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TSUBASA AKAI TO KURO por shiki1221

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Notas del fanfic:

OHAYO MINNA-SAN. he estado desaparecida por mucho tiempo pero es q empiezo a darle la razon a mi hermano en que el yaooi es un virus que mata computadoras. la netbook que tuve como habran leido en otro fic se me quemo, luego cuando a mi hermano le regalaron una notebook por su cumple yo me quede con la netbook de el y que creen? tambien la arruine ToT.la buena noticia es que mande a recuperar los archivos asi q no perdi los fics que tenia en ella a diferencia de la primera, por lo q pronto retomare todos mis fics. yo como lectora se lo frustrante q es esperar una actualizacion asi q a los q aun me esperan muchas gracias en verdad agradezco su paciencia n_n.

pero volviendo a lo importante este fic tendra 2 o 3 caps nada mas. y el motivo es el cumpleaños de noelia-chan, una amiga de mi face y gran dibujante.pero como yo no se dibujar escribi XD.MUCHAS FELICIDADES NOELIA-CHAN ESPERO Q TE GUSTE

 ahora si a leer

Notas del capitulo:

se que el dia blanco es en marzo pero andaba sin compu en esas fechas asi q pasen por alto q la fecha no es la que debe.

LOS PERSONAJES SON DEL VENDIDO DE KISHIMOTO QUE ME ARRUINO EL FINAL CON EL MAKETING. los personajes son de su propiedad pero la historia si es mia.

CAP 1: AKAI

 

En las alturas, más allá de los cielos que los simples mortales jamás soñaron alcanzar, se encontraban los dioses más relevantes y solicitados por los seres humanos. Incluso la persona más ambiciosa y tacaña, era capaz de dejar su orgullo a un lado con estas deidades, aun sin saber que en verdad existían y que no eran un simple invento de la imaginación colectiva de las personas. Estos dioses eran nada más ni nada menos que:

Eros, dios del amor, cuyo nombre antes de suceder el puesto era Iruka. Un hombre de mediana estatura, piel morena, ojos castaños al igual que su cabello y una cicatriz muy distintiva sobre su nariz.

Himero, dios del deseo sexual, también conocido como Kakashi. Un hombre de piel blanca, cabellos plateados que ocultaba su ojo izquierdo al igual que la mitad de su rostro, el cual cubría con una máscara.

Potos, diosa de la añoranza, melancolía y pasión, de nombre Kurenai. Una hermosa mujer de cabellos castaños, el color de cada ojo era carmesí y piel blanca cual porcelana.

Hedílogos (dios de la adulación), mejor conocido por todos como Itachi. Un joven y apuesto hombre, de cabellos largos de color negro-grisáceos atados en una coleta baja, unos penetrantes ojos negros con ojeras debajo de ellos y un porte lleno de elegancia.

Peito (diosa de la persuasión) llamada Mei, ella era una bella mujer de cabellos rojizos, tez blanca y ojos azules.

Anteros (dios del desamor), antes de ser nombrado dios, su nombre mortal fue Mizuki. Un joven de la edad de Iruka, pero a diferencia de este, él tenía la piel blanca al igual que su cabello. Él era la personificación del amor correspondido, vengador del amor no correspondido. Lo dieron a Eros, que estaba solo, como compañero de juegos. Originalmente Anteros se opusó a Cupido (otro de los nombres por los que conocían a Eros) y luchó contra él, conflicto que también se concibe como la rivalidad existente entre dos amantes.

Anteros castigaba a los que desdeñaban y no correspondían al amor de otros, por lo que es el vengador de Cupido. Se le suele representar como un hermoso joven larga cabellera con alas de mariposa y algunas veces con flechas y un arco, según los mitos de los humanos. Aunque en realidad sólo lo del arco sea verdad.

Himeneo (dios de los cantos nupciales y el matrimonio), un hombre de mediana edad de cabellos oscuros cuyo nombre de mortal fue Asuma.

Todos ellos eran llamados erotes, dioses del amor y conformaban el sequito de la diosa Afrodita, también llamada Tsunade, una voluptuosa mujer de cabellera rubia y ojos almendrados. Todos ellos alguna vez fueron simples humanos que fueron seleccionados por uno de los dioses del amor y les dejaron a cargo de sus tareas, además de transferirles todos los poderes sobrenaturales que poseían como dioses. Repartir el amor entre los mortales no era tarea fácil, a pesar de ser dioses no podían darse el lujo de manipular a las personas a su antojo. Ser dioses del amor implicaba amar a los mortales tanto como a ellos mismos, por lo que, para al menos intentar, que las personas encuentren a su amor verdadero enviaban a sus ángeles.

Entre los sirvientes de los dioses del amor se encontraban los serafines, los más cercanos a los dioses y querubines los de menor rango en la escala dentro de los encargados de repartir amor. Estos últimos eran los más jóvenes y se encargaban de los amores fugaces. Al ser inexpertos no se les podía confiar un amor duradero por las posibles fallas en sus evaluaciones sobre sentimientos. Sin embargo, algunos de estos cometían errores y creaban un amor demasiado duradero en personas no compatibles, lo que causaba que sea autodestructivo, ejerciendo sin querer la misma función que los ángeles caídos. Estos últimos, eran ángeles que se dejaban gobernar, por algún sentimiento negativo relacionado al amor, como los celos, la ansiedad, la atención que se le brinda a la pareja, la cual no es mala, a menos que se tenga en exceso, lo que la convierte en obsesión, etc. 

Disfrazados de humanos, los ángeles solían encargarse de ver de cerca a los humanos, para poder evaluar los sentimientos de las personas. Ellos por regla, jamás imponían sentimientos que no fueran reales, debían hallar personas que fueran compatibles entre sí, pero hacerlo era una tarea dura. Se requería experiencia y buena intuición de parte del querubín o serafín a cargo de la tarea, sin contar con que, sólo si había algo de suerte, encontraban a las personas compatibles a tiempo.

Lejos de los seres inmortales a cargo del destino amoroso, estaba un grupo de estudiantes en verdad complicado, siendo observados minuciosamente por uno de estos entes alados disfrazado de estudiante de intercambio, para lograr un final feliz y formar las parejas ideales de acuerdo con la compatibilidad de los sentimientos, que aún no se expresaban con claridad. Dentro de una sola aula, tenía grandes problemas para acomodarlos, ya que sus compañeros de clase estaban en medio, no de un triángulo amoroso, sino de alguna figura geométrica sin nombre, nunca vista ni por el mejor matemático, por la cantidad de lados y vueltas que tenía. Las cosas entre los estudiantes estaban así:

A Neji le gusta Ten ten

A Tenten le gusta Rock Lee

A Lee le gusta Sakura

A Sakura le gusta Sasuke

A Shino le gusta Kiba

A Kiba le gusta Hinata

A Hinata le gusta Naruto

A Naruto le gusta Sakura

A Chouji le gusta Shikamaru

A Shikamaru le gusta Ino

A Ino le gusta Sai

A Sai le gusta Gaara

Esto era en verdad complicado, el querubín que se encontraba a cargo de poner a estos con su persona correcta llevaba tiempo observándolos, y se dio cuenta que algunos ex querubines se metieron donde no les llamaban. Mientras el encargado de estos chicos trabajó duramente logrando que se fijaran en alguien, los mencionados entraron en acción al mismo tiempo que él.

Los “caídos”, querubines que fallaron en su tarea de llevar amor y se resignaron a armar parejas imposibles, aquellas surgidas únicamente del deseo, la obsesión y el orgullo propio de tener a alguien que serviría de “trofeo” ante los demás. El pobre querubín a cargo maldecía a diestra y siniestra. La idea de que los ángeles son seres puros sin deseos ni malas intenciones se esfumaba con él, quienes afirmaran lo contrario no conocían a éste en particular, que poseía unas inmensas ganas de hacérselas pagar a los imbéciles que se metieron donde él trabajaba.

Pronto sería el día blanco, y él debía conseguir que los sentimientos que fueron puestos en los regalos de San Valentín que recibieron los chicos, (aun si provenían de otro chico) fueran correspondidos de haber sido entregados por la persona indicada. Sin embargo, la inesperada intervención de los caídos arruinó las cosas, ahora debía determinar cuál era la cantidad de los sentimientos que fueron manipulados por magia y cuantos eran puros y sinceros. El tiempo se le acababa y no podía sentirse peor, el pobre ángel del amor como rogaba que alguien terminara con su sufrimiento, deseaba volver al plano celestial con los demás dioses y descansar en paz y tranquilidad. ¿Era mucho pedir? Su humor era insoportable, y debía mantener la mayor calma posible, al menos en apariencia, para estudiar su siguiente movimiento con los humanos. 

El horario de clases estaba por comenzar en el instituto público de Konoha, luego de un San Valentín totalmente accidentado y lleno de sorpresas, ahora muchas chicas, ¿y por qué no? Algunos chicos esperaban ver la respuesta. Todos habían regalado algún chocolate a la persona que les gustaba, y rogaron en varios templos, compraron varios amuletos y diversas cosas provenientes de Cupido, la diosa del amor y cualquier deidad que les prometiera ser correspondidos, siendo algunos más exagerados que otros.

—Yo sé que me ama igual que yo a él, sólo que es tímido para confesarme cómo se siente —dijo orgullosa a sus compañeras una joven de pelo rosado y ojos verdes, de nombre Haruno Sakura.

—En serio sé que él es el amor de mi vida, espero que me corresponda en el Día blanco —afirmó una rubia de nombre Ino a su amiga de ojos jade, rogando que Sai correspondiera a sus sentimientos de una vez y se alejara definitivamente de Gaara—. Fui a una casilla del amor para orar —le comentó ilusionada de que funcionaran sus rezos.

—¿Orar? ¿En serio? —le preguntó con burla la de ojos verdes— Eso no sirve.

—Aun-aunque y-yo oí al-algo una vez —susurró tartamudeando la joven Hyuga, una chica de ojos perla y cabellos oscuros.

—¿Así? —cuestionó Haruno, dado que la que había interrumpido era alguien poco creyente de supersticiones valía la pena escucharla— ¿Qué?

—Q-qué s-si vas al templo de Afrodita y das la ofrenda adecuada cualquier hombre te pertenecerá —dijo en un susurro muy bajito tanto que casi nadie la oía.

—Ohh —exclamó sorprendida Sakura—. Aunque yo no necesito de esa diosa.

—Que confianza —le dijo algo impresionada la rubia—. Nee pero, ¿cuál es aquella ofrenda?

—No creerás que es tan fácil ¿no? —le respondió rápido— Nadie sabe cuál es la ofrenda perfecta, pero si lo consigues serás la persona más suertuda de todas.

A pesar de la seguridad que mostró ante sus amigas, la chica de pelo rosa decidió que iría de visita a aquel templo de Afrodita, aunque estaba completamente segura de que Sasuke correspondería a sus sentimientos en el día blanco. Se imaginaba que le daría una bella sorpresa, como declarársele delante de todo el instituto tal y como solían hacer Naruto y Lee. Pero viniendo del Uchiha eso seguro que, si sería un gesto romántico y perfecto, no como los de sus otros dos pretendientes que sólo provocaban vergüenza ajena.

Evitando ser vista por algún conocido suyo, Haruno fue al famoso templo de la diosa del amor. Según sus propios pensamientos no es que necesitara de una deidad para ser correspondida, pero si alguna otra chica utilizaba ese método podían obligar al Uchiha a amarlas, aun si éste sólo tenía ojos para ella. Estos pensamientos son los que siempre tuvo en su cabeza la de ojos verdes, a pesar de no tener la más mínima idea de cuál sería la mejor ofrenda, decidió tomar lo primero que encontró en su casa y que le fuera fácil de llevar y ocultar de los ojos de los curiosos.

Una vez que la oscuridad de la noche cayó sobre la ciudad, la joven ojos jade se escabulló aprovechando la poca iluminación de la ciudad en general, para llegar a su destino sin ser reconocida por nadie. Nada más llegar quedó impactada por el enorme templo dedicada a una deidad que ni siquiera correspondía a la mitología del propio Japón, sino que era de origen griego.  Se preguntaba: ¿Por qué tenían un templo que alababa dioses ajenos a su cultura? Pero si los beneficios eran reales, ¿qué importaba el origen de la deidad? La cual, pronto seria la responsable de asegurarse que el amor de su vida jamás fuese separado de ella.

Se acercó al altar y encendió unos inciensos, rogando con las manos juntas y los ojos cerrados el deseo que la llevó a aquel lugar.

"Por favor has que Sasuke-kun me ame solamente a mí. Te ruego Kami que él sólo tenga ojos para mí". Fue el rezo que repitió tantas veces en su mente que, hasta ella misma, perdió la cuenta de las veces que lo pensó.

Una vez hecho eso, se levantó y desenvolvió lo que tomó de la despensa privada de su padre para utilizarlo como ofrenda a la diosa. No tenía idea si tenía alguna oportunidad con lo que estaba por hacer, pero no perdería nada con intentarlo de todos modos. Enfrente de la estatua de la más bella mujer que cualquier mortal jamás hubiera imaginada, Sakura dejó una enorme botella de sake de alta calidad que su padre tenía reservado para una ocasión especial.

Originalmente había pensado en llevar otra cosa, pero el dinero y joyas que poseía su madre, se encontraban bien resguardadas y bajo un cerrojo que no podía abrir, ni mucho menos romper sin que lo notaran. Nada más colocarla delante de la hermosa estatua, ésta comenzó a brillar intensamente y antes de que la joven terminara de procesar lo que sucedía, tenía delante de ella a una mujer joven de buenos atributos, cabellos rubios y ojos color caramelo. Sin dudas, todo en la persona delante, era una expresión de una belleza sin imperfecciones.

—Jovencita, ¿has sido tú quien me ha llamado? —preguntó la hermosa rubia.

—Ehh us-usted... —no salía de su asombro por saber que la estatua cobró vida delante de ella, pero se decidió a contestar la pregunta— Sí, soy yo.

—¡Al fin alguien me trae lo que quiero! —exclamó la rubia con una expresión que se asemejaba a la locura, mientras sostenía con auténtico anhelo la botella de sake— Bien, como supongo ya sabes, yo soy la diosa del amor, pero puedes llamarme Tsunade porque ese es mi nombre.

—Ohh Tsunade-sama y-yo —quería pedir su deseo, pero sentirlo tan cerca, la tenía tan emocionada que no podía hablar correctamente.

—Deja, te asignaré a uno de mis mejores querubines para que te unan a la persona que es el amor de tu vida —la rubia habló rápidamente, emocionada por beber su sake—. No estarías en este templo de no ser porque quieres ayuda con tu amor verdadero.

—Sí, eso es lo que deseo —afirmó feliz por al fin poder estar al lado del Uchiha

—Bien —dijo Tsunade, hizo un chasquido con sus dedos y un circulo brillante apareció en el suelo—. Aquí está el querubín a cargo de tu escuela, él te ayudará en lo que necesites.

La sorpresa en el rostro de Haruno no se podía disimular, ya que delante suyo se encontraba uno de sus pretendientes más molestos, el querubín era nada más ni nada menos que…

—¡NARUTO! —gritó su nombre con sorpresa y algo de alegría por creerse tan hermosa de haber logrado, sin esfuerzo, cautivar a un ser celestial, pero ella sólo tenía ojos para el Uchiha.

—¿SAKURA-CHAN? —preguntó con sorpresa el pobre rubio— Oba-chan, ¿qué se supone que sucede aquí? —el apodo le costó un fuerte golpe en su cabeza de parte de la rubia.

—¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así mocoso? —le reprendió enojada— En fin, ayuda a esta jovencita a estar con la persona que ama. Tengo cosas que hacer, así que me voy.

—Sí claro, irás a emborracharte anciana —susurró por lo bajo el rubio.

—¿Y qué tiene de malo? Siendo la diosa del amor yo amo el sake —afirmó orgullosa del amor que le tenía a su bebida.

—Tú amas la bebida, las apuestas, la vagancia… —enumeró burlón el rubiecito.

—Mocoso insolente, termina de una buena vez tu trabajo, que aun te quedan muchas cosas que solucionar en esa escuela —ordenó enojada Tsunade.

—No es mi culpa que los querubines caídos se metieran donde no les llaman ttebayo —trató de defenderse, ya que lo culpaban a él, de que las cosas aun no estuvieran arregladas entre los estudiantes.

—No me importa, tu trabajo es solucionarlo en el día blanco, bien ahora ayúdala a ella y no me fastidies —fue lo último que dijo la diosa antes de desaparecer.

Sin nada más que decir la diosa rubia desapareció, al igual que el contenido de la botella de sake, pero nadie se fijó en eso, ya que tanto Naruto como Sakura estaban muy ocupados en sus propios pensamientos como para prestarle atención a nada que no fuera la situación en la que estaban.

—¿Eres un querubín, Naruto? —preguntó aun viendo la respuesta frente a ella. Naruto estaba con una toga blanca y unas enormes y blancas alas en su espalda, era más que evidente que él no era un simple mortal.

—Así es, estoy en esa escuela para juntar a los enamorados con su pareja destinada ttebayo —explicó alegremente mostrando lo emocionado que estaba de ayudar a las personas a enamorarse.

—Entonces, ¿harás que Sasuke-kun me ame con locura? —cuestionó emocionada— Digo, sé que él me ama, pero no quiero que nadie más te invoque y lo apartes de mí.

—¡¿Quieres que el bastardo se enamore de ti?! —gritó sorprendido y con cierto toque de celos el de ojos azules.

—Ya te dije que él me ama, pero quiero que al fin deje de ser tan tímido y él mismo se me confiese —le aseguró con calma y en tono de mando.

—Sakura-chan yo no puedo hacer lo que me pides —dijo Naruto con gran seriedad.

—¡¿Qué?! —exclamó sorprendida de que su exigencia no se viera cumplida— ¡Afrodita, digo Tsunade-sama te ordenó que me ayudaras! —le gritó encolerizada.

—Lo siento, pero no lo haré —le respondió fríamente.

—¿Esta es tu venganza? —preguntó con rabia— Como yo no correspondo a tus sentimientos, no me dejaras ser feliz.

—No es eso, te lo juro —le dijo casi en suplica Naruto—, después de todo los ángeles, sin importar el rango, tenemos prohibido amar a un humano. Son reglas sagradas, quien las rompa recibirá un castigo, por ser un pecador.

—Entonces ayúdame, Naruto. —le dijo con voz más baja—. Si tanto me amas como dijiste, ayúdame a ser feliz con Sasuke-kun.

—Yo jamás dije que te amara, deja al Teme en paz —ordenó cortante—. Jamás te ayudare a que él te amé y ni Tsunade me puede decir nada al respecto de mi decisión.

—Ella te dijo que hicieras que Sasuke-kun me amara.

—Corrección, ella me dijo que te ayudara con la persona que amas, pero eso no incluye forzar un amor que no existió, existe ni jamás existirá mientras yo esté a cargo.

—Pero... —antes de que pudiera decir algo más, Naruto abrió sus alas deslumbrantes, hermosas y totalmente blancas y se fue sin siquiera mirar atrás.

Haruno estaba más que molesta por la osadía del Uzumaki, ella que había sido la única en descifrar la ofenda perfecta y resultó que el único hombre del que se había enamorado de verdad no podría ser suyo por culpa del impertinente y cabeza hueca del rubio. Allí sola y sin ninguna idea de cómo convencer al idiota rubio de que la ayudara con el amor de su vida, se decidió liberar su frustración entre gritos coléricos y lágrimas de la más pura rabia, odio e impotencia, por no ser capaz de hacerle pagar al rubio. Puesto que, éste era un ser divino y ella una simple mortal, no había manera en que ella pudiera herirlo, y menos cuando ella deseaba destruirlo por completo.

—¡Te odio, Naruto! —gritó en el templo vacío y oscuro— Eres un monstruo, una escoria, un maldito. Tú me odias, por eso no quieres que mi sincero amor sea correspondido. ¡¡Te odio con todas mis fuerzas!! —siguió gritando todo tipo de maldiciones e insultos hasta casi perder la voz.

Cuando ya se disponía a irse, luego de haber exteriorizado todo su sentir por Uzumaki, una fuerte ventisca cerró las puertas del templo a sus espaldas y oyó la voz de alguien hablándole desde las sombras.

—Así que tus sentimientos no son correspondidos ¿ehh? —le dijo un hombre joven de cabellos blancos, con alas en su espalda quien llevaba en sus manos un arco y flechas guardadas en un estuche en su espalda— Cuéntame, quizás pueda ayudar.

—¿Quién eres? —preguntó desconfiada por la reciente aparición ante ella.

—Mi nombre es Mizuki, pero me conocen más por mi trabajo como Anteros, soy el dios que se encarga de vengar los amores no correspondidos.

—¿Tú si me ayudaras con mi deseo? —preguntó con la esperanza de que este ser no le pusiera “peros” a sus deseos.

—Sí, si deseas vengarte de quien no te corresponde —afirmó malicioso de hacer su trabajo—. ¿Con quién deseas cobrar tu odio? 

—Deseo hacer que la persona por la que mi amado Sasuke-kun y yo no estamos juntos pague —dijo con suma crueldad mientras sonreía de manera que sólo se observara el odio que tenía dentro.

—¿Esa persona es Uzumaki Naruto? —preguntó Mizuki deseoso por oír el sí.

—Sí, así es.

—Descuida, lo haré con mucho gusto, después de todo yo odio con todas mis fuerzas a Iruka —viendo la cara de duda de la mortal le explicó brevemente—. Iruka es conocido por los humanos como Eros, el Dios del amor y es el sensei de Naruto. Para Iruka, el mocoso querubín, es alguien sumamente importante.

—Siendo así, ¿podrás hacerlo pagar por interponerse entre mi verdadero amor y yo?

—Por supuesto que sí —aseguró con confianza y una gran sonrisa diabólica—. Sólo deséalo, si ataco a un ser celestial sin razón tendré consecuencias, pero si lo hago por un deseo tuyo, yo no estaré infringiendo las reglas del Olimpo. Sólo estaría haciendo un trabajo más —explicó la razón por la que necesitaba que ella lo deseara. Aquella simple mortal le serviría de medio para realizar su venganza personal—. ¿Qué dices? ¿Lo harás?

—Hazlo, yo deseo desde lo más profundo de mi corazón que Naruto Uzumaki pague con lágrimas de sangre por separarme de mi verdadero amor.

—Deseo concedido —dijo con una sonrisa macabra—. Pronto verás como él paga realmente caro por su osadía —afirmó satisfecho de tener esa oportunidad.

Las intenciones malévolas de una joven, mezcladas con los poderes divinos de un dios que le causaba placer el sufrimiento de otros, sólo traería dolor para quienes no tenían culpa de que sus perversos y egoístas deseos no se hayan cumplido.

 

Unos días después las cosas en el instituto estaban algo raras, ahora ya no se veía a Naruto saltando alrededor de Haruno como antes, es más, parecía que evitaba a toda costa quedarse mucho tiempo en el mismo lugar que ella. Y jamás, en ninguna circunstancia, el rubio permitía que se diese la oportunidad de estar a solas completamente, cuando antes eso era lo que buscaba. Uzumaki estaba aterrado de que ella revelara que era un querubín, pero según su supervisor eso era imposible, dado que la verían como una loca por tal estupidez.

Las clases de los humanos para el rubio ángel pasaron relativamente en calma, aunque él jamás les prestó atención a los maestros, ni cuando eran las clases sobre ser un querubín. Naruto estaba como siempre sentado con su compañero de banco, Sasuke Uchiha que también era su mejor amigo, y aunque el de cabellos oscuros a veces lo negara, Uzumaki también era su mejor amigo. A Sasuke le preocupaba un poco la actitud extraña de su amigo, era más raro de lo normalmente aceptable. Parecía estar alerta todo el tiempo, como si estuviera expectante de alguien que lo estuviera siguiendo o algo similar.

Fue en uno de esos días, donde su paranoia fue justificada, por la presencia en su instituto de uno de los erotes más importantes: Anteros. El de ojos color cielo se cuestionaba la presencia de aquel ser en un lugar donde él aún estaba trabajando. Era muy pronto para que alguien tuviese un deseo de venganza por un amor no correspondido lo suficientemente fuerte, ya que él aún no había decidido las parejas, así que todos conservaban la esperanza de ser pareja de su persona especial. Salvo por una persona, a la que le dejó claro que, mientras él trabajara como querubín, no dejaría que su relación enfermiza llegara a ningún lado.

El rubio maldijo una y mil veces su descuido al ver como aquel dios sobrevolaba cerca de Sasuke, quien caminaba con su pequeño grupo de amigos hacia su casa. En el cual Uzumaki estaría incluido, de no ser por aquella molestia que estaba volando espacio aéreo/romántico no autorizado, tuvo que poner un par de excusas para alejarse de los demás e ir a investigar en su forma angelical. Nada más lo vio enfrente suyo Naruto lo encaró molesto de que intentara frustrar su trabajo como hizo en San Valentín, cuando mandó a los caídos a sembrar caos amorosos, ya que los querubines impuros eran los sirvientes de Mizuki.

—¿Qué demonios haces aquí Mizuki? —le preguntó enojado el angelito.

—Demonios ¿ehh? Esa no es una palabra muy bien vista en boca de los ángeles —dijo con burla mofándose de él.

—¿Y a mí qué carajo me importa? Dime que buscas aquí, porque te aseguro que no permitiré que haya más problemas románticos por tu jodida culpa o de tus esclavos.

—Vine a cumplir un deseo —le contestó con calma—. Una jovencita con el corazón destrozado por desear estar con el amor de su vida me llamó.

—Si hablas de Haruno Sakura, no puedes hacer que le correspondan, sabes bien que eso depende de mí.

—Eso lo veremos —afirmó el de blancos cabellos preparando una flecha de color rojo en su arco listo para lanzársela al Uchiha. Nada más verla el rubio la reconoció.

—¡MALDITO! ¡Le robaste una de sus flechas a Kakashi-sensei! —le gritó enojado, ya que esa flecha contenía parte del poder del dios del deseo sexual y eso era peligroso, recibir el ataque de esa flecha sólo significaba una cosa…

—Despídete del mocoso Uchiha —dijo apuntando listo para el ataque.

—¡No te lo permitiré! —gritó volando hacia el otro listo para empezar una pelea alada.

Las alas de ambos se desplegaron en su máximo esplendor y se lanzaron uno contra otro, se cortaron una única pluma la cual bañaron con sus respectivos poderes y combatieron usando únicamente aquella pluma. Pese a verse como algo pequeño y delicado, tal y como solían decir los humanos, en manos de seres celestiales como ellos, era como sostener una espada realmente afilada. Naruto estaba en serios problemas, él era un ángel del rango más bajo, dentro de la lógica, él jamás podría hacerle frente a un auténtico dios, eso era algo impensable hasta para él. Sin embargo, pondría todo su empeño en proteger el corazón de su amigo, el infeliz de Mizuki no utilizaría esa flecha en Uchiha, siempre que él pudiese hacer algo para impedirlo.

Transcurridos varios golpes dados y recibidos por ambas partes, el rubio estaba en malas condiciones y apenas podía moverse. Veía con una impotencia que aborrecía, como él otro se disponía a lanzar esa flecha maldita, directo al corazón de la persona más importante para él. No pudiendo evitar, lo que aparentemente iba a suceder, usó todas las fuerzas que le quedaban, las cuales, tristemente sólo le alcanzaron para volar desesperadamente hacia el ataque. Por lo cual, fue él quien terminó con aquella pecaminosa punta afilada rasgando la piel de su pecho. Al recibir el ataque, de inmediato cayó a tierra, perdiendo la forma angelical y quedando únicamente en su apariencia humana.

El herido y perdido ángel, vagaba por las solitarias y frías calles en la noche, pareciéndole más negra que cualquiera antes vivida. Luego de un rato de andar sin rumbo, cayó al suelo y se quedó tirado con heridas por todo el cuerpo, y una especial e invisible para nadie que no fuese él mismo, ubicada en el corazón. Viéndose perdido se resignó a lo que le pudiera suceder, pero no contaba con la aparición de un hermoso joven que él conocía bien que lo miraba con unos bellos ojos que igualaban la noche que los rodeaba. Al momento de cruzar sus miradas el pobre ángel ya no pudo pelear contra el veneno que lo carcomía desde hace tiempo. Imperdonables sentimientos comenzaron a brotar, ese joven sin querer abrió la caja de pandora que ocultaba más desgracias que las que pudiera manejar, se estaba arriesgando a abandonar su cuerpo casto sólo por desear lo prohibido.

—Dobe, ¿cómo estás? ¿Qué te sucedió? ¿Quién te hizo esto? —preguntó preocupado Sasuke acercándose a su mejor amigo.

—Te... me —susurró antes de desvanecerse por el calor de la fiebre que tenía gracias a las heridas adquiridas durante la batalla

Uchiha, viendo en tal mal estado a su mejor amigo, se apresuró a llevarlo a su casa. Él vivía solo, así que no tendría ningún problema en dejarlo dormir hasta que estuviera mejor, total, no tenía que pedirle permiso a nadie para hacerlo quedarse hasta que se recuperara. Pasaron horas en las que el rubio parecía no reaccionar, estaba pálido, totalmente blanco, a excepción de sus mejillas rojas, ya que tenía más fiebre que nunca. El de cabellera negra sucumbió al sueño, a pesar de intentar mantenerse despierto para vigilar la salud de Naruto.

En mitad de la fría madrugada, el rubio al fin abrió sus ojos antes completamente azules, que ahora brillaban con un pequeño tono rojizo; se sentía diferente, más fuerte, más confiado y seguro de sí mismo. Enfocó su mirada en la persona que dormía medio recostada en la cama cuidándolo y la sonrisa que asomó en sus labios, no era para nada inocente. Al sentir el movimiento que hizo Naruto al sentarse, Uchiha despertó rápidamente listo para interrogar a su amigo acerca de lo que le sucedió y como se sentía.

—Dobe ya despertaste —dijo viéndolo a los ojos que eran de nuevo azules—. Qué alivio que despertaste, ¿cómo te sientes? 

—Más que bien —le respondió con una sonrisa inocente—. De hecho, mejor que nunca.

—No seas Dobe, ¿cómo puedes estar bien si te encontré todo lastimado y lleno de sangre? Dime ya mismo que es lo que... —pero antes de terminar lo que iba a decir fue jalado repentinamente hacia la cama por los brazos de Naruto y sus labios aprisionados por los contrarios.

Por el bien de lo que lo estaba matando en vida, el querubín hizo un voto secreto y oscuro consigo mismo, por aquella fruta prohibida le suponían los labios del Uchiha, sería capaz de todo y por ello probó aquella textura inigualable de la cual no deseaba despegar sus labios.

 

El amor entre un ángel y un humano estaba prohibido, pero

 

Arriesgándose a perder sus hermosas y puras alas, aprisionó al azabache con su cuerpo, ya en el pasado había deseado compartir momentos de lujuria con alguien, pero por temor al amor se negó, y él con sus propias manos se arrancó cualquier sentimiento que estuviera a punto de surgir en él. Si su amor era considerado un delito, con gusto consagraría su cuerpo al mal con tal de experimentar lo que más anhelaba. Mezclándose en un arrebato de pasión, combinado bajo el nombre de purificación, ya no podía ni siquiera tocarle, sin sentir que nada era suficiente, y Sasuke, sin saberlo, era el verdugo cuya mano pareció arrojarlo directo a la oscuridad. Un error en la personalidad de Naruto, lo justificarían algunos, una mísera equivocación lo llamarían otros. Sea como sea, lo que sucedería haría que no volviera a tener más argumentos para negar lo imposible, porque la defensa en su boca nunca conseguiría que lo llegara a perdonar. Y hasta los propios pensamientos de Uzumaki dejaban constancia de lo dolorosamente consciente que era de todo.

 

Por favor Sasuke se misericordioso conmigo, es sólo un pequeño punto de vista, pero tú eres lo más importante para mí. Sin ti no podré seguir viviendo, por favor no me mires con esos ojos negros, que yo daría todo por entrar en tu corazón. Desearía que me dieras, aunque sea un día de libertad condicional para perderte de vista, aunque sea un momento. Estamos en un juicio de razón, ¿seguir o detenernos y olvidar? ¿Cuánto nos costará este dudoso pecado llamado amor?

Tras un argumento de lágrimas, que no necesito palabras de tu parte, te declaras culpable sin titubear, no requiero de tus palabras para saber que tienes tanta culpa como yo. ¿Dónde encontrare el crimen perfecto? Si ambos sufrimos por igual, la persona amada es también la que quiere ser amada, ambos compartiremos el mismo destino en el tribunal, cuando nos llegue la hora de ser juzgados. Así que, ¿para qué negarnos la fruta prohibida?

 

Naruto lo tomó por ambas muñecas, elevándolas hasta dejarla muy cerca de su propio pecho. Luego de mirarlo un momento más las subió sobre la cabeza de Sasuke para tener más espacio libre y besarlo a su antojo. En aquella posición lo dejó vulnerable.

—¡Idiota yo soy un...! —le gritó entrecortadamente por los besos del rubio y comenzó desesperarse sin poder controlarse mientras el blondo lo iba despojando de sus ropas— Soy… un… —su amigo estaba raro, algo le había pasado para querer hacer esas cosas con él, pero no quería lastimar a Naruto, que él estuviera así seguramente era por algo, debía tratar de ayudarlo.

Naruto no lo escuchaba, comenzó a lamer los pezones de Sasuke que se retorcía atrapado sin poder evitarlo. Pronto los pezones comenzaron a endurecer. Las manos de Naruto ya lo habían despojado de toda la ropa. Sólo un pequeño bóxer negro quedaba como única defensa. El rubio se paró de la cama para desvestirse ante la desesperación de su presa.

Naruto quedó desnudo al fin y Sasuke tuvo sensaciones encontradas ante la imagen. Debía sentir mucho asco, pero por alguna razón no venía a él ese sentimiento. ¿Qué le estaba pasando? Siguió gritando y retorciéndose aun cuando el rubio se arrodilló frente a él y siguió lamiéndole los pezones. Pasaron los minutos, Naruto siguió estimulando todos los puntos sensibles de Sasuke. Le acariciaba a través del bóxer y su lengua no dejó de estimular los pezones del Uchiha. El moreno comenzó a ceder, aunque no lo quisiera, su cuerpo estaba reaccionando a favor de las caricias.

—Detente… mnn... mnn… detente… por favor —gimió mordiéndose los labios. Aunque disfrutara enormemente como lo estaba tocando, debía ponerle un alto a su amigo, antes de que hiciera algo de lo que se arrepintiera—. No más… Naruto, no más.

—Ya no puedo detenerme… —señaló el hombre ubicándose de rodillas entre las piernas abiertas de Sasuke— Ahora vas a probar un placer que jamás imaginaste.

—No, no... ¡No! —si llegaban hasta el final, ya no habría vuelta atrás, debía detener a Naruto cuanto antes.

Naruto miró a los ojos al bello moreno, y tomándolo firme de los muslos guio su miembro justo al lugar dulce: su pequeño y rosado ano. Al lugar donde había posado antes sus dedos, durante varios minutos, para prepararlo. Y finalmente de un sólo golpe se hundió sin compasión.

—Aaaghhhh —se quejó el de ojos oscuros al sentir como la virilidad de Naruto entraba en él—. Por favor no... sácala-saca….

—Shh descuida —dijo Naruto de manera dulce besándolo tiernamente—. Pronto pasará el dolor y te sentirás tocar el paraíso, sólo aguanta un poco más.

Más y más besos funcionaron como analgésicos, hasta que finalmente el dolor cedió y le permitió a Sasuke gozar plenamente de lo que compartían. Olvidándose de todas las razones por las que no deberían hacer este tipo de cosas, ellos no podían amarse y aunque Naruto lo supiera prefería arder en el infierno antes que permitir que alguien lo apartara del Uchiha. Lo tenía fuertemente agarrado, mientras compartían aquel delito carnal, para los humanos era algo natural y hermoso, pero para un querubín era condenarse a la oscuridad. Pero ¿qué importaba? Si tenía a Sasuke gritando de placer al sentir como se hundía en él.

—Ahh teme grr ¿te gusta sentirme dentro? —preguntó Naruto viendo a Sasuke gemir con sus mejillas sonrosadas y la boca entreabierta al igual que los ojos que no podía dejarlos abiertos del todo.

—¡Se… ahh siente… in-increíble cuando ahh metes tu pene dentro mío! —gritó el azabache sintiendo como Naruto movía su miembro de manera circular provocándole nuevas sensaciones— ahhh.

—Ohh si te está gustando mucho —dijo satisfecho el rubio de haber logrado que cediera a él—. Entonces te haré enloquecer con lo siguiente —Naruto levantó las piernas de Sasuke hasta sus hombros y arremetió con más rudeza el trasero de Sasuke.

—Aahh… ¡Más, sigue así! —le encantaba como se sentía esos movimientos tan rudos, le hacía sentirse completamente lleno y deseoso de más— Eres increíble aahh ¡AAAAAHHH NARUTO!

Le rodaron los ojos y su cuerpo se ablandó, cayendo pesadamente la cara contra el colchón, pero el de ojos azules no se había corrido aún. El rubio se apoyó sobre él y la pelvis del otro hombre ahora golpeaba más firme contra el trasero expuesto del Uchiha. De pronto, el rubio salió por un momento completamente, con sus manos abrió las piernas sin fuerzas de Sasuke y quedaron cara a cara, con el joven de espaldas al colchón. El rubio guio con su mano el arma fibrosa y volvió a ingresar en el Sasuke sin compasión o descanso.

—Segundo asalto, Sasu-chan… —sonrió el rubio perverso— Volverás a correrte antes que te rellene el interior con mi esencia pegajosa.

—No —gimió él débilmente—, adentro no.

—¿Por qué no lo haría? —respondió embistiendo el rubio y apoyando los codos a los lados de su cuerpo— Después de todo eres mío. Ya te lo advertí hace mucho tiempo.

—No —intentó hablar y los gemidos le desgarraban la garganta—. No puedo dejar que lo hagas.

—¿Temes las consecuencias? —se burló el embistiéndolo más rudamente— Creo que no importa. ¿Quién se atreverá a detenernos a ambos?

—No lo hagas, Naruto... AAAH... AAH… NO LO HAGAS POR... NO LO HAGAS.

—Ni siquiera sometido pides por favor —señaló divertido Uzumaki—. No importa... tenemos mucho tiempo y energía para enseñarte el valor de pedir educadamente las cosas.

—¡No te corras dentro! —gritó a todo pulmón el chico— ¡Haré lo que sea!

—Interesante —señaló el rubio que no dejaba de arar con dureza—. Ah… veremos que tanto puedes cumplir mi adorado Sasuke-chan. Acepto tu propuesta, no me correré dentro tuyo hasta que seas tú quien me lo pida. Y harás lo que yo quiera... mi Sasuke-chan.

—Sí, si lo haré, ahh —gimió enloquecido por ese momento tan cercano al climax—. Pero no cometas ahh un error que no puedas corregir ahh.

Pronto las embestidas de Naruto tuvieron que cesar para poder cumplir con lo que acababa de prometer, en cambio tuvo que frotar ansiosamente su pene contra el de Sasuke para que ambos al fin llegaran al orgasmo en medio de un grito de puro placer de ambos. Aunque quisiera terminar en el interior de Sasuke, si éste no se lo pedía no le haría algo a lo que en verdad se opusiera y que implicaba ponerlo en riesgo.

Si tan sólo su deseo más profundo fuera concedido o no fuera considerado algo espantoso, no tendría que recurrir al chantaje para obtenerlo. Sin embargo, se esforzaría al máximo para conseguir que Uchiha le entregara lo que el rubio siempre le rogó.

 

 

CONTINUARA……

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

espero q si llegaron hasta aki tengan muchas dudas. si han leido otros fics mios sabran q me gusta dejar la mayor cantidad de cabos sueltos para tratar de hacer la historia mas interesante,aunq si saben porq sasuke se nego a q naru se corriera dentro suyo o como termina la frase "el amor entre un angel y un humano esta prohibido pero..." adios al misterio. aunq mis razones no son las tipicas asi q espero q no sepan q es.

respecto a las parejas voten en lo reviews las q les gustarian,incluso si no aparece por ejemplo shikatema o si kieren personajes q se keden solos tambien pueden decirlo. tienen tiempo de votar porq este fic lo actualizare el martes.el lunes por la tarde tengo una exposicion oral y estare todo el fin de semana estudiando, asi q luego de la exposicion revisare si hay votos, agregare las parejas y subire lo q sigue.

hasta la proxima janne n_n


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