Cáp I
Inesperado encuentro
Pasaba ya de media noche y Keith caminaba a las orillas del Ghetto, completamente en soledad, bajo la luz artificial de las lámparas, fumando un cigarrillo barato que alguien en el camino le había dado, traía las manos metidas en su vieja chaqueta café; Hacía frío aquella noche de invierno y aún confundida, su mente oscilaba entre ir a beber un trago a la taberna de Gabriele, o ir a coquetear a las prostitutas que cazaban clientes en las esquinas.
Sería más divertido si él estuviera aquí. Pensó para sí. Dio la última fumada a su cigarro y se recargó en el alambrado de una construcción, pensaba en la estúpida pelea que había tenido con su amigo hacía apenas un par de horas, transcurrido un minuto arrojó con molestia la colilla al piso
-Si ese idiota no fuera tan celoso. Murmuró y sonrió con cinismo, y comenzó a recordar la reacción de Mauri cuando lo vio charlando animadamente con Minerva la hermosa Griega pelirroja que era novedad en el Rosso el bar más famoso de ghetto, recordó como al llegar al viejo cuartucho que les alquilaba una mezquina anciana ciega, éste había regado todas sus pertenencias por el piso. Lo llamo con todos los insultos posibles y le pidió que se largara, sin embargo Keith ya hacia tiempo que se había acostumbrado a ese tipo de escenas por parte de su compañero de vivienda, quien no ocultaba su profundo amor por él, así que ya no le preocupaban sus amenazas, sabía que en unas cuantas horas se le pasaría el enojo y lo recibiría con la alegría de siempre.
A Keith le daban igual los sentimientos románticos de su amigo de la infancia, y en general los de todas aquellas personas, hombres o mujeres que lo querían, sabía muy bien acerca de su atractivo y su carisma, A sus veintiún años era poseedor de un cuerpo escultural, su altura rebasaba el metro con ochenta centímetros, tenía además unos bellísimos ojos verdes que contrastaban con su piel tostada y su negra melena que crecía un poco descuidada sobre su frente enmarcaba su varonil semblante dándole así una estampa perfecta que portaba con mucho garbo. Por esta razón era el sueño de las jovencitas del ghetto y de uno que otro sujeto que como Mauri le pretendía.
De pronto los pensamientos de Keith fueron interrumpidos cuando escuchó los alaridos de una Joven que pedía ayuda a grito abierto, corrió en dirección a donde provenían los gritos y encontró una muchacha siendo atacada por dos sujetos vestidos de traje negro, entre la penumbra logró distinguir también un tercero que observaba la escena recargado en un auto de lujo color negro.
El moreno sin pensar (Ya que nunca había sido ese su fuerte) se arrojó sobre la espalda de uno de los atacantes y empuñó su navaja apuntando con el filo la garganta del tipo, enseguida el otro sujeto se levantó dejando libre a la chica quien huyó corriendo. E intentó separarlos golpeando fuertemente la espalda del muchacho que se puso de pie como pudo lanzándole un puñetazo directo a la cara con lo cual lo dejó tirado en el piso, duró unos instantes más la riña, Keith era muy fuerte y era uno de los más respetados en el bajo mundo por sus técnicas de pelea que aunque eran totalmente callejeras resultaban bastante efectivas ante cualquier contrincante, sin embargo uno de sus oponentes alcanzó a someterlo en tanto el otro le apuntaba con su arma.
–!!!BASTA REINALDO!!! Ordenó El tercer hombre que hasta ese momento observaba imperturbable la escena. El aludido desconcertado bajó la pistola mientras el que había dado la orden aplaudía divertido, al instante se dirigió al joven que permanecía en el suelo algo aturdido
-¿Quién eres hijo? Preguntó con marcado acento paternal, a lo que Keith solo respondió con una mirada de odio
-¿Qué crees que estas haciendo? Solo he traído a mis perros a divertirse un poco y tú los atacas de esa manera, pudieron haberte matado. Después de un rato de no obtener respuesta alguna el que cuestionaba le propinó una patada y con rabia cuestionó
-¿QUIEN DIABLOS ERES HIJO DE PERRA?
-Andri, Keith Andri. Respondió secamente sin mirarlo
El que interrogaba lo miró detenidamente mascullando para si su nombre, como si quisiera grabárselo en la memoria por mucho tiempo.
-Jefe. Exclamó Reinaldo mientras apuntaba al chico ¿No cree que deberíamos enseñarle a este miserable lo que le pasa a los que se meten con la Ferretti?
¿La Ferretti? Pensó Andri en su interior ¿Acaso el sujeto que estuvo a punto de matarle habría querido referirse a la mafia de los Ferretti? ¿La más peligrosa y conocida en el viejo continente? Y en efecto, sus deducciones eran acertadas; el hombre que le cuestionaba era ni más ni menos que el propio Giusppe Ferretti líder de aquella organización. Un hombre como de cincuenta años, una complexión robusta, porte elegante y con una distinción particular.
_Ni lo pienses Reinaldo, tengo mejores planes para este muchacho, dijo el jefe._Sube al auto chico. Ordenó
Keith obedeció sin chistar, contrario a su carácter. Algo le decía que si no lo habían matado ahí mismo no lo harían en ningún otro sitio y que podía ser peor si no acataba la orden.
_ ¿Que es lo que quiere de mí? Preguntó el de tez morena con altivez tratando de disimular su temor
_Me gusta tu carácter Andri. Señaló mientras alargaba una cigarrera de plata al joven quien apresuradamente tomó dos cigarros uno se lo puso tras la oreja y otro lo colocó entre sus labios_ eres Valiente, temerario y… ¡cabeza hueca! Dijo riendo escandalosamente mientras le ofrecía fuego. _eres precisamente lo que estaba buscando.
_ ¿Buscando? Cuestionó el interpelado
_Si, verás muchacho: Derian es mi único hijo y necesito alguien que pueda protegerlo las veinticuatro horas del día, tu sabes, este negocio es muy peligroso, sobretodo con respecto a la gente que amas. Y pues he designado ya a varios sujetos para que se hagan cargo, pero el carácter del niño es algo complicado y no han sido capaces de “Comprenderlo” y por lo que veo tu actitud es perfecta para controlar un poco su impetuosa forma de ser.
Keith que le observaba atentamente empezaba a comprender todo aquello, vio entonces su oportunidad de sacar algo de provecho de la situación.
_ ¿Y de cuanto dinero estamos hablando? Preguntó con una sonrisa dibujada a medias en sus labios. A lo que acto seguido Giusppe se echó a reír
_Me fascina tu descaro, por supuesto que no te pido que lo hagas gratuitamente, sabré recompensarte muy bien y podrás salir de ese mísero cuartucho, incluso podrás ayudar a tu “amiguito” dijo refiriéndose sin duda a Mauri. Pero ¿Cómo pudo saber que vivía en un cuartucho y aún más de la existencia de su amigo, y de la estrecha relación que tenían? En ese instante Andri cayó en la cuenta de que no era casualidad que la mafia hubiera entrado al ghetto aquél día, no, lo estaban buscando precisamente a él y éste prácticamente se había entregado sólo al rescatar a aquella chica.
_Tienes muy buena fama como peleador Andri, se oye de ti por todo el ghetto. Dijo el mafioso al notar que el joven ya se había dado cuenta de todo._Así que ¿Qué opinas? Cuestionó sin obtener respuesta alguna
_Tengo que pensarlo Respondió con su acostumbrada arrogancia
Ferretti hizo una señal al que conducía el automóvil quien se detuvo al poco rato: habían llegado de vuelta al barrio de Keith quien abrió la puerta del auto dispuesto a abandonarlo sin decir más.
_Solo recuerda ragazzo, que no soy un hombre muy paciente dijo con una media sonrisa el hombre. _Vendré por ti en pasado mañana. A lo que el chico únicamente asintió azotando bruscamente la puerta.
Giusppe Ferretti sonrió satisfecho, siempre conseguía lo que se proponía. Hizo nuevamente una señal al conductor quien de inmediato puso en marcha la unidad.
Andri encendió el cigarro que había puesto detrás de su oreja, era sin duda un tabaco finísimo que saboreó lentamente, con un placer inigualable y se dirigió a casa. Donde estaba seguro que Mauri le aguardaba como si nada hubiera pasado.
Fin del capítulo I
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