Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Odiame, Amame, Hazme Tuyo por ghylainne

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ahí estás, entrenando en el Coliseo con tu hermano. Me acerco, temeroso de lo que voy a encontrar en ti: la ignorancia más absoluta respecto a mi persona. Aiolos me saluda con una gran sonrisa, pero tú finges que no me has visto y te despides para regresar a tu Templo. ¿De verdad no ves lo que eso me duele? Porque tu hermano sí lo sabe, lo ha visto todas las veces que se queda a mi lado intentando consolarme. Como ahora, me da unos golpecitos en el hombro y saca algún tema de conversación intrascendente. Ni siquiera sé de lo que habla. No le hago caso. Sigo pensando en tu indiferencia.

Regresamos fingiendo que no ha pasado nada, incluso apura un poco el paso en la Casa de Leo, como si estuviera vacía y no hubiera nada que ver. Pero sé que estás ahí, deseando que me vaya para seguir con tus cosas. Me despido en Sagitario, con la promesa de que pasará a recogerme a la hora de comer.

Y así lo hace. Nos sentamos en el gran comedor. Tú en una esquina y yo en la otra, separados por una docena de cuerpos. Ni siquiera te acercas a la hora de comer. No sé como te las arreglas siempre para escoger el asiento más alejado. Alguien cuenta un chiste del que no me río, ni siquiera me he enterado de lo que decía. Te miro, pero pareces muy entretenido hablando con el rubio. Claro, qué tonto soy, ¿por qué razón ibas a estar pensando en mí? Sólo soy un asesino. Dejo caer el tenedor y finjo atender a una conversación que no consigo seguir. ¿Te darás cuenta alguna vez de lo que me lastimas, mi león dorado?

Alguien me llama, están organizando una salida al pueblo y quieren saber si me apetece acompañarlos. Pero antes de que pueda decir nada, Aiolos se niega en mi nombre, alegando una cena con él. Debo estar más ido de lo que pensaba porque no recuerdo la cita. En fin, tampoco me importa, es mejor que quedarme en Capricornio pensando en lo mucho que me odias.

 

*******************************************************************

 

Te veo venir a través del Coliseo y rezo a todos los dioses que se me ocurren para que no te pares con nosotros. O mejor sí, o no, no lo sé, pero les rezo igual. Como una letanía que, como no sé para qué la invoco, no me va a servir de nada. ¿Es posible que no te des cuenta de lo que me afecta verte? Aiolos ya no sabe qué decirme para que le atienda, y cuando te paras decido que mejor me marcho. Sí, es lo mejor, me voy antes de empezar a comportarme como un tonto. No quiero quedar en ridículo delante de ti.

No lo puedo evitar. Tu sola presencia pone mi mundo boca abajo y soy incapaz de articular dos palabras seguidas. No, mejor así a que pienses que soy estúpido cuando me oigas tartamudear y decir incoherencias que ni siquiera yo entiendo. Lástima que no te importe lo que siento por ti, porque yo me enfrentaría a todo el que osase volver a llamarte asesino.

Poco después os oigo atravesando mi Templo. Sé que por cortesía debería salir a saludaros, pero no puedo. Me quedo pegado a la pared, deseando tener el valor de enfrentarme a ti, a tu mirada. Deseando tener fuerzas para confesarte lo que siento. Suspiro de resignación cuando os vais. Otra oportunidad más al carajo.

Y en el comedor no te diré nada, claro. Estarás demasiado ocupado con tus amigos como para pensar en mí, así que me alejo todo lo que puedo, como siempre. Prefiero no oír tu risa con las ocurrencias que puedan tener. Shaka está contando algo que, a juzgar por la cara de Milo, debe ser de lo más interesante, pero no me he enterado de nada. No es que sea algo complicado, o sí, vete a saber, pero es que no he oído una sola palabra. Esto de resistir la tentación de pasarme la comida mirándote no es tan fácil como parece.

Al parecer han decidido ir a ver algo, pero no me preguntes el qué, porque no me he enterado. De todas formas, no puedo ir, he quedado a cenar con Aiolos en su Templo. Demasiado cerca del tuyo. Casi me dan ganas de desear que bajes a pedirle cualquier cosa, aunque no me atreva a decirte nada. Podría ver de nuevo esos ojos que me pierden. Aunque lo más seguro es que pretextara tener que ir al baño y saliera de allí. Si es que no tengo remedio. ¡Maldita timidez!

 

*******************************************************************

 

Bajo a Sagitario a la hora acordada. Aiolos está terminando de preparar la cena y me ofrezco a echarle una mano, a lo que se niega, y prácticamente me obliga a que me quede en el salón, leyendo una revista vieja mientras espero. A ver si se da prisa, porque ese olorcillo me está despertando el hambre.

Sigo pasando las hojas distraídamente cuanto oigo tu voz llamando a Aiolos, y del susto se me cae la revista de las manos. No contaba con que aparecieras por aquí. Claro que debería haberlo pensado, al fin y al cabo es el Templo de tu hermano.

Al parecer, tú tampoco contabas conmigo, porque te quedas parado en medio del salón sin terminar la frase. Y no puedo evitar intentar explicar lo que hago allí, pero entonces sale tu hermano y pone una excusa estúpida de que se tiene que ir a hacer no sé qué historia y que cenemos nosotros, que es una pena que se estropee la comida.

No puede estar haciendo eso. ¿Es que no se ha dado cuenta de que no me soportas? ¿Quiere que cenemos o que montemos una batalla campal? Y sin esperar una respuesta se va corriendo escaleras abajo sonriendo como si aquello fuera a salir bien. ¿Desde cuando es tan ingenuo? No me queda otra que quedarme, con la esperanza de que aceptes. Pero ya verá Aiolos cuando le ponga la mano encima.

Intento mantener una conversación, pero apenas respondes con monosílabos, por lo que renuncio y terminamos cenando en silencio, cada uno concentrado en su plato, tan lejos el uno del otro como si la mesa midiera kilómetros de largo. Hasta que te oigo pronunciar mi nombre y levanto la vista para contemplar atónito como te acercas a robarme un beso. Y no me lleva más de unos segundos recuperarme para corresponderte, acercándote hasta que terminas sentado en mis piernas.

Santa Atenea divina, dime que no hemos estado haciendo el tonto todo este tiempo, que no hemos hecho más que engañarnos cuando ambos deseábamos lo mismo. Lo que está pasando aquí, en esta cita que nos ha organizado ese bendito centauro.

El tiempo de pensarlo y la ropa ha desaparecido, y te pegas a mí como si quisieras acabar tatuado en mi piel mientras, entre beso y beso, me susurras cuánto me quieres. Y yo me aferro con fuerza a tus caderas, que mueves frenético al sentirme dentro de ti, mientras grito tu nombre, perdiéndome en el placer de tenerte. Y es que no te imaginas cuánto te quiero.

 

*******************************************************************

 

Subo hasta el Templo de mi hermano a la hora de la cena, pero para mi sorpresa eres tú el que está sentado en el sofá, con una revista que va a parar al suelo. Quiero decir algo, pero no se me ocurre nada sensato. Tú intentas hablar, pero justo entonces aparece Aiolos y te interrumpe casi antes de que puedas empezar, diciendo que tiene que irse y que disfrutemos la cena. ¡Será capullo! ¡Mi propio hermano! No puede hacerme esto, no puede dejarme a solas contigo. ¿Acaso quiere que me de un soponcio ante la mera idea de cenar contigo?

Propones que, ya que estamos aquí, cenemos. Tú intentas conversar, pero estoy tan ocupado intentando disimular mi nerviosismo que casi no te oigo, por lo que respondo con pocas palabras, rezando por que sea la respuesta correcta. Pero te callas, cohibido por mi actitud. Y no sé qué recóndito rincón de mi cerebro me grita que haga algo, que me acerque a ti. Y antes de darme cuenta te llamo y me acerco a ti, perdiéndome en tus ojos, que me observan con curiosidad.

Te beso con suavidad, sorprendiéndome al ser correspondido. Tus brazos se cierran en mi cintura y me haces sentar en tu regazo, sin dejar de besarme. ¡Dioses! No sabes cuánto he deseado que llegara este momento. Poder abrazarme a ti, desnudarte, decirte que te quiero, ser tuyo mientras gritas mi nombre, que dicho así suena a música celestial.

Todavía entre jadeos propones subir a Capricornio a seguir con lo que hemos empezado, no sea que Aiolos llegue y nos pille sin hacerle caso a su cena. Subimos parándonos en cada escalón para besarnos, acariciarnos y seguir confesando que nos queremos. Como si fuéramos un par de adolescentes.

Al entrar en tu Templo ya estamos medio desnudos otra vez. Me dejo caer en tu cama arrastrándote para que quedes sobre mí. Enredo mis piernas en tu cintura, haciéndote reír por la urgencia que demuestro. No te rías que tú no estás mejor que yo, por mucho que intentes disimularlo.

Ahora soy yo el que grita tu nombre como un poseso. Y me abrazo a ti clavando mis uñas en tu espalda, como un león que atrapa a su presa, aunque sea yo el atrapado por ti. No dejas de besarme mientras trato de recuperar el aliento, permitiendo que me apoye en ti, hasta que me vence el sueño.

 

*******************************************************************

 

Mejor salimos de aquí antes de que alguien nos vea, y mi Templo está más cerca que el tuyo. Nos vestimos con desgana y salimos cogidos de la mano, entre besos y risas, como dos borrachos. Quién me diría que algún día me estarías arrastrando hasta mi dormitorio dejando la ropa por el camino.

Te tiras en la cama, con tus piernas alrededor de mi cintura, tus brazos en mi cuello, y no puedo evitar reír por la prisa que tienes. ¡Qué demonios! La misma que tengo yo, para qué negarlo. Esta vez eres tú el que grita mi nombre, lo que no hace sino excitarme aún más, hundiéndome en un placer mayor del que creí poder tener jamás.

No dejo de besarte una y otra vez, diciéndome que es real, que es cierto que estás en mi cama. Me sonríes respondiendo a mis atenciones, hasta que tu cara de sueño me hace desistir, con un último beso, dejando que te acomodes a mi lado hasta que te quedas dormido.

Y no puedo evitar sonreír al verte así. Te aparto el pelo empapado de sudor y te beso en la frente. No hay prisa, ahora que sé que nunca nos cansaremos de agradecer a Aiolos esa bendita cena.

 

 

~~FIN~~

 

Ferrol (Galicia), España  23 - Agosto - 2006


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).