Los rayos del sol iluminaban la habitación despertando al australiano, vio a su derecha y sonrió, estaban ahí, tan perfectos y tan bellos, sus amores, acaricio lentamente el cabello blanco del menor, sintiendo el frio característico que desprendía de él, costaba creer que fuera tan afortunado, pero ahí estaba, su amor, su pareja.
Y sin embargo todo parecía un sueño.
Acerco su cara lentamente hasta que su boca toco la fría piel de la frente de su pareja, mientras cerraba los ojos en un gesto inconsciente, amaba todo se él.
Su Jack.
Y aun parecía una fantasía que fuera suyo, sonrió, acercándose más a los cuerpos, atrayéndolos en un cálido abrazo, viendo como sus tres pequeños pookas que descansaban en el pecho de su pareja se removían un poco, moviendo su naricita graciosamente.
Sus pequeños amores.
Las 3 pequeñas bolas de pelos que le dio su Jack y que estaba seguro nunca se cansaría de darle las gracias, ellos eran su todo, la razón por la que cada día parecía un sueño, un cuento de hadas aunque la vida le haya enseñado que eso no podía suceder, pero ahora veía todo lo que tenía y no podía sentirse más que feliz.
Ellos eran su felicidad.
Y que más podía pedir, tenía alguien a quien amar y quien lo amaba, tenía 3 maravillosos hijos, tenía la familia que siempre deseo tener y la cual había perdido completamente la esperanza de tener, pero ahí estaban, acostados, sintiéndose el ser más maravilloso del planeta, y nunca se cansaría de decirlo porque su esperanza ahora estaba ahí a su lado, la persona que saco lo mejor de sí, la persona que lo convirtió en un digno ejemplo de la esperanza.
Esperanza que había perdido.
Pero que gracias a él y con su ayuda pudo restaurar, porque entonces supo porque many lo escogió como conejeo de pascua, porque sabía que aunque la perdiera algo iba a serlo recuperarla.
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En que estás pensando- esas palabras lo sacaron de su subconsciente, voltio la cara y vio a su Jack con esa sonrisa que le alegraba todo el día, esa sonrisa deslumbrante que alejaba atado mal.
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En lo mucho que te amo- y él sabía que casi nunca decía esas palabras (aunque con sus acciones hacia entender a Jack que si lo amaba) por lo cual Jack sonrió mas y le dio una mirada de amor sonrojando un poco.
Se miraron atentamente, unos movimientos seca de ellos los distrajeron, era la pequeña poca de pelaje blanco, tratando de esconderse entre la ropa de su progenitor, los 3 tenían 6 años de edad aunque eran tan pequeños que cualquiera dirían que eran unos bebes, “los pookas crecen lento” había aclarado a Jack que se sentía nervioso por sus pequeños, todos eran diferentes, el mayor por 15 minutos era de pelaje gris igual que su padre, y el de en medio era de pelaje blanco con una mancha gris en el ojo izquierdo, los tres eran sumamente traviesos igual que su padre que los engendro, más sin embargo bunny decía que eran perfectos.
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Gracias- deje salir.
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Yo también soy feliz- me respondió.