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HERMANOS MAYORES por Huitzil

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Notas del fanfic:

Los personajes que aqui aparecen no me pertenecen y no gano nada escribiendo sobre ellos.

Notas del capitulo:
  • La relación de hermanos es la más competitiva dentro de una familia, pero una vez que esta relación se cultiva se convierte en la más fuerte.

 

 

Espero que sea de su agrado para todos los hermanos menores y para los hermanos mayores que nos esforzamos mucho por cuidarlos :3

Watson estaba en ese sórdido intento de bar viendo a todas las personas andar de aquí para allá como si nada y él… ahí solo sin Sherlock, sin Lestrade, sin amigos y sin nada. Se sentía tan deprimido que incluso le había marcado a Harriet pero en cuanto escucho el primer pitido continuo entro en pánico y colgó. No, estar triste no es ser sinónimo de imbecilidad.

Bueno si servía de escusa, pretexto o meramente para consolarse a si mismo… ya lo veía venir. Abrió la tapa de su laptop con el documento en blanco sin saber que narrar.

Suspiro.

Volvió a poner sus manos frente a su teclado para escribir un par de palabras para borrarlas de nuevo.

Suspiro nuevamente.

Se remojo los labios en la bebida y serró al fin la tapa de su fiel compañera de trabajo al darse cuenta que de ahí no sacaría inspiración para escribir algo cuerdo para su blog. Maldijo internamente el día que el Gobierno Británico le secuestro a su único compañero de copas aunque, bueno no podía culpar de todo a Mycroft Holmes porque de todas manera no podría estar con Lestrade por el simple hecho de que, por su arranque de ira salió huyendo prácticamente al otro extremo del país lejos de casa y amigos.

Suspiro de nuevo.

Pidió otra copa para él solito. Total no era el único Watson de la familia que podía soportar el alcohol en grandes cantidades.

- Buenas noches Doctor Watson…

El rubio casi se ahoga con su bebida al escuchar esa voz femenina tan conocida y tan malditamente familiar ¿Qué tenía que hacer para poder tener un poco de paz? La volteo a ver enojado gruñendo su nombre por lo bajo - Anthea…- el rubio vio a la empleada del hermano mayor de Sherlock parada frente suyo con la ropa casual de trabajo y aun así captando varias miradas hacia ella.

- Acompáñeme por favor…

- ¿siempre va hacer así? Digo, tú vienes pavoneándote con tu celular esperando  a que siempre te siga hacia la boca del lobo sin hacer preguntas ¿verdad? – La castaña quien no había apartado la mirada de su celular lo hizo solo para ver momentáneamente a los ojos verde pasto del doctor y dibujar una sarcástica sonrisa antes de empezar a caminar a la salida como única respuesta. – Oh, ya veo que si…-

Al salir el frio le dio de lleno en la cara casi golpeándole con fuerza, sintió sus dientes titiritar estrepitosamente y deseo volver al calor de ese sórdido lugar que ahora no le parecía tan mal y observo ese típico carro de gobierno esperando por él. Ahora que lo veía bien... no era tan mala idea quedarse parado en el terrible clima con tal de no subir a ese automóvil al fin y al cabo se había tomado un buen de tragos que le ayudarían a conservar un poco de calor para coger un taxi. La puerta se abrió.

Suspiro.- (otra vez)

No le quedo de otra que volver a subirse al carro y la puerta se serró tras de él busco a Anthea con la mirada encontrándose con un serio Gobierno Británico y sin la chica, rayos… este sería un largo, largo, muy largo viaje.

Para los ignorantes, Watson era heterosexual siempre y cuando no se hablara de cierto pelinegro por el cual prácticamente babeaba al ver; pero que jamás admitiría abiertamente de ahí en fuera todos los demás hombres en general se le hacían normales y seguía con esos viejos hábitos de coqueteos serviciales a la mujeres y eso incluía a la ayudante del mayor de los Holmes.

- Fría noche ¿no le parece doctor?

- ¿Qué es lo que quieres de mi Mycroft?

- Estaba pensando que ya que piensa seriamente en dejar a mi hermano. Me permita darle una remuneración por su trabajo y su paciencia, ya sabe doctor ponga un precio para no demandar a Sherlock y yo pagare gustoso…

OoOoO

Sherlock estaba con su estúpida bata azul que tanto le gustaba por alguna estúpida razón, viendo por la estúpida ventana del estúpido departamento esperando a que llegara a dormir su estúpido Watson. Ya era muy tarde y, si de por si no podía conciliar el sueño con un Watson en la casa, sin el paseándose en quien sabe que parte de la estúpida ciudad o del estúpido mundo, era peor.

Llevaban prácticamente quince días separados y Sherlock podía contar claramente las horas, los minutos y segundos sin el doctor pero se le hacía tan aburrido y  banal pensar en esas cosas que descarto rápidamente la idea. De la nada recordó brevemente que en  la última discusión que tuvo con Watson, el rubio había dicho “me voy” y Sherlock enojado respondió “¿qué esperas?” y bueno… ahí estaba solo. Sin su Watson, sin su calavera y con una alterada casera en el piso inferior preguntando por el rubio como si fuera una grabadora descompuesta cada cinco minutos.

Había mandado y contando: seiscientos treinta y cuatro mensajes de texto al cronista para que volviera al departamento.- (que venga John exageraba enormemente) Coquetear con una secretaria, invitarla a vivir bajo el mismo techo, tomarla de la mano e incluso besarla para resolver un caso no tenía nada de malo o raro... bueno quizá era tedioso y aburrido; pero no era malo. Además, Watson siempre hacia aquello cuando estaba soltero y nunca le reclamo nada por muy enojado que se pusiera con el rubio por su novias molestas. No entendía por qué John hacia un escándalo por eso. Además ¿no bastaban los mensajes? No se estaba disculpando porque claro… no hizo nada malo; pero si le exigía lo de costumbre y le repetía lo aburrido que se encontraba. Antes funcionaba no terminaba de entender porque ahora no.

Alguien toco la puerta y este ignoro ese ruido. No le importaba que el mejor caso del mundo fuera puesto en sus manos sino estaba John eso no importaba en absoluto ¡Dios mío!- había pensado casi en automático. El mundo debería estar a punto de colapsar si los casos ya no eran su motivo para vivir. Otros pequeños golpes en su puerta se escucharon lentos y un intento en vano por abrirla. Siguió sin impórtale ya que no vio que nadie se pasara por la entrada principal así que supuso que era su casera, la muy chismosa señora Hudson que seguramente lo hostigaría en la madrugada con preguntas sobre el Doctor Watson, lo mucho que hacía falta en el departamento, lo mucho que lo extrañaba y bla, bla, bla…

- Sherlock…-

Como lo había previsto la señora Hudson fue la que hablo parecía que quería decir algo mas pero se había detenido, solo escucho un murmullo bajo, tras la puerta y escucho como esta se abrió prácticamente de una patada colosal.

Se giró extrañado de ese comportamiento tan inusual de la dulce ancianita que le procuraba techo y comida. Levanto una ceja, quisquilloso examinando el rostro de sorpresa de la señora Hudson y miro curioso que a lado de su casera se encontraba alguien que jamás en la vida había visto.

Una mujer que autoritaria era la que había pateado la puerta y ya estaba parada frente suyo… empezó a analizarla rápidamente desde los pies. Parecía que había venido desde muy lejos por ese lodo rojizo que traía en las botas que no era de Londres. Su piel blanca estaba ligeramente salpicada con un par de pecas casi invisibles al ojo humano. Cabello castaño con unos y que otros mechones rubios. Jeans rotos. Chamarra obscura. Playera rayada. Era atractiva y deportiva, ojos grandes y expresivos. Olía a alcohol y por el temblor en esas manos cargadas de anillos y pulseras tenia ciertos problemas con la bebida. ¿Una borracha que se equivocaba de departamento? Pero una borracha malditamente familiar.

La mujer sonrió despreciativamente mostrando unos caninos blancos y perfectos. Su sonrisa más que graciosa o simpática parecía sacada de las fauces del infierno. Sherlock no se atrevió a decir nada. Sin previo aviso aquella mujer levanto el puño y a una velocidad que a Sherlock le resulto familiar lo estrello de lleno en la cara del moreno fracturándole la nariz.

- Quería hacer esto desde hace tiempo…- murmuro la chica complacida. Sherlock se había agarrado la cara y la señora Hudson corrió para ir por el botiquín de primeros auxilios proliferando un “dios mío Sherlock”

El pelinegro recupero la compostura sosteniéndose el puente de la nariz y limpiándose la sangre con la manga de su bata tenía muchas ganas de preguntar ¿porque? Bueno sabía que se lo merecía de alguna u otra manera pero lo que no sabía era ¿porque?

Dirigió una feroz mirada a la de aquella mujer. No la reconocía de ningún caso.  No era un cliente molesto. No era alguna de esas novias pasajeras a las que había usado para sacar información, así que la examino cuidadosamente, de una manera se concentró en esos ojos verde pasto que lo desafiaban y Oh…

Oh…

¡Sabía que se merecía ese golpe!

- Harriet Watson…- murmuro incrédulo porque su propia voz sonara tan gruesa y seria.

- Mi hermano es un idiota si idolatra a un ser tan lento como lo eres tu Sherlock Holmes, siempre hablando en sus estúpidos libros de lo magnifico y  especial que eres para el mundo, pero no eres más que un fanfarrón y un aprovechado.- lo último la mujer lo había dicho con un tono burlón.

- Bueno que si lo vemos desde un punto de vista contraproducente también te admira a ti.-

- Si lo empezamos a ver desde varios puntos de vista “contraproducentes” se quedaría en los mismo. Es un idiota por admirar a ambos; aunque  no me sorprende, si entro al ejército, admirar a un detective consultor no me sorprende...-

- Estoy seguro que no… siendo tú la que lo ínsito a hacerlo.

- Soy la oveja negra de la familia señor Holmes y eso me encanta, además… no es como si le hubiera puesto una pistola en la cabeza.-

Sherlock se quedó analizando a la mujer un momento más. La señora Hudson entro a la habitación donde reino un  incómodo silencio y se acercó a Sherlock para murmurarle “Sherlock es la hermana mayor de Watson” “Gracias por la inútil información señora Hudson” pensó el pelinegro alejando a la casera con amabilidad pidiéndole que los dejara a solas.

- Hay una interesante investigación sobre los hermanos mayores quienes probablemente siempre son los más inteligentes de la familia por el simple hecho de nacer primero. No estoy diciendo que sea en todos los casos pero veo que basándome en esa información y aplicándola a la familia Watson, si John es más listo que la clase media, entonces tú, como hermana mayor, eres… eres una como yo.- Sherlock se sorprendió mucho de ese hallazgo y se quedó viendo los ojos molestos de la rubia.

- No. Bueno, no más detective. No tiene idea del milagro que hace el jarabe para la toz con un buen trago de alcohol. Te vuelve idiota o en un idioma más simple me vuelve alguien normal.

-¿Por qué?

- Nosotros no nacimos en cuna de oro y no tuvimos unos padres que entendieran a los genios. Crecimos en un pequeño pueblo anticuado, machista y conservador donde las mujeres solo sirven para el hogar y engendrar hijos mientras que los hombres tiene que cargar con la responsabilidad de un hogar…- Harriet con la nariz roja por el alcohol miro sorprendida la cara de concentración que ponía Sherlock al escucharla y con ufanía mal disimulada rio - ¡Ja! ¿Tanto tiempo viviendo junto a mi hermano y no sabes lo que sufrió en ese pueblo? ¡Apuesto tres libras a que ni siquiera sabias que ahí perdió la virginidad! ¡Bha! ¡Que ridículo!- la chica dio un trago alegre a su petaca de alcohol que había sacado de dios sabe donde -  Mi viaje fue en vano porque creí que ustedes eran algo así como serio, pero solo eres uno más en la vida de mi Johny-boy.-

Sherlock se quedó sin palabras ante esa afirmación y ese tono burlesco. Sabia reconocer cuando perdía aunque nunca lo aceptara en voz alta y esta vez no podía alegar nada pues aquellas palabras todas y cada una de ellas eran acertadas. Nunca en su vida se dispuso a preguntarle a Watson de su familia, sus padres, sobre Harriet. Sobre donde creció, donde estudio… eso era un episodio obscuro para el detective. Vio como la hermana  de Watson torcía la boca y continuaba bebiendo la amarga bebida dispuesta a ya irse del departamento triunfante.

- Espera…- murmuro Sherlock sin poderse contener dejando su orgullo a un lado. La mujer se detuvo al instante. No se giró pero bastante significo cuando dejo de caminar – Watson nunca tuvo la intención de hablar de su pasado y si no fuera porque deduje que tenía una hermana seguramente jamás me hubiera enterado por su boca que tenía una...- Harriet se giró para verlo levantando una ceja al instante como permitiéndole continuar – No le gusta hablar de su pasado. Ni de su infancia, ni de Afganistán aunque por las noches tiene pesadillas y es sonámbulo… quiero darle su espacio porque él me da el mío.-

Harriet despreocupadamente veía todo el interior del departamento y caminando mientras Sherlock continuaba hablando tomo asiento en el sofá de Watson y se quedó pensando antes de volver a tomar de su petaca plateada. Se llevó una mano al rostro y sonrío pero con más calma. Tanteo el sofá y se carcajeo fuertemente dejando al pelinegro intrigado por su comportamiento infantil y arrogante nada parecido al de John.

- No me digas… yo también puedo jugar a ser el detective Consultor Sherlock. Este es el sillón que ocupa mi hermano y el de ahí enfrente es donde tú te sientas.-

- Eso fue muy fácil de suponer, hasta un niño podría hacerlo.-

- ¿Un niño he? Vamos pues… analízame y dedúceme como lo haces siempre en las historias de mi hermano, sorpréndeme.

- ¿enserio perderé mi tiempo en eso?  Veamos… acabas de llegar de Italia. Terminaste con otra de tus novias porque tu relación pasada te sigue buscando y no te deja avanzar. Eres popular y atractiva para los hombres, vives y viajas la mayoría de las veces gratis, es por eso que deduzco que llegaste en tren y no has desayunado. Te quedaste un hotel barato llamado “The elegant” donde tuviste una aventura con dos de sus camareras y saliste por una de sus ventanas como consecuencia de jugar con las dos. Tomaste un taxi sabiendo que tu hermano no estaba y tocaste por la puerta trasera del departamento.

- Se te olvido mencionar que mi papá también era un alcohólico. Cuando estaba sobrio era un buen hombre, amable y gentil; pero cuando tomaba se transformaba por completo. Cada noche golpeaba a mi madre y a nosotros si queríamos entrometernos. Debes conocer al temerario John y nunca podía serrar la boca cuando algo no le parecía.-

- Todavía lo hace.-

- pues eso nos costó nuestros primeros dientes de leche. Papá golpeaba a mamá, Watson se metía para defenderla y lo golpeaba a él yo me metía para defenderlos a ambos y nos daba una golpiza de lo más lindo a los tres y no solo nuestro  padre. No conforme con las palizas de casa buscaba pleitos en la escuela con los brabucones y bueno, su grupo de amigos nunca fue muy grande ni tampoco de mi interés; pero si lo golpeaban a él entonces se volvía mi problema.-

- Te golpeaban en la escuela por su culpa.-

- Por supuesto, era mi tonto y cobarde hermano menor. No podía quedarme de brazos cruzados.

- La supervivencia del más fuerte.

- Yo siempre fui la más fuerte…

Harriet saco un cigarrillo y lo encendió elegantemente, invito uno al pelinegro pero este declino con un gesto con la mano para tomar asiento en su sofá.

- John jamás me conto eso…

- ¿tampoco te conto de que recibió más palizas de las que puede contar? ¿O que se culpa porque mamá se suicidara? ¿No? ¡Valla relación tienen ustedes! La verdad aquí entre detective y borracha yo no culpo a “mami” por suicidarse, con un padre como el nuestro y unos hijos como nosotros no era que digamos, un regalo de dios o la vida deseada por una mujer. No digo que tú no hayas sufrido Sherlock. Todos sufrimos de cierta manera aunque unos más que otros – Harriet inhalo del cigarrillo que traía en las manos dejo escapar el humo de entre sus pálidos labios mirando el techo sumergida en una intranquila paz – Y todos afrontamos esos demonios de manera distinta. ¿Si analizaste que yo saque el lado salvaje y alcohólico de mi padre mientras que John el lado estúpido y suicida de mi madre?

- John no es un estúpido.

- Awwww…. Qué lindo, considerado y tierno eres Sherly-baby pero el amor te ciega. Entro en la milicia a mitad de la guerra. Si eso no es ser  estúpido es ser un maldito patriota y John puede ser muchas cosas pero creeme patriota no es ser una de ellas.-

- John es una gran persona.-

- Pues gran persona o no John no volverá a verte.- la chica levanto los hombros restándole importancia a sus palabras - Lo lamento Sherlock, pero realmente vine no para ver a mi hermano. ¡Dios! que quiero alejarme de él para no hacerle más daño, no se lidiar con niños llorones; pero sí que vine a golpearte por hacerlo llorar ¿me entiendes? No me importa lo que ustedes hacen o cuanto se quieren  pero cuando alguien le hace daño entonces se vuelve mi problema. Es como mi pasatiempo, nada personal.

-¿Cómo te enteraste?

- me marco y colgó. Y créeme para que haga eso solo algo muy, muy malo, más grave que una bala en el hombro y estar solo en una ciudad sin dinero a la deriva podría hacer.

- Yo… yo no quería…

- ¡pero lo hiciste! Además no lo conoces en nada ¿para qué estar con una persona que no conoces? Es una pérdida de tiempo.

- Pero es John… John no es una pérdida de tiempo.

- No Sherlock. Tú eres una pérdida de tiempo.

- Sé que no me merezco estar con John; pero… creo que esa es una decisión que tu hermano debe tomar por sí mismo.

- Una decisión que ya tomo.

Sherlock no dijo nada, no se movió y tampoco la mujer  quien seguía fumando y tomando en la tranquilidad de esa sala de estar. Se escuchaba simplemente el Tic y el Tac del reloj de la muñequera de Harriet. Después de un cuarto de hora la chica se puso de pie y se dispuso a salir del departamento de Backer Strett.

- Bueno, me tengo que ir.

- luchare por John..

- Lo sé.  La verdad… no sé qué clase de relación sostengas con mi hermano, no me imagino a los dos teniendo sexo.- la chica pareció tener un escalofrió – que asco imaginarme a John haciendo eso, pero… por lo que veo lo amas y eso me basta para no volver.-

- Hum… Gracias… supongo- murmuro el pelinegro con los dedos entrelazados

- ¿Por qué? Por romperte la nariz y amenazarte 

- No… por mostrarme lo especial que es John…

- Ja, será un placer recordártelo si lo llegas a olvidar.- Harriet guardo su petaca, se acercó a Sherlock con tranquilidad  de manera cariñosa y le golpeo la nuca con la palma de la mano – me enterare si le haces daño y esta vez no te romperé la nariz, te tirare los dientes. Quedas advertido Sherlock.-

Sherlock asintió con la cabeza tragando saliva considerando ampliamente esa amenaza y no por miedo porque su hermano era capaz de salvarlo y hasta el mismo podía quitarse a esa mujer en menos de cinco minutos pero la venganza de una mujer y más si esta era un Watson se tenía que mantener como un asunto serio.

- Lo tendré en cuenta Harriet. Adiós…

La chica se dio la media vuelta y salió del departamento tan tranquila como entro y así como llego así se fue. Si no fuese por el dolor en la nariz Sherlock podría atribuir ese encuentro como una alucinación por falta de trabajo.

OoOoOo

Watson regreso al departamento que compartía junto a Sherlock tener esa platica con el señor Gobierno Político Holmes lo dejo con un bastante muy mal humor y con ganas de volver ¡¿Cómo se atrevió a chantajearlo?!

Cuando abrió la puerta Sherlock no estaba al parecer había salido con una “atractiva mujer”- dijo entre risas la señora Hudson con una enorme curiosidad inata ahora por saber su familia lo que dejo a Watson con una creciente ira dispuesto a marcharse nuevamente y esta vez a considerar la propuesta de Mycroft de no volver a ver a Sherlock ¡pero joder! Lo amaba como un loco ¿Por qué se había enamorado de Sherlock?

Fue a la cocina y se quedó viendo el tiradero químico que ahí había, negó con la cabeza y siguió caminando por el departamento hasta que sus pies lo guiaron al cuarto de Sherlock. Vio todo el tiradero que ahí había y sin darse cuenta como inercia se fue a acostar a la cama de Sherlock. Respiro su aroma y comenzó a llorar ¿Qué había hecho mal para que el pelinegro no lo amara?  ¿Qué estaba roto en él para ser distinto? Definitivamente estaba seguro que en su vida había una cuerda colgando al final. Un destino igual de lindo como el de su madre. Pensando en eso se quedó dormido y no fue hasta que sintió como lo llenaban de besos dulces y esponjosos que se dio cuenta que alguien más estaba a su lado.

- John.. No te vuelvas a ir… no me vuelvas a dejar solo…-

¿Esa era la voz de Sherlock? John despertó y vio su vista nublada por unos cabellos negros. Los rizos azabaches no le dejaban ver con claridad absolutamente nada pero Holmes lo abrazaba, sentía esos fríos dedos largos sobre su piel, aquel delicioso aroma a cigarro. Y esa calidad que no cambiaria por absolutamente nada. Sin quererlo se aferró a aquel cuerpo y apretó aquel saco con fuerzas escucho un pequeño agradecimiento de los labios del otro que sin lugar a dudas fue un “gracias al cielo”.

- ¿Sherlock que sucede? Espera, wow, wow, wow, alto ahí….- Watson separo al pelinegro de su lado para verlo mejor - ¿estas llorando?-

- Te fuiste y me dejaste solo por quien sabe cuánto tiempo y lo único que preguntas es ¿que si estoy llorando? Claro que no.

- Oh dios mío…. Sí. ¡Si estas llorando!

- ¡Claro que no!

- No sé si es terrorífico o malditamente tierno.

- ¡que no estoy llorando!

- yo estaba a punto de llorar no debe avergonzarte Sherlock es lo que las personas a veces hacen.-

- ¡Que yo no estaba llorando!

- Esta bien, ya entendí, no estabas llorando…- Watson tomo una pausa y guiño exageradamente un ojo – ya sabes… tú – guiño – no – guiño – estabas – guiño – llorando…

Sherlock quiso separase de Watson pero este lo abrazo con fuerzas y se acercó a su oído besando lentamente el lóbulo.

- Volví a casa Sherlock…

El pelinegro se tranquilizó y respondió el abrazo ladeando un poco la cabeza para capturar los labios tersos de su cronista.

- no te vuelvas a ir…- murmuro antes de volver a besarse. Se recargaron en la cama hasta que Sherlock quedo arriba de Watson.

- Te amo Sherlock…

- No más que yo.

Continuaron besándose en aquella obscuridad siendo quizá el silencio el único testigo de aquel imperioso amor que ambos se profesaban. Sherlock le saco la camisa al doctor y este bajo el cierre del pantalón del pelinegro hasta que Watson se armó de valor y pregunto interrumpiendo sus besos.

- ¿Qué le paso a tu nariz Sherlock?

- No preguntes John… créeme es mejor no saberlo.

- ¿ok?... hablando de eso. Tengo que decirte algo.

- ¿enserio? Antes del sexo ¿no puede esperar?

- Le rompí la nariz a tu hermano cuando fue a hablar conmigo sobre dejarte, espero y no te moleste…

- Ya decía yo… es de familia.

- ¿Qué?-

- Que tener un hermano mayor es siempre una maldición y siempre estarán ahí para recordárnoslo… ¿no?

Sherlock sonrió y callo al rubio con otro beso en los labios antes de que dijese algo más… No importaba cuantas veces le rompieran la nariz, todo valía la pena si Watson se quedaba a su lado. Lo demás…. Lo demás era aburrido.

OoOoOoOo

Lestrade se encontraba esperando en un restaurante a que Mycroft llegara… si alguien le preguntaba si estaba impaciente, el respondería tranquilamente: No, imposible, quizá, solo un poco, tal vez, por supuesto, ¡Sí! Oh dios, si… muy impaciente, estar saliendo con el hermano de Sherlock  era toda una misión suicida, estresante, todo el tiempo el pelirrojo salía fuera del país todo el tiempo, y siempre el cano se quedaba con el pendiente de que talvez sería la última vez que lo vería.

No llegaba…

Golpeteo la mesa con los dedos.

Miro el reloj y ya habían pasado cinco minutos desde que el hombre más puntual del mundo no apareciera.

Volvió a golpetear con los dedos la mesa impaciente.

Se mordió el labio inferior conteniendo las ganas de llamar a todas las fuerzas especiales para salir a buscarlo.

Golpeteo de nuevo con sus dedos la mesa…

Definitivamente llamaría a las fuerzas especiales para ir a buscar a Mycroft, estaba ya dispuesto a ponerse de pie y sacar su celular cuando el hombre que tanto buscaba se encontraba a su lado con la mirada baja y parecía avergonzado.

- Solo fueron cinco minutos de retraso… N-no tienes que hablarle a las fuerzas especiales.-  farfullo avergonzado mordiéndose el labio inferior -Me costó trabajo entrar al restaurante no quería que me vieras…- Mycroft se señaló por completo como si fuera un adefesio. – de esta manera; pero tenía muchas ganas de verte así que… gran dilema el mío que me costó por cierto cinco minutos solucionar.- Mycroft tomo asiento tapándose la nariz.

-  ¡Wow!- se sorprendió Lestrade al escuchar al pelirrojo pero se sorprendió más al verle la nariz fracturada -   Oh… yo… Sé que es descortés pero ¿Qué le paso a tu nariz?-

- Para nada Detective Inspector…

- Ya te dije que solo me llamaras Greg.- lo interrumpió el cano con las manos entrelazadas y viendo fijamente a Mycroft a los ojos.

- Ejem… Gregory….

- Bueno ya es un avance para mí, continua.- sonrió pero sin apartarle la mirada realmente le preocupaba el pelirrojo y verlo así lo ponía alterado con este hombre cualquier agresión podría significar un gran problema político.

- La verdad me gustaría contarte una historia mortal en donde me enfrente a algún delincuente o algo así. Tus historias siempre me sorprenden y me gustaría devolverte el favor ya que mi historias en el Gobierno no son las más interesantes; pero soy honesto, por lo menos con las personas que me importan y tu Gregory… no puedo mentirte. Esto…- se señaló la nariz obstinadamente.- Fue algo previsto para que cierto doctor que no diré su nombre regresara con mi hermano – Mycroft bajo la mirada a su dedos y suspiro. – A veces Sherlock no es muy sociable o sincero y que el doctor este a su lado es un verdadero alivio para mí. Si se va… Sherlock se rompería.  No importa cuánto cueste… es mi deber como hermano mayor intervenir las veces que sean necesaria para ayudarlos.

- ¿aunque eso te cueste una nariz fracturada?-

- Para eso estamos ¿no? 

Fin.

Notas finales:

y que tal les parecio? bueno le debo a auna personita un sherstrade y bueno apenas lo estoy haciendo la verdad es todo un reto. gracias por leer besos y abrazos!!!!


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