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Un cliché: Sweet and scissors. por shi san

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Notas del fanfic:

Hola, un honor subir por fin mi Fic MurasakibaraxAkashi, espero les guste.

Esta pareja me impacto y eso que ya tengo mucho tiempo luego de verme todo el anime Kuroko no basket.

Disfrutenlo y les deseo feliz finde~ (*=1=*)/

Notas del capitulo:

Los personaje son de Tadatoshi Fujimaki, la trama es creaciòn de la autora (yo). .

Un cliché: Sweet and scissors.

 

      Porque a veces todo es más simple de lo que se piensa, quizás uno más uno en algebra sea “complicado” pero sí no es algebra ¿sí es solo una simple suma?

      Un pelirrojo tomaba un vaso de whisky en aquel pequeño bar de lujo VIP en el que solo personas de su clase alta podían ser recibidas. La barra era de un tipo de mármol oscuro brillante que hacia reflejar las lustrosas copas que estaban arriba de la base, era un buen lugar. Suspiro.

       “Aka-shin”…

      Ese tipo era un imbécil o solo un tonto, rodo sus ojos bicolores.

      Desde aquella vez donde puso en su lugar al engreído Frankenstein morado en la secundaria Teiko pues había tenido especie de curiosidad por ese grandulón rápido. Pero sin esperar nada se dejo notar la espontaneidad que esa pareja de amigos o de conocidos se tenían el uno por el otro.

      Aun en Teiko ellos no tenían la mejor de las relaciones pero Murasakibara se la pasaba preguntándole sobre matemáticas avanzadas y Akashi solía ser un buen compañero y capitán así que le ayudaba, disfrutaba de su compañía y a veces reía por cualquier cosa inocente o tonta que decía aquel monstruo enorme…

“Aka-chin ¿Esa nube tiene forma de galleta de chocolate con chispas o estoy enloqueciendo?...

     Akashi tomo un trago y sonrió al recordar aquello.

       Lo más increíble es que la nube era exactamente igual a una maldita galleta. Sin embargo el equipo en Teiko se dividió por “x” o por “y”, las cosas solo sucedieron.

       Reconoció su descontrol en aquellos torneos contra Kuroko, habían quedado de muy buenos amigos y justo fue aquel mensaje de Momoi-chan sobre el cumpleaños de la sombra que él había descubierto en aquella época, esa invitación le hizo dar un poco de calidez a su vida pero... siempre hay un “pero”. Murasakibara le dijo a Momoi-chan que  no asistiría así que este era el momento en que Seijuro podía hacer una pequeña prueba ¿Todavía Atsushi sería su perro que hacia lo que él decía?

      Ese día el sol era brillante a pesar del frio de enero. Akashi llego al sitio acordado previo a reencontrarse por el cumpleaños de Tetsuya, usaba su sudadera blanca y se apoyo en el tronco de un árbol en el vasto parque justo vio a su querido monstruo morado que se veía realmente bien con gorra.

-Hola Aka-chin- Dijo el grande como si nada, sin ganas y lo típico en el era realmente refrescante.

       Akashi lo miro inquisitivamente como queriendo ordenarle algo, Murasakibara planto su gran mano en el tronco de aquel árbol a la altura de aquel rostro firme.

-Atsushi…- Susurro el pelirrojo con una expresión un poco sugestiva, el cerebro del más alto solo veía lo simple, su amo quería un acercamiento.

     Murasakibara se inclino a besarle en un roce de labios contra labios porque ¿Seria dulce? Justo Akashi se apoyo en aquellos hombros ajenos y le beso adentrando con su lengua, vaya que era una sorpresa pero bastante agradable porque había algo en aquel loco de las tijeras que hacía que Atsushi tuviese sueños eróticos donde le dominaba.

      Ambos se separaron un poco agitados.

-Eres dulce, Aka-chin- Soltó mirando al otro con su típica mirada aunque con una pizca de interés.

      Desde allí tuvieron una relación no formal, con encuentros casuales que se convirtieron en largos días de torturas para ambos ya que vivian lejos y estudiaban en diferentes lugares, un día ambos se dijeron cuanto se extrañaban.

      Los años pasaron y Akashi se hundió en su trabajo, ahora era líder de la empresa de su familia ya que su padre estaba en cama de hacia un par de años y como absoluto no podía dejar de hacer todo perfecto sin embargo para todo se tiene un precio caro.

      Murasakibara era un chef y un repostero profesional, amaba su vocación ya que era un reto cada comida o postre que preparaba y exactamente el día que había recibido sus títulos Akashi le había regalado un restaurante-backery. Era el mejor novio del mundo aunque luego de un año…

-Aka-chin, vamos a formalizar. Quiero comprarte un hermoso anillo de compromiso que sea tan brillante como el almíbar y…- Decía un poco emocionado el de melena ligeramente más larga en aquella cama de sabanas blancas con su cereza sexy de cabello ligeramente más largo y un poco desordenado por la actividad que acaban de hacer.

-No, aun no. Necesito escalar por un poco más de estatus para que mi padre no le de un infarto al saber a quién elegí de pareja- Decía con bastante recelo, no quería hacer aquella relación pública, le avergonzaría demasiado y además de que su novio ni calificaba como el mejor repostero o chef del país.

     Aquello dejo un mal sabor en el más alto que solo sintió un par de brazos envolviéndole para besarle y así dejo el mal sabor de lado para disfrutar de una deliciosa y dulce ronda más.

-Hazme tuyo de nuevo- Le rogo a Murasakibara con unos ojos indefensos al placer, con sus ojos bicolores a lo cual recibió una sonrisa picara que le conocía ya que Akashi no era muy fácil, no era muy a menudo que le rogaba por más.

        Akashi volvía a beber de su vaso que ya tenía hielos sin whisky, enseguida el barman pelo negro le servía en su vaso. Vaya que tonto había sido. De hecho habían pasado ya tres años de aquel incidente.

      El absoluto estaba bebiendo solo allí después de una larga jornada de trabajo y también una dura jornada solitaria ya que tenía un mes que no sabía nada de su amante tras aquella conversación…

-Necesitamos hablar- Murasakibara estaba serio, realmente serio con aquel traje blanco de chef.

      Akashi había ido al restaurant por una cena y algo de compañía sin embargo solo recibió aquella notificación del grandulón que le hizo un ademán para que le siguiera hacia arriba donde un lindo patio con bancos de madera se dejaba ver y la brisa fría era pacifica justo más allá estaba una casa pequeña tipo estudio, allí vivía el chef.

-Ya deja el misterio ¿Qué pasa? Estoy cansado- Dictamino el de menor tamaño.

-No, en eso te equivocas yo soy el que está cansado. No sabes lo cansado que es no verte sino de mes a mes y eso sí tengo suerte, querer no formalizar lo nuestro porque te doy vergüenza- Jamás había sido tan serio, eso le daba miedo a Akashi quien solo se cruzaba de brazos.

-Akashi, no quiero sermonearte, lo siento. Terminemos esto formalmente- Añadió el de melena morada amarrada en un cola mientras que el mencionado se conmocionaba por dentro, Atsushi no era de las personas que dijeran un nombre tan seriamente.

-Eso es ridículo, yo te regale el restaurant. Creo que estas siendo muy engreído al pedirme algo así-

-Estarás bien con esa chica, se nota que tiene clase-

-¿Es por eso? ella solo me sirve de publicidad en el medio de los negocios- Dijo suspirando más tranquilo el pelirrojo con un traje de pantalones marrones algo ceñidos y con una camisa blanca que era combinada con un saco azul de botones grandes.

      Aquella chica que había salido en una revista con él solo era publicidad y estrategia.

-Toma, es lo que cuesta el restaurant. Con esto creo que si formalizaremos al menos nuestro rompimiento o según tu lo que sea que hayamos tenido, Akashi-

      Akashi tenía miedo sin embargo no iba a demostrarlo ¿Murasakibara, el hombre maduro? miraba ese trozo de papel ¿Dinero?

-Por favor, dame un respiro. Ya deja el drama- Decía tras una barrera que parecía tranquila e imperturbable.

-Esto se acabo, además de que quiero intentar algo con Himuro ¿Lo conoces, cierto?  La cosa es que se me declaro y…-

-¿Ese mediocre de jugador “estrella”? ¿El mismo que fracaso intentando separar a Tetsuya de Kagami? No me hagas reír-

-Entonces ríete- Dijo Murasakibara en su estado apático dejándole el cheque en su mano ya descruzada.

       Tenía tanta rabia que solo entro al baño de la casa de Atsuhi y vomito todo el almuerzo que parecía no haber digerido durante toda la tarde.

      Ya después de estar en su auto esa noche de rompimiento le envió un texto a su ex: “Que seas feliz, lo digo muy en serio y gracias pero dinero me sobra, sin querer rompí el cheque”.

       Después de casi ocho años de una relación “informal” habían roto, y asi fue que Akashi tenía ya dos meses sin su amante.

       Akashi estaba harto y se rehusaba doblar su orgullo para averiguar qué pasaba con su ex lo que sea, lo más sano para el absoluto era llenarse de trabajo, estudiar todo meticulosamente, seguir adelante con o sin amante.

       Y llevaba ya como cuatro horas en ese pequeño y selecto bar con whisky sobre las rocas, estaba mareado y quería ir a casa sin embargo no quería llegar porque era domingo y cuando estaba con Atsushi justo en esos días el grandulón llegaba a su departamento como si nada, sabía que no iba a encontrar a nadie allí.

     “Hola Akashi-kun, como Taiga y yo no iremos a casa de mis padres tendremos una cena de navidad en mi casa y si tienes tiempo me gustaría que estuvieras. P.D: Tu ahijado te envía saludos”.

     Su chofer lo había llevado a casa, ahora el pelirrojo se encontraba sin su corbata en su cama mirando su celular blanco, su ahijado Takuya-kun era un pequeño sol de cabellos celestes y ojos rojos al que tenía mucho tiempo que no veía. Sus ojos bicolores comenzaron a cerrarse aunque de pronto eran abierto de par en par para salir corriendo al baño a devolver su cena y todo lo que estaba en su estomago.

-Maldita sea-

      Se sentía que iba a morir, definitivamente iría al médico porque no era normal estar vomitando a cada rato junto a mareos molestos y ese cansancio que no le hacía rendir en el trabajo.

 

      Murasakibara comía un paleta helada de cereza frente a una tienda de veinticuatro horas, miro su reloj dándose cuenta que ya era medianoche y habían pasado muchos días desde que no tenía noticia de su ex amante, exactamente dos meses.

-Eres un idiota ¿lo sabías?- Un hermoso hombre blanco alto y con un hermoso lunar en su rostro llegaba con un suéter cardigan marrón.

-Muro-chin- Observo el de melena morada sintiendo como el otro se sentaba a su lado.

-Creo que te excediste con tu rompimiento, te ves solitario-

-No Muro-chin solo averigüe con eso lo que es cierto, no soy lo suficiente para mi Aka-chin-

-¿Lo amas tanto?-

     Una brisa batió suavemente aquellas hebras moradas.

-Creo que lo amo más que los dulces- Dijo el grandulón subiendo sus hombros.

 

       Akashi despertó a las diez de la mañana y se sorprendió, él no dormía tanto ni siquiera por beber alcohol.

-Bueno ¿Sora san podrías cancelar mi agenda de hoy y mañana?... solo di que es por unas cosas que debo resolver y arréglame una cita para hoy mismo con mi medico… gracias- El pelirrojo se estrujaba los ojos y trancaba la comunicación a través del teléfono blanco para ir al baño.

     Comenzó a dar arcadas ¿Qué iba a vomitar? Ni desayuno había comido. Luego de vomitar la hiel se dio una ducha fría para ver si se endurecía. Al verse en el espejo noto unas ojeras y los huesos de su clavícula más pronunciados y notables.

-Dame un respiro- Susurro molesto.

     Opto por pantalones algo ceñidos de blue jean oscuros junto a una camisa blanca y encima se coloco un cárdigan bastante grueso en color beige porque tenía frio, se coloco unos guantes de cuero vinos.

      Bip, bip… se escuchaba su celular.

-Bueno-

-Señor a la una de la tarde estará disponible en la clínica, ya le di indicaciones a su chofer. Que tenga buen día- Decía una voz fémina a través de la comunicación.

-Gracias- Justo tranco la llamada.

-Ahora si sabré que es lo que tengo-

    Iba a salir por un café sin embargo ya le había dado demasiada hambre, sí tan solo estuviese con Atsushi quizás le viese preparado cualquier cosa deliciosa como una deliciosa tarta de moras y chocolate ¿mora y chocolate?

      Se sorprendió porque no estaba acostumbrado a un apetito dulce.

      Bajo del apartamento y el chofer ya tenía el auto listo.

-Pasemos primero por Sweet and sissors & backery y te bajas a comprar por mi-

-Como diga señor-

     Así partieron.

-Quiero una tarta de moras, chocolate blanco con sirope de fresas y chocolate. Por favor no olvides también del té verde- Dijo el pelirrojo con su arrogancia típica junto un tono algo ansioso.

-Desde luego, señor- Obedeció el chofer.

      Murasakibara fumaba frente a su lugar de trabajo mientras que miraba aquel auto blanco de último modelo casi al frente de su restaurant y backery ¿Seria Aka-chin? Justo vio al chofer que era empleado de su Aka-chin con cosas dulces y su semblante se cayó porque Akashi no era amante del dulce.

-Están deliciosos- Akashi comía bastante animoso para su habitual comportamiento al recibir aquel pedido en sus manos.

 

-Mm- El médico canoso y con mucha experiencia miraba a Akashi, miraba los papeles.

-Vamos doctor, ya tengo tres horas aquí y no me quiere dar un diagnostico ¿es cáncer? ¿Un parasito asesino?- Desdeño el hombre poderoso de la compañía Akashi porque ya dicen que el tiempo es dinero, además que devolvió todo el desayuno que había ingerido así que andaba de malas.

-Ya tengo un diagnostico, y con tu testimonio está listo. Está esperando un bebe así que no debe consumir alcohol-

-No está…- Su ceño se frunció ligeramente.

-No es una broma, tiene dos meses apenas. Felicidades- Sonrió el mayor dándole una hoja a lo que Akashi aun no estaba coordinado, eso era ridículo ¿cómo?

     Justo recordó como Murasakibara le hacía el amor una y otra vez en aquel mueble rojo de su sala llenándole por dentro y se dio cuenta una vez más que por cada acción hay una reacción, así que se conformo con aquel diagnostico.

-No debe sentirse extraño ya que hay muchos hombres que presentan esta evolución genética en sus cuerpos y pueden concebir, los casos no son tantos pero están siendo más frecuentes-

-Lo sé, un amigo mío tuvo un niño y fue una sorpresa para él también-

-En esa hoja esta la información de su nuevo médico pediatra y especialista en embarazos masculinos- Sonrió el mayor.

 

      El pelirrojo salió temprano de su oficina, llego a ese departamento frio y vio su hora, ya eran las dieciséis de la tarde le dio hambre y fue a ver si había algo dulce en su nevera para su sorpresa no había nada más que vino, té frio y un melón.

-Eso me pasa por despedir a la muchacha anterior- Se “lamento”.

     Decidió salir sin su saco de trabajo, quería buscar algo de comida milagrosamente porque tenía un antojo espantoso de galletas de chocolate además que necesitaba asimilar solo un poco lo que le estaba ocurriendo, caminaba solo hacia el supermercado que estaba a tres cuadras de su casa.

      Entro y necesitaba dar con el pasillo de dulces…

-Akashi san-

-Tetsuya- El de ojos bicolor se alegro lo cual a su amigo le sorprendió.

-Hola- Decia una voz realmente infantil que saludaba tras las piernas de su padre cabellos celeste.

-Oh pequeño ¿Cómo estas, cariño?- Sonrió Seijuro de una forma tan cálida que Kuroko se sorprendió.

-Estás algo cambiado- Susurro sonriendo Tetsuya.

-No sabes lo mucho que mi cuerpo cambiara- Bufo Akashi con su típica forma elegante de ser.

-Tetsuya, no sabes cuál es el pasillo de las golosinas- Pregunto haciéndosele agua la boca.

 

     En el parque que estaba cerca jugaba el pequeño vestido de azul, hijo de Tetsuya con Kagami. En un banco con brisa pacifica se encontraban dos viejos conocidos charlando.

-Me gustaría ir a tu cene pero pasare, la pasare en la mansión con mi padre- Soltó sin ánimo.

-Está bien. Akashi tu semblante a pesar de parecer débil aparenta estar a la vez amable- Dijo el de mirada celeste sonriendo de lado al ver al pelirrojo comerse un paquete de galletas de chocolates junto a un refresco de cola mientras que en sus esbeltas piernas habían dos grandes bolsas con dulces y snacks.

-Esto es ridículo… Tetsuya estoy esperando un hijo pero lo más seguro es que no nazca con vida- Hablo con una serenidad que daba miedo sin embargo su mano al tomar una galleta le tembló por ver al pequeño Ta-kun sonreír y bajar por la rampa amarilla de tres añitos, recordaba cuando Kuroko le tenía en su panzota.

     ¿Acaso ya estaba condenando a su bebe a no nacer siquiera para subirse en un tobogán?

-Esto es ridículo- Hablo Akashi secándose una lagrima de varias que se le escapaban.

-No te voy a juzgar solo me gustaría que pensaras bien las cosas, lo que tienes dentro es un pequeño ser que dependerá de ti independientemente de quien sea su padre- Dijo sabio Kuroko.

-Tetsuya, Murasakibara no me quiere pero apuesto que si no nos hubiéramos separados una noticia como esta le viese alegrado demasiado- Dijo para limpiarse las lagrimas y seguir comiendo las dichosas galletas.

 

       Estúpido Murasakibara ¡lo había embarazado! Como una simple mujerzuela, bueno más bien hombrezuelo (?) Bueno ya lo hecho, hecho estaba, no sería tanto problema deshacerse del bebe. Se hundió en su trabajo, no obstante había un trato dulce que Akashi ofrecía a sus socios y sus clientes más poderosos últimamente y eso era hablado como comidilla, aunque nadie adivinaba que aquella dulzura era por el dulcecito que con cada día se desarrollaba un poquito más dentro del gran jefe.

 

      Ya Akashi tenía cuatro meses. Estaba en su escritorio de cristal trabajando frente al monitor cuando se levanto para estirarse, quería dormir y su vista roja y ámbar fue arrojada hacia el sofá beige que parecía como lo más cómodo del mundo, pensó en su ex amante y en el trato que tanto extrañaba, vaya que había sido un idiota con Atsushi si solo viera insistido solo un poco…

      Toc, toc, se escuchaba la puerta.

-Disculpe Akashi-sama, Asami san ya confirmo la cita para esta noche en el restaurant Sweet and sissors-

-¿Por qué justo en ese restaurant?- Pregunto como si no le importara mucho mientras revisaba unos documentos.

      Atsushi le había dado tanto en los momentos más difíciles que tuvo en sus días llenos de presión cuando su padre quería dominarle y exigirle cosas, Murasakibara estaba dispuesto a alzarlo con sus manos y a sentarlo frente a su televisor mientras que ambos veían series hasta perderse el uno al otro con el inicio de algún beso.

-Menciono que hacen un cheescake bastante delicioso, al fin se lograra cerrar el proyecto del grupo de mall en el continente asiático- Concluyo su asistente y secretaria rubia de pelo rizado, Sora san.

 

        No quería estar allá y encontrarse con ese mediocre de Himuro con su Murasakibara, tenía el ceño fruncido sin embargo ya estaba en aquel lugar. Justo entro siendo atendido por un muchacho joven que le dirigió a la mesa donde un hombre castaño de traje gris, bastante apuesto le esperaba con una sonrisa de medio lado.

-Buenas noches, Asami san- Sonrió dulce sin darse cuenta el pelirrojo.

-Akashi sama, es un placer-

      Aka-chin jamás le había sonreído así de dulce al chef que había observado aquello desde la barra de cocina.

-¿Quieres un buen vino tinto? Te puedo recomendar uno-

-No, por favor. No estoy tomando alcohol por los momentos-

-Y yo que quería embriagarte-

     Ok, el pelirrojo no le gustaba ese tipo de trato, le era repugnante asi que apelo a su lado profesional.

     La cena transcurrió con tranquilidad sin embargo cuando el cheescake de postre llego un par de ojos morados intensos cual gemas desde la barra de la cocina se encontraron con un par de ojos bicolor. Todo pasó en un segundo.

-Mañana a primera hora tendrás a mis abogados en tu empresa con los documentos- Sonrió el cliente.

-Gracias- Ambos se levantaron y estrecharon las manos fue cuando Asami se acerco un poco al líder.

-Vamos al hotel por un café- Susurro al oído del otro.

     Akashi se sintió un poco vulnerable quizás debido a las hormonas, no quería seguir con esa tediosa compañía.

-Buenas noches, quería saber que tal estuvo la comida- Esa voz un poco indiferente y un poco infantil estaba en medio de la pareja de negocios en aquella mesa.

    Akashi le salto el corazón sin embargo no solo su corazón se sintió, sintió algo meneándose en sus entrañas como si buscara algo dentro suyo y se había sentido tan raro, desagradable pero a la vez había sentido una inmensa ternura y evito con todo el autocontrol que tenia llevarse las manos a su panza escondida por su saco negro de diseñador.

-Oh, estuvo my buena- Dijo separándose el castaño.

-Akashi sama ¿Vamos?- Añadió.

-Lo siento, tengo una cita negocios con alguien. Ahora me despido, Atsushi san por favor anote la cena en mi cuenta y envíe la factura a mi secretaria- Akashi estaba ligeramente sonrojado y salía rápidamente de allí.

      ¿Murasakibara había visto bien? Era un sonrojo de Aka-chin. El de melena agarrada quedo absorto mirando por donde había salido su…

-Aka-chin~

 

      Akashi estaba harto de todo y de todos, ahora sentía ese sentimiento raro además que ya había pasado el lapso apto para abortar, justo se quito el saco negro sentado en aquella gran cama de sabanas blancas.

-¿Por qué te moviste justamente allí?- Suspiro por hallar una respuesta tan obvia.

-Ya sabes quién es tu papá- Una sonrisa se dejo notar en su rostro lleno de nostalgia y allí iban sus manos para su algo abultado vientre de cuatro meses.

    Akashi camino hasta el closet buscando una camisa cómoda y entre varias camisas encontró una sudadera gris enorme, la agarro y no pudo evitar olerla.

-Murasakibara- Susurro con tristeza mientras se despojaba de su camisa y se coloco la sudadera que le quedaba demasiado grande luego se quito los pantalones y se fue a la cama haciéndose bolita para llorar mientras se tocaba la panza.

     Sus sollozos se escuchaban sin cesar en aquella habitación bastante lujosa mientras sus manos rozaban su vientre.

-Atsushi…-

-Aka-chin dime donde esta ese tipo que te hizo llorar- Una voz familiar pero bastante iracundo sorprendió al embarazado que se sentó en la cama notando la alta figura en la puerta.

-¿Cómo entraste?- Logro susurrar todavía sorprendido.

-Aun no te he entregado la copia de la tarjeta- Dijo con obviedad para acercar sus pasos.

-Je No me digas más- Se sorbía la nariz el pelirrojo mientras se limpiaba las lagrimas y su soberbia se hacía presente, quizás el emperador.

-Vienes a devolverme la tarjeta y a buscar lo que te queda aquí, como esta chaqueta barata- Dijo mirándole y retándole.

        Murasakibara le miraba y podía ver que solo estaba apelando a su forma fuerte como en aquel partido cuando eran jóvenes, así que suspiro.

-Aka-chin, sé que no soy lo suficiente para ti además sé que me odias pero no me pidas que acepte ver como sales con tu amante perfecto- Atsushi con una voz apática para ir incrementándola a una totalmente irritable y por eso ya tenía agarrado a Akashi de un brazo para estamparlo contra el colchón sosteniéndole las dos muñecas.

      Akashi se calmo inmediatamente y no opuso resistencia pero fue por la dulzura de sus hormonas a flor de piel, una lagrima se rodo y Atsushi relajo su semblante furioso.

-Perdón Aka-chin, yo…- Dijo quedándose perplejo viendo como el pelirrojo se retorcía un poco de malestar y se llevaba la mano al vientre.

-¿Estás bien?- Atsushi estaba preocupado y Akashi al notar eso no pudo evitar un instinto que hizo llevar la mano de Murasakibara a su vientre abultado.

       El grandulón morado, de melena suelta abrió los ojos con sorpresa y luego con tristeza de saber que su Aka-chin tendría un bebe que no era de él.

-¿Qué? Yo lo siento, solo venia por mis libros de postres latino- Murasakibara se levanto de allí expresamente decepcionado.

      La decepción no es amarga, no es dulce ni picante es más bien como tomar una medicina que cubre su desagradable sabor con algún sabor artificial hacia la realidad.

-Atsushi- Akashi susurro sosteniéndole la mano al más alto que ya iba a salir de la habitación.

       El de melena morada lo miro tapando su decepción tras una capa de apatía.

-Es tu bebe, no, es nuestro bebe- Dijo mientras su mirada caía y su agarre disminuía rápidamente.

      El más bajo, con aquella sudadera que le quedaba enorme mientras caminaba a la cama y se hacía bolita de nuevo.

      Atsushi con sus grandes pisadas se sentó en la cama e hizo que su Aka-chin se enderezara baca arriba, no podía dejar de quitar la mirada de aquella abultada zona. Trago grueso.

       El pelirrojo le sujeto la mano grande y la llevo a su vientre.

-¿Aka-chin?-

-Cuando hablaste hoy en el restaurante, se movió, se ha estado moviendo mucho. Deberías de decirle algo- Le dijo mirándole a los ojos y allí Atsushi noto lo dulce que estaba su Aka-chin así que asintió.

-Bebe-chin ¿Estas allí?- Atsushi apenas termino de hablar sintió una patada y muchos movimientos a los que Akashi no le eran bueno, lo lastimaba un poco.

-Papá ama a Bebe-chin-

      Akashi se le salieron las lágrimas y lo cubrió un sonrojo eso dejo bastante impresionado a Murasakibara.

-Esto es ridículo, las hormonas no me dejan en paz- Murmuro Seijuro limpiándose las lágrimas y percatándose de que iba a ser besado.

      De repente sentía bastante nítido aquellos labios y Akashi introducía la lengua para dominar el beso sin embargo el toque de aquellas grandes manos hacían que un calor incrementara de él así que abrió las piernas dejando en medio el tronco del de melena morada, necesitaba a su pareja, necesitaba que Atsushi volviera.

-Déjalo- Dijo Akashi dictatoríamente separándose y quitando sus piernas de los lados del tronco de Atsushi.

-¿Qué?-

-Deja a Himuro- Especifico con el ceño fruncido de manda más.

-Muro-chin y yo nunca estuvimos en una relación- Hizo un puchero y Akashi solo frunció más el ceño.

-¿Por qué demonios terminaste conmigo?- Pregunto molesto a lo que Murasakibara le beso fugazmente.

-Porque no era lo suficientemente bueno para ti, te avergüenzas de mí como tu pareja- Dijo algo serio y para Akashi ese era una buena explicación no obstante…

-Yo te amo Atsushi- Susurro para ser besado por el gigante nuevamente que adentraba su mano por debajo de la sudadera y la subía.

       Atsushi toco el vientre y algo se movió lo cual hizo que sonriera para llegar a los botones de su amante y lamerlos mientras que de vez en vez mordió lo que hacía que Akashi soltara gritico por lo bajo.

       El pelirrojo sentía algo duro en su pelvis, era su amado así que como pudo lo volteo para besarlo y mirarlo provocativamente ya que sentía que se iba a quemar por el aumento de excitación que estaba “sufriendo”. Se coloco arriba del grandulón que se apoyaba entre las almohadas para abrirle el pantalón y dejar salir aquel vivo miembro que solo lo excito más así que procedió a lamerlo con sugestión para introducirlo al menos a la mitad en su boca mientras succionaba sin embargo se detuvo al sentir un dedo mojado entrar en su esfínter mientras que sus testículos y miembro eran exquisitamente estimulados.

      Estaba en un sesenta y nuevo perfecto, Murasakibara quería entrar en aquel agujero por mas delicioso que sentía el sexo oral en ese instante así que detuvo a Akashi para subirlo y dejarlo sentado en la cama mientras él le besaba.

        La camisa blanca se la quito el más alto y fue arrojada lejos de aquella escena…

-Déjame entrar- Suspiro con ansias a lo que recibió de respuesta fue un beso profundo y mojado que dejaba un hilillo de saliva entre ambos amantes.

-Mételo como quieras- Le respondió Akashi con sus manos en el cuello del alto y posicionándose sintiendo que sus piernas era alzadas para que algo quedara dolorosamente a la mitad de camino en aquel estrecho pasaje suyo.

-Esta duro, entra rápido- Dijo entre dientes, soportándolo.

      Murasakibara entro por completo y espero, lamio el cuello de Akashi y comenzaron a besarse obscenamente por un rato lo cual hizo que Akashi se moviera un poco buscando un vaivén. El de melena morada comenzó con las embestidas ligeras mientras masturbaba el miembro de Seijuro, aguantando de no arremeterse bruscamente.

     Atsushi quería darle toda la noche. Y así pronto comenzó justamente a moverse brusco.

-¡Allí! Más, Atsushi- Jadeo elegantemente el pelirrojo para darle una orden al más alto que lo cumplió al pie de la letra.

-¡Allí! Tan bueno ¡ah!- Los gemidos del de ojos bicolor inundaban la habitación además de los suspiros graves de Murasakibara.

-Aka-chin… eres delicioso- Murmuro al sentir que ya se venía para morder a su pareja lo cual hizo que ambos se vinieran, Akashi en la mano de Murasakibara y este dentro del que estaba en cinta.

-Ah~

 

-Murasakibara Atsushi, no me vuelvas a mentir- Le ordeno Akashi desde la cama a la mañana siguiente.

-Hi Aka-chin~

      Seijuro se movía con dificultad ya que no habia sido una sesión de sexo, habían sido tres sesiones deleitables. El  frio de la mañana no ayudaba mucho menos mal que había dormido con aquella sudadera. Cuando se levanto cayó al suelo de improvisto fue cuando el grandulón de morado entro a buscar su celular, ver a su amante allí vulnerable le hizo que se le levantara el ánimo.

-Sei-chin~ ¿Te ayudo?- Dijo apáticamente mirándole las piernas.

-Eres un… está bien- Dijo sorpresivamente en que estaba en el suelo estirando sus brazos.

      Atsushi procedió a cargarlo y a manejar su auto control.

 

      Seijuro salió de la habitación y vio como Murasakibara tomaba té de miel. Bostezo y se sentó al frente.

-¡Auch!- Se quejo.

-¿Qué pasa?-

-No quiere dejar de moverse, tengo hambre-

      Atsushi se levanto y saco una liga de su bolsillo para agarrarse sus cabellos, se acerco a él y se arrodillo. Le toco la panza que estaba bajo aquel suéter azul grisáceo de algodón.

-Ohayo~ ¿Qué es lo que quiere bebe-chin?- Dijo dando un besito a la panza y sobándolo un poco.

       De pronto a Seijuro se le hizo agua la boca pensando en…

-Prepara hot-cakes con miel de maple y mucha mantequilla ¿Puedes ir por un refresco de cola?- Dictamino aquello inocentemente a lo que su pareja suspiro pero le agradaba que le mandara a pesar de su flojera, amaba a su Aka-chin.

-A la orden Aka-chin~

 

     1 Año después…

-Aka-shin~ la nena no quiere comer su papilla de zanahorias- El gigante estaba en la sala de la casa que habían comprado hace unos meses mientras hablaba por teléfono con su esposo.

     Una niña de pelos morados brujitos que vestía un pañal y una guarda camisa roja dulce fruncía el ceño con sus ojitos bicolores.

-Buenas noches, Mizukashi-chan a comer- Decía un pelirrojo que entraba en la cocina de improviso.

-Aka-chin ya estás aquí- Colgó Murasakibara.

-Mm creo saber que pasa, Atsushi dale la cuchara a la bebe-

      El gigante morado procedió y le dio la cuchara roja de corazón a la pequeña de cinco meses justo la bebe comenzó a comer torpemente pero comenzaba a comer.

-Oh, eres un experto Aka-chin-

-Les tengo un noticia…- Dijo sonrojándose un poco a lo que Atsushi capto en el acto y es que tenia sospechas así que fue y le abrazo desde atrás sosteniendo su cintura.

-Yo se que lo sabías pero me quería asegurar, tengo once semanas de embarazo y parece que son gemelos- Dijo sonriendo al sentir como su esposo se erguía mirando un ecográfico que sacaba el pelirrojo de su bolsillo.

     Atsushi volvió a sujetarle fuerte y le beso desde atrás.

Notas finales:

AWWWWWWWWWWWWWWWWW gracias por leer se les quiere vale (!)


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