Estúpido soy. Estúpido fui. Estúpido seré...
El colectivo avanza a marcha serena. La gente, sumida en sus celulares, lejos del mundo real, se desinterasa cada vez mas por el mundo.
Lo gracioso, es que después los mismos son los primeros en twitear "El mundo se esta viniendo abajo y nadie hace nada"... Irónico que no sepan que es por su culpa. Todo empieza con alguien... Un simple movimiento. Una simple palabra. Mientras que estas personas, en vez de pararse y hacer algo, van y lo twitean para que alguien mas lo haga por ellos. Ese es un gran fallo humano. Porque claro, quejarse se queja cualquiera. Ahora, hacer algo...
Que desdicha.
Me siento tan frágil. Pero lo disimulo. Lo peor que me puede pasar ahora es llamar la atención en el colectivo cuando todavía faltan dos calles mas para poder bajar.
Es curioso; a pesar de que son personas que nunca mas volvere a ver, y que si vuelvo a ver, no las recordaré.. Me interesa su opinión sobre mi. Es como si no quisiera que se llevaran una mala impresión de mi, aun sabiendo que no voy a volverlos a ver jamas.
No es narcisismo ni nada por el estilo. Pero aun así...
Supongo a la mayoría les pasa.
"Somos personas pelotudas con el celular pegado a la mano, pero aun así, la facha hay que mantenerla." Me los imagino pensar...
Suena el timbre y el colectivo para un par de cuadras después.
-Si te corres flaco, te lo agradecería mucho.- Me regaña indirectamente aquella señora de uñas rojas y pañuelo de leopardo.
Me corro hacia un lado para dejarla pasar.
-Pibe, -Escucho hablar a un hombre detrás de mi, poniendo su mano en mi hombro como si fuéramos padre e hijo.- Sos grande... Deberías de saber ya que no podes pararte a un lado de la puerta. Estorbas a la gente muchacho...-
-Ya bajo... - Respondo. El me mira y asiente con la cabeza, frunciendo los labios en señal de "okay, no dije nada".
La verdad es que todavía falta mucho para bajar. Me quedan unas doce cuadras hasta la universidad. Y no puedo llegar tarde; tenemos examen de cívica. Y mi profesor con los alumnos no es muy santo que digamos. Mas bien es el anti-cristo estudiantil; la pesadilla de todo alumno. Pero decirle al hombre o a la señora sobre mi miedo chiquilin de pasarme de la parada y perderme por no haber podido llegar a la puerta y bajar a tiempo... No daba.
Hay veces en que las personas somos pelotudas por una razón: Algunos porque ya nacieron así, otros por profesionalismo... Y otros, como yo, que no tienen de otra.
Ahora tendré que correr si no quiero que terminen cerrandome el trimestre con un cero negativo.
"Que vida la mía" solía decir Reik.
*/*/*/*/*/*/*/*/*
-¡Boludo, donde estabas!- Miro a mi amigo, que estuvo esperándome en la puerta de la universidad aun cuando ya era hora de entrar.
Esto es a lo que se le llama "Un amigo de fierro".
-Loco, creí te habían atropellado, violado, secuestrado...-Tan positivo mi amigo.
-Cortaron 24 de noviembre.-Mentí. -Tuve que correr todo av Belgrano. Casi me muero. Creo que perdí mi páncreas en el camino...- Conté agitado.
-Bueno, bueno, entremos que si no nos matan.- Asentí y le seguí el paso hasta la escuela como pude. La verdad es que no sentía la mitad de las piernas y mi corazón estaba a punto de salirse por la boca.
-Otra vez tarde.-
-Profe, ¿usted sabe lo que es la calle?-
-intransitable.- Respondí para agregar pena al relato que ya esperaba de Kiba.
-¿Usted imagina lo de policías que hay controlando el tránsito?-
-Miles.-Añadí.
-¿Tiene de casualidad una misera idea de lo que nos costó llegar hasta acá? Para que después a usted de le ocurra ponernos ausente con presencia en clase.-
-Yo que usted la tendría.-Finalizo.
La rectora, Silvina, nos mira con desconfianza, hasta que finamente cede. Gracias a dios... Me muero si se suma otra falta mas a las quince que ya tengo.
-Solamente por hoy la voy a dejar pasar, pero ponganse las pilas muchachos, esto no es joda. Se los digo como el adulto que soy; empiesen a levantarse mas temprano si es necesario, pero que esto no se vuelva a repetir. Kiba vos tenés veintidós faltas... Tres mas y quedas libre...-
-Si Profe...-Balbucea Kiba.
-Perdón Profe...-Me disculpo yo.
-Miren que les tomo la palabra, ¿eh?, ahora corran que me parece que Jiraiya ya llegó.
-¡¿Khá?!- Suelta Kiba de manera intrépida, haciendome reír en un momento de crisis máxima.
Por eso lo quiero.
-¡Dale, pelotudo, metele!- Lo empujo y salimos corriendo por nuestras vidas, literal, hasta nuestro salón.
Íbamos a ciento treinta kilómetros por microsegundo, cuando veo en el balcón de los salones de arriba a la chica que me trae loco desde el segundo día de clases (Y eso que vamos ya por agosto)... Tan bonita... Y todavía no pude hablarle ni una sola vez. Va a un curso inferior al mio, pero escuche que repitió... Así que debemos tener la misma edad...
Me quedo observándola desde abajo... Hasta que escucho a Kiba gritarme desde mas adelante.
-Dale, no seas baboso que ya llegamos tarde.-
Me autocacheteo la conciencia y continuo corriendo por todo en patio hasta llegar a nuestro salón, justo al final.
Cuando entramos el profesor todavía no había llegado y estaban tomando lista.
-Tarde.- Dice el preseptor encargado de pasarnos lista todos los días.
-Si, pero para morir.-
-¿Tienen cívica?- 'Si' contestamos todos. El preceptor se ríe.
El Profe definitivamente tiene fama en el colegio. Pero no de Profe, de verdugo. Estamos todos muertos.
Que suerte tienen los de primero... Ellos tienen a Hatake que explica las cosas mas de mil veces. En cambio el nuestro te da una par de apuntes, dos horas de discurso, y espera que en una hora llenes con eso una hoja en blanco con todo lo que aprendiste en el trimestre. Después a rezar. Y si faltaste el día de la prueba, mamita querida. "A llorar a la iglesia" me decía mi abuela.
Nos sentamos con Kiba en el mismo lugar de siempre. Adelante están Sai y Chouji. Me cae tan mal ese pibe... No se ni porque nos hablamos. Al lado de Sai se supone que se sienta Shikamaru.
Aunque nunca viene. Siempre falta. De hecho creo que ya quedó libre...
-Inuzuka.-Pregunta el preseptor.
-Presente- Se anuncia Kiba.- Che, ¿vos decís que el Profe por ahí se olvida de la prueba?- Me pregunta mientras saco mis apuntes y mi pluma.
-No creo. De por si es milagro que se olvide de nuestros nombres.-
-Mal. El tipo tiene alta memoria. Estamos fritos.- Sonrío mientras empiezo a leer.- De acá te digo yo que si salimos con vida te invito a mostaza.- Suspiro hacia dentro de la sorpresa.
-¿Me llevarías a mostaza?-
-Y... Si zafamos... Te llevo a París, mira.-Sonrío. Como adoro a mi amigo.
-Uzumaki.-
-Acá.- Me anuncio.