—¡Anthony Edward Stark! —
La voz de Pepper hizo eco en toda la habitación. Sonaba molesta, y vaya que lo estaba. Tenía sus brazos cruzados y el ceño fuertemente fruncido, en su mirada se podía notar lo decepcionada que estaba; pero, de todas formas, él ya estaba a acostumbrado a decepcionar a todas las personas que tenían —la mala costumbre— de confiar en él.
—¿Qué sucede Pepper? —
—¡Eso es lo que yo debería preguntar! ¿Qué diablos te sucede Tony? —
—Demonios Pepper…—Tony intentó incorporarse en su cama— Mi cabeza va a explotar—
Pepper se acercó suspirando mientras le daba a Tony un vaso de agua y un par de pastillas para la resaca, este le lanzó una mirada algo adormilada.
—Estoy preocupada Tony—
—Dices eso todos los días, al parecer naciste preocupada— murmuró con una sonrisa burlona, sonrisa que fue rápidamente reemplazada por una mueca al sentir una punzada de dolor en su cabeza. Pepper desvió la mirada hacia las numerosas botellas vacías de alcohol en la habitación.
—Esta vez estoy hablando muy en serio, ¿Cuántas botellas tomaste? —
—Una— Pepper enarco una ceja— Bueno, dos—
—¿Seguro que solo fueron dos Tony? — Tony suspiró fuertemente.
—Maldita sea Pepper, no gano nada mintiéndote—
—Solo dime cuantas Tony— la voz de Virginia sonaba dolida.
—Seis— Pepper suavizo su mirada, sintiendo mucha lastima por su mejor amigo.
—No me mires así—
—Esto es muy grave, estas descuidando tu salud—
—Pero solo fue una vez Pepp—
—No fue solo una Tony, y lo sabes muy bien. Llevo tres meses encontrándote de la misma manera, en el piso de algún lugar de la torre o en cualquier bar de renombre, ebrio hasta la inconsciencia—
—…— Tony no respondió nada.
—Tienes un serio problema con el alcohol— continuó, Tony soltó un jadeo indignado. ¡Él no tenía un problema con el alcohol!, él no era como su padre; Le gustaba beber, sí, pero eso no significaba que era un puto borracho. Además, según su criterio, podía dejar de tomar cuando quisiera, y eso no lo iba a afectar en nada.
—Estás loca mujer, sin ofender—
—Bebes en la oficina, cuando estás en el laboratorio, Tomás vino con el almuerzo y con la cena; y ni hablar durante la noche, probablemente tienes más alcohol que sangre corriendo por tus venas—
—Estas exagerando— Tony hizo un gesto con las manos, como restándole importancia —¿Problemas en el paraíso?, De seguro tuviste una pelea con Happy, eso explica tu paranoia—
—No tengo idea de porque tus riñones siguen funcionando, o porque sigues estando de pie y no en una camilla de hospital, siendo rodeado por máquinas—agregó ignorándolo. Tony soltó un suspiro; probablemente la pelirroja tenía razón, tal vez estaba exagerando un poquito con su consumo de alcohol, pero no tenía un problema, no era un jodido alcohólico y estaba seguro de ello.
—Y… ¿Qué opinas al respecto? —
—Que voy a tomar medidas drásticas, quieras o no—
—Vaya, eso sonó como a amenaza— Una sonrisa ladina se formó en los labios de Tony, quien tenía el ánimo mejorado debido a que el dolor de su cabeza dejó de comportarse como una zorra; devolviéndole su característico semblante.
—Lo es Tony, y te aseguro que la cumpliré—
Pepper se dirigió hacia la puerta, y antes de salir de la desordenada habitación de su jefe agregó:
—Es mejor que te apures, tienes un montón de papeleo esperándote en la oficina— y azoto la puerta, provocando que volviera su dolor de cabeza.