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Invierno por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Danny Phantom pertenecen a Butch Hartman.

Phantom y Danny son dos personajes distintos.

 

 

Invierno

 

 

 

Caía la nieve sobre las desiertas calles, el invierno había llegado más frío que nunca, sin embargo, era la época que el invierno traía consigo lo que aumentaba la irritación de cierto héroe fantasma. Phantom, protector de Amity Park, hacía su recorrido sobre la ciudad con el ceño fruncido, esta época era justo como aquella vez… como cuando murió.

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Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, un chico con pensamientos de disgusto hacia la Navidad daba paseos por el parque. Ignoraba el frío en sus manos, cuello y mejillas, incluso apagó su celular para evitar esas llamadas de eran cada vez más constantes. Seguramente su hermana, Jazz, para intentar convencerle de regresar a esa odioso atmósfera llamad hogar.

Simplemente no era mismo, “hogar” en invierno no era lo mismo que “hogar” el resto del año.

--Estúpida época. Estúpida navidad. Estúpida creencia, estúpidos argumentos. –murmuraba.

Entre su letanía inconforme, el chico no vio la rama que le hizo caer al húmedo suelo, tampoco tuvo tiempo de evadir la nieve acumulada en el árbol cercano… estúpida suerte pensó.

Escuchó una risa y no pudo más que maldecir una vez más. Con toda la dignidad que pudo se levantó y dio la vuelta para irse, no quería ver a quien presenció su ‘desliz’ empezó a alejarse. Esa risa no disminuía por más que se le alejaba, con curiosidad buscó al dueño de la risa… no vio a nadie cerca.

Pensándolo bien, no se había encontrado con nadie desde que entró al parque.

De pronto, a su mente llegó a advertencia de su tía cuando sus padres le dijeron que se mudarían a Amity Park… cuidado con los fantasmas no paraba de repetir. Claro que sus padres como buenos científicos de lo sobrenatural tan solo se emocionaron, su hermana como buena escéptica racional dijo que los fantasmas no existen y él, bueno, él esperaba que no fuera verdad. Los fantasmas so aterradores. Nadie se lo dijo, él mismo lo comprobó con los fantasmas que llegó a conocer.

Rogando que no fueran fantasmas, siguió caminando. Por ir tan metido en sus pensamientos no vio el poste de luz con el que su nariz y frente se estrellaron. La risa se intensificó y esta vez el chico grito su frustración.

--Tranquilo, tranquilo… tan solo, relájate. –dijo alguien más, el dueño de la moleta risa sin duda.

--Es fácil para ti decirlo, no eres tú quien se ha partido el orgullo. –dijo el chico frotándose la frente y su nariz.

--Cierto. ­–dijo ‘la voz’ y volvió a reír.

El chico estuvo a punto de gritarle nuevamente cuando lo vio. No cerca, no a un par de pasos, no recargado en un árbol o en el mismo poste… el dueño de la molesta risa estaba flotando a más de dos metros del suelo. Fantasma pensó. Lo curioso, es que esta vez no salió corriendo como lo ha estado haciendo desde que se enteró que él sí puede ver esa clase de creaturas sobrenaturales… se quedó ahí, aun en el suelo, mirando a aquél fantasma que parecía de su edad, con el cabello blanco, piel acanelada, ojos verde fluorescente y un traje negro con detalles blancos como sus guantes, botas y un cinturón.

Bueno, no es que antes no se haya encontrado con gente de gustos extraños para vestir (sus padres son un claro ejemplo) sin contar con los colores de cabello exóticos con los que ha cruzado camino… sin embargo, fue el desafío de la gravedad y el ligero resplandor alrededor de su cuerpo lo que le hizo darse cuenta del origen sobrenatural de quien no ha dejado de reírse.

Y así habría seguido la escena si no fuera por un estornudo del chico, ya mojado por la nieve congelada, lo que atrajo la atención del fantasma.

--Deberías ir a casa y cambiarte, tal vez darte una ducha, si sigues así podrías enfermar. ­–dijo el fantasma.

--No iré a casa. –dijo el chico descartando el consejo del fantasma.

--¿Acaso has huido? –preguntó la entidad espectral.

--No es de tu incumbencia. –exclamó el chico desviando su mirada.

--Valla, valla, así que tienes temperamento. Y…dime, chico lindo, ¿Cómo te llamas? –inquirió el fantasma con un tono bromista.

--¿Lindo?... los chicos no son ‘lindos’, es más ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar por ahí asustando pobres almas hasta el séptimo infierno? –contraatacaba el chico.

--Contestando en orden tus preguntas: Sí, lindo. Sí pueden serlo. Disfrutando del paisaje. Nop, no me apetece. Demás no suelo ‘asustar’ yo soy el protector de esta ciudad, yo soy Phantom. –terminó de decir con cierto orgullo y una de sus tantas poses ‘heroicas’.

--…¿Y?... –‘preguntó’ el chico indiferente a las palabras y a las poses de Phantom.

--… se supone que es aquí donde reaccionas, ya sabes, gritas, te emocionas, sales corriendo o me pides un autógrafo. –dijo Phantom con algo de incredulidad –Lo normal que haces cuando tienes frente a ti a un súper héroe o a un fantasma, lo primero que te venga a la cabeza… soy quien ha salvado esta ciudad incontable veces y la protege de los fantasmas malvados que atacan a los ciudadanos o que quieren conquistar el mundo, cosas como esas.

Seguía hablando el fantasma, divagaba en su explicación pues nunca le había tocado ‘explicar’ su ‘profesión’. Tan ensimismado estaba que no notó cuando el chico se levantó y se alejaba poco a poco del fantasma parlanchín.

>>Así que… –al fin de dio cuenta –¡Oye! –gritó para flotar hacia el chico.

--¿Qué? Me aburrí. Hablas sin parar y tan solo le das vueltas a lo que dices. –decía el chico mientras seguía caminando.

--¿Qué?... Olvídalo, ahora sí dime tu nombre, ya te dije el mío antes que me dijeras el tuyo así que es lo justo. –intentó avanzar en otra conversación el fantasma.

--Danny, ahora déjame en paz. –contestó el chico con dureza.

--Woa… Danny, parece que ese temperamento tuyo está saliendo a flote. –comentaba Phantom aun siguiéndole.

--¿Por qué estás siguiéndome? –preguntó al momento de pararse completamente antes de salir del parque.

--Eres interesante, estás solo en un día tan importante como este, no quieres regresar a tu casa… pensé que un poco de compañía te sentaría bien. –respondió el fantasma –Pensándolo bien, ¿Por qué no quieres regresar a tu casa? ¿Qué no se supone en esta fecha es donde las familias están unidas y todo ese cuento de hadas?

--No necesito compañía, no quiero, y no es de tu incumbencia. –dijo Danny.

--Hagamos un trato, tú me dices la razón por la que evitas tu casa y yo dejo de seguirte. ¿Qué dices? –explicó Phantom.

--Bien. Prefiero estar en cualquier otra parte que en casa, especialmente en esta fecha, porque mis padres de la pasan discutiendo por absolutamente todo lo que refiere a esta fecha. Lo hacen cada año, estoy harto y detesto la Navidad por ello. ¿Contento? –espetó Danny.

--… la verdad, estoy sorprendido. No creí encontrar a alguien más que detestara la Navidad tanto como tú. –admitió Phantom.

--¿algún problema?

--No… tan solo, bueno, yo también… a mí también me disgusta esta fecha, morí en este tiempo después de todo.

Danny lo miró intrigado, el aniversario de su muerte sí que debe ser un motivo para odiar la Navidad. ¿Qué hacer ahora… mostrar simpatía, dar el pésame? Temas como ‘la muerte’ no es algo de lo que se pueda seguir hablando sin que haya incomodidad. Decidió seguir como hasta ahora, si fuera él no querría que le mostraran compasión o lástima.

--Bien, ya sabes mi razón. Cumple tu parte del trato y déjame en paz. –dijo con su misma actitud.

--Claro. –dijo Phantom.

Danny se dio la vuelta para seguir con su camino cuando sintió que sus pies dejaron de tocar el suelo. Una risa a su espalda le indicó el responsable de ‘estar volando’. Contrario a todo lo que una persona normal haría, Danny tan solo suspiró con molestia.

--¿Y ahora qué estás haciendo? El trato decía que me dejarías en paz. –dijo entre dientes el chico.

--Na-ha, el trato decía que ‘dejaría de seguirte’ y como puedes ver, no te estoy siguiendo. Estamos volando. –dijo el fantasma con cierta diversión en su voz.

--Eres imposible. ¿A dónde me llevas? –dijo con derrota. Andar con un fantasma era mejor que estar deambulando las calles, ¿cierto? Además, el fantasma no parece querer dañarlo.

--Iremos a un lugar donde puedas quitarte esa ropa mojada o te enfermarás. –dijo con obviedad.

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Llegaron a una casa aparentemente abandonada en las afueras de la ciudad. Danny sintió una sensación escalofriante para luego ‘atravesar’ el techo de la casa. Se tensó, dentro de la casa ‘abandonada’ había varios fantasmas, de diferentes formas, tamaños y podría decirse que especies, y ellos estaban… celebrando. Antes que pudiera exclamar sus dudas, Phantom habló.

--¿Qué hacen aquí? –preguntaba con cierta autoridad.

Los fantasmas le miraron, y varios contestaron que era la Celebración de cada año donde no había peleas entre ellos, o algo por el estilo. En lugar de escuchar y poner atención, Danny detallaba el lugar, buscaba una salida y por inútil que parezca, buscaba la manera de poder ‘derrotar’ a los fantasmas que quisieran dañarle. No podía moverse, el agarre de Phantom seguía firme, aunque al estar cuatro metros sobre el suelo agradecía que el fantasma no le hubiera soltado en su sorpresa.

--Tranquilo Danny, –susurró Phantom en su oído –no te harán daño.

Luego de darle un tipo de consuelo, Phantom lo llevó a otro lugar dentro de la casa, ahí había cajas amontonadas, el fantasma sacó una con ropa en su interior y Danny supuso que debía elegir algo que usar.

--No creí que hubiera alguien aquí, mucho menos casi todos mis enemigos… ni qué decir de su celebración. Lo siento. –dijo Phantom con sinceridad.

--Mientras no me coman, atormenten o quieran seguirme por el resto de mis días está bien. –dijo el chico.

--No todos los fantasmas son malos. Son traviesos, algunos tienen un raro sentido de ‘diversión’ y es por ellos que los humanos temen. –explicaba Phantom –La mayoría tan solo quiere seguir sintiendo que sigue vivo, otros quieres terminar sus cuentas pendientes y otros nacen así.   

--No es como si al momento de ver un fantasma uno esperar a ver sus ‘intenciones’, incluso antes de verlos uno puedes sentir las ‘malas intenciones’ y por ellos no queda más que correr. –decía Danny, ya cambiado y tomando asiento entre las cajas para adquirir un poco de calor.

--Lo dices como si te encontraras varios fantasmas muy seguido. –dudaba Phantom. Flotaba cerca del lugar donde estaba sentado Danny.

--Para mi desgracia así es, es como si me siguieran, y lo extraño es que tan solo yo puedo verlos. Cuando llegué a Amity Park me sentí extraño, casi todos los habitantes de esta ciudad pueden ver fantasmas como yo. –expresaba el chico.

Por primera vez en su vida, su ‘anormalidad’ de ver fantasmas era ‘normal’ en esta ciudad.

--Si mal no recuerdo, tienen que ver con el constante flujo de fantasmas, entre más entes espectrales más energía espectral, lo que hace a los mismos fantasmas visibles y hasta tangibles para las personas. –intentaba explicar Phantom.

--Eso explica, de cierta manera, el pudieras tocarme hace un momento, ya sabes, cuando me hiciste volar. –decía Danny notando cómo sus palabras sonaban raras.

--Oh, así que el Dipstick sí tiene una cita. –dijo alguien más, una chica… fantasma, con apariencia roquera.

Danny y Phantom alzaron sus miradas al techo y notaron como su conversación era escuchada por varios de los fantasmas que habían visto en la ‘celebración’.

>>aunque no creí que avanzaran tan rápido. –­continuó la fantasma con picardía.

Recordando la conversación, se dieron cuenta de lo que la fantasma implicaba. Ambos chicos parecieron sonrojarse, tintes rojizos en las mejillas de Danny y cierto verdor hectoplásmico en las mejillas de Phantom. Para enfocarse en otra cosa, quisieron responderle a la fantasma.

--¡No es una cita! –dijeron a la vez –¡Él es un chico/fantasma! –se justificaba cada uno mientras se señalaban.

--Lo ves héroe fantasma el chico no está en contras que seas… bueno, un chico, tienes una oportunidad con él. –dijo la fantasma a Phantom, luego se volvió hacia Danny –Y tú, no olvides que aunque el Dipstick sea fantasmas, él sigue teniendo su corazoncito.

Los otros fantasmas se reían de la frustración de los jóvenes, cada uno intentaba explicar la situación, negar lo que la fantasma implicaba y mantenía como verdad absoluta y en intentar escapar de vez en cuando.

En un instante, los jóvenes estaban junto con los fantasmas celebrando, alguien había salido a conseguir bocadillos y bebidas para Danny pues no se arriesgarían a darle alimento que contienen hectoplasma especialmente para ellos.

Se turnaban para sacar de sus casillas a los jóvenes, estaba claro que no había sentimientos románticos… por el momento… pero sí había atracción. Secretamente se alegraban que Phantom estuviera feliz, en cada año era él quien faltaba, se la pasaba dando vueltas por la ciudad que protegía, sumido en los recuerdos de su muerte. Era bueno que estuviera acompañado, riendo y un poco apenado, pero mostrando algo.

Ya investigarían al chico humano, podrían integrarlo en sus juegos o podrían usarlo como carnada para atrapar a Phantom, quizá deberían ir anotando los límites que podrían o no traspasar con el chico, Phantom furioso es algo difícil de controlar.

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Poco antes del amanecer, Phanton sacó a Danny de las garras de sus enemigos jurados, era hora de devolverlo a su casa.

--No en necesario que me cargues. –murmuraba el chico en la espalda del fantasma –Aunque la vista desde acá arriba es diferente, todo en la ciudad parece tan pequeño.

--Oye, no te duermas todavía, dime dónde está tu casa. –decía el fantasma.

--¿Bromeas? Mis padres son… algo excéntricos, en el techo de nuestra casa está en palabras neón nuestro apellido. –decía Danny.

--¿Te refieres al edificio que dice ‘FentonWorks’? –preguntó conincredulidad el fantasma -¿Quieres decir que tus padres son los nuevos y expertos caza fantasmas?

--…Sí, ellos mismos. –suspiró –No te preocupes, son ‘nuevos’ en el eso de ser caza fantasmas, son ‘expertos’ en la teoría, y de quien tienes que preocuparte es de mamá si te llegaras a enfrentar a ellos. Papá… él es quien da las mejores ideas para las armas, aunque mamá es quien las aprueba y revisa antes de elaborarlas y usarlas.

--Vaya, yo un fantasma y tú el hijo de un caza fantasmas… espero que nuestra historia no sea un tipo ‘Romeo y Julieta’. –dijo Phantom mientras miraba por las ventanas del edificio en busca del cuarto de Danny.

--Hmm ¿‘Nuestra historia’? –preguntaba el chico.

--Claro, digo, somos amigos ¿no? En esta situación sería difícil el vernos y divertirnos de vez en cuando. –dijo Phanton con nerviosismo.

--Claro. –dijo Danny al bostezar –No me molestaría salir un par de veces más contigo. –Dijo adormilado.   

Phantom lo dejaba con cuidado en su cama, era hora que descansara.

--Sí, no sería tan malo salir un par de veces más. –dijo mientras lo observaba acomodarse para dormir.

Con rayos del sol entrando por la ventana, Phanton recorrió las cortinas para obscurecer la habitación, Danny debía dormir, tras una última mirada hacia el chico, se hizo intangible y salió de FentonWorks.

Así fue el primer encuentro de estos chicos, así es como inicia una historia de dos personas atrapados en dos mundos… un fantasma y un humano, y sí, su historia es similar a la de Romeo y Julieta, tan solo que más intensa.

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


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