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It's My Party and I Cry if I Want 2 por KatsumiKurosawa

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Notas del fanfic:

Este fanfic nació cuando volví a escuchar It's My Party de Leslie Gore.

Pero lo desarrollé escuchando Pity Party de Melanie Martínez, canción la cual contiene el mismo coro que It's My Party xDDDD

Fue una idea loca que me vino a la cabeza de pronto y dije bueeeno.

Notas del capitulo:

Pues alguien dijo TOPRI :v

Aquí traigo un poco... xD!

It’s my party and I cry if I want to

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 1

Whatever

 

SeungRi era algo así como su nombre artístico. Su nombre era Lee Seunghyun y lo consideraba común y corriente para alguien tan fino, tan popular y tan pudiente como él.

Sobre todo, porque su mayordomo y básicamente niñero se llamaba igual.

Entonces se lo cambió para “ser más genial”, así que se presentaba como “SeungRi” nada más.

Era un chico fiestero, bebía como si no hubiera un mañana y era demasiado promiscuo. Siempre había una persona con él teniendo sexo en su alcoba cada fin de semana.

Ahí entraba yo.

El señor Lee tenía muchísimo dinero y casi no estaba en casa. La madre de SeungRi había huído con otro hombre así que nadie más que yo podía estar a cargo de SeungRi en el aspecto que le urgía al jefe.

He tenido muchas discusiones desesperadas con el señor Lee. Yo no podía controlar a SeungRi. Él simplemente no me hacía caso… no importaba que yo fuese tres años mayor que él.

SeungRi no me trataba como a su hyung. Me trataba como lo que era: la servidumbre. Por lo tanto no había mucho sentido en que yo me encargara de que yo intentara hacerlo entrar en cintura.

─Sólo no dejes que salga herido… ─me dijo entonces el señor Lee, cuando fue evidente que no podía mantener a SeungRi a raya. Yo sólo era el mayordomo de confianza de los Lee… porque mi madre había sido la ama de llaves y les debíamos todo─ Tiene a sus guardaespaldas, pero un par de ojos extras no le harán daño.

─Sí, señor…

─Tu, eres mis ojos en esa casa. Recuerda que tienes que informármelo todo. ─asentí e hice una reverencia y me retiré de la oficina.

Pronto el señor Lee dejó la mansión para irse a Japón, trabajaría ahí por negocios durante dos meses.

Y yo, en la enorme casa que sólo la servidumbre y yo ocupábamos.

Siendo un maniático de la limpieza y el orden, siempre me dedicaba a que todo estuviese en orden cuando SeungRi no estaba. Cada mueble, cada pieza de arte, cada libro.

Cuando terminaba de supervisar todo, me dedicaba a estudiar. Estudiaba la universidad en su modalidad online.

Al parecer SeungRi no vendría a cenar.

Suspiré.

“Está ebrio, Seunghyun. Lleva a un chico a la casa…” cerré el mensaje de kakao que el jefe de guardaespaldas me había enviado. Iba a ser una larga noche…

Los vi entrar a la una de la madrugada por la puerta principal. En su Ferrari, seguido de los coches de los guardaespaldas. La entrada a la mansión principal fue estrepitosa, entre tambaleos y risas, entre ambos entes silenciándose y riendo de nuevo.

─Buenas noches, señor Lee… ─hice una reverencia de noventa grados y me incorporé.

Aquellos ojos hermosos de SeungRi me miraron enfadados. Yo no era precisamente su persona favorita en el mundo. Le prohibía demasiadas cosas.

─Buenas noches, Seunghyun… no quiero que me molesten… ─ordenó peinándose los hermosos cabellos plateados y subió a su habitación, compartiendo húmedos besos con aquel sujeto. Casi tropezando con todo.

Me dirigí al cuarto que el señor Lee había acondicionado para mí. Tenía acceso a las cámaras de toda la casa y podía seguir a SeungRi a donde quisiera.

“No me interesa su privacidad, Seunghyun. Podrían hacerle daño incluso en ese momento… tienes qué vigilarlo incluso cuando haga cosas indecentes.”

El señor Lee había sido demasiado claro. Y aunque no me gustara para nada, tenía que hacer el trabajo sucio que el jefe deseaba.

Los vi tambalear por los pasillos. Comenzar a desnudarse entre ellos.

Al entrar a la enorme habitación de SeungRi el audio se hizo posible en mis audífonos. Los micrófonos estaban por todas partes en ese cuarto.

─Danny… ─gemía SeungRi cuando el tipo ese besaba sus clavículas deshaciéndose poco a poco de su camisa negra.

Cerré los ojos cansado.

Seguía escuchando aquellos gemidos de su dulce boca y me daban escalofríos. A veces trataba de no observar la escena, pero daba lo mismo, me la imaginaba toda con aquella voz.

Seguí observando.

Su ropa había desaparecido y el pequeño Seung estaba ahí, hincado frente a su pareja en turno. Podía alcanzar a ver el movimiento de su cabeza, el trasero de ese tipo me tapaba la cara de SeungRi pero era evidente que estaba devorando su pene.

El tal Danny gruñía complacido. SeungRi debía ser muy bueno, todas sus parejas siempre se contorsionaban de placer ante el toque de su boca.

El tipo se vino en su rostro.

Eso fue específicamente claro para mí. Ver todo el semen escurrirse por su boca y su mandíbula.

Jamás seré capaz de describir lo que aquellas escenas me provocaban siempre. Me revolvía incómodo en mi asiento, me quitaba los guantes blancos y los dejaba a un lado.

Tenía que quitarle un par de botones a mi traje de pingüino…

Me vestían como a un pingüino, caramba. Era imposible no darse cuenta quién era el mayordomo en esa casa.

Estuve tentado a abrir el botón de mis pantalones. No sería la primera vez.

Ya una vez había visto a SeungRi montar a uno de sus acompañantes y deseé tanto… tanto… estar en el lugar de aquel bastardo que le apretaba las nalgas para acelerar el movimiento de sus caderas.

Acabé masturbándome dolorosamente ante el sexo en vivo, en la pantalla de mi computadora. La culpa no me dejó durante semanas. Después se hizo algo habitual.

SeungRi era bellísimo, no podía culparme.

Su piel blanca, se veía tan suave y deliciosa. Su voz gimiendo era específicamente hecha para hacerme perder el control.

Sus piernas largas eran incitantes y su trasero… su trasero era un pecado… lo había visto en sugerentes posiciones una y otra vez, carajo, su trasero era una tentación.

Me gustaba SeungRi.

No podía negarlo.

Crecimos juntos, siendo amigos inseparables hasta que él comenzó a evitarme en la adolescencia y no tengo idea de la razón específica.

Comenzó a evitarme cuando su madre lo abandonó. Yo pensé que era por eso, pero parecía tenerme un odio o rencor específico que jamás fue capaz de decirme o de confesar.

Pero yo no tenía nada qué reclamar o preguntar. Yo seguiría siendo parte de la servidumbre hasta que decidiera no serlo más.

Hacía tres años que se me habían impuesto vigilar a SeungRi y seguía siendo difícil verlo en los brazos de otras personas.

Vi incluso su primera vez. Con un amigo suyo… que se fue a estudiar a América y SeungRi decidió cumplirle un sueño a Kwon Ji Yong. Eternamente enamorado de SeungRi, por algún motivo él jamás pudo llegar a su corazón y se mantuvo a su lado como amigo.

SeungRi le regaló su cuerpo…

Y yo lloré como un imbécil viéndolos. Fue mi primera misión de espionaje con el pequeño Seung.

─Danny… ¿Qué día es mañana…? ─la voz del menor me sacó de mis recuerdos amargos.

Ese tipo estaba sobre SeungRi devorando todo lo que podía de él. Estaba incluso igual de erecto que antes, quizá más duro aún.

─No lo sé… ¿Sábado? ─y mordió su clavícula sin notar la mirada perdida del menor en el techo. SeungRi había mentalmente abandonado la habitación de nuevo.

El dolor en mi pecho siempre aminoraba cuando SeungRi dejaba de estar en alma en la habitación.

Siempre tenía sexo hueco… todo era físico. Todo era mecánico. Siempre disfrutaban más sus parejas que él.

Algo molestaba todo el tiempo al pequeño. Algo no le permitía disfrutar y él seguía buscando eso en cada persona con la que se acostaba.

─ ¿Sabes? ─noté los ojos de SeungRi regresar a la cordura─ No quiero hacerlo… ya no.

Sonreí. Eso pasaba a veces y mi corazón adolorido volvía por fin a estar en el lugar en donde debía estar.

─Pero yo sí… ─aquel tipo continuó tocándolo y acariciándolo más y más fuerte. Mientras SeungRi intentaba apartarlo.

Creí que podría controlarlo. Por eso lo observé en silencio hasta el momento en el que el pequeño lo sacara a patadas de su casa. Pero no sucedió.

El tipo mordía en todas partes, tocaba en todos lados y metía los dedos en su entrada mientras SeungRi se retorcía negándose.

Sus lágrimas fueron todo lo que yo necesitaba. No tenía fuerzas para pelear.

Mi puño aplastó el botón de seguridad y quien no estuviera despierto ya debía estarlo. Junto con mi radio me dirigí a la habitación ordenando a los guardias seguirme.

De una patada abrí la puerta para encontrar al tipo sometiendo a SeungRi contra el colchón y metiendo su pene como un bruto en aquella pequeña entrada. Su cara de placer me dio demasiada ira, tanto que no pude evitar patearle la cara en un excelente movimiento de Tae Kwon Do.

Fui entrenado para eso.

Voló al otro lado de la cama cayendo de esta.

Yo sólo tomé a SeungRi entre mis brazos y lo envolví entre sus blancas sábanas de seda.

Lo mantuve apretado contra mi pecho hasta que los guardias lo sacaron de la habitación a golpes.

─Seunghyun… ─susurró con la voz rota─ Estás aquí…

Estaba ebrio. Bastante al parecer.

─Yo siempre estoy aquí… ─susurré depositando un beso en su frente. Era inercia. Si estuviera consciente de mis actos, no habría hecho tal cosa.

─Sí… siempre estás aquí… ─aquel rostro tan solitario sonrió para mí, sobrecogiendo mi corazón en niveles que él mismo no sospechaba─ Pero no lo estarás por siempre…

─Claro que sí, Señor Lee… ─aseguré acariciando su rostro. Fue en ese momento cuando recordé que no tenía puestos los guantes. Estaba sintiendo la suave piel del pequeño bajo las yemas de mis dedos y era demasiado para mí.

─Sabes que eso no es cierto… ─sonrió de nuevo pero la tristeza se asomó en sus ojos─ Todo en esta casa me pertenece… menos tú.

Mis cejas se curvearon confundidas. Le miré fijamente sin entender, era obvio que mi rostro reflejaba la confusión él porque incluso se echó a reír.

Vaya que SeungRi era extraño. Parecía que después del pequeño escándalo en su habitación, no había pasado nada.

─Creo que no estoy entendiéndolo, Señor Lee… ─su cuerpo desnudo, separado de mí únicamente por la sábana de seda, seguía apretado al mío. Mis brazos seguían sujetándolo fuertemente.

Cuánto tiempo quise tenerlo así...

No en esas circunstancias, claro está.

─ ¿Qué día es mañana, Seunghyun? ─susurró levantando una mano blanquecina hacia mi cabello largo, negro, que cubría la mitad de mi cara mientras hablábamos. Movió los largos mechones para dejarlos detrás de mi oreja derecha.

Su suave mano bajó hasta mi mejilla en donde se quedó, acariciando levemente con su dedo pulgar.

─Doce de diciembre, Señor Lee… ─murmuré, sintiendo como el pequeño SeungRi se incorporaba en la cama, sin zafarse de mi agarre, es más, nos acomodaba a los dos en el colchón─ En realidad, son las tres de la mañana… ya es doce de diciembre…

Miré su boquita tentadora, pero no me moví. No le faltaría más al respeto.

─Es cierto… ya es doce de diciembre… ─dijo él mirándome con una expresión que me pareció enigmática. No sabía qué era lo que estaba pasando por esa mentecita maquiavélica y para ser honestos, no me importaba qué tan malo podría ser.

Yo seguiría al pequeño SeungRi hasta la puerta del mismo infierno. Algo me ataba a él con tanta fuerza que no podría evitarlo.

Todos los días me preguntaba qué era.

Esa felicidad al verlo llegar a casa, no obstante, él me pusiera una de sus caras más asqueadas.

Esa preocupación por la hora de llegada. Esas rondas en su habitación en donde lo arropaba al dormir.

Siempre estaba al pendiente de él. Siempre vivía por su bienestar y eso no tenía nada qué ver con mi empleo…

Yo, estaba enamorado de Lee Seung Hyun. Y vivía rogándole a Dios que ni el señor Lee ni Seunghyun mismo se dieran cuenta o yo perdería todo.

El empleo, la oportunidad de avanzar en la vida con mi carrera y… a él. Dejaría por siempre de ver a mi pequeño SeungRi.

─Feliz cumpleaños, Señor Lee… ─me incliné hasta esconder la cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro.

Aspiré su delicado aroma, pero traté de no reaccionar ante él. Estaba dándole el primer abrazo de feliz cumpleaños en esos sus 21 años.

Me separé cuando pensé que perdería el control y empezaría a besar la piel de su hombro derecho.

Lo recosté a la mitad de su cama y tomé las sábanas para arroparlo, así como estaba, sin vestir una sola prenda.

─Gracias, Seunghyun… ─susurró sonriendo. Tenía los ojos cristalinos─ Tú jamás lo olvidas…

─No podría, señor Lee…

─No sabes cuánto odio que me llames Señor Lee… ─confesó riendo y con un gesto de su mano, me indicó que debía acercarme.

Iba a decirme algo al oído.

Puse una rodilla en la cama para inclinarme sobre su cuerpo y acercarle mi oído a la boca.

Pero él no quería eso.

Bruscamente me giró la mandíbula para obligarme a mirarlo y me haló hacia sus labios.

Con ambas manos aseguró mi cabeza para que no me escapara de su beso apasionado y yo gemí contra su boca.

En la vida me había imaginado una escena como esa.

SeungRi.

Devorándome.

A mí…

Succionó mi lengua suavemente y se dedicó a mordisquear mis labios ante mi torpe respuesta.

Cuando por fin me soltó, me miró satisfecho.

─Es mi cumpleaños, Seunghyun. Mañana, lo quiero todo. ─demandó como el niño rico y consentido que era─ Vas a darme todo, Seung. No sólo un beso…

Yo estaba parado ya a la orilla de su cama, aturdido, mirándolo como si se hubiera vuelto loco.

─Yo no puedo… involucrarme… así con usted, Señor Lee… ─afirmé como si con eso pudiese zafarme de su petición.

─Vas a llamarme amo… vas a hacer lo que te ordene… ─susurró con malicia y luego bostezó como un niño─ Es mi fiesta. Puedo llorar si quiero…

─Pero, Señor Lee…

─Whatever… ─y se giró en la cama para darme la espalda. Eso significaba que podía irme de la habitación.

Hecho un manojo de nervios huí de su habitación a la mía.

Toda la madrugada repetí una y otra vez la grabación de él tomando mi rostro para comerme la boca.

Carajo no podía creerlo… él… me había besado.

Esperaba que al otro día no recordara su caprichosa petición. Porque después del señor Lee, SeungRi era mi segundo jefe…

Si SeungRi me ordenaba acostarme con él… no podría negarme.}

 

Continuará...

Notas finales:

Y así xDDDD 

Ya saben que me encuentran en Twitter, Facebook Page y Wattpad como KatumiKurosawa


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