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Order Vampire por ScarlletParaise

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Capítulo 2

 

La vida de Milo no es la mejor de todas que vivió, jamás pensó que ser un ser totalmente diferente a los demás humanos. Cada día que pasaba sus pensamientos eran los más mundanos que otros, había cosas que ni siquiera consideraba las mejores, como salir de su casa por la mañana y en compañía de sus amigos.

Todo a su alrededor era oscuridad y tristeza, todo en aquella enorme casa le hacía recordar cuando era un joven empedernido y más adoraba ser el más apuesto que sus amigos de la infancia. En cambio, tener la visita de Aioria y de Deathmask quienes estaban jugando en la Wii que se había comprado hace dos años atrás.

 

- Déjate de lamentar por él Milo – Decía Deathmask, estando muy concentrado en su partida de boxeo ya que su puntuación era la mejor y se podía apreciar que estaba ganando.

 

- ¡¿Por qué demonios lo tienen que mencionar?! “Él jamás me amo y menos saber que me profeso amor eterno ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué?” – Milo era muy frío y algo misterioso, ya que en el pasado sufrió la peor espera que cualquier persona.

 

- ¡No! – Grito Aioria ya que había perdido una décima vez contra su amigo Deathmask quien reía a carcajadas al haberle ganado a él. - ¿Por qué siempre me ganas en este juego?

 

- Es simple la situación – Hablo Deathmask ya que trataba de contenerse y volver a recuperar su semblante, pero en eso Milo tomo la Wii, la desconecto de su televisor para después tirarla con muchísima fuerza contra la pared provocando un enorme orificio en ella, y esto alarmo mucho a sus amigos. - ¡¿Qué diablos te sucede Milo?! ¡Sabes que esa Wii no es la tuya sino de Kardia! ¿Milo? – Aioria miro a su amigo quien lo miro para después los dos sentir como Milo se estaba a punto de perder la compostura.

 

- ¡SE LARGAN DE MI CASA AHORA! ¡NO LOS QUIERO OÍR MÁS! – Milo se fue casi corriendo a su cuarto dejando a sus amigos más desconcertados que antes.

 

- ¿Qué hacemos? – Pregunto el chico de cabellos castaños claros quien agarro su botella de sangre para darle un sorbo.

 

- Yo pienso que Milo ya perdió la cordura, después de que ese chiquillo pelirrojo le rompiese el corazón y más sabiendo que se estaba por casar con él – Aclaro Deathmask para tomar su celular y mandarle una foto de la Wii rota más la pared adornada con un enorme orificio – Espero que Kardia vuelva pronto para darle su merecido a Milo.

 

- Creo que eso es ser muy malvado Death – Dijo Aioria mientras tomaba asiento en una de los sillones de aquella hermosa sala – Sabiendo que nuestro amigo sufrió la peor experiencia que cualquier vampiro y más que ese muchachito de cabellos rojos se haya suicidado que haberle engañado con Aiacos, como se dejó oír por falsos rumores.

 

- ¿Cómo sabes de eso Aioria? – Pregunto Death algo sorprendido y confundido, ya que él sabía que ese muchacho del que se enamoró Milo, lo había engañado con Aiacos antes del día de la “Casería” boda.

 

- Digamos que mi poder es leer la mente de las demás personas, como también manipularlas – Comento Aioria, ya que en su rostro figuraba una sonrisa de orgullo – Además hay que agregar que Milo no debe de saber de esto, porque juré por mi vida y la de mi hermano para no contarle la verdad a nuestro querido amigo, sabiendo que las opciones que tenemos son pocas con él.

 

- Estás insinuando de que las familias que conforman parte de un consejo que ni siquiera todos los vampiros conocemos y menos hablar de quienes diablos son los que la conforman – Deathmask tomo su botella de sangre para después darle un sorbo largo a esta y saborearla muy bien – Debo decir que el novio de Kardia sabe elegir bien la sangre universal. Es una de mis favoritas. – Aioria termino de tomar su bebida para después tomar su abrigo negra e irse a su casa, no obstante Deathmask se terminó la bebida y también partir hacia su casa.

 

Cuando sus amigos se fueron, Milo los miraba desde la ventana de su cuarto para darse cuenta que de a poco se estaba convirtiendo en un vampiro solitario. Escondió su mirada celeste en sus largos flequillos para después sollozar cuando empezó a recordar la primera noche que conoció a su amado.

 

-------- 1879 --------

Todo parecía alegre en la mansión Monthay, Milo era un joven de 26 años estaba en compañía de su hermano mayor Kardia unos siete años mayor que él, ambos miraban el salón donde muchas personas de clase alta y algunas familias que conocían como parte de su clan estaban disfrutando de la velada. La música le parecía la adecuada, el grupo que hacia esa música era la mejor de todo el país, la comida y el servicio era también el mejor en su rubro, pero su atención estaba puesta en un hermoso joven de cabellos carmesí intenso y de piel nívea, aquella figura lo había hechizado por completo y más sabiendo que a larga vista se notaba que sus límites estaban escritos.

 

- Milo debes de ser discreto y más sabiendo que somos los invitados por los condes de la corona – Kardia logro sacar a su hermano quien parecía estar hipnotizado por el único hijo y heredero de toda la fortuna de los Monthay. Milo miro a su hermano algo anonado ya que jamás era evidente cuando parecía estar enamorado a primera vista.

 

- Yo… yo… Vamos Kardia, sabes que jamás me enamoraría de un mortal como lo es ese… hermoso… muchacho – El mayor dejo salir su carcajada al escuchar el tono embobado y nervioso de su pequeño hermanito, quien de la furia que le estaba emanando trataba de sacarla.

 

- Encerio  caballeros deben de controlarse – Ambos hermanos se giraron para después toparse con los dos hermanos León quienes estaban enfundados en ropas elegantes – Y eviten que los condes nos miren mal ya que esta noche es luna de casería.

 

- Vamos Aioros todavía falta para la luna de casería, y menos lo voy a encontrar porque estos colmillos – Kardia señalo sus colmillos que se mostraban para después notar que su compañía lo mirase algo reprocharte – morderán a la persona más deliciosa y fría antes de que me muera por comer miles de diente de ajo – En ese momento paso un hombre con una enorme pansa quien tenía un plato con dos dientes de ajo provocando que los cuatro amigos se alejaran  del hombre provocando que se taparan un poco la nariz. – Es mejor que retire lo que he dicho antes de morirme por intoxicación o por matanza a mi especie. – Todos comenzaron a reírse por lo que dijo y él también se unió, pero Milo no le quitaba la mirada en aquel hermoso muchacho de cabellos rojos quien estaba socializando con los invitados.

 

- “Desde aquí siento la necesidad de probarlo completo y ver lo que es estar con un mortal como ese… Ah… Tengo que evitar ser condenado para no caer en este enorme pecado…” – Milo cerro sus ojos para después sentir como sus pensamientos eran leídos por su adorada y mejor amigo Aioria. - ¡¿Qué haces gato pulgoso?!

 

- Leo tus asquerosos y cursis pensamientos Milo – Dijo Aioria en un tono divertido sabiendo que adoraba provocar la ira de su mejor amigo de la infancia.

- No son cursis gatos, es algo que yo considero privado – En eso dos bellas muchachas se acercaron a ellos provocando que los cuatro hombres dejaran su conversación y enfocarse en ellas.

 

- Hola caballeros – Saludo una de las muchachas quien era Sasha, una señorita de cabellos lilas y de mirada esmeralda quien tenía una sonrisa alegre en verlos.

 

- Buenas noches señoritas – Saludaron los dos mayores tomando las manos de las gemelas y darle un beso en el dorso de sus manos.

 

- ¿Por qué no van a divertirse? – Pregunto la otra gemela quien era Saori de la misma fisionomía que Sasha. Milo y Aioria se miraron tratando de descifrar los planes de aquellas gemelas quienes parecían alegres.

 

- Vamos cambien esas caras – Dijeron al unísono, Sasha tomo de la mano a Aioria y Saori a Milo, para después arrastrarlos a la pista de baile.

 

- Parece que ellos dos no se libraran tan fácil de esas gemelas – Menciono un tercero quien se acercaba a Kardia y a Aioros quienes se sorprendieron en ver a su otro amigo.

 

En la pista de baile, todo parecía estar ameno y eso ponía de los nervios a Milo, quien bailaba con dificultad y Saori lo había notado.

 

- ¿Por qué no bailas como un verdadero conde Milo? – El susodicho se giró para mirar desconcertado a su amiga de la infancia quien lo conocía más que Aioria.

 

- No me digas conde, porque no lo soy y menos lo seré como mi difunto padre – La muchacha de cabellos lilas frunció su seño para después mirar a cierto muchacho de cabellos rojizos quien estaba bailando con lo que parecía ser su progenitora. - ¿Me estás escuchando Saori?

 

- La verdad que no te estoy prestando atención, porque estoy ocupada en leer los deseos de aquel pelirrojo – Milo se giró rápido cuando al compás de la música se fueron acercándose hasta los dueños y anfitriones de la gran velada.

- “¿Cómo? Diablos, porque demonios me pasan estas cosas estando con Saori…” Eres una zorra – Saori al escuchar la palabrota que dijo su mejor amigo lo que provoco era propinarle una bofeteada y después marcharse de la pista de baile indignada, y dejando a Milo muy avergonzado por lo que dijo. No obstante, el supuesto muchacho de cabellos rojizos dejo salir una risa divertida al ver la escena y eso acato la atención del joven Milo.

 

- Disculpa hijo debo de ir a saludar a unos invitados que recién llegan – Dijo aquella mujer de cabellos blancos y mirada carmesí quien salía a paso elegante y rápido, dejando a su hijo quien ya había cesado su risa para después optar un semblante serio.

 

- Parece que usted no me ha quitado el ojo de encima en toda la noche ¿No es así joven Diamantidis? – El tono de voz y las palabras dulces que especulaba el muchacho de cabellos y mirada carmesí, Milo estaba por primera vez hechizado al escuchar al muchacho que acató su atención, pero lo que más adoraba era escuchar como pronunciaba su apellido con un acento francés.

 

- Yo… Yo… - Milo no sabía que decir ya que estaba comenzando a sudar frío por los nervios, no era de ponerse nervioso pero aquello era su primera vez al estar en frente de aquel muchacho que desconocía su nombre – La verdad es que le pido mil disculpas joven Monthay, es que usted es el centro de atención en esta hermosa velada – Aquel alago que dijo Milo provoco que el joven Monthay se sonrojara y agachara su cabeza tratando de evitar que noté su rubor.

 

- Creo… Creo que todos los invitados no me han alagado de la misma forma que usted – Ambos rieron al intercambiar palabras, para después ir caminando amenamente hablando entre ellos.

 

Pero a un rincón del salón estaban tres jóvenes quienes veían al joven Monthay en compañía de uno de los hijos de sangre pura. Uno de ellos los siguió de cerca y aquella acción alerto a Kardia quien estaba dando un sorbo a su bebida alcohólica y escuchando como sus dos mejores amigos charlaban y reían a la vez.

 

- Creo que voy a matarlos a esas alimañas si se atreven a corromper el amor de mi hermanito – Dijo Kardia en un tono acido ya que odiaba presentir las ideas de antemano de sus archirrivales.

 

- ¿A qué te refieres con corromper el amor de Milo? – Pregunto el joven de cabellos azules y mirada verde quien miraba algo dudoso a su amigo.

 

- Mi hermano está impregnado de la belleza del joven Monthay quien es el heredero de toda la fortuna de su bisabuelo… Creo que los trillizos del infierno quieren algo de ese muchachito y pienso matarlos esta noche – Kardia comenzó avanzar pero su mejor amigo Aioros le impidió su avance - ¡¿Qué haces Aioros?!

 

- Trata de controlarte Kardia, evita que todos se asusten esta noche porque y deja que tu hermano se encargue de la situación, también entiende de que Milo es un vampiro de sangre pura como vos y debe de pulir sus habilidades vampíricas antes de la luna de casería – El mayor de los Diamantidis se relajó sabiendo que su mejor amigo tenía razón, trato de vigilar a su hermano con una de sus habilidades vampíricas para estar al tanto de la situación.

 

En los jardines de la mansión Monthay, Milo en compañía del joven Monthay estaban hablando de sus vidas, de sus gustos y pasiones para después darse cuenta que tenían un montón de cosas en común.

 

- Parece que compartimos el gusto por la música y baile de salón, como también la lectura de libros antiguos – Hablo Milo mientras que se aflojaba un poco su pañuelo y para después mirar a su acompañante – No me dijiste tu nombre ¿Cómo te llamas?

 

- Perdona si no te dije mi nombre, pero me llamo Camus y es un gusto tener esta conversación contigo – Milo se río y Camus también ambos parecían divertirse uno con el otro.

 

- Es un gusto para mí también Camus y mi nombre es Milo – Milo tomo la mano del muchacho para depositarle un beso en el dorso de su mano y provocando que Camus se sonrojara. Al terminar de hacer esa acción Milo levanto su rostro para toparse con el sonrojo de su acompañante - ¿Sucede algo malo?

 

- N… No… Es que… - Camus y Milo se miraron fijamente para después dedicarse una cálida sonrisa.

------- De vuelta al presente -------

- Nunca logre de olvidarme de aquella noche y menos las que pasaron, los días en el que nos veíamos a escondidas por tus padres… Desearía volver a recuperarte, volver atrás y haberte mostrado que era digno de tener tu corazón y el único que te daría una vida feliz… - Milo dejo salir un suspiro sabiendo que el dolor en su corazón era agudo, extrañaba a su amado y más cuando las circunstancias eran diferentes a las anteriores.

 

Durante el viaje al centro comercial, las discusiones entre los primos eran una batalla campal, Kardia quien manejaba un audis de cuatro puertas y de color azul marino. Trataba de no escuchar a su novio quien no paraba de discutir con su primero Camus quien le estaba haciendo muchas preguntas acerca de su relación con Kardia.

 

- “Odio escuchar discutir a Dégel, siempre trata de tener la razón en todo” – Trato de relajarse para después activar su habilidad de sacarse el sentido de la audición.

 

- ¿Por qué no me cuentas de él? – Señalo Camus con el dedo a lo que parecía ser su nuevo “primo” amigo a la fuerza, ya que su adorado primo Dégel los quería obligar amigarse ya que de la casa salieron casi a los puños limpios.

 

- Porque no te mereces saber todo Camus y Kardia tiene el derecho de no contarte ciertas razones – El adolescente se tiró furioso al asiento trasero ya que estaba indignado por la respuesta que le dio su primo.

 

- Y entonces ¿Por qué Kardia es de piel tan blanca? – Dégel se dio la vuelta rápido al escuchar aquella pregunta y mirar mal a su primo quien estaba con una sonrisa de victoria.

 

- E… E… Él tiene adicción al diente de ajo – Camus comenzó a reír al recordar el por qué su primo le obligo traer una tira de dientes de ajo y colocarlo en su bolso.

 

- No te creo – En eso Dégel le pego a su novio en el hombro haciendo que este lo mirase e hiciera una seña de que no les estaba escuchando y el muchacho de cabellos verdes hizo un mohín de enfado para después tomar la mochila de su primo para sacar un diente de ajo.

 

- Camus sé que te parecerá algo divertido esto lo que verás, pero me tendrás que creer a la fuerza – Dégel pelo el diente de ajo para después ponérselo en el frente a Kardia quien por inercia piso en freno para después con una rapidez apagar el motor del auto quien ya parecía estar al frente del centro comercial. Al bajarse Kardia, sentía como su nariz y sistemas inmunitarios le fallaban al sentir el olor del ajo provocando que se pusiera en modo bestia.

 

- ¡DÉGEL! ¡¿CÓMO TE ATREVES?! – Los dos primos comenzaron a reírse al ver aquella escena que monto, para después ambos bajasen del vehículo. Dégel se calmó para después ir hasta su novio y darle un cálido beso en la mejilla para después decirle algo al oído.

 

- Evita mostrar los colmillos amor, porque nadie debe de saber que eres un vampiro o sino mi padre te matara a vos y a mí por hacer que mi primito sepa de tu naturaleza. – Kardia asintió a lo que dijo su novio para después llamar a su autocontrol y tomarlo de la mano.

 

- y entonces ¿Para qué vinimos aquí? – Pregunto Camus mientras que usaba el teléfono celular de su primo quien se percató de esto.

 

- Vinimos de compras, porque dentro de quince días usted jovencito empezara la preparatoria  y debemos comprar tus útiles escolares como también el uniforme – Decía Dégel esto trataba de quitarle el celular a su primo quien parecía estar husmeando las fotos – Camus ¡Devolvedme mi celular!

 

- Dégel que guarro eres primo – En eso los dos mayores trataron de quitarle el celular al menor quien entro corriendo al centro comercial.

 

Ya dentro del lugar, Camus miro todo su alrededor veía muchas personas llendo y viniendo con bolsas y en compañía de sus respectivas familias o amigos. Sintió como si algo le faltase y era el cariño de  sus familiares de sangre o de sus progenitores, atrás de él estaba Kardia junto con Dégel ambos se detuvieron cuando el menor lo hizo.

 

- ¿Qué le sucede a tu primito del alma? – Pregunto Kardia en modo de susurro ya que parecía algo curioso en el comportamiento del menor.

 

- Creo que extraña a mis tíos, por desgracia del destino ellos murieron en un accidente y Camus sobrevivió de él – Kardia trato de auto controlarse ya que le daba pena escuchar aquello y menos ver que su amado parecía también triste por rememorar aquellos días – Además debo de agregar que mi papá desde que Camus termino en un orfanato horroroso en todos los sentidos, quería que él se criase junto conmigo pero el juez dictamino que el niño debía de estar con otras personas dignas de tenerlo y no estar junto con mi padre y conmigo.

 

- Qué cruel era el juez – Dijo Kardia mientras abrazaba a su novio quien trataba de retener las ganas de llorar – Además agradece que ahora estará con ustedes, el pequeño es menor de edad y vos harás de hermano mayor como yo, un excelente hermano mayor.

 

- Si claro, ni siquiera te preocupas por tu hermano menor – Dijo Dégel en modo de sarcasmo y provocando que Kardia se pusiera serio al escuchar aquello.

 

- Si me preocupo por él, pero el imbécil esta tan retraído en su mundo de fantasía y de color de rosa que en la realidad misma – El joven de cabellos verdes dejo salir una pequeña risita y Kardia desvió la vista a donde estaba el primo de su novio quien ya no estaba en su zona visual - ¿A dónde mierda se fue tu primo?

 

- Kardia no seas boca sucia, trata de no decir malas palabras porque harás que todo el pueblo te mire de mala manera – El susodicho se cruzó de brazos para después usar una de sus tantas habilidades vampíricas provocando que los vidrios de los negocios se rompieran en mil pedazos provocando que las alarmas saltaran y esto acato el enojo de Dégel - ¡Kardia ya basta! – el de mirada violeta comenzó ir en busca de su primo antes de que su novio le de guerra verbal, en cambio las consecuencias iban a ser peores para los dos.

 

Mientras que caminaba por los pasillos del centro comercial, Camus miraba todas las tiendas por todos los rincones y hasta toparse con una tienda donde había antigüedades y se adentró a ella para ver  si había algo que le gustara.

 

- “Qué hermosa tienda” – Pensó Camus mientras recorría el lugar, primero observo la entrada y las vidrieras que tenían unas estatuas o maniquís exponiendo ropa de época, después se adentró más para ir al fondo de la tienda y ver una biblioteca con libros antiguos – Vaya hay muchos libros antiguos y algunos pergaminos. – Decía Camus en un tono bajo ya que en la tienda había pocas personas y no quería sonar raro porque hablase solo, en eso un joven de cabellos violetas se acercó a él.

 

- ¿Te gustan los libros antiguos? – Pregunto aquel misterioso joven de tez blanquecina, de cabellos largos y ojos violetas, Camus se dio la vuelta para después admirarlo.

 

- Eh… La verdad que me fascinan señor y más las cosas de esta tienda todo me fascina – Dijo el joven de cabellos aguamarinas, mientras que sacaba un libro para ver su título y autor - ¿A usted también le gustan estos libros?

 

- Jaja, perdón si tuteo pero odio que me tratan de viejo ya que no soy tan viejo, Jaja – Camus se rio con el joven misterioso para después el mismo tomar un libro de la estantería – Parece que me comprare este libro y ¿Vos te compras también ese libro?

 

- La verdad que no, y es mejor que vuelva con mi primo y su novio antes de que se preocupen – Camus devolvió el libro para después irse de la tienda y dejando al joven de cabellos violetas muy enfadado.

 

- Eres igual como el de antes y eso se arreglara – Especulo el muchacho quien en un abrir y cerrar de ojos se desvaneció, para después dejar tirado aquel libro que supuestamente se compraría y este se abrió por si solo en una página en blanco que después se auto escribió con sangre.

 

Cuando salió de la tienda de antigüedades Camus se sentía algo retraído cuando mantuvo aquella pequeña conversación con un sujeto que desconocía en su totalidad. Cada vez que avanzaba se sentí angustiado y más sabiendo que estaba perdido en un centro comercial.

 

- ¿Dónde está mi primo y el cretino de su novio? – Paro su andar para sentarse en una fuente y buscar en su mochila la billetera para ver cuánto dinero traía su primo. Pero a lo lejos había tres jóvenes quienes lo estaban vigilando de cerca.

 

Dégel parecía desesperado tratando de buscar a su primo y más cuando Kardia con sus habilidades vampíricas abarcando casi todas las áreas supuestas de donde se habría ido aquel adolescente.

En eso Dégel pudo visualizar a su primo quien estaba hurgando la mochila y no le quedó otra que ir hasta donde él estaba.

 

- ¡Camus! – El susodicho levanto su rostro para después aliviarse de que su primo lo lograse encontrar - ¿estás bien?

 

- Sí Dégel estoy bien, pero ¿Por qué no me siguieron? – Dégel lo atrajo hacia el para después darle fuertes golpecitos en la espalda en modo de juego.

 

- Por qué te fuiste sin avisarnos travieso – Ambos intercambiaron sonrisas para posteriormente ir a una cafetería – Bien, es mejor que compremos comida para nosotros dos y después ir hacer las benditas compras antes de que cierre el lugar.

 

- Perfecto – Los fueron a paso tranquilo y ameno hasta un puesto de comidas rápidas, en cambio las cosas en ese momento iban a ser otras.

 

Por alguna parte del pabellón del centro, Kardia ya había visualizado a su novio quien ya habías encontrado a su primo, pero no obstante las miradas entre él y uno de los tres jóvenes se intercambiaron casi desafiante.

 

- “Debo de ir por Dégel antes de que estos engendros los devoren” – Kardia con una rapidez fue hacia donde estaba su novio quien se dio la para después dar un brinco del susto.

 

- Dios mío ¡Kardia! – El mencionado lo beso en la boca para evitar que su pareja lo reprochase por cuarta vez, en cambio Camus ordeno por su primo y por él para luego darse la vuelta y encontrarse con una escena muy asquerosa.

 

- Son unos guarros ustedes dos – Especulo Camus quien en seguida paso al otro sector del puesto para recibir su pedido y en eso los dos tortolitos lo siguieron tomados de la mano.

 

- Qué tiene de malo besarse Camus – Hablo Kardia para así conversar un poco con su ahora primo.

 

- Lo malo de eso es que… ¡Que se yo! – Dijo algo indignado el adolescente para así tomar la bandeja que tenía una hamburguesa con papas fritas y Dégel tomo la bandeja que le correspondía que arriba de esta tenía un perrito caliente con una ensalada de lechuga y tomates.

 

Los tres fueron a sentarse en una mesa con tres sillas y ambos primos comenzaron a degustar sus pedidos. En cambio, Kardia vigilaba muy detenidamente los movimientos de sus rivales quienes parecían estar intercambiando palabras.

 

- ¿Qué sucede Kardia? – Pregunto Dégel mientras que se limpiaba la comisura de sus labios, ya que su semblante parecía un poco preocupado por el comportamiento vigía de su novio.

 

- Terminen de comer y nos vamos rápido de este lugar antes de que algo malo suceda – Dijo Kardia en un tono casi autoritario y provocando que Dégel mirase donde supuestamente miraba su pareja.

 

- No me digas que están esos tres tontos – Kardia asintió con la cabeza para después tomar el tenedor de plástico y sacar un poco de la ensalada para después degustarla.

 

- ¿Qué pasa? – Pregunto Camus quien ya había terminado de comer su hamburguesa y ahora empezaba a comer las papas fritas.

 

- Nada primito… Y ¿Qué tal tu… - En eso los tres se giraron para encontrarse con aquellos tres jóvenes quienes estaban a cuatro mesas de la suya.

 

- ¿Qué haces aquí Kardia? – Le pregunto un cierto rubio quien se acercaba a ellos a una velocidad que ni los dos primos pudieron ver.

 

Kardia le hizo una seña a su novio y al primo para que se pusieran de pie y comenzar avanzar hasta afuera, pero en ese escaso segundo uno de los tres jóvenes se aposición atrás de ellos y logrando obstruirles el paso.

 

- Vengo acompañar a mi novio y a su primo de compras Radamantys – Contesto Kardia en mientras colocaba aquellas personas atrás de él.

 

- Vaya, jamás pensé que siguieras con este ser inmundo – Dégel se aferró un poco a su pareja ya que detestaba que aquel muchacho de cabellos rubios lo tratase de esa manera. – Sabiendo que cometiste un delito contra la vida Kardia Diamantidis – Kardia saco sus colmillos para emitir un sonido de defensa que siempre hacían los vampiros y Radamantys también lo hizo como sus otros dos acompañantes

 

En eso uno de los otros dos, quien era de tez blanquecina, de cabellos blancos y de ojos naranjas se aposición atrás de los primos logrando tocar la piel de Dégel y sacar un poco de pelo del mismo para dejar al descubierto el cuello.

 

- Uh parece que ambos son personas muy deliciosas – Decía Minos quien uso su habilidad de tele transporte para ponerse tras de los dos primos. Dégel cerro sus ojos con fuerza ya que no quería ser mordido por un ser chupa sangre y menos si no fuera alguien que en verdad amase con el corazón, por otro lado Camus se acercó a Kardia para tomarlo de la mano y cerrar también sus ojos del susto.

A escasos metros había un joven de cabellos castaños oscuros y de mirada verde, quien había presentido el peligro para después abrir su boca dejando a la vista sus colmillos. Avanzo un poco para posteriormente ver a su mejor amigo de la infancia en compañía de su novio y un jovencito quienes parecían estar en un gran aprieto, uso su habilidad para hacer aparecer por arte de magia un arco negro y un carcaj con flechas de la misma tonalidad para después apuntar hacia donde estaba Minos quien ya parecía estar a centímetros del cuello de Dégel.

 

- ¡DEJALOS! – Se dejó oír un grito de una persona quien había lanzado algunas flechas negras, al hacer esta acción  Minos se alejó para después trepar la pared y sostenerse de la orilla de un costado para hacer el sonido que hacen los vampiros.

 

- ¡MALDITO LEÓN! – Especulo furioso Minos ya que no pudo concretar su deseo por beber la sangre de Dégel quien parecía aferrarse más a Kardia quien no abrazaba a los dos primos y sin quitar la vista de los otros dos.

 

- ¡Es mejor que se larguen de aquí sino prefieren morir! – Los amenazo aquel joven de cabellos castaños quien se había bajado de donde estaba con una de sus habilidades de vuelo.

 

- Nos veremos pronto Kardia – Especulo Radamantys para después los tres desaparecer, en cambio Camus estaba muy anonado por lo que vio y más notar que donde estaba había vampiros de verdad.

- Muchísimas gracias Aioros – Agradecía Kardia quien estaba en su modo bestia, con sus colmillos salidos y con unas ganas de pelear. Pero debía de admitir que su mejor amigo había llegado en un buen momento.

 

- No hay de qué Kardia – Dijo Aioros mientras que hacía desaparecer su arsenal y dedicarle una sonrisa feliz a su amigo.

 

- “No lo puedo creer, esto debe ser una broma de mal gusto ¡¿Cómo pueden existir los vampiros?!” – En eso Camus tomo a su primo de la mano y arrastrarlo lejos de los dos amigos quienes parecían estar algo anonados por la acción repentina.

Notas finales:

Bueno aquí les traigo un cap más de esta historia y nos leemos próximamente


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