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LOBO CARMESÍ por LILITH_HIWATARI

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Notas del fanfic:

Descendientes no me pertenecen ni ninguno de sus personajes, exepto por aquellos que invente para este fic.

Capítulo 1: El pequeño lobo.

 

“Había una vez tres cerditos que eran hermanos y vivían en el corazón del bosque. El lobo siempre andaba persiguiéndolos para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. A todos les pareció una buena idea, y se pusieran manos a la obra, cada uno construyendo su casita.

 

-La mía será de paja - dijo el más pequeño- la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad. Terminaré muy pronto y podré ir a jugar.

 

El hermano mediano decidió que su casa sería de madera:

 

-Puedo encontrar un montón de madera por los alrededores (explicó a sus hermanos), construiré mi casa en un santiamén con todos estos troncos y me iré también a jugar.

 

El mayor decidió construir su casa con ladrillos.

 

- Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo del lobo. Le pondré una chimenea para asar las bellotas y hacer caldo de zanahorias”.

                                                                                                                                         - Los tres cerditos y el lobo.

 

 

 

-          Hey Ben – saludo el más alto de aquellos jóvenes tras entrar a la habitación habían sido convocados por el Rey - ¿Qué necesitas?

-          Nos has echado de menos verdad Benny booo – bromeo su novia acercándose de inmediato al otro lado de aquel gran escritorio lleno de papeles mientras el joven levantaba la vista de aquellas carpetas que reviso toda la mañana.

-          Si asistieras a clases  regularmente podrías vernos sabes – sonio aquel pecoso recargándose en una esquina de este escritorio bajando la vista curioso por aquel papeleo.

-          Es un Rey ahora Carlos y debe tener mucho trabajo – respondió por el monarca aquella princesa de azules cabellos - ¿hay algo que podamos hacer para ayudar? – pregunto cortésmente ofreciendo su ayuda a aquel amigo que les había abierto los brazos desde el principio.

-          Diablos Evie ¿qué sabes tú de gobernar? – aquello no molesto a la pequeña princesa ya conociendo el temperamento de Jay-  ¿que sabemos nosotros de gobernar? – rodo los ojos al momento de tomar un archivo y hojearle sin realmente leerle.

-          De hecho Jay los llame aquí por eso mismo – aquel rey finalmente levanto la mirada de todos aquellos papeles sonriente por aquel ofrecimiento, sintiéndose cada vez mas parte de aquel grupo tan peculiar de chicos - necesito su ayuda – miro fijamente a Jay que al parecer soltaba aquel archivo sorprendido por la petición.

-          ¿De qué hablas? – Mal se enderezo de inmediato, levantándose del escritorio donde se había recargado completamente extrañada.

-          Nuevos chicos van a venir a Auradon… de la isla como ustedes y quería… - comenzó a explicar alternando la mirada entre cada uno de los chicos de la isla.

-          Que te ayudemos a escoger a los elegidos – termino por el Mal levantando uno de los fólderes que contenían un archivo completo de cada uno de los chicos de la isla.

-          Si – aquel rey volvió a sonreír al notar como sus amigos parecían entender la idea rápidamente -  todos tendrán una oportunidad para venir, pero si alguno de ustedes quiere ayudarme a escoger a los siguientes yo podría…

-          ¿Estás diciendo que esperas  que te pidamos por nuestros amigos? – Jay parecía un poco confundido por eso, aquí estaban con el rey de Auradon  quien como muestra de extrema confianza les daba la oportunidad de elegir a los siguientes chicos que vendrían a Auradon

-          Si, esa es la idea – volvió a sonreír el joven rey.

-          No hay tal cosa como amigos en la isla Ben – tomo la palabra Mal aquella chica mientras se alejaba del escritorio no queriendo demostrar lo mucho que le preocupaba traer a aquellos habitantes, no cuando podrían traer problemas consigo.

-          ¿Y ustedes no lo son? – cuestiono seriamente el, sabiendo muy bien la respuesta, esperando que esto les hiciera pensar en aquellos otros que también merecían una oportunidad.

-          Eso fue diferente – susurro nuevamente la hija del dragón – hubo ciertos factores que…

-          Los hermanos Gastón eran muy amables conmigo – comento casualmente Evie aquella que realmente buscaba entre sus memorias aquellos que no serían tan ruines para adaptarse a ese mudo.

-          ¿Bromeas cierto? Son unos bastardos – Jay miro con incredulidad a la joven princesa, el los conocía bastante bien, sabia lo mucho que sus golpes podían herir así como sus palabras de desprecio, le había costado mucha sangre poder mantenerles a raya, ponerse sobre de ellos para su seguridad - diles Carlos – poso su mirada entonces en aquel que tal vez conocía mejor que nadie la maldad de aquellos gemelos.

-          ¿Carlos? – Evie noto como aquel niño al cual amaba como a un hermano parecía perdido entre sus pensamientos, ignorante de aquella conversación.

-          ¿Puedes traer a quien sea? – pregunto esperanzado aquel chico que había estado en silencio todo aquel momento, demostrando que tal vez no era tan ignorante de esta, sin que simplemente revisaba las posibilidades de este ofrecimiento.

-          ¿Quieres traer a Diego? – Mal parecía confundida, sabía que la única familia de Carlos aparte de Cruella y estaba segura que nunca pediría por ella era su primo, más aun así le parecía algo raro que pensara en él, no era como si fueran muy unidos verdad, por otra parte Carlos siempre fue el más bueno de ellos, el único villano que no buscaba serlo realmente.

-          No… - y aquella declaración les sorprendió pues no sabían de nadie más que causara esa consideración por el pequeño - bueno si, pero estaba pensando en alguien más – susurro lo último como temiendo, pensando que tal vez era una mala idea aquello.

-          Bueno dime su nombre y ordenare traerlo – Ben noto el titubear de sus palabras, la rigidez de sus hombros al pedir algo, de los cuatros chicos este pequeño era el único que aun intentaba adaptarse, todavía solía estremecerse si algún adulto alzaba demasiado la voz junto a él, esperaba a que todos los demás tomaran alimentos antes que él, Carlos de Vil era el único que miraba a cualquier adulto como si en cualquier momento le arrebatara para enviarle de vuelta a la isla, a su madre y esto definitivamente no le gustaba  para nada al monarca.

-          Lowell…. Lowell Dobuis – susurro el pequeño, mientras el rey buscaba el archivo entre todos y cada uno de los documentos sobre su mesa deseoso de conceder aquella petición.

-          Qué raro no lo encuentro – murmuro extrañado entonces su atención se basó al pequeño portátil que estaba a un lado de el – de quien es hijo lo buscare en la base de datos.

-          Es hijo del gran lobo feroz – y la sala quedo en silencio mientras el joven príncipe tecleaba en busca de aquel villano ignorante de aquellas miradas extrañas que le mandaban sus demás amigos al chiquillo que se retorcía las manos con nerviosismo esperando ansioso la respuesta.

-          No lo encuentro pero te prometo que yo personalmente buscare en el archivo por el... lo traeré a Auradon Carlos – prometió Ben mirándole fijamente a los ojos con una pequeña sonrisa, aquella que relajo completamente al niño frente a él.

-          Por favor hazlo Ben – le miro con verdadero anhelo – sácalo de ahí.

 

Y aquellos jóvenes salieron de aquella habitación luego de escoger nuevos nombres, de desechar algunos y votar por los nuevos jóvenes que vendrían la siguiente semana y cuando el rey se quedó solo nuevamente y aquellos chicos ya estaban a las afueras de aquella habitación del palacio Mal no pudo evitarlo.

 

-          El lobo feroz no tiene ningún hijo – hablo deteniéndose frente a Carlos en medio de aquel gran corredor totalmente vacío.

-          Si lo hace – respondió con total convicción aquel chico sorprendió a la chica, pues en toda su vida aquel niño jamás le había hablado de aquella manera, tan seguro, desafiante tal vez.

-          El murió cuando éramos niños Carlos –volvió a hablar dándole aquella mirada  acusadora pero sin mostrar su naturaleza verdosa.

-          Él tiene uno y debe estar en la parte boscosa de la isla – explico como si aquello fuera totalmente normal.

-          Entonces está muerto nadie sobrevive ahí – continuo la joven decidida a sacar aquella tonta idea de la cabeza del menor, ella aun dudaba de sus palabras pero Carlos nunca le había mentido en ese aspecto.

-          Él lo haría Mal – Carlos aspiro una gran bocanada de aire antes de soltarla con suavidad en busca de tranquilidad - él está vivo – continuo sin dejar de mirarle mientras sus manos se cerraban en puños a sus costados reprimiendo el impulso de gritar con todas sus fuerzas - y Ben lo traerá.

 

Mal se quedó observando por unos segundos más al pequeño niño que no evitaba su mirada, aquel que se mantenía firme en su creencia, a su lado Jay negó con suavidad su cabeza en dirección a Evie quien parecía querer intervenir desde que Mal le confrontaba, no es que ella quisiera causarle más daño sino todo lo contrario, tal vez  ellos no supieran de este chico, de este descendiente pero si Carlos afirmaba su existencia quien eran ellos para desmentirla, después de todo Carlos conoció frente a frente al gran lobo feroz, lo único que lamentaba es que si este chico existía y efectivamente desapareció en la parte boscosa de la isla entonces tal vez ya estuviera muerto, nadie sobrevivía en esa parte, ni siquiera los mas grande cazadores se aventuraban al oscurecer en sus entrañas, pues no había nada más que muerte entre aquella maleza.

 

Si aquel chico existía probablemente estaría muerto y Carlos solo se estaba preparando para una gran decepción, alguien tendría que recoger aquellos trozos cuando sucediera y Mal mentiría si no aceptara que aquellos  tres chicos se habían vuelto parte importante de su vida, Evie lo había dicho una vez, eran una familia solo que Mal no podría soportar ver a este niño romperse no después de lo mucho que ya había vivido.

 

****************************

 

La espesura del bosque hacía difícil que aquellos débiles rayos del sol pasaran entre sus follaje, sonido de pisadas presurosas resonaban en aquella parte de la isla que siempre permanecía en un silencio sepulcral,  una figura de aspecto frágil, delicada corría  a cuatro patas totalmente descalza esquivando ramas, raíces, rocas que podrían hacerte tropezar con una gran agilidad, ellos no lo sabían pero aquella criatura conocía ese bosque como la palma de su mano.

 

Y pronto aquéllos cazadores se convirtieron en la presa de aquel al que rastreaban desde hace semanas, esto era lo más cercano que habían estado cerca de él, por lo que el fracaso no era una opción, no después de que casi un mes desde su orden directa por el monarca aun no tenían resultados, necesitaban atraparle si querían regresar a casa con sus familias nuevamente, si querían cobrar la recompensa.

 

Disparos surcando el aire se escuchaban demasiado cerca de él, aquella criatura se detuvo lo suficiente para mirar tras de sí notando como aquel hombre levantaba un rifle sobre su hombro, aquel guardia real escogido especialmente para esa misión no era otra cosa a sus ojos más que un simple cazador, con gran maestría trepo sobre la corteza desgastada de uno de aquellos árboles, aferrándose con sus uñas al tronco ignorando el dolor que aquellas espinas le causaban a su piel enterrándose en sus pies hasta hacerle sangrar, evitando mover aquello que se atoraba en sus cabellos color fuego.

 

Su respiración era irregular, había sido horas de cacería, horas de ser perseguido desde su ultimo escondite por aquellos cazadores que buscaban terminar con su vida al igual que su padre, pero él no se dejaría vencer, el sobreviviría, no por nada se había internado en aquella parte del bosque, ese era su hogar, el lugar donde nada sobrevivía él había logrado aferrarse a su vida todos aquellos años, él no iba a dejar que unos ineptos cazadores buscadores de fortuna hicieran lo que quisieran con él.

 

La figura de aquel cazador pronto se encontró lo suficientemente cerca para poder verle desde su lugar, tenía que hacer algo o aquel hombre le encontraría y alertaría a sus amigos para atraparle, se dejó caer entonces sobre este causando que este disparara en advertencia, pronto otros estaría ahí, era cuestión de minutos, por suerte para el aquel hombre estaba inconsciente  gracias a su habilidad, más al intentar incorporarse una mano se cerró contra su brazo atrapándole, el miedo se apodero de él, el instinto se hizo presente y prono aquellos dientes se cerraron sobre el brazo que lo mantenían preso hasta hacerlo sangrar, hasta que el dolor fuera suficiente para verse libre.

 

Gruño nuevamente enseñando aquellos dientes ahora cubiertos de sangre a su agresor para nuevamente correr entre los árboles, sintió un pequeño pinchazo en su brazo el cual de inmediato procedió a tocar, un dardo, descubrió con miedo, ellos querían cazarle vivo, él tendría un final aun peor que su padre, corrió lo mejor que podía en dos piernas pues aquel brazo ya estaba empezando a entumirse más antes de poder llegar  más lejos una pared de músculos le hizo caer.

 

Levanto la vista de inmediato para ver a su atacante para descubrir con horror de quien se trata, Gastón.

 

-          ¿Pero que tenemos aquí? – se burló el ante la mirada de miedo del joven – un perrito perdido – serio levantando su arma, aquel busco entre sus ropas el cuchillo que había utilizado en el último cazador que lo acorralo, mas sus manos temblaban de miedo aun cuando se lo atribuyo totalmente al dardo de hace unos momentos, cuando al fin dio con él para levantarlo contra su agresor observo como aquella sonrisa petulante se hizo más grande entonces el fuerte golpe de la culata de aquel rifle dio contra su rostro y todo se desvaneció.

 

****************************

 

Esta vez había buscado otro lugar para darle la bienvenida a este nuevo estudiante a Auradon, Carlos había insistido asegurándose que Lowell no estaría a gusto al enfrentarse a la escuela de inmediato por lo que y ya que era amigo íntimo del rey accedieron a recibirlo en el castillo real, aquel que se encontraba rodeado por un hermoso bosque frondoso.

 

Aquella limosina era esperada por ansias por esos cinco jóvenes más nadie tan ansioso como Carlos, el cual mecía con nerviosismo al pequeño perro en sus brazos, a su lado Evie tomo al animal dándole una mirada tranquilizante al pequeño quien ahora sin  la distracción de Dude pasaba sus manos frenéticamente por sus cabellos causando la suave risa de Jay quien decidido a calmarle coloco una mano suavemente en su espalda baja logrando su cometido, Carlos se sostuvo en aquel contacto suspirando tras calmarse, fue entonces que Ben llamo a ellos, pues a unos metros un convoy de automóviles se acercaban.

                                                                                                                                                                                

Aquel rey estaba un poco extrañado por que aquellas camionetas blindadas donde los guardias fueron llevados a la isla vinieran escoltando la limosina.

 

-          ¿Qué pasa con la escolta? – y fue Jay quien puso en voz alta los pensamientos de todos al ver llegar a aquellos hombres que ante la mirada confundida del rey bajaban aun con sus armas deteniéndose frente a la limosina.

-          No lo sé – susurro el rey alejándose de los chicos para acercase aun de los hombres - ¿Qué sucede?

-          Su majestad- de inmediato uno aquellos le miro indeciso – no recomendamos que abra esa puerta, el sujeto es peligroso.

-          ¿Qué demonios? – Carlos alcanzo a escuchar aquello por lo que de inmediato e ignorando a Jay se acercó a aquel hombre.

-          Tranquilo Carlos – sonrió el gobernante a su amigo para posar su mirada nuevamente seria a aquel que hablaba- explíquese.

-          El sujeto ataco a mis hombres,  mordió a uno de ellos causándole una lesión grave en su brazo derecho, además de que casi mata a uno de los cazadores de la isla golpeándole contra rocas, apuñalo a otro con un cuchillo en un costado de gravedad, es demasiado inestable, tuvimos que sedarle y amararle con cuerdas para traerle  - explicó aquel con seriedad.

-          ¡Atarle! – grito indignado el chico peliblanco - ¡Lowell no es ningún animal! – su rostro lleno de rabia pura fue de inmediato percibido por sus amigos, Jay entonces se acercó a su lado para colocar su mano en su hombro intentando calmarle.

-          ¿Esta insinuando algo sobre los habitantes de la isla? – ahora Mal estaba molesta, el no conocía a ese joven pero realmente era algo humillante, ella había tenido que morder a varios tipos que la atacaron, estaba convencida de que aquel chico solo se limitó a defenderse de lo que posiblemente vio como una agresión.

-          Negativo… señorita  - a regañadientes aquel guardia se  dirigió a Mal pues todos conocían a la novia de su rey y futura reina de Auradon – sin embargo este chico es totalmente salvaje y…

 

Antes de que el guardia pudiera terminar con su explicación un fuerte ruido se escuchó desde la limosina, un débil golpeteo que se hizo cada vez más  fuerte, todos miraban expectantes en dirección a la puerta esperando lo que fuera.

Un fuerte ruido de cristales rompiéndose les sobresalto, la voz de aquellos guardias que nuevamente levantaban sus armas apuntando en dirección al automóvil donde una ventana lateral estaba totalmente destrozada atentos a cualquier movimiento, entonces del interior, del lado contrario a donde se encontraba la puerta aquella figura se deslizo con gracia por la ventana rota y una pequeña figura andrajosa se levantaba.

 

-          Lowell – llamo Carlos causando que aquella figura  volteara para mirarle, fue entonces que su respiración casi se detiene pues ahí delante de él, a una limosina de distancia estaba el, su primer amigo, las diferencias eran notables pero sin duda era él.

 

Rizos rojos enmarañados llenos de ramitas, hojas secas y suciedad bailaban ondulantes por el viento, aquel pálido rostro cubierto totalmente de sangre, de lodo,  un enorme moretón empezaba ya a formarse marmoleando aquella piel alrededor de su ojo izquierdo, sus ropas desgastadas y completamente sucias, capas tras capa de abrigos  hechos jirones amarrados unos a otros para mantenerlos en su lugar, para cubrir el cuerpo desnutrido  de aquel joven, sus manos completamente llenas de ampollas sangrantes y tierra, al igual que sus pies, más lo que realmente impresiono a Carlos fue aquella mirada, aquellos enormes ojos dorados que miraban con miedo a aquellos frente a él.

 

Una fracción de segundo duro aquel encuentro, un tiempo efímero más una eternidad para el al reencontrarse con la persona que le había marcado de por vida, por aquel que sin saberlo marcaría nuevamente su alma.

 

Lowell observo aquellos extraños, en aquel aún más extraño lugar, uno de ellos había dicho su nombre, uno que casi había olvidado tras años de vivir en completo silencio y  tan pronto como se recuperó de aquel shock, tan pronto como su atención volvió a aquellos sujetos armados su mente volvió a funcionar,  así fue como su instinto nuevamente le mando que hacer.

 

El corrió.

Notas finales:

Y bien que les parece otro de mis fics, antes de nada y que empiecen a preguntar sobre Lowell les diré algo, este es un fic Jaylos aunque puede que no lo parezca, se tornara Jaylos así que sobre advertencia no hay engaños.


 


Diego es el primo de Carlos según el libro.


 


Lowell es pequeño lobo en francés, Dobuis significa del bosque por lo que su nombre vendría siendo Pequeño lobo del bosque,  ya que al parecer el cuento original es francés quise buscar un nombre en este idioma. 


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