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Trata de quererme por Shieru Fantomuhaivu

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Notas del fanfic:

Eh... Bueno, les traigo una historia (es yuri, pero realmente la amo) que ha estado mucho tiempo atrapada en mi cabeza, pero que al final me he decidido comprimir y escribirla como tal. Planeo no hacerla tan larga, pero explotarla lo más que pueda, jaja

Estoy completamente consciente de que he dejado pendiente (para los que lo han leído) mi primer fanfic "Casi perdido", pero igualmente planeo seguir con la historia. La carrera me ha consumido en estos meses, pero, ahora que estoy de vacaciones, podré dedicar mi tiempo libre a escribir esto. :'D

Espero que les agrade la historia, que a mí me gusta mucho pensar en ella, lol. Muchas gracias por leer.

 

CIEL.

Notas del capitulo:

¡Espero que les guste!

Es algo corto, pero conforme avance los trataré de hacer más largos.

Graciaaaaaas.

 

Ciel.

Las clases habían comenzado un mes antes. Todo normal. Personas normales, materias (acorde a la carrera) normales.

Centrémonos un poco más en la vida de dos estudiantes. Una estudiando Filología y Lingüística y la otra Cultura y Lenguas Modernas Japonesas…

      Un mes había pasado, pero, por obra de quien fuese, Mae Thomas recién había llegado a presentarse como estudiante de intercambio. Algo fácil para la hija de empresarios ingleses con mucha influencia cuando uno se refiere a financiar. Había convencido a sus padres de estudiar la carrera elegida, aunque estuviese a la mitad ya. El vivir en el lugar natal del idioma sería un factor muy importante cuando se convirtiese en profesionista.

      En fin, Mae no tenía malas notas ni mucho menos, y, con la fuerte presencia de importantes empresarios como lo eran sus padres, no le fue muy difícil entrar en la Universidad T, en el distrito de Hongō, Tokio. Buena escuela, sí.

      Pasando a lo importante, ella sólo se presentó como una nueva estudiante de intercambio y, sin hacer el menor ruido posible, se dispuso a atender las clases. Debía de ser rápida y alcanzar a los demás. Pero, para ella, no supuso problema alguno. Era bastante rápida para aprender.

      Al principio, como todo alumno nuevo, y extranjero, llamó mucho la atención. Con su cabello castaño muy oscuro y sus ojos color cielo que resaltaban, era difícil no notarla. Fue el tema de conversación por mucho tiempo, pero ella pasaba de todo eso. Cuando se le llegaban a acercar compañeros o estudiantes de cualquier otra carrera, ella les respondía siempre con una sonrisa amable y, con paciencia, les describía de dónde era, y cómo es que podía hablar tan fluídamente el japonés.

      Mae siempre ha sido así. Amable y comprensiva, siempre con sonrisa en su rostro y muy sincera. Si estás en una clase de apuro, ella, con lo que pueda, ayudaría. Así ha sido ella. Además, como un típico personaje de alguna serie, era vista en su escuela como la “chica perfecta” que tiene excelentes notas, es bonita y siempre será amable contigo. Todos pensaban en ella como la diosa de la facultad de Idiomas y Literatura.

      Se hizo de amigos fácilmente, más que nada mujeres, que aseguraban estar flechados de alguna manera por la genial Mae. No todos pensaban así, sin embargo. Una de ellas, Tomoka Satsuki, resultaba bastante graciosa y buena compañera de clase.

      Rentaba un departamento suficientemente amplio a unas cuadras de la universidad. Solamente habían pasado, aproximadamente, dos semanas de su llegada. No ha tenido tiempo de conocer a sus vecinos.

      Salió de su departamente, dispuesta a llegar temprano a la escuela. La verdad es que… No le había dicho a sus padres, pero, la mitad del dinero que ellos habían dejado para que sobreviviera el mes, lo había gastado en comprar figuritas, dakimakuras, ropa, libros y una cantidad exagerada de mangas +18. Así que tendría que comer en el comedor de la escuela. Menudo gustazo para ella…

      Al llegar, justamente, se encontró con Satsuki, que estaba esperando igualmente el almuerzo.

      –Ah, ¡Mei! –saludó mientras agitaba una de sus manos a poca distancia de ella (en Japón su nombre se pronuncia como se escucha, entonces se escribe, con katakana, メイ, siendo un nombre extranjero).

      –Hola, Satsu-san, ¿también comerás aquí esta mañana?

      –Pues claro, hoy sirven patatas con crema, ¡y esas me encantan!

      –Ya veo –contestó con un deje de diversión.

      Ambas tomaron el almuerzo y lo comieron tranquilamente en una de las mesas de la cafetería, tupida de gente.

      Si bien a Mae le han parecido unas dos semanas extraordinarias y bastante interesantes, por algún motivo estaba algo nostálgica ese día. No sabía si eran las patatas o que tuviese que hacer las compras de víveres en esos días, pero la sensación no la abandonaba pronto.

      –Y, ¿Mei ya estudió para los próximos exámentes? –preguntó una Satsuki con la boca llena de pan.

      –He empezado, sí. ¿Qué tal la llevas tú, Satsu? –contesta Mae, pasando a su amiga una servilleta.

      –¡Ohhhhh, Mei! –comenzó a proferir con angustia fingida– Necesito tanta ayuda con mi estudio…

      –Vaaaale, vale. No digas más, que me ha quedado muy claro. Puedes venir a mi departamento cuando tengas el tiempo suficientemente libre, sin videojuegos que jugar –sentenció Mae, dando un pequeño golpe con sus nudillos en la cabeza de Satsuki.

      –Podría besarte, ¿sabes? –declaró su loca compañera con un brillo en los ojos y manos completamete juntas.

      –Ahórratelo, y mejor termina de comer, que esas patatas se enfriarán –rió.

      Mae se levantó a colocar las charolas, de ella y su amiga, en donde debían ir. En cuanto quiso irse, una mano tomo su brazo izquierdo, haciendo que retrocediera un poco.

      –Disculpa, esta cosa ha caído de tu cuerpo –pronunció una chica de poca menos estatura que ella, entregándole un pequeño pedazo de hoja de algún cuaderno con un corazón dibujado y letras donde se leía el nombre de Mae. Ella lo tomó sin esperar explicaciones.

      –Gracias… –la chica se fue, como si su misión fuese el mantener simplemente limpia la cafetería.

Detrás de el corazón se podía distinguir el nombre de una de sus compañeras que, supuestamente, estaba por ella. Por un momento pensó que estaba presenciando una declaración. Hasta es gracioso pensarlo.

 

Como fue dicho, las chicas emprendieron el viaje al departamento de Mae a repasar un rato. Satsuki, con el pretexto de estar cansada bajo el sol, pidió a Mae llevarle en su espalda por un par de metros. Al principió Mae se quejó, argumentando que si lo hacía en ese momento, siempre se lo pediría. Terminó accediendo.

      –Bien, pues aquí estamos. Aguarda a que saque las llaves –anunció a su amiga, bajándola se su espalda.

      –De acuerdo~

      –No tengo mucho para comer, así que deberás conformarte con cosas instantá-

      –¡Oh! –interrumpió Satsuki, mirando hacia el pasillo que justo acababan de cruzar para llegar de las escaleras a su puerta– ¡Pero si es Kita-chan! ¡KITA-CHAAAAAN! –gritó, encaminándose hacia la chica que recién llegaba.

      La chica, resistiéndose al abrazo de Satsuki, caminó en linea recta, pasando por alto a Mae.

      Repentinamente, Mae cayó en cuenta que se trataba de esa chica que le había entregado el papelillo con el corazón dibujado.

      –Kita-chan, no sabía que eras vecina de Mei, pero qué coincidencia – con una sonrisa, Satsuki rompió el pequeño silencio que se había formado por un instante y la ligera batalla de miradas de apenas dos segundos que Mae y la chica llevaron a cabo.

      –Ya, bueno, no tengo el deber de mencionarlo –respondió con un ligero deje de irritabilidad en la voz, pero con el rostro completamente neutro todo el tiempo. Parecería que nada le molesta, pero tampoco le entusiasma.

      –Mei-chan, ella es Kitagawa Shizuku-chan, es también de nuestra universidad, pero ella estudia… A-Algo diferente a nosotras.

      –Lindo de tu parte olvidarlo, Tomoka –dijo Kitagawa Shizuki con una pequeña, casi indistinguible, sonrisa en las comisuras de sus pequeños labios. No obstante, sus ojos seguían aburridos.

      Sin esperar a que Mae o Satsuki pudieran pronunciar algo más, levantó una mano en señal de despedirse y entró a su departamento, el contiguo al de Mae.

      –¿Quién es ella? –pregunta con asombro y desconcierto Mae, al aire.

      –¿Ah? Te lo he dicho, se llama Kitagawa Shizuku y va en nuestra…

      –No. Quiero decir, ¿quién es ella?

Notas finales:

Pues nada, espero que les haya parecido algo interesante.

Muchas gracias por leer <3


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