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Veneno para ratas por Pandora09

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REALIDAD

 

 

“Dicen que sus sueños son tan frágiles como el cristal

y que su mañana es hoy.

 Siempre se pregunta por qué la vida lo eligió

como su juguete de usar y tirar.”

Aprendiendo a perder ~ Avalanch

 

 

YongGuk se dejó caer sobre los pechos desnudos de su novia y sonrió satisfecho, mientras ella soltaba una carcajada cantarina que le erizó los vellos de la espalda y, cuando las risas tontas y los estremecimientos se acabaron, lo escuchó. El sonido de algo colisionando contra el cristal y un gruñido casi animal que reconoció en seguida.

- ¡Mierda!

Rápidamente, buscó por el piso sus pantalones y, frente a la mirada preocupada de JiEun, asomó la cabeza por la puerta solo para intoxicarse con el humo que entró en la habitación.

- ¡Mierda! –volvió a maldecir y cerró la puerta para acercarse a su cama y lanzarle una camiseta a su novia y buscar otra para cubrirse él mismo antes de salir al pasillo y ahogarse nuevamente con el pesado aroma a tabaco quemado.

Frente a una pantalla negra con letras blancas y la leyenda ‘game over’, JunHong exhalaba una profunda bocanada de humo. Tenía las piernas estiradas en toda su extensión sobre la mesa de centro de vidrio y la palanca analógica estaba tirada en el piso.

- ¿Zelo?

El menor no respondió, simplemente volvió a llevar el cigarro a su boca y fijo la mirada en el techo, sin pestañear y apenas respirando, el humo que rodeaba su cuerpo lo hacía ver como una fantasía etérea y terrorífica.

YongGuk tosió un par de veces y se acercó hasta el ventanal para correr uno de los vidrios y dejar ir el aire viciado.

- ¿Qué demonios haces? –esta vez se acercó al menor y le quitó el tubo de cáncer de los labios y lo apagó el en cenicero que estaba lleno de colillas y cenizas. Los ojos le ardían y, aunque Zelo ya no fumaba, su rostro pálido se veía borroso por el humo-. ¿No deberías esta en Mokpo a esta hora?

Zelo simplemente se encogió de hombros y metió una mano a uno de sus bolsillos, con la clara intención de buscar otro cigarro, ya que la cajetilla que estaba junto al cenicero se encontraba vacía.

- Debería –respondió el menor con la voz apagada y ladeó la cabeza, fijando la mirada en el pasillo por el que JiEun aparecía apenas vistiendo la camiseta que YongGuk le había entregado antes.

- Ho-hola, JunHong –susurró avergonzada y arrugó la nariz-. ¿Estás fumando hierba?

- ¿Qué? –ambos hombres preguntaron al unísono y la chica apuntó a sus propio rostro haciendo círculos con su flacucho dedo índice.

- Que si es hierba. Tienes los ojos rojos –solo entonces YongGuk se fijó en el maknae y vio sus ojos hinchados y enrojecidos, mientras que lágrimas secas surcaban sus mejillas de porcelana.

Zelo simplemente suspiró y se cubrió el rostro con el antebrazo. Las entrañas del líder de B.A.P., se revolvieron cuando comprendió lo que ocurría con el menor.

- Esta vez solo conseguí tabaco –susurró después de unos eternos segundos con una amargura que YongGuk rogó pasara desapercibida por la mujer que observaba preocupada al menor.

YongGuk sentía su pulso acelerarse con cada segundo que pasaba, mientras que la opresión en el pecho aumentaba al ver el rostro herido del menor. Quería pensar que Zelo no había decidido quedarse para estar con él, que algo había pasado en Mokpo, pero tampoco quería que su maknae cargara con peso de más, ya suficiente debía tener con su desastrosa relación y, tener a JiEun ahí no ayudaba mucho.

- HimChan te matará si el departamento huele a tabaco cuando llegue.

Le quitó el nuevo cigarro que JunHong sujetaba entre los dientes y lo miró con el ceño fruncido, ganándose una mirada herida y cristalizada como respuesta.

Entonces Zelo tomó su mochila y rápidamente se dirigió a la puerta.

- ¡JunHong! ¿A dónde vas? –el menor se puso rápidamente las zapatillas y tomó su patineta antes de abrir la puerta y lanzarle una mirada que le destrozó el alma.

- Lamento arruinar tu noche de pasión, hyung.

JiEun lo observaba con sus inmensos ojos preocupados, sin saber qué hacer ni qué decir, la verdad es nadie tenía la más remota idea de qué hacer cuando se trataba del líder y el maknae de B.A.P., como si su relación estuviera a un nivel en el que nadie podía alcanzarlos.

Sintió una corriente de aire golpearlo cuando salió al balcón y, en la vereda, pisos y pisos abajo con una figura diminuta dentro de una bola de cristal, vio al menor dejar la patineta en el suelo para poder encender el tubo blanco que se balanceaba entre sus dientes y, luego de soltar una profunda bocanada de humo gris, alejarse con el sonido de las ruedas sobre el asfalto como una marcha fúnebre.

- ¿Qué le ocurre?

¿Cómo podía decirle a su novia que acababa de romperle el corazón a su amante, nuevamente?

- No lo sé, algo debe haber ocurrido con sus padres –después de todo muy pocas cosas emocionaban al maknae y no podía olvidar el brillo de sus ojos cada vez que recordaba que iría a verlos durante su semana libre.

- Ve por él –susurró la chica por lo bajo y YongGuk tuvo la sensación de que lo hizo con la esperanza de que él no escuchara sus palabras.

- Es el maknae –se excusó volviendo al interior para vestirse y salir rápidamente detrás del menor.

La medianoche ya había pasado y las calles estaban desiertas y frías, ¿a dónde podría haberse dirigido el maknae en un momento así? YongGuk no tenía la más remota idea. Zelo apenas tenía conocidos fuera del grupo, era demasiado desconfiado como para tener amigos reales y la única relación realmente profunda era una relación enferma que solo le provocaba agonía porque YongGuk seguía aferrándose a él sin ser capaz de hacerlo tan feliz como se merecía.

Como adivinó –porque aparte del departamento solo había dos lugares a los que Zelo podía ir y, en ese momento, no iría a la empresa-, lo encontró en el parque abrazando sus rodillas con los ojos cerrados y un cigarro encendido entre los labios.

¿Cuándo mierda dejarás de fumar?

- Lo siento –fue todo lo que pudo decir sentándose junto al menor.

Zelo simplemente se encogió de hombros y fijó la mirada en las nubes que le impedían ver las estrellas.

- Mis padres olvidaron que esta era mi semana libre –susurró sin quitarse el cigarro de la boca y YongGuk se preguntó cómo podía hablar sin ahogarse-, tampoco le avisaron a JunSeo, así que no hay nadie en casa que pueda recibirme.

Y fue así como Bang YongGuk se comenzó a sentir más mierda de lo que ya se sentía.

- Se supone que ellos deberían alegrarse, organizar una fiesta de bienvenida y recibirme con abrazos y lágrimas… ¿cuánto tiempo ha pasado, cuatro meses, cinco? Ellos realmente olvidaron que su hijo menor volvería a casa –a ellos no les interesó que su hijo los necesitara, que buscara refugio en sus brazos, que quisiera sentirse nuevamente parte de su familia. Ellos se olvidaron de mí, hyung, no les importo.

YongGuk escuchó las palabras incluso cuando el menor no las dijo en voz alta, lo conocía tan bien que comprendía sus pensamientos antes de que él mismo fuera consciente de ellos. Zelo estaba herido, roto, y había buscado consuelo en el único que sitio debía de encontrarlo, pero todo lo que consiguió fue escucharlo con JiEun y eso solo pudo aumentar su miseria, porque Zelo estaba sentado en esa banca de concreto porque no tenía otro sitio al que ir, ya no podía correr más.

- No la odio, ¿sabes? –en ese momento no sabía que decir, sentía que las palabras nunca serían suficiente para confortar el alma malherida del menor-. A JiEun. Hasta entiendo por qué la amas tanto, es linda, graciosa, adorable y tiene una voz preciosa. Y también entiendo que mis padres se olviden de mí, después de todo tienen su vida hecha y yo he estado tan ausente que sería estúpido considerarme en cualquiera de sus planes.

Soltó una carcajada amarga y YongGuk solo pudo pensar en que era muy injusto que fuera tan maduro para su corta edad.

- Pero que entienda esas cosas no quita que duela como el infierno, porque no hace que deje de amarte y desear estar en su lugar como tampoco me ayuda a olvidar que mis padres son mis padres.

El mayor cerró los ojos con fuerzas y buscó a tientas sus manos, pero solo encontró la nada fría y el desprecio.

- No quiero que me toques cuando hueles a ella, cuando vienes saliendo de… ella.

YongGuk quiso decirle que lo amaba, que estaba a su lado, que podía olvidarse de su familia porque él se convertiría en todo su mundo, que podía olvidar los viajes a Mokpo porque él mismo lo llevaría a recorrer el mundo. Quería decirle que escaparan a un lugar donde nadie los reconociera, donde Song JiEun no existiera y ellos no fueran celebridades… pero todo lo que hizo fue susurrar un patético ‘perdón’ que no obtuvo respuesta.

Tras unos eternos minutos donde ninguno dijo nada, el mayor se atrevió a levantar la mirada solo para encontrarse con los inmensos ojos gatunos del maknae, que le sonreía con tristeza.

- Si hubiera sabido que…

- No la traigas a casa, hyung –YongGuk frunció el ceño en señal de duda y Zelo soltó una risa preciosa y melódica-. Llévala a un motel, a conocer a tus padres, tíratela en el auto, haz lo que quieras con ella, pero no la traigas a nuestra casa, por favor –una lágrima traviesa escapó de su ojo izquierdo y, aunque YongGuk estiró la mano para secarla, Zelo fue más rápido y pasó violentamente la manga de su chaqueta por su cara-. No a nuestro hogar.

- Quiero besarte, Zelo, realmente necesito hacerlo –quiero tocarte, saborearte, quiero hacerte el amor y decir cuánto te amo realmente.

No importaba cuántas horas hubiera pasado enredado en el cuerpo exuberante de Song JiEun, cuando se trataba de Zelo, YongGuk sentía que sacaba fuerzas del mismo aire para estar con él.

- Eres muy idiota, hyung –rebuscó en su mochila y sacó una cajetilla negra para sacar de la misma un cigarro y sostenerlo con los dientes mientras metía las manos a su bolsillo buscando un encendedor-. ¡No me toques! –exclamó con una sonrisa cuando el mayor buscó sus manos y se alejó poniéndose de pie frente a él-. Eres egoísta como los perros que no comen ni dejan comer. Eres solo un niño imbécil que no quiere perder pan ni pedazo –y esos insultos eran poco frente a lo que realmente se merecía por ser un cobarde egoísta con la única persona que lo había amado sinceramente y sin exigirle algo.

Zelo se sentó sobre su regazo con una pierna a cada lado y le recorrió los brazos hasta llegar al borde de su abrigo y sostenerle las muñecas.

- No tocarás mi piel mientras sigas teniéndola a ella en tu cuerpo.

YongGuk gruñó, pero al mismo tiempo sonrió ante la posición dominante que estaba adoptando el maknae, incapaz de negarse a sí mismo que se excitaba más con cada segundo.

- Entonces, ¿qué haremos?

Zelo simplemente sonrió con esa mueca macabra, traviesa y tan jodidamente coqueta que solo lo hacía pensar en cuán desesperadamente quería hacerle el amor ahí mismo.

Dejó libres sus manos asegurándose de que YongGuk no intentaría tocarlo y el moreno no lo haría, sabiendo que si desobedecía al maknae solo podría arruinar todo y en ese momento lo único que quería era desaparecer la tristeza de su mirada.

YongGuk solo se dejó hacer por el rubio, sintiendo la suavidad con que sus manos lo tocaban por sobre la ropa y suspirando cada cierto tiempo, porque no importaba que estuvieran congelándose por el aire gélido ni que él mismo se sintiera oler a JiEun, había algo en la forma tan delicada en que Zelo lo tocaba que lo emocionaba, lo encendía y lo llenaba de un amor que parecía irreal, porque ahí en la oscuridad, con sus miradas conectadas, todo se sentía tan puñeteramente correcto.

- Yo también quiero besarte, YongGuk –su nombre escapando de esos labios rosados era un sonido incluso más erótico que todos los gemidos de JiEun esa tarde, como si todo lo que YongGuk pudiera sentir fuera a Zelo, su respiración, su voz y su calor.

Tocó el pecho del menor con una mano temblorosa, como si temiera que este se esfumara si sus toques se volvían torpes y bruscos, paseó las manos por su abdomen y estrujó su cintura, asegurándose de no hacer contacto con su piel, para luego bajar por sus muslos y acariciar el interior de estos, provocando que el menor afianzara el agarre de sus caderas.

- Hyung pervertido, estás jugando sucio –susurró Zelo de forma entrecortada sobre su oreja, casi dejándose llevar por sus caricias. Y solo casi, porque cuando YongGuk se aventuró a unir sus labios, le golpeó el pecho empujándolo.

Estuvo a punto de ignorar sus peticiones para simplemente comerle la boca y acabar con esa agonía de sentir su aliento caer sobre su rostro, pero Zelo sonrió triunfante y se alejó tanto como pudo, sin pararse.

Entonces el menor encendió el cigarro y soltó despreocupadamente el humo a su costado, volviendo a mirarlo para sonreírle como un demonio. Tomó el cigarro entre sus dedos índice y pulgar y, luego de darle una ligera calada, acercó el filtro a su boca y YongGuk en seguida comprendió sus intenciones. Él había estado ahí cuando el menor comenzó con ese destructivo hábito, lo había acompañado en cada paso del capítulo y, aunque lo dejó tan pronto y tan fácilmente como pudo, siempre le resultó más sencillo que a Zelo. Por lo que, sin quitar la mirada de los ansiosos ojos del menor, aspiró por la boca el humo caliente y lo sintió bajar por su tráquea y llenarle los pulmones, infló las mejillas y luego lo soltó hacia el costado con una sonrisa triunfal. Zelo observaba absorto sus labios, tanto así que, cuando YongGuk se humedeció en inferior con la lengua, el menor lo imitó.

- Otra.

YongGuk sonrió de medio lado y estrujó con fuerza la cintura del menor, robándole un gemido ronco cuando sus pechos colisionaron, uniendo sus corazones frenéticos. Permitió que Zelo volviera a poner el cigarro en sus labios y, sin quitar los ojos de los suyos nuevamente, aspiró tanto como su pecho pudo soportar y exhaló, pero esta vez el humo cayó en el rostro del menor, quien sonrió y suspiró sonoramente.

Luego de la tercera calada, Zelo apagó la colilla en la banca junto a su rodilla y tomó las muñecas del mayor.

- Sin tocar.

Cuando Zelo decía cosas como esas era verdaderamente intransigente, por lo que YongGuk debía ser extremadamente cuidadoso con sus actos o palabras si quería avanzar un poco con el caprichoso maknae. Y lo comprobó cuando sintió sus labios apenas tocarse mientras el menor buscaba en el interior de su boca los restos de nicotina.

Durante una eternidad mantuvieron sus bocas unidas, apenas separándose para tomar aire y volviendo a colisionar en esa danza adictiva. Y YongGuk necesitaba tocarlo, necesitaba sentir el roce de sus pieles y los vellos erizados del menor a medida que recorría su cuerpo, pero Zelo era implacable cuando se lo proponía, de forma que, cuando se separaron agitados y sonrojados, el menor seguía sosteniendo sus muñecas para impedirle tocarlo.

- ¿Lo prometes?

YongGuk se demoró unos segundos en contestar simplemente porque apenas recordaba su nombre en ese momento, como para poder recordar alguna promesa.

- No a nuestro hogar.

Zelo podía pedirle arrancar las estrellas del firmamento y él se convertiría en el villano de todos los cuentos y los poemas de amor, porque robaría cada luz pálida del cielo para entregársela.

- Te lo juro.

Y la mirada de JunHong se encendió como un pequeño sol calcinándolo. ¿Realmente era tan feliz con tan poco? ¿Por qué no le pedía que dejara a JiEun? Porque si Zelo lo hubiese hecho, si lo hubiese obligado a darle su lugar, YongGuk habría abandonado su vida entera para estar con él. Pero era un cobarde con cada letra en mayúscula, porque era incapaz de hacerlo si Zelo no se lo exigía, porque estaba aterrado de arruinarlo, quería poder culparlo si las cosas no resultaban bien.

- Gracias.

- No lo hagas –dejó caer la cabeza en el pecho del menor y se aferró con fuerza a su cintura-, no te alegres porque solo soy capaz de darte migajas…

- Eres un idiota, hyung –repitió con una sonrisa burlona en su precioso rostro-. Yo no soy un cobarde ni un imbécil. Te amo, YongGuk, lo hago sinceramente con cada parte de mi existencia, pero mi amor no es una obligación de la que debas hacerte cargo. Yo nunca te exigiré más de lo que estás dispuesto a darme y tampoco te culparé.

- ¿Por qué no me pides que la deje? ¿Por qué nunca me has dicho que escapemos?

Zelo soltó una risa cantarina y le acarició los hombros, como queriendo tocarlo pero sin atreverse realmente.

- No la traigas a casa y estaremos bien.

YongGuk se mordió el labio inferior cuando lo vio ponerse de pie y sacudirse para acomodarse la ropa. Zelo nunca se lo diría, pero él lo sabía. El menor estaba esperando a que esa decisión naciera de él, no tenía porqué exigirle nada, Zelo no podría con la culpa y él mismo no podría vivir culpándolo.

 

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JiEun se puso de pie de golpe cuando los vio aparecer bajo el umbral de la puerta, con la mirada plagada de preocupación y duda.

Zelo la saludó con una inclinación de cabeza mientras se quitaba las zapatillas y las dejaba junto a su patineta y la mochila que YongGuk había cargado en el camino de vuelta.

- Me iré a duchar –susurró por lo bajo y le hizo una seña de despedida a la mujer, quien le devolvió el gesto, intranquila.

- ¿Qué ocurrió?

- Sus padres olvidaron que esta es su semana libre y se fueron de viaje, así que nadie podía recibirlo en Mokpo –soltó un suspiro sonoro con la esperanza de no sentirse culpable mientras convencía a JiEun de marcharse sin que resultara sospechoso para ella-. Se siente tan abandonado.

Por sus padres, por su hermano, por él mismo. Zelo estaba perdiéndose y YongGuk era el único que podía ayudarlo, pero no se sentía con la fuerza suficiente para hacerse cargo de su dolor, menos si eso lo ponía en riesgo de fracasar y destrozarlo definitivamente, ¿qué haría él, al final, con la culpa? ¿Podría enfrentar las consecuencias? ¿Podría mirar a su hermano y a sus compañeros a la cara si algún día acababa por destrozar al tesoro de B.A.P?

- Creo que será mejor que me vaya, ¿no?

- Debo hablar con él… debo cuidarlo –JiEun asintió no muy convencida, como si sospechara de la forma en que cuidaría al maknae, pero no podía pensar mucho en sus dudas, no quería abandonar a Zelo cuando estaba tan vulnerable solo por no fallarle a su novia. Si tenía que poner en la balanza ambas relaciones, la romántica con JiEun y la de líder-maknae con Zelo, ambos sabían cuál tenía más peso en su vida.

La mujer asintió y, rápidamente, desapareció del lugar, dejándolo por fin solo con su adorado tormento.

Escuchó el ruido de la ducha y se dirigió al baño, esperando porque el menor hubiera dejado la puerta abierta.

Al otro lado, Zelo lo miraba con sus inmensos ojos expectantes, rodeado de vapor como el humo de cigarro que parecía perseguirlo a cada sitio que iba.

- Lávate los dientes y entra a la ducha –sentado sobre la tapa del inodoro, soltó esa orden y fijó la mirada en el celular que tenía entre las manos-. Ahora.

Y YongGuk, con un suspiro divertido, obedeció.

 

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- ¿Seguro que no quieres unirte a mí? –preguntó mientras se refregaba el cuello con una suave esponja, haciendo presión sobre su piel hasta que esta se puso roja. Agradecía a JiEun por no haberle dejado marcas sobre la piel odiaba cargar con chupones y, realmente, el maknae era el único autorizado para marcarlo como ganado, aunque realmente nunca lo hiciera.

- Nop, me duché más temprano –respondió el menor sin despegar la mirada del aparato que sostenía solo con los dedos mientras intentaba jugar y el vapor humedecía la pantalla táctil, provocando que soltara divertidos gruñidos cada cierto tiempo.

Tragó saliva con fuerza y volvió a sumergirse en el agua de la tina.

- ¿Cuánto tiempo…?

- El suficiente para saber que aún te faltan otros dos enjuagues.

YongGuk bufó y quitó el tapón para dejar ir el agua mientras abría la llave de la regadera y volvía a enjuagarse… dos veces más.

Y, cuando por fin el menor le dio el visto bueno, salió de la tina sin preocuparse por el agua recorriendo su cuerpo o la ropa que Zelo vestía, simplemente lo jaló de un brazo y lo estampó contra la pared para apoderarse de su boca.

Zelo simplemente se dejó hacer y YongGuk sabía mejor que nadie que lo único que el menor necesitaba en ese momento era sentirse amado, más que deseado o idolatrado como se sentía con sus fanáticas, necesitaba sentir que alguien adoraba cada parte de su cuerpo y de su alma, quería sentirse necesitado y apreciado; nadie podía hacerlo sentir todas esas cosas que tanto necesitaba tan bien como Bang YongGuk.

Nada impediría que aquella noche el mayor lo amara durante cada segundo, sin cansarse, sin hartase de su aroma ni de sus besos. Porque Bang YongGuk nunca podría tener suficiente de Choi JunHong, aunque al otro día se consumiera en culpas y las expiara en los brazos de su actual novia, nada impediría que se sumergiera en Zelo hasta consumirse en él.

Agitados, entre risas tontas y sonrojos avergonzados, cayeron sobre la cama y simplemente se dejaron llevar.

YongGuk deseaba poder acabar definitivamente con los demonios que cazaban a Zelo cuando se encontraba solo, quería ser la cura a todos sus males, sin querer reconocer que era quien más daño le hacía.

- Te amo –susurró mordisqueándole la barbilla mientras se sumergía profundamente en el cuerpo perfecto del menor, quien se deshacía en gemidos roncos y respiraciones entrecortadas, completamente perdido en el placer que estaba sintiendo-. Te amo tanto, nunca lo dudes. Seré tu hogar, tu familia, tu principio y tu fin. Permíteme ser tu todo, por siempre.

Zelo simplemente se retorció sobre las sábanas, sobrecogido por el poder que esas palabras tenían, completamente sonrojado por los toques insolentes sobre su prístina piel blanca. YongGuk no se sentía de forma muy diferente, obnubilado por la perfección del cuerpo debajo del suyo, apenas era capaz de pensar y comprender sus propias promesas, pero JunHong, a pesar de todo, estaba más lúcido y consciente que él mismo.

- Hyung idiota –susurró el menor buscando sus labios para besarlo en el momento exacto en que el mayor gruñía su nombre con especial intensidad-, no hagas promesas que solo se convertirán en veneno cuando comprendas que no las podrás cumplir.

 

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El sol brillaba con una intensidad que lo cegaba. El frío del día anterior se había consumido bajo sábanas celestes como un secreto sagrado. Era su secreto y quería mantenerlo por tanto tiempo como fuera necesario.

- Así que, ¿toda la semana? –la voz al otro lado del móvil repitió la pregunta por tercera vez y YongGuk susurró la misma respuesta que había dado las dos veces anteriores-. ¿No crees que es mucho tiempo? ¿No debería hacer lo que cualquier persona a su edad, salir con amigos, emborracharse o algo por el estilo? Tal vez realmente está fumando hierba… o algo más divertido.

Ella rió y YongGuk no, no le gustaba que nadie insinuara ese tipo de cosas sobre el maknae, su maknae.

- Soy su líder –soltó a regañadientes luego de tomar una bolsa de golosinas y dejarla caer en el carro, junto a la ingente cantidad de víveres que pensaba llevar a casa-, debo encargarme de que esté bien, de cuidarlo. ¿No es lo que todas ustedes hacen por SunHwa?

- Ellos realmente tienen suerte de tener un líder tan preocupado –apelar a sus obligaciones y sus inexistentes actos de benevolencia siempre inflaban el orgullo de JiEun, aunque su único verdadero logro fuera ser su pareja oficial-. Entonces, líder, cuida del maknae y dale saludos. Te amo.

YongGuk fue incapaz de responder a la última declaración, estaba demasiado preocupado por decidir cuál bebida preferiría Zelo por lo que simplemente guardó el celular en el bolsillo cuando dio por finalizada la llamada.

Cuando consideró que tenía todo lo que necesitaba, salió del supermercado luego de haber dado un par de autógrafos a unas fanáticas que se encontró por casualidad, después de todo era todavía temprano y las calles estaban lo suficientemente vacías como para toparse con más gente o que esta lo reconociera.

Hizo el camino de vuelta a casa en menos tiempo del esperado y, cuando entró a la sala de estar, no supo si reír o llorar por la escena que le daba la bienvenida. Zelo estaba acurrucado en una esquina del sillón, envuelto en una abultada frazada roja y sus manos apenas sostenían la palanca analógica mientras fruncía el ceño y un cigarro encendido se balanceaba entre sus dientes.

Dejó las bolsas sobre la mesa sin llamar la atención del menor y se acercó sigilosamente a él. Zelo no se percató de su presencia, o simplemente lo ignoró, pero no le importó porque eso le dio la oportunidad de quitarle el cigarro de la boca y besarlo apasionadamente, provocando que ambos compartieran el humo y se ahogaran.

Ambos tosieron expulsando los últimos restos del humo por sus bocas y YongGuk no pudo evitar sonreír por lo adorable que se veía el menor con los ojos cristalizados y las mejillas sonrojadas mientras intentaba regular su respiración.

- ¿Qué mierda…?

- La boca, niño –gruñó cubriéndole los labios con una mano-. ¿Qué es eso? –preguntó arrugando la nariz, intentando reconocer la procedencia de aquel aroma a quemado.

- ¡Oh, mierda! HimChan hyung te va a matar –el menor tomó entre los dedos índice y pulgar el cigarro a medio consumir que YongGuk le había quitado, apuntando con la mirada el agujero de casi una pulgada sobre la superficie del cojín.

- ¿A mí? Tú estabas fumando.

- Tú lo tiraste.

- ¿Por qué estabas fumando?

Lo conocía demasiado bien como para saber que Zelo fumaba solamente cuando se estresaba, se enojaba o estaba triste y esperaba que ese día se debiera solo a la necesidad imperante del vicio y a ninguna de las razones antes mencionadas.

- ¿Compraste toda la tienda? –despreocupadamente y tomando la palanca para reiniciar la partida que acababa de perder por su culpa, el menor lanzó una mirada furtiva a las bolsas sobre la mesa y luego volvió a centrar su atención en la pantalla plana del televisor.

Estúpidamente celoso de que un videojuego tuviera la atención del menor, le quitó la palanca y la tiró al piso para acorralarlo entre su cuerpo y el respaldo, comenzando a mordisquearle suavemente el cuello.

- Ya sabes, los demás aún no volverán, ¿qué tal si tenemos una semana solo para nosotros? –preguntó sobre los labios de Zelo, que se había desenvuelto de la frazada y ahora lo abrazaba apretadamente, con la mirada emocionada y una sonrisa creciendo en su rostro.

- ¿Solo los dos?

- Sip, tú y yo –lo abrazó con suavidad y se estremeció cuando lo escuchó reír ansioso.

Zelo estaba emocionado y él mismo no cabía en su propio cuerpo, pero no se atrevía a mirarlo a la cara porque todo lo que encontraría sería una emoción triste, con fecha de caducidad determinada. Una fantasía, eso era todo lo que podía entregarle por más que quisiera darle el mundo. Era un cobarde, pero se aferraba a las pocas armas que tenía y construía castillos inmensos sobre nubes que luego se volverían lluvia y desaparecerían cuando acabara la semana. Pero tenían esa fantasía soleada y se aseguraría de que JunHong fuera la persona más feliz del mundo durante esos días.

- ¿Solo Bang YongGuk y Choi JunHong?

- Solo tú y yo, amándonos y olvidándonos de todo.

‘Emoción’ dejó de ser la palabra que describía su sentir cuando volvió a besarlo y Zelo se entregó completamente a sus caricias.

 

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- Enamorarse de un heterosexual es como tomar veneno para ratas –Zelo se acurrucó a su lado y suspiró sobre la piel desnuda de su cuello, provocándole estremecimientos que le sacudieron la columna vertebral con la fuerza de un relámpago.

Giró la cabeza y simplemente observó al menor, sus ojos brillantes y su piel fantasmagórica. No le importaba lo que estuviera ocurriendo en la pantalla, al igual que el maknae y B.A.P completo, se conocía esa película de memoria, después de todo, era la favorita del menor. No sabía por qué le gustaba tanto comprendía que fuera una película de temática homosexual y sobre las dificultades de ser salir del closet en una sociedad tan retrógrada como la coreana, pero había una escena en la que Zelo siempre se tensaba y parecía al borde de las lágrimas. Odiaba verlo tan vulnerable, aquello lo hacía pensar que aún habían demasiadas cosas que no sabía del maknae y que este nunca le diría, quería preguntar y quitarse las dudas, pero temía abrir viejas heridas y, en lugar de simplemente aliviarlo, hacerle daño hasta el punto de no tener reparo.

- Si no te gusta la película, puedes irte a dormir.

- ¿Quién dijo que no me gusta? –Zelo no había despegado la mirada de la pantalla, pero YongGuk estaba seguro de que podía sentir su mirada sobre él. De alguna forma que no lograba comprender, Zelo siempre sabía cuando él lo estaba mirando.

- Puedes mirar la pantalla, por lo menos para disimular.

- Prefiero mirarte a ti –bajo la luz artificial y cambiante de la pantalla, vio una sombra cubrir sus mejillas como un sonrojo muy bien camuflado por la penumbra.

Zelo se estiró ligeramente para darle un casto beso y luego volver a acurrucarse de forma infantil en su pecho. YongGuk solo pudo sonreír ante su ataque furtivo y estrujarlo entre sus brazos, obligándose a prestar atención a la película, pero sin dejar que acariciar con el dedo índice las facciones aniñadas del menor. Suspiró suavemente, comprendiendo que podría pasar así su vida entera y nunca se arrepentiría, que tener a Zelo entre sus brazos era la única cosa que realmente importaba. Esos días en soledad le habían dado una perspectiva completamente nueva de su vida, Zelo se veía más feliz, ya fuera mientras comía, cuando se despertaba a su lado o simplemente cuando miraba una película que le rompía el corazón; se veía feliz y él lo era también.

- Te amo –susurró cuando los créditos aparecieron en la pantalla y tomó a Zelo por las mejillas para poder besarlo intensamente.

- Y yo a ti, hyung idiota –se besaron durante unos largos segundos hasta que Zelo se recostó en el sillón con la cabeza en su regazo. YongGuk simplemente lo miró hacia abajo, fascinado con la forma en que, a pesar de la poca luz de la pantalla y los reflejos sobre el ventanal, el menor parecía brilla intensamente a su lado, como una pequeña luciérnaga iluminando un prado sombrío. Era Zelo, como solo él podía ser.

Permanecieron así durante lo que pareció una eternidad, simplemente contemplándose en la oscuridad, sin decir palabras que arruinaran el momento porque no necesitaban más que miradas para comunicarse.

- ¿Qué quieres hacer mañana?

Zelo frunció los labios y el ceño, pensando seriamente, así habían pasado todas las noches, haciendo planes interminables de lo que harían al día siguiente, como ir a alguna batalla de rap o a alguna galería de arte, pero todo lo que acababan haciendo cuando el sol iluminaba el mundo, era ver películas, jugar videojuegos, comer hasta hartarse y, por supuesto, hacer al amor en cada rincón virgen del departamento (y en los no-vírgenes también, obviamente).

- Quiero… dormir todo el día.

- ¿Es en serio?

Ante la seriedad con que el menor asintió, YongGuk no pudo más que carcajearse y abrazarlo con fuerza, gesto que Zelo aceptó sin dudar e intensificó acurrucándose más cerca de él y escondiendo el rostro en su cuello.

- Quiero estar todo el día aferrado a tu cuerpo, sostenerte y que me sostengas como si no existiera el mundo más allá de nosotros, YongGuk.

YongGuk era un idiota con todas sus letras. Zelo siempre se lo repetía y él ya ni se molestaba en negarlo, no tenía razones, después de todo. Lo era, porque se seguía sorprendiendo de que el menor lo mirara con esos ojos brillantes llenos de amor, como si no creyera realmente en sus palabras cuando le decía “te amo”.

Era un idiota, porque el tiempo pasaba y, aunque él no lo contaba, las fantasías acababan.

 

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- Hyung –sin abrir los ojos, se giró sobre el colchón. Buscaba el origen de esa melodía que lo llamaba desde los confines de su mente, pero solo se encontró con la nada fría al otro lado de la cama-. Hyung, despierta.

- ¿Zelo? –el menor estaba sentado a la orilla, completamente vestido y con un mug con un dibujo de Totomato en la mano derecha, mientras que con la izquierda seguía sacudiéndole el hombro-. ¿Qué haces vestido?

 Recordaba su petición la noche anterior y su inmensa disposición a llevar a cabo ese panorama, como no había hecho con todos sus planes anteriores, le permitió imaginar que Zelo pensaba igual.

- Es pasado el mediodía.

- ¿Y?

Zelo soltó una risa baja y dejó el mug sobre el velador antes de acercarse y besarlo larga e intensamente. YongGuk lo tomó de las caderas para recostarlo sobre su cuerpo y comenzó a meter las manos bajo su ropa, pero el menor rápidamente se alejó y, en el momento en que abrió la boca para reclamar, un grito agudo resonó en la habitación.

- ¡Bang YongGuk, Choi JunHong!

- Bienvenido a la realidad, hyung.

HimChan apareció por la puerta de la habitación un segundo después de que Zelo volviera a besarlo y se alejara, cargando un cojín que no dudó en tirarle en la cara.

- ¿Qué le pasó a mi sillón?

Se tardó una eternidad en responder, era incapaz de salir de la sorpresa. ¿Ya había pasado una semana completa? Había olvidado completamente a los demás miembros del grupo y su vuelta al acabar la semana libre. Había olvidado que, más allá de su cuerpo y el de JunHong, existía un mundo en el que era el líder de un afamado grupo de kpop y la pareja de otra persona.

- ¡Fue YongGuk hyung! –gritó Zelo y corrió afuera de la habitación, abandonándolo ante la furia asesina del Comandante.

Notas finales:

Hola.

Solo dejaré esta nota porque tengo una duda y, realmente, no se me ocurre qué más decir. De un tiempo hasta ahora, estoy ligeramente -solo ligeramente, aunque parezca lo contrario- obsesionada con el NamSeo [Bang YongNam x Choi JunSeo], así que terminé escribiendo el punto de vista de ellos sobre esta historia y, bueno, su propia historia. También serán solo tres capítulos y ambas se complementarán, aunque no es estrictamente necesario leer ambas versiones... El punto es que quiero saber si debería publicarla o no. 

Eso, me expresé como el forro y lo lamento.

Saludos!

 

Pd: El nombre del ff salió de una película [la que ven ellos], Night Flight, es muy linda [y sí, también me rompió el corazón]. Gracias a Ritsuka10 por recomendarla en su página.


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