Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Say my name. por Ciervo19

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: 

One Piece y sus personajes no me pertenecen, sino a Oda-sensei. De la misma manera, la canción "Say my name" le pertenece a Within Temptation. Fic sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Songfic basado en la canción "Say my name" de Within Temptation.

Di mi nombre,

–¡Law! –Volteé, lo vi, él estaba allí. Estaba allí de nuevo.

Así sabré que estás de vuelta, estás aquí de nuevo, por un tiempo.

Temblé. Siempre lo hago, siempre que le veo. No sabía qué hacer ni qué decir, no entendía por qué volvió, por qué ahora.

–¿Qué haces aquí, Eustass-ya? –Me crucé de brazos y forcé mi sarcástica sonrisa. Creía, esperaba, que mis ojos no fueran visto, ocultados debajo de mi gorra. Sabía que si algo en mí iba a delatar mi nerviosismo, esos serían mis ojos.

–¿Qué? ¿Necesito tu permiso para anclar en esta isla?

–Por supuesto que no. Haz lo que quieras; siempre lo haces. –Me levanté, dolido. Sabía que el hecho de que él estuviera allí en ese momento no era por mí, pero deseaba en el fondo de mi corazón que fuera así. Qué ingenuo.

Oh, permítenos compartir los recuerdos que sólo nosotros podemos compartir. Juntos.

–¿Te vas tan pronto? –Su mano jaló mi brazo, deteniéndome. Ya se había sentado a mi lado.

–Sí, así es. Ya no tengo ganas de beber. –Me volví hacia el cantinero. –Cóbrale al oso.

–¿Ya te vas, capitán? –Me preguntó Bepo al verme dirigirme a la salida.

–Estaré en el submarino, no quiero que me estén molestando. –Me zafé del agarre de Eustass-ya.

–Sí, lo siento. –Se deprimió de inmediato pero pasé de él. Ya no me sentía de humor para nada.

–Espera Law. –Me tomó la mano de nuevo. –No sabía que estabas en esta isla. –Mi corazón se desbocó, traicionándome. Él no podía sentir mi pulso a través del agarre de su mano con la mía, ¿verdad? No, él es muy brusco, no es médico como yo, no podría notarlo.

–¿Y eso por qué debe importarme? Tampoco sabía que vendrías a esta isla, no habría venido de ser así. –Me solté de un jalón. Empecé a caminar apresuradamente, salí de ese bar huyendo cobardemente, odiándome por haberme metido a ese bar tan lejos de la bahía.

–Espera. –Me siguió. Maldita sea, ¿Por qué me sigue? –Maldita sea Trafalgar, quiero hablar. –Jaló con brusquedad mi brazo, deteniéndome una vez más. Un montón de piratas y ladrones borrachos que estaban tirados en medio de la calle se quedaron observándonos y no era para menos: dos reconocidos capitanes piratas haciendo una escena de novios peleados en medio de la noche, en un pueblo de mala muerte.

–Eustass-ya, no tenemos nada de qué hablar. Nos encontramos aquí por casualidad y no volverá a pasar. –Me soltó. Maldita sea, las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos. No podía verlas por la oscuridad, ¿verdad?

–Quiero hablar de lo que pasó. Interpretaste las cosas mal. No puedes negar lo nuestro, todo lo que ha pasado entre nosotros.

–Lo nuestro no existe más, Kid. –Las gruesas gotas recorrían silenciosamente mi rostro, ya no era capaz de retenerlas más tiempo. –Room.

–No lo hagas. No desaparezcas como la última vez. –Podía notar la frustración en su voz. ¿Cómo se suponía que debía interpretar eso? ¿Realmente él me quería o sólo estaba enojado por no poderse dar el lujo de ese capricho? Ese capricho que era yo.

–No desaparecí. Tú me dejaste ir. Shambles. –No sabía si me había escuchado, pero de un momento a otro, estaba en mi camarote y no planeaba salir de allí. Me senté contra la puerta y no pude evitar llorar en silencio. Yo en verdad... le quería.

Cuéntame acerca de los días antes de que yo naciera. Cómo éramos cuando niños.

Pesadamente me arrastré hacia la cama después de un rato. Cerré los ojos y no tardé en quedar dormido. Inevitablemente, esa noche soñé con Flevance, con mis padres, con Lami, con Cora-san. Siempre que tenía un mal día soñaba con mi pasado. Toda mi vida en general había sido una mierda y ese día no iba a ser menos.

Tan real era el miedo y dolor que sentía en mi sueño, que cuando sentí una cálida mano sobre mi hombro, me desperté de un salto, con la respiración agitada. Era él.

–¿Qué estás haciendo aquí? –Lo fulminé con una mirada helada, pude ver algo de duda en sus ojos.

–Hice que tu navegante me indicara el camino a tu submarino. Escucha, antes de que me eches, quiero que sepas que en verdad te quiero.

Tocas mi mano,

–No quiero perderte, no así, sin luchar por ti. –Colocó su mano sobre la mía y aunque intenté apartarla, mi cuerpo no me respondió. Me traicionó por segunda vez.

–No soy más que un juego para ti. –No pude evitar que el nerviosismo se escapara por mi voz al decir esas palabras. –Te escuché, se lo dijiste a Killer. –Abrió grandes los ojos mientras me veía sorprendido.

–Así que de eso se trataba. –Me miró directamente a los ojos. –Escucha, lamento mucho lo que dije. Realmente no lo sentía, ni lo siento ahora. Es solo que... –Apretó mi mano con fuerza. –¡Maldita sea! ¡Estaba tan molesto! –De nuevo esa expresión de profunda frustración. –¡¿Cómo se suponía que iba a justificar el estar contigo cuando tú sólo juegas conmigo?! –Esta vez fue mi turno de sorprenderme. Busqué con los ojos su mirada, parecía a punto de llorar. Desvió los ojos.

Estos colores cobran vida, en tu corazón y en tu mente,

–¿A qué te refieres?

–¡No te hagas el estúpido! ¿Dónde está él, tu novio? Sé bien que sólo soy un entretenimiento para ti cuando él no está cerca.

–¿Mi... Novio?

–El estúpido de tu aliado. El maldito de Mugiwara. –Me sorprendí una vez más y esta vez fui yo quien apretó su mano. Sonreí. –Deja de burlarte de mí, cabrón. –Lanzó un golpe hacia mi rostro, pero lo detuve.

–¿Todo esto fue porque estabas celoso de Mugiwara-ya? –Reí quedito. –Sí que eres idiota. ¿Cómo podría yo estar con un crío como ese? –Me miró confundido. –Quería su fuerza, me debía un favor por salvarle la vida en Marineford. Pensé que sería fácil de manipular aunque me equivoqué. Le he cogido cariño, sí, pero sólo hay una persona a la que quiero. A la que quiero de verdad. –Clavé mis ojos sobre los suyos. Me acerqué a su rostro lentamente. Hay algo que siempre me jala hacia él, como si fuera yo de metal y él hiciera uso de su Akuma no Mi. Eso debe ser, probablemente.

Cruzo las barreras del tiempo, dejando el presente atrás para estar contigo otra vez.

–Trafalgar. Jura que dices la verdad. –Me detuvo por los hombros cuando estaba a punto de besarlo.

–Yo siempre digo la verdad. –Susurré básicamente sobre sus labios. Sus brazos rodearon mi cuerpo, pegándome hacia él. Ese nuevo brazo de metal suyo era una verdadera molestia, pero ya vería qué hacer con él después.

–Estoy tan feliz de haberte encontrado. –Sentí su aliento sobre el mío. Cerró los ojos y lo imité. La distancia desapareció en un instante. La preocupación desapareció en un instante. El tiempo desapareció en un instante. Todo desapareció en un instante porque ese instante éramos nosotros, unidos por un beso. Éramos un beso y nada más. Era lo único que existía. Lo único que necesitábamos.

Respiramos el aire.

Y pronto ese instante que sólo era nuestro beso, se convirtió en nuestros cuerpos. Y en ese instante la ropa dejó de existir. Estábamos tan cerca, tan cerca que respirábamos el mismo aire.

¿Recuerdas cómo solías tocar mi cabello?

Y los largos dedos de la mano que conservaba, se hundieron en mi negro cabello, mientras yo lo sujetaba con ambas manos. Quería tenerlo cerca, cada vez más cerca. Lo necesitaba conmigo. Lo odiaba. Odiaba que un hombre, tres años menor, pudiera controlarme así.

No eres consciente,

Él jamás podría saberlo. ¿Cómo podría entenderlo? Lo que provocaba en mí. Sus dedos recorrían con descaro mi piel pero eso era mucho más que algo físico. Él no lo sabía, eso es lo que creo.

Tus manos siguen ahí.

Ese metal. Ése maldito metal. Era tan frío pero se calentaba con facilidad debido al calor de mi cuerpo. El frío que al principio me arrancó un jadeo y que se fue desvaneciendo. Él no podría ser consciente de esa sensación. No había que ser un genio para saber que no podía sentir a través de esa cosa. Pero aún así, la utilizaba con vehemencia para hacerme sentir. A mí.

Simplemente no sabes que estoy aquí.

Durmió a mi lado, abrazó mi cuerpo y entrelazó sus dedos con los míos. Sentí miedo. Todo mi cuerpo se estremeció de nuevo. Sentí miedo. ¿Él iba a estar allí cuando despertara? Tantas veces había despertado sólo para descubrir una nueva herida en mi corazón al ver que se había ido. Pero jamás pude reclamárselo. ¿Con qué derecho iba a reclamárselo?

Duele demasiado.

Y desperté sólo para comprobar que él no estaba allí. Abracé mis piernas. ¿Dónde estás? ¿Por qué no te despides de mí al menos?

Ahora rezo porque pronto regreses...

Debí saber que las cosas no iban a cambiar sólo por una noche de pasión. Me vestí y salí del submarino. Debía encontrar a mi tripulación y zarpar de allí, los Mugiwaras nos estarían esperando en el punto acordado.

... A donde perteneces.

–¡Trafalgar! –Lo vi salir de un restaurante, cargando una bolsa. –Maldición, ¿Por qué despertaste?

–¿Eh? ¿Esperabas que no volviera a despertar jamás?

–No. –Se rascó la cabeza en un gesto nervioso. –Es sólo que...

Tocas mi mano,

–¿Que qué?

–Ya sabes, quería llevarte el desayuno a la cama. –Me pasó la bolsa, desviando la mirada y poniéndose todo su rostro del color de su cabello. Busqué dentro de la bolsa y encontré una orden de onigiris.

Estos colores cobran vida, en tu corazón y en tu mente.

Sonreí ampliamente. Seguramente ese gesto estúpido y bochornoso, había sido lo más lindo que había hecho por mí.

–Me has dejado sin palabras, Eustass-ya. ¿Cómo podría agradecértelo? –Le sonreí de una manera sugerente.

–Sólo... –Su cuerpo se tensó, debía estarla pasando realmente mal al quedar expuesto a sugerencias así en media calle.

Cruzo las barreras del tiempo, dejando el presente atrás, para estar contigo otra vez.

–Así. –Dijo finalmente, tomándome por los hombros y robándome un casto beso. Me sorprendí y miré de reojo a mi alrededor, había muchos curiosos mirándonos raro. Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar de ese beso como se debía. Si iba eso a salir en las noticias, era mejor que me viera bien para la foto.

Por favor, di mi nombre.

–Ha sido un placer, Trafalgar. –Dijo a pocos centímetros de mis labios. –Pero por desgracia, ya debo irme. –Se separó de mí.

–Sí, nosotros tenemos que irnos también.

–Toma, no sé si la quieres, pero igual te la doy. –Puso algo sobre mi mano. Se acercó mucho a mi oído y me dijo, en un dulce susurro: –Te quiero, Law. –Casi sentí que saboreó mi nombre y sin agregar algo más se marchó, sin mirar atrás.

Recuerda quién soy.

–Capitán, ¿Ya nos vamos? –Shachi y Penguin aparecieron de algún lugar, pero a penas si los escuché, mi mente seguía en el otro. No quería que volviéramos a separarnos. No sabía cuándo lo volvería a ver.

Me encontrarás en el mundo del ayer.

Miré hacia mi mano. Era un pedazo de papel lo que me había dado. No, no un simple pedazo de papel. Era una vivre card. De repente sentí unas ganas incontenibles de verlo.

Te fuiste a la deriva de nuevo, demasiado lejos de donde estoy...

–¡Kid! –Grité con todas mis fuerzas desde la bahía justo cuando su barco estaba por zarpar. –¡Nos volveremos a ver pronto! –Vi que hizo una mueca de fastidio cuando sus nakamas me miraron y luego a él.

... Cuando me preguntaste quién soy.

–¿Te conozco? –Dijo con la cara más indiferente que pudo. Rompiendo de nuevo mi corazón. Apreté los puños molesto conmigo por haber confiado en él. ¿Lo “nuestro” por lo que había luchado una noche anterior no existía frente a sus nakamas, frente a otras personas? Me di la vuelta e hice una bola su maldita vivre card, dispuesto a deshacerme de ella.

¡Di mi nombre!

–¡Trafalgar! –Gritó a todo pulmón desde su barco, que se alejaba. Me di la vuelta.

Estos colores cobran vida, en tu corazón y en tu mente.

–¡Definitivamente no dejes que la marina te capture! ¡Tú y tu aliadito, ambos quieren ser el rey de los piratas, igual que yo! Así que... ¡Así que tengamos una pelea interesante!

Cruzo las barreras del tiempo, dejando el presente atrás, para estar contigo otra vez.

–¡Y tampoco olvides que TE AMO! –Los tripulantes tanto de su tripulación como de la mía parecieron entrar en pánico ante tales palabras. Yo no pude hacer más que sonreír. –¡LAW!


Di mi nombre.

Notas finales:

Bueno, esperomque les haya gustado. El KidLaw seriamente me parece una pareja de lo más problemática así que disfruté escribiendo esto.

Les dejo la canción original por si quieren escucharla, la verdad a mí me parece una maravilla, Within Temptation es mi banda favorita: Say my name

por favor, dejenme sus comentarios, eso bastaría para hacerme feliz

Bye~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).