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Weak moment por Aphrodita

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Weak moment

 

 

Aphrodita

 

 

El primer fic con titulo en ingles, el único y el último XD Es que no se me ocurría nada.

Este fic es medio raro, es la primera vez que narro desde esta perspectiva, vamos a ver que tal me sale. Acepto criticas, comentarios, y demás chulerías de los post... Abstenerse "Insultadores" Profesionales sino quieren recibir una respuesta de la misma índole n_n

 

Advertencia: Inspirado en el tomo numero 13, 14 y 15 de Episode G. (Mini Spoiler del tomo n° 14)

 

One Shot:

 

Cuando peleó contra uno de los nueve Dioses Gigantes, Paios de Spathi, no me quedó ninguna duda al respecto... Shura era uno de los Santos más fieles y digno de portar una Armadura, de ser un Santo de Athena, y quizás esa batalla fue de alguna forma necesaria para Capricornio, para poder entender, comprenderse y perdonarse... Pero, ese perdón, esa paz interior, la encontraría finalmente cuando Aioria comprendiese su dolor... Es por ello, que creo, que esa batalla fue necesaria para el Español... Para ambos.

El Santo de Athena luchó admirablemente contra ese Dios, contra ese osado Dios que se atrevió a investigar su mente ¿Y porque lo hizo? Porque no comprendió la razón que lo impulsaba, la razón que le daba fuerzas para sostenerse, para estar aun de pie a pesar de sus incontables y profundas heridas... Y lo vio, vio el pasado de Capricornio, lo que había en su memoria:

"La muerte de tu compañero que siempre respetaste y el hecho de haber llevado a cabo esa sentencia tu mismo.

Un joven llorando... Sin consuelo.

Lo observaste salir después de un tiempo... Pero solo pudiste quedarte escondido entre las sombras.

No pudiste confesarle la verdad que solo tu sabías.

...Arrepentimiento.

Debajo de la toga blanca... No había nada.

El compañero que era un héroe... Desapareció tachado de criminal.

Y para calmar las inquietudes que había en el santuario... Fingieron su muerte y falsificaron la armadura que desapareció junto con él.

Un crimen inventado... Y todo eso... Fue planeado por un hombre..."

Ese joven que lloraba sin consuelo viendo la tumba era el pequeño Leo, el español no tuvo coraje para salir de su escondite y consolar al hermano de quien asesinó, no pudo decirle la verdad, aquella que tan guardada se tuvo y que necesitaba gritar a los cuatro vientos, para así quitarse un poco el peso sobre sus hombros. Shura siempre estuvo arrepentido, aun sabiendo que todo ese tiempo fue una simple marioneta de Saga, o mejor dicho de Ares... ¡Ja! No tenia de que arrepentirse porque el también fue una víctima de toda esa "Traición", nadie puede contra el Satán Imperial de Saga, técnica que solo pueden manejar y perfeccionar los Patriarcas, una técnica temible que controla la mente del otro.

Y el punto era, ¿Cómo hacerle entender todo esto al testarudo de Aioria? Algo difícil, por no decir imposible, cuando al leonino se le metía algo en la cabeza no había Santo que lo hiciese cambiar de parecer... Sin embargo esa misma tarde, en donde Shura peleó contra Paios de Spathi me di cuenta afortunadamente de que quizás estaba equivocado, después de todo Aioria había madurado y ya era todo un hombre. Lo que me demostró que quizás yo estaba equivocado fue su oportuna intervención, cuando el Dios le iba a asestar a Capricornio un certero golpe que acabaría con su vida.

--¡No voy a dejar que mates a mi enemigo!... –Exclamó el Santo de Leo interceptando el ataque con su Lightning Plasma, algo que me arranco una sonrisa pues demostraba que Aioria no permitiría que asesinasen al asesino de su hermano, que ironía.

--Córrete Aioria, este es mi trabajo... –Dijo el español demostrando una vez mas que su arrogancia y su autosuficiencia no se le quitaba con los años, pero en mi interior supe que Shura buscó proteger de alguna forma a Leo de ese aguerrido Dios –Yo lo voy a derrotar...

--¡¡¡Cállate!!! ¡¡¡Acababa de volver del Santuario y me ordenaron que te ayudara!!!... –Quizás intuyó que de alguna forma su compañero intentaba protegerlo y eso lo incomodó y le molesto --¡¡¡¡No lo estoy haciendo por ti!!!!... –Aclaró de una manera tan efusiva que no me quedaron dudas al respecto sobre los confusos sentimientos del pequeño Aioria. --¿Estas a la miseria, como piensas derrotarlo? ¡¡¡No me hagas reír!!!... –Desesperadamente intentó persuadir a Shura, pues supo que con sus heridas no soportaría otro ataque de lesa magnitud --¡¡No puedo confiar en ti!!...

--Si... No podes confiar en mi... –Reconoció Capricornio con tristeza, para luego acotar algo que me dejo gratamente sorprendido –Confía en tu hermano... Aioros...

--¡¿Qué estas diciendo?!... –Escuchar eso de la boca del español fue mucho para el leonino.

--Aioros fue un gran guerrero... Aunque haya sido culpado y sentenciado... Todavía sigo respetándolo... Él... Es el ejemplo de todos los Santos... —Pronunció Shura débil a causa de las heridas --Yo pude pelear... Contra ese hombre... Quizás haya sido bajo el nombre de "Ejecución"... Pero el hecho de haber peleado contra él... fue para mí... Un honor... Y estoy orgulloso de eso... –Ante la mirada atónita y confundida de Aioria, acotó gravemente para dejar las cosas en claro –No pienso disculparme contigo. Yo cumplí con mi trabajo... Y fue una pelea admirable... Por eso, a cambio de mi disculpa yo juré... Que protegería a la Diosa Athena por Aioros... Y que no perdería contra nadie... Por mas que se tratara de un Dios... –Aseguró dejando de mirar a su compañero de armas para dirigirse a su enemigo --¡La Excalibur es la espada con la que luche contra mi compañero héroe! ¡¡Y sé que puede cortar a cualquier enemigo!!.

--Sh... Shura... –Leo se quedó sin palabras, supo que era absurdo ¡No podía seguir luchando! Apenas lograba mantenerse en pie como para poder ejecutar su técnica –¡Shura!... Déjame que... –intentó persuadir nuevamente al otro en vano.

--No quiero repetirlo, Aioria... Los Santos peleamos uno contra uno... No te metas... –Pidió Capricornio firme, dándole la espalda, se situó en posición de combate y acotó –Quédate mirando, te voy a mostrar la espada... Que tu hermano vio.

--¿La técnica que recibió mi hermano?...

Sin embargo esas ultimas palabras despertaron la ira de ese Dios, haciéndolo enfurecer, el Cosmo de Shura fue absorbido por el de Paios. Cuando Aioria vio que la técnica del Dios Gigante impactaria de lleno en su compañero, su corazón latió aceleradamente, y con desesperación le gritó:

--¡¡Cuidado Shura!!... ¡¡¡Esquívalo!!!...

Pero el mencionado se había convertido en un "Demonio" Había permitido que el Satán Imperial lo dominara por completo, al recibir la el ataque directo de su enemigo, perdió la razón y se volvió un demonio desesperado por matar, sin embargo en Shura la técnica estaba incompleta, inmadura, fue por eso que su estado duró unos pocos minutos, los necesarios para poder sobrevivir a la técnica suprema de Paios de Spathi.

Leo siempre fue una persona que no permitiría ni aceptaría la ayuda de nadie, por eso buscó no meterse en la batalla, así se lo había pedido Capricornio, pero le fue difícil, intentó "Morderse" La lengua, pero sus palabras surgieron solas revelando entre líneas sus verdaderos sentimientos, esos que el español comenzaban a despertar en él:

--¡Shura! ¡No estarás pensando en perder! ¿¡No!?... ¡¡Yo soy quien te tiene que derrotar!!... ¡¡¡No voy a permitir que mueras aquí!!!...

Pero la pelea finalizó, sorpresivamente Paios de Spathi dejó de lado el encuentro asegurando que el destino de los humanos estaba en manos de los Dioses y era irrefutable, los invitó cordialmente a seguirlo cuando se recuperasen de sus heridas estando dispuestos a enfrentarse nuevamente.

Aioria se quedó de pie observando la partida de su enemigo, pero entro en si cuando notó que Shura se desvaneció, fue a su encuentro y lo tomó justo a tiempo entre sus brazos.

--Yo... No soy tan maduro como para perdonarte... Pero... –Pronunció Leo observando el rostro de su compañero, rostro cuyas facciones denotaban dolor –Tampoco soy tan infantil como para no entender que hoy arriesgaste tu vida para pelear...

--A-Aioria...

--Solo por hoy seré tus piernas...

--Yo... No voy a morir... –Aseguró Capricornio con dificultad en los brazos del otro–Tambien por tu hermano... Yo tengo... Que seguir adelante... Para transmitir la espada sagrada que forjé...

La invasión en el Santuario de un Cosmo poderoso e inconmensurable los distrajo por un momento.

--Aioria... Déjame... Y anda...

--¿Que?

--No hay tiempo para perder... –Apremió el español poniéndose de pie con algo de dificultad --Ahora eres más rápido que yo... Ese Cosmo trae desastre... Ya... Te voy a alcanzar... Anda... León dorado. –Colocó una mano sobre el pecho de su compañero para separarlo sutilmente --Con tus colmillos... Protege el futuro de todos... Y el del propio santuario...

--Dime... Shura... --Dijo Aioria posando su mano sobre el hombro de Shura --Acaso ¿Estas subestimándome?... –Rodeó la cintura del otro con un brazo.

--¿Eh?..

--¿Me crees tan débil como para cansarme por cargarte?... –Afianzó el agarre sosteniendo fuertemente a Capricornio --Quedamos en algo... No lo olvides... –Ejerciendo un poco de fuerza logró ponerlo de pie --Te dije que iba a ser tus piernas por hoy... –Y comenzaron a caminar a la par --Yo no abandono a nadie... Y no concibo la paz a costa del sacrificio de nadie...

Ni siquiera en el camino dejaron de discutir, era divertido ver como el español intentaba demostrarle al otro que podía solo, y en mas de una oportunidad, Aioria harto de esa autosuficiencia lo dejó caer al suelo como si se tratase de una bolsa de papa.

Durante el trayecto cada uno por su cuenta se sumió en sus pensamientos, analizando lo ocurrido, asimilando cada palabra, cada frase dicha con cautela, con cautela por lo menos para Leo, quien en su interior necesitó perdonar a su compañero de armas, pero no... Su orgullo no se lo permitiría.

--¿Adónde vamos?... –Investigó Shura con recelo, esforzándose al máximo por caminar por sus propios medios, pero en realidad necesitó la oportuna ayuda del otro.

--Mi Templo queda mas cerca que el tuyo... –Respondió el pelirrojo con voz parca.

Nada acotaron, y cuando finalmente llegaron a destino, Aioria condujo a Capricornio hasta su cuarto ¿Dónde se encontraban Garan y Lhytos? Se preguntó Leo... De seguro que haciendo las compras en el pueblo y de seguro que tardarían bastante en la feria distrayéndose con cuanta estupidez se les cruzase por la vista, culpa de la pequeña que se entretenía con casi cualquier cosa, tan aburrida que a veces se sentía encerrada en el Santuario.

El español disimuló su incomodidad, pero no pudo evitar ponerse visiblemente nervioso cuando el menor lo depositó suavemente sobre su propia cama.

--A-Aioria...

--No te preocupes por las sabanas... –Indicó el mencionado refiriéndose a la sangre que emanaba de su cuerpo.

Shura intentó incorporarse, pero el pelirrojo evitó el intento posando su mano sobre su pecho con firmeza.

--Quédate ahí... Aun estas débil... –En su tono de voz dejo demostrado que aun le costaba admitir y aceptar aquello a lo que se negaba, a la verdad –Enseguida vuelvo...

El morocho observó como su compañero de armas desapareció por la puerta, exhaló un suspiro y elevó su vista al cielo ¿En qué pensaba? Por mas que lo intenté, no logré descifrarlo. Aioria volvió de la cocina con un recipiente lleno de agua tibia y un paño, Shura comprendió sus intenciones cuando depositó dicho recipiente en el suelo y se sentó en la cama junto a él.

Con un rostro serio, inquebrantable, Leo comenzó a despojarle al otro de su Armadura, quien entendiendo las razones se dejó hacer.

El menor quitó una a una cada pieza, dejándolas en el suelo para luego seguir con la ropa, sin embargo en ese momento dudó:

--P-Permiso...

Aquello me causo gracia, ver el nerviosismo en Aioria, un nerviosismo algo inocente ya que su adolescente cabeza quinceañera no supuso nada raro en sus actos, sin embargo su conducta indicó lo contrario. Capricornio asintió débilmente y el pelirrojo se deshizo de su camiseta, el cuerpo de su compañero cubierto de heridas viejas y nuevas, cubierto de sangre, no había perdido su natural y masculina belleza.

--¿Por qué haces esto?... –Preguntó Shura, pero el otro no respondió –Dijiste que solo serias mis piernas por hoy... No mi enfermera... Las heridas no son graves...

Eso ultimo Aioria lo supo, y quizás por eso respondió:

--Es algo que debo hacer, no puedo dejar a un compañero herido...

Decidiéndose finalmente con una batalla que libró en su interior, Leo comenzó por los pies desnudos del mayor, humedeció el trapo, lo escurrió y limpió la planta de los pies y los dedos del morocho, alivianando su dolor, refrescándolo. Un gemido de satisfacción surgió de la boca de Shura, un gemido natural producido por el placer que le produjo el contacto de esa humedad en sus pies que latían ardorosos.

--Gracias... –Pronunció Shura con sinceridad. –Eres tan noble como tu hermano...

--No pronuncies su nombre... –Interrumpió Aioria con severidad.

--Ya te lo dije antes... No pienso pedirte disculpas... Yo solo cumplí ordenes...

¡Dioses! Capricornio ¿Por qué no eres sincero con él? ¿Por qué te torturas así, echándote la culpa de algo que escapo de ti? ¿Por qué no le dices la verdad? Quizás, claro, porque ni siquiera tu mismo conoces esa verdad, una verdad que se te fue negada, que conoces a media, que intuyes pero que no te atreves a descubrir, no aun.

--No espero tus disculpas... Tus disculpas no me devolverán a mi hermano...

Un obstáculo le impidió al menor seguir con su tranquila labor, ese obstáculo eran los pantalones que aun llevaba puesto su compañero de armas, fue por eso que siguió camino salteando esa parte hasta llegar al vientre de Capricornio, que se contrajo cuando el pelirrojo poso el paño tibio. Nuevamente Aioria limpió todo rastro de sangre, las gotas resbalaban caprichosas por el cuerpo del mayor muriendo en las blancas sabanas.

--¿Qué tengo que hacer? Dime... ¿Para qué dejes de castigarme así y comprendas mi dolor?... –Por primera vez en su vida, y eso me sorprendió, Shura estaba siendo sincero con sus verdaderos sentimientos.

--¿Castigo? ¿Dolor?... –Aioria rió sarcásticamente, porque escuchar eso de Capricornio lo sorprendió –¿Y tu que sabes de mi dolor?... ¿De lo que yo tuve que pasar, del peso que tuve que cargar?... "El hermano del traidor Aioros"...

--No debes escuchar a los demás... Tu conocías a tu hermano mejor que nadie... Tu...

--¡Calla! Sé perfectamente quien fue mi hermano... No necesito que su asesino venga a decírmelo...

El rostro del español, curvado en una mueca de tristeza, dolor, pesadumbre y agobio consiguió que el otro controlase su furia.

--Debe haber algo... Alguna forma... –Susurró el morocho con melancolía.

--¿De que hablas?...

A medida que Leo ascendió con su mano sobre su pecho, el morocho observó su rostro con insistencia, tanta que el otro lo notó poniéndose sumamente incomodo, y cuando quiso darse cuenta ya había llegado al moreno cuello de donde un hilillo de sangre corrió desde una herida en la sien.

--Debe haber algo que yo pueda hacer... Alguna forma de enmendar el daño...

--No hay nada que tu puedas hacer...

--¿Por qué?...

Aioria se puso tenso, sus músculos se contrajeron y su nerviosismo se hizo más latente, la conversación estaba tomando un rumbo que con su inexperiencia no supo manejar y eso de alguna forma lo aterró.

--Porque yo no necesito nada de ti...

--Pero yo si... –Contradijo Shura firmemente tragando saliva y clavando sus pupilas que bailaban inquietas, algo aguadas.

--Ya Shura... Cállate y déjame terminar con esto... –Censuró Leo suspirando profundo. –Yo no puedo darte nada para quitarte ese peso y ese dolor... Es algo con lo que deberás cargar...

--¡Lo sé!... ¡Maldición que lo sé!... Es algo que me pesara toda la vida, pero no quiero hacer algo por ti... Quiero hacerlo por Aioros...

--Quítate los pantalones, que ya casi termino...

Shura tomó la mano del menor entre las suyas, y la separó de su cuello, un nuevo gemido dejó demostrado que esas caricias le estaban gustando por demás. Aioria permitió que el paño enrojecido cayera de lleno en el recipiente de agua ya turbia, se puso de pie para alejarse de su compañero y tomando las cosas se fue hasta la cocina, volviendo a los minutos con agua limpia y otro paño.

Cuando lo vio llegar, Capricornio intentó bajarse los pantalones, labor que Leo ayudó a ser llevada a cabo, no hubo nada raro en ello, ambos eran hombre y por lo tanto, era algo natural... Sin embargo los dos estaban un tanto nerviosos e inquietos, en el ambiente se pudo respirar la tensión.

El pelirrojo intentó desviar su mirada, pero no pudo evitar posarla dos segundos sobre la entrepierna de su compañero notando que su miembro se encontraba semi flácido, algo alegre quizás por las sutiles caricias tibias del paño... Cosa que el menor tomó como natural, una reacción, del cuerpo masculino, habitual ante esos tipos de contactos íntimos.

Con parsimonia y nueva dedicación, Aioria dejó que las gotas tibias se desprendiesen del paño dando a parar sobre la morena piel de Shura, quien se estremeció cuando sintió la mano de Leo posarse sobre sus piernas desnudas, subiendo lentamente, como pidiendo permiso a cada paso que sus dedos daban... Algo en él reacciono y se activó, y con suma pena se disculpa.

--Lo siento... En los momentos menos indicados cobra vida propia...

Ante las palabras del español, el menor lanzó una sutil risa.

--No te preocupes... Créeme que sé lo que es...

Cuando la mano del pelirrojo llegó a la parte mas alta del muslo del mayor, este tomo fuertemente su mano y jaló de ella, consiguiendo que el cuerpo de Aioria cayera sobre el suyo. En un arranque de necesidad lo abrazo fuertemente, evitando así su huida y disimulando su tenue erección.

Leo se quedó estupefacto, con sus ojos abiertos, sin poder comprender aun que estaba pasando allí.

--Déjame, León... Enmendar mi error... Debe haber alguna forma... –Susurró Shura en el oído del menor.

--S-Shura... –Espetó el pelirrojo con la respiración gravemente agitada.

Con un hábil movimiento, Shura jaló nuevamente a su compañero consiguiendo que cayera acostado a su lado, sus rostros quedaron muy cerca uno del otro.

--Déjame conocerte... Déjame... Permíteme ser tu principal pilar de ahora en mas, que cubra en parte la ausencia de tu hermano mayor...

--Shura...

--Sé que Aioros es irremplazable... Y sé que quizás nunca dejes de odiarme... Pero déjame intentarlo...

--Shura...

--Porque si lo haces...

--¡Shura!... –Gritó Aioria consiguiendo que el otro se callase –Déjame hablar...

Se produjo un instante de silencio, Capricornio observó a Leo con infinita tristeza y arrepentimiento.

--Yo... Tengo miedo... –Confesó el pelirrojo hundiendo avergonzado su rostro en el pecho del otro.

--¿Eh?...

--Yo... Ya te lo dije antes, no soy maduro para algunas cosas... Pero tampoco soy infantil para darme cuenta de otras...

--¿A que te refieres?... –Y notando su estado acotó –Oh... Pero... Yo no me refería a eso...

--Ah... No...

--No...

--¿Entonces?... –Pregunto el menor en un susurro, elevando apenas su vista.

Aquella imagen de un león supuestamente aguerrido y colérico, temblando de pavor ante la idea de estar frente a un hombre desnudo y excitado le pareció al español encantador e irresistible y por ese motivo atrajo su barbilla y besó sus labios con dulzura, hasta casi con inocencia, pero pronto su lengua invadió la virgen boca del menor... Y por Athena, que respetase su inocencia y su juventud, que le diese tiempo de crecer, porque no le perdonaría jamas que hiciese las cosas apresuradamente o que lo lastimase de alguna forma... Por suerte el morocho comprendió que aun no era tiempo para el pelirrojo.

--Shura... Te odio... –Espeto Aioria cuando su compañero dejó sus labios, dejó que su frente cayera pesada en el pecho de su enemigo.

--Y esta bien pequeño... Esta bien... Es lo correcto... –Aseguró acariciando lentamente los rojos cabellos de su niño.

Llegaría el día en el que tanto Leo como Shura conociesen la verdad, aquella que ambos intuyeron en ese momento, verdad que Capricornio supo a media, y verdad que el pelirrojo necesitó creer. Comprendí en ese momento que Aioria en su interior siempre quiso perdonar al español, quizás porque supo que alguien como él seria incapaz de cometer una atrocidad de esas magnitudes, y me alegró ver esa noche que por fin Leo pudo dejar su orgullo de lado para escuchar su corazón que le decía a gritos que Shura era inocente, que era una víctima mas de toda esa trampa.

Capricornio al principio solo buscó egoístamente su propio consuelo, buscó la manera de estar junto al pelirrojo para poder quitarse ese peso, para poder deshacerse de su pesada carga, pero tiempo después no solo buscó eso, sino también enmendar su daño, su error, cuidando de él, como si lo hubiese hecho yo, esperando a que creciera y su corazón madurara. Con la esperanza, la certera esperanza de que quizás algún día Aioria lograse perdonarlo de verdad entregándose en alma y cuerpo.

Durante el breve periodo de paz lograron conocerse un poco mejor, labrando entre ellos, hilando a medias la verdad, su verdad... Pero ese periodo de paz se vio interrumpido por una nueva Guerra librada por los Santos de Bronce, en donde desde su Templo, cuando sintió el Cosmo de Shura desvanecerse, mi hermano perdonó de corazón a mi supuesto asesino... Lastima que dicha guerra no les permitió conocerse un poco mejor, y que ironía que gracias a una pudieron comenzar de nuevo.

Pero no llores hermano, por mi injusta muerte y por la muerte de Capricornio... Yo los seguiré esperando, porque nada me apura, ya que al fin y al cabo todos terminan viniendo aquí tarde o temprano. Lo importante es que supiste, a tu manera, perdonar y reconocer en tu interior la verdad.

 

KKK FIN KKK

 

No quiero escuchar nada sobre que falto el lemon juas! XDDDD Quise hacerlo así pues, no sé... En su momento pense ¿Tendría relaciones Leo con Capricornio en esa escena? No, no porque aun su odio es muy fuerte, recién en esas escenas comenzaba a perdonarlo, sumado a su edad hacia imposible que algo ocurriese entre ellos mas que un beso, porque supongamos que Aioria tiene quince y Shura dieciocho... Me parece que la adolescente cabeza del pelirrojo aun estaba confundida y sus sentimientos Odio – Amor hacia el asesino de su hermano era mas fuerte que cualquier tipo de deseo carnal (Aunque el español dejo bien en claro que el no tenía problemas para eso XD). ¡Ah!... Por cierto, en Episode G Aioria se tiñe de pelirrojo para no parecerse a su hermano, quise dejarlo así.

Bueno, si me da el tiempo hago otro con lemon, después de hacer un Saga x Aioros, y un Shura x Aioros para el CPF... ¡Participen! Solo tiene que ir a la sección Fanfics de Saint Seiya en el tema Campaña pro fic (alias Guerra de Parejas no oficial)... Les dejo el link para que sea más fácilà http://miarroba.com/foros/ver.php?foroid=127162&temaid=5548802

 

¡Rosas!

 

24/08/2006 11:45 a.m.

 

San Luis, Capital, Argentina.

 

kurumadasama@gmail.com

exclamaciondeathena@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 


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