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Los Hijos de Él y Él por erato89

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Notas del fanfic:

Los personajes obviamente no me pertenecen pero todos queremos saber qué pasaría si...

 

Si algo esta mal escrito culpen a mi dislexia y a la difunta pc de mi beta que ya no puede corregirme 

Notas del capitulo:

El primer encuentro entre Draco y Scorpius,  los recuerdos de Harry y su vida con Teddy ¿que les esperara de ahora en adelante?

La vida siempre nos hace pagar un precio por nuestras decisiones, grandes o pequeñas siempre se cobrara así tarde su tiempo y Draco lo sabía bastante bien, lo pago cuando hablo de más aquel primer día en Hogwarts y vio como el imbécil de Potter se fue con aquellos apestosos gryffindors solo por haber insultado un poco a la comadreja de Weasley, lo pago cuando decidió dedicar sus días escolares a vengar la ofensa tratando de hacer imposible la vida del cuatro ojos logrando que definitivamente nunca lograran ser amigos, lo pago cuando decidió seguir los pasos de su padre y servir al señor tenebroso luego de que Lucius fuera encerrado en Azkaban y desde ese instante su cuenta no hizo más que incrementar más y más con cada paso que dio en dirección al tan infame ideal de la pureza de sangre ¿Qué tan idiota pudo haber sido en aquellos años de juventud? seguir a un mestizo en busca de erradicar a todos los sangre sucia solo porque no tenía las agallas de oponerse a este pero claro que no era solo eso ¿Cómo oponerse al monstruo que literalmente tenia secuestrada a su madre? Y la ciega lealtad del cobarde de su padre aunque en realidad el bienestar de este último ya le tenía sin cuidado en sus últimos años de escuela a fin de al cabo fue por culpa suya que se había metido hasta el cuello en toda esa mierda y por qué debía de pagar no solo por sus errores si no también por los de Lucius.

Draco soltó un largo suspiro al rememorar todos aquellos sucesos antes de beber un largo trago de vino con la mirada perdida en el fuego de su chimenea, ahora era el señor de la casa Malfoy al menos hasta que Lucius saliera de Azkaban en unos ciento cincuenta años más, una risotada amarga escapo de sus labios al imaginar a su padre pudrirse a merced de los dementores, al menos algo que le alegrara aquella melancólica noche de recuerdos.

Ahora a sus veinticinco años debía seguir pagando por su pasado y no solo con la desconfianza de prácticamente el 80% del mundo mágico y con las enormes sumas de dinero que había donado a la caridad para ayudar en los estragos de la pos guerra, no, claro que no, él era el maldito Draco Malfoy, un desalmado slytherin, un sangre pura orgulloso y sin remordimientos y el ruin hijo de un afamado mortifago y el disculparse sinceramente con la sociedad magina y no mágica no convencía a nadie, ya nadie confiaba en la palabra de los Slytherin y no era para menos, luego de la caída de su señor muchos fueron demasiado orgullosos para bajar la cabeza y simular algo de arrepentimiento y los que si, los más astutos, eran justamente los que portaban la fama de ser los peores de aquel nido de serpientes pero como le dijo sabiamente Blaise <<Solo dales una enorme porción de “nunca quise ser como mis padres pero no tenía salida” y los ilusos no tardaran en atragantarse con eso>> pero claro que arrojar aquello no era como arrojar un simple hueso, este debía tener carne, mucha carne como lo demostró su amigo al romper con la tradición familiar de la superioridad de los sangre pura abriendo una exitosa cadena de farmacias en el mundo muggle para ayudar a todos por igual ¡tremenda patraña! No pasaba fin de semana en que Zabini no pasara a visitarlo para desahogarse de lo asqueado que estaba de tener que atender a esa sarta de muggles y sangre sucia aun así su estrategia estaba funcionando, tal vez nadie le creyó en primera instancia cuando siguiendo la tradición, heredo toda la fortuna de su madre cuando esta “accidentalmente” confundió una botella de veneno con una de coñac pero luego de que el ministerio lo monitoreara algunos años ya era capaz de ir a donde se le pegara la gana sin despertar sospechas y con total libertad y Draco envidiaba esa libertad.

Otro nuevo sorbo de vino refresco su garganta mientras pensaba en el ajetreado día que tendría mañana y maldiciendo por lo bajo a los perros del ministerio y todo el mundo mágico, mañana seguiría el consejo de su amigo y luego de desembolsar una fuerte cantidad de dinero en un mugriento orfanato para hacer la vida de esos mugrosos más cómoda y otra suma a algunos conocidos que aun tenia dentro del ministerio por fin podría recoger su “tan amado” hijo adoptivo. No pudo evitar romper en una carcajada cínica al pensar en que era lo que había hecho y todo para lograr que esos bastardos lo dejaran en paz, al menos se había encargado que esos ineptos le encontraran un huérfano de alguna familia sangre pura aunque claro, Draco debía fingir que ignoraba completamente su origen, oh no, el simplemente fue a dar hogar a una pobre alma desamparada para resarcir al menos un poco todo el daño que había hecho y cuando conoció al pequeño Scorpius no pudo evitar que su corazón se prendara de este, la actuación perfecta y tendría a la mitad del ministerio de magia nuevamente comiendo de la mano de la familia Malfoy, mientras él se encargaba de criar al hijo de alguna bruja demasiado idiota para permanecer viva durante la guerra, en fin, tampoco era como si fuera a odiar al mocoso como un maldito sin corazón, lo criaría tal y como Lucius nunca lo crio a él, era solo que la idea de cargar con una vida tan pronto no le parecía de lo más reconfortante, había terminado con Astoria años antes por la insistencia de esta de quedar embarazada, como si quisiera que la semilla maldita de los Malfoy siguiera floreciendo en el mundo, al menos con la adopción lograba asegurarse un herederos Sin la carga de resultar otro mal nacido como todos los Malfoy habían demostrado ser.

Un último sorbo de vino para acabar su enorme copa antes de ver una vez la foto del muchacho, era guapo, eso no lo negaba e incluso se parecía bastante al propio Draco, tez casi tan blanca como la propia y cabellos rubios platinados, si sus ojos hubieran sido grises en vez de azules y sus expresiones no fuesen tan amables de seguro hubiera pasado como un hijo suyo, un hijo que tuvo a los 17 claro está. Se levantó pesadamente de su cómodo sofá y dejando la copa y la fotografía fue al fin a dormir, ya los elfos se encargarían de limpiar todo apenas dejara su estudio.

Una vez entre sus sabanas de seda por fin el vino había logrado adormecerlo lo suficiente para dejarlo caer lentamente en el sueño y aquellas verdades que el mismo se negaba a aceptar cuando estaba despierto, habían maneras menos complicadas de limpiar su nombre, maneras que no incluían encadenar su vida a un muchacho los siguientes diez o quince años pero el problema es que en el fondo Draco deseaba hacerlo, deseaba pagar aquellas vidas que en parte con su ayuda se perdieron entre ellas la de aquel gemelo Weasley del que solo pudo ver su entierro a la distancia, tal vez, tal vez esta vez lo haría bien.

Cuando Draco llego esa mañana al orfanato lo recorrió casi por completo con aire severo en busca del condenado muchacho de la fotografía pero en su lugar termino por encontrar leyendo el profeta bajo un árbol a un rapaz de alborotados cabellos negros y ojos verdes como solo los tenía su más odiado némesis  despertando inmediatamente su curiosidad, la cual fue saciada al escuchar a la directora del lugar hablar del misterioso niño.

-          Su nombre es Scorpius, lleva aquí casi toda su vida, lo trajeron apenas con seis meses – aquellas palabras hicieron efecto automático en el rubio haciéndolo entrecerrar los ojos ligeramente ¿podría ser acaso que el idiota de su contacto se equivocara al enviarle la fotografía de su futuro boleto de libertad? No necesito indagar más pues la directora demostró ser mas que informativa – ¿hoy esta otra vez con su look Potter, no tiene idea de cómo lo admira pero seguramente volverá a su color de cabello natural antes del almuerzo, siempre le gusta jugar a verse como Harry Potter cuando está leyendo el periódico ¿no es por demás adorable?

-          Toda una ternura – respondió el frio rubio casi arrastrando las palabras de mala gana –

 

Maravilloso, había acabado haciendo arreglos para terminar adoptando un pequeño metamorfomago  Potterfan pero al mal paso darle prisa  y fue así como camino hacia el niño con paso seguro y una amable sonrisa muy bien actuada seguido con paso prieto por la larguirucha mujer.

-          Scorpy querido, tienes visitas hoy – canturreo la mujer con aquella empalagosa voz suya haciendo que el menor levantara el rostro de golpe con una enorme sonrisa para averiguar de quien se trataba

-          Hola amiguito – trato de ser lo más amable posible el rubio para no despertar sospecha alguna en la molesta mujer - ¿Por qué leyendo tan solitario? ¿Te molesta que te haga compañía un rato?

No requirió de mucho esfuerzo para lograr hacer que su celadora los dejara a solas para hablar el resto de la tarde y demostrar de forma creíble que adoptaba al menor con las intenciones más transparente aunque para ser honesto consigo mismo debía aceptar que el mocoso era bastante listo, aun con aquella ridícula apariencia de la que podría encargarse una vez llegaran a casa.

Algunos permisos y firmas después y Draco ya partía del lugar con el pequeño y alegre Scorpius en una mano y su destartalada maleta en la otra, le había insistido que no era necesario llevar nada, ya Draco se encargaría de comprarle todo nuevo pero su nuevo heredero había resultado muy apegado a los recuerdos de su viejo hogar y lo último que quería el rubio era que el menor le soltara un berrinche en la calle solo por una simple maleta, ahora tenía un hijo de ocho años y el largo camino para conocerse los dos había comenzado.

 

Casi al mismo tiempo un heroico y flaco moreno al que ya hace mucho dejaron de llamar el-niño-que-vivió por fin puede descansar luego de lograr que su ahijado se metiera a la cama definitivamente, quien diría que el hijo de su tranquilo mentor pudiera ser así de inquieto, seguro eso lo había sacado de su madre.

Harry se recostó al fin en su enorme cama mientras veía la fotografía de la Orden de aquellos tiempo y volvía a caer en cuenta que la vida podía se condenadamente cruel a veces, entendía que debía pagar por todas y cada una de sus decisiones, buenas y malas y no estaba en contra de aquello pero no podía dejar de pensar que no era justo que pequeños inocentes que apenas hubieran nacido nunca pudieran crecer con sus padres, padres que seguramente al igual que los suyos habían dado la vida para protegerlos y que mejor ejemplo que los padres de su propio ahijado, Lupin y Tonks al morir ambos luchando por la libertad del mundo mágico, que culpa tenía el pequeño Teddy que un montón de locos le arrebataran a sus padres antes de tener uso de razón y que luego una maldición incurable lanzada por la propia Bellatrix durante la guerra, consumiera la vida de su abuela de forma tan desgarradoramente rápida haciendo que el pequeño metamofomago terminara viviendo en la casa de Harry a la corta edad de cinco años y activando así la cuenta regresiva para para el final de la relación entre Harry y Ginny.

Harry alego que el niño era la última familia que le quedaba con vida, el ultimo recuerdo de sus padres y sus inseparables amigos, Ginny reclamos que ella no podía cargar con el peso de un niño a los veintiún años, ni siquiera estaba lista para tener los propios y mucho menos el de otros por muy héroes de guerra o hermanos de armas que fueran, fue así como la relación entre la última de los Weasley y el ex niño elegido término medio año después que Teddy se mudase a casa de Harry aunque este tuvo la delicadeza de nunca contarle las verdaderas razones de su separación, era algo que ese pobre muchacho no debía de cargar y tal vez era para el bien de los tres pues desde el día que Ginny salió de sus vidas Harry se dedicó al cien por ciento a su trabajo como Auror y como padre soltero, dedicando cada momento libre a su querido hijo adoptivo el cual a pesar de los años no dejaba de llamarlo tío Harry y aun con todo no había familia con padre soltero más feliz como lo eran Harry y Ted

 


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