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Bajando la guardia por Na Na

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Notas del fanfic:

La cuarta parte... >.<

Notas del capitulo:

Lamento la demora con el cap. Espero les guste :3

Abrió los ojos maldiciendo, y luego arrepintiéndose por haberlo hecho. Aún estaba oscuro. Se pasó una mano por la cara y miró la hora en el reloj despertador a su lado: 2:30 am. Bufó y estiró la mano para alcanzar su teléfono del buró.

— ¿Hola? —no se molestó en ver quien era, sólo quería que el incesante sonido del aparato cesara, y poder pensar bien en todos los insultos que quería decirle a la persona al otro lado.

— ¿SiWon? Hola, hola. Lamento molestarte. Soy SungMin.

—Hyung, hola —bufó antes de contestarle.

—SiWon, yo sé que tu cama está muy cómoda, pero necesito que vayas a recoger a alguien por mí —Min calló por un momento—. Es HeeChul —y tras escuchar el nombre de su pareja (no, de su ex pareja), abrió los ojos y el sueño se esfumó.

— ¿Y por qué no vas tú? —su voz sonó a reclamo.

—Estoy en Japón —y SiWon bufó de nuevo—. Lamento, lamento molestarte, pero HeeChul no quiere que alguien más que yo vaya a recogerlo, y yo no estoy…

—De acuerdo —y sin querer escuchar más la, ahora fastidiosa, voz de SungMin le colgó.

Se levantó, se puso tan sólo un pantalón, zapatos cómodos, un suéter, tomó sus llaves y salió del departamento, pero tuvo que regresar por su teléfono y llamó a SungMin preguntando el paradero de HeeChul.

—El bar Sugar —y colgó enseguida. No, no quería escuchar a SungMin.

Fue al norte y llegó al lugar. Las luces de neón del letrero no le gustaron, pero no tuvo más remedio que entrar. Se acercó a la barra y le habló al hombre que limpiaba un vaso.

—Busco a un hombre, blanco, alto, cabello negro, no pasa los treinta.

— ¿No es un tal HeeChul? —el barman lo miró con una ceja levantada.

—Sí. ¿Sabe dónde está? —el hombre le señaló una mesa. SiWon agradeció y se acercó a la mesa donde estaban dos personas sentadas.

El humo del cigarro le nublaba la vista y no visualizaba bien el rostro de los otros dos hombres, sólo hasta que estuvo en la mesa pudo ver a HeeChul. Y a JaeJoong.

—Llegó SiWon —JaeJoong trató de mover a la masa de carne que era HeeChul sobre la mesa.

— ¿Sabías que llegaría? —el otro hombre asintió.

—Me lo dijo SungMin.

—Así que tú hablaste con SungMin y no HeeChul —Jaejoong asintió—. ¿Y por qué no puedes llevarlo?

—No tengo auto, y no quiere irse conmigo.

—Pero sí quiso venir aquí contigo, ¿no? —y rio un poco burlándose de sí mismo.

Muy en el fondo quiso creer que HeeChul estaría sufriendo por él. Pasaron mucho juntos, y quería que sufriera el hecho de haberlo perdido. Pero al parecer el mayor estaba disfrutando estar solo y estaba junto a JaeJoong. Lo más raro de todo (o no sabía cómo denominarlo) era que no quería irse con el blanquito (Sí, ya tenía un sobrenombre).

« ¿Por qué?»

—No, de hecho lo encontré —y SiWon supo que no le decía la verdad. Pero no por la razón que él creía*.

—Cómo sea —se acercó al mayor y lo movió intentando despertarlo. No quería llevarlo a cuestas. Además HeeChul tenía piernas para caminar.

—Ya intenté despertarlo, no funciona. Hay que cargarlo.

—Cárgalo tú —y esperó que JaeJoong lo hiciera.

SiWon no quería tener a HeeChul más cerca de lo permitido. JaeJoong lo movió, lo colocó en su espalda y lo llevó a cuestas siguiendo al moreno.

Todo sea por HeeChul, pensó Jaejoong mientras se balanceaba cargando al chico.

SiWon salió, abrió la puerta del copiloto y vio cómo JaeJoong colocaba a HeeChul en el asiento y le ponía el cinturón de seguridad.

—Gracias por venir —SiWon cerró la puerta una vez que JaeJoong salió.

—Lo hice por SungMin —y caminó al asiento del piloto, encendió el auto y arrancó.

Apretó el volante tratando de contener su ira. No podía ser que JaeJoong estuviera con HeeChul. De cualquier forma, ¿qué le importaba a él? HeeChul y él ya no eran nada, así que…

Suspiró resignado. No podía mentirse. HeeChul aún le importaba. Un semáforo en rojo lo detuvo y miró para los lados deseando ignorarlo, pero no lo hizo. La ley lo prohibía. Y entonces fijó su mirada en HeeChul. El mayor tenía la cabeza apoyada sobre su propio hombro. Bufó y regresó a ver el semáforo que ya había cambiado de color por lo que avanzó.

Se detuvo frente al edificio del departamento de SungMin y trató de despertar al mayor pero éste no lo hacía. Estaba dormido.

—Demonios —se bajó y fue al otro lado del auto abriendo la puerta. Le quitó el cinturón de seguridad y lo sacó, apoyándolo sobre sí mismo—. No creas que te llevaré en la espalda —y HeeChul balbuceó algo que SiWon no quiso entender.

Lo llevó así hasta la puerta del apartamento en donde preguntó por las llaves y la clave. Abrió la puerta, encendió las luces tratando de no caerse, y llevó a HeeChul casi a rastras a su habitación. Y lo lanzó a la cama, boca abajo. Escuchó al mayor quejarse, pero hizo caso omiso. Le dio la vuelta, lo acomodó más arriba, le quitó los zapatos y lo arropó. No perdía la costumbre.

Suspiró y salió dejándolo en las penumbras. Fue hasta la sala y vio el desastre que había: ropa por el suelo, restos de comida y envolturas en la mesita del centro, la mesa del comedor y las mesadas colmadas de platos y ollas sucias.

—Después de todo, parece que sí está sufriendo —y siguió mirando el desorden.

No se lo arreglaría, no lo haría. Ya no tenía esa responsabilidad.

Caminó hasta la puerta y se fue apagando todo.

********

—Te dije que no funcionaría —sopló el humo de la taza y sorbió un poco.

—Vamos, es SiWon. Todo estaba a favor para que funcionara —se removió en la cama.

—Está dolido, ¿qué esperas? —SungMin dejó la taza en la mesa—. El simple hecho de verte le duele y estoy seguro que ahora me odia.

—Hola, hyung —KangIn aparecía detrás de Min, gritando por el teléfono y besando la cabeza de SungMin.

—Calla a ese troglodita, por favor. Mi cabeza está por reventar —colocó una mano sobre sus ojos.

—YoungWoon te envía saludos.

—No quiero sus saludos, quiero a SiWon —y le colgó a SungMin, lanzando el teléfono móvil al suelo, el cual se hizo añicos cuando chocó con el suelo.

Suspiró tratando de no exaltarse. Cualquier movimiento brusco le haría doler la cabeza y ya tenía suficiente con pensar en el fracaso de plan que había hecho.

—Necesito un café —y tratando de levantarse lo más suave que pudo se dirigió a la cocina.

********

Ya llevaba casi tres semanas en el departamento de SungMin, ¿o eran cuatro? Ni siquiera lo recordaba bien. Sólo recordaba el inmenso dolor de cabeza del día anterior. Giró a su derecha y tomó el reloj de muñeca para ver la hora: 9:30 am. Dejó el reloj donde estaba y se levantó caminando hacia el baño. Necesita una ducha urgente. Se fue desvistiendo en el camino tirando todo al suelo. El lugar estaba desordenado y sucio, pero primero quería ducharse antes de limpiarlo. Sintió el agua fría correr sobre su piel y cerró los ojos ante la sensación de frescura. Tomó el shampoo y sacó lo poco que le quedaba, lavó el resto de su cuerpo y luego salió a la habitación con una toalla envuelta en la cintura y otra secándose el cabello. Abrió el armario y lo único que encontró fue un pantalón gastado, una camiseta de Airon Maiden muy vieja y una sola prenda interior.

«Ya debo limpiar este lugar».

Se vistió y, al rugir su estómago, fue a la cocina. Suspiró cansado y deseo fervientemente que hubiera comida. Ya no estaba seguro si había algo. Y lo único que hubo fue cereal y leche, que estaban a punto de dañarse. Cuando hubo desayunado, buscó un lugar donde dejar el plato sucio pero no había ni un solo lugar libre.

—Hora de limpiar —y lo dejó dentro de una olla con un agua de color rojo.

**************

El timbre sonó y miró directo a la puerta. Se preguntó quién sería. El timbre sonó nuevamente, cerró la tercera bolsa de basura y la acomodó junto con las otras dos y fue a la puerta. Miró por el ojo y vio a SiWon quien tenía unos paquetes en sus manos. Se apresuró a abrir y lo recibió con una sonrisa.

—Hola.

—Hola —y SiWon hizo una venia.

Hee parpadeó sorprendido y se la correspondió aún en contra de su voluntad. Lo invitó a pasar, lo vio ir a la sala e inspeccionar el lugar al mismo tiempo.

—Veo que ya has limpiado —dejó todas las cajas en la mesita del centro.

—Sí, ya era hora —rio un poco incómodo—. ¿Te ofrezco algo? Tengo agua y… Ah, vino.

SiWon se rio ligero ante las opciones. HeeChul siempre había preferido el vino antes que la cerveza o cualquier otro licor.

—Agua estaría perfecto —HeeChul asintió y fue por el agua. Sacó una jarra de la nevera y sirvió el agua en un vaso. Veía como SiWon miraba el lugar.

—Has dejado el departamento igual —le comentó cuando HeeChul le entregó el vaso.

—Sí. A pesar que SungMin me dijo que podía hacer cualquier cosa, el lugar no es mío, así que me abstuve de hacerle cualquier cambio —se encogió de hombros.

SiWon asintió repetidas veces antes de beber el agua y terminársela de un solo trago. Sentía la garganta seca. Estaba algo nervioso por ver a HeeChul. Mientras manejaba, pensaba en que se portaría igual de serio y cortante que la vez pasada, pero cuando vio el lugar limpio, y la mala combinación de prendas, no pudo tomar la actitud que quería.

—Estos son todos tus paquetes —iba a poner el vaso en la mesa, pero no tenía portavasos. HeeChul tomó el vaso y lo dejó en la mesada.

—No había necesidad que los trajeras, yo pude ir a verlos. Te evitabas todo el viaje —estaba de pie, en el otro sofá.

No quería sentarse cerca del menor. Sabía que eso lo incomodaría, y SiWon no estaba de mal humor. Al menos no era cortante como hace unas semanas. Era un gran avance.

—Lo sé, pero preferí traértelos personalmente. Ya sabes, si quieres que algo se haga bien…

—Debes hacerlo tú mismo —completó la frase de manera inconsciente.

Siempre que SiWon decía aquello, HeeChul le respondía girando los ojos. Esa parecía ser la frase favorita de SiWon pues siempre que podía la decía. Carraspeó incómodo cuando se dio cuenta de lo que hizo. SiWon, en cambio, rascó la parte posterior de su cuello. No se había esperado que el otro continuara con su frase.

—Te invito a almorzar —dijo de la nada HeeChul, topando sus bolsillos en busca de su billetera.

—Ya comí, gracias —HeeChul detuvo todo movimiento.

Miró al reloj de muñeca que tenía y se sorprendió de ver la hora. Eran casi las cuatro de la tarde.

—Es tarde —revisó sus bolsillos.

—Yo me voy —HeeChul miró al menor—. Dejé el envío más grande abajo, en recepción —HeeChul asintió.

—De acuerdo. Gracias por traerlos.

—De nada —se dirigió a la puerta siendo seguido de HeeChul.

El mayor abrió la puerta, lo vio salir y se despidió de él con una venia. Como odiaba usar formalidades con SiWon.

Regresó a la sala y se sentó donde antes estaba SiWon. Vio sus cajas y trató de recordar qué era lo que había pedido. Se había olvidado de ellas por completo. Estuvo a punto de abrir una cuando su estómago rugió.

—Primero, pediré comida —buscó el teléfono, llamó a la pizzería más cercana y, tras hacer el pedido, siguió limpiando el departamento. Ya podría abrir las cajas mientras comía.

 
Notas finales:

* JaeJoong lo buscaba.

 

 

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