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El Tiempo. por Thelovearesick

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Notas del fanfic:

Este proyecto lo llevó trabajando algunas semanas atrás. Todo comenzó con este capítulo, las ideas empezaron a brotar entonces, pareciendo que no tenían mucho sentido en realidad. La dinámica es la siguiente: estas cuatro historias se relacionan entre si, más no están directamente ligadas por una línea de tiempo. Cada capítulo representa una situación en particular, y si, hay saltos temporales de tiempo entre historia e historia.

Había decidido publicar todo el Fanfic terminado, pero me decidí primer a publicar los primeros cuatro capítulos y posteriormente subir los otros cuatro. Estos cuatro capítulos tendrán su cierre y desenlace en la siguiente actualización.

Otra motivación sobre esto era explorar más parejas y más aspectos de los personajes. Pese a que quería que todo fuera con tiente romántico entre los encuentros, habrá momentos en donde se deje entrever más la amistad que el romance. Tenga paciencia, apenas estoy intentando explorar nuevas áreas. Espero sea de su agrado, es algo extraño, pero quería intentarlo.

Abrió los ojos lentamente ante el brillo de la habitación tan repentino.

Las cortinas eran de color claro, por lo que la luz del sol en lo alto se filtraba con demasiada facilidad para su gusto. Soltó un gruñido suave y adormilado. La luz se filtraba con demasiada facilidad, provocando incomodidad en sus pupilas. Nunca se había considerado una persona activa durante las mañanas en realidad. Buena parte de su trabajo era realizado durante las noches, siendo las madrugadas uno de sus lapsos más productivos.

La creatividad y el ansia de escribir eran cosas que pasaban únicamente durante estos lapsos, estando muy acostumbrado a dormir poco, beber mucho y dejar que sus ideas brotaran al mismo ritmo en que los cigarros desaparecían. Despertar temprano era casi imposible en todo caso, más un peso extra en la orilla de la cama le obligó lentamente a tallar sus ojos con fuerza, intentando despejar el sueño de su mente.

Fue entonces cuando se dio cuenta de la falta de calor del cuerpo contrario a su lado. Miles tardó un poco en levantar la cabeza, recordando las imágenes de la noche anterior como si de un golpe se trataran. Las caricias, los besos, las respiraciones entrecortadas... Todo se había sentido tan real en sus recuerdos, como sí la noche anterior se hubiera quedado tatuada sobre su piel. Las enormes manos que le recorrían de arriba hacia abajo era en definitiva una de las sensaciones más adictivas que jamás había experimentado.

Miles no se consideraba del tipo romántico en realidad. Las relaciones de una noche en un motel de paso eran bastante comunes en su rutina. La noche anterior fue una nueva experiencia, sin embargo. No había habido moteles de paso ni falsas pretensiones, sino una verdadera necesidad de sentir aquel cuerpo cálido al lado suyo, dejándose llevar por la sensación intermitente de su cuerpo al pedir más. Se sentía cansado en realidad.

Vaya que su culo dolía.

Su vista se topó entonces con una enorme y marcada espalda, mientras el hombre a quien miraba parecía estar concentrado en sus propias vacilaciones. Chris sostenía un cuadro entre sus manos, manteniendo la cabeza agachada al momento, contemplando al detalle la manera tan particular en la que su hermana sonreía en la fotografía, teniendo un fuerte agarre al momento de abrazar a Chris por sobre su brazo.

Chris le llevaba casi dos cabezas de ventaja a su hermana, aun pese a ser en realidad el hermano menor. Esto había llevado a Chris a ser una especie de guardián permanente en su hogar. Había estado preocupado por su familia durante casi toda su vida, intentando ser un apoyo en más de un sentido permitido. Se preocupaba por todos en todo momento, descuidando muchos aspectos de su vida personal al anteponer el bienestar y la seguridad de su familiar por sobre sus propias necesidades. Las relaciones personales habían quedado completamente de lado durante mucho tiempo, fijando su atención en terminar sus estudios y en encontrar algo que asegurara de cierta forma su futuro.

Conocer a Miles Upshur no estaba para nada contemplado en sus planes.

Había asistido a este bar en un par de ocasiones, pero consideraba que este tipo de ambientes no eran muy su estilo. Sus amigos habían insistido, no encontrando una justificación razonable para negarse a sus peticiones. La música era elevada y ensordecedora, Chris apenas y podía moverse ante la concurrencia, encontrando en poco tiempo un pequeño sitio aislado, prefiriendo escabullirse para poder relajarse por un momento, con su cerveza en mano, atravesando por en medio de las personas en la improvisada pista de baile cercana. Fue entonces cuando lo vio, sentándose a unas cuantas mesas de su posición, sin poder apartar la vista al contemplarle.

El periodista era muy astuto, hábil con las palabras y bastante atractivo en una manera misteriosa y seductora. Chris nunca se consideró a sí mismo como alguien que fuera realmente su tipo. Chris era grande, de complexión robusta, con el cabello apenas en crecimiento tras haberse rapado durante su servicio en el ejército. La melena castaña de Miles caía desordenada por sobre sus ojos claros, siendo de una tonalidad brillante y contextura suave, contrastando con el matiz ligeramente bronceado de su piel. Las manos de Miles de sentían tan suaves sobre su espalda y hombros, no sabiendo muy bien como corresponder a los caricias de su encuentro, intentando llevar las cosas con tan delicadeza al tener miedo de lastimar la piel contaría con su brusquedad.

Miles sabía cuáles eran los motivos por los que Chris se encontraba tan serio esa mañana. Habría una despedida. Los soldados partirán esa tarde, se repitió internamente, mientras de forma lenta terminaba por arrastrase hasta quedar cerca de la enorme espalda ajena, dejando salir un sonido cansado de sus labios.

— ¿Quieres comer algo, Chris? —

— Realmente no tengo mucha hambre ahora — contestó con brevedad, dejando la fotografía enmarcada aun lado mientras giraba su vista en dirección al periodista, mostrando el vestigio de lo que fue un intento de sonrisa en sus labios.

Miles maldijo su suerte.

Los ojos de Chris eran de un verde olvido, profundos y expresivos. Aunque no le creía al decirlo, Miles no se cansaría de afirmar lo apuesto que era en realidad Chris. Los rasgos eran fuertes y su constitución era grande, siendo un contraste con la personalidad gentil que el soldado mostraba con todos. Le parecía difícil de creer que aquellas manos que le hacían sentir el cielo fueran capaces de sostener un arma en todo caso. El sonido de la voz de Chris era grave y fuerte. No había una sensación más placentera que escucharlo decir su nombre en cada embestida dada, mientras sentía como su espalda se arqueaba ante el constante golpeteo en su interior.

Había intentado no acostumbrase al soldado. Sabía que tenían una fecha límite después de todo, pero le fue imposible luchar contra la calidez de aquel cuerpo, sin poder evitar involucrar mucho más que la sensación física de su lívido al tener una conexión más profunda con el pasar del tiempo. Se había lamentado de ello, ya que la sensación de impotencia era algo que en realidad no podía manejar en una situación así.

— ¿Qué tan temprano te vas mañana? —

— Al salir el sol — contesto en el mismo tono, sin querer girar su vista por completo. Las despedidas tampoco eran su fuerte. Nunca lo habían sido. La sensación de vacío de dejar atrás a sus seres queridos era la parte más compleja del proceso.

Chris no le tenía miedo a morir. Tenía miedo de abandonar a las personas que amaba.

La sensación de impotencia era demasiado persistente en ese momento. Miles sentía que sus manos se apretaban en contra de más sábanas mientras su cabeza experimentaba un ligero dolor punzante. Lidiar con sus emociones lo enfermaba más que otra cosa. Dejar caer la cabeza sobre la enorme espalda ajena fue un gesto instintivo de necesidad. Chris se sorprendió por un momento, permitiendo que el periodista fundiera sus brazos alrededor del enorme pecho. Las manos de Miles acariciaron lentamente uno de los marcados pectorales en un gesto suave y gentil. No buscabas tentar a Chris, Miles quería sentir su piel bajo sus dedos una vez más.

Los ojos de Miles se cerraron ante la calidez experimentada. No quería reaccionar, sabiendo bien que perdería ese calor de manera tan gradual, teniendo que pasar por el frío solitario de aquellas noches lejos de Chris. Parecía que las palabras se atascaban en su pecho, siendo un caos de emociones y pensamientos. Nada coherente podía salir de ese desastre, más se sentía con la necesidad de expresar tantas ideas de diferentes formas.

No te vayas.

Miles quería gritarle eso. Quería rogarle. Quería decirle que se quedara a su lado, que lo necesitaba como a nadie, pero no podía mencionarlo en voz alta. Su pecho dolía y la sensación de su cabeza se volvía una especie de zumbido sordo, dándole lugar únicamente en su mente.

—Te voy a extrañar mucho — comentó, dejando que el sonido de su voz se sofocara sobre el hombro contrario al entrar su rostro sobre la piel del soldado. 
Chris le permitió hacer cuanto quisiera sobre su piel. Deseaba poder sentir las caricias de Miles por más tiempo, intentando grabar la sensación en sus recuerdos y en su cuerpo. Las despedidas eran lo peor, pensó, dejando que una de sus manos se aferrara con fuerza a la mano contraria, intentando preservar esa sensación por más tiempo.

Las manos de Chris aún continuaban presionando el retrato con fuerza.


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