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Notas del capitulo:

Quería darle un poco más de variedad a mis fics, así que subo esto (?) ya lo tenía escrito, así que... ¿Why not?

 

Espero les guste <3  

 

Los personajes no son mios, sino que propiedad de Jan Van Rijsselberge.

Ese día, extrañamente se sintió un poco menos…Genial. Eso era raro. Él siempre era genial. O al menos, eso pensaba. Pero ese día no. Ese día no se sintió lo suficientemente genial como para evitar que su primo hiciera esa tontería. Bostezó. Tal vez solo estaba cansado. Los fantasmas no necesitaban dormir. Pero él se sentía cansado. Tener al castaño yendo de un lugar a otro por la habitación, sin prestarle atención…¡Ah! Además de enojarle, lo cansaba.

-¿Qué debería ponerme, Billy?- le preguntó. Él lo observó de arriba abajo. Se veía bien. Endemoniadamente bien. ¿Desde cuando mínimos cambios en su aspecto podían hacer grandes diferencias? Frunció el ceño. De nuevo esa horrible sensación.

-Ya déjalo, bro. Juguemos videojuegos hasta que salga el sol.- ese fue su intento número doscientos treinta y uno. Sí, lo había contado.

-Ya sabes que no puedo hacer eso. ¡Al fin tendré una cita con Mallory!

-¡Jugar videojuegos conmigo es mil veces mejor!- se quejó. Pero el castaño solo lo vio como si… solo estuviera bromeando. No lo estaba.- ¿Qué? ¿Vas a decir que no? ¡Ja!

-Será otra.- finalmente dijo sin mucho interés. Billy, como todo el caprichoso que era, bufó molesto.

-Viejo, no vayaaas.- le rogó infantilmente, poniendo cara de perrito y aferrándose a sus pies. Spencer solo gruñó, arrastrando sus pies de manera pesada, puesto que Billy se había prendido de ellos para no dejarlo avanzar. Al llegar al ascensor, tuvo que quitarlo a la fuerza, y tras muchos intentos. Cuando al fin estuvo libre, le apuntó al suelo, como una muda orden de que no lo siguiera.- P-pero…¡Spenceeer! Si te vas, moriré. – dramatizó.- De nuevo. Bueno, no. No puedo morir de nuevo. ¡Pero puedo aburrirme mucho, que es casi lo mismo!

-Argh.- rodó los ojos, cruzándose de brazos. En ocasiones como esta, se sentía algo molesto tener a Billy siempre rogándole por atención. No podía desaprovechar esta situación. ¿Cuándo podría salir con Mallory si no era ese día?- solo serán unas horas. No morirás. Espérame, y deja de ser tan dramático.

 

Y la puerta se cerró. Billy solo pudo ver como Spencer sacaba su celular y sonreía. De seguro iba a avisar a Mallory que iba en camino. Suspiró. En cualquier otra situación lo habría seguido, y tal vez arruinado la cita, solo para que egoístamente, Spencer volviera con él y pudieran pasar el rato juntos. Como siempre. . .  Pero no pudo. A pesar de que habría sido tan fácil arruinar todo, se imaginó lo decepcionado que se pondría su primo de hacer tal cosa. Era tan… Extraño. Por lo general sus prioridades eran él mismo, él mismo y él mismo. Pero últimamente, y en esa situación… Spencer no podía dejar de estar en sus pensamientos. Incluso solo, mintió. Se mintió solo, pensando en que no le importaba.

-Bah, ¿quién lo necesita? – se dijo a sí mismo, yendo a parar a la cama de Spencer. Se acostó con una notable cara de molestia. Pasaron los minutos. ¡Eso era tan aburrido que comenzaba a pensar que en realidad, sí moriría de aburrimiento! Gruñó un poco y se levantó. Tal vez habría algo en la tv que lo mencionara. Se sentó en el sillón, buscando el control remoto, y perezosamente comenzó a cambiar los canales: esto era nuevo. Ya no había muchos programas que lo nombraran.

-“ Billy Joe Cobra, la estrella juvenil, cantante…”

-“ Su prematura muerte…”

-“Su talento.”

-“Sus fans”

Pronto, de nuevo, pasó aquello tan extraño. Se sintió…No tan genial. Sacudió la cabeza. A pesar de que esos pocos programas hablaban de él, según su opinión no llegaban a captar toda su magnífica esencia con sus pobres reportes. Y para ser sinceros, ni quería escuchar sobre su muerte. Era un tema pasado, y muy aburrido, del cual solo quería olvidar todo. Así se pasó algunos minutos buscando más canales, refunfuñando como un niño, e imaginándose que estaría haciendo su primo con aquella chica. Eso no ayudaba a quitarle su mal humor.

-“ Es inevitable”- escuchó decir a un crítico.- “Billy Joe Cobra será olvidado.”- eso le hizo hervir en rabia. ¿Quién se creía ese tipo para hablar así? Obviamente no sería olvidado. Sus fans seguían recordándolo, incluso luego de ser un fantasma. ¿Cómo olvidar a alguien como él? Pfff. Esas eran tonterías. Solo palabras de alguien que no sabía nada.- “ Tal vez haya sido una gran estrella, pero ya nos abandonó. Es solo cuestión de tiempo para quela gente olvide sus canciones, e incluso, quién era él.”

-¡Ah! ¡Ese tipo! ¡Yo voy a …Voy a …! – Se sintió indignado. Totalmente abofeteado por aquellas palabras. No quería creerlas. De hecho, una parte él se negaba si quiera a procesar la “verdad” detrás de estas. Pero…En el fondo, lo sabía. Ni siquiera la gruesa capa de cinismo que tenía encima podía cubrirlo de ese miedo. Pero como siempre, decidió ignorar todo. Solo apagó el televisor, y salió despreocupado a la calle. Tal vez se encontraría con Rajeev o Shanilla, para pasar el tiempo y esas cosas.

Se tardó un tanto buscándolos, pero finalmente dio con uno de los hermanos. Sentada en las escaleras del colegio, Shanilla leía un libro, casi hipnotizada por el contenido. Billy no perdió tiempo.

-¡Shanilla! ¿Quieres pasar un rato conmigo? Pff, claro que sí. ¿Quién no querría?- dijo con todo el ánimo, casi enrollándose alrededor de la chica, ya pensando en todo lo que podrían hacer.

-De hecho, Billy. Yo eh… Estoy leyendo esto y uhm…

-¡Pfff! ¡Leer es para aburridos! ¡Vamos, vamos a los juegos! ¡O a una fiesta! ¡O si quieres…!

-No lo sé… ¿Spencer no está contigo?

-¿Spen quién? Ese nombre no me suena- se hizo el ofendido, dando a entender de que realmente no quería hablar de él ahora. Shanilla se vio más indecisa que antes.

-En realidad, verás Billy. Yo… Quiero quedarme y leer. Será para otra, ¿sí?- el fantasma se alejó de ella, con la boca casi tocando el suelo de impresión. ¿Lo estaba rechazando? ¿ A él? ¿Al gran Billy Joe Cobra? ¡JA! Ella se lo perdía. No intentó más. Se dio media vuelta y salió volando en busca de Rajeev. Al menos él sabría darle algo de importancia. Obviamente, la que se merecía por ser tan genial.

Lo encontró dentro del wifri, coqueteando con Lolo, y siendo rechazado, como siempre. Por un momento pensó que Spencer estaría cerca, sin embargo al buscarlo por el lugar, se dio cuenta de que no estaba. De nuevo… Esa tonta sensación le invadió el pecho. Arrugó el entrecejo, dando la apariencia de un niño molesto. No se estaba sintiendo muy genial. Pero aun así, voló hasta tocar un hombro del chico moreno.

-Hey, Rajeev, ¿quieres pasar la tarde con…?

-¡Billy! ¿No ves que no puedo ahora? ¡Lolo va a darme una cita si beso sus zapatos y hago su tarea, viejo!

-¿¡Te estas negando a pasar el tiempo conmigo!? ¡Pues bien! ¡No los necesito! ¡Ni a ti, ni a Shanilla, ni a Spencer! – dijo saliendo dramáticamente del lugar, atravesando paredes, volando de lo más enojado. ¿Qué rayos pasaba con la gente hoy? ¡Nada estaba marchando como debería! ¡Nadie…Nadie lo estaba viendo como merecía! Incluso tenía hasta la sospecha que Madame X se había tomado un descanso de tratar de atraparlo. Era solo una sensación. Solo una tonta suposición. Solo… Solo tontas ideas. ¿No?

Volvió a casa. Esta vez entró por la puerta, flotando, esperando por lo menos encontrar a la familia Wright por algún lado, haciendo tonterías o lo que fuera. Pero no estaban. Habrían salido a algún torneo de karate y blah, blah. Viró los ojos. Esa situación comenzaba a desesperarlo. Y eso no era bueno, sobre todo para alguien como él, con tan poca paciencia. Se masajeó las sienes, subiendo de nuevo hacia la habitación. Suponía que… Spencer llegaría, al fin jugarían videojuegos y ese terrible día llegaría a su fin. Mañana de nuevo todo estaría como siempre. Así que mató el tiempo recorriendo la mansión. Hacía mucho tiempo que no hacía tal cosa, porque, vamos. ¡Era tan aburrido! Pero ahora mismo no tenía nada mejor que hacer. Así que miró cada disco con renovado interés, recordando como lo había ganado; miró las guitarras, las habitaciones… Y terminó por revisar algunas fotos suyas. Claro, de cuando estaba vivo.

-Viejo, era tan cool…- se dijo a sí mismo, teniendo la fotografía entre manos. Desde su cabello negro, su increíble figura, sus manos, sus aclamados ojos y sonrisa… Todo… Todo había sido tan cool. Un momento. - ¿Era? ¡Yo no era! ¡Yo soy!- se dijo a sí mismo, seguro, lanzando la foto lejos. Ahora estaba enojado consigo mismo. Genial.

-¿Billy?- de repente escuchó esa voz llamándolo. No se lo esperó ni dos segundos antes de volar a través de las paredes, solo para encontrarse con el castaño, y encerrarlo entre sus brazos con necesidad, levantándolo del suelo.

-¡Viejo, te eché tanto de menos! ¡Lo pasé horrible, Spence! ¡Vamos a jugar videojuegos toda la noche, comamos mantequilla de maní hasta vomitar!

-¡Sí, sí, sólo bájame o me ahogarás con tu abrazo!- rogó su primo. Billy al fin sintió que todo salía como debía. Ambos marcharon hasta el ascensor. Billy podría haber simplemente volado hasta la habitación, sin embargo no quería despegarse del castaño. Allí, dentro, Spencer sacó su celular, tecleando un mensaje con una sonrisa en el rostro.

-Y uh…¿Cómo te fue en la cita?- preguntó el fantasma. Spencer tardó un poco en dejar el celular de lado y darle la debida importancia.

-¿Eh? Pues…¡Fue fantástico, bro! Le gustó tanto que quiere repetir. Dice que mis cortos son lo mejor y que…- a partir de ese momento, Billy intuyó que las cosas no serían como él quería. No lo ocultó. Mucho menos cuando al segundo, llegó otro mensaje, de nuevo arrebatándole lo que era preciado para él. Gruñó. Pero Spencer no le dio importancia.

-¡Trae aquí!- dijo,, de repente quitándole el teléfono de las manos al castaño.

-¿¡Pero qué haces!? ¡Trae aquí!

-¡No! ¡Ya has tenido tu cita, ahora cumple con tu promesa y juega videojuegos conmigo!

-¡Jugaré, pero dame mi celular!

-¡Nunca!- y a pesar de que Spencer trató, ni siquiera logró acercarse al móvil, puesto que Billy se hizo intangible, y salió del elevador a gran velocidad. Spencer lo siguió. Fue una gran persecución por toda la mansión, llena de gritos y amenazas.

-¡Billy, dámelo o ya verás!

-¡Ni loco, viejo!- era difícil para el castaño si quiera acercarse. Billy era muy rápido, sobre todo volando. Llegaron hasta la piscina. El fantasma, ni lento ni perezoso, y con una gran sonrisa, tiró el celular dentro. Spencer no pudo hacer más que ver como su preciado aparato se prendía, apagaba y finalmente dejaba de funcionar debajo del agua. – Bien, ahora que nos deshicimos de Mallory podemos…- pero no pudo terminar. Ni bien su primo entendió la situación, se paró enojado, dándose media vuelta para entrar a la mansión sin ver atrás. Por supuesto, Billy lo siguió.- ¡Oh, vamos! No vas a decirme que estas enojado, verdad? Yo solo…

-¡Siempre estas siendo tan tonto,Billy!- el aludido se vio sorprendido. Y de nuevo… Ese tonto sentimiento…Esa sensación… No pudo sonreír más. Estaba enojado.

-¿¡Yo!? ¡Viejo, el único tonto aquí eres TU! ¡No puedes ignorarme por ella!- le gruñó, agrandando su mano y sobre todo, dedo anular, para apuntar a su primo.

-¡No soporto tus caprichos! ¡Justo cuando al fin puedo tener algo con Mallory, tu solo vienes y lo arruinas!

-¡No la necesitas, me tienes a mi! ¿¡Qué no lo entiendes!? ¡Ella solo es una molestia!

-¡No, no lo es!

-¡Sí, sí lo es!

-¡No lo es!

-¡Sí lo es!

-¡No, TU lo eres! ¿¡Sabes qué!? ¡Al menos así entenderás! – y el collar fue retirado de su cuello. Billy no podía creerlo. Nuevamente… No se sintió para nada bien. Puso una expresión de perrito, casi con los ojos llorosos, pero pronto se compuso. Nadie podía verlo allí, después de todo.

-¡Bien, si así lo quieres!- comentó con firmeza. Y salió volando por la ventana.

 

************************************************

 

Dos días. Dos días habían pasado desde que Billy se había ido. Le preguntó a Shanilla y a Rajeev sobre él, pero al parecer no estaba con ellos. Lo buscó. Su enojo ya se había esfumado, y además, ya tenía un nuevo celular con el cual poder llamar a Mallory… Pero ese no era el punto. El punto era que su primo estaba perdido, y en serio le preocupaba. Lo buscó por todos los lados en los que solían estar, pero no podía dar con él. Incluso tuvo la descabellada idea de preguntarle al secuaz de Madame X si lo había atrapado. No. Ellos no lo tenían. Lo sabía solo por el rostro de sorpresa en el pobre tipo.

-“ ¿Y cómo le diré esto a ella?”- fue lo que dijo.

Las cosas no parecían marchar e un modo muy diferente del de siempre… No. Eso no era cierto. A pesar de que trató de seguir tranquilo… Todo era tan extraño. Ya no se metía en líos. Ya no escuchaba canciones en la ducha. Ya no había nadie que estuviera a su lado constantemente, proponiendo ideas de yates, dinero y mujeres para sus grabaciones…. Ya no… Ya no estaba. Y eso, realmente comenzaba a desesperarlo.

Sí, tal vez había sido un tanto…Idiota por ignorar solo un poco a Billy. Él sabía como era, y aun así se atrevió a, solo por unos segundos, no darle la importancia que él tanto necesitaba. Suspiró. Ahora toda su atención estaba puesta en él, sin siquiera quererlo. No podía quitar a Billy de su mente.

-¿Pasa algo, cariño?- le preguntó su madre. Eso hizo que Spencer negara. Tenía que ser más consciente del lugar donde estaba. Incluso su padre lo estaba mirando preocupado.

-No, estoy bien.- todos comenzaron a comer. –Mamá… Papá…Hipotéticamente, si Billy siguiera vivo…

-¡Ah, tu primo!- dijo emocionada y conmovida su madre.- ¡Si aun estuviera vivo! Estaría muy feliz de verte, sabes Spency?

-¿Qué?

-Tu primo te quería mucho.- afirmó su padre. El castaño no podía entender a qué se referían. – No debes recordarlo.

-¿Cómo podría? Solo tenía unos cuantos años…-Dramatizó su madre. Spencer se hundió un poco en la silla, tratando de pillar la idea que sus padres le presentaban.

-Ustedes solían ser muy unidos. Billy siempre pedía por verte y jugar contigo. Aunque claro. Eran pocas las veces en las que estaba libre. Ya sabes, desde muy temprano se hizo una estrella. Su talento era increíble. – el castaño pestañeó. Automáticamente trató de hacer memoria. Nada. No recordaba que alguna vez hubiese estado con Billy “vivo”. ¿Por qué el no lo mencionó nunca? Bueno… Billy no solía hablar mucho sobre cuando estaba vivo, más que para contar anécdotas sobre sus conciertos y viajes… Pero… Aun así…

-Pero desafortunadamente… Con el pasar del tiempo, dejó de venir. Ser una estrella debe de ser muy difícil. Baruch siempre nos escribía preguntando por ti. Hasta que creció y… Ya no pudimos verle de vuelta. Y terminó…- Spencer tragó en seco. Jamás se acostumbraría a la idea de recordar ese horrible suceso.

-Bueno.- culminó su padre.- no deberíamos de recordar esas cosas. ¡Es mejor guardar los buenos recuerdos! Como eh… Esa “linda” mascota que tenía…¿Cómo se llamaba?

-¡Wendy!- Exclamó, saltando de su asiento, y sin esperar nada, echando a correr como un demente hacia la calle. Sus padres y hermana solo se miraron entre sí. No entendieron esa reacción, pero tampoco les importó mucho. Spencer siempre había sido un chico raro, con sus zombies, efectos especiales y charlas completamente solo…

 

********************************


Llegó cansado. El zoológico por suerte seguía abierto, no con mucha gente. Suspiró de alivio, forzando sus piernas a correr un trecho más. Su objetivo era la fosa de cocodrilos. Ya cuando estaba cerca, su celular sonó. Ni siquiera se dignó en contestar. Tenía que encontrar a Billy. Cuando llegó y vio hacia el fondo, lo encontró.

-¡Buaaaaah, no lo entiendes Wendy! ¡Me dejó! ¡Todos me olvidarán! ¡A mi! ¡Al gran Billy Joe…! ¡Ah! ¡Waaaah!- gemía el fantasma, montado encima del cocodrilo, que arto, gruñía y trataba de quitarse de encima al ruidoso fantasma.

-¡Billy!- Le gritó. Enseguida captó la atención del fantasma. La sonrisa en su rostro fantasmal no se hizo esperar.  En seguida quiso volar hacia él, y abrazarlo con toda la fuerza posible. Pero recordó su pelea con él al instante. Y paró, haciéndose el tonto.- ¡Billy, por favor!- pero el fantasma no respondía.- Escucha, sé que estuve mal.- admitió. Solo entonces el más alto se dignó en voltear a verle.- Así que por favor…Billy… Vuelve.

No tardó ni un segundo. Ni siquiera un pestañeo. Billy ya estaba encima del castaño, estrangulándolo con un gran abrazo y un gran mar de lágrimas de plasma.

-¡VIEJO, PENSÉ QUE ME OLVIDARÍAS, QUE…QUE TODOS… Y YO…Y…BUAAAAH!- Spencer no esperó nada más. Simplemente, y a pesar de que no podía de la mejor manera sentirlo, lo abrazó de vuelta, totalmente apenado.

-Ya, vamos a casa, sí?

 

***************************************************

 

-No entiendo porqué pesaste que te olvidaría y esas ideas locas.- admitió el castaño, sentándose en la cama. La noche comenzaba a caer.

-Solo fueron pensamientos. ¿Qué? ¿Está mal?

-No, es solo que…Es …raro. Por lo general tu no...

-Solo lo pensé. Además, fue tu culpa por quitarte el collar e ignorarme.-Spencer rió, haciendo que Billy lo viera un tanto indignado.

-Sí, lo siento, bro.- admitió, consiguiendo enseguida un gran abrazo por parte del fantasma.

-¡Te perdono Spence! – al fin cuando dejó a su primo de vuelta en la cama, éste se vio algo…¿Incómodo?- ¿Pasa algo?

-Eh… Mis padres me contaron algo.

-¿Qué? ¿Qué te contaron?

-Eh…Pues… Que nosotros solíamos ser muy unidos cuando…Tu sabes. Estabas vivo.- el fantasma abrió sus ojos de impresión. Sus mejillas se tiñeron de un suave azul. Aquello…No se lo esperaba en lo más mínimo.

-Oh, sí. Solíamos jugar juntos.- admitió, sin el mayor interés en el tema. - ¿Quieres mantequilla de maní?

-No, Billy, tu…¿Por qué no me lo contaste?

-Tengo muchos secretos, viejo. Eso me hace genial.- se escudó.

-Eso no es genial. Ni siquiera me dijiste todo lo que ocurrió el otro día. Fuiste a buscar a Shanilla y a Rajeev y…

-Ah, sí. No funcionó. Peeeero bueno, ya está todo bien, no? Nadie va a olvidarme, así que a dormir.

-No, Billy.-el castaño se levantó de la cama, tomando de la muñeca al fantasma. Éste se sorprendió, pronto enarcando una ceja por la acción. – ¿No podrías contarme más de ti?

-¿Más de mi? Vamos, hay mucho de mi en la tv y…

-No.- insistió.- Más de lo que nadie sabe.

-Viejo, eso es aburrido.- afirmó, soltándose del agarre del castaño.- ¡Es mucho mejor así! Solo los dos, siempre juntos. . . Estar vivo fue genial mientras duró, con mis fans y las canciones… Pero ahora…¡Es mejor! Ya no tengo que andar de reunión en reunión y…¿Qué? ¿Por qué esa cara?

-Nada, es solo que… Es…Extraño que digas que me prefieres encima de la fama y esas cosas…

- . . .- el ambiente se volvió incómodo. Ambos no querían verse a la cara. Billy realmente se odio, solo por unos segundos, por haber dicho algo tan extraño. – Je, je. Bueno, es tarde.- es solo un giro, el fantasma ya se veía con un pijama y un gorro. – Mañana hay cosas que hacer.

Spencer solo asintió. Ahora…Se sentía extraño.

 

****************************************************

 

El día no fue de lo mejor. Spencer a cada momento tenía que regañar a Billy para que no tratara de jugarle una mala pasada a Mallory. No podía entenderlo. ¿Por qué la odiaba tanto? Realmente fue una mañana dura. No tanto por las constantes peleas que tenía con Billy, sino por… Sus propios pensamientos. Desde la noche que no había podido pensar bien, ni concentrarse. Toda aquella charla le había hecho sentir que, de algún modo, sabía tan poco de su primo que… no era justo. ¿Por qué Billy podía saber cada detalle de su vida, pero no él no podía saber nada de la de él? Guiado por ese pensamiento, lo presionó. Ese juego podía jugarse de a dos. Le dio tanta importancia y preguntas al fantasma, que éste, al final del día, se vio atrapado.

-Spence, en serio. Ya déjalo viejo. No tengo nada para contar.- comentó este, descuidadamente tomando su guitara favorita y afinándola como mejor podía.

-Podrías contarme como era tu vida.

-Dinero, yates y música.- resumió todo el fantasma.

-¿No te gustaba nadie?- una cuerda se rompió. Billy solo se mantuvo en silencio como si nada lo hubiera afectado.

-Claro.

-¿Quién?

-Yo mismo.

-No cuenta.

-¿Qué? ¿Por qué no?- exclamó el fantasma, poniendo una expresión llorosa en el rostro. Al  ver que esta no funcionaba con su primo, viró los ojos.- Bien. ¿Mis fans?

-No. Debes decirme si había alguien que te gustara en especial.

-No había nadie.- contestó. Otra cuerda se rompió.

-Pareciera que mintieras.

-¿Qué? ¡Vamos, bro! Yo no mentiría.- otra cuerda se rompió. Spencer miró al fantasma con suspicacia. –Pfff. Bien. Sí. Había…Había alguien. Es todo lo que diré.

-¿¡QUÉ!? ¡Eso no es justo!

-¡Juguemos videojuegos!

-¡No!- se negó el castaño, deteniendo al fantasma en medio de su loca carrera por tener el primer mando. – vas a decirme quien era.

-Pfff. ¿Qué ganarías con eso?

-Saber más de ti.- afirmó. Por algún razón… Esa confesión hizo que Billy desviara la mirada. De nuevo, el ambiente se puso tenso e incómodo. Hasta que, por suerte o desgracia, el celular de Spencer comenzó a sonar al otro lado de la habitación. Billy sonrió, y Spencer solo maldijo para su interior.

-¿No vas a contestar?

-Ella puede esperar.

-Vaya. Vas en serio, eh?

-Dime.

-No.

-¡Billy!

-¡Dije que no!

-¡Sino me dices…!

-¿Qué?- Spencer se quedó pensativo. No tenía realmente un buen castigo para él.

-Le preguntaré a mis padres- terminó diciendo. Aunque solo por rellenar la pelea. Ni siquiera sabía que sus padres supieran algo de Billy.  Pero al parecer… Si que sabían. ¿Cómo lo intuyó? Por la tremenda cara de susto que puso el fantasma.- Sí, haré eso.- siguió afirmando.- ¡Ellos me dirán!

-¡Viejo, no hagas cosas precipitadas!- se le lanzó encima Billy, impidiendo siquiera que Spencer pudiera caminar.

-¡PAPÁ, MAMÁ! – gritó sin tapujos el castaño. Pronto se sintió el sonido del ascensor siendo ordenado hacia la habitación donde ellos dos forcejeaban. Billy se veía por demás nervioso.

-¿Cariño?- la que llegó fue su madre. El fantasma la observó con alarma.-¿Qué haces en el suelo?

-¡Mamá! ¿Podrías decirmgh?...¡Ahng! ¡Nggh!- no podía hablar. Billy le estaba tapando la boca, ahora sí, bastante sonrojado.

-¿Qué?- preguntó la mujer sin entender ni una palabra. Spencer forcejeó, tratando de escapar, pero no podía librarse de los brazos de su primo fantasma. – Oh, Spencer. Estas actuando justo como cuando peleabas con Baruch.- ambos primos pararon de forcejear, atónitos.- Él siempre jugaba contigo. Decía que se casaría contigo cuando fuera mayor. Y tu siempre terminabas llorando, tratando de decirme que no querías ser la novia de Baruch. Por supuesto, esto no le agradaba a tu primo, y trataba de taparte la boca para que no dijeras nada. ¡Era tan gracioso!- el fantasma se tensó. Spencer se sonrojó.- “ Spencer va a ser mi novia. Me casaré con ella. ¡Porque lo amo! ¡Amo a Spencer!” Uff. Baruch sí que te quería, eh?

-“Queridaaaa.”- se escuchó un llamado abajo. La mujer solo se dio vuelta riendo feliz, volviendo al ascensor.

-Tengo que irme, Spence. Si necesitas algo, dime luego.

Y ella se fue, dejando a ambos chicos aun tirados en el suelo, estupefactos, totalmente…abochornados. Se separaron como si el solo hecho de estar juntos les quemara la piel. Y se quedaron en silencio. Uno muy incómodo.

-No es lo que piensas.- dijo Billy, atreviéndose a hablar.- Yo..eh… Es solo que…

-Bro…¿Tú?...¿De mi?...

-¡NO, CLARO QUE NO!

-. . .

-. . .

-. . .

-. . .¡Bien! ¡Tal vez un poco!

-¡No puedo creerlo!

-¡Era solo un niño!-se escudó el fantasma, alejándose más y dándole la espalda al castaño. Ahora…Sí que no se sentía para nada genial. No solo por la vergüenza que subía por su fantasmal cuerpo, sino por…¿La negativa? De su primo. De algún modo, sabía que él no respondería de un buen modo. ¿Quién lo haría? Era vergonzoso y extraño. Por ello no había querido decirle. Bueno. Al menos…Esa era una de las razones.

-Sí, pero…Tu…¿de mi?

-¿Se siente muy bien ser el primer amor platónico del gran Billy Joe Cobra?- se atrevió a bromear, riendo un poco…Forzado. La expresión de Spencer no tuvo precio. Sus mejillas sonrojadas eran de lo más cómico y…Hermoso, que hubiera visto jamás. Se reprendió. No podía seguir pensando así.

-Es…Raro.- admitió el castaño.

-Bueno, raro es sinónimo de…¿De qué era? Bueno, raro está bien. Además, es historia, ya ves.

-Sí, pero uh… Siento…Siento que sigues sin decirme muchas cosas.

-¿Es en serio Spence? Viejo, que pesado. Ya no hay nada que decir. Tu madre ya lo dijo, sí? Ahora ve a dormir.

El castaño lo dudó. Algo le sabía mal en la boca. Pero no dijo nada. Suponía que ya había descubierto mucho por un día. Así que solo caminó en silencio hasta su cama, tomó el celular, y lo apagó. Realmente  no quería nuevas llamadas ni nada parecido en medio de la noche.

 

*******************************

 

A la mañana siguiente, Mallory no se veía muy contenta. No estaba enojada, pero tampoco feliz. Parecía más…¿Decepcionada? Y Spencer sabía muy bien porqué. No debió apagar el celular sin más. Pero en ese momento, no lo había pensado mucho… Ahora debía ver la manera de arreglar todo. Aunque…No era de lo más fácil. Shanilla no ayudaba mucho, y Rajeev…Bueno. El tampoco ayudaba mucho. Ni hablar de Billy. Desde la noche pasada, estaba algo más callado de lo usual. Eso era demasiado para su adolescente vida despreocupada. ¿Qué era lo peor? Sin dudas…Era tener todavía en el centro de sus pensamientos a su primo. ¿Cómo no? Aun no se creía que el hubiese sido el primer amor de alguien como Billy. Que…Incómodo. ¿Por qué, entonces, seguía teniendo ese sentimiento? Esa…Sensación o algo parecido que lo empujaba a pensar que algo le faltaba por descubrir. Era casi como si… No conociera a “todo” Billy Joe… No. Era como si no conociera a Baruch Cohen. Vaya. Estaba volviéndose loco. Tal vez por ello, todo el día miró con detalle a Billy. Esperaba que así, consiguiera la respuesta a su mayor dilema: él. Pero no pudo obtener nada más que a un fantasma cohibido, y confundido.

-Spence, en serio. Deja de verme así. Sé que soy hermoso pero…

-No puedo evitarlo. Es solo que, tengo que saber más de ti.

-¿Sigues con eso? Ven, aquí. Toma tu cámara y filma algo.

-No. Quiero conocerte más.

-Bro, esto es tan incómodo… Pero bien. Como ya dije, puedes saber todo de…

-No quiero saber nada de Billy Joe Cobra.

-¿Qué?

-Quiero… Quiero saber más de Baruch…

-Ugh, Spencer. Sabes que odio ese nombre.

-Pero es tu nombre, no?

-Hace un largo tiempo que no lo es, vamos.

-¿Por qué nunca quieres contarme nada de ti?

-Es porque no hay nada que contar, Spence.- le quitó importancia el fantasma al tema. Ya estaban en casa, puesto que hace rato habían abandonado la escuela. Al principio pensó que Spencer trataría de quedarse con Mallory para arreglar el malentendido o lo que fuera, pero…N o fue así. Realmente, todo se estaba volviendo muy peligroso. – Solo era cosa de cantar, sonreír y…

-¿Por qué tenías miedo de que te olvidaran?

-. . . Eh. . .  No tenía miedo- Spencer enarcó una ceja. Billy suspiró.- Bien. Mis fans lo son todo para mi, sí? Bueno. Casi todo. Ahora soy un fantasma, bro. Ya nadie, a excepción de ustedes, puede verme. ¿Sabes lo devastador que sería para mi que de repente todos…Me olvidaran? Sobre todo…Tu.

-¿Yo?

-¿Quieres jugar videojuegos?

-¡Billy!

-. . .Bro, esto es… Tan…Vergonzoso.

-Cuéntame. Estamos…Solos. Prometo no decirle a nadie.

-Es que no quiero que tu lo sepas.- explicó el fantasma, con una expresión suplicante. Casi pidiendo que no le obligara a decir nada. Pero Spencer no iba a parar.

-Dime.

-. . .Bien. P-pero… Tienes que prometerme algo.

-Claro.

-Después de lo que diga… No podrás alejarte de mi. No importa lo abochornado que estes, ok?

-Nunca me alejaría de ti, bro.

-Bien. Es genial escuchar eso.- el fantasma dio un gran respiro. Sería algo pesado contar tantas cosas tan…Profundas. – Cuando éramos niños, amaba jugar contigo. Era como… Lo único que me dejaba relajarme. Ya sabes. Siempre me ha gustado la música, viejo. ¡No lo dudes! Es lo mio. Pero cuando eres pequeño, a veces te aburres de hacer siempre lo mismo. A pesar de que es lo que más te gusta hacer. Ese era mi caso. Siempre me obligaban a practicar y “pulir” mi talento. Bro, no sabes lo aburrido que era eso.- el fantasma paseó sus ojos por la habitación, como si aquello pudiera alejarlo de la nostalgia que sentía.- Y era … Genial ir a jugar contigo. Aunque solo eras un pequeño bebé llorón.- comentó divertido, haciendo que el castaño lo mirara con reproche.- aun así, yo te encontraba como la criatura más linda del mundo.- un silencio. Ambos sintieron el ambiente hacerse un tanto pesado.- Por ello, estar contigo, con tus inocentes ojos…Pues, ufff. Era un buen descanso. Contigo, no tenía que practicar, ni estar callado y esas cosas aburridas que hacen los adultos. Aunque, como dije, solo éramos niños. Llegó ese momento en el cual de repente salté a la fama, sabes? ¡Fue genial! Al fin todos reconocerían lo maravilloso que yo era. Y al principio, fue…Uh… ¿Cool? Pero luego comenzó a hacerse… Aburrido. Las ruedas de prensa, los representantes presionándome para que cantara… -otra pausa. De algún modo Spencer sintió que aquello…Era un tanto más grave que del modo en el que lo pintaba Billy- Siempre había quejas y más quejas. Y presión. Mucha presión. Pero podía con eso, sabes? Era cuestión de hacer mi magia, como siempre. Además, tenía el alivio de escribir esas cursis cartas para ti, con la esperanza de poder volver algún día a verte y jugar de nuevo. Pensé que podría con todo eso. Pero uh…- hubo un silencio renovado. El castaño sintió como si su interior fuera apretujado.- Creo que fue un poco más de lo que resistí. Y terminé aquí. ¡Viejo, hubieras visto mi cara! Estaba aterrorizado. Nadie podía verme. Ni escucharme. Pensé que estaría solo por mucho pero mucho tiempo, que nadie…Nadie me recordaría. Me olvidarían todos. Hasta que ustedes llegaron a mi mansión. Al principio no te reconocí. ¡Te hiciste más feo de lo que yo recordaba! Pero luego me di cuenta de que eras “él”. Y uh… Decidí que quería quedarme aquí un rato, ya sabes. Divirtiéndome todo lo que no pude cuando vivo, y recuperando el tiempo que perdí por estar ocupado con esas cosas de obligaciones y blah blah.

-. . .Billy, yo… No sabía que…

-Vamos. ¿Qué es esa cara? – Billy voló hasta llegar a su lado quitando un pañuelo de entre sus ropas fantasmales- ¿En serio vas a llorar? Pfff, jajaja. Eso no te favorece en nada.

-¿O sea que… te quedaste para verme?

Esa pregunta paralizó todo. La radiante sonrisa de Billy se esfumó. Pronto el leve color azul en las mejillas del fantasma se hicieron presentes. Ya no sabía que decir. Lo había atrapado, de algún modo.

-Eh…Yo no dije eso.- trató de salvarse.

-Billy, tu…¿Sigues…Enamorado de mi?- Si tuviera corazón, el aludido estaba seguro de que ya se habría parado. Se alejó un poco, sin responder. Por primera vez, no tenía nada para defenderse. Se sentía totalmente…A merced de lo que Spencer pudiera decir o hacer. ¿Se alejaría? No. No podía, cierto? Lo prometió. Prometió que no se alejaría, a pesar de todo…Pero…Aun así. Sintió, aunque fuera solo un poco….Miedo. Ese extraño y familiar sentimiento llenándole el cuerpo. No quería estar solo de nuevo. No quería…No quería que Spencer lo dejara de lado. ¿Por qué se decidió a contarle todo? ¡Era un tonto!

-Bro, yo…- No pudo responder. Notó que Spencer lo estaba sujetando fuertemente de la mano, tal y como lo hacía cuando solo eran un par de niños. Tragó en seco. Ya, simplemente así, siendo tan…Honesto, sintió que debía hacer una última cosa para ser completamente transparente enfrente de Spencer. Así que lentamente, su mano libre tomó su hombro. Sus pies tocaron el suelo, como pocas veces lo hacía, y su mirada se volvió dulce y profunda. Fue cuestión de solo acercarse de apoco, pasando su palma por su cuello, hasta su mejilla y finalmente… Solo besarlo. Solo tener, por fin, aquella muestra de afecto que tanto había buscado. Fue tierno. Nada parecido a los besos que antes había dado a otras chicas. Este fue… Especial. Íntimo. Como si por tal simple gesto pudieran fusionarse en un solo ser. Hubiese querido quedarse así para siempre. Sin embargo, sabía que no podía. No quería ni imaginarse lo shockeado que estaría Spencer. Se alejó de a poco. – Spence…Eh…Yo…Yo no…Bro, lo que hice fue…

Ni siquiera pudo terminar. Sus labios fueron apresados de repente por los de su primo, violentamente, debido a que Spencer lo había jalado de vuelta a su lado. Fue un beso más pasional, que logró agitar lo suficiente al castaño como para alejarse todo rojo y ansioso.

-No digas nada.- comentó el menor, suspirando. – es solo que uh…Estoy practicando.

-¿En serio?- preguntó divertido Billy, sonriendo ampliamente, con cierto destello infantil en sus ojos.- Bro, nunca había sentido algo tan…Bueno, al besar a alguien.

-Te dije que no dijeras nada. Ahora me siento como un idiota.

-Vaya, Spence. Pensé que era él único que se sentía como bobo.

-Y ahora…¿Qué?- preguntó, sintiendo su piel erizarse por las suaves caricias que el fantasma le daba. ¿Por qué, si Billy era uno, se sentía tan cálido? Otro misterio por resolver. Pero por ahora…Solo lo disfrutaría. Estaba muy a gusto como para pensar en nada.

-No lo sé. ¿Podemos seguir besándonos?- De pronto se escuchó el tono de celular en la habitación. Ambos sabían quien era. Pero a ninguno le importó si quiera lo suficiente como para despegarse el uno del otro, ahora de nuevo uniéndose en ese vínculo tan agradable como lo era un beso.- Y…Dime, Spencer…¿Quieres practicar alguna otra cosa? . . .

Notas finales:

Espero les haya gustado. 

Por cierto, por si les quedó alguna duda... Este fic se basa un tanto en la teoría algo descabellada de que Billy ya conocía a Spencer hace tiempo, antes de hacerse una estrella. 

 

Si tienen alguna otra duda, o algo no les cierra, por favor háganmelo saber por sus comentarios para aclararles las cosas <3 <3 

 

Un abrazo al fandom (?) ¡Aguante el ectofeature!


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