Durante toda la semana habían estado evitándose, a pesar de que tuvieron una oportunidad de hablar en la fiesta que habían realizado sus compañeros para ellos, esos dos, seguían sin hablarse, todos lo sabían, todos lo entendían, todos, menos ellos dos.
Esa mañana, como siempre, uno salió a correr, y estaba esperanzado a que todo lo que estaba pasando fuese un sueño, pero no era así, la realidad apuntaba a que faltaba menos de na semana para que eso sucediera, y las ojeras en ambos estaban comenzando a notarse, ese momento, sería el más doloroso de la vida de ambos, quizá no podrían soportarlo por un tiempo, pero no se dirían nada, porque… eran tan tontos y lentos, que ninguno de los dos lo había descubierto.
-Kawakami Norifumi…-
-Kuramochi Youichi…-
-Maezono Kenta…-
-Shirasu Kenjiro…-
-Watanabe Hisashi…-
Todos fueron nombrados, hasta el último la directora dijo.
-Con honores y reconocimientos por su reciente nombramiento como profesional del béisbol, Miyuki Kazuya-
Los ojos de Sawamura quedaron vacíos, el dolor golpeo fuertemente su pecho, no podía levantar la cara, le dolía lo que estaba escuchando, era tan doloroso que no sabía cómo enfrentarlo, porque su cátcher, aquel por el que había ido a la preparatoria Seido, se estaba graduando y dejándolo atrás.
Las despedidas, los abrazos, las conversaciones, no se hicieron esperar, unas con sonrisas, otras con lágrimas y esa, que estaba quedándose atrás, porque ninguno de los dos se atrevía a acercarse al contrario, no hasta que Kuramochi le hizo una llave a Sawamura y lo acercó a Miyuki para decirle lo que el menor no quería aceptar.
-Despídete, no seas cabezota-
-Si…-
El menor se acercó a Miyuki para decirle
-Te deseo lo mejor, éxito… aunque no necesitas mis buenos deseos-
-No los necesito…-
-¡Que grosero!-
-Pero los recibo con gusto y espero que me ayuden-
Miyuki lo acercó a Okumura y le pidió
-Cuídalo, es tu pitcher ahora, enorgullécete de él, le costó mucho ser el Ace del equipo, pero no dejes que se le suban los humos-
-No lo hará, lo prometo, seré de mano dura cuando sea necesario-
Miyuki y Chris habían perdido la oportunidad de liderarlo como Ace, tomar ese puesto le costó más del tiempo del que ellos dos disponían, así que era momento de alejarse de él y dejarlo en las manos de su nuevo cátcher, aquel con el que formaría una mejor batería.
-Adiós Sawamura…-
-Miyu… ¡Kazuya!-
Sawamura gritó ese nombre en el último momento, siendo la primera y única vez en la que Miyuki escucharía su nombre salir de esos labios antes de salir de la escuela de la que se había graduado.
-¿Si?-
-¡Gracias por ser mi cátcher!-
-De nada Sawamura-
El castaño de lentes se dio la vuelta y se fue caminando despacio, no se dijeron nada, al final, no se habían confesado sus sentimientos, pero bastaba con verlos a ambos para saber que estaban sufriendo realmente mucho.
Kominato vio como Okumura se esforzaba por levantar el ánimo de Eijun, pero… en esa primera semana, el menor no dejaba de llorar y correr en el campo, hacia entrenamiento extra con eso porque el entrenamiento normal no le era suficiente para calmar su dolor, no tenía hambre y comía llorando, para todos era realmente duro verlo de esa manera, sobre todo para Furuya, Haruishi, Tojo y Kanemaru, que ahora, eran los más apegados al castaño.
-¿Qué debemos hacer?-
-Youichi me dijo que sólo teníamos que vigilar que no se lastimara-
-Odio admitirlo, pero si Kuramochi-sempai estuviera aquí, Sawamura ya habría salido de ese estado desde hace mucho-
-Sin ellos, controlarlo es más difícil-
-Yo creo que Chris-sempai me diría que Sawamura se recuperará pronto porque es esa clase de hombre… pero la depresión le ha durado más de lo esperado…-
-Yo creo que Miyuki-san es el único que puede ayudarlo a salir de esa depresión-
-Ya sé, hay que conseguirle su número-
Haruichi expresó esa idea a la cual todos le dieron el visto bueno, y al final de la semana, Miyuki ya estaba enterado de lo que le pasaba al menor y entonces escribió un mensaje
-Hola Sawamura… Kanemaru me lo dijo, estás llorando por mí, nunca pensé que me extrañarías tanto-