en un jadeo de sus labios cuando siente como bajo su ropa y toco con mi mano su piel desnuda.

Esta caliente y demasiado duro. De la punta de su miembro salen unas pequeñas gotas de líquido que dan a entender lo deseoso que está, haciéndome sonreír y moverme bajo su cuerpo hasta poder lamer aquel pedazo de carne tan caliente.

Él tiembla ante mis actos y jadea mientras una de sus manos se va a mi cabeza. El acto solo me hace sonreír de manera arrogante, el está deseando que lo haga y eso de algún motivo me hace sentir bien y poderoso.

Sin muchos preámbulos meto su miembro en mi boca y comienzo a succionar despacio metiéndolo y sacándolo. Excitandome en demasía al escuchar como de su boca solo salen jadeos y un que otro gemido.

Su cuerpo tiembla bajo mi toque y yo no puedo sentirme más feliz.

-Kagami...-Su mano se desliza hasta mi trasero, baja sin delicadeza mi ropa interior y roza con la punta de sus dedos mi entrada haciéndome gemir fuertemente aún cuando su pene esta totalmente dentro de mi boca.

Todo mi cuerpo tiembla bajo su toque y mi vista se pone borrosa debido a la excitación. No puedo evitarlo y bajo mi cadera hacia sus dedos, lo deseo, quiero que me posea. Y lo quiero ahora.

Chupo más fuerte su miembro y muevo la lengua haciendo que sus piernas tiemblen y que un dedo se hunda en mi interior.

Cierro los ojos con fuerza y unas cuantas lagrimas de puro placer se resbalan de mis ojos. Hace tanto que deseaba esto.

-Me preguntó... ¿Qué dirían tus subordinados si te vieran ahora?-Pregunta el en un tono arrogante mientras toma con su mano libre mi barbilla y me aleja de su miembro mientras jadeo fuertemente.

Levanto la vista y siento como un dedo más entra en mi cuerpo haciéndome jadear más fuerte y derramar unas lagrimas más.

-Que dirían si te vieran así... Tan sumiso... Tan débil...-Mis dedos se aferran a sus muslos y mis piernas tiemblan al sentir como sus dedos rozan un lugar demasiado sensible en mi interior, que me hace babear de puro placer.-Joder Kagami...-Su agarre en mi barbilla se hace más fuerte, haciendo que me apoye más en sus piernas y levante el torso hasta quedar más cerca de su rostro. Dejándome ver su retorcida sonrisa sensual, y esos turbulentos ojos azules que brillan de puro placer y emoción.-No dejaría que nadie más te viera de esta manera. Eres mío.

No puedo evitarlo y grito fuertemente cuando un tercer dedo entra en mi y pega directamente en mi próstata. Cierro los ojos entregándome completamente al placer, todo mi cuerpo tiembla bajo su toque y me corro escandalosamente en las sabanas. Gritando fuertemente su nombre, enterrando mis dedos en sus piernas y sintiendo como me jala del rostro, estampando sus labios en los míos, besándome de una manera necesitada.

Saca sus dedos de mi interior y me acomoda nuevamente en la cama, dejándome debajo de él, con las piernas abiertas y los brazos por encima de mi cabeza, entrelazando sus dedos con los míos en un agarre totalmente posesivo.

-Daiki...-Todo mi interior está demasiado alterado, mi respiración esta acelerada y mi corazón duele de una manera deliciosa.

-¿Si?-Su voz es ronca y profunda, me provoca y lo sabe. Mueve su cuerpo despacio hasta rozar su miembro con mi trasero haciéndome temblar de deseo.

-Solo hazlo y deja de provocarme tanto...-Sus manos no me dejan mover mis brazos pero muevo mi torso hacia arriba, atrapando ente mis dientes el lóbulo de su oreja, mordiéndolo despacio y de forma sutil, provocando que gruña y se pegue más a mi haciéndome jadear y gemir.

-¿Lo quieres?-El sigue moviendo su cadera, su miembro resbala de una manera demasiado deliciosa y embriagante por el medio de mi trasero que me hace gemir como una maldita prostituta. Cuanta humillación. Mi espalda se arquea cuando la punta de su miembro queda en mi entrada y yo solo bajo la cadera tratando de que entre de una vez por todas en mi.

-Solo muévete y entra ya maldición...-Jadeo más fuerte y el empuja su cadera hacia mi, mientras yo hago lo mismo, sintiendo como con algo de dificultad su pene entra lentamente.-¡Ah!

Abro más mis pierna y un grito bastante fuerte sale de lo más profundo de mi garganta cuando siento como de un solo movimiento él se hunde completamente en mi interior.

Mueve su cabeza y sin soltar ningún momento mis manos me besa de esa forma tan salvaje y embriagante, moviendo lentamente la cadera, provocando que las lágrimas salgan de mis ojos debido al placer y dolor.

Apoyo los pies en la cama y muevo mi cadera encima de la suya en busca de más contacto. No es suficiente, necesito más. Necesito calmar el calor desbordante que siento por todo el cuerpo.

-¡Aomine!-No puedo hacer otra cosa más que gemir y gritar una y otra vez su nombre, descontrolándome por completo bajo su intensa mirada, moviendo la cadera de manera desesperada y babeando al sentirme tan completo y satisfecho de estar al fin con él de esta manera.

-Kagami...-Suelta mis manos y baja lentamente una de ellas por todo mi cuerpo hasta ponerla en mi trasero, mientras que la otra me sujeta de la nuca y me obliga a levantarme para dejarme sentado encima de sus piernas. Abro los ojos y gimo mucho más fuerte que antes, su miembro está tan dentro de mí y siento cómo me llena completamente. Es una sensación asfixiante. El calor es demasiado, siento como si fuera a correrme de nuevo.-Cálmate...

Me obliga a moverme despacio y me besa con una dulzura que no creí que fuera capaz de poseer.

-Aomine... Por favor, necesito... Yo...-Soy un completo desastre de lagrimas y gemidos que solo se concentra en aferrarse a él por el cuello mientras mi cuerpo solo grita y pide más.

-Lo sé, cariño...-Su mano baja hasta mi cadera y sale de dentro de mi, yo protesto en seguida, pero su mirada brillante me hace saber que seguramente va a acabar conmigo justo ahora.

Con un movimiento rápido y brusco me deja con la cara pegada al colchón y el trasero al aire justo frente de él.

-Si tan solo tus subordinados te vieran ahora...-Sus manos atrapan mi trasero y lo aprietan con fuerza, abriéndolo y cerrándolo. Mientras mis manos se cierran fuertemente sobre las sabanas y jadeo por lo deliciosa que me resulta aquella acción.-Nadie creería que el gran Kagami Taiga podría verse de esta manera... Tan sumiso y pasivo...-Con cuidado abre mi trasero y entra sumamente despacio en mi, mi respiración se corta y un casi inaudible jadeo sale de mi garganta.-Cariño te vez tan bien así...-Baja su pecho hasta que queda pegado a mi espalda y me toma del mentón para besarme lentamente mientras mueve su cadera haciéndome llorar nuevamente.

-Aomine por favor...-Mi corazón se está volviendo loco y hay una sensación aún más dolorosa y exquisita viajando por todo mi cuerpo. Todo este acto es demasiado sensual, él es capaz de encenderme con solo una mirada.

-Deja de rogar Taiga... Eres un completo y delicioso desastre.-Mis ojos se abren y un grito sale de mi garganta, cuando él me da una fuerte palmada en el culo y se hunde hasta el fondo con una violenta estocada. Joder, esto definitivamente era el cielo.

-De ... Nuevo ...-Mi voz sale entrecortada y llorosa. Definitivamente soy un desastre. Puedo sentir su sonrisa en mi espalda y como se hunde nuevamente en mi de esa forma violenta y salvaje que me hace abrir la boca y jadear por aire.

-Eres una caja de sorpresas Kagami... Una muy peligrosa y seductora.-Su mano vuelve a impactar en mi trasero y se mueve con más rapidez dentro de mi.

Definitivamente voy a morir de placer. Cierro los ojos, mis manos se aferran con más fuerza a la sabana, muevo la cadera para recibir sus estocadas de la mejor manera posible y mi cuerpo tiembla y se contrae más a cada momento.

Esto en definitiva no es para nada como lo espere, es mil veces mejor.

Los gritos que salen de mi garganta son cada vez más Fuertes y en un intento desesperado por acallarlos hundo la cara en la almohada y me desespero al sentir como él me embiste de una manera más violenta y deliciosa.

-Mírame... No escondas el rostro.-Una de sus manos agarra mi cabello y me obliga a voltear el rostro, estoy tan sonrojado que me arde la cara. Mi boca está totalmente abierta, estoy babeando y llorando por culpa de este idiota que me enamoro hace años sin hacer absolutamente nada.-Joder... Eres una maldita droga.

Cierro los ojos y grito fuerte cuando vuelve a tocar ese punto tan sensible. No voy a poder aguantar más. Es demasiado.

-Taiga...-Aomine me abraza por la cadera sin dejar de moverse y se agacha hasta que su boca queda en mi oído, dejándome escuchar perfectamente sus jadeos y los pequeños gemidos que salen de su garganta cada vez que se hunde en mi cuerpo.-Te quiero...

-¡Daiki!-Mis piernas tiemblan de una manera exagerada y nuevamente explotó en mil pedazos bajo su toque.

Él gruñe y me muerde fuertemente el cuello hundiéndose de una manera exageradamente rápida dentro de mí hasta que siento como algo caliente inunda mi ser haciéndome gritar y que mis piernas vuelvan a temblar fuertemente.

Esto es demasiado... Mi corazón va a explotar.

Su brazos se aferran al rededor de mi cuerpo y me acerca a él, besa con demasiada dulzura mi frente y apoya la barbilla en mi cabeza.

-No tienes idea de lo feliz que estoy de que hayas regresado...-Sus largos dedos acarician con ternura mi cadera y yo solo me dejo adorar en sus brazos.

-Te quiero.

-Lo sé... Perdóname por no haberlo notado antes de que te fueras. Aunque tal vez así debió ser.-Besa mi cabeza y mi corazón se vuelve a acelerar de esa manera dolorosa y deliciosa.-Sufrí demasiado todo este tiempo pensando en que no volvería a verte. Todos los días pensaba que tú estabas ahí afuera arriesgando tu vida y yo... Estaba aquí, muriendo por qué regresaras y poder decirte lo que no pude cuando te tuve de frente por qué no quise aceptarlo.

-¿Qué?-Levanto la cabeza y mis ojos chocan nuevamente con ese océano que ahora se encuentra en calma, pero que aún así brillan de emoción.

-Me gustas desde el momento en que te conocí.-Su sonrisa es tan genuina y preciosa que me contagia al instante y provoca que me sonroje también.-Eres adorable. Te quiero tanto.

No me deja contestar y captura mis labios nuevamente entre los suyos. Tocando todo mi cuerpo con demasiada delicadeza. Dios, definitivamente esto es el cielo.


...

Han pasado dos meses desde aquel regreso y aquella noche tan... Apasionada que tuve con el que ahora es oficialmente mi pareja.

Resultó ser que después de que nos conociéramos, Aomine terminó con su novia. ¡Y el muy bastardo no me lo dijo!

De una manera muy adorable y bastante cómica terminó por aceptar que la había botado por qué se enamoro de mi. Escuchar aquello de su boca me hizo extremadamente feliz y también, que me burlara de él por ser tan cursi y vergonzoso.

Lo cual nos llevó nuevamente a otra loca sesión de pasión en la cama.

Realmente este tiempo a sido solo mío y de Aomine, todo el tiempo que él y yo no estamos trabajando es solo para nosotros.

Por cierto, para mi sorpresa, Aomine se hizo policía cuando yo me encontraba de servicio. Fue una gran noticia ya que él me había contado que siempre quizo trabajar en ello al igual que su padre. Así que estaba feliz por qué él trabajará en lo que siempre había deseado.

Estaba muy orgulloso de él ya que a pesar de tener poco tiempo le iba bastante bien y se encargaba de casos importantes. Era muy bueno en lo que hacía, tenía buen juicio y nunca exponía a sus compañeros ni a los civiles. A pesar de verse tan estupido en realidad tenía grandes habilidades para el trabajo.

Además, el uniforme me hacía perder completamente la cordura, al igual que a él, el mío.

Todavía recuerdo la siguiente semana después de mi regreso, cuando tuve que ponerme el uniforme de gala para recibir mi medalla, después de la ceremonia y todo el protocolo, él me arrastró a el que ahora es nuestro departamento y no me dejo salir en dos días.

Nunca había estado tan cansado. Hasta el entrenamiento del ejército me parecía blando en comparación con el maratón que me había hecho pasar en la cama Aomine. Es una bestia insaciable.

Pero bueno, no es algo de lo cual me queje demasiado. Me gusta.

En fin, no es algo que sea relevante. Ahora solo me encuentro tranquilamente dando clases a los nuevos aspirantes del ejército. Sigo manteniendo mi rango y la idea de embarcarme en una nueva misión no me es tan indiferente.

Pero por el momento solo me concentro en ayudar a los nuevos francotiradores. Mi especialidad.

-¡Teniente!-Max como siempre se cuelga de mis hombros y me zarandea de lado a lado.-Vayamos a beber.

-Lo siento Max pero no puedo, estoy ocupado.

-Geehz... Seguramente tiene una cita con el oficial Aomine.-Me giró totalmente ruborizado y le doy un golpe en la cabeza.

-¡¿Quieres cerrar la boca?! Ya sabes que eso es algo secreto.-No es como si se viera muy bien que un teniente de alta reputación sea gay.

-Ya entendí, lo siento. Será otro día, ¿sí?-Pregunta con su inagotable sonrisa dulce.

-Si, lo prometo.-Chocamos los puños y él se despide alzando la mano.

Cuando terminó de acomodar todos mis papeles, salgo de mi oficina y cierro con seguro.

No es que vaya a ser algo especial con Aomine, solamente quiero cenar con el hoy. Por eso comprare algunas cosas para hacer su comida favorita.

Lo sé, puedo ser muy cursi y empalagoso, pero es que me gusta este tipo de cosas. Después de haber estado separado de él por tanto tiempo, solo quiero estar a su lado.

Camino tranquilo por las calles hasta que unos disparos y gritos me hacen correr en dirección contraria a todas las personas que corren histéricas.

-¿Qué está pasando?-Preguntó en cuanto miro a un oficial de tránsito.

-Señor por favor retírese del lugar, es mejor que se ponga a salvo.-Me mira con el ceño fruncido y trata de hacerme retroceder.

-Teniente coronel Kagami.-Digo en automático sacando mi tarjeta. Él se queda en shock un momento y luego me deja pasar explicándome la situación.

Al parecer un grupo de desconocida reputación está tratando de robar un banco. Hay demasiados rehenes y ellos están armados hasta los dientes.

-Al parecer el oficial Aomine está dentro del edificio y trata de controlar la situación, no sabemos nada más ya que su radio fue destruido.-Mi corazón se vuelve loco y mi cerebro parece fundirse ante la última noticia.

¿Qué Aomine está adentro solo?

Mi respiración se acelera y trató de calmarme lo más que puedo y pensar en un plan rápido. No le puede pasar nada malo a Daiki, él definitivamente saldrá bien.

-¿Tienen fusiles de largo alcance? Puedo situarme en el edificio de enfrente y dispararle a los ladrones desde la distancia sin tener bajas.-Digo firme tratando de no ponerme demasiado histérico.

-Ya hay francotiradores en el edificio de enfrente, pero si usted desea ir y apoyar a los oficiales sería de gran ayuda. Sabemos quién es usted.-El oficial me sonríe y yo le sonrió de vuelta.

-Entonces iré a apoyarlos, gracias.

Él me desea suerte y yo salgo disparado al edificio para poder saber qué demonios está pasando. Pensar en que Aomine está en peligro me pone demasiado histérico. Tiene que ser una pesadilla.

Después de pasar a unos cuantos oficiales y explicarles la situación llego hasta un piso lo suficientemente alto que me da vista de el interior del banco.

En efecto, Aomine está dentro del lugar. Sigue vivo, pero está golpeado y se encuentra de rodillas en el suelo, frente a él un tipo le apunta con una pistola y le grita que lo ayude a salir del lugar.

Obviamente mi orgulloso moreno lo ignora y simplemente le da una sonrisa arrogante, para después levantarse, escupirle en la cara y decirle que se pudra.

¡Imbecil! ¿Acaso no piensa en que tiene a alguien que espera por el? ¡Cómo se atreve a provocar a alguien que le está apuntando con un arma!

Sin perder demasiado el tiempo jaló el gatillo y miro por el lente como el sujeto que le apuntaba a Aomine cae de espaldas al suelo.

-¡Fuego!-Gritó totalmente enfurecido y los dos francotiradores a mi lado disparan a los otros dos ladrones dentro del lugar, mandándoles de igual manera al suelo.

El lugar se llena de gritos y las personas festejan que todo haya salido bien. Los chicos que se encuentran en el edificio me felicitan y me dan las gracias por la ayuda. Yo solo les digo que cumplo con mi deber y les regreso la gratitud por haberme dejado participar.

Salgo del edificio aparentando una calma que no tengo y camino más rápido al ver cómo Aomine sale del lugar mientras ayuda a los rehenes.

-¡¡Te juro que no te golpeo por qué ya estás lo suficientemente mal!! ¡¿Qué crees que estabas haciendo Aomine?!-Me paro enfrente de él y lo empujó del pecho.

-¿Que estás haciendo tú aquí?-Me pregunta lleno de duda.

-¡Salvando tu trasero!-Siento como me desarmo por dentro de la felicidad. Él está bien.

-¡oh! ¿Así que tú eres del que todo el mundo está hablando?-El se acerca sonriendo de lo más feliz y se apoya en uno de mis hombros.-Pues gracias por salvar mi vida teniente, supongo que debo de agradecérselo de alguna manera.-Sus pestañas revolotean bellamente y su gesto es como el de una princesa en peligro.

-¡No seas estupido! ¡Ya deja de jugar y mejor termina tu trabajo para poder irnos a casa!-Me ruborizo por su acto infantil de damisela, pero ya sé que significa todo aquello. Ahomine tenía que ser.

-Relájate, estoy bien y todo salió...-Mis ojos se abren en pánico al igual que los de Aomine y siento como algo caliente impacta en mi rostro.

Los gritos histéricos de la gente me parecen tan lejanos e irreales.

Todo parece una pesadilla, eso tenía que ser. Un mal sueño.

-Supongo que te falto uno...-Su sonrisa arrogante está cubierta por la sangre que acaba de escupir sobre mi.

-¡¡AOMINE!!-Mis ojos inmediatamente se llenan de lágrimas y mis manos tiemblan en exceso cuando atrapo su cuerpo en el aire. Alguien acaba de dispararle por la espalda.-¡NO! ¡Por favor no Aomine! ¡No te vayas! ¡MÍRAME!

-Lo siento...-Vuelve a toser y la sangre sale a borbotones por su espalda, pecho y boca.-Supongo que la misión no fue un éxito después de todo.

-¡¡AYUDA!!-Me desespero y veo hacia todos lados en busca de algún doctor, a lo lejos veo cómo vienen y corren con una camilla.-¡Aomine resiste! ¡No cierres los ojos! Por favor... No me dejes...

Las lágrimas salen sin control de mis ojos mojando el rostro totalmente pacifico del amor de mi vida.

-Perdóname... No era mi intención dejarte...-Su voz suena apagada y sus hermosos ojos océano se van cerrando poco a poco, cada vez más sin brillo.

Mi corazón se está rompiendo en mil pedazos al igual que mi alma, es una escena tan conocida para mí. Tantos soldados muertos en mis brazos, y ahora, la única persona que realmente me importa, la única que realmente quiero salvar, no puedo hacer nada por ella.

-Te amo...

-Por favor no me dejes... No puedo pensar en una vida donde tú no estés... No me hagas esto Daiki. Te amo...-Su arrogante sonrisa se deja ver nuevamente en sus labios manchados por la sangre y sus preciosos ojos se cierran rompiéndome la vida completamente.-¡¡Aomine!!

-¡Por favor señor déjenos ayudar al oficial!-Demasiado doloroso, demasiado lleno de pánico, de incertidumbre, el shock es tan grande que ni siquiera siento cuando su cuerpo me es arrebatado de los brazos para ponerlo en la camilla y tratar de ayudarlo a regresar a la vida.

No hay nada que puedan hacer por él. Los asistentes médicos niegan totalmente resignados y se llevan el cuerpo de Daiki a la ambulancia.

-Señor necesitamos que venga con nosotros, suba a la ambulancia por favor.

Los sigo en automático al lugar y me subo, sentándome al lado del cuerpo de mi chico y sujetando con demasiada fuerza su mano, sigo pensando que todo aquello es una horrible pesadilla. Que voy a despertar y que todo va a estar bien.

No siento nada. El dolor que había sentido en el momento en que vi como el cuerpo de Aomine era atravesado por aquella bala fue tan grande que ahora simplemente me dejaba como un cuerpo vacío.

Ni siquiera sabía si estaba respirando. No pensaba en nada. Sólo miraba como aquel par de ojos jamás volverían a abrirse para regalarme esa mirada llena de cariño.

¿Cómo es posible que él se mirara tan lleno de paz cuando yo me encontraba en el mismísimo infierno?

Todo el proceso al llegar al hospital pasó ante mis ojos sin siquiera pasar en realidad. No sabía que hacía, todo parecía pasar tan rápido. No fui consciente de mi propio daño hasta que una enfermera vino corriendo a mí y grito de forma histérica presionando mi pecho.

¿En qué momento me había caído al suelo?

-¡Necesito ayuda! ¡Tiene un disparo cerca del corazón! ¡Auxilio!

¿Yo? ¿Disparo? Pero... Si Aomine fue el afectado... ¿Por qué yo?

-¡Tranquilo joven pronto será atendido no cierre los ojos! ¡Usted puede salir de esta!

¿Podría?

¿Sería capaz de sobrevivir o sería tan débil para entregarme a la muerte ahora que el amor de mi vida se había desvanecido en mis propios brazos?

-¡Ayuda!

¿Así de débil era? ¿Así iba a terminar todo?

¿Qué sentido tenía ser fuerte si la persona más importante de mi vida ya no estaría ahí para mí cuando despertara? ¿Qué caso tenía?

¿Si sobrevivía a aquella bala en mi cuerpo, sería capaz de sobrevivir a la bala que se había encargado de destrozar mi corazón de manera permanente cuando él se fue de esta vida?

Yo... ¿Qué debería hacer Aomine?

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).