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Million Dollar Man por Sakkura Princess Yaoi

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Notas del fanfic:

Pues este es el primer fanfic, fruto de mi corazón roto por Civil War, espero que lo disfruten tanto como yo.

Notas del capitulo:

Este es un fic muy especial para mi, ya que existe poco de esta pareja, por no decir nada, así que es un regalo más de mí, para mi. :D

 

Espero les guste este nuevo trabajo. 

La imagen! ---> A MILLION DOLLAR MAN

Los hielos tintinearon en el vaso de Whiskey, para ser posteriormente bañados por la bebida ambarina. El sonido de sus manos manejando la botella, era el único que se podía escuchar, Visión estaba en algún lugar de la inmensa base, meditando quizá sobre su reciente descontrol, el sitio se sentía desolado.

 Tony rió ligeramente al recordar una parte de la carta de Steve, sobre alegrarse  de volver a la base, pues no querría que estuviera solo. —No querías que estuviera solo… ¿Eh? —Dijo en voz alto, girándose al vacío espacio. Él pequeño Spidey tenía que estar con su tía y Rhodey estaba con su familia. ¿Qué le quedaba a él?

Se había alejado de todo y todos, su relación con Pepper se había terminado cuando esta notó lo que en su tiempo tuvo con el capitán, pero era algo que ya no importaba. De cualquier manera el rubio nunca lo aceptó, y bueno… él aceptaba que el sexo rudo en una esquina de la casa después de pelear, no podía calificar precisamente como una relación. No cuando una de las partes seguía enamorado del pasado, no cuando conocía a la sobrina de su viejo amor, no cuando su “mejor amigo” regresaba. Él lo intentó, lo intentó por todos los medios, razonar, protegerle, pero a cada paso que daba, a cada palabra que pronunciaba, sabía que él nunca significó nada para Steve, su instinto de buen samaritano era quizá lo que le impedía ser realmente cruel hacía él, pero no necesitaba una crueldad evidente.

Steve lo sabía, Tony estaba seguro de que  lo sabía, el dolor reflejado en sus ojos, en sus facciones, él sabía lo mucho que le dolía todo aquello, luego lo de sus padres. Pero al otro no le importaba nada, sólo Bucky… Tony y su dolor eran un cero a la izquierda, y él castaño era consciente, pero no quería aceptarlo ni asimilarlo, no quiso hacerlo en ese momento, y todo el dolor se transformó en una furia que le quemó de adentro hacia afuera.

Por eso no le gustaba preocuparse por los demás; soledad era lo único que ganaba. No sabía cómo funcionaba para los otros, pero para él  no era lo mismo. Hizo todo para luchar por lo correcto, y esa lucha le arrebató todo lo que había hecho, todo lo que había construido se vino abajo de una estrepitosa manera. Sólo le quedaba aferrarse a su cordura, y a lo poco que tenía a su disposición, pensó con una sonrisa de lado en el chico arácnido, le agradaba, era como el hijo que nunca quiso tener… rio para sus adentros. Era lo poco que le quedaba,  eso y….

—Señor, los latidos se han normalizado por fin, el joven se encuentra haciendo las pruebas de resistencia. —la femenina voz computalizada, le hizo dar un suspiro por la noticia.

—Tiempo de despedirme de uno más…—Se dijo en voz alta—Dile que voy para allá—Pidió el genio, a su nueva inteligencia artificial.

Se dispuso a bajar por varios pasillos y túneles, poniendo claves, llegando hasta una amplia zona; un lugar que parecía la recreación de un gran jardín artificial, donde incluso se reflejaba el cielo, con las nubes y el sol, o la luna y las estrellas en su defecto. Tony se felicitaba seguido por esa increíble creación.

Metió las manos en sus bolsillos, contemplando la puesta de sol, sintiendo entonces una ráfaga a su alrededor.

—Niño… te he dicho que no hagas eso— El millonario sonrió de lado viendo al muchacho Maximoff de frente a él, con esa sonrisa socarrona que tanto le caracterizaba.

—Señorr.. Starrk…—Y esa pronunciación tan exótica de la “r” que le era indiferente en su hermana, pero que en él, provocaba que los bellos de su nuca se erizaran, de una manera deliciosamente extraña—Complete las pruebas a la perfección, mis pulmones están perfectos, creo que ya puedo...

—Ya puedes irte, pero antes tenemos que hablar…

—Yo iba a decir ver a mi hermana, ¿Qué está haciendo allá arriba? ¿Tocando la guitarra, cocinando?

—Tenemos que hablar chico—Tony le colocó una mano en el hombro, que Pietro sintió tan cansada que le caló dentro sin saber porque, lo había visto, a cada visita, Tony Stark se deterioraba más, sus facciones, sus gestos.  No sabía lo que estaba pasando arriba, más de lo que el castaño le contaba o le mostraba. Cuando todos le dieron por muerto, el genio no se dio por vencido… le mantuvo con vida, de una u otra forma, apelando a la naturaleza de regeneración de su cuerpo. “Mis armas mataron a tus padres,  te dañaron a ti y a tu hermana, esto es lo menos que podía hacer” le había dicho, cuando por fin había despertado. Existía tanta culpa y dolor guardado dentro de ese hombre, y él joven rumano sentía que nadie era capaz de verlo, pero él lo hacía, lo hacía y le dolía, le causaba un coraje profundo el ser plenamente consciente que nadie se preocupaba realmente por proteger a ese hombre, él saber cómo vivía en el abandono, mientras todos pensaban que era egoísta, Pietro podía ver que alejaba a las personas de él para protegerlas, y por alguna razón, supo que en aquella charla, intentaría hacer lo mismo con él…

Caminaron dentro de la casa que había en aquella fortaleza que había construido exclusivamente para su recuperación. Se supone que Pietro no podía salir de allí, pues sus pulmones y piel no soportarían aún del todo, el sol, y el oxígeno de la tierra. El genio tampoco había querido contar nada a nadie, para no dar falsas esperanzas, pues no sabía si su recuperación sería satisfactoria, pero aunque este se había esmerado mucho, ahora que por fin podría salir al estar completamente curado, el de cabello blanco sabía que Athony no estaba precisamente emocionado por aquello.

—¿Qué tenemos que hablar, señorr Starrk? —Preguntó, siempre exagerando su acento en la pronunciación del nombre ajeno.

—Tu hermana no está arriba, realmente… nadie lo está…

—¿Qué…? ¿Por qué?

—Por mi culpa, lo más probable—El genio dio un suspiro, y comenzó a narrarle todo al menor, culpándose siempre, haciéndole quizá incluso creer al chico que su hermana tomó la decisión correcta al irse con el capitán, le habló de las batallas hasta el final, hasta la liberación de sus amigos. Él como escaparon de la cárcel. —Ahora, si quieres gritar, golpearme… lo que sea, lo entenderé, y pondré a tu disposición lo que desees para buscarlos, aunque se esconden de mí, no de ti, creo que te será mucho más sencillo encontrarlos. —Se talló la nuca en gesto ausente—No te seguiré, es una promesa—Juró sobre su corazón con una “x”—así recuerdo que juraba una Diosa en una caricatura, era la mala, pero era sensual—Le guiñó un ojo— ¿Dirás algo? Creí que eras el rápido aquí—Dijo, esperando a que el menor reaccionara.

—Yo…—Se volvió a quedar callado, mirando los ojos cansados del mayor, sabía lo que Tony esperaba de él, que le recriminara, acusara, que le reclamara por lo que hizo con su hermana, que siguiera el camino de los demás y le abandonara… pero, no podía, no podía hacerlo, no después de todo lo que habían pasado: Las imágenes llegaban vívidas a su cabeza, los recuerdos de ese año y medio entero que estuvo allí. Había conocido una parte diferente del genio, este le hacía compañía constantemente, días… noches, estaba allí bromeando con él, viendo películas, jugando videojuegos, charlando, viendo partidos de futbol, bebiendo cerveza juntos, mientras contemplaban las estrellas artificiales con las constelaciones que Stark había configurado exactamente para que fueran las mismas que  él veía desde niño tras su ventana después de que su madre les acostara a él y a su hermana…

  No lo quiso creer al principio, se mostró rejego y necio  a pensarlo, mucho menos aceptarlo, pero al final esos ojos grandes y dorados le habían ganado la batalla, Tony no era una mala persona, era un ser humano con demasiado dolor, con demasiadas heridas que nadie había sabido tratar, que ni siquiera se habían interesado en cuidar, Tony era alguien a quien siempre terminaban abandonando cuando más necesitaba de alguien que le tendiera ayuda.  Él no haría lo mismo.

—Mi hermana ha tomado su decisión, Señorr Starrk…—Le miró fijo—Es tiempo de que yo haga lo mismo, siempre estuvimos juntos, pero al parecer no somos iguales, ni pensábamos igual, por más que quisiéramos creer que sí. —Dio un hondo respiro—Quiero quedarme con usted, yo estaré en—Se encogió ligero de hombros—Estaré en su equipo si así lo quiere. Yo quiero ayudarlo, se lo que debe estar sintiendo ahora. Lo sentí muchos años, quiero estar allí para usted, como estuvo para mí este tiempo.

—Niño, no lo estás pensando, las cosas no son tan fáciles. —Se puso de pie— ¿Te das cuenta de lo que esto implica? —Le miró con los brazos cruzados, Tony no podía creer lo que estaba escuchando, de la persona que menos espero que le dijera de forma tan firme que quería mantenerse a su lado­­­­­­—Si te quedas conmigo, a mi lado… eso significaría que algún día tendrías que enfrentarte quizá con tu hermana, en una batalla. Los adolescentes de ahora… y su impulsividad.

—Cuando ese momento llegue, lo resolveremos—Pietro se puso de pie, parándose frente al genio, dejando notar su diferencia de altura, siendo el castaño de menor tamaño. —y allí, de nuevo ambos tomaremos nuestras decisiones. No quiero dañar a mi hermana, pero tampoco quiero estar en su contra,  señorr.

—No es estar en mi contra—Le contradijo—No es que me vayas a hacer daño necesariamente si decides reunirte con tu hermana. No se trata de un golpe directo. ¿Está bien? Sólo es estar donde quieres, con quien quieres estar. —Le dijo enfático con sus manos—Piensa bien niño.

Los rasgos de Pietro se pusieron más rígidos, más serios. Le miró directamente—Estoy donde quiero y con quien quiero, señorr …—Tony abrió la boca como queriendo decir algo más  y luego la cerró.

—Estos adolescentes, van a volverme loco con sus etapas. Un día me odias y al otro me quieres. ¿Qué? Mañana llegaras con tatuajes y …—Hizo un gesto en sus orejas—Esas perforaciones raras, diciéndome que amas a Nirvana o algún grupo así. —Cuestionó, causando una risa en el menor.

—Se me ocurren un par de tatuajes—Aceptó y Tony  volteó los ojos.

—Vamos entonces, elijamos tu habitación arriba—Invitó. —La mía es la más grande y con mejor vista claro—Anunciaba mientras subían.

Sin embargo, justo en la última puerta, antes de pasar Pietro se quedó quieto, viendo hacía el exterior, Tony se giró y le miró de manera interrogante. —¿Pasa algo?

—No creí que esto, de verdad fuera a pasar. —Respondió a lo que Tony sonrió enorme, alegrando al menor por aquel gesto.

—Nunca dudes del ingenio de un Stark. —Miró a su alrededor—Vamos, la casa te está esperando.

Maximoff un poco más decidido, dio su paso fuera de la habitación, mirando alrededor sonriendo después al genio. — ¿Puedo…? —Tony asintió, y en ese momento el otro desapareció en una ráfaga azul y plateada, escuchó las puertas de salida, vio las hojas y materiales ligeros volar. Todo valía la pena después de eso…

 

Un año, 5 meses y 3 semanas atrás.

—¿Entonces? ¿Lo lograra? —Tony se situó junto al cuerpo inerte de Pietro Maximoff, lo había llevado allí lo más rápido posible, buscando la manera de reanimarlo. Tenía a los mejores especialistas trabajando en él.

—No lo sé Señor Stark, su cuerpo es distinto.

—Les di todos los exámenes. —Comenzó a decir exaltándose un poco—  Todos los registros que hay sobre su condición. Creí que eran los mejores, puedo llamar a alguien si es que…

—Señor Stark—Le llamó tomando su muñeca—Hacemos lo que podemos…

—Pues no es suficiente—Tony se quitó la mano de la mujer  y se acercó a los paneles electrónicos donde analizaban el cuerpo del muchacho y manejaban al mismo tiempo, todas las máquinas y sueros que estaban conectadas al menor.

—Señor Stark usted no puede hacer esto—Le llamó la doctora—Deténgase—Le exigía, mientras el genio se concentraba en lo que estaba haciendo.

—Silencio, yo soy el que pago esto… después de todo—Les habló, cuando sintió a dos enfermeros acercarse a él, siguió con su trabajo, y entonces se paró de súbito, y miró la maquina antes quieta, que señalaba los latidos del menor; comenzó a sonar… uno… dos… tres… eran bajos, pero regulares.  Los ojos del genio brillaron y luego se giró a la mujer de bata—No lo vayan a arruinar…

 

­­—Señorr Starrk—Pietro llegó a su lado de repente, mientras él observaba todo desde el balcón, recordando el momento en el que estuvo seguro que ese chico viviría.

— ¿Y? ¿Cómo te sientes? ¿Ninguna picazón, reacciones incomodas, problemas respiratorios… difusión eréctil? —Sonrió el genio.

—No, no, no… y no sé cómo comprobar lo último. —Dijo con un gesto de lado.

—Mañana, tú y yo, club de strippears, lo averiguaremos—Tony le guiñó un ojo—Pero por ahora, sígueme—Le guío escaleras arriba, hasta llegar a una puerta que había permanecido cerrada por demasiado tiempo, abrió con un código, e invitó a Piero a pasar, hasta una habitación bastante increíble, y a gusto del rumano, Tony la había ido cambiando y amueblando conforme aprendía del chico en cuestión, estaban sus videojuegos favoritos, posters de sus bandas preferidas, todo lo que a Maximoff le gustaba estaba en esa habitación, o eso fue lo que pensó, más al darse cuenta que eso incluía a Tony, quien se encontraba parado justo en el centro de la habitación.

Si, bueno lo sabía, era bastante descabellado, Pietro lo supo desde hace más 4 meses, que sus ojos comenzaron a ver de forma distinta al genio, y es que, realmente en su vida nunca había tenido un tiempo real para las relaciones amorosas, y nunca le había interesado realmente una chica, para intentar de alguna manera tomarse ese tiempo.

Sin embargo al convivir tanto con el genio y observarle desde una nueva perspectiva, se comenzó a plantear que si la realidad no era que le atraían los hombres; más específicamente los hombres maduros, castaños, de ojos enormes, y un trasero perfecto, que ya había sido víctima de más de una de sus juveniles fantasías.

—¿Y? ¿Qué te pareces? —La pregunta de Tony, le sacó de sus pensamientos.

—Es… increíble. Estoy comenzando a pensar que querías que me fuera para quedártela.

—Eres un chico listo, mi habitación está al lado, y pensaba convertir este sitio en un mini casino de videojuegos, pero… ¿Qué se le va a hacer? —Se encogió de hombros—En fin, como sea, ¿Tienes hambre? Estoy pensando en pedir una pizza.

—Si es de Pepperoni y extra queso, estoy contigo— Asintió, sentándose en la cama, apoyándose en sus brazos.

—Pepperoni y extra queso será—Aceptó Tony, antes de mirarlo fijamente para dar un pequeño suspiro.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Pietro percatándose de aquel gesto.

—Eres muy joven.

—Claro que no, sólo que tú eres muy viejo—Le contestó con una leve risa, sacándole una igual al genio.

—Jovencito, te puedo castigar sin pizza.

—Eso quiero verlo—Jugó Pietro, a lo que Tony sólo negó con la cabeza, saliendo de la habitación—Si me la he terminado cuando tú apenas hayas llegado, es tu problema.

—¿Estás diciendo que no soy lo suficientemente rápido? —Gritó desde su lugar.

—Lo suficientemente hábil— Le corrigió a la distancia.

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Dos semanas después

—¿A dónde fue el Dr. Banner? —Pietro bajó las escaleras hasta el taller del genio, llevaba una toalla enredada al cuello, parecía que se acababa de dar una ducha, su cabello blanco estaba  despeinado y húmedo, la camisa sin mangas que dejaba ver sus fuertes brazos se le pegaba al cuerpo como una segunda piel, al igual que el pantalón ajustado le resaltaban los fuertes músculos.

Tony al verlo no pudo evitar relamerse los labios, durante ese año, no le dejaba de impresionar la fuerza y cuerpo de ese niño. Era una verdadera tentación para cualquiera, debía admitirlo, más cuando este amaba pasearse por el lugar sin camisa, o entrenar en la sala de pruebas de esa manera.

—Para averiguar eso, tendrías que encontrar al Capi, que quizá te diga donde esta Nat, que es imposible que te diga donde esta Banner, así que en conclusión, no tengo la mínima idea—Le respondió, mientras trabajaba en una de sus armaduras.

—¿Y Visión?  El día que salí, me dijiste que estaba aquí, y no lo he visto hasta ahora.

—Esa es una genial pregunta, pero tampoco tengo la menor idea de a donde fue, quizá a buscar a tu hermana, ellos tenían “algo” —Hizo una señas con sus dedos, causando que el menor enarcara una ceja.

—¿Algo?

—No empieces con los celos de hermano mayor ahora, si “Algo” lo que sea que pueda haber ante una especie de Pinocho medio convertido en un niño de verdad, con su hada madrina adolescente y sensual. Pero no me preguntes a mí, los padres nunca queremos saber ese aspecto de la vida de nuestros hijos—Bromeó con una sonrisa de lado, colocándose los pequeños lentes para soldar un circuito interior en el pecho de la armadura. —¿Y ahora estás preguntas a que vienen? ¿Qué no tienes suficiente con mi bella compañía? —Le sonrió para luego guiñarle un ojo, bajando enseguida su mirada a la armadura,  evitando notar así, como el otro le miraba un poco atontado.

 

—Pues, la verdad es que ya me estoy aburriendo un  poco, necesito salir—Dijo, apoyándose al lado del genio con las manos en los bolsillos del pantalón, aunque eso era una enorme mentira, la verdad es que aquellas preguntas partían desde la primicia de ver al genio tan sólo, con la única persona que lo había visto hablar aparte de él, era con su amigo Rhodes, cuando este venía a sus terapias y a las pruebas de sus aparatos para las piernas. Fuera de eso el mayor se la había pasado trabajando o en su oficina o en ese taller, Pietro había notado que pasaba días enteros sin dormir.

—Supongo que los adolescentes necesitan estar con niños de su edad. ¿Qué tienes? ¿16… 17?

—25—Le respondió cruzándose de brazos, haciendo que el genio se fijara de nueva cuenta en sus fuertes músculos, repasándoles despacio con sus ojos chocolate.

—Eres libre de salir cuando quieras, ya te lo he dicho—Le dijo Tony, negando la cabeza, para sacar aquello de su cabeza, no cometería otro error. No sería abandonado de nuevo.

—En realidad pensaba más en una buena fiesta, y dado que tú eres Tony Stark… sólo pensé que bueno, tendrías algo en mente, pero quizá… lo viejo te ha vuelto aburrido—Dijo a modo de reto. Tony se quitó los lentes y le miró fijo. Pietro sabía que apelar al orgullo de un Stark era la mejor estrategia, y más en ese aspecto.

—Será mejor que te pruebes esa ropa nueva que te traje, salimos esta noche—Tony le aventó el trapo sucio de grasa a la cara, y se alejó, subiendo a pasos grandes la escalera, dándole una vista de su trasero al menor, que este no perdió el tiempo en desaprovechar. Vamos, quería hacer lo correcto y ayudar a Tony, pero no era de piedra.

—¡Me iré sin ti, si no te apresuras!—Escuchó la voz del dueño de sus pensamientos arriba, y usando su velocidad, subió a su habitación en un parpadeo, tenía un buen presentimiento de aquella noche…

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Un año y cuatro meses atrás…

Tony estaba medio dormida sobre una silla, su cabello estaba despeinado y se iba de lado, mientras su respiración se encontraba  tranquila, parecía verdaderamente cansado, se notaban las horas de desvelo bajo sus ojos, había dejado una de sus proyecciones de 4 dimensiones, bailando frente a él.

Esa imagen fue la primera que tuvo Pietro al abrir los ojos por primera vez después del incidente, y aunque tardo en aceptarlo, no hubiera preferido ver nada más.

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Ya saben, comentarios, sugerencias, etc... 

Todo es bienvenido! :D

Gracias por leer! 


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