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Only Words por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Hola hola!!!! Aquí les traigo la segunda parte de esta loquita historia, pero parece que se va a tener que convertir en Three-Shot.(Existe eso? -_-?) Itachi…, quiero decir, mi inspiración me acompañó durante un tiempo y bueno, se extendió esta locura. Aun así espero que lo disfruten… nos vemos al final.

 

Su ropa ya se había secado y había tomado un par de clases después de su aventura en el baño, pero no podía concentrarse. Por más que quiso clavar su atención en la asignatura, su mente volaba por si sola hacia los oscuros pozos que tenía Itachi por ojos, tan profundos que al mirarlo fijamente, se sentía dentro de un vórtice corrosivo. Un agujero negro. Además de los sólidos músculos y… joder, sus pectorales tan exquisitamente marcados que… Sacudió la cabeza, estaba divagando.

Más importante, las clases- No, no, no…- sacudió la cabeza nuevamente al percatarse de algo peor. ¡La novela! No podía perder el tiempo con lecciones algébricas que nada tenían que ver con su oficio. Desperdiciar neuronas y tiempo, para nada era una opción. Necesitaba adelantar algo, aunque solo fueran ideas banas.

Sacó un boli y sus inseparables anotaciones. Las leyó nuevamente, recordando cuál fue el último conflicto que dejó sin resolver. Las cerúleas pupilas temblaron cuando leyeron un nombre entre las escuetas narraciones. Itachi. Sacudió la cabeza enérgicamente, ya estaba mareado de tanto hacerlo. No divagues. Se dijo en su fuero interno. Pegó la punta del boli al papel, dispuesto a escribir algo. Su mano se movió sola con una repentina oleada de ideas. Era increíble.

“Tras el efímero contacto de sus labios, el tiempo se detuvo en una bocanada de aire. Las pálidas manos, grandes, fuertes; recorrieron la delicada piel hasta las zonas sin nombre. Besó su sombra, porque hasta ella le pertenecía, y el remolino de sensaciones giró en sus ojos cuando…”

_ ¡Dame eso!- gritó un ofuscado rubio cuando, de manera improvista, sus anotaciones habían desaparecido para reaparecer en las manos de Sakura.

_Blablabla…- dijo la pelirosa, leyendo el papel de forma superficial- que aburrido eres, Naruto.

_Lo que haga o deje de hacer, no te incumbe en lo más mínimo- respondió con el ceño fruncido, poniéndose de pie bruscamente para arrebatarle los manuscritos a la chica- deja de joderme la existencia de una maldita vez- y con esas últimas palabras, salió del salón. La campana había sonado, lo cual significaba que tenía otra clase.

_Tsk- Sakura lo observó alejarse con un deje de fastidio- engreído- resopló de mala gana, caminando también hacia la puerta.

Naruto sacó del bolsillo de su pantalón un papel pequeño. Las pupilas se movieron de arriba hacia abajo, buscando entre los pequeños cuadrados de la tabla, cual clase le tocaba a esa hora. Su boca se transformó en un mohín inconforme al corroborar que era la que más odiaba sobre todas las demás. Deporte.

Refunfuñando como un viejo perdedor en fiesta de bingo, se metió en el vestidor para ponerse la ropa deportiva. Casi por inercia, se pegó al fondo y así poder pasar desapercibido. Lo que menos necesitaba en esos momentos era que algunos de los estúpidos y descerebrados chicos de su curso se metieran con él para fastidiarlo. No entendía por qué lo hacían, tal vez porque nunca quiso fraternizar. De seguro lo tacharon de petulante en ese momento y a base de eso nacieron los incontables acosos.

Se sentó en el banquillo para ponerse las zapatillas, no sin antes revisarlas primero.- Tan obvio- resopló en voz alta, sacando las plantillas llenas de azúcar con hormigas y demás insectos, sustituyéndola por unas que tenía de repuesto.

Siempre estaba alerta y preparado, no era la primera vez. Ese método tan infantil de molestarlo, solo le pertenecía a una persona… que además tenía cabellos rosa. Seguro había convencido a uno de sus amigos/ligues para que hiciera el trabajo por ella.

Se puso de pie, alisando los pliegues de suspantalonesde algodón para después estirar su adormecido cuerpo, sintiendo como todos los músculos resentían el esfuerzo. Salió del vestidor con un parco caminar hasta el campo deportivo donde el profesor ya lo estaba esperando.

_Preparen los talones, chicos- anunció el profesor, con las dos manos en las caderas y el pecho afuera, sonriendo tan ampliamente que daba vergüenza ajena verlo- voy a asegurarme de que estén en forma para el próximo festival.

Media hora más tarde, Naruto estaba seguro de que moriría por sobrecalentamiento.- ¡Caliente!- gritó con fuerza, resintiendo cómo el Sol se filtraba en su piel, quemándolo hasta el punto de sentirse mareado. Sacando la lengua para refrescarse, usó su mano de visera para dejar de sentir como sus pestañas se derretían, viendo la lejanía del campo deportivo con una expresión adolorida que daba pena.

Llevaba media hora corriendo alrededor de la cancha, una que además, tenía seiscientos metros de diámetro. No solo eso, sino que tenía que darle diez vueltas antes de que la clase terminara. Deseaba tanto poder salir de allí, su novela lo esperaba, quería ver a Itachi de nuevo… ¡Un momento! Itachi no existía, había sido un producto de su agitada mente por la falta del buen dormir, nada más.

_ ¡Vamos, chicos, no sean flojos!- gritaba el maestro contra el silbato dentro de su boca. Con una mano en la cadera y una sonrisa amplia, el estrambótico profesor sacaba el pulgar a cada estudiante mientras corrían a su alrededor- ¡No se desanimen solo por diez vueltas! ¡Qué ruja el poder de la juventud!

_ ¡Eso, Gai-sensei! ¡Que ruja!- respondió un chico que se parecía demasiado a su maestro. Al frente de la fila, corría a toda velocidad mientras aumentaba la enorme y brillante sonrisa.

_ ¡Así se habla, Lee!- respondió al chico un orgulloso Gai.

Naruto jadeó- Solo diez vueltas…- aspiró aire por la nariz mientras trotaba, luego lo sacó por la boca, tratando de calmarse- ¡diez jodidas vueltas!- ahora exteriorizó sus pensamientos con un poco más de fastidio, cabreado ante el absurdo entrenamiento- ¡joder, Gai-sensei! ¡El campo tiene seiscientos metros cuadrados!- ya explotó. No podía soportarlo. ¿Dónde se había metido? ¿Entrenamiento vikingo? ¿De gladiador acaso? No. Definitivamente era uno espartano.

_Oh vamos, Naruto-kun- Lee le palmeó la espalda en un gesto amistoso, trotando a su lado tan fresco que el rubio solo se cabreó más. ¡Él estaba en su límite!- la juventud…

_ ¡Al diablo la juventud, yo me largo!- se volteó para marcharse, pasando magistralmente de la mirada reprobatoria de su profesor. ¿Por qué no lo entendían? El ejercicio era su peor enemigo, era un freak que no se movía de su computadora a menos que necesitara alimentarse o ir al baño.

_Eres un flojo- se burló una chica que también comenzó a correr a su lado, con la barbilla alzada en un gesto prepotente y una sonrisa ladeada- ¿por qué no te vas a dormir?

Naruto le dedicó una mirada furibunda cargada de odio. ¿Por qué Sakura no lo dejaba en paz?- Es lo que más quiero ahora- respondió apático.

_Entonces hazlo- Sakura carcajeó por lo bajo y lo próximo que supo el rubio, era que su nariz había tocado el suelo.

Sakura le había metido el pie entre las piernas, haciendo que tropezara y cayera de frente. La carrera se detuvo, el profesor se acercó trotando,preocupado y lo ayudó a incorporarse. Naruto quedó sentado con las manos en su tabique y algunas lágrimas en las comisuras de los párpados que se rehusaban a salir.

_ ¿Estás bien, Naruto-kun?- le preguntaba un preocupado Lee, tocándole el hombro con un poco de temor, ya que la mirada del blondo estaba oculta tras su flequillo y no sabía cuál sería su reacción. Naruto le apartó el gesto con un manotazo cuando se puso de pie, sin despegar la mano derecha de su nariz- ¿te llevo a la enfermería?

_No es necesario- miró a Sakura nuevamente, dedicándole un ceño tan fruncido que la obligó a dar dos pasos hacia atrás, temerosa de su expresión asesina. Bajo una decena de miradas, Naruto salió del campo para entrar en el edificio del centro, corriendo hacia la enfermería. Su nariz estaba sangrando mucho, manchándole los labios con dos hilos rojizos.

Dio dos toques en la metálica puerta, sin recibir respuesta a cambio. Decidió entrar y atenderse él mismo. Lo más probable era que se haya lastimado un vaso sanguíneo, por eso era el derrame. Agarró un poco de algodón mojado con antiséptico y presionó. Le escocía y dolía y ya estaba seguro que iba a matar a la jodida pelo chicle, no le cabía la menor duda.

El olor del alcohol, golpeando directamente su sentido del olfato, le provocó un mareo tan fuerte que tuvo que aguantarse del cabezal a su lado.

Se limpió la sangre con una gasa y, viendo la camilla, sintió que el cuerpo se movía solo hacia la suavidad del colchón. Después de semejante maratón, aunado al golpe que recibió en el tabique, leprovocaron unas enormes ganas de descansar;estaba agotado. Quitándose la camisa, se acostó bocarriba y cubrió con las sábanas hasta la barbilla. Tomaría una siesta, después se concentraría en Itachi… ¡No! Era en su novela, sí eso. La novela era su preocupación.

 

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Lentamente, Naruto abrió sus párpados al sentir un aire tibio rozarle la mejilla. Cuando los añiles ojos se enfocaron lo suficiente, pudo percatarse de un par de brunas pupilas, estúpidamente brillantes, observarlo con cierta fijación.- ¡Ha!- dio un salto asustado y se pegó al respaldo con las piernas encogidas y las manos aferradas a las sábanas para tapar su torso desnudo.

_No grites, estás en la enfermería- regañó el dueño de la oscura mirada, ahora sentado en una silla junto a la cama, cruzó las piernas en un movimiento tan elegante que Naruto tragó la saliva que se rehusó a derramar entre babas.

_ ¿Qué haces aquí…, Itachi?

El azabache se encogió de hombros- Te estoy cuidando- alzó una ceja incrédula antes de continuar- ¿no puedo?

_Puedes- respondió el blondo rápidamente. Su corazón latiendo a mil por hora, elevando así el sonrojo de sus carrillos.

Estaba emocionado, feliz, atolondrado, ya ni sabía cómo demonios estaba; todo porque por fin pudo comprobar que Itachi no había sido una ilusión después de todo. Era real, estaba ahí. No sabía por qué mierda le afectaba esa realidad, pero le afectaba, así de simple.

Pegó las rodillas al pecho para abrazarlas en un afán de auto preservarse.

_ ¿Cómo supiste que estaba aquí?

_Yo siempre sé dónde estás- aclaró relajado, hablando con un tono tan sosegado que rallaba en lo indiferente- no he dejado de estar a tu lado, la única discrepancia es que ahora puedo materializarme- frunció el ceño de repente, mostrando una elevaba inquietud- no me gusta ese acoso, Naruto. ¿Por qué no haces algo al respecto?- preguntó intrigado, refiriéndose a las maldades de Sakura.

Alzándose de hombros, el áureo restó importancia a su respuesta.

_No vale la pena. Su afán es molestarme, si se lo demuestro solo estaré dándole lo que quiere.

_Pero al menos deberías defenderte, devolverle el golpe- insistió, sintiéndose más cabreado cada vez.

_Es una chica, Itachi. No puedo golpearla- apretó el agarre en sus rodillas, pegando el mentón en sus antebrazos con un repentino decaimiento- ella no es tan importante. Mi vida es más que eso, así que solo paso del asunto.

Itachi no sabía que expresión componer ante esa respuesta. Se sentía extraño de momento. Era una mezcla entre admiración por Naruto y un poco de decepción. Le gustaría que se revelara aunque solo fuera una vez, que se diese a respetar. No obstante, era cierto que no debería darle importancia a una insignificancia como lo era la pelirosa. Tal vez su modo de pensar no era tan errado como creía.

Siempre y cuando el bullying no se convierta en un problema mayor, se mantendrá apartado y no intervendrá, después de todo, su misión allí era a corto plazo.- No estás solo- confesó después de algunos segundos de mutismo- yo estaré aquí.

Los pómulos de Naruto tenían un ligero sonrojo, pero cuando Itachi le soltó semejante declaración, pasaron de ser sonrosados a fluorescentes- No digas tonterías- compuso un pucherito de lado- claro que estarás ahí, eres mi conciencia.

Confundido, Itachi se tragó una sonora carcajada antes de contestar- ¿Conciencia? ¿Quién crees que soy, enano? ¿Pepe Grillo versión sexy?

Naruto lo meditó unos minutos y respondió un…

_Sí. De hecho, fue lo que pensé en cuanto me explicaste lo que eras.

_No soy tu conciencia, ya te había dicho que…- Itachi se quedó mudo cuando interiorizó con más calma la respuesta de Naruto. Alzó una ceja curiosa cuando lo miró- ¿piensas que soy sexy?

Ya era oficial, no había nada en la tierra que fuera más rojo que la cara de Naruto. El rubio saltó de la cama de un brinco y así mismo como estaba – descalzo y sin la camisa puesta – salió corriendo de la enfermería, dejando en el lugar a un divertido Itachi que ya no podía borrar la sonrisa tonta de su rostro cincelado.

 

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Naruto apretó los párpados por el molesto golpe del astro rey sobre él- ¿Ya amaneció?- resopló con molestia;gimió cuando se dio la vuelta en la cama para quedar de lado- ah… que alguien apague el Sol- se quejó, tanteando en el colchón para agarrar la almohada y plantársela en la cara.

Necesitaba dormir, descansar a su agotado cerebro que ya le estaba costando funcionar como debía. Se acurrucó bajo las mantas, listo para volver al país de los sueños cuando… Sonó el despertador.

_ ¡Joder, puto despertador de los cojon…!- se interrumpió a sí mismo, auto calmándose con respiraciones de yoga que aprendió por ahí. Sentía que no había descansado ni un poco y ya tenía que levantarse para el nuevo día. Injusto. Fue lo que pensó. Al menos era sábado, podía descansar el resto del día para adelantar la novela de la discordia.

Resoplando, se levantó casi como un zombi, arrastrando su existencia hasta el cuarto de baño para darse una relajante y alentadora ducha. Se quedó bajo el chorro durante varios minutos, dejando que el agua caliente le inundara el rostro. Con los ojos cerrados, disfrutó del refrescante contacto hasta que se sintió lo suficientemente despierto. Cerró la llave y salió vestido solo con sus calzones.

_Yosh- se dijo, remangándose unas mangas imaginarias cuando vio la mesa de su computadora. Se sentó con las cejas unidas, marcando una notable seriedad en sus ojos. Tamborileó los dedos sobre la mesa hasta que Windows inició, tronó sus nudillos y después se dispuso a escribir las escasas ideas sueltas que… no eran tan escasas.

Sorprendido por la velocidad con la que sus falanges desarrollaban más y más fragmentos, sintió su pecho inflarse de una efervescente emoción. Por fin podía adelantar, por fin su inspiración había vuelto, finalmente sentía la esperanza de entregar el trabajo a tiempo.

_ ¿Ya te has enamorado?- preguntó una gruesa voz a sus espaldas, dejando que una brisa tibia le tocara la piel desnuda del hombro al estar demasiado cerca.

_ ¡Kyaah…!- Naruto dio un brinco tan exagerado que terminó chocando con la pared a un lado de su cama.En serio iba a tener un ataque al corazón si seguía pegándose esos sustos cada vez que su inspiración aparecía.

Parado sobre el colchón, con las manos levantadas como un escudo y las rodillas tambaleándose, abrió la boca al encontrarse un impertérrito semblante demasiado perfecto para ser real, que además lo miraba como si fuese un macaco de circo. Cierto, ese grito definitivamente había sonado como el chillido de una nena, pero, ¿quién puede culparlo después de semejante susto que le ha dado el moreno?

_ ¿Qué haces aquí?

_Ya te lo dije, siempre estoy contigo- respondió,usando un encogimiento de hombroscon simpleza.

Naruto analizó aquella respuesta detenidamente, entrecerrando los ojos de manera concentrada. Itachi decía que estaba junto a él todo el tiempo…, eso quería decir que…- ¿Hasta en el baño?- preguntó, rememorando su ducha de recién.

La socarrona sonrisa que se escapó de los labios de Itachi fue un poema, tan descarada mímica solo podía significar una cosa- Digamos que no hay nada de ti que no haya visto.

Siguiendo esa costumbre autoimpuesta, los carrillos de Naruto se volvieron fosforescentes. Las rodillas ya no pudieron aguantar su peso, dejándolo caer sentado en la cama con los tobillos a los lados de los muslos. Ya estaba convencido, su conciencia, imaginación, inspiración, cómo se llame…, era un respetable…¡pervertido! Ahora podía entender por qué siempre aparecía cuando estaba semidesnudo; esta sería la tercera vez.

_No respondiste mi pregunta- acusó Itachi, con los brazos cruzados en su pecho, provocó el mismo efecto de ensimismamiento en el semblante felino del rubio. La camisa traslúcida se le ajustó a la piel, remarcando sus dotados pectorales y brazos, tan mordibles que Naruto tuvo que contener las ganas de chupar su labio inferior.

_ ¿Pregunta?- estaba confundido, ¿y cómo no estarlo después del susto y además…, semejante demostración sensual frente a sus ojos?

_Que si ya te habías enamorado- entrecerró los ojos, analizando con detalle cada reacción del áureo. Necesitaba saberlo, para ayudarlos a los dos, era menester tener el nombre de la persona que hacía que su… protegido suspirara.

_Ehm… ¿no?- ni siquiera sabía cómo responder a esa pregunta tan personal. Ciertamente, las ideas volaban en su cabeza y se estaba valiendo de una concentración magistral para mantenerlas frescas hasta que pudiese plasmarlas en la computadora. Pero a él no le gustaba nadie, por lo tanto, la teoría de Itachi no tenía cavidad ninguna.

Itachi cerró los ojos con una aparente calma, las comisuras de sus labios se movieron para sacar una pequeña sonrisa, traslúcida, comprensiva, pero decepcionada en parte. Abriendo los ojos lentamente sin borrar la imperceptible mímica, dijo- me estás mintiendo.

_ ¿Qué? ¿Por qué te mentiría?-cuestionó el blondo con un deje de indignación por esa descarada acusación- No me gusta nadie y punto, no seas obstinado- refunfuñó, descansando las manos en sus caderas cuando sus cejas se unieron. Él no era ningún mentiroso, decía la verdad.

El pelinegro soltó un largo suspiro lleno de agotamiento. Descruzó los brazos de su pecho para dejarlos caer en peso a los lados del cuerpo y separó los labios para confesar- Soy tu inspiración, utilizo las emociones que hay dentro de ti para ayudarte a escribir. Te puedo asegurar que siento vibraciones en tu interior que muestran que estás interesado en alguien.

Naruto lo miró con ojos inquisidores, sintiéndose intrigado e incrédulo- ¿Cómo es posible que sepas que estoy enamorado de alguien cuando ni yo mismo lo sé?

_Porque eres un idiota- respondió con simpleza.

_ ¡Oye!- chilló el blondo, ofuscado porel formidable insulto hacia su persona.

Itachi rió a carcajadas, ya sin poderse retener. Había tratado por todos los medios de permanecer imperturbable frente a Naruto, pero le era casi imposible. Naruto era tan inocente como un niño pequeño y absorbía cualquier intento de indiferencia. Tan carismático, tan natural que no podías más que ser tú mismo cuando estabas frente a él. Lo admitía, de hecho ya lo había admitido hace mucho tiempo…

Naruto sería el único capaz de matarlo.

_No te alteres... Era una broma- le palmeó la cabeza de manera cariñosa- no te has dado cuenta porque no te has detenido a pensar en el asunto, pero no eres idiota.

Naruto compuso el más infantil de los pucheros, algo sonrojado por el suave toque en su cabeza- Eres un tonto- masculló por lo bajo.

Itachi ignoró el insulto, sintiéndose cálido en compañía del ofuscado rubio, aunque algo agitado- Te ayudaré a conquistar a esa persona, pero a cambio quiero que me des algo.

Naruto parpadeó confundido. No le gustaba nadie, aun así Itachi insistía en que sí y que además lo ayudaría. Ciertamente el esfuerzo era en vano porque no se sentía atraído por nadie, pero el simple hecho de imaginarse a sí mismo pasando más tiempo con el guapísimo moreno, le daba el valor para continuar con la propuesta…, aunque solo fuese una farsa de su parte.

_ ¿Algo? ¿Qué es lo que quieres?- preguntó algo intrigado.

_Te lo diré cuándo el momento llegue…

 

 

Continuará…

Notas finales:

Y hasta aquí llegó este capi, cortito, pero escrito con mucho amor. El próximo ya es el final, lo subiré la próxima semana, si lo termino a tiempo lo subo esta misma pero no prometo nada. Espero que les haya gustado, déjenme sus opiniones para saber lo que piensan… Nos leemos!!


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