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La boda. por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Hola, familia cibernética, paso dejando un one-shot de una pareja que me gusta mucho :D!!

Contiene un poco (o mucho) de Ooc, puesto que andaba feliz este día...sooooo....creo que se reflejó en el contenido. Un poco romantico, aunque no es mi estilo tampoco jeje.

No soy buena con la comedia pero espero que les saque una sonrisa.

Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen, escribo de él sin ánimo de lucro y con fines de entretenimiento.

Notas del capitulo:

A leer y espero que les guste.

Tomatazos y críticas bienvenidas!!!

Aviso Parroquial: mañana subo el segundo capítulo de "No otra vez" (ItaxDei). 

--Deidara ¿Tratas de arruinar mi boda?

Un escalofrío recorrió su espalda. De pronto todas las veces que aquella pregunta fue casi formulada por alguien que estuviese apenas cerca de ambos, cobró un sentido nuevo. Una connotación de peligro total.

Deidara estaba preparado para escuchar el cuestionamiento pero no para responderlo: su hipótesis no había llegado tan lejos en la escala de lograr que alguien hilara sus acciones y las relacionara entre ellas para lograr descifrarlas. De hecho, estaba por completo seguro que nadie se daría cuenta y con “nadie” había pensado en Sasori.

De todos los invitados que acudirían a su boda…

Hasta creyó que Itachi abriría la boca en algún momento, pero nunca esperó que fuera el otro novio quien se diera cuenta de sus intenciones.

--No, hum.

Sasori no pareció creerle a pesar del titánico intento de Deidara por sonar ofendido.

--¿Por qué arruinaría la boda de mi maestro de arte favorito?—se balanceó sobre sus pies, evitando los ojos fríos de Sasori—A quien admiro tanto…hum.

--Soy tu único profesor de arte y siempre llamas “show barato” a mis marionetas—apuntó enarcando una ceja—No cambies el tema.

--¡No lo hago!—se defendió y en cuanto la mancha de barro sobre el saco del chico se cruzó en su campo visual, apartó de nuevo los ojos.

Sasori suspiró cansinamente, tratando de nuevo de limpiar la suciedad del smoking que había comprado para esa ocasión. ¿Era su boda no? Tenía que mantener su mal humor a raya o terminaría echando a todos esos Uchiha pretensiosos que tanto insistieron en una unión “tradicional”.

Si, era su boda.

¿Quién iba a decir que el padrino llegaría a su habitación brincoteando con una escultura de arcilla recién moldeada? ¿Y que además el dichoso regalo de bodas no estuviera seco aún? ¿Quién, en los siete infiernos, iba a creer que la figura de Deidara fuera a ir a parar hasta su atuendo nuevo, embarrándolo y arruinándolo antes de que llegase el Juez del Registro Civil?

Nadie, por supuesto…excepto el novio.

Los ojos azules de Deidara miraron por debajo de los mechones rubios, Sasori estaba frente al espejo tratando de limpiar, en vano, la mancha que parecía haberse impregnado a las fibras de la tela como si siempre hubiese estado allí.

Incluso con la leve mueca de desagrado, Sasori se veía realmente guapo; su piel pálida contrastaba a la perfección con el rojo de su cabello cepillado (por primera vez en años) y el negro del smoking-ahora arruinado-.

--¿Desde cuándo mezclas arcilla con pintura?

El tono indiferente sacó a Deidara de sus cavilaciones.

--Ah…bueno…--se pasó una mano por el cabello—Le da una mejor consistencia, hum.

Los ojos pardos de Sasori se fijaron en él sobre la superficie del espejo, luego, entornó la mirada.

--Deidara.

--¿Hum?

--¿Encontraste los anillos?

El rubio asintió una vez tanteando su saco por todas partes, por fin, al sacar la pequeña cajita ésta se tambaleó entre sus dedos y voló hacia la jarra con agua sobre la mesa.

Sasori la alcanzó al vuelo, más rápido que las manos torpes de Deidara.

--Tengo que tenerlos yo, maestro. Soy el padrino, hum—acotó cruzándolo los brazos.

El pelirrojo se acercó un par de pasos hasta Deidara, quien, pese a ser más alto que Sasori, se sintió intimidado por la gélida mirada que le estaba dedicando.

--Te lo preguntaré una sola vez más, Deidara—separó cada palabra--Estás intentado arruinar mi boda ¿sí o no?

El rubio se mordió un labio en un acto instintivo, oyendo su corazón acelerarse con la cercanía de Sasori. Al instante se reprendió mentalmente: no era el momento de perderse en el rostro de porcelana de su maestro de arte...pero lo distraían sus elegantes ojos apáticos que brillaban con la luz de la lámpara sobre sus cabezas, y sus labios…

De pronto, el gesto de Sasori se agrió, ya había sido demasiado paciente.

--No—mintió.

--Olvidaste notificarle al Juez el cambio de hora—atacó—Y sabes cómo detesto que me hagan esperar.

--Solo serán un par de horas…

La mirada del pelirrojo se afiló como cada vez que Deidara llegaba tarde a algún sitio.

--Incendiaste, no, explotaste la decoración.

--¡Fue un accidente! Hum—alzó la barbilla.

--Convenciste a Konan y Pain para que se llevasen de fin de semana a Itachi a tres días de la boda.

Y eso sí que había sido difícil.

--Si Itachi no hubiese querido se hubiese quedado, hum—remató con un asentimiento de cabeza.

--Me hiciste una despedida de soltero—escupió con repulsión al recordar la desagradable experiencia.

--¿Y qué tiene de malo, maestro Sasori?

--Llevaste a Tobi como striper.

--Hidan se negó—alzó las palmas a modo conciliatorio. Sabía que estaba a punto de tocar el punto más alto en la escalera de tolerancia del pelirrojo…en realidad, si lo reconocía, Sasori había sido bastante condescendiente con las “travesuras”.

--Llevaste un striper.

--Casado solo vas a tirarte a una persona—excuso.

--Llevaste Tobi, no soportas a Tobi. No soporto a Tobi. Nadie soporta a Tobi.

--Zetsu dice que es un buen chico.

La mano de Sasori se convirtió en una garra contra las solapas del saco de Deidara, acercó peligrosamente el rostro, atravesando los orbes azules con la mirada.

--¿Cuántas veces seguirás negándolo?—ya estaba, colmó su de por sí escasa paciencia.

Las palabras se atoraron en la garganta del rubio, Sasori estaba demasiado cerca para ordenar sus ideas correctamente en una oración que no le ganara una réplica mordaz y autosuficiente.

Impulsivo, como solía ser, Deidara sujetó el cuello de la camisa del pelirrojo, cerrando cualquier espacio entre ambos y plantó sus labios sobre la boca sellada del novio.

Había querido hacer eso desde…bueno, prácticamente desde que lo conoció. No se atrevió en los años de amistad debido al carácter difícil de su maestro de arte y a que Deidara no era precisamente bueno en las demostraciones de afecto.

Sasori y él siempre estaban peleando. Y ese aspecto de su relación fue lo que más fue enganchándolo conforme el paso del tiempo…supuso que precisamente también fue el motivo por el cual el pelirrojo decidió consolidar su relación con el apático y creído Uchiha mayor.

Mientras que ellos siempre discutían y terminaban en algún enfrentamiento menor donde el rubio era quien siempre se acercaba al gesto hosco de Sasori; con Itachi, parecía que todo eran silencios agradables y pláticas filosóficas sobre ¿qué? A saber.

Deidara era lo opuesto a Itachi, y saber que Sasori prefería como pareja a alguien tan jodidamente inexpresivo lo llenaba de desilusión al punto del miedo.

Probablemente luego de este primer y último beso, Sasori le soltaría un golpe y se iría para no volver a dirigirle la palabra…debía hacerlo valer.

Enredó los brazos entorno a la cintura del pelirrojo para pegarlo a su torso hasta que Sasori arqueó la espalda al frente. Enterró las yemas sobre la molesta tela del smoking, subiendo hasta las delgadas hebras rojizas, enredando ahí los dedos; mordió ligeramente los tibios labios de Sasori, recibiendo como respuesta un ligero gemido ahogado.

Para su sorpresa, fue su maestro quien profundizó el beso, invadiendo la boca de Deidara y tomando el control del beso.

El oxígeno pronto fue indispensable, así que Deidara se vio en la necesidad de apartarse. Los primeros segundos no encontró la forma para mirar directo a los orbes pardos de Sasori, avergonzado.

El pelirrojo no se movió cuando el rubio deslizó las manos fuera de su cuerpo y dio un paso atrás, con los ojos azules fijos en sus zapatos.

Tras un largo momento de silencio, Sasori soltó el aire.

--¿Esa fue una disculpa?

--¿Eh?—alzó los ojos— Supongo que sí, hum-- suspiró con una media sonrisa.

--Deidara, eres un niñato idiota—sentenció—Sabotear el evento no evitará que ocurra: me hiciste esperar demasiado. Sabes lo mucho que lo detesto.

Las pupilas azules tintinearon incrédulas ante el gesto ¿amable? de Sasori.

--Si tenías algo que decirme debiste hacerlo antes—siguió hablado, como si nada hubiese ocurrido, al tiempo que se desabotonaba el saco—Invitar a Tobi, olvidar los anillos o darle apertura a Kakuzu para reducir el presupuesto del banquete…

--Alcohol para Nagato…--musitó, encogiéndose de hombros.

--¿Qué?

Oh, eso no lo sabía.

“Improvisa, improvisa”, se dijo.

--Deidara…eres un mocoso—se sacó el saco y lo dejó botado sobre la cama.

Sabía que si Sasori cruzaba la puerta habría perdido toda oportunidad, para siempre…habría de unirse con el insufrible Itachi Uchiha…con el arrogante, prepotente y apático Itachi Uchia…con el hombre que Sasori amaba.

Iba a abrir la boca cuando el pelirrojo se detuvo, volviendo el rostro sobre su hombro.

--Deidara, eres el único al que le concedí más paciencia de la que poseo, pese a que siempre  te has comportado como un niñato inmaduro—dijo—…si me acompañas en “esto” creeré que lo que hiciste hace un momento fue sincero.

Justo en ese momento Deidara lo comprendió: si, lo cierto era que se había tardado demasiado en decidirse a expresar lo que sentía; en su lugar, se dedicó a captar su atención con discusiones sobre arte que no tenían (ni tendrían) fin, y cuando supo que se casaría lo único que pudo pensar fue en que no lo permitiría.

Sabotearía la boda de ser necesario hasta que Sasori se diera cuenta que debía casarse con él y no con Itachi. Ahora estaba ligeramente convencido de haber tenido una actitud infantil al respecto: no podía arruinar un momento que era importante, no se atrevería a interponerse en lo que hacía feliz a Sasori.

Quiso creer que de eso se trata el amor. Para su fortuna, Sasori estaba empeñado en que lo que sentí por Itachi era eterno; mientras que Deidara ahora miraba aquel sentimiento como algo tan bello como el arte: efímero.

Fugaz.

Si ahora amaba con locura a Sasori…ese sentimiento explotaría en su pecho durante un lapso de tiempo para embellecer su mundo y luego, se esfumaría como toda obra de arte…justo cuando dejara partir a Sasori.

--Creo que necesitarás esto, maestro, hum—exclamó sacándose el saco para extendérselo al novio.

Sasori aceptó la prenda, dedicándole una sonrisa ligera al problemático rubio.

--Deidara.

--¿hum?

--Aparta el alcohol de Nagato. Ya suficiente tengo con un escandaloso—dicho eso, se vistió el saco de Deidara y se dispuso a salir a su propia boda.

 

FIN.

Notas finales:

Gracias por leer!!

rr??

Bshooosss

tronadhozzzzz

y

sensualezzzzzzzzzzzzz


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