1.-Mi cuñado es un serio problema.
— ¡No puedo creer que me hicieran esto! Los tres idearon ese estúpido plan… —Gritó molesto el mayor de los hermanos Kisa, estaba frustrado por haber escuchado al contrario contarle toda la verdad. —Le creí, pensé que me amaba. Que estúpido fui— Sostenía entre sus manos una prueba de embarazo con dos rayas rojas. —Ahora, ustedes jamás podrán ser felices. Me encargaré que cancelen su matrimonio.
—Esto nunca hubiera pasado si hubieras aceptado a Yukina desde un principio.
—Él sólo juega contigo, creo que ya viene de familia ¿No? Ambos son unos idiotas. Lo único que ocurre es que estás ciego por su belleza, pero te aseguro que cuando esta se vaya; no quedará nada… él sólo te quiere para un rato. —Comentó muy seguro de sí mismo mientras se levantaba del sillón y aventaba el objeto al suelo—No dejaré que eches tu vida a perder por un estudiante pobretón.
—Yo estaré a su lado… no importa que ocurra, yo lo amo.
—El amor no existe, deja de decir tonterías… —Abrió la puerta, antes de irse se volteó y con una mirada vil, puso la mano en su plano vientre. —Y no te preocupes por este bastardo…que no vivirá.
Salió azotando la puerta. El sonido producido produjo en Kisa Shouta un escalofrío. Jamás vio a su hermano tan enojado. No era la primera vez, pero en el fondo se sentía culpable por la furia ocasionada. Ahora tendrían que arreglar las cosas. Sacó su celular para escribirle un mensaje a su esposo, aunque su cuñado se había ido de Japón hacia una semana; le llamaría para que volviera y solucionarán esa situación.
Hace un año y medio.
—Ahhhh…Y-yukina—Sus caderas se movieron frenéticamente, chocando con el colchón. Busco los labios de su amado para unirlos en un fogoso beso.
—Mnm…Kisa-san—Paso su boca por su cuello, dando pequeños mordiscos. Bajo más abajo hasta quedar sobre sus pecto lares; sacó su lengua para pasarla
—Ahhh—Jadeó mientras arqueaba la espalda cuando su amado dio en aquel punto que lo enloquecía.
—Te amo Kisa-san—Le robo un beso, sintió el gemido mudo entre su boca. Lo que le provocó una enorme sonrisa. Las embestidas subieron de intensidad. Tomo sus manos en las suyas para sentir como rápidamente se corría en su interior y el otro sobre su vientre, cayó rendido en su pecho. Respirando con dificultad. Disfrutaba hacerlo de esa manera.
—Quisiera pasar así todo el día contigo. —Ambos sonrieron, a pesar de saber que era imposible por el trabajo del mayor.
—Quiero que te quedes está semana en mi casa. —Vio la cara emocionada del otro, le alegraba verlo de esa forma. Fue oprimido por un fuerte abrazo.
—Kisa-san es tan lindo…—Lo sostuvo fuertemente hasta que lo soltó. —Hoy mismo haré mis maletas para venir en la noche.
—Te esperaré
Mientras los enamorados estaban planeando tener una semana romántica juntos, la puerta lentamente se abrió, jamás espero una visita ese día y menos en esa situación pero ese momento definiría el principio de una trato entra tres. Cuando voltearon ya era demasiado fuerte. Kisa se puso pálido al notar que era su hermano mayor con una cara de pocos amigos. No sabía que hacia ahí, se suponía que iba estar ocupado durante meses por un caso que le asignaron. Había perdido contacto con él desde la última pelea que tuvieron.
—¡¡Qué diablos pasa aquí!!—Arremetió su hermano molesto. Dio pasos fuertes para llegar hasta donde estaba su “cuñado” y lo tomo de los hombros para levantarlo. —Eres idiota, nadie toca a mí puro hermanito.
—Suéltame. No lo repetiré dos veces—Dijo con voz amenazante, aceptaba que no tenían buena relación pero eso no le permitía comportarse de manera infantil y hacer ese tipo de cosas.
—No lo haré… —Puso una sonrisa arrogante, y aún para empeorar las cosas lo empujó a la pared. Lo odiaba, estaba seguro que ese tipo sólo quería jugar con su hermanito. No le iba a permitir a nadie, absolutamente a nadie lastimarlo. En el pasado no tuvo la oportunidad de protegerlo pero ahora sería diferente.
Sus pensamientos no lo dejaron ver venir el puño de un enojado Yukina, que estrello en su mejilla. Dejándolo caer en el suelo. Tirado en el suelo, con la mejilla roja. Comenzó a reír por la agresión del contrario. Era muy idiota por lo mismo, había sido violento con un abogado. Uno que podría dejarlo en la ruina si quería. Levanto su cara para dirigirla hacia su hermano y decir con grandeza.
— ¿Te gusta este hombre violento? —Se levantó y sacudió su saco para caminar hacia su familiar. —Bueno, pensándolo bien, ese tipo tiene muchos defectos para que sigas con él: es pobre, estudia una carrera sin futuro, es bastante agresivo, coquetea con quien se le ponga enfrente y para terminar sólo es una cara bonita.
— ¡No te voy a permitir que hables así de él!—Apretó fuertemente los dientes de la impotencia, estaba harto que su hermano se metiera en su relación. Su pareja no se merecía esos insultos ni que fuera humillado de tal forma. —Vete de una vez.
— ¿Por qué no? Muéstrame algo para pensar lo contario—Quería que admitiera que no había argumentos para afirmar que esa relación iba a durar
— ¿Sabes? Yo amo a Yukina, no me importa lo que “tú” opines. No lo voy a dejar. Él es el amor de mi vida.
—Quiero que me digas eso en diez años, cuando tu “amado” ya no tenga esa cara bonita. Esté sin empleo y sea obeso.
—Yo lo seguiría amando. Aunque esté desempleado yo me haría cargo de él, lo apoyaría en todo lo que necesitará. —Era firme, y lo iba seguir siendo. Quería demasiado a Yukina para dejarlo por una cosa tan simple como las mencionadas—Lo amaría a pesar de todo.
—Lo dudo, ese tipo de amor no existe. No para ti. —Dio un largo suspiró, le irritaba la necedad del otro. ¿Por qué no aceptaba que se había equivocado? “Enamorarse de alguien 9 años menor” era la peor tontería que había cometido. Incluso sus antiguos amantes estaban a la par de años. Pero esto era un caso diferente. Ya haría que se diera cuenta de esto y cambiará. Haría todo para separarlos. —Volveré, esto no se quedará así.