Esa noche mis amigos me invitaron a cenar, pero me estaba aburriendo, porque el lugar al que fuimos estaba lleno de personas que únicamente cumplían con el estilo de ir a bailar y salir con el primer desconocido que veían, mi intención no era esa, no quería salir con nadie, así que tomé mi chaqueta y salí del bar al que habíamos ido.
Saliendo fue cuando me tropecé con alguien a quien no había visto en años, su mirada dulce seguía siendo la misma y su voz no había cambiado nada.
-¿Sawamura?-
Era mi profesor, como no iba a reconocerlo, de momento me arrojé en sus brazos y le dije
-¡Chris-sempai!-
Las lágrimas me salían de la emoción, volver a verlo después de tanto tiempo, a esa persona que tanto admiraba, a esa persona que me había enseñado tanto, era lo más emocionante que me había pasado en 2 o 3 años.
-Jeje… lo siento, me emocioné demasiado-
-No te preocupes-
Le sonreí y me sonrió dulcemente, como sólo él solía hacerme
-No has cambiado nada, sigues siendo el mismo-
-No se burle de mí, claro que he cambiado, y mucho-
-¿En serio? ¿En qué?-
-Bueno… dejé el béisbol y ahora soy un profesor de Ciencias Naturales-
El mayor se sorprendió de escuchar que había dejado ese deporte, sobre todo porque ahora entendía porque no había tenido noticias suyas por el internet, no desde que se mudó a Estados Unidos y entró en las mayores, esperaba verlo cerca o que entrara en ese mundo, pero no consiguió encontrarlo ni una vez.
-¿Qué haces en Japón?-
-Vine a visitar a mi padre, vengo una vez al año a verlo-
-¡Qué bueno! ¡Seguro que tu padre está feliz de verte!-
-En realidad vengo llegando, acabo de salir del aeropuerto-
-Ya son casi las 12, a estas horas no hay transporte, debiste decirle a alguien que viniera por ti, ¿Qué harás ahora?-
-Supongo que buscaré un lugar para quedarme, no reservé nada pensando en que llegaría hace 3 horas, pero el vuelo se retrasó-
-Esto… si quieres puedes quedarte en mi departamento, es pequeño, pero podrás pasar bien la noche…-
-Sawamura… gracias-
El mayor colocó su mano sobre la cabeza del menor y mientras el mayor jugaba con su cabello como hacía antes, el menor tomó su maleta para ayudarlo
-Espera, no es necesario que lo hagas, puedo cargarla yo mismo-
-Nada de eso, Chris-sempai será mi invitado, así que yo lo haré-
En cuanto llegaron a casa se dio cuenta de que tenía razón, había cambiado mucho, el departamento estaba limpio, muy ordenado y era acogedor.
-Ponte cómodo, tengo una habitación para huéspedes-
El menor movió las cosas del mayor a la habitación y lo dejó entrar, para que se pusiera cómodo.
-Bueno, descansa, debes estar cansado de tanto viaje, hasta mañana-
Cerró la puerta y se fue a su habitación.
A la mañana siguiente se despertó y miró al menor que abría las ventanas de la habitación, realmente era hermoso su departamento, con colores claros y vivos, además de tener un mural de un paisaje en una de las paredes y un cielo en otra.
-¿Desayunamos de una vez?-
-Antes te costaba levantarte temprano-
-Sé que era más irresponsable, muchas cosas me han pasado en los últimos años, pero ahora soy así, por eso es que quizá parezco muy cambiado…-
-Pero siempre seguirás siendo Sawamura Eijun, el pitcher zurdo al que conocí-
Los ojos del menor brillaron intensamente, mientras iban a desayunar Chris recibió una llamada a la que tuvo que atender, porque era de su padre
-Hola hijo-
-Papá…-
-Perdóname, mi trabajo ha hecho que me fuera de excursión desde ayer, ya que estabas en el avión, no pude avisarte, no volveré a tiempo para verte, prometo que seré yo quien vaya a Estados Unidos a visitarte para verte-
-Ya veo… no te preocupes, te veré allá-
El menor le dio privacidad para que realizara su llamada, hasta que Chris colgó el teléfono y se acercó a hablar con él, ya que tenía un aspecto un poco triste
-¿Pasa algo malo?-
-Mi padre salió de viaje, creo que estaré solo en casa hasta que me vaya-
“¿Cómo puedo hacer que Chris-sempai no esté solo en casa?” –Oh…- golpeó la palma de su mano izquierda con el puño de la derecha, al tener una idea -¿Por qué no te quedas en mi departamento hasta que te vayas? Así no estarás solo-
-¿eh?-
El mayor se negó muchas veces, pero conocía la insistencia y perseverancia de Eijun así que no se sorprendió a si mismo de verse cediendo ante su petición, serían sólo 2 semanas, así que nada podría perturbarle, nada malo iba a pasar.
Los momentos fueron y vinieron solos, en las mañanas el menor iba a trabajar y en la tarde regresaba temprano para que comieran juntos, vieron películas y jugaran una que otra cosa, además de contarse de su pasado.
-¿Qué pasó con Miyuki? Pensé que ustedes dos estaban saliendo-
-No, él está con Furuya, hace mucho que no sé de él-
-Ya veo…-
Quizá había hablado de más y no debió preguntar eso, sobre todo porque sus ojos se volvieron nostálgicos por segundos.
-Eijun, yo no quiero terminar contigo-
-Kazuya, no te preocupes, estaré bien, ahora que ya no me quieres, no tiene caso que sigamos juntos-
-Pero yo…-
-Adiós Miyuki Kazuya-
De inmediato volvió a actuar como siempre solía hacer y el mayor se tranquilizó un poco.
Al día siguiente, era sábado y faltarían 2 días para que Chris se fuera, los dos se prometieron hacer de comer juntos, y mientras cocinaban se dieron la mano sin querer.
El contacto los estremeció y sin poder reaccionar, se dieron un tenue y casto beso, uno de esos que no necesita nada más para volverse especial.
-Yo…-
-No digas nada, fue un accidente…-
Ante el beso, Chris se dio cuenta de que no era un simple accidente, le había gustado y entonces
-Eijun, jamás podré olvidarlo-
-No es necesario que lo recuerdes-
-No lo olvidaré porque… fui un cobarde al nunca decirte que te amaba, pero lo hacía, me gustaba tu forma de ser, alegre y dulce-
Los ojos del menor miraron el piso y sus mejillas tornaron de todos los colores posibles en el mundo, mientras que el mayor miraba esa cara, no pudo evitar soltar una sonrisa.
-Tú también me gustabas mucho…-
Un abrazo terminó la conversación, el lunes a primera hora el mayor tenía un problema mental, si se iba, no volvería a ver a Eijun solo, si se quedaba, abandonaba su carrera en Estados Unidos, fue un fin de semana diferente, salieron en una cita y se dieron algunos otros besos dulces, pero el mayor sufrió realmente ese día con el conflicto
-Está bien, no tienes que sufrir por esto, duró lo que tenía que durar-
El menor colocó sus manos en las mejillas de su superior y le dio un beso en los labios, para después despedirse de él y entregarle su maleta para que caminara a los andenes de abordaje.
Justo cuando iba a entrar a los andenes, logró mirar a Eijun agitando su mano y volvió corriendo a abrazarlo
-No iré sin ti-
-¿Qué?-
-No me iré sin ti, ven conmigo a Estados Unidos-
-Lo siento, no puedo ir ahora-
-Pero yo…-
-Te alcanzaré en un mes, lo prometo-
Estas palabras sonaron como un “espérame” al cual el mayor soltó una sonrisa y dejó de hacer a un lado sus emociones para darle un beso ates de partir.
Justo al mes, Eijun lo alcanzó, después de renunciar a todo lo que tenía en Japón y recibir la bendición de sus padres que le despedían con una enorme sonrisa; y al llegar a Estados Unidos, fue recibido por su sempai, que le llenó de amor, hasta el último de sus días.